Hine, Christine (2004). Etnografía virtual. VOC, Barcelona. Etnografía Virtual.
Kottak, Conrad (2002).
Antropología Cultural. Madrid: Mc Graw Hill.
Mosquera, Manuel Andrés (2008).
De la etnografía antropológica a la etnografía virtual.
Estudio de las relaciones sociales mediadas por internet.
Mérida (Venezuela).
Revista Venezolana. de Sociología y Antropología [online]
LA NETNOGRAFÍA: UN MÉTODO DE INVESTIGACIÓN EN INTERNET
OSBALDO WASHINGTON TURPO GEBERA
https://www.redalyc.org/pdf/3421/342130831006.pdf
La netnografía se presenta como un nuevo método investigador para indagar sobre lo que sucede en las comunidades virtuales. El método deviene de la aplicación de la etnografía al estudio del ciberespacio. Su pretensión transita por erigirse como ciencia de lo que ocurre en la red de redes. Esta pretensión, reclamada por toda disciplina emergente, aún es difusa, porque se presenta más bien como una técnica de investigación de las vivencias en los espacios virtuales. Sus orígenes se sitúan en los Estados Unidos y su aplicación actual más evidente es la expresada por el marketing en los estudios de mercado. Para utilizar dicho método, se tienen en cuenta unas fases determinadas que reúnen lo artificial, proporcionado por los ordenadores, con el trabajo natural de los seres humanos, a fin de determinar las decisiones más apropiadas para brindar óptimamente el consumo de un producto o de un servicio.
PRINCIPIOS DE LA ETNOGRAFÍA VIRTUAL
El interés científico por comprender las relaciones sociales y la cultura de las distintas sociedades y comunidades en el mundo empujó, hace ya siglos, a muchos y muchas científicas sociales (antropólogos/as, sociólogos/as…) a intentar registrar las culturas y relaciones sociales que se daban en otros lugares distintos y alejados del mundo occidental. Este registro, que puede tener su origen en la curiosidad por lo diferente a lo propio o por la necesidad de entenderse con individuos distintos al lugar de origen de los/as primeros/as etnógrafos/as, fue adaptándose a cada momento histórico y a cada sociedad que se apoyaba en la etnografía, aún desconociendo el término.
La etnografía virtual busca dar soluciones metodológicas para llevar a cabo investigaciones relacionadas con las TIC
No fue hasta finales del siglo XIX en la época colonialista cuando empieza a ligarse la etnografía a una rigurosidad científica, gracias a su acercamiento a la ya citada Antropología. Fue el momento en el que se traspasó el rol de etnógrafo de los mercaderes y exploradores a los/as antropólogos/as, llegando a su institucionalización y la consideración de la práctica etnográfica como metodología científica en 1922, con la publicación de «Los argonautas del Pacífico Occidental: un estudio sobre comercio y aventura entre los indígenas de los archipiélagos de la Nueva Guinea melanésica» del antropólogo Bronislaw Malinowski.
Desde este momento, la etnografía es repensada y readaptada a distintas realidades sociales ajenas al mundo colonial. Se reenfoca el objeto de estudio de la etnografía y se comienza a contemplar a sociedades más complejas y desarrolladas, a través del estudio de elementos de esta: las migraciones, la educación, la sanidad, las relaciones interpersonales o, más recientemente, la interacción del individuo con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
La etnografía permite una adaptabilidad casi única al objeto de estudio en su contexto natural, ya que forma parte de su definición el tenerlo en cuenta para su estudio:
“El estudio directo de personas o grupos durante un cierto período de tiempo, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer su comportamiento social. La investigación etnográfica pretende revelar los significados que sustentan las acciones sociales; esto se consigue mediante la participación directa del investigador en las interacciones que constituyen la realidad social del grupo estudiado”. (Giddens, 2004, pág. 810)
Definición de la etnografía virtual, ¿en qué consiste exactamente esta nueva disciplina?
La etnografía virtual es la respuesta del método etnográfico a una nueva realidad surgida con el auge de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El impacto que tiene en la forma de interactuar entre individuo-individuo, individuo-colectivo e individuo-máquina es casi incomparable en relación a otras tecnologías comunicativas surgidas anteriormente.
Aspectos como la identidad, lo físico o la conducta cambian completamente al surgir nuevos espacios en donde los individuos pueden relacionarse sin conocerse o sin estar en el mismo lugar. Surge así la etnografía virtual, que busca dar soluciones metodológicas para llevar a cabo investigaciones etnográficas relacionadas con las TIC y, sobre todo, con Internet.
La etnografía virtual es la respuesta del método etnográfico a una nueva realidad surgida con el auge de las TIC
La profesora de la Universidad de Surrey (Gran Bretaña) Christine Hine (Hine, Etnografía Virtual, 2004), conceptualiza la etnografía virtual a través de dos acercamientos a Internet.
¿Existe algún elemento distintivo en la Etnografía Virtual?
o,
¿la Etnografía Virtual es únicamente la misma etnografía clásica con un nuevo objeto de estudio: Internet?
Estas son algunas de las preguntas que nos lanza Hine. Para combatir esta incertidumbre incial que suscita la llegada de este nuevo método de aproximación a la realidad, Hine nos propone un decálogo de principios de la etnografía virtual que se deberían regir en este cambio epistemológico para afrontar el nuevo objeto de estudio que es Internet desde un punto de vista etnográfico.
Decálogo de Principios de la Etnografía Virtual (Hine, 2004)
Entender Internet como lugar de creación de nuevos espacios comunicativos interaccionables, se tiene que tener una «sensibilidad» hacia los usos de estos nuevos espacios.
“La etnografía virtual funciona como un módulo que problematiza el uso de Internet”.
La conceptualización de Internet como espacio comunicativo interconectado con la interacción cara a cara y no como espacio comunicativo ajeno a este.
“Internet se conecta de formas complejas con los entornos físicos que facilitan su acceso”. Para tener una visión completa de lo que significa Internet y de lo que ocurre en los espacios comunicativos fruto de las NTIC, el acercamiento por parte del investigador o investigadora social tiene que ser como «artefacto cultural» y como «cultura».
La etnografía pasa de la concepción de «multi-situada» (entendiendo que se puede llevar a cabo en varias comunidades al mismo tiempo) a abrir aún más el abanico y pensarla como “fluida, dinámica y móvil”.
La etnografía pasa de centrarse en un lugar o lugares a ser fluida, pudiendo reformularse con el objeto de estudio y seguir el flujo de interacciones hacia otros nuevos espacios.
La etnografía virtual tiene como reto la configuración de la relación entre lo virtual y lo real. En este caso, no podemos abordar un objeto de estudio de forma total, tal como se hacía en la etnografía clásica. La causa de esto es que la etnografía virtual permite reformular y revisar constantemente el objeto de estudio, con lo que más que nunca los límites de tiempo, espacio o ingenuidad ha de establecerlos el/la propio/a investigador/a.
La inmersión en el contexto de estudio es intermitente, al igual que la interacción que existe en estos espacios. Pasa lo mismo con la implicación personal de los individuos, ya que no se tratan los mismos aspectos de la vida diaria en contextos corpóreos como en los de las CMO (Comunicaciones Mediadas por Ordenador).
La etnografía virtual es de naturaleza parcial. Debido a los nuevos contextos de interacción y la formulación del objeto de estudio, se pierde esa visión holística -o totalmente holística- del método etnográfico clásico. Christine Hine defiende esta posición argumentando a través del tipo de explicaciones a las que tenemos acceso en estos nuevos contextos:
“Nuestras explicaciones pueden basarse en ideas de relevancia estratégica para el análisis y no en representaciones fieles a realidades dadas por objetivas”.
La etnografía virtual requiere una interacción del/la investigador/a con la tecnología a través del medio en el que lleva a cabo la etnografía.
Cualquier tipo de interacción con los informantes es válida. En este caso, es igual de válida -o más, según el caso y objeto de estudio- la interacción cara a cara que cualquier otro tipo de interacción entre el/la informante y el/la investigador/a.
La etnografía virtual se adapta al medio virtual. Es una etnografía adaptada a un nuevo medio y como tal es modificada y adaptada a su objeto de estudio. Aunque pueda parecer contradictorio en relación a los anteriores principios, esta constante reformulación y adaptación de la etnografía virtual es lo que permite adaptarse a las tecnologías que están en constante cambio:
“La etnografía virtual se adapta al propósito, práctico y real, de explorar las relaciones en las interacciones mediadas, aunque no sean “cosas reales” en términos puristas.
del Blog de la Fundación iS+D.
https://isdfundacion.org/category/investigacion/etnografia-virtual/
Hine, C. (2000)
Etnografía virtual. Barcelona: Editorial UOC.
"El estatus de la Red como forma de comunicación, como objeto dentro de la vida de las personas y como lugar de establecimiento de comunidades, pervive a través de los usos, interpretados y reinterpretados, que se hacen de ella" (p. 80).
La etnografía virtual supone una dislocación del concepto de espacio y de campo de estudio, en tanto el objeto ha de centrarse en los flujos y en las conexiones, en vez de las localidades y los límites como principios organizadores.
También se reformula la noción de tiempo: el etnógrafo convive entre varias actividades, captando sólo parcialmente el contexto.
Las características de la tecnología permiten que las relaciones del observador con el objeto puedan darse en diferentes divisiones espaciales y temporales.
Tan importante como la interacción con los informantes es la propia relación del investigador con la tecnología. En este sentido, la reflexividad cobra vital importancia.
Camilo Aedo Valejos
Universitat Autónoma de Barcelona
Sobre la Etnografía virtual: recurso para entender los nuevos procesos de investigación requeridos en el mundo actual
Oscar Gustavo Chanona Pérez1 y Rodrigo Franco Herrera2
Resumen:
Los actuales contextos sociales han experimentado transformaciones debido a la incorporación de la tecnología en la vida cotidiana; y esto trae consigo la necesidad de entender la realidad desde nuevas perspectivas. Entonces, el trabajo académico se ha dado a la tarea de proponer metodologías que permitan acercarse al objeto de estudio de la forma más natural y objetiva posible. Es así como surge la etnografía virtual, un método que nos permite aproximarnos a los espacios virtuales, para investigar y entender las nuevas relaciones sociales que subyacen en las interacciones y prácticas de los usuarios de plataformas de internet.
Introducción
Muchas transformaciones sociales se han venido generando debido al uso de la tecnología y sus diversas herramientas en la vida cotidiana. Así, el uso de internet ya no es sólo un apoyo o facilitador de actividades; sino que se ha convertido en una necesidad para la sociedad porque hoy en día, todos recurrimos a internet para resolver diferentes situaciones; desde la realización
1 Profesor-investigador adscrito a la Facultad de Lenguas Campus Tuxtla. Docente en los programas de licenciatura en la enseñanza de inglés, Maestría en didáctica de las lenguas y Doctorado en Estudios Regionales en la academia de cultura, comunicación e historia.
2 Estudiante del Doctorado en Estudios
Regionales de la UNACH.
de un trámite burocrático hasta proporcionarnos elementos de entretenimiento. Por ello, conocer qué sucede en torno al uso de internet y de herramientas tecnológicas es un tema de suma importancia, sobre todo si centramos nuestro interés en el impacto que esto ha generado en las relaciones sociales entre los individuos.
Estas transformaciones de la vida social, han igualmente orientado las inquietudes e intereses del mundo académico, por lo que no puede pasarse por alto el hecho de que esto ha llevado a reconsiderar propuestas epistemológicas y metodológicas para comprender la situación social actual. Así, en este trabajo presentamos una discusión teórico conceptual sobre la etnografía virtual, una metodología que está ganando terreno en el área de ciencias sociales y humanidades debido a esos cambios tan significativos que los humanos seguimos experimentando en nuestras vidas por los aportes tecnológicos.
En esta discusión, primero abordamos cómo está desarrollándose la investigación articulada en este método, con el propósito de entender que las miradas y aproximaciones pueden ser variadas, en virtud de la diversidad misma de la vida social. Sin embargo, es relevante establecer que hay patrones referenciales de acción en el desarrollo de ese camino de investigación. Ahora bien, los diferentes trabajos que aquí se revisan coinciden en recomendar a la etnografía virtual como el método adecuado para acercarse al fenómeno de la tecnología como un boom social actual.
Luego, nuestra exposición se centra en la ruta de la etnografía, es decir, sobre cómo ha sido el cambio de la etnografía tradicional a la virtual; y de qué manera ésta última es constituida, así como sus implicaciones al momento de investigar. Además, en esta discusión, señalamos algunas particularidades que son atribuidas y desarrolladas por cada investigador para que su uso sea mejor enfocado en lo que cada objeto de estudio requiere.
En seguida, centramos nuestra mirada en la aceptación que este método ha tenido en nuestro país y, sin un propósito exhaustivo, comentamos algunos trabajos que abordan esta metodología en México cuyos espacios sociales han cambiado y demandan de las ciencias sociales nuevas perspectivas para su estudio. Si bien la etnografía tradicional ha tenido un largo andar en nuestro país, el hecho de encontrarnos ahora con esos espacios virtuales y sociales, nos lleva a admitir nuevas formas de generar conocimiento específico, evitando seguir por costumbre los métodos comunes que, si bien no son una opción desdeñable, quedan con frecuencia limitados
frente a las diferentes realidades e interacciones a través de lo virtual. Finalmente presentamos algunas consideraciones sobre el futuro de la etnografía virtual, preponderando que, si bien se augura un éxito y mejor posicionamiento, requerirá disciplina y rigor académico al momento de aplicarla.
La etnografía virtual como elemento de acción investigativa
Cuando el interés de una investigación se sitúa en un espacio socio virtual, uno de los caminos para acercarse al objeto de estudio, es la etnografía virtual. Este método de investigación nos permite un acercamiento a los nuevos entornos sociales vinculados con los aportes tecnológicos que han impactado la vida cotidiana de las personas. Desde su perspectiva, podemos ir entendiendo cómo la sociedad se adecúa a todo lo que surge día con día. Luego entonces, los entornos sociales del mundo moderno requieren desarrollar nuevas herramientas de investigación
–o evolucionar las existentes- que permitan un mejor acercamiento al objeto de estudio a través de una nueva teorización y de metodologías que se adecuen al mismo. Por ello, las condiciones de nuevos espacios sociales y nuevos procesos de sociabilización han llevado a generar formas propias de acercarse al entendimiento de los vínculos entre la realidad y la virtualidad; y el impacto social que generan los actuales entornos digitales.
De esta forma es como la etnografía virtual ha ido ganando terreno en la investigación académica. Gálvez (2004), asevera que, desde que los entornos virtuales irrumpieron en la vida cotidiana, aparecieron estudios que exploran los tipos y las modalidades de las interacciones que se desarrollan en los mismos. Desde su posición, Gálvez (2004) considera que estos estudios se dividen en dos grupos: uno constituido por autores que buscan clarificar las limitaciones que los entornos virtuales introducen en la interacción, donde siempre el punto de partida es la riqueza del ‘cara-a-cara’ y lo complejas que son las relaciones presenciales. El segundo grupo de estudios se enfoca en entender cómo los entornos virtuales son un campo nuevo de exploración para el pensamiento y análisis social, como una nueva forma de expresar las interacciones, donde más que limitar, complementa los procesos.
Así, en la escena de la investigación, existen diferentes textos y estudios que retoman esta metodología como elemento primordial para articular el desarrollo de los trabajos. Como sucede en otras modalidades metodológicas, las apreciaciones de los alcances de este método son
variadas. Al respecto, Ardèvol, Bertrán, Callén y Pérez (2003, p. 73) refiriendo a Mason (1999) establecen que “el interés por la etnografía virtual o en línea surge cuando el objetivo es no sólo estudiar los usos de Internet, sino también las prácticas sociales en línea; y de qué manera estas prácticas son significativas para la gente”. Por ello, comentamos brevemente algunos aportes que abordan temas desde la etnografía virtual en donde la postura de los autores deja en claro que este tipo de etnografía es primordial para entender el objeto de estudio porque está vinculado no sólo con espacios digitales sino con esas nuevas prácticas sociales.
Primero, vamos a mencionar el aporte de Daniel Domínguez (2007) intitulado “Sobre la intención de la etnografía virtual” quien analiza la constitución del núcleo de la etnografía virtual, viendo la forma de integrarlo con sentido y diferencias específicas respecto a otros métodos de corte cualitativo. Por ello, este autor discute sobre la constitución, su pertinencia, los principales objetivos y formas que este método ha desarrollado y aplicado para comprender el mundo virtual. A la par, se destaca el libro “La mediación tecnológica en la práctica etnográfica”, coordinado por Elisenda Ardèvol, Adolfo Estalella y Daniel Domínguez (2008), donde se reúnen diferentes textos que abordan a la etnografía virtual, dotándole de sentido en la práctica investigativa, así como de elementos teórico conceptuales que la colocan como un método en desarrollo y de oportuna necesidad para entender los espacios virtuales que día con día se vuelven más importantes.
Mosquera Villegas (2008) hace también un recorrido teórico conceptual sobre la etnografía virtual. Él describe el método desde sus orígenes y lo vincula con elementos sobresalientes en la investigación social. Además, resalta la importancia de la adaptación del método acorde a las exigencias que el ciberespacio y la cibersociedad requieren para un mejor entendimiento de los mismos; y retoma los conceptos básicos que componen a la etnografía virtual para la comprensión de las relaciones sociales a través de internet.
Otro aporte interesante es “Etnografía virtualizada: la observación participante y la entrevista semiestructurada en línea” de Elisenda Ardèvol, Marta Bertrán, Blanca Callén, Carmen Pérez (2003). En su obra, ellas se enfocan en las aproximaciones metodológicas a los entornos virtuales que adaptan de manera directa el método etnográfico hasta ahora seguido en el ámbito offline. Por ello, el análisis se hace después de realizar la investigación “Entre Mujeres en la Red: Un estudio sobre las interacciones sociales entre mujeres en espacios de conversación
electrónicos”, en donde se estudian relaciones de género en espacios de chat, además de la identidad de género y de las relaciones sociales. Con este trabajo, las autoras buscan entender la práctica etnográfica en contextos electrónicos y plantear la importancia metodológica de los aspectos reflexivos y de la construcción de la propia identidad como investigadoras durante el proceso de obtención y elaboración de datos.
Sin un afán de presentar un estado de arte del tema, ni un propósito exhaustivo, con estas aportaciones mencionadas queremos orientar al lector hacia obras en donde se discute y se destaca la importancia de por qué la etnografía virtual es una necesidad en el campo de las ciencias sociales, preponderando la situación social debido a la incorporación de la tecnología en su vida cotidiana y los procesos socioculturales que se ven reflejados en la virtualidad, dimensión que día a día es más notable en nuestra cotidianidad y sobre la cual discutimos enseguida.
Nuevos espacios y relaciones sociales: necesidad de una etnografía específica
La sociedad se encuentra en cambio constante gracias a la tecnología. Es indudable que actualmente hay una amplia inclusión de múltiples recursos tecnológicos en la cotidianidad que generan una nueva concepción de lo social. Lo queramos o no, nuestro día a día se articula cada vez más con respecto a la tecnología y sobre todo a las plataformas de internet. Así, la inclusión tecnológica en la vida cotidiana transforma el mundo, las TIC’s, “establecen transformaciones ecológicas en nuestro ámbito social y cotidiano (..) han contribuido a establecer cambios estructurales en muchas de las esferas de lo social –sin que esto signifique un determinismo tecnológico–” (Gómez, Arvizu, Galindo, 2005, p.160).
Constatamos hoy en día, que muchos aspectos de la vida se articulan alrededor de máquinas que pueden facilitarnos las tareas. Actualmente, utilizamos un despachador de gasolina, un controlador de estacionamiento, un despachador de dinero, entre otros muchos artefactos que pueden funcionar de manera independiente, es decir, sin la presencia de un humano que las haga funcionar. Ni hablar de la sofisticación de los teléfonos celulares, las tabletas y las computadoras portátiles, a través de los cuales es posible que organicemos nuestra agenda y resolvamos un sinfín de tareas sin necesidad de desplazarnos. Incluidas aquí las acciones de sociabilización entre personas quienes con mayor frecuencia están en un contacto más frecuente en el terreno de lo virtual que en el del espacio social físico.
De esta manera, el ser humano va adoptando y adaptando un sinfín de artefactos que luego le resultan indispensables en su entorno. Si bien estas herramientas o recursos tenían como propósito el facilitarle la vida, ellas han, en algunos casos, propiciado otra problemática social. De lo anterior, podemos constatar que, es un hecho innegable, el cambio en las relaciones humanas y que esto genera interacciones sociales muy particulares.
El mundo virtual permite una comunicación en paralelo, es decir, intercambio con personas que tenemos al alcance y con aquellas que se encuentran en la lejanía, en ciertas circunstancias, casi de manera simultánea. En el terreno de la educación hoy podemos completar la enseñanza con recursos didácticos que se colocan en distintas plataformas específicas. Sin duda, el ámbito de la diversión también se ha visto impactado porque los juegos y el entretenimiento no son ahora los mismos que en años pasados, etcétera. Luego entonces, muchos procesos sociales son adaptados -algunos incluso condicionados- al entorno tecnológico: “Las TICs han generado o acelerado una revolución de gran alcance en las sociedades actuales, la cual gira en torno a la transformación de los mecanismos de producción, almacenamiento, difusión y acceso informativo; en sus formas y flujos comunicativos” (Area & Pessoa, 2012, p. 14). En consecuencia, diversas actividades comunes de las personas, hoy en día se ven enmarcadas dentro de lo tecnológico, donde los consumos y las prácticas culturales, son de las actividades más recurrentes. Por ello, coincidimos con Raúl Trejo Delarbre (2001) en cuanto a que los nuevos recursos informáticos constituyen una oportunidad enorme para afianzar la presencia global de nuestros países al mismo tiempo que para enriquecernos con la cultura y la creación universales, donde hay nuevas (re)interpretaciones y (re)significaciones del mundo; y de las relaciones entre las personas.
En particular, el usuario de internet experimenta diferentes interacciones en las distintas plataformas dentro de la red. Igualmente encuentra muchísimos contenidos que puede relacionar y contrastar con su formación cultural, social, educativa, ideológica que constituyen sus capitales culturales y económicos reales. La navegación en la red, permite al usuario, por un lado, explorar nuevos entornos; y a la vez, por el otro, confrontar su mundo real con el mundo recreado en el ciberespacio. Luego entonces, la trayectoria sociocultural que cada usuario construye a lo largo de su vida en un espacio específico, es de suma importancia para entender cómo esa misma trayectoria determina la manera de aproximarse y desenvolverse en los espacios virtuales, porque
ella constituye una especie de filtro por el cual el individuo puede ir particularizando y seleccionando elementos acordes a sus intereses y/o necesidades. Es por ello que el mundo virtualizado no está desconectado del mundo real.
Luego entonces, introducirse como investigador en el mundo virtual requiere comprender un mundo que, si bien es paralelo a la realidad de cada sujeto, experimenta una (re)significación, porque su construcción no es ajena al mundo real cotidiano; ya que el mundo real es el que nutre de contenidos y significaciones lo virtual. En consecuencia, no es posible entender algo en lo virtual -salvo con elementos que son nativos del entorno ciberespacial- sin la contextualización y significaciones reales que cada usuario lleva consigo; y es esto lo que vuelve compleja la tarea del investigador y lo que nos ha llevado a incursionar por nuevos caminos de la etnografía.
Como parte de esta misma reflexión, Marisa Avogadro (2012) comenta que el ciberespacio tiene una interacción en dos direcciones, que son el tiempo real y el tiempo virtual. Esto genera ciberconsumidores y ciberciudadanos; accesibilidad diferente a ciertas oportunidades desde un aspecto grupal o individual, así como desde las diferentes oportunidades geográficas de vida: lo rural, lo virtual, el acceso a la educación, a los servicios asistenciales; al desarrollo científico-tecnológico. La tecnología ha traído consigo una revolución en las interacciones y formas de entender los procesos sociales, entonces, a través de la web se dan diversas situaciones que, si bien reproducen interacciones de la vida cotidiana en el ciberespacio, lo on line ha devenido una especie de estilo de vida que ha ido ganando terreno en las hábitos y acciones sociales:
Las interacciones con el medio on line están cada vez más generalizadas, cada vez más se desarrollan nuevas y creativas prácticas (…). Los medios de comunicación on line son, por supuesto, una gran parte de la sociedad y la cultura del mundo. Estos entrecruzan las vidas fuera del mundo virtual de los individuos, al igual que hacen con el funcionamiento de los grupos, organizaciones e instituciones (Dahlgren, 2011, p. 3).
Estas interacciones se gestan dentro de marcos específicos conocidos como comunidades virtuales en las cuales los integrantes comparten diferentes acciones y reacciones, basadas en intereses comunes. Al respecto consideramos que estas comunidades presentan características
específicas y por ello admitimos aquí la propuesta de Ruíz Torres (2004, pp. 124-125) quien enlista así las características básicas de las comunidades virtuales:
Son comunidades desterritorializadas. No se comparte el territorio, pero se comparte el espacio virtual.
La geografía es contingente pero no determinante. Existe una relación de correspondencia entre usuario y dispositivo electrónico, pero éstos no determinan la existencia de la comunidad, sino que se guía por pasiones y objetivos, problemas y empatías.
Sus miembros son ubicuos y el conjunto es irrepresentable. Hay una identificación con la comunidad independientemente de donde se encuentre cada miembro, lo que propicia una dispersión de los integrantes pero que se unen por objetivos específicos.
Los nuevos sistemas de comunicación digital imponen un ritmo diferente a los intercambios en las comunidades virtuales. Han surgido nuevas maneras de relacionarse (chats videollamadas, compartición de pantallas en tiempo real, etc.) e intercambios masivos de todo tipo de contenidos.
La interacción social tiene poca inercia y suele carecer de lugares referenciales fijos.
Es intermitente y poco predecible en tiempo y espacio la conexión de los participantes
Los sujetos son anónimos y se presentan con identidades múltiples. Múltiples identidades se gestan y se dan situaciones que no permiten saber y/o identificar aspectos reales y concisos de quienes integran la comunidad.
Así, las comunidades virtuales son conjuntos humanos que pese a estar fijas y activas en el ciberespacio, se vinculan a un mundo real a través de las significaciones y contextos de sus participantes. Esta dualidad es la que el investigador, desde la etnografía virtual, tiene que hacer visible para describir y explicar los actuales fenómenos sociales. Por ende, entender estas nuevas acciones y situaciones sociales se ha vuelto una tarea que requiere atención interdisciplinaria. Desde los estudios antropológicos y sociales, hasta otras áreas como la pedagogía, la comunicación, la psicología, la misma informática, la lingüística, entre otras. No obstante, el proceder metodológico se centra en esta nueva forma de hacer etnografía. Es por ello, que enseguida hacemos una revisión más completa de lo que comprende la etnografía virtual para entender cómo se ha vuelto necesaria en el área de la investigación de las acciones y
comportamientos humanos.
La etnografía virtual y su manera de acercarse al fenómeno
Para entender cómo se desarrolla una investigación dentro de la perspectiva de la etnografía virtual, es necesario tener en cuenta que ésta toma sus bases en la etnografía tradicional de donde se retoman características importantes, que son llevadas a los ciberespacios; y que permiten conocer cómo es la incorporación y la interacción de los usuarios en esta dimensión.
La etnografía tradicional, sabemos, es aquella que logra acercarse al objeto de investigación de una forma que permite la inclusión -sin ser necesariamente participante- en el contexto donde se desenvuelven los sujetos de estudio: “La etnografía nos ofrece la promesa de poder acercamos a la comprensión de cómo las personas interpretan el mundo que las rodea o cómo organizan sus vidas” (Hine, 2000, p. 56). De acuerdo con Domínguez (2007) la etnografía da una mirada importante dentro de los marcos sociales, culturales y antropológicos de lo que hay detrás de cada sujeto y las conexiones sociales que realiza; y lo hace haciendo referencia a marcos estructurales que logran explicar ciertos procesos.
De esta manera, adoptar este tipo de método para abordar lo social en el ciberespacio, es una tarea que sólo puede lograrse entendiendo el contexto que implica la red porque según Ardèvol y Vayreda (2002), en la etnografía virtual los dispositivos se vuelven mediadores que tienen injerencia en las prácticas, en las formas y en los usuarios. De lo que podemos deducir entonces, el papel primordial que tienen las herramientas tecnológicas para lograr un análisis más completo y bien encaminado de los fenómenos sociales abordados en las investigaciones que utilicen éste método.
Domínguez (2007) considera que la etnografía virtual va más allá de hacer sólo un trabajo en la dimensión de lo virtual; sino que implica también indagar sobre conceptualizaciones reales y que forman parte de las representaciones de los usuarios. Dado que no trabaja sólo con comunidades virtuales; la etnografía virtual no busca únicamente grupos más o menos homogéneos, que estén o no ubicados en contextos espaciales. Su campo de estudio no es únicamente el ciberespacio, así como los temas que estudia no son sólo los temas de los que tratan las comunidades virtuales; y su método de estudio no consiste sólo en analizar las comunicaciones en un espacio virtual. Resulta entonces importante distinguir entre etnografía
virtual y etnografía de lo virtual.
Así, la etnografía virtual enfoca en interacciones en espacios digitales que permiten un mejor acercamiento al objeto de estudio a través de su ecosistema natural, mediante una red social situada en el ciber espacio. Y es que, en la etnografía virtual, “la participación continua del investigador, en los escenarios virtuales donde se desarrollan las prácticas, permite el análisis de dinámicas, negociaciones, transacciones, contemplando esa dualidad entre lo real y lo virtual” (Ruíz Méndez y Aguirre Aguilar, 2015, p. 78).
Ahora bien, Christine Hine (2000, p. 57) establece que el estudio en espacios virtuales conlleva ciertos inconvenientes, entre los que destacan: la autenticidad de las interacciones mediadas como material para la comprensión etnográfica y la selección de sitios adecuados para estudiar internet como cultura y como objeto cultural, por lo que esta autora propone entender el rol de la etnografía aplicada a las nuevas tecnologías mediante tres elementos fundamentales de análisis o áreas para conocer:
EI rol del viaje y de la interacción cara a cara con la etnografía.
Texto, tecnología y reflexividad.
La constitución del objeto etnográfico.
A partir de la articulación de estos elementos, se deben generar los dispositivos necesarios para poder realizar el trabajo etnográfico virtual que nos ayude a entender el comportamiento de los usuarios de internet. Tales dispositivos deben recuperar información acerca de las personas; y de sus interacciones constantes cuyas características socioculturales plasmadas en la dimensión virtual tienen nexos con un mundo social real. A la par, es igualmente importante entender que la función de la etnografía virtual “puede ser parcialmente concebida como una respuesta adaptativa y plenamente comprometida con las relaciones y conexiones, y no tanto con la localización” (Mosquera Villegas, 2008, p. 543).
Desde esta óptica, es primordial resaltar en todo momento la relación realidad-virtualidad porque “para realizar un estudio apoyado en la etnografía virtual, no sólo se requiere observar el escenario virtual, también es recomendable usar varias técnicas que incluyan indagar en los escenarios ‘reales’ o bien físicos” (Ruíz Méndez y Aguirre Aguilar, 2015, p.76). Por lo tanto, la labor del investigador se traduce en conocer y analizar el entorno virtual, sumergirse en el aprendizaje de su funcionamiento hasta entender sus más raros rincones que le permitan
comprenderlo, lo más ampliamente posible. A la vez, el investigador debe cumplir el papel de sujeto ‘invisible’, pero sin perder de vista la esencia del etnógrafo que consiste en ser parte de lo que se investiga (Murthy, 2015, p. 7). Además, el ciberetnógrafo debe entender el ciberespacio como “unidad de observación tempo-espacial diferente, tejiendo una red de informantes, estableciendo el compromiso y negociación y teniendo cuidado con la subjetividad e intersubjetividad” (Mosquera Villegas, 2008, p. 544).
Así, la etnografía virtual ve su aplicación a través de técnicas, dispositivos y herramientas adaptados de aquellos que usa la etnografía tradicional; con la particularidad que esos recursos tienen que ser mediados por dispositivos electrónicos; incluyendo softwares que permitan el registro y análisis de la información que va obteniéndose. Para una mejor comprensión del lector, anotamos aquí las técnicas de recolección informativa más comunes en la etnografía virtual:
-La observación (participante, diferida, flotante). la entendemos aquí como la más importante de las herramientas, dado que todo lo virtual vamos a percibirlo en gran parte a través del acercamiento a las plataformas seleccionadas.
-Entrevistas/conversaciones online (libres o semi-estructuradas). Éstas se realizan generalmente a través de la misma plataforma web seleccionada; o en algunos casos se pueden trasladar a aplicaciones de ‘chats’ de diversos espacios disponibles en internet; o bien, vía correo electrónico.
-Entrevistas presenciales. Pueden considerarse como una alternativa después de establecer el vínculo de comunicación con el entrevistado a través de la web. Cuando se tiene la confianza de los informantes, un acercamiento real puede ayudar mucho a reforzar o refutar la información que se ha obtenido mediante el espacio virtual y también puede ayudar a entender cómo se manifiesta la identidad en línea.
-Grupos de discusión. Igualmente pueden crearse grupos cerrados a través de aplicaciones o páginas que permiten dicho trabajo colaborativo. Ahí se lanza la discusión a través de preguntas detonadoras, donde se busca la participación de los involucrados. Otras herramientas serían las wikis, las cuales, pese a tener un enfoque más educativo, permite el trabajo grupal.
-Cuestionarios acotados online. Son comunes no sólo para el trabajo académico, sino también para recolectar información de todo tipo a y través de la web. Una ventaja es que
pueden conversar el anonimato y generar reportes para análisis de forma automática.
También, es importante aclarar que, para el registro y análisis de la información, además de utilizar aplicaciones para bases de datos y procesador de textos, existen también programas para la recolección y análisis cualitativo como Atlas.ti, Ethnograph y EnVivo. En caso de que el estudio pretenda lo que se conoce como big data el SPSS se revela un recurso imprescindible. Independientemente de contar o no con este tipo de apoyo informático, es de rigor metodológico crear sus propios cuadros o tablas de análisis, con los códigos y categorías que cada investigador requiere para comprender y explicar el fenómeno social en cuestión; y de ese modo, dar respuesta a las preguntas de investigación que se formulan al inicio del estudio. Como podemos ver, esta metodología se ciñe a un proceso de desarrollo como cualquier otra que se inscribe dentro del paradigma cualitativo; y poco a poco ha ido también interesando a muchos investigadores mexicanos, por lo que a continuación presentamos un breve bosquejo de su desarrollo en estudios realizados ya en la República Mexicana.
Algunos trabajos en México, enmarcados en la etnografía virtual
Conocer y analizar el ciberespacio no es una tarea sencilla. La etnografía virtual no es sólo sentarse en una computadora y ver lo que los usuarios publican en las distintas plataformas. Existen miles de situaciones y contextos que exigen atención académica para entender su realidad y sus problemas sociales que los componen, por lo que el trabajo de investigación bien encaminado es fuente de conocimiento para ello.
Así, se reconocen trabajos de investigación hechos en México, fundamentados en los principios de la etnografía virtual. Entre ellos destaca “Etnografía virtual, un acercamiento al método y a sus aplicaciones” de María del Rocío Ruiz y Genaro Aguirre (2015), quienes hacen una revisión conceptual de algunos aportes de la antropología que pueden todavía servir para estudiar las ciberculturas; así como ideas para el enfoque metodológico dentro su trabajo de investigación que se encarga de estudiar el comportamiento y representaciones por el uso de las TIC’s. En este estudio, a través de la etnografía virtual se aborda una situación relativa a docentes que son asesores y/o tutores en educación virtual y a distancia, acerca de su reformulación sobre la forma en que organizan y administran su tiempo para acompañar a los estudiantes; y el impacto en su vida académica y personal.
Dentro de los aportes, encontramos también el trabajo realizado por Edgar Gómez, Claudia Arvizu y Alma C. Galindo, “Apuntes sobre la realidad como marco teórico para el estudio de la comunicación mediada por computadora” (2005). Ellos presentan una revisión teórico conceptual sobre el recuento de los estudios que se han hecho acerca la comunicación mediada por computadora, con lo que pretenden dejar de lado las divisiones entre realidad y virtualidad, para entender cómo ellas son inseparables y funcionan de manera concomitante en el uso que las personas dan a las tecnologías de la información. Podríamos decir, que es parte de los primeros acercamientos al mundo de la etnografía virtual porque relaciona al usuario con el dispositivo y el uso que se le da.
Igual de interesante es “Facebook o los nuevos rostros de la socialidad” de Paola Ricaurte y Enedina Ortega (2010), una investigación que, apoyándose en la antropología del ciberespacio y de la etnografía virtual, analiza usos y significaciones de los jóvenes en Facebook. Este trabajo se enfoca en las características de la red social como una comunidad virtual que permite intercambios e interacciones.
Por otro lado, Eduardo Andrés Sandoval Forero hace un acercamiento teórico al análisis de las principales formas de investigar las interacciones sociales mediadas por el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, con su texto “Cibersocioantropología de comunidades virtuales” (2007). Este autor enfatiza que la cibersocioantropología hace uso de la etnografía virtual como la herramienta para conocer los fenómenos sociales que ocurren dentro del ciberespacio. Así, destaca el peso que la sociedad de la información tiene en la actualidad y cómo se hace necesario entender su funcionamiento para conocer la realidad en que estamos inmersos.
Además, el libro “El meme en internet. identidad y usos sociales” (2017) de Gabriel Pérez Salazar presenta un análisis desde los estudios culturales de los memes en internet. Si bien, no estamos hablando de un análisis sobre la etnografía virtual, sí realiza un trabajo que requirió su incursión en el ciberespacio y muestra una forma de entender los discursos y semántica de los memes que se comparten en la web. Teoriza y contextualiza a estas imágenes, así como determina discursos y su impacto en la sociedad para destacar su importancia y reproducción. Por su parte, la compilación “Investigar las redes sociales. Comunicación total en la sociedad de la ubicuidad.” (2013) coordinado por Octavio Islas y Paola Ricaurte, si bien, tampoco está
estrictamente enfocada en la parte metodológica, sí contiene textos que abordan el estudio de las redes sociales como elementos para entender la realidad de la sociedad actual. En esta obra se discuten las formas de acercamiento a las redes, sobre periodismo y otras miradas para entender el fenómeno de las redes sociales.
Después de esta breve revisión de trabajos existentes en México, podemos afirmar que, la etnografía virtual no es un enfoque completamente desconocido en nuestro país, pero sí está todavía en un estado incipiente por lo que esta dimensión dentro de la generación de conocimiento es un campo por explorar para jóvenes investigadores ya que es fundamental continuar los trabajos sobre esta metodología porque la misma situación social así lo exige.
El devenir de la etnografía virtual
Al ser ya común la presencia de los ciberespacios en la vida social, es imposible no interesarse en conocer lo que ocurre en ellos. A través de esta discusión, hemos descrito cómo la etnografía virtual representa una forma de acercarse a fenómenos sociales que se desarrollan en la virtualidad pero que guardan una conexión con la realidad; y que su fuerza recae en la inclusión, adaptación y aprendizaje de estos contextos.
Además, es necesario recalcar que la etnografía virtual sigue parámetros de acción y referencia de la etnografía tradicional, donde la observación representa la parte central de la obtención de evidencias y análisis. Pero está no ha sido suficiente para entender los entornos virtuales, por lo que la etnografía virtual, se vuelve el camino a tomar buscando información más acorde al mismo entorno:
La etnografía se despliega en el campo usando un conjunto de técnicas que los antropólogos de ahora y de antaño aplican, buscando el dato observado y contextualizado, y revelando las diferencias entre casos. Pero la etnografía enfrenta actualmente nuevos retos en un mundo globalizado definido por la sociedad de la información y por los espacios deslocalizados, entre ellos, el ciberespacio (Ruíz Torres, 2004, p. 117)
Así, el investigador debe ser capaz de comprender que el acercamiento con lo tecnológico. Y es que “la mediación tecnológica, exigiendo un proceso reflexivo y de construcción de
identidad en línea del investigador, es parte constituyente y constitutiva del propio objeto de estudio, así como de todas las fases del proceso etnográfico” (Ardèvol, Bertrán, Callén y Pérez, 2003, p.89 ). Por ello, la etnografía virtual, aunque no debe ser como ortodoxa en su forma de trabajo, sí requiere de una disciplina epistemológica y exigencias específicas que permitan no perderse en el mundo de información e interacciones que hay en la web.
Entonces, dadas las condiciones de la actual vida social, este método tiene mucho camino por recorrer. Visto que la tecnología avanza a pasos agigantados, nuevas formas de virtualidad requerirán el acercamiento y entendimiento de las relaciones sociales a través de la etnografía virtual. Posiblemente sus técnicas y recursos puedan irse modificando y particularizándose conforme las características que los estudios enmarcados en esta metodología requerirán.
Aunque el control total de los contenidos en la web es utópico, es posible hacer una organización mediante softwares y otras herramientas virtuales que permitan tener mejor ubicada la información que se obtiene. Cada investigador debe entender que el estudio de lo virtual implica entender y tomar en cuenta tantas acepciones como en la realidad social cotidiana, porque el ser humano sigue reproduciendo patrones de conducta, significados, prácticas e interacciones del mundo real, pero ahora como un efecto de espejo que no necesariamente implica una igualdad de lo que percibimos en ambas dimensiones.
Y es que, dado el enorme peso del mundo virtual en la vida diaria, este tipo de metodología tiene por delante una larga estadía en la investigación, pero sin duda experimentará adaptaciones. No obstante, hoy en día está todavía dentro de una polémica como cualquier otra modalidad de la investigación cualitativa porque aún no es posible controlar todos las cualidades y características que el ser humano puede desarrollar tanto en su realidad como en lo virtual.
Conclusiones
Después de haber revisado diferentes posicionamientos, conceptos y características que delimitan a la etnografía virtual, es importante resaltar que esta metodología requiere de un rigor científico como cualquier otra modalidad de investigación cualitativa. Si bien este tipo de método se ha nutrido de la etnografía tradicional, ha ido poco a poco delimitando sus propias rutas. No es fácil entender un mundo mediante una forma prevista, sobre todo cuando el lente desde el que se pretende observar y analizar esa información no es del todo adaptable a lo que el investigador
hace frente. Por ello, esta opción de investigación permite indagar sobre fenómenos de la vida social que se manifiestan en dos dimensiones entrelazadas: la virtualidad y la realidad social cotidiana.
La etnografía virtual ha ido creciendo como forma de investigación, pero también crece en su construcción teórico epistemológica, gracias a que el mismo conocimiento así lo exige. No es posible quedarse anclado en una sola opción metodológica -como la etnografía tradicional- porque el acercamiento a la realidad propicia medusas con muchas cabezas que hay que ir desmenuzando poco a poco. Entonces, la etnografía virtual nos permite un acercamiento más adecuado al ciberespacio. También permite que el investigador recurra a nuevas formas de entender y expresar un mundo virtual que es, de alguna manera, un reflejo del mundo real, pero a la vez, una dimensión donde es fácil desorientarse por el cúmulo de información, identidades, multimedios y demás elementos que hallamos en la web y que son compartidos y transformados a grandes velocidades y en diversas direcciones.
Luego entonces, la evolución de la etnografía ha llevado a entender que desde esta nueva óptica –la de la etnografía virtual- se tiene que ver más allá de lo que ocurre en el ciberespacio; y esto requiere entender las vinculaciones de dos dimensiones: la realidad cotidiana y lo virtual. Esto se debe a que son dos entes concomitantes y en constante interconexión compleja; por lo que cuando pareciera se ha logrado entender una parte de un fenómeno social; el otro lado del mismo, su efecto de reflejo en el espejo –en esa dimensión virtual- es algo que se describe e interpreta de forma diferente. Estas particularidades se expresan en distintas investigaciones que hemos mencionado en nuestra discusión, en las cuales los autores han utilizado a la etnografía virtual, incluyendo los trabajos que se han desarrollado en México, donde aún hay mucho trabajo por hacer.
Finalmente, podemos afirmar que la etnografía virtual abre posibilidades para entender nuevos contextos socioculturales, en donde los individuos establecen nuevas formas de relacionarse, de expresarse, de comunicarse. Hoy en día, la vida social está estrechamente vinculada con la tecnología y, por lo tanto, con dimensiones virtuales a donde se traslada la acción social. Por ello, esta metodología es una oportunidad para que la generación de conocimiento no quede fuera de foco o rezagada; sino que lleguemos por nuevos caminos, a entender mejor las manifestaciones emergentes de la sociedad. El hecho de buscar por medio de
nuevos acercamientos metodológicos las explicaciones de fenómenos de la vida social, seguramente otorgan la oportunidad de entender mejor al ser humano como un ente cambiante y poco predecible.
Etnografías de lo digital.
Una monografía metodológica
Adolfo Estalella
Bibliografía
Ardèvol, E., Bertrán, M., Callén, B. y Pérez, C. (2003). Etnografía virtualizada: la observación participante y la entrevista semiestructurada en línea. Athenea Digital, núm. 3. Pp. 72-92.
Ardèvol, E. y Estalella, E. y Domínguez, E. Coordinadores (2008). La mediación tecnológica en la práctica etnográfica. Edit. Ankulegi. España.
Ardèvol, E.y Vayreda, A. (2002). Identidades en línea, prácticas reflexivas. Seminario sobre la identidad en la era digital, 10º Festival Internacional de video y multimedia de Canarias Canariasmediafest, Las Palmas de Gran Canarias. Disponible en http://www.grancanariacultura.com/canariasmediafest/seminario.html. Consultado: 16 de enero de 2018.
Avogadro, M. (2012). Ciberperiodismo: El día en que llegamos a la red. Razón y palabra.
Disponible en:
http://www.razonypalabra.org.mx/comunicarte/2012/042012_Comunicarte.html. Consultado: 18 de enero de 2018.
Dahlgren, P. (2011). Los medios en la red y cultura cívica. TELOS. Disponible en: https://telos.fundaciontelefonica.com/url-direct/pdf- generator?tipoContenido=articuloTelos&idContenido=2011102408520001&idioma=es.
Consultado: 17 de enero de 2018.
Domínguez Figaredo, D. (2007). Sobre la intención de la etnografía virtual. En Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información, vol. 8, núm. 1, mayo, pp. 42-63. Universidad de Salamanca. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=201017309004. Consultado el 16 de noviembre de 2017.
Gómez Cruz, E., Arvizu Requena, C., Galindo Núñez, A. (2005). Apuntes sobre la realidad como marco teórico para el estudio de la Comunicación Mediada por Computadora. Andamios. Revista de Investigación Social, 2 (3), 159-174.
Hine, C. (2000). Etnografía virtual. California: Editorial UOC.
Islas O. y Ricaurte P. (2013). Coord. Investigar las redes sociales. Comunicación total en la sociedad de la ubicuidad. 1a ed. México, D.F., México. Razón y Palabra.
Mosquera Villegas, M. A. (2008). De la etnografía antropológica a la etnografía virtual.
Fermentum, 532-549.
Murthy D. (2015). Digital Ethnography: An Examination of the Use of New Technologies for Social Research. In SAGE Internet Research Methods. Disponible en: http://dx.doi.org/10.4135/9781446268513. Consultado el 17 de enero de 2018.
Pérez Salazar, G. (2017). El meme en Internet. Identidad y usos sociales. México: Fontamara / Universidad Autónoma de Coahuila.
Ricaurte Quijano P. y Ortega Gutiérrez E. (2010). Facebook o los nuevos rostros de la socialidad.
Virtualis No. 2, Julio – Diciembre. Pp. 72-85.
Ruíz Méndez R., Aguirre Aguilar G. (2015) Etnografía virtual, un acercamiento al método y a sus aplicaciones. Estudios sobre las Culturas Contemporánea. Época III. Vol. XXI. Número 41, pp. 67-96.
Ruíz Torres, Miguel Ángel. (2004). Ciberetnografía: Comunidad y territorio en el entorno virtual. En Ardèvol, E. y Estalella, E. y Domínguez, E. Coordinadores (2008). La mediación tecnológica en la práctica etnográfica. Edit. Ankulegi. España.
Trejo Delarbre, R. (2001). Vivir en la sociedad de la información. orden global y dimensiones locales en el universo digital. Revista Iberoamericana de ciencia, tecnología, sociedad e innovación.
BREVE DICCIONARIO
PSICOLÓGICO-POLÍTICO
DE LAS REDES SOCIALES
Y LA ERA DIGITAL
https://acrobat.adobe.com/id/urn:aaid:sc:EU:711b1b0d-9e97-4a0d-b70e-4744e1b870e3
Raúl Ángel Gómez (Coordinador)
La revolución digital supone que el acceso a internet, fundamentalmente
mediante dispositivos móviles que están al alcance
de cada vez mayores franjas de la población, ha modificado
radicalmente nuestra subjetividad y nuestra relación con la polis.
Atravesamos una época en que la fragmentación de fuentes de
noticias ha creado un mundo atomizado en términos de información,
en el que la desinformación, las mentiras, los rumores
y los chismes se distribuyen a una velocidad increíble mediante
las redes sociales. Mentiras que adquieren apariencia de verdad
compartidas en las redes, cuyos usuarios parecen confiar más en
lo compartido entre sí que en los grandes medios (Nigro Moser,
6 de abril de 2017).
De etnografías virtuales y nomadismo.
https://sociologiaordinaria.com/2013/03/27/de-etnografias-virtuales-y-nomadismo/
La etnografía virtual es una técnica de investigación social que últimamente se encuentra muy en boga. Popularizada por C. Hine en el afamado Virtual Ethnography, el término fue acuñado por B.L. Mason; no sin levantar pocas controversias. El bagaje simbólico que implica el concepto de “virtual”, junto a la pretensión explícita de desmarcarse de la etnografía clásica, ha propiciado que numerosos autores se hayan decantado por el empleo de términos próximos o afines considerados como menos “conflictivos”, como netnografía (Kozinets; Del Fresno), ciberetnografía (Pearce) o incluso investigación cualitativa o etnografía -a secas- (Markham y Baym), entendiendo que la etnografía es una única técnica independientemente del ámbito en el que se aplique.
Sin embargo, realizando un ejercicio de honestidad, la revisión de la literatura que ha ido cayendo en mis manos, me ha llevado a erigirme en defensor del término etnografía virtual. Pese a los inconvenientes señalados, es el término más claro entre las alternativas disponibles y, con diferencia, más largamente empleado entre los académicos en activo (y en un campo tan joven el consenso y afianzamiento conceptual es apremiante y necesario).
¿Pero que distingue a la etnografía clásica de la etnografía virtual? Siguiendo los postulados de Kozinets en Netnography: Doing Ethnographic Research Online, existirían tres principales diferencias:
Una comunidad online es diferente a una comunidad física en términos de accesibilidad, acercamiento/enfoque y envergadura de potencial inclusión.
La recopilación de los datos es bien diferente, la cantidad de información extraída es mucho mayor (por las facilidades derivadas); el tratamiento de los datos digitales también es susceptible de ser analizado de manera distinta.
En cuanto a las cuestiones éticas, es difícil traducir fácilmente los modos de proceder del trabajo de campo clásico (cara a cara) al medio online.
A modo de conclusión, parece existir un consenso generalizado entre los metodólogos al afirmar que la etnografía virtual tiene ciertas limitaciones (la propia Hine reconoce la problemática derivada de carecer del componente cara a cara). Afortudanamente existen una serie de alternativas; Kozinets propone enfoques combinados, siempre y cuando sea pertinente -y yo apunto posible-, para cubrir estas ciertas limitaciones. Es lo que se ha llamado “blended ethnography”. A juicio de un servidor, la combinación de diferentes métodos de observación (online y offline) nos puede acercar de una manera más exitosa al conocimiento que se pretende adquirir, y es, notablemente, más productivo.
“alone, the pure netnography would be partial and incomplete” (Kozinets; 65)
La blended ethnography es un tipo de etnografía a medio camino entre la clásica y la etnografía virtual que recopila datos tanto recogidos cara a cara como mediante interacción online. Un ejemplo clásico es el de Shelley Correl (1995) The Ethnography of an Electronic Bar: the lesbian café, donde la autora realiza una etnografía que combina observación física con trabajo de campo online en un bar lésbico que cuanta con un sistema computerizado de tablón de anuncios (computer bulletin board system).
Pero haciendo honor al título del artículo, uno de los ejemplos de etnografía virtual mixta (blended ethnography) más interesantes que he observado es el referente a la propuesta de Pearce al estudiar las comunidades virtuales. Una de las características más indicativas que suelen reseñar los autores dedicados al estudio de las comunidades online es su alta dosis de efervescencia y/o mutabilidad. Las comunidades virtuales se transforman constantemente, sus usuarios vienen y van, y muy comúnmente -se afirma- que su vida no es tan prolongada como el de otro tipo de comunidades. Sin embargo ¿es esto tan así? La evidencia empírica que señala Pearce cuestiona algunos de estos postulados. Desde 2004, fecha en la que el juego de rol multijugador masivo URU: Ages Beyond es clausurado, dejando a más de 10.000 jugadores en la estacada, esta autora ha estado estudiando la inter-migración entre comunidades de juegos online (tomando como caso de estudio el ejemplo citado). Parte significativa de estos jugadores se conviertieron de inmediato en refugiados en otras comunidades online como There.com o Second Life. Pearce, siguió a estos jugadores a sus nuevos hábitats y se decidió a acudir a eventos físicos organizados entorno a estas comunidades. Como si de nómadas se trataran, seguir a los usuarios de las comunidades online más allá de la vida y muerte de éstas (y más allá del únicamente espacio online), parece ser una alternativa extremadamente potente que hace emerger una serie de relaciones complejas que entrelazan y articulan distintos nichos del ocio y la vida cotidiana del usuario con las comunidades.
"Etnografía virtual" de Christine Hine: construyendo una perspectiva etnográfica adaptativa para el estudio de la cultura emergente de Internet
Florencia Isaura Paparone
https://www.academia.edu/43217840/Etnograf%C3%ADas_de_lo_digital_Remediaciones_y_recursividad_del_m%C3%A9todo_antropol%C3%B3gico?email_work_card=title
La etnografía educativa virtual
y la formación de docentes
https://revistas.uptc.edu.co/index.php/praxis_saber/article/view/5722/4823
La utilización de la etnografía educativa virtual en la investigación de fenómenos educativos apoyados por TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). El propósito es describir la estrategia metodológica para la realización de la etnografía educativa virtual y analizar su pertinencia en procesos de formación docente. Se describe el proceso metodológico en el cual se privilegia la observación participante y la entrevista en profundidad, así como el análisis hermenéutico para el desentrañamiento de la red de relaciones y significados de los fenómenos a analizar, a partir de un estudio de caso. Posteriormente, se plantea una reflexión sobre la importancia de este tipo de investigación educativa en la formación docente, para profundizar en escenarios educativos que utilizan el ciberespacio, porque éstos son los nuevos contextos de significación y creación de sentido de las prácticas educativas como prácticas sociales y culturales. Finalmente, se plantea que la etnografía educativa virtual puede contribuir a la resignificación de los procesos pedagógicos y de formación docente, para hacerlos más coherentes con las nuevas formas de vida social y educativa.
Formación de estudiantes universitarios en tiempos de pandemia: un acercamiento a la etnografía virtual
https://www.ride.org.mx/index.php/RIDE/ar
Reflexiones
metodológicas
de investigación
educativa:
Perspectivas tecnológicas
Etnografía educativa virtual
CIro JAVIer MoNCADA
MAgle VIrgINIA SáNChez
JohN JAIro Pérez
https://www.academia.edu/75084794/Etnograf%C3%ADa_Educativa_Virtual?email_work_card=title
Creando Espacio para la Etnografía Visual en la Investigación Educativa
https://zendy.io/pdf-viewer/10.15359%2Free.23-2.19
La realidad virtual, una tecnología educativa
https://revistas.unesum.edu.ec/JTI/index.php/JTI/article/view/24
La antropología y la etnografía educativas.
Aportaciones teóricas y metodológicas
José González Monteagudo
https://revistas.usal.es/tres/index.php/1130-3743/article/view/3106
Perfeccionamiento docente virtual
https://zendy.io/pdf-viewer/10.1016%2Fs0185-2698(14)70616-6
Desarrollo de la Biblioteca Digital Educativa
EduCR@I 2.0
Yolanda Acencibia Santana, Alfredo Vargas
https://zendy.io/pdf-viewer/10.5195%2Fbiblios.2012.55
Cuando despertó... la tienda de campaña era una aldea virtual (y global). De lo novedoso y lo que no lo es tanto. Reflexiones en torno a la 'etnografía virtual'
Mariano Urraco Solanilla
https://zendy.io/pdf-viewer/10.30827%2Fdigibug.6959
Etnografía digital: construcción de identidad virtual.
José Octavio Islas Carmona
Etnografía de lo virtual.
Experiencias y aprendizajes de una propuesta metodológica para investigar internet.
José Manuel Corona
La etnografía virtual en una investigación con niñas
Carolina Monterrey Rodriguez
Dossier sobre Etnografías de lo digital: reflexiones y experiencias de campo multisituadas y (des) situadas
POST ETNOGRAFÍA VIRTUAL
La Edad de la Máquina
Una Idea, una Historia,
una Advertencia
Robert Skidelsky
Una historia radical y meditación sobre la relación de la humanidad con las máquinas, que muestra cómo llegamos aquí y qué sucede después.
La fe en las soluciones tecnológicas para nuestros problemas está disminuyendo. La automatización, que prometió alivio del trabajo, ha reactivado el temor de larga data a la redundancia laboral. La tecnología de la información, destinada a liberarnos de la autoridad tradicional, está colocando poderes de vigilancia y control sin precedentes en manos de un Gran Hermano puramente secular. Y por primera vez, la inteligencia artificial amenaza el desastre antropogénico – causado por nuestras propias actividades. Los científicos se unen a escritores imaginativos para advertirnos del destino de Ícaro, cuyas alas se derritieron porque voló demasiado cerca del sol.
Este libro cuenta la historia de nuestra relación fracturada con máquinas desde las primeras herramientas de la humanidad hasta el presente y el futuro. Plantea la pregunta crucial de por qué algunas partes del mundo desarrollaron una ‘máquina civilización’ y no otras, y traza las interacciones entre el capitalismo y la tecnología, y entre la ciencia y la religión, en la creación del mundo moderno.
Tomando en los picos de la filosofía y los triunfos de la ciencia, la base de la economía y las especulaciones de la ficción, Robert Skidelsky se embarca en un audaz viaje intelectual a través de la evolución de nuestra comprensión de la tecnología y lo que esto significa para nuestras vidas y política. ‘A menos que entendamos la tecnología como un sistema de ideas en lugar de como una necesidad,’ escribe, ‘ seremos impotentes para elegir qué tecnología se adapta mejor a nuestras necesidades y propósitos.
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BIENVENIDOS A CYBERIA.
NOTAS PARA UNA ANTROPOLOGÍA DE
LA CIBERCULTURA*
http://www.scielo.org.co/pdf/res/n22/n22a02.pdf
Etnografía digital
Principios y práctica
https://drive.google.com/file/d/1yZMoxySchI2TWoO9Et2tKQ6n56nH3KZC/view
«Antropología de lo Digital» de la UNSAM. A su vez, produce Meshnautas una serie de podcast sobre Etnografía de lo digital.
https://open.spotify.com/show/4jaepoRF7S9t6bws18ssA0?si=ffe20f7dd86e49d6&nd=1
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