Borges
En Las vacaciones de Maigret, el maestro de la novela negra Simenon regala unas vacaciones al comisario y a su esposa en un lugar de espléndidas playas y gran belleza al sur de Francia. Allí, el primer día, tras un apetitoso plato de mejillones, la señora Maigret es ingresada en un hospital regentado por monjas devotas de la segregación social, donde se le diagnostica una apendicitis.
Desde el momento impreciso, durante una de las visitas metódicas a su mujer, a las 18 horas exactamente, en que una hermana le deja caer una nota en el bolsillo, pidiéndole ayuda para la paciente de la número 15, apuntándole que está en peligro, nace la trama.
Entre paseos, vasos de vino blanco en rusticas tabernas, silencios al lado de puertos o embarcaderos y observaciones de las costumbres, Maigret va desfilando por la vida de la gente importante de esta villa costera, enhebrando caracteres y personajes cercanos al incidente, bajo la sospecha de que la muerte de la paciente número 15 ha sido un asesinato. Los otros son consecuencia de esa peculiar presión detectivesca para inquietar al sospechoso.
No deja que los indicios le hagan sacar conclusiones precipitadas, ni que sus opiniones personales sirvan, una vez pronunciadas en alto, como contradicción o rémora a la razón o razones del hecho delictivo, si lo hubiere, mientras fuma su pipa a pequeñas bocanadas.
Llega a todos, por insignificante que sea su función social, reuniendo los datos que pudieran abrir el camino hacia las conclusiones. Y que aquél o aquellos que han cometido los asesinatos, se acerquen al callejón sin salida trazado por Maigret.
Aquí los personajes, víctimas y verdugos, enjuiciados en secreto por los otros, entre horarios minuciosos y debilidades humanas, llegan ante la justicia.
Sería sencillo contaros la trama completa de esta novela, pero acabaría con el juego que nos abre Simenon entre su lógica y nuestras sospechas.
Maigret es bondadoso, pulcro, fiel, honesto; vive con cercanía e intensidad los espacios donde habitan las personas y las realidades que rodean el caso, pero es implacable ante el crimen.
Georges Joseph Christian Simenon (Lieja, 13 de febrero de 1903 - Lausana, 4 de septiembre de 1989) fue un escritor belga enlengua francesa. Nació en Lieja, oficialmente el 12 de febrero de 1903. Su vida comienza regida por el misterio, pues en realidad nació el viernes 13 de febrero, pero fue declarado como nacido el 12, por superstición. Simenon fue un novelista de una fecundidad extraordinaria, con 192 novelas publicadas bajo su nombre y una treintena de obras aparecidas bajo 27 seudónimos.Los tirajes acumulados de sus libros alcanzan 550 millones de ejemplares. También fue fecundo en otros aspectos: una vez declaró haber hecho el amor a treinta mil mujeres, cifra que, por supuesto, no ha podido confirmarse. (Biografía: wikipedia)
Memorias íntimas (fragmento)
"
Perdóname, mi pequeña Marie-Jo, si te dejo por un tiempo en los albores de este año 1970 que marcará un momento crucial en tu joven existencia. Quiero despejar el terreno con notaciones sórdidas para pronto hablar sólo de ti sin tener que interrumpirme e interrumpir tus propios relatos. Y lo hago precisamente por la importancia que para ti, y para mí también, reviste todo lo que vas a vivir en este año y en los siguientes.
No temas, hija mía, no te abandono, al contrario, y tengo prisa por volver a estar espiritualmente a tu lado, allá donde ahora vives.
Tus hermanos mayores se han ido y vuelan ahora con sus propias alas. Yo sigo su evolución con el mismo amor con que lo he venido haciendo desde que nacieron. Me queda Pierre, que, inocentemente, de pequeñito, me dio tantas preocupaciones y suscitó en mí tantos temores. Hoy es un colegial de once años, vigoroso, tan abierto a la vida como a todos los que le rodean y de los que se rodea. Volveré también a hablar de él llegado el momento.
Ahora, lo que me urge es acabar con un pasado que ha durado demasiado y que habría podido aniquilarme si no os hubiera tenido a mí alrededor, a vosotros, mis cuatro hijos, y si no tuviera el amor de Teresa.
Voy a tratar pues de D., sólo de D., cada vez más empeñada en que no se la olvide, utilizando para ello todos los medios, que ya no me sorprenden en absoluto.
Me he adelantado algo a los acontecimientos al publicar una carta que me escribió en enero de 1971. Conviene volver un poco atrás, pues, para ella también, el año 1970 marcó un viraje decisivo, cargado de graves consecuencias.
A su nueva residencia, el Hôtel Président, de Ginebra, la sigue aquel chófer de actitudes autoritarias. Le propongo a D. comprarle un piso en esa ciudad, o en Lausana, a su elección, pero no quiere ni oír hablar de ninguna de estas dos ciudades.
Me comenta que en Begnins, un pueblo cercano a la frontera francesa y a Divonne, hay una villa en venta. La razón de que elija Begnins no la sabré nunca. La villa es casi nueva y tiene, según parece, un hermoso jardín; está al lado y es casi igual a la de un corredor de Fórmula 1 muy célebre. Hay otras personas interesadas en su compra, y es urgente que tome una decisión. Ella tiene mucho interés. Compro, pues, en tres días, según sus deseos, esta villa que no he visto y que no veré jamás.
Tomo, no obstante, la precaución de
comprarla a mi nombre, comprometiéndome sin embargo a cedérsela en usufructo
por el tiempo que quiera y a encargarme de las obras que ella crea necesarias,
así como de la adquisición del mobiliario.
Las obras serán muy numerosas, pues lo que conviene a un corredor de Fórmula 1 y a su familia no tiene por qué coincidir necesariamente con los gustos de D., que llamará modestamente a su villa: Villa D., en letras doradas. "
Maigret tend un piège ( 1958 - bande annonce )
Centre d'acción culturelle de la Comunidad de la expresión francesa (CACEF)Comunidad francesa de Bélgica a ParísFonds Simenon de l'Université de LiègeExposición SimenonParís, enero de 1982
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Pena
de muerte (fragmento)
" El olfato no bastaba. La convicción tampoco. La justicia exige una prueba y Maigret seguía buscando sin saber quién se cansaría primero. Paseó tras la pareja por el Jardín Botánico. Asistió a veladas de cine. Comió y cenó en excelentes cervecerías, como le gustaba, y se atiborró de cerveza. A la lluvia la había reemplazado una especie de nieve fundida. El martes, calculaba el comisario, apenas les quedaban trescientos francos belgas a sus víctimas y tal vez, se dijo, tendrían que echar mano del tesoro escondido. Era una vida agotadora y, por la noche, tenía que despertarse al menor ruido producido en la vecina habitación. Pero seguía como esos perros que, tumbados en el suelo se dejan aplastar antes que retroceder. "
Simenon / Maigret Enlaces
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Carta a mi juez (fragmento)
" Si
hoy me preguntaran en qué se reconoce el amor, si tuviera que establecer un
diagnóstico de lo que es el amor, diría: "En primer lugar, la necesidad de
la presencia". Y digo bien: necesidad, tan absoluta, tan vital como una
necesidad física. "Después, la sed de comunicarse." La sed de
comunicarse consigo mismo y con el otro, porque uno se encuentra tan
maravillado, tiene tal seguridad de estar viviendo un milagro, tanto miedo de
perder algo que jamás había esperado, que la suerte no le debía y quizá le dio
por distracción, que a todas horas se experimenta la necesidad de
tranquilizarse y, para tranquilizarse, de comprender. "
Comisario Maigret
Policía Judicial
36 Quai des Orfebres
de París ...
El Foro Maigret Esto no es un sitio web estático. Se cambia casi a diario. El "Maigret Forum ", un tablón de anuncios abierto para las comunicaciones, opiniones, información y discusión relacionada con Maigret y Simenon, se ha convertido en la característica más activa de este sitio. Es el lugar donde los libros nuevos, sitios web, artículos y características se anunció por primera vez y se muestran, e incluye un indexada archivo del todo el pasado Foro ... de nuevo a 1997!
http://www.trussel.com/f_maig.htm
Carta
a mi madre (fragmento)
" Hoy, es de la Henriette de verdad de la que quisiera encontrar el alma.
En la Rue Léopold, donde pasaste tu primer año de mujer casada, teníais, mi padre y tú, una vivienda de dos habitaciones, encima de una sombrerería, y habías de bajar medio piso para encontrar un grifo.
Era un piso de gente humilde y se podía pensar que, toda tu vida, tuviste interés en formar parte del mundo de los humildes.
Te asombraría mucho enterarte de que a mi edad yo me acerco cada vez más a él, porque siento que es también mi mundo y porque es el mundo de la verdad.
El señor Reculé representaba para ti, con su pensión de jubilado del Nord Belge, la seguridad. Existía otro que, sabe Dios por qué y cómo, formó parte por un momento de nuestros allegados.
Se llamaba señor Rorive. Era bajo, regordete, de tez sonrosada como la de los bebés. Además, estaba exageradamente atento a su persona y sospecho que debía de llevar un trapo en uno de sus bolsillos para limpiarse el polvo que se posara sobre sus zapatos amarillos.
" Hoy, es de la Henriette de verdad de la que quisiera encontrar el alma.
En la Rue Léopold, donde pasaste tu primer año de mujer casada, teníais, mi padre y tú, una vivienda de dos habitaciones, encima de una sombrerería, y habías de bajar medio piso para encontrar un grifo.
Era un piso de gente humilde y se podía pensar que, toda tu vida, tuviste interés en formar parte del mundo de los humildes.
Te asombraría mucho enterarte de que a mi edad yo me acerco cada vez más a él, porque siento que es también mi mundo y porque es el mundo de la verdad.
El señor Reculé representaba para ti, con su pensión de jubilado del Nord Belge, la seguridad. Existía otro que, sabe Dios por qué y cómo, formó parte por un momento de nuestros allegados.
Se llamaba señor Rorive. Era bajo, regordete, de tez sonrosada como la de los bebés. Además, estaba exageradamente atento a su persona y sospecho que debía de llevar un trapo en uno de sus bolsillos para limpiarse el polvo que se posara sobre sus zapatos amarillos.
El señor Rorive había regentado una mantequería durante muchos años, entre el olor un poco agrio de la mantequilla y el queso. Su mujer no era más alta que él y era también gruesa.
Cuando se los veía a los dos, muy limpios, bien vestidos, con una sonrisa ingenua en los labios, se sentía, aún sin quererlo, una impresión de plenitud.
Tú admirabas mucho al señor y a la señora Rorive. Un día pediste incluso a tu hermano, el que tenía un castillo, que te prestara un poco de dinero para abrir una mantequería. Tu hermano se negó. Era un hombre de negocios y las mantequerías, las Hermanitas de la caridad, no eran de su competencia.
Entonces, para ganar el dinero a toda costa, para asegurar tu porvenir y tener la certeza de no volver a conocer nunca más la miseria, convenciste a Désiré para que alquilara una casita en la calle vecina de aquella en la que vivíamos.
Todas las casas del barrio eran modestas, casi todas iguales, salvo el color de las puertas y los marcos de las ventanas. Pusiste en la fachada un cartelito: «Se alquilan habitaciones amuebladas».
Al mirarte, tan frágil en la cama, yo me pregunto si habría sido un acto de crueldad por tu parte. Debías de conocer el carácter de mi padre. Era un hombre que tenía mucho apego a su tranquilidad, a su sillón de mimbre, al que volvía todas las noches, a sus zapatillas, a la lectura de su periódico.
Después de tan sólo tres años de matrimonio, la pequeña Henriette, a la que sus hermanas llamaban un «pajarillo para el gato», se atrevía a imponer su voluntad al gran Désiré.
A mí me disgustó. Siendo muy niño aún, sentí que una especie de desequilibrio se había establecido en la casa, en la que sólo contabas tú, en la que trabajabas intensamente tú, de la mañana a la noche, en la que te desgastabas las manos haciendo grandes coladas, y el hombre que, al volver a casa, encontraba a menudo su sillón ocupado por un polaco y un ruso, su periódico entre las manos de otro.
Ahora sé que nunca hubo maldad por tu parte, ni siquiera —podría decir— egoísmo. Seguías tu destino, como el tío del castillo, y nada, ninguna sensibilidad, podía interponerse. "
Bookplate de SimenonEntender y no trate de entender y juez no
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El círculo de los Mahé (fragmento)
" Péchade sólo pudo levantar los ojos al cielo. No había resistido el shock operatorio. Una hora más tarde, todo había terminado, sin que hubiese recuperado el conocimiento. Las monjas se preparaban para amortajarla cuando el doctor oyó voces, como una discusión en el corredor.
Era la vieja Papin que estaba allí con su maleta y pretendía entrar.
—Dígales, monsieur François, que es su mamá la que me pidió que viniera. Y hasta he traído sus cosas, como ella me ordenó…
Él asintió con la cabeza, incapaz de hablar. Y la vieja Papin se quedó un largo rato sola en la habitación con una de las hermanas.
Por la tarde, devolvían el cadáver a Saint-Hilaire, tal como madame Mahé había previsto. La vieja Papin cobraba importancia.
—Oiga, monsieur François, su mamá me dijo que no hicieran nada antes de leer lo que pone el cuadernito que está escondido debajo de una pila de sábanas en la cómoda…
Entonces pudieron comprobar hasta qué punto la moribunda se había preocupado de
los detalles más nimios. Incluso del sitio donde se encontraban los cirios,
incluso de las palmatorias que había que usar para la capilla ardiente, las dos
palmatorias de plata del salón.
Había un inventario completo de lo que contenían todos los muebles de la casa, y madame Mahé había pensado en todo el mundo, había previsto pequeños legados para cada uno, incluidos parientes lejanos a los que no habían visto desde hacía veinte años.
También encontraron una lista de las personas a quienes había que avisar, e instrucciones para el notario. Había pensado en los impuestos de sucesión y había procurado reducirlos al mínimo.
Fue un entierro muy bonito. Estaba todo Saint-Hilaire, y personas de los pueblos vecinos, y hasta de Bressuire y de Cholet. Algunos llegaban en coche, o en bicicleta. Otros venían a pie del pueblo de al lado, que tenía estación de tren, y se formaban largas comitivas en la carretera, refrescada ese día por un aguacero.
El doctor tenía los ojos enrojecidos y parecía no ver nada, pues tropezaba con los muebles y estrechaba la mano de la gente con cara de no reconocerla, balbuceando maquinalmente. "
Había un inventario completo de lo que contenían todos los muebles de la casa, y madame Mahé había pensado en todo el mundo, había previsto pequeños legados para cada uno, incluidos parientes lejanos a los que no habían visto desde hacía veinte años.
También encontraron una lista de las personas a quienes había que avisar, e instrucciones para el notario. Había pensado en los impuestos de sucesión y había procurado reducirlos al mínimo.
Fue un entierro muy bonito. Estaba todo Saint-Hilaire, y personas de los pueblos vecinos, y hasta de Bressuire y de Cholet. Algunos llegaban en coche, o en bicicleta. Otros venían a pie del pueblo de al lado, que tenía estación de tren, y se formaban largas comitivas en la carretera, refrescada ese día por un aguacero.
El doctor tenía los ojos enrojecidos y parecía no ver nada, pues tropezaba con los muebles y estrechaba la mano de la gente con cara de no reconocerla, balbuceando maquinalmente. "
Biografías, bibliografías seleccionadas y trabajos críticos
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"En los últimos años de vida de la escritura prolífica de Georges Simenon, cuando ya había publicado cerca de 400 novelas, se dijo Alfred Hitchcock haber llamado por teléfono, sólo para ser informado por el secretario de Simenon que no podía ser perturbado porque él acababa de comenzar una . nueva novela Hitchcock, sabiendo que Simenon era capaz de escribir una novela - o dos o tres - todos los meses, respondió: está bien, voy a esperar ".
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Extraído de revisión de Deirdre Bair
Simenon, una biografía de Pierre Assouline, The New York Times .
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[encontrar en The Razz Site ]
La
yegua perdida (fragmento)
" Despertó mucho más tarde que de costumbre. Había tenido un dormir pesado e inquieto al mismo tiempo, pues en ciertos momentos de vaga lucidez se veía a sí mismo derrengado encima de la cama y cubierto de un sudor malsano; la noción del mal lo perseguía en sus pesadillas y cuando se daba cuenta de que iba a emerger a la superficie, volvía a sumergirse malhumorado en aquel sueño denso y gelatinoso sabiendo que al final habría alguna cosa desagradable y aplazaba la operación de despertarse para más tarde.
Antes de abrir los ojos, tuvo la certidumbre de varias cosas. Primero, un concreto olor a huevos fritos con tocino le llegaba desde la cocina. Eso quería decir que era domingo y que a lo largo de todo el día anterior no se había dado cuenta de que fuese sábado. Eran las ocho de la mañana. A pesar de la preferencia que tenía él por la carne roja, Mathilda se había empeñado en que el domingo había que permanecer fiel a la tradición del desayuno que se tomaba en Farm Point, incluyendo la mermelada de naranjas que allí solamente se servía el domingo y con parquedad, porque resultaba cara: una cucharada para cada niño.
Debería haberse levantado mucho antes y haber dado una vuelta a caballo con González, como tenía por costumbre hacer todos los domingos por la mañana.
Tampoco tenía necesidad de abrir los ojos para saber que llovía. Había oído los rumores de la tempestad. Una densa lluvia crepitaba ahora en la techumbre. John no ignoraba que la montaña era en tales momentos casi invisible y cierta calidad del aire, una frescura muy especial del ambiente, le anunciaba que había llegado el invierno. Porque el invierno llegaba así, de golpe. Los inviernos eran allí de buen sol durante todo el día, con pocas excepciones, y cálidos a mediodía. En seguida, Mathilda pondría mantas de lana en las camas —que olerían a naftalina durante varios días— y el chino encendería la caldera.
Oía ir y venir a su hermana y se decidió a empezar su arreglo personal con precaución porque no tenía la cabeza firme. Volvíanle a la memoria retazos de lo sucedido la víspera, en fragmentos o, mejor dicho, a ráfagas, y todo aquello le parecía sucio; sentía vergüenza de lo que había dicho, así como de la repentina confianza que depositara en Boris, con quien nunca tuvo hasta aquella noche un trato de intimidad.
Su piel se mantenía tersa y sus ojos claros: dada su edad, había soportado bien el golpe y estaba orgulloso de haberlo superado. Era preciso actuar como si no pasara nada y entrar con la mayor naturalidad posible en la sala de estar, besar a su hermana en la frente y sentarse en el lugar de siempre.
Salió del paso demasiado bien incluso, pues se movió con tanta desenvoltura que Mathilda se vio obligada a volver la cabeza para sonreír sin que él la viera.
En la otra habitación se oía a Pía que estaba arreglándose con el esmero propio de los días de fiesta; no tardaría en gemir al ponerse los zapatos que no se resolvía a llevar más que una vez por semana. "
" Despertó mucho más tarde que de costumbre. Había tenido un dormir pesado e inquieto al mismo tiempo, pues en ciertos momentos de vaga lucidez se veía a sí mismo derrengado encima de la cama y cubierto de un sudor malsano; la noción del mal lo perseguía en sus pesadillas y cuando se daba cuenta de que iba a emerger a la superficie, volvía a sumergirse malhumorado en aquel sueño denso y gelatinoso sabiendo que al final habría alguna cosa desagradable y aplazaba la operación de despertarse para más tarde.
Antes de abrir los ojos, tuvo la certidumbre de varias cosas. Primero, un concreto olor a huevos fritos con tocino le llegaba desde la cocina. Eso quería decir que era domingo y que a lo largo de todo el día anterior no se había dado cuenta de que fuese sábado. Eran las ocho de la mañana. A pesar de la preferencia que tenía él por la carne roja, Mathilda se había empeñado en que el domingo había que permanecer fiel a la tradición del desayuno que se tomaba en Farm Point, incluyendo la mermelada de naranjas que allí solamente se servía el domingo y con parquedad, porque resultaba cara: una cucharada para cada niño.
Debería haberse levantado mucho antes y haber dado una vuelta a caballo con González, como tenía por costumbre hacer todos los domingos por la mañana.
Tampoco tenía necesidad de abrir los ojos para saber que llovía. Había oído los rumores de la tempestad. Una densa lluvia crepitaba ahora en la techumbre. John no ignoraba que la montaña era en tales momentos casi invisible y cierta calidad del aire, una frescura muy especial del ambiente, le anunciaba que había llegado el invierno. Porque el invierno llegaba así, de golpe. Los inviernos eran allí de buen sol durante todo el día, con pocas excepciones, y cálidos a mediodía. En seguida, Mathilda pondría mantas de lana en las camas —que olerían a naftalina durante varios días— y el chino encendería la caldera.
Oía ir y venir a su hermana y se decidió a empezar su arreglo personal con precaución porque no tenía la cabeza firme. Volvíanle a la memoria retazos de lo sucedido la víspera, en fragmentos o, mejor dicho, a ráfagas, y todo aquello le parecía sucio; sentía vergüenza de lo que había dicho, así como de la repentina confianza que depositara en Boris, con quien nunca tuvo hasta aquella noche un trato de intimidad.
Su piel se mantenía tersa y sus ojos claros: dada su edad, había soportado bien el golpe y estaba orgulloso de haberlo superado. Era preciso actuar como si no pasara nada y entrar con la mayor naturalidad posible en la sala de estar, besar a su hermana en la frente y sentarse en el lugar de siempre.
Salió del paso demasiado bien incluso, pues se movió con tanta desenvoltura que Mathilda se vio obligada a volver la cabeza para sonreír sin que él la viera.
En la otra habitación se oía a Pía que estaba arreglándose con el esmero propio de los días de fiesta; no tardaría en gemir al ponerse los zapatos que no se resolvía a llevar más que una vez por semana. "
Películas de SIMENON
Se enumeran en el orden en que fueron producidos, pero las fechas son las fechas de lanzamiento. los nombres de los directores están en cursiva. nombres siguientes son las de los jugadores estrellas y destacados.
LAS PELICULAS Maigret
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FICTION SIMENON
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El tren de Venecia (fragmento)
" Eso era todo. Tampoco aquí había demasiado pathos, ni se traslucía ningún sentimiento de piedad hacia una joven elegante que tal vez no se contentaba con su sueldo y «recibía en su domicilio a numerosos visitantes».
Sin embargo, un detalle le resultó inquietante a Calmar: «… la policía prefiere guardar silencio sobre este asunto…».
¿Significaba eso que la policía tenía por lo menos un indicio que no quería desvelar? ¿Habrían detectado la presencia de un hombre vestido con un traje de color marfil que, a última hora de la tarde, se había detenido frente al edificio y había vuelto a subir a un taxi instantes después? ¿Habían dado quizá con el taxista? ¿Les habría facilitado este su descripción y habría mencionado el maletín?
La camarera del restaurante de la estación seguro que se acordaría de él, de sus dos whiskies y de su rostro inquieto o desencajado.
En lo sucesivo, todo aquello ya formaba parte de su vida, e incluso se había hecho a la idea de ello. El lunes por la noche fue en coche hasta Sartrouville y arrojó al Sena el maletín envuelto en un papel azulado, que quedó flotando largo rato en el agua antes de hundirse definitivamente.
Todo le inspiraba desconfianza, tanto los coches aparcados en la oscuridad, que quizá daban cobijo a parejas de enamorados, como las gabarras amarradas a lo largo de los muelles o los vagabundos que dormían al pie de un árbol o del pilar de un puente.
Había tomado la precaución de hacer todas las comidas en Chez Étienne, salvo la noche que fue a cenar con Bob y con su nueva amante, aquella Françoise mal hablada que seguro que dijo en cuanto Calmar se hubo marchado: «Oye, tu amigo no es muy divertido que digamos…».
Nunca había sido divertido, pero, aparte de la época más sombría del colegio, tampoco creía ser el más triste de los hombres. Por las noches ayudaba a Josée a hacer los deberes, y ella no dudaba en gastarle bromas, cosa que no se habría atrevido a hacer con un padre gruñón o muy serio.
No. Era como los demás hombres, como la mayoría. Incluso ahora, ¿acaso no estaba actuando como lo habría hecho cualquier otra persona en su lugar?
A falta de un escondite seguro en los despachos o en el laboratorio de la Avenue de Neuilly, optó resignado por una solución que sólo le gustaba a medias y que consideraba provisional.
Puesto que había recogido el maletín en una taquilla automática, ¿por qué no seguir empleando el mismo sistema?
El martes salió del despacho más temprano que de costumbre y atravesó casi todo París para llegar a una marroquinería del Boulevard Beaumarchais. Convencido como estaba de que no debía hacer en su barrio una compra que no podía justificar, se acordó de esa tienda, que había vislumbrado un día que pasaba por allí y que estaba más o menos a la altura del Circo de Invierno.
Lo único que le importaba era el tamaño, no la calidad. Al contrario, el maletín debía ser lo bastante corriente como para no llamar la atención cada vez que fuera a retirarlo.
Porque en lo sucesivo se vería obligado a recogerlo cada cinco días, según lo estipulado en el reglamento. Después de cinco días, el encargado de la consigna abría las taquillas y dejaba el contenido de las mismas en los anaqueles de la consigna durante un plazo de seis meses.
Calmar no quería arriesgarse. Aunque también era posible alquilar una taquilla durante un periodo más largo, pero se habría visto obligado a cumplimentar un formulario con su nombre y una dirección.
Empezó por la Gare Saint-Lazare. Debía retirar el maletín o volver a meter las monedas en la ranura antes del domingo, pero esta segunda opción le parecía demasiado arriesgada; prefería cambiar de estación cada vez.
Esta actividad resultaba mucho más complicada de lo que parecía a primera vista. Hasta su regreso de Venecia, nunca se había percatado de que vivía prisionero de una rutina y de que sus actos y sus gestos eran observados las veinticuatro horas del día, bien por su mujer y sus hijos, bien, en la oficina, por el jefe, sus compañeros y las secretarias.
Prueba de ello es que nunca había oído hablar tanto de su mal aspecto; ¡como si no estuviera en su derecho de tener digestiones pesadas o de sentirse inquieto, desasosegado! "
Si queréis saber un poco más de la novela negra podéis visitar
este enlace
https://es.wikipedia.org/wiki/Novela_negra
Las
hermanas Lacroix (fragmento)
" Un suceso particularmente penoso ha tenido lugar la pasada noche en el barrio de Saint-Gervais, en Cherbourg. Un obrero de una fábrica de cemento llamado Gustave L…, en paro desde hacía más de un año, se ha quitado la vida disparándose un tiro de fusil en la boca.
Previamente, Gustave L… había dado muerte a su mujer, de treinta y cinco años de edad, y a sus cuatro hijos, el último de los cuales no tenía más que unos meses.
Como Gustave L… no bebía, se trata probablemente de un drama de la miseria. El Maigret japonés, protagonizado por Kinya Aikawa
" Un suceso particularmente penoso ha tenido lugar la pasada noche en el barrio de Saint-Gervais, en Cherbourg. Un obrero de una fábrica de cemento llamado Gustave L…, en paro desde hacía más de un año, se ha quitado la vida disparándose un tiro de fusil en la boca.
Previamente, Gustave L… había dado muerte a su mujer, de treinta y cinco años de edad, y a sus cuatro hijos, el último de los cuales no tenía más que unos meses.
Como Gustave L… no bebía, se trata probablemente de un drama de la miseria. El Maigret japonés, protagonizado por Kinya Aikawa
A decir verdad, el primer sentimiento de Mathilde fue la desilusión. Miró el artículo, que no tenía más que unas líneas. Parecía encontrarlo ridículamente corto. Luego observó a su marido, y si no hubiera jurado no dirigirle más la palabra, le habría preguntado:
—¿Y qué?
Creyó que encontraría algo mucho más preciso, que hablara de sopa, de veneno y de probetas.
En cambio, la mente habría recorrer un largo camino para ir del artículo al comedor de las Lacroix. Un desgraciado, un obrero incapaz de alimentar a su familia, sintió de repente que no saldría nunca del bache y decidió acabar con todo.
¡Eso era, en resumidas cuentas! Estar harto.
Sólo que Gustave L… se había llevado por delante a toda su familia.
Mathilde reflexionaba. Se veía que reflexionaba, pues miraba fijamente con gravedad casi cómica una manchita de óxido en el edredón.
¿Por qué había matado Gustave L… a los demás? ¿Los quería demasiado para soportar la idea de separarse de ellos? ¿Le repugnaba dejarlos en la miseria? ¿Consideraba que sus hijos, su mujer y él formaban un todo indisoluble?
Estaban sentados cada cual en su cama. Mathilde a la izquierda, con el periódico desplegado sobre la colcha, su marido a la derecha y, entre ellos, por encima de sus cabezas, la pantalla de fleco de perlas.
Vernes esperaba. Había que permitir al esfuerzo dar sus frutos en la mente de su mujer, y así fue, se volvió hacia él, le miró como nunca le había mirado, como si fuera un desconocido, o más bien como a un ser extraordinario en el que nunca había reparado.
En cuanto a él, se limitó a decir:
—Pues sí…
Lo que no quería decir que estuviera orgulloso de lo que había hecho, ni tampoco arrepentido o avergonzado. ¡No! Simplemente lo constataba. Con una punta incluso, en el fondo, de imperceptible orgullo. También con cierta incomodidad, pues se daba perfecta cuenta de que haría mejor callando.
Pero, si había bajado, era porque no quería seguir callando. Y mientras su mujer recorría con la vista el periódico, él había buscado pacientemente la frase con que empezar.
—¿Quién tiene la culpa? —se decidió al fin.
El montaje transparente de Georges Simenon
Los cuatro días de un pobre hombre (fragmento)
" Hurgó en sus recuerdos. Con Aimée, aquello no le había sucedido una sola vez, sino que a veces repetía. La cosa había empezado con la serie de desgracias. Recién ingresado en una compañía de seguros, a poco de casarse, estalló la crisis y todas las empresas redujeron su personal, comenzando, naturalmente, por los entrados en último lugar.
Bob había nacido. El padre de Germaine murió y François había intentado en vano levantar el negocio del bulevar Raspail.
Habían perdido dinero. Vendieron. La instalación en el piso de la calle Delambre se llevó sus economías y a continuación intentó varios oficios.
Iba al bulevar Sebastopol por falta de medios, y muchas veces ni siquiera se sentía atraído por sus compañeras sucias. ¿Quizá la razón había que buscarla en aquello?
Por primer día, no había que ser muy exigente. Una pareja, en la mesa vecina, hablaba en ruso o en polaco, en voz baja, como temerosos de ser comprendidos. Había dos chicas muy bonitas, sin duda modelos, solas en una mesa. No pensaba en ellas, si bien miraba mecánicamente sus piernas. Y tampoco era para ellas la sonrisa que se dibujó en su cara, como de hombre que acaba de librarse de un gran peso.
Acababa de acordarse de Renée, tal como la había visto, por la tarde, sentada en la esquina de la mesa, en el fumadero, con las piernas deformadas contra la madera oscura y brillante. Ahora bien, de repente se sintió entorpecido por una aguda oleada de deseo y sintió la misma alegría que un niño ante unos fuegos de artificio.
Tendría gracia que Renée ocupase el lugar de la señora Dhôtel, con la que tenía, algunos rasgos comunes, y que actualmente debía ser también una mujer de años.
Tendría que ir a visitar a su cuñada en Deauville. Su hermano podía recordar vagamente al antiguo editor, menos corpulento, con idénticos cabellos rubios y escasos, y la misma blandura de carnes y de gestos.
Aún no sabía si llevaría a Bob, que tantas ganas tenía de ver el mar.
¿Por qué no? Lo pensaría. Tenía que pensar en muchas cosas. Pero lo que de ninguna manera podía hacer era descorazonarse, como acababa de hacer.
Encendió un cigarrillo y dobló a la derecha al llegar a la calle Delambre. En su casa no se veía luz. Raoul, pues, no había ido. Y si había pasado por allí, había creído que François dormía. Debía estar bebiendo en cualquier parte, ya muy borracho, y sin duda había encontrado algún oyente embrutecido por el alcohol a quien dirigir sus discursos interrumpidos por risas cínicas y
estridentes. "
Georges Simenon
Georges Joseph Christian Simenon (Lieja, 13 de febrero de 1903 - Lausana, 4 de septiembre de1989) fue un escritor belga en lengua francesa.
Nació en Lieja, oficialmente el 12 de febrero de 1903. Su vida comienza regida por el misterio, pues en realidad nació el viernes 13 de febrero, pero fue declarado como nacido el 12, por superstición. Simenon fue un novelista de una fecundidad extraordinaria, con 192 novelas publicadas bajo su nombre y una treintena de obras aparecidas bajo 27 seudónimos. Los tirajes acumulados de sus libros alcanzan 550 millones de ejemplares. También fue de llamar la atención en otros aspectos: una vez declaró haber hecho el amor a treinta mil mujeres, cifra que, por supuesto, no ha podido confirmarse.
André Gide, André Therive y Robert Brasillach fueron los primeros en reconocer que se trataba de un gran escritor.
Simenon en París
Durante todo este período, en el que frecuenta a bohemios y marginales, comienza a acariciar la idea de una verdadera ruptura, que hará realidad después de la muerte de su padre, en 1922, huyendo con la rubia Régine Renchon para instalarse en París. En París Simenon lleva una "vida de artista", descubriendo aquella gran capital y aprendiendo a amarla por sus delirios, sus desórdenes y sus delicias. Se lanza al descubrimiento de sus cafés, sus comerciantes de carbón, sus pensiones, sus hoteles lamentables, sus fábricas de cerveza y sus restaurancillos, que le ofrecen el vino del Beaujolais, el embutido y los sencillos platillos adobados tradicionales (la gastronomía es unleitmotiv secundario en las novelas del comisario Maigret, basta recordar al comisario en una de sus típicas escenas; ordenando bocadillos y cervezas en el curso de una enquête (investigación) o durante un interrogatorio). Allí encuentra al vulgo parisino de artesanos menesterosos, conserjes desabridos y tipos miserables de doble vida. Comienza a escribir bajo diferentes seudónimos y su creatividad le asegura un éxito financiero inmediato.
En 1928, inicia un largo viaje en gabarra que aprovecha para sus reportajes. De este modo descubre el mar y la navegación, que será una constante a lo largo de toda su vida. Simenon decide en 1929 emprender un viaje por los canales de Francia y hace construir un barco el "Ostrogoth" en el que vive hasta 1931. En 1930, en una serie de novelas cortas escritas para Détective, por encargo de Joseph Kessel, aparece por primera vez el personaje del comisario Maigret. En 1932, Simenon inicia una serie de viajes y de reportajes sobre África, Europa oriental, la Unión Soviética y Turquía. Después de una larga travesía por el Mediterráneo, se embarca en un viaje alrededor del mundo entre 1934 y 1935. En sus escalas efectúa reportajes, se entrevista con numerosos personajes, y toma muchas fotografías. Aprovecha también para descubrir el placer de las mujeres de todas las latitudes.
Simenon después de la guerra
Georges Simenon con Jeanne Moreau y Federico FellinI
Simenon pasa la guerra en Vendée y mantiene correspondencia con André Gide. En 1945, al finalizar la guerra, se traslada a Estados Unidos, a Connecticut, pero va a recorrer durante diez años ese inmenso continente, a fin de saciar su curiosidad y su apetito por la vida. Durante esos años norteamericanos, visita intensamente Nueva York, Florida, Arizona, California y toda la Costa Este, miles de miles de moteles, de rutas y de paisajes grandiosos. Va a descubrir también una nueva manera de trabajar para la Policía y la Justicia y conoce también a su segunda esposa, la canadiense Denise Ouimet, 17 años más joven que él. Simenon vivirá con ella una relación pasional de sexo, celos y disputas alcohólicas.
En 1952, es recibido en la Academia Real de Bélgica, y regresa definitivamente a Europa en1955. Después de un animado período en la Costa Azul codeándose con la jet-set, termina por instalarse en Lausana, Suiza. En 1960, preside el festival de Cannes; aquel año la prestigiosaPalma de Oro es atribuida al film de culto La Dolce vita de Federico Fellini.
En 1972, renuncia a la novela, pero sin dejar la escritura y la exploración de los meandros humanos, comenzando por sí mismo, en una larga autobiografía de 21 volúmenes, dictada a su pequeño magnetófono: «Ideas que jamás tuve. Me interesé por los hombres, el hombre de la calle en particular, intenté comprenderlo de una manera fraternal.... ¿Qué he construido? En el fondo, eso no me interesa».
El suicidio de su hija Marie-Jo enlutó sus últimos años.
ANALISIS
A diferencia de muchos autores de hoy, quienes intentan construir una intriga lo más compleja posible -como en un juego de ajedrez- Simenon propone una intriga simple, con un argumento y personajes definidos, y un héroe dotado de humanidad, obligado a ir al borde de sí mismo, de su lógica.
El mensaje de Simenon es complejo y ambiguo: ni culpables ni inocentes absolutos, sólo culpabilidades que se engendran y se destruyen en cadena. Las novelas del escritor sumergen al lector en un mundo rico de formas, colores, olores, ruidos, sabores y sensaciones táctiles; al que se entra desde la primera frase...
En la estación de Poitiers, en la que había cambiado de tren, ella no pudo resistir. (...) Hacía realmente calor. Era agosto y el expreso que la había traído desde París estaba rebosante de gente que se iba de vacaciones. Revolviendo furtivamente en su bolsa para buscar una moneda, balbuceó: Sírvame otra.
Extraído de Tía Jeanne
El crítico Robert Poulet ha dicho: "Casi todos sus relatos comienzan por cien páginas magistrales en las que se asiste como a un fenómeno natural y en las cuales se encuentra infaliblemente ante una determinada cantidad de materia viva de la que otro Simenon se apoderará para extraer dramas y sorpresas bastante menos hábilmente" Él también ha precisado que Simenon era mejor en la pintura de estados que en la de acciones, definiendo su universo como estático.
Fuera del Comisario Maigret, sus mejores novelas están basadas en intrigas situada en pequeñas ciudades de provincia en las que incuban sombríos personajes de apariencia respetable, pero dedicados a oscuras empresas, en una atmósfera hipócrita y agobiante, de la que los mejores ejemplos son las novelas Les Inconnus dans la maison y Le Voyageur de la Toussaint, pero también Panique, Les Fiançailles de M. Hire, La Marie du port y La Vérité sur bébé Donge.
Simenon en cifras
Sus novelas hacen referencia a 1800 lugares en el mundo entero y dan vida a más de 9000 personajes; pero cuyos datos son grosso modo:
§ 103 episodios de Maigret (75 novelas y 28 novelas cortas);
§ 117 novelas conteniendo 25000 páginas;
§ Obras completas publicadas bajo su patrónimo contenidas en 27 volúmenes;
§ Más de 500 millones de libros vendidos;
§ Traducciones en 55 lenguas;
§ Publicado en 44 países;
§ Más de 50 filmes basados en su obra, sólo en el cine francés;
§ Millares de artículos en diferentes periódicos;
§ Un millar de reportajes alrededor del mundo.
Simenon en el cine
El universo de Simenon es relativamente estático, pero eso no ha desanimado a los realizadores cinematográficos, considerado como el"arte del movimiento", a llevar a la pantalla grande su obra. Más de cincuenta películas han sido rodadas en el cine francés a partir de las obras de Simenon. Decenas de otros han sido rodados por otras industrias cinematográficas alrededor del mundo.
Fue el primer novelista contemporáneo en ser adaptado desde el debut del cine parlante con La nuit du carrefour y Le chien jaune, aparecidos en 1931 y llevados a la pantalla en 1932.
Pero, en fin, los filmes logrados son bastante raros, porque entre la fidelidad decepcionante y la traición fecunda, la línea divisoria es estrecha. Numerosos realizadores lo han intentado con mayor o menor éxito. Finalmente la elección del intérprete se revela siempre primordial, sobre todo para el célebre comisario Maigret, porque es alrededor de él que se estructurará el film; su personalidad, su humanidad y su presencia, deben ser tan definidos como la intriga.
Los actores que han interpretado, en el cine, al famoso comisario son: Pierre Renoir, quien fue uno de los mejores, Abel Tarride, Harry Baurquien fue también uno de los mejores, Albert Préjean quien fue el menos convincente y el peor elegido, Charles Laughton, Michel Simon,Maurice Manson, Jean Gabin quien supo llenar el rol y darle una composición inteligente, Gino Cervi y Heinz Rühmann quien compuso un Maigret rico y verosímil.
Jean Gabin y Simenon eran muy amigos y el actor interpretó un total de diez filmes adaptados de Simenon, con los cuales hizo casi olvidar su pasado cinematográfico y sus numerosos roles de chico malo.
Novelas de Maigret
- El ladrón de Maigret (Le voleur de Maigret, 1967)
- Pietr, el Letón / La muerte ronda a Maigret (Pietr-le-Letton, 1931)
- El arriero de "La Providence" / El asesino del canal / Maigret y los muertos del canal (Le charretier de la Providence, 1931)
- El difunto filántropo (Monsieur Gallet, décédé, 1931)
- El ahorcado de la iglesia (Le pendu de Saint-Pholien, 1931)
- La cabeza de un hombre (La tête d’un homme (L’homme de la Tour Eiffel), 1931)
- El perro canelo (Le chien jaune, 1931)
- La noche de la encrucijada (La nuit du carrefour, 1931)
- Crimen en Holanda / Un crimen en Holanda (Un crime en Hollande, 1931)
- La taberna del puerto / A la cita de los Terranovas (Au Rendez-Vous des Terre-Neuvas, 1931)
- La bailarina del Gai-Moulin / El cadáver del señor Graphopoulos (La danseuse du Gai-Moulin, 1931)
- La amargura del condenado (La guinguette à deux sous, 1932)
- La sombra chinesca (L’ombre chinoise, 1932)
- El caso Saint-Fiacre (L’affaire Saint-Fiacre, 1932)
- Entre los flamencos (Chez les Flamands, 1932)
- El puerto de las brumas (Le port des brumes, 1932)
- El loco de Bergerac (Le fou de Bergerac, 1932)
- Liberty bar (Liberty Bar, 1937)
- La esclusa número uno (L’écluse nº. 1, 1933)
- Maigret (Maigret, 1934)
- Los sótanos del Majestic (Les caves du Majestic, 1942)
- La casa del juez (La maison du juge, 1942)
- Cécile ha muerto (Cécile est morte, 1942)
- Firmado: Picpus (Signé Picpus, 1944)
- Una extraña sirvienta / Felicia está ahí (Félicie est là, 1944)
- El inspector Cadáver (L’Inspecteur Cadáver, 1944)
- Maigret se enfada (Maigret se fâche, 1947)
- Maigret en Nueva York (Maigret à New-York, 1947)
- Las vacaciones de Maigret (Les vacances de Maigret, 1948)
- El muerto de Maigret / Maigret y su muerto / Maigret con la muerte en los talones (Maigret et son mort, 1948)
- La primera investigación de Maigret / Maigret y los aristócratas (La première enquête de Maigret, 1913, 1949)
- Mi amigo Maigret (Mon ami Maigret, 1949)
- Maigret en los dominios del "córoner" / Maigret en Arizona (Maigret chez le coroner, 1949)
- Maigret y la anciana (Maigret et la vieille dame, 1949)
- Maigret y el tercer hombre / La amiga de Madame Maigret (L’amie de Madame Maigret, 1950)
- Las memorias de Maigret (Les Mémoires de Maigret, 1951)
- Maigret en el Picratt's (Maigret au Picratt's, 1951)
- Maigret en la pensión / Maigret a pensión (Maigret en meublé, 1951)
- Maigret y la Espingarda (Maigret et la grande perche, 1951)
- Maigret, Lognon y los gángsteres (Maigret, Lognon et les gangsters, 1952)
- El revólver de Maigret / Las noches blancas de Maigret (Le revolver de Maigret, 1952)
- Maigret y el hombre del banco (Maigret et l’homme du banc, 1953)
- Maigret tiene miedo (Maigret a peur, 1953)
- Maigret se equivoca (Maigret se trompe, 1953)
- Maigret va a la escuela / Maigret en la escuela (Maigret à l’école, 1954)
- Maigret y la joven muerta (Maigret et la jeune morte, 1954)
- Maigret y el caso del ministro (Maigret chez le ministre, 1954)
- Maigret y el cuerpo sin cabeza (Maigret et le corps sans tête, 1955)
- Maigret tiende una trampa / Maigret tiende un lazo (Maigret tend un piège, 1955)
- Un fracaso de Maigret (Un échec de Maigret, 1956)
- Maigret se divierte (Maigret s’amuse, 1957)
- Maigret viaja (Maigret voyage, 1958)
- Los escrúpulos de Maigret (Les scrupules de Maigret, 1958)
- Maigret y los testigos recalcitrantes (Maigret et les témoins récalcitrants, 1958)
- Una confidencia de Maigret (Une confidence de Maigret, 1959)
- Maigret en la Audiencia (Maigret aux assises, 1959)
- Maigret y los ancianos (Maigret et les vieillards, 1960)
- Maigret y el ladrón perezoso (Maigret et le voleur paresseux, 1961)
- Maigret y las buenas personas (Maigret et les braves gens, 1962)
- Maigret y el cliente del sábado (Maigret et le client du samedi, 1962)
- Maigret y el extraño vagabundo (Maigret et le clochard, 1963)
- La furia de Maigret (La colère de Maigret, 1963)
- Maigret y el fantasma (Maigret et le fantôme, 1964)
- Maigret se defiende (Maigret se défend, 1964)
- La paciencia de Maigret (La patience de Maigret, 1965)
- Maigret y el caso Nahour (Maigret et l’affaire Nahour, 1966)
- Maigret en Vichy (Maigret à Vichy, 1968)
- Maigret vacila (Maigret hésite, 1968)
- El amigo de la infancia de Maigret (L’ami d’enfance de Maigret, 1968)
- Maigret y el asesino (Maigret et le tueur, 1969)
- Maigret y el mayorista de vinos (Maigret et le marchand de vin, 1970)
- La loca de Maigret (La folle de Maigret, 1970)
- Maigret y el hombre solitario (Maigret et l’homme tout seul, 1971)
- Maigret y el confidente (Maigret et l’indicateur, 1971)
- Maigret y Monsieur Charles (Maigret et Monsieur Charles, 1972)
Relatos de Maigret
- La pinaza de los ahorcados (La péniche aux deux pendus, 1936)
- El caso del Boulevard de Beaumarchais (L’affaire du Boulevard Beaumarchais, 1936)
- La ventana de enfrente (La fenêtre ouverte, 1936)
- El Señor Lunes (Monsieur Lundi, 1936)
- Jeumont, 51 minutos de parada (Jeumont, 51 minutes d’arrêt, 1936)
- Pena de muerte (Peine de mort, 1936)
- Los goterones de cera (Les larmes de bougie, 1936)
- Rue Pigalle (Rue Pigalle, 1936)
- Un error de Maigret (Une erreur de Maigret, 1937)
- La posada de los ahogados (L’Auberge aux noyés, 1938)
- Stan, el asesino (Stan le tueur, 1938)
- La Estrella del Norte (L’Étoile du Nord, 1938)
- Tempestad sobre la Mancha (Tempête sur la Manche, 1938)
- Mademoiselle Berthe y su amante (Mademoiselle Berthe et son amant, 1938)
- El notario de Chateauneuf (Le notaire du Châteauneuf, 1938)
- L’improbable Monsieur Owen, 1938
- Ceux du Grand Café, 1938
- El hombre de la calle (L’Homme dans la rue, 1939) en Maigret y los cerditos sin rabo (Maigret et les petits cochons sans queue, 1950)
- Maigret en la subasta (Vente à la bougie, 1941) en Maigret y los cerditos sin rabo (Maigret et les petits cochons sans queue, 1950)
- El enamorado de la señora Maigret (L’amoureux de Madame Maigret, 1939)
- La anciana señora de Bayeux (La vieille dame de Bayeux, 1939)
- Menaces de mort, 1942
- La pipa de Maigret (La pipe de Maigret, 1947)
- No se mata a los pobres tipos (On ne tue pas les pauvres types, 1947)
- El testimonio del monaguillo (Le témoinage de l’enfant de chœur, 1947)
- El cliente más obstinado del mundo (Le client le plus obstiné du monde, 1947)
- Maigret y el inspector sin suerte (Maigret et l’inspecteur malgracieux, 1947)
- La agitada navidad de Maigret (Un Noël de Maigret, 1951)
Películas
- La nuit du carrefour, 1932. Francia. Director: Jean Renoir Intérprete: Pierre Renoir (Maigret)
- Le chien jaune, 1932. Francia. Director: Jean Tarride. Intérprete: Abel Tarride (Maigret)
- La tête d'un homme, 1933. Francia. Director: Julien Duvivier. Intérprete: Harry Baur (Maigret)
- Picpus, 1943. Francia. Director: Richard Pottier. Intérprete: Albert Préjean (Maigret)
- Cécile est morte!, 1944. Francia. Director: Maurice Tourneur. Intérprete: Albert Préjean (Maigret)
- Les caves du Majestic, 1945. Francia. Director: Richard Pottier. Intérprete: Albert Préjean (Maigret)
- El hombre de la torre Eiffel (The Man on the Eiffel Tower, 1949). EEUU-Francia. Director: Burgess Meredith. Intérprete: Charles Laughton (Jules Maigret)
- Brelan d'as, 1952. Francia. Director: Henri Verneuil. Intérprete: Michel Simon (Maigret)
- Maigret dirige l'enquête, 1956. Francia. Director: Stany Cordier. Intérprete: Maurice Manson (Maigret)
- El comisario Maigret (Maigret tend un piège, 1958) Francia. Director: Jean Delannoy. Intérprete: Jean Gabin (Maigret)
- Maigret en el caso de la condesa (Maigret et l'affaire Saint-Fiacre, 1959) Francia. Director: Jean Delannoy. Intérprete: Jean Gabin (Maigret)
- Liberty Bar, 1960. Francia. Película para TV. Director: Youri. Intérprete: Louis Arbessier (Maigret)
- Maigret, terror del hampa (Maigret voit rouge, 1963). Francia. Director: Gilles Grangier. Intérprete: Jean Gabin (Maigret)
- Maigret und sein größter Fall, 1966. Austria-Francia-Italia. Director: Alfred Weidenmann. Intérprete: Heinz Rühmann (Maigret)
- Pigalle... barrio prohibido (Maigret à Pigalle, 1966). Italia. Director: Mario Landi. Intérprete: Gino Cervi (Maigret)
- Detective Maigret, 1969; Megre i Chelovek Na Skameyke, 1973; Megre i staraya dama, 1974; Megre Kolebletsya, 1981. Unión Soviética. Director: Vyacheslav Brovkin. Intérprete: Boris Tenin (Maigret)
- Signé Furax, 1981. Francia. Director: Marc Simenon. Intérprete: Jean Richard (Maigret)
- El inspector Maigret (Maigret, 1988). Reino Unido. Película para TV. Director: Paul Lynch. Intérprete: Richard Harris (Maigret)
- Maigret: L'ombra cinese (2004) y Maigret: La trappola (2004). Italia-España. Películas para TV. Director: Renato De Maria. Intérprete: Sergio Castellitto (Maigret)
Series de televisión
- Maigret and the Lost Life, 1959. Reino Unido. Episodio de la serie BBC Sunday-Night Theatre. Director: Campbell Logan. Intérprete: Basil Sydney (Maigret)
- Maigret, 1960-1963. Reino Unido. Serie de TV de 52 episodios; Maigret at Bay, 1969. Reino Unido. Episodio de la serie BBC Play of the Month. Intérprete: Rupert Davies (Maigret)
- Maigret, 1960-1963. Bélgica-Paises Bajos. Serie de TV de 18 episodios. Intérprete: Jan Teulings (Maigret)
- Maigret: De kruideniers, 1964-65. Paises Bajos. Serie de 6 episodios. Intérprete: Kees Brusse (Maigret)
- Le inchieste del commissario Maigret, 1964-1972. Italia. Serie de TV de 16 episodios. Director: Mario Landi. Director de producción: Andrea Camilleri. Intérprete: Gino Cervi (Maigret), Andreina Pagnani (M. Maigret)
- Les enquêtes du commissaire Maigret, 1967-1990. Francia. Serie de TV de 88 episodios. Intérprete: Jean Richard
- Maigret, 1991-2005. Francia-Bélgica-Suiza. Serie de TV de 54 episodios. Intérprete: Bruno Cremer (Maigret)
- Maigret (Maigret, 1992-1993). Reino Unido. Serie de TV de 88 episodios. Intérprete: Michael Gambon (Maigret)