viernes, 18 de diciembre de 2020

El invierno como invierno

El solsticio de invierno 
(solsticio se deriva del latín ‘sol’ 
y "sístere", ‘permanecer quieto’)



La mitología griega cuenta que Hades, dios del inframundo, secuestró a Perséfone para convertirla en su esposa. Zeus ordena a Hades que la devuelva y se la entregue a Deméter, diosa de la tierra y su madre; pero, Hades engaña a Perséfone y le hace comer la comida de los muertos, ante esto Zeus le ordena a Perséfone que pase seis meses con Deméter y seis meses con Hades. Cuenta la historia que durante el tiempo en que su hija está con Hades, Deméter se entristece y con ello provoca el otoño y el invierno.



Julio Llamazares  MEMORIA DE LA NIEVE


1

Mi memoria es la memoria de la nieve.
Mi corazón está blanco como un campo
de urces

En labios amarillos la negación florece.
Pero existe un nogal donde habita
el invierno.

Un lejano nogal, doblado sobre el agua,
a donde acuden a morir los guerreros más
viejos.

En un mismo exterior se deshacen los días
y la desolación corroe los signos
del suicidio:

globos entre las ramas del silencio y un
animal sin nombre que se espesa en
mi rostro





Bernd Brunner

Cuando los inviernos eran inviernos

Historia de una estación


La historia de las civilizaciones parece mostrar que los seres humanos tenemos una clara preferencia por el calor y rehuimos el frío: el calor se asocia con la vida, mientras que el frío parece unido a la muerte; la primavera es la época del florecimiento; el verano, de la maduración; y el otoño, el melancólico presagio de los arduos meses en que todo muere o aguarda dormido una nueva primavera. Pero existen culturas que han prosperado en condiciones de frío extremo, tan exóticas, ricas y fascinantes como las del trópico. A ellas está dedicado este libro, donde se considera el invierno desde múltiples perspectivas—histórica, biológica, antropológica—y se compendian algunas de sus voluptuosidades, como el enorme placer de deslizarse en esquís sobre una pendiente de nieve virgen, o el de descubrir una cabaña humeante, como una isla en mitad del mar de nieve. Bernd Brunner captura la esencia de una estación, más preciosa aún en la era del cambio climático, que es posible amar pese a sus rigores.

Llevo aquí unos diez días, y mi única ocupación consiste en calentarme. Las casas están mal construidas y las estufas de hierro no sirven para nada. iván turguénev, en carta del 20 de febrero de 1870 a Gustave Flaubert, desde el Hôtel de Russie, Weimar.

E L  M U N D O  E N  I N V I E R N O . 

¿ QUÉ  H A C E 
Q U E  U N  I N V I E R N O SEA INVIERNO?


 En los lugares donde la primera nieve puede caer en octubre, los preparativos comienzan en agosto. En las costas de Noruega y Suecia, por ejemplo, sacan las embarcaciones a la orilla y las ponen a resguardo en un lugar seguro para que las tormentas invernales no puedan dañarlas. Aceitan las tablas de madera, cosechan las últimas patatas, que almacenan en un lugar seco, y los arriates de flores se cubren de zosteras. Recubren con papel los cristales de las ventanas para evitar que los pájaros, por descuido, se estrellen contra ellos. La gente abandona sus casas de veraneo, pero no las cierra con llave, para que cualquier persona en busca de cobijo pueda encontrarlo en caso de emergencia y degustar alguna de las escasas provisiones. Todo un detalle. Por más que en los tórridos meses de verano a algunas personas les agrade pensar en la llegada del aire frío y claro del invierno, cuando llega esa estación se muestran melancólicas. Otras confían en poder descansar, y hay algunas que se ocupan aplicadamente de tareas rutinarias, como la de preparar el jardín para que resista el invierno. ¿Funciona la calefacción? ¿Cierran bien las ventanas? ¿Necesitan reparación el techo o la fachada? ¿Se ha vaciado de agua la tubería del jardín y cerrado la llave de paso? ¿Hay hojas, pinaza y musgo en los canalones? ¿Hemos hecho suficiente acopio de arena o de sal? ¿Necesitamos neumáticos de invierno? Un escarabajo sanjuanero recién salido de su crisálida, que normalmente pasa el invierno bajo tierra, se cuela en la casa, movido tal vez por la esperanza de poder refugiarse allí del frío.  

Dioses del Invierno


Kheimon, del griego kheima, una hora de invierno, principios de la antigua Grecia



Hiems, la personificación romana del invierno.



Beira, Reina del Invierno
Cailleach Bheur, una personificación o deidad del invierno en la mitología gaélica. 



Boreas (Βορέας, Boréas; también Βορρᾶς, 

Borrhás) fue el dios griego del viento frío del norte y el portador del invierno. 

Su nombre significaba "Viento del Norte" o "Devorador", y da lugar al adjetivo " boreal ".







Khione ((de χιών - chiōn, "nieve") es la hija de Boreas y la diosa griega de la nieve

Ded Moroz (literalmente "Grandfather Frost"), un sustituto ruso de Santa Claus, basada en la mitología eslava.

Morozko, de un cuento de hadas ruso, traducido como el padre Frost




Padre invierno - mitología albanesa 



Itztlacoliuhqui, personificación deificada del invierno, aunque el invierno representa la muerte de los cultivos por la época lluviosa tropical de la mitología azteca



Jack Frost




El Gran Dios del Invierno (冬 大 神), de Ba Jia Jiang (Los Ocho Generales), se originó a partir de las creencias y mitos populares chinos.



Marzanna, diosa eslava del invierno, la muerte y el renacimiento (también Marena, Morena, Morana, Mara, Maslenitsa).




Old Man Winter, 

personificación del invierno.



Skaði (a veces anglicada 

como Skadi, Skade o Skathi ) 

es una jötunn y una diosa asociada con la caza del arco, el esquí, el invierno y las montañas en la mitología nórdica.

Hine-Takurua Personificación del invierno en la mitología maorí y una Tamanuiterā, las dos esposas del dios del sol



Tres amigos del invierno en el arte chino, la ciruela, el bambú y el pino.



Shakok, el dios del invierno, la Montaña del Norte en la mitología de los nativos americanos


Nane Sarma, Granma Frost, folklore iraní.















The Winter's Tale / Cuento de invierno

The Winter's Tale / Cuento de invierno
* IMPORTANTE: La obra tiene subtítulos en español, tienes que activarlos.
 

The Winter’s Tale / Un cuento de invierno, de William Shakespeare, de la compañía Cheek by Jowl

Dirigida por Declan Donnellan  
Diseñada por Nick Ormerod 
Registro de la función en el espacio Barbican en Londres, el 19 de abril de 2017.

Este espectáculo es una coproducción entre Cheek by Jowl y Barbican, de Londres; Les Gémeaux / Sceaux / Scène Nationale; Grand Théâtre de Luxembourg; Piccolo Teatro di Milano - Teatro d'Europa; Chicago Shakespeare Theatre; Centro Dramático Nacional, Madrid (INAEM)

Este registro fue possible de realizer gracias a The Space, Arts Council England and the BBC.  

The Winter's Tale (Cuento de invierno) de la compañía Cheek by Jowl dirigida por Declan Donnellan. Declan Donnellan es un maestro de la dirección escénica y un referente mundial por sus montajes de "teatro shakespeariano" como Director Artístico de la compañía británica Csu belleza, y un ejemplo es este deslumbrante 'The Winter's tale', que lleva al patio de butacas toda la riqueza del mundo del genial autor inglés, mostrándonos un Shakespeare que, tras completar sus grandes tragedias, permite en esta obra que la oscuridad de un terrible drama de paso a la alegría, a la vez que los personajes reflexionan sobre el comportamiento humano.
En 'The winter's tale', Donellan extrae todo el jugo al texto original, realzando aún más, si cabe, los increíbles -pero a la vez tan humanos- contrastes de muerte y risas, rechazo y felicidad, entrega desinteresada y egoísmo, etc. La escenografía diseñada por Nick Ormerod, tan sencilla a priori como llena de posibilidades en realidad, alimenta aún más ese combate entre la muerte y la vida, tan propio de Shakespeare, quien siempre permitió a la risa asomar en la oscuridad y viceversa. Declan Donellan es una referencia mundial de la dirección artística. En su trayectoria ha presentado con gran éxito obras clásicas y modernas de teatro (Fuenteovejuna, Sweeney Todd), ópera (Falstaff) y ballet (Romeo y Julieta, Hamlet). También se adentró en el mundo del cine dirigiendo la película 'Bel Ami', protagonizada por Uma Thurman. Pero aparte de por su maestría como director, Donellan destaca por su brillantez y pedagogía a la hora de impartir cursos, workshops y similares.

 

 

Autoría: William Shakespeare,
Dirección: Declan Donnellan


Julio Llamazares  MEMORIA DE LA NIEVE

9

De nuevo llega el mes de las avellanas y
el silencio.

Otra vez se alargan las sombras de las torres
la plenitud azul del huerto familiar.

Y en la noche se escucha el grito desolado
de las frutas silvestres.

Sé muy bien que éste es el mes de
la desesperanza.

Sé muy bien que, tras los mimbres lánguidos
del río, acecha un animal de nieve.

Pero era en este mes cuando buscábamos orégano
y genciana, flores moradas para aliviar
las piernas abrasadas de las madres.

Y recibo el recuerdo como una lenta lluvia
de avellanas y silencio.




'Viaje de invierno' de Schubert. Anatomía de una obsesión

Viaje de invierno, el ciclo de canciones de Schubert sobre veinticuatro poemas de Wilhelm Müller

Ian Bostridge














F

río, nieve, invierno, lluvia, tormenta, viento… La literatura tiene obras memorables en las que el invierno es el protagonista. Con pasajes minuciosamente descriptivos o sin él, pero donde el frío lo ocupa todo, como aliado, cómplice o enemigo. Donde el frío y sus consecuencias sirven de metáfora a conflictos políticos y sentimentales. Donde las tormentas de nieve son más inclementes en el corazón del ser humano que en la naturaleza. 

Desde  de Leon Tólstoi, y , de Dostoievski, pasando por capítulos de , de Marcel Proust, hasta , de Alessandro Baricco.

Jazz, de Toni Morrison

Sssst… yo conozco a esa mujer. Vivía rodeada de pájaros en la avenida Lenox. También conozco a su marido. Se encaprichó de una chiquilla de dieciocho años y le dio uno de esos arrebatos que te calan hasta lo más hondo y que a él le metió dentro tanta pena y tanta felicidad que mató a la muchacha de un tiro solo para que aquel sentimiento no acabara nunca. Cuando la mujer, que se llama Violet, fue al entierro para ver a la chica y acuchillarle la cara sin vida, la derribaron al suelo y la expulsaron de la iglesia. Entonces echó a correr, en medio de toda aquella nieve, y en cuanto estuvo de vuelta en su apartamento sacó a los pájaros de las jaulas y les abrió las ventanas para que emprendiesen el vuelo o para que se helaran, incluido el loro, que decía: “Te quiero”.


País de Nieve, de Yasunari Kawabata

Al final del largo túnel entre las dos regiones se accedía al País de Nieve. El horizonte había palidecido bajo las tinieblas de la noche. El tren disminuyó su marcha y se detuvo en las agujas.

La muchacha que se hallaba sentada al otro lado del paisaje central se levantó y se fue a abrir la ventana, delante de Shimamura. El frío de la nieve invadió el coche. Asomándose tanto como le era posible, la muchacha llamó al guardagujas a voz en grito, como quienn se dirige a una persona muy lejana. (…)

En lo alto de la montaña, ensombrecida ya por el crepúsculo, más arriba del puente, la nieve blanqueaba.


En cuanto caen las hojas, arrancadas por los vientos fríos y duros, el País de Nieve se colma de días grises, nublados y glaciales. La nieve se siente en el aire. El círculo de las montañas de los alrededores aparece blanco bajo la primera nieve, que la gente del país llama ‘el sombrero de las cumbres’. En toda la costa norte el mar de otoño muge y gruñe; y aquí, en el corazón del país, las montañas hacen lo mismo, dejando oír un enorme suspiro parecido al rugido lejano del trueno. Las gentes lo llaman ‘el rumor de fondo’. El sombrero de las cumbres y el rumor de fondo, según había leído Shimamura en el viejo libro, anuncian y preceden inmediatamente la estación de las grandes nieves.

Yasunari Kawabata. Espasa.





El Corazón del Invierno,

 cuento de sombras


Julio Llamazares  MEMORIA DE LA NIEVE


12

En llamas va la leyenda creciendo, en
la espiral del humo y las uvas de hierro.

Los ojos de la anciana son blancos como
nieve: cien años hace ya que no nos mira.

Sólo por no olvidar el viejo río
de los muertos.

Sól por no olvidar su cuajada esperanza.

Sólo por no olvidar las lánguidas riberas
del país de las abejas.

Sólo por no olvidar, cien años hace ya
que no nos mira.

Los Muertos, de James Joyce

Tráiler de ‘Los muertos’, de John Huston, basada en el relato homónimo de James Joyce.

Leves toques en el vidrio lo hicieron volverse hacia la ventana. De nuevo nevaba. Soñoliento vio cómo los copos, de plata y de sombras, caían oblicuos hacia las luces. Había llegado la hora de variar su rumbo al poniente. Sí, los diarios estaban en lo cierto: nevaba en toda Irlanda. Caía nieve en cada zona de la oscura planicie central y en las colinas calvas, caía suave sobre el mégano de Allen y, más al oeste, suave caía sobre las sombrías, sediciosas aguas de Shannon. Caía, así, en todo el desolado cementerio de la loma donde yacía Michael Furey, muerto. Reposaba, espesa, al azar, sobre una cruz corva y sobre una losa, sobre las lanzas de la cancela y sobre las espinas yermas. Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos.

, relato incluido en James Joyce. Alianza.

La tormenta de nieve, de Leon Tólstoi

La borrasca se intensificaba por momentos y caía una nieve menudita. Probablemente había empezado a helar. Sentí frío en la nariz y en las mejillas. La corriente de aire que penetraba cada vez con más frecuencia bajo mi pelliza me obligó a arrebujarme bien. A ratos, el trineo se deslizaba por una capa de hielo de la que el viento había barrido la nieve. Como había recorrido seiscientas verstas sin haber parado en ningún sitio para pernoctar, involuntariamente cerraba a los ojos y me quedaba adormilado, a pesar del deseo que tenía por salir de aquel atolladero. Una de las veces en que abrí los ojos, me hirió una luz muy viva, que, según creí en el primer momento iluminaba la blanca estepa. El horizonte, que antes pareciera estar bajo y negro, había desaparecido. Por doquier, veíanse blancas líneas oblicuas que formaba la nieve al caer. (…) En cuanto nos parábamos, se oía más el aullido del viento y se apreciaba mejor la enorme cantidad de nieve que revoloteaba por el aire. A la luz de la luna, velada por el torbellino, distinguíase la silueta del cochero, el cual avanzaba y retrocedía, hundiendo el mango del látigo en la nieve. Luego, volvía y montaba al pescante de un salto. En medio del monótono aullar del viento, se destacaban sus gritos y el tintineo de los cascabeles. Cada vez que el cochero bajaba, con la esperanza de encontrar algunas huellas o haces de heno, desde el segundo trineo, resonaba la voz firme y potente de uno de los hombres que le gritaba: “¡Ignashka, nos hemos metido demasiado a la izquierda! ¡Tira hacia la derecha! ¡Hacia la derecha!”. “¿Qué haces, hombre? Desengancha el pío y suéltalos. El te llevará al camino. Es mejor que lo sueltes…”.

. Leon Tólstoi. Acantilado

Doctor Zhivago, de Borís Pasternak





Llegó el invierno tal como se esperaba. Fue menos espantoso que los dos inviernos que vinieron después, pero resultó de la misma especie, oscuro, de hambre y frío, quebrantando toda costumbre, rehaciendo todos los fundamentos de la existencia y obligando a los hombres a toda clase de esfuerzos sobrehumanos para sujetarse a una vida que se escapaba. Aquellos inviernos terribles fueron tres, que se sucedieron uno tras otro. Pero no todo lo que parece haber ocurrido entre 1917 y 1918 acaeció realmente entonces, sino más tarde. Los tres inviernos se fusionaron entre sí y resultaba difícil distinguir uno de los otros. Todavía no coincidían la antigua vida y el orden nuevo. Entre una y otro no existía la furibunda hostilidad que hubo un año más tarde, cuando la guerra civil, pero faltaba una vinculación. Eran dos planos distintos, separados, uno frente a otro, que no lograban encontrarse. Por todas partes se procedía a nuevas elecciones administrativas: en los inmuebles, organizaciones, despachos y servicios públicos. Sus dirigentes cambiaban. Por doquier se nombraron comisarios con poderes ilimitados, hombres de voluntad de hierro, con negras chaquetas de cuero, armados con revólveres y puñales, que raramente se afeitaban y más raramente dormían. Conocían perfectamente a los pequeños poseedores de títulos del Estado, producto de la pequeña burguesía, pequeños burgueses serviles, y sin ninguna piedad, con una ironía diabólica, los trataban como ladronzuelos pillados en flagrante delito. Lo removían todo, como ordenaba el programa, y las empresas y asociaciones, una tras otra, se hicieron bolcheviques.

. Borís Pasternak. Galaxia Gutenberg.



Si una noche de invierno un viajero / Italo Calvino.


El libro se encasilla dentro de un contexto en la vida del autor, su época cuando se  encontraba viviendo en París, ciudad donde llegó para permanecer cinco  años y en la  cual permanecería por más de trece  (desde 1967 a 1980). Ahí frecuentó  a diversos intelectuales de la época,  entre ellos Raymond Quenau, del cual realizó algunas traducciones al italiano, como Las flores azules y que luego sería importante en su integración al Oulipo, o taller de  literatura potencial, Calvino entra el año 1973 al taller como agregado extranjero,  el mismo cargo que tendría Duchamp entre otros.

Es en esta época que Calvino cambia su visión de la literatura, que en los años previos se había visto tan influenciada por la fantasía y la fábula, primero como búsqueda y  ejercicio de su imaginación, donde tuvo sin duda gran influencia el autor Jorge Luis Borges, al cual Calvino dedicó tantos ensayos; el segundo como una búsqueda de las raíces de la literatura italiana y empujado a realizar un viaje por todo el  país mediterráneo que dudaría dos años, con el fin de recopilar el mayor número de fábulas.

Antes de su época en Francia el autor venía de publicar la trilogía de I nostri antenati, que lo había logrado consagrar entre los mejores autores del momento. En sus años de estadía en la capital francesa deja atrás estas tendencias literarias y se suma al mundo de la experimentación literaria, el mundo de las combinaciones y de las maquinaciones estéticas y metaliterarias, pero sin dejar su elegancia y estilo pulcro y preciso  de escritura. A este tiempo le debemos la trilogía de Las ciudades Invisibles (1972), El  castillo de los destinos cruzados (1973) y Si una noche de invierno un viajero (1979).

De estos tres creo que el mejor logrado es este último y  lo recomiendo a cualquier persona que se considere amante del mundo de las letras. Es de verdad fascinante la técnica que ocupa Calvino en esta obra, un relato que a veces cambia su rumbo y le habla al lector directamente, como si el autor se saliera del libro y nos hablara directamente a nosotros, luego desaparece y se vuelve en un narrador pasivo, para luego reaparecer con aún más fuerza.

Diez inicios de historias alucinantes que deseamos seguir leyendo, pero que vemos frustradas nuestras ansias de lector, como las del personaje principal y su enamorada Ludmilla o “lectora”, que es el hilo que se podría decir que une de sutil manera  los relatos, o algunos de los personajes más importantes de la novela. Como Irnerio, uno de sus amigos,  que por decisión dejó de leer por completo literatura; su hermana Lotaria, una estudiante  de Letras que lucha por descubrir y descifrar los libros de una manera casi científica; Silas Flannery, el escritor favorito de la “lectora”; o el traductor Ermes Marana, quien se descubre hacia la mitad de la novela, es el culpable de todo este enjambre de historias que se entrecruzan, libros con títulos  cambiados, con errores de impaginación, traducciones que no corresponden a los originales y un sin fin de trampas y libros apócrifos, tantos como las maquinaciones que Calvino ejerce en las casi 300 páginas de Si una noche de inverno un viajero.

Se le considera como el libro que abre la literatura posmoderna, y creo que el título se lo tiene más que ganado, ya que su técnica cargada de: simpleza, velocidad, exactitud,  visibilidad, multiplicidad y su consistencia (los seis untos que segun Calivino tenia que tener una novela del proximo milenio) se disfruta en cada una de sus páginas.

O si vamos más allá, por todos los rasgos que presenta para definirse como una  obra posmoderna: el dialogismo y soliloquio textual, el double codin, la ironia intertextual, y el género como metarrelato, etc.

La mejor forma de definir este libro, sale escrita dentro de él mismo, una de las claves,de la literatura posmoderna, la de que “el libro sea capaz de mirarse en el espejo” como alguna vez dijera Roberto Bolaño, o  metanarratividad, que Umberto Eco la define como “reflexión que el texto hace sobre sí mismo y la propia naturaleza, o como intrusión de la voz del  autor que medita sobre lo que está contando y que incluso llega a exhortar al lector a que comparta  sus reflexiones”.

Aquí un texto del captíulo octavo donde se produce este desdoblamiento:

La fascinazione romanzesca che si dá allo stato puro nelle prime frasi del primo capitolodi moltissimi romanzi non tarda a perdersi nel seguito della narrazione: é la promessa d’un tempo di lettura che si stende davanti a noi e che può accogliere tutti gli sviluppi possibili. Vorrei poter scrivere un libro che fosse solo un incipit, che mantenesse per tutta la sua  durata la potenzialità dell’inizio, l’attesa ancora senza oggetto. Ma come potrebb’essere  costruito, un libro simile? S’interromperebbe dopo il primo capoverso? Prolungherebbe  indefinitamente i preliminari? Incastrerebbe un inizio di narrazione nell’altro, come le Mille e una notte? (Pag. 207) Capitolo ottavo.

“La fascinación novelesca que se da en estado puro en algunas primeras frases del primer capítulo de muchísimas novelas no tarda en perderse en el seguir de la narración: es la promesa de un tiempo de lectura que se extiende delante de nosotros y que puede acoger todos los desarrollos posibles. Quisiera poder escribir un libro que fuese solo un incipit, que mantuviese por toda su duración la potencia del inicio, la tensión aún sin objeto, Pero como podría ser construído un libro así? Se interrumpiría después del primer párrafo? se prolongaría indefinidamente los preliminares? saltaría de un inicio de narración a otro, como Las mil y una noches?” (pág 207, capítulo octavo).

Hay un capítulo del libro “en torno a una fosa vacía” que es sin duda una historia inspirada en el libro Pedro Páramo del autor mexicano Juan Rulfo, pero lo original que hace Calvino es que alterna ciertos elementos de la obra cumbre mexicana, ya que propone que el hijo no va en búsqueda de Pedro Páramo su presunto padre, sino que va en búsqueda de la madre. Se da por entendido que la historia transcurre en Mexico por los nombres de los personajes, porque se habla de la revolucion  y de los “indios” o indígenas. En una parte del relato el narrador escribe estas breves líneas.

“Es la historia que regula el paso del tiempo sobre el lento incidir de los senderos que ascienden, hacia un lugar que contenga el secreto del pasado y del futuro.  Palabras que claramente podrían estar aludiendo al libro de Rulfo que según Borges es una de las mejores novelas escritas en idioma español y en cualquier otra lengua.


Julio Llamazares  MEMORIA DE LA NIEVE


25

Adoraron al sol, sacrificándole las yeguas
más fecundas en fiestas solsticiales.

Y el sol pintó sus frutos de granate y le
dio a sus cabellos el brillo del centeno.

Dieron culto a las diosas melancólicas del
agua, arrojando a los ríos raíces de beleño
y plumas de urogallo.

Y el agua llenó sus tierras de verdura,
de bosques obsequiosos y solemnes.

Bajo la luna llena, en torno a las hogueras,
danzaron elevando sus flautas y sus brazos
hacia el cielo.

Y la luna le otorgó a sus canciones el sonido
sagrado de la plata.

Ofrecieron al dios de las montañas ramas
de acebo y angustia de campanas.

Pero la nieve siguió cayendo mansamente
y sepultó su memoria para siempre.



Pamuk:

 la frialdad de la Nieve

“Lo que permanece lo fundan los poetas”

Andenken, Hölderlin

La literatura en temporada invernal. En el canto XII (versos 277-287) de la Ilíada, Zeus hace caer la nieve en medio del combate entre aqueos y troyanos. La imagen es fuerte, mientras el acero choca buscando sangre, caen copos de nieve (νφ-άς) sobre los cuerpos guerreros. La épica canta el poder. Por otra parte, en Los Hermanos Karamazov la nieve aparece en un sueño cargado de apretujado amor. Al final del libro VIII la nieve de Siberia promete la infinita unión de besos y abrazos entre los amados. Dostoievski exalta los sentimientos. En Nieve (Debolsillo 2018), Orhan Pamuk traza una política de interiores: conversaciones a puerta cerrada entre miembros de partido, escenas subversivas en el teatro, habitaciones de hotel como espacios de la decisión política, calor compartido entre los protagonistas, sueños sobre una casa compartida, viajes en autobús y tren. Además, Pamuk elabora una poética de la exploración religiosa, y sitúa en el debate, los hábitos y creencias que hidratan la pugna entre Occidente y Oriente. 

Nieve es una novela que retrata con crudo realismo la vida política de la Turquía contemporánea. Narrado en tercera persona, Pamuk cuenta la historia de Ka, un poeta exiliado por doce años en Alemania que a su regreso a Estambul es asignado para investigar periodísticamente el asesinato del alcalde y el suicidio de algunas muchachas que ha causado revuelo en el municipio de Kars, al norte de Turquía, y al mismo tiempo, siendo la verdadera razón de su desplazamiento, buscar a la hermosa Ipek, quien se ha divorciado de Muhtar, un “tonto, marxista” a ojos de Ka, que guarda pretensiones de ser alcalde y de la que se siente enamorado.

Pamuk usa a Kars como sinécdoque de la realidad cotidiana de Turquía: hay marginación, explotación laboral, discriminación, centralidad de poder, fundamentalismo religioso. En la novela, la escritura es concisa, pocas veces Pamuk carga la pluma hacia el reino de la comedia o la sátira. Cuando aboga por metáforas sustantiviza la nieve: la nieve acerca a Dios, es como el silencio, tiene un brillo en la oscuridad.

Pamuk como en otras de sus novelas (Museo de la inocenciaMe llamo Rojo), elige pocos personajes. Ka, Ipek, Necip, un fundamentalista enamorado Kadife, hermana de Ipek, defensora islamista, vestida con el velo. Los personajes están perfilados psicológica e históricamente, no juegan al heroísmo, ni con los sentimientos de los otros: afrontan el deber como el principio de vida. Cada personaje tiene hondas convicciones. De ese modo, a ojos de Ka, el asombro de las islamistas suicidas no proviene de su condición económica estable, o la relación con sus parejas, sino que bajo el entendido de que las mujeres son dueñas de su propio cuerpo y pueden suicidarse cuando crean necesario, lo hacen con total normalidad sin previo aviso, sin mayores aspavientos, sin ningún acto ceremonial. 

Ka, el personaje principal, se revela contradictorio. Salió de Turquía luego de la muerte de su madre, no se ha casado y aspira a ser alguien respetado. En su interior es un desdichado mientras que a los ojos de los habitantes de Kars es sospechoso, pues ¿qué puede tener de atractivo un municipio alejado de Estambul, ajeno de las comodidades de un “señorito” radicado en Frankfurt, Alemania? Y es cierto, a Ka le asusta la soledad, es miedoso, nunca ha pasado por su cabeza el suicidio, propio o ajeno, y sin embargo viste una chaqueta que le otorga autoridad y le brinda elegancia.

Nieve transcurre en una semana, cada hora el narrador la aprovecha como queriendo exprimir el tiempo, la dificultad para transitar por calles y carreteras enriquece los escenarios y las detalladas descripciones. Cada personaje palpita en su andar con una historia representativa del mausoleo social de Kars.

Pamuk da a entender que la brillantez del ser humano reside en estrechar los vínculos mediante una conversación, o en un poema como lo hace Ka, o en una vieja y delicada historia que engloba una moraleja y una visión del mundo. Y es que Pamuk está del lado de Ka, lo respalda en sus acciones. Al igual que Pamuk, Ka ve con ojos distantes a sus compañeros de época universitaria y no precisamente por rehuir a sus convicciones sino por la elección de las mismas. Muhtar, su compañero izquierdista de juventud, no es sino un converso islamista político que encontró en la religión el arraigo y sentido de vida que no pudo construir en la escritura ni en los estudios universitarios. 

La trama política de la novela se aclara conforme los sucesos se interconectan. El punto neurálgico de Nieve se encuentra en la conversación con Azul, un hombre que ganó reputación después de matar a un afeminado presentador de televisión. En medio de estrictos protocolos de seguridad, Ka conoce al “maestro” y se ve sometido a preguntas entrecortantes, que marcan el ritmo de una conversación palpitante; Azul había sufrido tres intentos de asesinato, conoce a las personas, a Ka lo llama burgués, un místico poeta, pero con el que comparte una añoranza por las viejas historias orientales que se ocultan, como él mismo, en los modos de Occidente. Le revela las acciones que se están gestando con miras a una insurgencia religiosa y a una reestructuración política basada en el islam. 

Pamuk lleva al límite a su protagonista, lo fuerza a adentrarse en sí mismo, a descubrir el chillido de su alma para que renazca su vida. En medio de la miseria humana, a Ka le sobreviene la inspiración de un poema, el más alegre, el poema “Nieve” al que le sucederán 38 más en distintas parte de la narración. Pero al encontrar su sentimiento, Ka convulsiona sus percepciones, bifurca su ánimo, se embriaga en una felicidad cegadora, propone matrimonio a Ipek.

Pamuk contorsiona la historia al hacer que su personaje sea por algunos capítulos un occidental mimado que habla de la creación poética como de algo venido “de fuera, de algún lugar lejano” o de una teoría laxa del amor que divide a los hombres en dos tipos, los primeros se enamoran conociendo los detalles, y los segundos, no necesitan saber mucho, apenas lo mínimo de la muchacha de la que planean enamorarse. Pero Pamuk escribe intencionalmente los desvaríos de sus personajes, ellos van adquiriendo consciencia de que las palabras vanas conllevan una dimensión oculta, los prepara para la traición, para reconocer que la felicidad es momentánea, para temer por su vida, para implorar a su Dios, y sobre todo para saber que, en cualquier viaje, nada está definido.

En un gesto simbólico, Pamuk elige como escenografía el Teatro para la sacudida que supondrá la trágica suerte de los personajes. Se presenta O la Patria o el Velo, una obra interpretada por una joven que se retira del charshaf y lo quema ante las miradas asombradas del público. Pamuk dice, “hasta los laicos más recalcitrantes estaban asustados”. La actriz, al quitarse el pañuelo de la cabeza, provoca la ira de los asistentes, desata las pasiones y detona la revolución. La prosa de Pamuk a partir de ese momento está plagada de tonos compasivos, de angustia y crudeza por los paisajes que pinta. Sin saberlo, Pamuk está retratando, como si fuesen retablos de algún museo del mundo, paisajes del horror, el sufrimiento y el infierno.   

Pamuk utiliza la ventisca sobre Kars para encerrar una narración compleja, llamativa y destructiva, inocente y melancólica, simbólica y realista. Ahí, sobrecogido por las consecuencias bélicas, Ka posa sus labios sobre el cuerpo inerte del joven Necip, no quiere resignarse a lo que se muestra evidente: el cadáver no responde, el muerto muerto está. Ka llora.





Julio Llamazares  MEMORIA DE LA NIEVE


30

¿Qué espero aún de la espiral del tiempo,
de esos cuernos epílogos que suenan en los
bosques?

¿Quién atardece junto a mi corazón helado?

Por el paisaje gris de mi memoria, cruzan
arrieros sin retorno, pastores y alfareros
olvidados, bardos ahogados en el miedo
lacustre de sus propias leyendas.

Sólo estoy, en esta noche última, coronado
de cierzo y flores muertas.

Sólo estoy, en esta noche última, como
un toro de nieve que brama a las estrellas.



El invierno en la literatura rusa

Cada estación del año ha inspirado a su manera a los escritores y poetas, pero el invierno siempre ha sido especial para los autores rusos: el silencio tintineante, los destellos de la nieve, las campanillas de una troika deslizándose, los chirridos de los patines y el crujir de los pasos: prácticamente todos los clásicos rusos han escrito sobre él. Pushkin, Chéjov o Tolstói plasmaron sus impresiones en sus obras.

La ensoñación, la melancolía, el ensimismamiento, un estado como de estar en el 'más allá', en una especie de duermevela de cuento son características de esta época del año y, según algunos, características de la “insondable alma rusa”. Al mismo tiempo, la lucha contra los elementos en forma de ventisca, tormenta de nieve o frío cruel define a la gente de estas latitudes.

Y, por supuesto, el invierno es la época de los relatos navideños y los cuentos de hadas.

 Alexánder Pushkin, La nevasca (relato del ciclo Relatos de Belkin)

Troika en invierno. 1888  / Nikolái SverchkovTroika en invierno. 1888 / Nikolái Sverchkov

Una tormenta de nieve se interpone en el destino de los protagonistas de este relato de Pushkin y cambia sus vidas. La protagonista principal no podrá casarse con su prometido, que se queda atrapado en la tormenta la víspera de la boda y no consigue llegar a la iglesia.

Mas apenas Vladímir había dejado atrás las últimas casas y salido al campo, se levantó el viento y empezó tal nevasca, que le era imposible ver nada. En un instante, el camino se cubrió de nieve. Cuanto había alrededor desapareció en una neblina turbia y amarillenta, a través de la cual volaban blancos copos de nieve; el cielo se confundió con la tierra; Vladímir se vio en medio del campo y trató inútilmente de volver al camino; el caballo  avanzaba a ciegas y a cada instante tropezaba en un montón de nieve o caía en un hoyo; el trineo volcaba a cada paso. De lo único que Vladímir se preocupaba era de no desorientarse. <...> La nevasca no cedía, el cielo no se aclaraba. El caballo empezaba a dar muestras de cansancio y Vladímir estaba bañado en sudor, aunque a cada instante se encontraba hundido en la nieve hasta la cintura.

 Nikolái Gógol, La Nochebuena (relato del ciclo Veladas en un caserío de Dikanka)

Dmitri Chernov/TASSDmitri Chernov/TASS

Tras recurrir a la ayuda de espíritus malignos, el protagonista logra conquistar el corazón de su inaccesible amada.

Era el día de Nochebuena; atardecía, y al fin llegó la noche: una noche de esas de invierno, clara, espléndida. Comenzaron a salir las estrellas, y la luna se mostró majestuosa, como si quisiese iluminar aun más que de ordinario a la Tierra, dando así más brillantez a las coliadki (1) que glorifican a Jesucristo. Helaba más intensamente que durante el día, y reinaba tal silencio, que el crujido de la nieve bajo las pisadas podía oírse a distancia. Todavía no se había presentado ningún grupo de muchachos delante de las cabañas, bajo las ventanitas. Sólo la luna miraba a través de éstas como para invitar a las jóvenes, que aun estaban engaianándose, a lanzarse sobre la nieve crujiente. De pronto, de la chimenea de una de las cabañas salió una humareda, que se extendió a modo de nubarrón en el firmamento, y por ella se vió subir a una bruja cabalgando en su escoba.

 

(1) Son las canciones que cantan los campesinos jóvenes rusos la víspera de Navidad, bajo las ventanas de las casas. Los dueños de éstas están obligados a regalarlos con salchichón, pan, dinero o lo que sea. Ellos van recogiendo todo en unos sacos que llevan. Dícese que en la antigüedad adoraban a un ídolo de madera llamado Goliado, y que éste es el origen de las coliadki.

Antón Chéjov, Vanka (relato)

Lori/Legion-MediaLori/Legion-Media

Otra historia ambientada en la víspera del día de Navidad, que trata sobre un niño huérfano de nueve años que escribe una carta su abuelo pidiéndole que le lleve a vivir con él a su aldea, ya que en Moscú lo tratan mal. Sin embargo, el muchacho olvida indicar en el sobre la dirección, limitándose a escribir “A la aldea de mi abuelo…”.

Habría una gran calma en la atmósfera, límpida y fresca. A pesar de la oscuridad de la noche, se veía toda la aldea con sus tejados blancos, el humo de las chimeneas, los árboles plateados por la escarcha, los montones de nieve. En el cielo, miles de estrellas parecerían hacerle alegres guiños a la Tierra. La Vía Láctea se distinguiría muy bien, como si, con motivo de la fiesta, la hubieran lavado y frotado con nieve…

Iván Turguéniev, Padres e hijos (novela)

Alexéi SavrásovAlexéi Savrásov

Turguéniev, un maestro del paisaje, tampoco pudo dejar de lado la belleza del invierno ruso.

Pasaron seis meses. Vino el blanco invierno, con sus crueles y silenciosas heladas sin nubes, sus densas y crujientes nevadas, sus rosadas escarchas en los árboles, su cielo de pálida esmeralda, sus gorros de humo sobre la chimenea, sus tufaradas de vapor saliendo de las puertas un momento entornadas, los frescos rostros literalmente mordidos de la gente y el desalado correr de los entumecidos caballos. Aquel día de enero tocaba ya a su fin; el frío vespertino comprimía más aún el aire inmóvil y rápidamente apagaba el crepúsculo color de sangre.

 Lev Tolstói, Anna Karénina (novela)

Shutterstock/Legion MediaShutterstock/Legion Media

De algún modo, la naturaleza desenfrenada de Tolstói advierte al hombre de las pruebas que están por venir, refleja su estado interno y predetermina su destino. Del mismo modo, Anna Karénina antes de su primera explicación con Vronski se ve inmersa en una terrible tempestad de nieve.

El viento soplaba con fuerza, pero en el andén, al abrigo de los vagones, había más calma. Ana respiró profundamente y con agrado el aire frío de aquella noche tempestuosa y contempló el andén y la estación iluminada por las luces.

Un remolino de nieve y viento corrió de una puerta a otra de la estación, silbó furiosamente entre las ruedas del tren y lo anegó todo: personas y vagones, amenazando sepultarlos en nieve. La tempestad, se calmó por un breve instante, para desatarse de nuevo con tal ímpetu que parecía imposible de resistir. <...> En aquel momento, el viento, como venciendo un invisible obstáculo, se precipitó contra los vagones, esparció la nieve del techo y agitó triunfalmente una plancha que había logrado arrancar. Con un aullido lúgubre, la locomotora lanzó un silbido. La trágica belleza de la tempestad ahora le parecía a Ana más llena de magnificencia. Acababa de oír las palabras que temía su razón, pero que su corazón deseaba escuchar.

6. Borís Pasternak, El Doctor Zhivago (novela)

Getty ImagesGetty Images

El duro frío del invierno en Pasternak se contrapone al calor de las relaciones humanas, encarnadas por la luz de las llamas y las velas que se cuela por las ventanas hacia la calle. Esta es una luz tranquilizadora que inspira la esperanza de la llegada de la primavera cuando acabe el invierno.




Ahora, al salir a la calle por segunda vez, comenzó a mirar atentamente a su alrededor. Era la ciudad. Era invierno. Era de noche.

Helaba. Un hielo negro, espeso como fondos de botellas de cerveza, cubría las calles. Hacia daño respirar. Pinchaba el aire saturado de escarcha gris: pinchaba con la misma aspereza del blanco pelo de sus solapas, que se le metía en la boca. Con el corazón agitado caminaba por las desiertas calles. Por las puertas de los salones de té y los figones salían vaharadas de vapor. Emergían de la niebla las caras ateridas de los transeúntes, rojas como salchichas, los morros de los caballos y los hocicos de los perros, de cuyos bigotes colgaban carámbanos. Las ventanas de las casas, cubiertas de una espesa capa de hielo y nieve, parecían de yeso, y sobre su opaca superficie se movían los coloreados reflejos de los árboles de Navidad y las sombras de las personas, como si desde las casas quisieran mostrar a la gente las imágenes de una linterna mágica reflejadas sobre blancos lienzos.

https://es.rbth.com/cultura/literatura/2016/12/13/dgdg_656474





 
 El invierno del mundo Ken Follett recupera a las cinco familias que formaron parte de La caída de los gigantes siendo los hijos de aquellos inolvidables personajes los que ahora protagonizan esta novela. La narración comienza con los años previos a la Segunda Guerra Mundial y finaliza en 1949. Una época muy convulsa en todo el mundo y en especial en Europa. Así tendremos la oportunidad de conocer el crecimiento del nazismo y su subida al poder, la guerra civil española, los fascismos en Europa, la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo de la bomba atómica en Estados Unidos y en la URSS desde la primera fila y a través de los ojos de unos personajes rusos, alemanes, españoles, ingleses y americanos entre otros, personajes de todos los estratos sociales que, de una forma brillante, ven sus destinos unidos y que de una manera u otra hicieron y formaron parte de la historia.


Cada inicio del año, que en el hemisferio norte coincide con el solsticio de invierno, evoca el inicio de mundo. Es por ello que en muchas tradiciones al inicio del año la sociedad es regenerada mediante ritos de expulsión del mal y de re-creación del orden. La misma palabra rito es por sí misma significativa. Deriva de la raíz sanscrita rta, orden, la ley establecida por la divinidad en el momento de la creación del universo.

A través del rito se repite el gesto primordial del dios creador. Es un momento mágico donde el tiempo se detiene en el “eterno presente”, donde aquello que fue, es y será, revive nuevamente. Así en cada rito, en cada celebración de los solsticios, estamos, aunque inconscientemente, repitiendo un acto cosmogónico y representando la eterna lucha entre la luz y la oscuridad, así como han hecho hombres y mujeres desde el origen de los tiempos.






El significado estacional del solsticio de invierno se manifiesta en la reversión de la tendencia al alargamiento de la duración de las noches y al acortamiento de las horas diurnas. Distintas culturas definen esto de diversas maneras, puesto que en algunas ocasiones se considera que, astronómicamente, puede señalar, ya sea el comienzo o la mitad del invierno del hemisferio. El invierno es una palabra de significado subjetivo, puesto que no tiene un principio o mitad que esté científicamente establecido. El significado o interpretación de este evento ha variado en las distintas culturas del mundo, pero la mayoría de ellas lo reconoce como un período de renovación y re-nacimiento, que conlleva festivales, ferias, reuniones, rituales u otras celebraciones.

Dado que el solsticio de invierno es visto como la inversión del retroceso de la presencia solar en el cielo, los conceptos de nacimiento o el renacimiento de los dioses solares han sido comunes y, el uso de calendarios cíclicos por las distintas culturas basados en el solsticio de invierno, se ha celebrado el renacimiento del año en lo que se refiere a la vida-muerte-renacimiento de las deidades o a nuevos comienzos.







Quizás la festividad relacionada con el solsticio de invierno más popular en nuestros días sea la Navidad. Históricamente la fecha real del nacimiento de Jesucristo se desconoce. La fecha llegó a celebrarse el 2 de enero, 28 de marzo, 19 de abril, 20 de mayo, 29 de septiembre, hasta quedar fijada el 6 de enero. Posteriormente en el año 354 se trasladó a la festividad solar del solsticio de invierno, el 25 de diciembre, haciéndola coincidir con las Fiestas Saturnales. Al final de las Saturnales, el 25 de diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol —Natalis Solis Invictus personificado en el dios Mitra.
Efectivamente; el día 25 de diciembre se celebraba entre los persas y posteriormente en Roma el nacimiento de Mitra, divinidad que también había nacido en una gruta sobre un pesebre. Del Dios Mitra se dice que “Ascendió a los cielos, donde mora; a su llamada, los muertos se alzarán en la tierra en donde se hallan sepultos y serán juzgados. Aquellos que durante su vida intentaron hacer el bien y vivieron para ello, subirán al Reino de los Cielos, mas los malignos y perversos, descenderán a las Tinieblas” (Zend Avesta, cap.XIX).
Entre los asirios se festejaba el nacimiento de Adonis un 25 de diciembre, como el de Tammuz en Babilonia. No sorprende entonces que en tiempos de San Jerónimo se construyese la “Iglesia de la Natividad de Belén” sobre un santuario de Adonis.

También coincide con el día conocido entre los egipcios como el “Nacimiento de Infante Horus”. Se exponía ante las multitudes una imagen sacada del santuario para representar la natividad de le Luz y de la Vida. Se habría gestado en  el “Maem Misi”, el Sagrado Lugar, el Argha o Arca, la Matriz del Mundo. Cómo vástago de los dioses y subyugador del mundo, cósmicamente simbolizaba el Sol de Invierno.
Esta alegoría fue tomada por los griegos, que también festejaban el nacimiento de Dionisos o Baco un 25 de diciembre, cuando le gestó una Virgen, la Magna Mater. En la misma fecha nace entre los nórdicos el dios Freyr, hijo de Odín y Friga. Freyr es el regente luz celestial en cuyo honor se encendían hogueras y se distribuían coronas de muérdago.
En la Escandinavia antigua, al llegar la noche del día 24 se encendían las hogueras de Jul o Yule. Esta fiesta conocida como Madraneght en lengua sajona, tenía como fundamento el nacimiento de sol, al igual que en las antiquísimas leyendas germanas que rendían culto a Nornagesth y Helgi, también nacidos un 25 de diciembre. A Nornagesth le visitan los Tres Reyes del Destino (Odin, Ohir y Loki) y a Helgi los Tres Hermanos Herreros, de quienes recibe obsequios.

En el hemisferio sur encontramos al Inti Raymi o Fiesta del Sol. Es una ceremonia religiosa del Imperio Inca en honor del dios sol Inti. También marcó el solsticio de invierno y un nuevo año en los Andes del hemisferio sur. Una ceremonia realizada por los sacerdotes incas fue la vinculación del sol. En Machu Picchu, aún hay una gran columna de piedra llamada Inti Huatana, que significa ‘picota del sol’ o, literalmente, ‘para atar al sol’. Hacia 1572, la Iglesia Católica logró suprimir todas las fiestas y ceremonias Inti. 

En muchos lugares no cabe duda de que las celebraciones actuales tienen una conexión directa con las celebraciones de la antigüedad ligadas al solsticio de verano, influidas por ritos pre-cristianos o simplemente vinculados a los ciclos de la naturaleza.




Cailleach Béirre, la diosa celta del invierno:

      Es tomada como la responsable del invierno y de los paisajes montañosos de Escocia. Normalmente se la solía describir como una mujer anciana, con un tono de piel un tanto azulado (puede que recordando al color de la piel al ir congelándose). En muchos lugares solían decir que tenía un único ojo, como los cíclopes clásicos. Luego, al ser una diosa en relación directa con la naturaleza, se la solía describir con una dentadura como de oso, y unos colmillos de jabalí.

      Según cuentas las leyendas, cuando el invierno estaba a punto de llegar, salía de su escondite y se dirigía a la costa de Corryvreckan. Es una zona con unas condiciones climáticas muy duras, con fuertes corrientes de viento y con un mar muy virulento. Allí solía desplegar el manto que la cubría, dando paso a los temporales de invierno. Otra de sus características, según algunas fuentes, era que tenía una varita de acebo, y con ella hacía marchitarse a las hojas de los árboles y que cayeran durante el otoño.

      Sus meses de máximo poder eran los actuales diciembre y enero, lo que en el calendario celta se conocía como la época entre Samhaim y Beltane. Tras esos meses de reinado, iba perdiendo parte de sus poderes, y comenzaba el reinado de Brigit, la diosa del fuego y de la primavera. Y cuando el verano llamaba a las puertas, allá por verano, Cailleach Béirre se convertía en piedra a la espera del siguiente invierno.

      Pero esta alternancia entre diosas es diferente dependiendo de la zona. Si algo tienen las mitologías es que varían dependiendo de donde se cuenten. En algunas zonas se cuenta que una vez pasado enero Cailleach Béirre viajaba a la isla de Ábalon (lugar con unas leyendas que algún día tendré que analizar), y tras comer del árbol de la eterna juventud la anciana Cailleach se transformaba en Brigit, dando paso poco a poco a la primavera. Por lo tanto, algunos pensaban que se trataba de la misma diosa.

      También resulta curioso ver la valoración tan distinta que daban los distintos pueblos celtas de las islas británicas a la presencia de Cailleach Béirre. Mientras que para los ingleses se trataba de una diosa maligna que provocaba males terribles en la naturaleza (dañaba los cultivos con el frío y el hielo, cubría de nieve todo,…), para los irlandeses se trataba de una diosa bondadosa que se encargaba de proteger a los animales de los momentos más duros del invierno (por eso también solía relacionarse a esta diosa con historias de protección a los animales y de ataque a los cazadores). Para los escoceses también se trataba de una diosa bondadosa, ya que era la creadora de las montañas escocesas y de sus preciosos paisajes invernales.

      Como puedes ver, una misma figura puede ser vista de manera muy diferente ante sus poderes de frío y nieve. Las zonas más acostumbradas a estos climas la trataban con admiración, mientras que las menos acostumbradas la acusaban de destrozar su entorno. 





La leyenda de Sedna

      La cultura inuit es apasionante. Como antes he mencionado, tienen una visión de los animales muy respetuosa, y son muy agradecidos con la naturaleza por permitirles subsistir en esos entornos tan difíciles. También resulta muy curiosa su visión de la vida y la muerte. Ellos defienden que parte del alma de la persona que ha muerto viaja al cielo o al infierno, según haya sido su vida. Pero parte de su alma se traspasa a familiar recién nacido. Por ello es muy común que los bebés tomen los nombres de sus familiares fallecidos, ya que parte de su conocimiento pasa a habitar este nuevo inuit.

      Pero entre toda la mitología y las leyendas que tiene esta cultura tan desconocida como apasionante, hay una que sobresale por encima de todas. En ella se habla sobre el origen de los seres marinos y sobre una joven que sufrió un terrible destino. Su nombre era Sedna.

      Según los inuit, Sedna era una muchacha muy bella. Era la hija de un padre viudo. Cuando se hizo mayor, pese a su extrema belleza nadie quiso casarse con ella. Pero un día, vieron acercarse a lo lejos un barco extranjero. De él bajó un joven muy apuesto, y tras seducir a Sedna se la llevó con él. Pasado un tiempo, y separada de su tribu, Sedna se dio cuenta que aquel joven no era tal, sino un chamán de otra tribu. Se arrepintió y sus lamentos cruzaron los mares. Dichos lloros llegaron a oídos de su padre, que al ser consciente de lo ocurrido salió en su kayac a rescatarla.

      Cuando el padre llegó donde Sedna, la subió a su kayac y trataron de escapar. Pero el chamán se dio cuenta de ello, y con sus poderes creo una terrible tormenta que prácticamente abrió el mar. El padre, al ver aquello, entendió que aquello quería decir que el mar reclamaba a su hija, así que la lanzó por la borda. Pero Sedna, aterrorizada, logró agarrarse al borde de la embarcación. Su padre, al ver peligrar la estabilidad de su kayac, sacó un hacha y cortó los dedos de Sedna. Esta, sin posibilidad de agarrarse, se hundió.

      Cuentan que sus dedos se transformaron en los peces y las focas pequeñas que llenan los mares. Los pulgares se transformaron en grandes focas, morsas y ballenas. Mediante este sacrificio, el mar se tranquilizó, mientras que que Sedna fue cayendo hasta el fondo del mar, en una zona conocida como Adliden, que es el lugar donde esperan las almas de los muertos (esas medias almas que comentaba antes) a ser enjuiciadas por su vida. Y hoy en día sigue allí.

      Dicen que cuando la pesca o la caza escasea, o cuando el mar está muy revuelto, es porque Sedna está muy enfadada porqu elas corrientes le han enredado el pelo y al carecer de dedos, no puede peinarse. Entonces, los chamanes realizan distintos rituales para tranquilizar a la diosa y peinar su pelo. De esta manera vuelve la calma y los inuit volverán a disponer de los alimentos que necesitan.








20 CUENTOS PARA DAR LA BIENVENIDA AL INVIERNO!

El otoño tiene los días contados, y en nuestra casa ya hemos empezado a explorar la llegada del invierno a través de cuentos que hablan de esta estación o que se desarrollan en esa época del año.Así que hoy no hablaré en el específico de un cuento, sino que os entrego una selección de 20 cuentos sobre el invierno para que celebréis con l@s peques unos especiales momentos de lectura acurrucados debajo de las mantas, disfrutando del calorcito del hogar!



¡Empezamos!



Tren de invierno
+2 años
Se acerca el invierno y, como todos los años por estas fechas, los animales del bosque toman el tren que los llevará hacia tierras más cálidas. Todo transcurre con normalidad, hasta que un pasajero da la voz de alarma: «¡Nos hemos olvidado de Ardilla! ¡Hay que regresar a buscarla!». Una bella historia sobre la amistad y la solidaridad, Tren de invierno es un viaje entrañable que hará aflorar lo mejor de cada uno.



Adivina cuanto te quiero – en invierno
+18 meses
Los personajes de la famosa historia de “Adivina cuanto te quiero” viene propuesta a través de las cuatro estaciones del año: muuuy tierno!



+3 años

Un niño tras una ventana mira la calle. Él está dentro de su casa, es invierno y ya cae la tarde. Hace frío afuera y los vidrios están empañados. El niño juega a dibujar sobre el vidrio con su dedo. De a poco el dibujo adquiere sentido y se revela como el encuentro entre una madre que llega a casa por la tarde y el hijo que la espera. ¡Precioso!


El invierno
+4 años
Segundo título, tras El Otoño (puedes leer la reseña que hice de este cuento aquí), de la prestigiosa autora argentina Claudia Degliuomini sobre las estaciones del año. "Una mañana se despertó. Ya era tiempo, tiempo de crecimiento interno, de creación, de búsquedas, de encuentros, de abrazos, de festejos y meriendas. Es que el amor, ¡mueve montañas!

+18 meses

Precioso silent book que nos presenta varias escenas invernales en las que l@s niñ@s protagonistas del cuento viven la estación fría con todas sus peculiaridades. Delicado, precioso, ¡muy estilo Waldorf!

Forma parte de una colección que comprende un librito para cada estación del año. Nosotros los tenemos los 4 y nos encantan!


+12 meses

un juego en la nieve, el aprendizaje de los colores y de los contrastes, eso viven los dos protagonistas de este pequeño y sencillo cuento que fascinará a l@s más pequeñines!



+3 años

Cuando el invierno llega al bosque, la comida de los animales escasea. Siguiendo el rastro de una zanahoria hemos encontrado un grupo de animalitos amigos que nos enseñan como comparten con alegría aquello que el bosque les ofrece. ¡Qué suerte tener buenos amigos! Este bonito cuento encadenado puede despertar en los niños el significado de la ayuda mútua y cómo lo que se da desinteresadamente retorna siempre de una forma u otra.

Aquí  puedes leer la reseña completa que publiqué hace unos días ;)


+3 años

Este bonito cuento tradicional ruso, nos explica la historia de cómo seis animalitos del bosque consiguen encontrar un hogar donde protegerse del frío del invierno.


Nana de una noche de invierno
+2 años
A través de este cuento  vivimos la magia de despertar a un paisaje transformado por la nevada.   Ilustraciones poéticas y versos preciosos nos acompañan en la exploración de hermosos paisajes invernales. (p.d.¡Gracias Melania por hacérmelo conocer!)


Un día de nieve
+3 años
Es un día de nieve, el primero para Peter. Sale a la calle para ver a los niños grandes jugar a tirarse bolas. Descubre los surcos que dejan sus pies y lo divertido que resulta hacer ángeles moviendo sus brazos contra una montaña de nieve. Peter aprenderá cuántas aventuras se pueden disfrutar en… un día de nieve.

+2 años

Un silent book que disfrutamos desde el año pasado y que nos cautiva por la cantidad de detalles que hay que estar buscando para entender el desarrollo de la historia. 

Esta también está disponible para las 4 estaciones del año ;)


Martín y la primera nevada
+2 años
 ¡Por fin llegó el invierno! dentro de poco caerán los primeros copos de nieve: fríos, blancos, húmedos y suaves. Entonces el bsoque se teñirá por completo- exclamó Ramón.
"Mmm... yo nunca he visto el bosque así porque apenas termina el otoño, me voy a dormir. ¡esta vez me quedaré despierto hasta que caigan los primeros copos de nieve"


+2 años

Bufanda, medias, guantes y gorro para abrigarse bien en invierno. Con la lana de esta ovejita nos protegeremos del frío y recitaremos versos suaves y calentitos!



+2 años

Frederick es un ratón de campo que en lugar de reunir provisiones para el invierno, como hace el resto de la familia, se dedica a recolectar rayos de sol, colores y palabras. Aparentemente no hace nada útil, pero ¿realmente no hace nada? Cuando llega el invierno y en el fondo de la madriguera todos se sienten tristes, abatidos por el frío y la oscuridad, Frederick les habla del sol o de los colores de la primavera y despierta en ellos la ilusión y la alegría que les ayudan a sobrellevar las dificultades. Frederick es casi un mago, es más, ¡es un poeta!

De esta manera, Lionni nos presenta al artista no como un loco marginal, sino como alguien necesario para la sociedad. Y de paso, les dice a los niños que uno puede ser quien quiere ser, sin miedo. Igual que Frederick, que es aceptado tal como es.



+2 años

El libro explica a los niños lo que hacen los animales para prepararse para el invierno. Algunos hibernan en una cueva, otros emigran a África y otros sobreviven al invierno.


+4 años

Un día un conejo hambriento salió a buscar algo que comer. Todo estaba cubierto de nieve, y no encontraba nada. Finalmente vio una manzana roja que colgaba de un árbol. Pero no podía alcanzarla. Y fue a buscar ayuda… Un precioso álbum sobre la cooperación



Hilo sin fin
+ 4 años
Anabel encuentra una caja mágica con un hilo de lana sin fin, y con sus colores transformará su pueblo gris y triste y se enfrentará al malvado archiduque…
 Un precioso álbum ilustrado sobre la amistad, y el poder de la transformación.



Si vivieras en una casa en el bosque y todos tus amigos estuvieran hibernando, probablemente odiarías el invierno, como le ocurre al muchachito de este cuento. Pero, un día, en aquél gélido mundo aparece una figura extraña, llena de pinchos, y nuestro protagonista ve como a su alrededor todo se transforma en un espectacular paraíso invernal. ¿Pero cuánto tiempo durará ese hechizo?



+18 meses

L@s hij@s de una familia de ardillas salen a disfrutar de la nieve caída por la noche. Un cuento sencillo perfecto para l@s más peques que siempre aman las historias protagonizadas por animales!



Tania Val de Lumbre
+6 años
Tania es pelirroja y tiene los rizos de un león. Se apellida Val de Lumbre como el lugar en el que vive, un pequeño y remoto valle. Las dos cosas que más le gusta hacer son, por este orden: deslizarse en trineo por Cerro Chico, la pendiente más empinada de la montaña al grito de «velocidad y autoestima». Intentando hacer un salto mortal con los esquís aunque a veces acabe en el rosal de Sally. Y enfadando al malvado Klaus Hagen que odia los niños. Y, lo segundo que más le gusta es estar con su adorado Gunnvald, que aunque tiene setenta y cuatro años es su mejor amigo. La verdad es que el pueblo no hay mucho niños, pero aunque los hubiera él seguiría siendo su preferido



Entrada destacada

La literatura total: Mi canon en Babel

"Tengo una historia en mente que espero escribir antes de morirme. No tendrá casi nada de dureza en la superficie. Pero la actitud d...