"El pálido amanecer envolvía con su manto gris perla los árboles del Bois de Boulogne y su rocío. Cinco coches de punto procedentes de los cuatro confines del horizonte hacían retumbar de manera siniestra ora el pavimento, ora el asfalto, ora incluso el simple fango. Los coches de punto traían a hombres vestidos de negro, graves como sobrecitos de antipirina y, en cuanto dichos coches de punto se detuvieron, los hombres de negro descendieron. Eran diecisiete: cuatro duelistas, ocho testigos, un médico y cuatro periodistas. He aquí que se ponen a jugar a cara o cruz, a pesar de que no se pueden permitir tirar el dinero ni el tiempo. Si lo hacen es para decidir el primer duelo. Porque, aunque hay cuatro duelistas, habrá tres duelos y no dos como sería lícito suponer. Uno de esos caballeros se batirá sucesivamente contra los otros tres. No se ha visto jamás cosa igual desde el tiempo de Richelieu, lo cual explica la presencia de periodistas. Hubert debe batirse primero con Jean. Un pálido rayo de sol intenta atravesar las nubes, no lo consigue. Hubert, más hábil, le hace un rasguño a Jean a quien le parece que duele, pero no dice gran cosa. Se pasa al segundo duelo, Jacques recibe una estocada, ha sido un buen golpe en el estómago, el médico lo cose someramente en espera de mejor ocasión. Se pregunta a Hubert si está cansado. En absoluto. Los periodistas toman buena nota. Ahora es Surget quien esgrime el hierro, pero su adversario es de acero y Surget muerde el césped, tan dolorosa le resulta la estocada que acaba de recibir. También se lo llevan. Los periodistas regresan a sus gacetillas. Hubert vuelve a su casa. El sol ha conseguido por fin atravesar el manto de nubes que lo obnubilaban. Los adversarios no se han reconciliado. "
Obras completas de Sally Mara (fragmento)
"Una hora después, he logrado meter a Joël en el taxi con ayuda de Mrs. Killarney. Le he preguntado si venía. —No, gracias. Eso es para los jóvenes. Ha cerrado de un portazo y le he dado al chófer la dirección de los Mac Adam. Le he pedido que se detuviera delante de la casa de tía Patricia para aprovechar una vez más sus comodidades, ya que me sentía cada vez más emocionada. Cuando he bajado, Joël y el chófer habían desaparecido. Los he sacado de un pub cercano, no sin antes haber absorbido tres güisquis para armarme de valor, y hemos llegado a nuestro destino con dos horas de retraso. Yo he pagado el taxi con mis últimos feoirlins. Nos han recibido con una ovación formidable. Joël no ha tardado en desaparecer por el lado de las botellas, mientras que mis amigas, entonces he constatado que no me faltaban, me abrumaban con preguntas, besos y cumplidos. Me sentía muy intimidada pese a los güisquis y he advertido que era la única que no se había puesto polvos ni pintado los labios. Incluso Ignatia llevaba las uñas de rojo. Cuando el entusiasmo suscitado por nuestra llegada se ha calmado un poco, alguien ha puesto un disco en el fonógrafo y algunas parejas se han puesto a bailar. Era una mazurca, justo lo que yo había aprendido: un glissé, un coupé arriba, un fouetté, un glissé, un coupé arriba, un jeté, seis tiempos y ocho movimientos. Con el gaznate seco, el corazón batiendo y la lengua como cuero, me preguntaba si iban a invitarme. Y me ha invitado, aunque no de inmediato, un muchacho al que nunca había visto. Cuando me ha puesto el brazo en la cintura y he sentido su mano en el hueco de la espalda, mi emoción ha sido tan intensa que he estado a punto de desmayarme. Unos relámpagos me surcaban la columna vertebral, mis ojos espejeaban, una bola de fuego me asaba las intimidades. He empezado con algunos pasos de galope de la cuadrilla de lanceros. No hemos tardado en tropezar, pero mi caballero (¡oh!) me ha estrechado más fuerte para impedir que me cayera. De repente los entresijos de mi ser se han humedecido y, echando la cabeza hacia atrás, casi he puesto los ojos del revés, mientras mis extraviados pies, intentando en vano encontrar el enésimo movimiento del compás equis, sólo daban con los magullados dedos de los pies de mi caballero (¡oh!). —Agota, ¿eh? —me ha preguntado amablemente. —¡Aaaah! —he dicho. —¿No le gustaría un glass para reponerse? —me ha propuesto. —Buena idea —he respondido. Me ha soltado y, cogiéndome por el codo (como a una novia, ¡oh!), me ha conducido al bufé. Abel servía. He pedido un güisqui y mi caballero (¡oh!) otro. Tras haberse soplado una fracción notable del vaso, me ha preguntado: —¿Usted es la hija del vampiro? —Parece. —Mi nombre es Steve. —El mío Sally. —Nunca la había visto aquí. —Quizá no. —Bhfuil tü ag foghluim na Gaedhilge? —Táim le tamall. —¿Con Padraic Baoghal? —Parece. —Yo también. Me tomará como alumno en el lugar de Barnabé Pudge. ¿Le conoce? —¡Si lo conozco! ¿El ferretero? —Es un oficio —ha dicho Steve. —¿Y usted qué hace? —Vampirólogo. Me gustaría que me dijera algo de su papá, pues estoy ansioso de detalles inéditos y su padre se ha labrado una bonita carrera en la actividad que he adoptado como objeto de mi erudición. —¡Que le den por el culo! —le he respondido. —¿Perdón? —¡Le he dicho que le den por el culo! —¡Señorita! Se ha inclinado graciosamente y se ha alejado. Me he quedado un instante sola. Abel, que servía copas por doquier, me ha propuesto llenarme el vaso, lo que he aceptado enseguida. He observado que se mantenía a una respetuosa distancia. —¿Me tiene miedo? —le he preguntado animada por cierto calor interno debido probablemente al güisqui. Ha farfullado algunas palabras con la botella en la mano. Me he acercado a él. —¿Quién es ese asqueroso? Le he mostrado al llamado Steve, con el dedo. —Un amigo de Patricia. Un estudiante de vampirología. —¿Es por eso que le intereso? —Yo… eh… no lo sé. He pensado que había llegado el momento de flirtear. Con el que fuera, me daba igual. ¿Y por qué no con ese Abel a quien apenas conocía? En ese momento he intentado recordar algo: ¿dónde lo había visto la última vez? Estábamos sentados el uno al lado del otro, si no recuerdo mal, pero ¿dónde? No podía dar con ello. Así, pues, he continuado: —¿Y a usted no le intereso? —Sí… sí… mucho. —No sólo papá es interesante, ¿no cree? —Sí… sí… claro. Acababan de poner otro disco, era un boston. Me encanta el boston. Creo que me gusta tanto como los arenques al jengibre, y la idea de bailarlo con un señor de un físico agradable me ha herido la médula espinal hasta el punto de que no he podido dominar mis palabras, pese a saber que llevaba el flirt más allá de los límites permitidos. —¿Bailamos esto? —le he propuesto a Abel. Lanza a su alrededor la mirada del hombre que se está ahogando, luego, no viendo llegar ningún auxilio, coloca la botella en la mesa y, enlazándome, arrancamos. Yo había comprendido que era tímido. Efectivamente, me pisaba fluidamente los pies. A fin de darle confianza, me he apretado contra él, muy fuerte, y no he tardado en recordar las circunstancias en que lo había contactado la primera vez: ¡claro! ¡En el último té de la señora Baoghal! "
Odile (fragmento)
"Pasé otra vez frente al hotel. A la tercera entré. Odile no estaba. No vi en la cara de la dueña ningún indicio de suspicacia: no era nada raro que estuviera fuera. Me fui. Eran cerca de las ocho. Por el bulevar caminaba gente en cantidad indefinida. Me senté en un banco, abrumado por mi impotencia; a mi alrededor la gente se agitaba en cantidad indefinida. Miraba aquellas caras como para distraerme. De vez en cuando pensaba vagamente en ese grave asunto de la adhesión al partido comunista y de la reunión que debía celebrarse aquella misma noche. Odile debía estar en el hospital, claro. En un café tan pequeño como el Marcel, dos o tres disparos de revólver debían haber sonado como cañonazos. Me silbaban los oídos. Sentí hambre. Entré en el primer restaurante que vi y comí hasta que no pude más. Tuve a bien beber un aguardiente. No me sentía con fuerzas para ir a la reunión del Boulevard Beaumarchais; me habría ido a casa pero temía que me estuviera esperando algún policía. No tenía nada que ver con aquel asesinato; esa idiota de Alice me había metido miedo. Así pues, me fui al cinematógrafo a ver alguna película de risa. Hacia medianoche, pasé otra vez por el hotel de Odile; no supieron decirme nada muy concreto. Seguí mi camino y vi que el café Marcel seguía cerrado. Me compré un tubo de Gardenal en una farmacia de guardia. En mi hotel no me esperaba nada especial. Al día siguiente me desperté hacia las once y telefoneé; esta vez, me respondieron con suspicacia. También mi hotelero hizo algunas alusiones al incidente de la víspera. Salí. En lo alto de las escalinatas de la Place de la Bourse se escuchaban los mismos ladridos de siempre. Compré Paris-Midi, Tesson había muerto. No decían nada de Odile. Un artículo exigía que se limpiara la capital y emitía juicios muy severos contra los bribones con debilidad por las pistolas. No decían nada de Odile. Louis Tesson había muerto en el hospital. ¿Pero cómo atreverme a aparecer en ese hospital? Pasé otra vez por el hotel de Odile y fui mal recibido. Por la noche leí en el periódico que habían detenido a S… el mecánico amigo mío del regimiento; estaban haciendo limpieza. El segundo fue un día vacío, penoso, agobiante. Ya ni pensaba en los grandes problemas dialécticos e inconscientes, ni siquiera en buscar el modo de colmar mi soledad en la Place de la République, había olvidado a Saxel, Anglarés y compañía. Creo que aquel día incluso lloré. " Un duro invierno (fragmento)
"Esperaron el tranvía un largo rato, luego entraron en el bosque. Caminaron entre los árboles de sílex y bajo sus pires se fragmentaban hasta convertirse en polvo hojas grises y metálicas. Hacía mucho frío. - ¿No tienes demasiado frío? -preguntó Lehameau. - Oh no. Cuando estoy con usted me da calor. - ¿Es verdad? -preguntó Lehameau riendo-. Yo también, sabes -añadió entonces muy serio-, cuando tu estas conmigo, ya no pienso en el frío, en la dureza del tiempo. - ¿Es usted desgraciado, señor Bernard? - ¿Yo? No. ¿Por qué piensas que puedo ser desgraciado? No soy desgraciado. No soy feliz, no es lo mismo. Pero tampoco busco ser feliz. Pero tú eres aún demasiado pequeña, demasiado joven, para entenderlo. "
Los miembros de Oulipo siguen considerándose como tales aún después de su fallecimiento. Los miembros fundadores, de los cuales solo sigue con vida Jacques Duchateau, nacido en 1929, son los siguientes:3
Tras la muerte del presidente fundador François Le Lionnais, la presidencia del grupo fue asumida por Noël Arnaud hasta su muerte en 2003. Desde el 12 de mayo de 2003, el presidente es Paul Fournel, quien había sido hasta ese año «Secretario provisionalmente definitivo» del grupo. Marcel Bénabou es «Secretario provisionalmente definitivo» desde 1971
Ouvroir de littérature policière potentielle (OU.LI.PO.PO.) o Taller de literatura policial potencial, es un grupo de investigación creado el 23 de agosto de 1973 bajo la inspiración de François Le Lionnais,1 y sobre el modelo de Oulipo.
Queneau, G. Perec, I. Calvino y otros
Oulipo. Ejercicios de literatura potencial(Caja Negra)
Fue en el otoño de 1960 cuando se formó un pequeño grupo de amantes de las letras, que se llamó por primera vez el Seminario de Literatura Experimental(abreviado Sélitex), antes de recibir el nombre de Ouvroir de Littérature. Potencial(abreviado Oulipo). ¿La ocasión de este nacimiento? Una década en septiembre de 1960 en el Château de Cerisy-la-Salle, titulada Una nueva defensa e ilustración de la lengua francesa.Y dedicado a la obra de Raymond Queneau. ¿El contexto histórico? Un momento marcado por el cuestionamiento, en la literatura, de una doble serie de ilusiones: las del surrealismo y las del compromiso de tipo sartreano. El proyecto de Oulipas dedica la ruptura con estas ilusiones. La carta fue establecida por Raymond Queneau desde el principio: "Llamamos a la literatura potencial la búsqueda de nuevas formas y estructuras que los escritores pueden utilizar de la forma que deseen".
Bajo el liderazgo de sus dos fundadores, Raymond Queneau y su cómplice intelectual François Le Lionnais, el grupo reúne una serie de personajes tan marginales como inventivos: Noël Arnaud, Jacques Bens, Claude Berge, Andre Blavier, Paul Braffort, Jacques Duchateau, Latis , Jean Lescure, Jean Queval, Albert-Marie Schmidt, a quienes pronto se les agregará Stanley Chapman, Ross Chambers (1961) y Marcel Duchamp (1962). Amigos, admiradores o comentaristas de Queneau, tienen la distinción de ser o bien, como Le Lionnais, Berge o Braffort, matemáticos fuertemente atraídos por la literatura o, como el mismo Queneau, escritores que desean acentuar los vínculos de la literatura. con las matematicas. Gracias al ardor y diligencia de uno y otro, Se niega desde el principio a darse a sí mismo la etiqueta del movimiento literario. Nada que hacer, entonces, con estas supuestas vanguardias que periódicamente vienen a imponer sus dogmas pretendiendo hacer una barrida limpia del pasado; Queneau tenía algunas razones personales para sospechar de este tipo de movimiento, que se dirige bastante rápido a la secta antes de sumergirse en la disputa o los trucos. El nuevo grupo marca su distancia de lo que en ese momento se llamaba literatura aleatoria (especialmente alrededor de Max Bense en Stuttgart), y esta desconfianza del azar seguirá siendo uno de sus rasgos distintivos. Estas hipotecas se levantaron, una definición más positiva del proyecto está emergiendo. Modelo retenido: Bourbaki, esta pequeña banda de personas normales que, en los años treinta, se había comprometido a dar una "base sólida" a las matemáticas. De hecho, al menos tres rasgos son similares a los de Oulipiens y Bourbakistes: - la naturaleza colectiva de su trabajo; - el deseo de abarcar en su totalidad un campo dado (matemático para Bourbaki, literario para el Oulipo); - el uso de una herramienta estratégica privilegiada (para Bourbaki, el método axiomático, para Oulipo, la restricción). El proyecto de la sala de trabajo consistirá en un intento de explorar metódicamente, sistemáticamente, las potencialidades de la literatura, o más generalmente del lenguaje. Para llevar a cabo esta exploración, el Oulipo asigna dos tipos de tareas: Inventar nuevas estructuras, formas o restricciones que permitan la producción de obras originales. Trabaje en trabajos literarios pasados para encontrar rastros, a veces obvios, a veces más difíciles de detectar, el uso de estructuras, formas o restricciones. En el corazón del enfoque de Oulipian se instaló muy pronto la noción de restricción y la paradoja de la que es portadora: lejos de bloquear la imaginación, sus requisitos arbitrarios la despiertan, la estimulan y le permiten ignorar a todas las demás. Restricciones no lingüísticas que escapan al control. Es en fidelidad a estos principios simples que los padres fundadores del Oulipo trabajaron pacientemente y de manera artesanal. Construyeron la base sobre la cual descansa todo el edificio, y a la que le debe en parte su popularidad y su notable longevidad. Para hacer frente a la desaparición gradual de los padres fundadores, Ouvroir tenía la preocupación de expandirse, incluso si el ritmo de esta ampliación ha mantenido una lentitud muy sabia. Comenzó solo en 1966, con la llamada de Queneau al poeta-matemático Jacques Roubaud, perfecta encarnación de los janos de Oulipia.
En el núcleo de los fundadores se unieron, por cooptaciones sucesivas, nuevos miembros. Por orden de entrada: Jacques Roubaud (1966), Georges Perec (1967), Marcel Bénabou, Luc Etienne (1970), Paul Fournel (1971), Harry Mathews, Italo Calvino (1973), Michèle Métail (1975), François Caradec, Jacques Jouet (1983), Pierre Rosenstiehl, Herve Le Tellier (1992), Oskar Pastior (1994), Michelle Grangaud, Bernard Cerquiglini (1995), Ian Monk (1998), Olivier Salon, Anne Garreta (2000), Valerie Beaudouin (2003), Estas son personalidades muy diferentes (hombres o mujeres, jóvenes o viejos, franceses o extranjeros, escritores o matemáticos, conocidos o desconocidos), pero unidos por algunos rasgos comunes: el interés por escribir bajo el estrés, el gusto Compartir y convivencia, alguna forma de humor. Gracias a la integración de estos nuevos miembros, el grupo, ahora liberado de su discreción inicial, ha podido avanzar en la realización de al menos parte de su ambicioso programa, tanto en términos de creación como de becas. Se han tomado prestadas varias pistas, se han abierto nuevos sitios, como lo demuestran las publicaciones del grupo múltiple de varios editores (Gallimard, Larousse, Threshold, Astral Beaver, Thousand y One Nights) y los numerosos folletos. de la biblioteca oulipiana(más de 220 hasta ahora), donde los oulipians, individual o colectivamente, presentan sus nuevos logros. A veces, se ha esbozado el esbozo de una especie de "división del trabajo", sin que se cuestione el principio fundamental de compartir: es esta dialéctica sutil, hecha de invención individual y de efervescencia colectiva, que ha permitido a los oulipians cultivar casi todos los campos potenciales en el vasto dominio del lenguaje. Como resultado de esta serie de ampliaciones, el estado público de Oulipo ha cambiado considerablemente. cuyos signos más visibles son: - la multiplicación de ensayos y trabajos académicos, franceses o extranjeros, en el grupo, así como las traducciones de todo o parte de los trabajos de oulipiens; - la creciente frecuencia, en la crítica, de referencias al enfoque oulipiano de la actividad literaria; - asistencia a las actividades públicas del grupo, incluidas sesiones de lectura mensuales en el gran auditorio de la Biblioteca Nacional; - el florecimiento de asociaciones directamente inspiradas en el modelo de Oulipian - por último, el recurso masivo a los ejercicios oulipiens, tanto en los "talleres de escritura" como en los manuales de enseñanza del francés, desde la guardería hasta la universidad.
“El sonido del Oulipo es sedoso y sigiloso”. Marta Macho Stadler y Francisco González Fernández son los directores del taller que se imparte en el CBA del 1 al 4 de diciembre. Durante esas cuatro jornadas de literatura y matemáticas, todos aquellos interesados en saber un poco más acerca de los “ratones que han de construir el laberinto del que se proponen salir”, podrán cumplir sus deseos gracias a este taller. Para los que, por el contrario, no estén familiarizados con el movimiento que fundaron Raymond Queneau y François Le Lionnais hace ya más de medio siglo, les dejamos esta entrevista. A sus protagonistas (Marta y Francisco), les dejamos nuestro agradecimiento.
“Oulipo” es el acrónimo de “Ouvroir de littérature potentielle”, en castellano “Taller de literatura potencial”. Según la RAE, algo potencial “tiene la virtud o eficacia de otras (cosas) y equivale a ellas”.
Ejercicios de estilo (basados en la obra de Raymond Queneau)
Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)
En Exercices de style[1], Raymond Queneau escribe una misma historia –completamente anodina– de 99 maneras distintas. El soneto es una de las versiones de este relato:
Subido al autobús, por la mañana, Entre golpe, cabreo y apretón, Me encuentro con tu cuello y tu cordón, Lechuguino chuleta y tarambana.
De improviso y de forma un tanto vana, Gritando que te ha dado un pisotón, Provocas a un fornido mocetón Que por poco te zurra la badana.
Y vuelvo a verte al cabo de dos horas Discutiendo con otro pisaverde Acerca del gabán que tanto adoras.
Él critica con saña que remuerde; Tú te enojas, fastidias y acaloras Y, por toda respuesta, exclamas: “¡Merde!”.
La versión geométrica es una de las divertidas maneras matemáticas de narrar la historia:
En el paralelepípedo rectangular que se desplaza a lo largo de una línea recta de ecuación 84x+S=y, un homoide A que presenta un casquete esférico rodeado por dos sinusoides, sobre una parte cilíndrica de longitud 1>n, presenta un punto de intersección con un homoide trivial B. Demostrar que este punto de intersección es un punto de inflexión. Si el homoide A encuentra un homoide homólogo C, entonces el punto de intersección es un disco de radio r<l. Determinar la altura b de este punto de intersección en relación al eje vertical del homoide A.
No sólo se ha traducido a más de treinta idiomas, esta obra ha inspirado a escritores, artistas y docentes de maneras muy dispares[2]. En este texto quiero describir algunas de las propuestas teatrales de Ejercicios de estilo.
Eso es muy corto, joven; yo os abono que podíais variar bastante el tono.
Por ejemplo:
Agresivo: 'Si en mi cara tuviese tal nariz, me la amputara'.
Amistoso: '¿Se baña en vuestro vaso al beber, o un embudo usáis al caso?'
Descriptivo: '¿Es un cabo? ¿Una escollera? Mas, ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!'.
Curioso: '¿De qué os sirve ese accesorio? ¿De alacena, de caja o de escritorio?'
Burlón: 'Tanto a los pájaros amáis, que en el rostro una alcándara les dais?'
Brutal: 'Podéis fumar sin que el vecino ¡Fuego en la chimenea! - grite?'
Fino: 'Para colgar las capas y sombreros esa percha muy útil ha de seros'
Solícito: 'Compradle una sombrilla: el sol ardiente su color mancilla'.
Previsor: 'tal nariz es un exceso: buscad a la cabeza contrapeso'.
Dramático: 'Evitad riñas y enojo: si os llegara a sangrar, diera un Mar Rojo'.
Enfático: '¡Oh, Nariz!... ¡Qué vendaval te podría resfriar? Sólo el mistral.
Pedantesco: 'Aristófanes no cita más que un ser solo que con vos compita en ostentar nariz de tanto vuelo: el Hipocampelephantocamelo'.
Respetuoso: 'Señor, bésoos la mano: digna es vuestra nariz de un soberano'.
Ingenuo: 'De qué hazaña o qué portento en memoria, se alzó este monumento?'
Lisonjero: 'Nariz como la vuestra es para un perfumista linda muestra’
Lírico: '¿Es una concha? ¿Sois tritón?'
Rústico: ¿Eso es nariz o es un melón?'.
Militar: 'Si a un castillo se acomete, aprontad la nariz: ¡terrible ariete!'.
Práctico: '¿La ponéis en lotería? ¡El premio gordo esta nariz sería!'
Y finalmente, a Píramo imitando: '¡Malhadada nariz que, perturbando el rostro de tu dueño la armonía, te sonroja tu propia villanía!'
Algo por el estilo me dijerais si más letras e ingenio vos tuvierais; mas veo que de ingenio, por la traza, tenéis el que tendrá una calabaza, y ocho letras tan sólo, a lo que infiero: las que forman el nombre: Majadero. Sobre que, si la faz de este concurso me hubieseis dirigido tal discurso e, ingenioso, estas flores dedicado, ni una tan sólo hubierais terminado, pues con más gracia yo me las repito. Y que otro me las diga no permito.
Estos ejercicios de estilo de Edmond Rostand, ¿no son una inmejorable introducción al teatro que nos va a ocupar en estas líneas?
Las primeras adaptaciones de los Ejercicios de Estilo[4] de Raymond Queneau tuvieron lugar precisamente en el teatro; Yves Robert los puso en escena en 1949 en el cabaret La Rose Rouge (Saint-Germain-des-Prés, París), cantados por el cuarteto Les Frères Jacques.
Desde ese momento, se han realizado versiones más o menos libres del texto, de algunas de las cuales vamos a hablar a continuación.
En 2008, una de las versiones de Ejercicios de Estilo –Stilslke Vjezbe– entró en el Libro Guinness de los Récords como la obra de teatro que se había representado durante más tiempo con el mismo reparto. Los dos actores croatas Lela Margetić y Pero Kvrgić habían compartido escena con esta obra durante 39 años –de los 41 que se llevaba representando en aquel país bajo la dirección de Tomislav Radić– .
Lela Margetić y Pero Kvrgić.
La carta: video de la versión Sorpresa.
La carta es un ejercicio de estilo en el que el clown italiano Paolo Nani explora la misma historia de 15 formas diferentes –y sin decir una sola palabra–: Sorpresa, Sin manos, Horror, Circo, Magia, etc. En cada una de las versiones, un hombre entra, bebe algo y lo escupe porque no sabe qué es, redacta una carta y descubre más tarde que la pluma con la estaba escribiendo no tenía tinta, así que se marcha enfadado.
SINOPSIS: Todo ha comenzado. El comienzo marca la diferencia. Una y otra vez. Cada principio lleva a un nuevo principio, paso a paso... Entre un comienzo y otro entran en juego las decisiones. Actuar aprovechando citas cinematográficas, reconstrucciones literarias, imitación de movimientos... La autoironía en contraste con elementos melancólicos y cómicos. Las visiones de un comienzo permanente, seductor en sí mismo, tienen que permanecer utópicas. Soulimenko es un maestro en ocultar un leitmotiv de dimensiones filosóficas –la esperanza y tragedia de un intentar un nuevo comienzo una y otra vez– en pequeñas escenas aparentemente superficiales. Elegy for the brave. Dislocation conjuga varios niveles artísticos y mediáticos. Las situaciones se convierten en parábolas del, a menudo ciego, intercambio entre la vida, el teatro y el mundo mediático. La pieza refleja aproximaciones coreográficas de los ´90, pero realzando su potencial irónico.
Oleg Soulimenko en Elegy For The Brave. Dislocation.
En 1997 decidí crear un grupo de teatro en la Escuela de Informática de la U.P.M., de la que soy profesor. Con un puñado de estudiantes apasionados fundamos el grupo de teatro Max Estrella. Estrenamos en primer lugar el célebre monólogo Tengamos el sexo en paz, de Dario Fo y Franca Rame. Fue la obra que más éxito tuvo para el grupo; la representamos en el teatro Pradillo, en el teatro de la ONCE, en varios centros culturales, en concursos, en provincias, etc. La actriz que se enfrentó a tamaño reto: Mati Fernández. Después, nos atrevimos a hacer una adaptación de Ejercicios de estilo, de Raymond Queneau, obra de género inclasificable, lúdica, reivindicativa de ese valor ético que es la imaginación. El montaje contó con la extraordinaria colaboración de Tamara Honstentter, que compuso e interpretó en directo la música. El grupo se disuelve en 2000.
Programa de la representación.
El grupo interpretó algunos ejercicios de estilo –unos originales y otros de Raymond Queneau–, cuatro de los cuales se muestran debajo[5].
NERVIOSO (creado por Paco Gómez)
Era una mañana hacia el mediodía en que el Sol titilaba nerviosamente entre las nubes. El autobús S llegó a trompicones, alborotado y frenando en seco con un chirrido estridente. Esta lleno de gente muy rara: una ama de casa tenía tics en los ojos; un jubilado, hipo y piojos; un hombre de aspecto respetable, contracciones en una pierna; un niño, espasmos. Entre los pasajeros sobresalía uno de cuello de muelle y nuez de patata que se había calado un sombrero ridículo e histérico, al que se ceñía un cordón trenzado en lugar de una cinta. Este pasajero súbitamente se transformó en un energúmeno y reprendió a su vecino, el hombre de aspecto respetable. Le reprochó que le taconeaba en su juanete aposta. El vecino se soliviantó, se acaloró, redobló su pataleta, y cuando, con gesto crispado, iba a responder, el pasajero se arrojó con angustia sobre un sitio que acababa de abandonar una epiléptica.
SEXO (creado por Paco Gómez)
El Sol fuerte y espeso de aquella mañana me ponía cachondo. Un grupo de personas esperábamos al X enfrente del parque Monzón. Llegó el autobús entre gimiente y lúbrico y abrió sus labios de par en par. En la plataforma un cipote, que se adornaba el glande con una trenzita muy graciosa, miraba fijamente a una Venus de pechos delicados y pezones enhiestos. Como un terremoto, le eyacula a su vecino: “¡No me pises más, capullo!” El capullo se corre y se pone clueco en su sitio vacío. Dos orgasmos más tarde, en la plaza de Roma, el cipote habla con una verga que le aconseja bajar el frenillo: “Tienes poco espacio para el glande”-le asegura-.
BORRACHO (creado por Paco Gómez)
[Cantando el rap y tropezándose. Con voz de borracho.] Huy, lo que he visto hoy, ¡hip! Me monté en el S, bueno no, me metieron a empellones... tardaba un poco en subir... había mucha gente... En la plataforma... ¡ja, ja, ja!... un lechuguino gomoso... un fifirache... con un sombrerito... ¡ja, ja, ja!... [Canta un poco del rap, la parte del cuello largo.] ... Sí, y una ridícula trenza aquí. [Señala encima de su cabeza.]... Y le pega la bronca, hip, a un viejecito que estaba, hip, a su lado: [Ridiculizándole.] “¡Que me pisas, que me pisas!” Pero el gil, gurp, se largó porque vio un sitio libre. Lo más increíble es que dos horas más tarde, gurp, lo vi otra vez... con otro pisaverde... al gomoso, hip... Le decía: “Súbete el escote”, ¡bah!, ridículo, risión, facha... ¡ja, ja, ja!... chillón.
CONJUNTOS (creado por Raymond Queneau)
Consideremos en el autobús S el conjunto A de los viajeros sentados y el conjunto D de los viajeros de pie. En una parada concreta se encuentra el conjunto P de las personas que esperan. Sea C el conjunto de los viajeros que suben; se trata de un subconjunto de P y representa la unión de C’,conjunto de los viajeros que se quedan en la plataforma, y de C’’, conjunto de los que van a sentarse. Demostrar que C’’es un conjunto vacío. Siendo Z el conjunto de los zopencos y {z} la intersección de Z y de C’ reducida a un solo elemento. Como consecuencia de la sobreyección de los pies dez sobre los de y (elemento cualquiera de C’ diferente de z), se origina un conjunto V de vocablos pronunciados por el elemento z. Habiéndose transformado el conjunto C’’ en no vacío, demostrar que se compone de un único elemento z. Sea ahora P el conjunto de los peatones que se encuentran delante de la estación de Saint-Lazare, {z,z’} la intersección de Zy de P, B el conjunto de los botones del abrigo de z, y B’ el conjunto de las posiciones posibles de dichos botones según z’, demostrar que la inyección de B en B’ no es una biyección.
Caligrama realizado para el estreno de la obra. Ver debajo el caligrama original de Exercices de style de Raymond Queneau.
Caligrama de Jacques Carelman para la primera edición de los Exercices de style de Raymond Queneau.
Notas:
[1] La primera edición de esta obra aparece en 1943 en la revista Messages dirigida por Jean Lescure. Revisada y completada, Gallimard la publica en 1947, y realiza una segunda edición en 1963 acompañada de 45 « exercices de style parallèles peints, dessinés ou sculptés » par Jacques Carelman et de 99 « exercices de style typographiques » de Robert Massin.
[4] De hecho, la obra tiene origen musical: En el prefacio de la edición de 1963 de Exercices de style, Raymond Queneau comenta: ‘En el transcurso de los años treinta, estuvimos escuchando juntos (Michel Leiris y yo) en la sala Pleyel un concierto en el que se interpretaba el Arte de la Fuga. Me acuerdo que lo seguimos muy apasionadamente y que, al salir, nos dijimos que sería muy interesante hacer algo de ese tipo en el plano literario (considerando la obra de Bach, no desde el ángulo del contrapunto y fuga, sino como construcción de una obra por medio de variaciones que proliferaran hasta el infinito en torno a un tema bastante nimio’.
[5] Un especial agradecimiento a Paco Gómez por todo este material, en particular por haber preparado las grabaciones de aquellas representaciones en las diferentes versiones que se muestran.
BIOGRAFÍA DE RAYMOND QUENEAU - El escritor francés Raymond Queneau nació el 21 de febrero de 1903 en Le Havre (Francia). Murió el 25 de octubre de 1976 en París (Francia). Es el autor de Zazie en el metro.
Breve biografía de Raymond Queneau : Raymond Queneau aparece como un novelista y poeta fantástico que ha combinado las matemáticas y la literatura para crear obras especialmente divertidas y originales. Su ilimitada curiosidad y sed de conocimiento le permitieron multiplicar las actividades artísticas. También es uno de los principales fundadores del famoso grupo Oulipo.
Infancia y estudios
Nacido en Le Havre el 21 de febrero de 1904, Raymond Queneau creció en un hogar católico relativamente modesto. Como hijo único, descubrió rápidamente una pasión por la lectura y las matemáticas . Seguirá su educación en Le Havre hasta que se gradúe.
Queneau es un ingenio rápido que siente la necesidad de alimentarse de la cultura y la reflexión. Sus padres lo apoyan cuando decide continuar sus estudios en París en 1920. Estudió primera filosofía en la Sorbona y luego tomará cursos de matemáticas. Su carrera lo lleva a codearse con miembros del movimiento surrealista , como Philippe Soupault o Michel Leiris. En 1924, después de completar su servicio militar, formó con André Breton , Jacques Prévert , Yves Tanguy y Marcel Duhamel el grupo de la rue du Château.
Un joven escritor en busca de sí mismo.
Escribe sus primeros textos con sus amigos y participa en todo su trabajo. En 1928 se casó con Janine Kahn, la cuñada de André Breton . Pero poco a poco, se da cuenta de que las consideraciones surrealistas no le permiten profundizar en su arte de escribir. Rompió todas las relaciones con André Breton en 1929, luego gradualmente con el resto del grupo.
Raymond Queneau experimenta un período de inestabilidad profesional. Los pocos intercambios que intenta no le convienen. Decide buscar en la Biblioteca Nacional "tontos literarios". Recolectará el fruto de su trabajo en la Enciclopedia de Ciencias Inexactas , que no podrá publicar. Luego sigue varios psicoanálisis.
La publicación de su primera novela.
Después de una estancia refrescante en Grecia, Queneau publica su primera novela, Chiendent , en 1933 . Este primer trabajo, divertido y pesimista, define claramente el estilo particular e innovador de su autor. Queneau considera el lenguaje y la literatura como un campo de juego y un experimento . Sin descuidar el interés del lector, estructura los párrafos y eventos de la historia de acuerdo con una lógica matemática rigurosa. Con humor e ingenio, también le gusta confrontar el lenguaje escrito y el lenguaje oral, alterando las reglas de sintaxis.
Después de un cierto éxito con los críticos, que lo recompensaron con el premio Deux-Magots, Queneau continuó publicando hasta su muerte. En 1937, a pesar de su discreción y modestia, publicó Chêne et chien , una "novela en verso" autobiográfica.
Un artista "toca todo"
Queneau abandona su Enciclopedia de Ciencias Inexactas y Retrabajo. Hizo una novela, Les Enfants du Limon , que logró publicar en 1938. Su creciente reputación en los círculos literarios de París le valió un puesto de traductor y editor en Éditions Gallimard. Aprovecha esta posición para difundir la literatura angloamericana.
Durante el primer año de la guerra, fue movilizado brevemente en Vendée . Él y su familia se refugian en el Limousin , en la pintora Élie Lascaux. Sin embargo, va regularmente a París para continuar su trabajo. En 1941, se convirtió en secretario general de Éditions Gallimard . Apasionado por todo, Queneau incluso difunde sus campos de actividad al periodismo y especialmente a la radio alrededor de 1945. Escritor inagotable, persigue sus producciones literarias al mismo tiempo ( Pierrot, mi amigo Ziaux, Lejos de Rueil ... )
A partir de 1946, frecuenta los cafés de artistas de Saint-Germain-des-Prés. Allí conoce a Boris Vian , con quien comparte una profunda amistad. A fuerza de codearse con artistas de todo tipo, Queneau descubre una pasión por el gouache e incluso presentará una exposición de sus pinturas. También es durante este período que escribirá Si te imaginas , interpretado con éxito por la cantante Juliette Gréco.
Reconocimiento del público en general.
En 1947, Queneau publicó Ejercicios de estilo , su primer éxito con el público en general . Con mucha inventiva y humor, organiza un incidente insignificante en el corazón de París y luego lo cuenta noventa y nueve veces utilizando noventa y nueve estilos o procesos diferentes. Lejos de ser aburrido o aburrido, el trabajo despierta la risa y el sabor del juego.
Su gran curiosidad por todas las disciplinas lo llevó a integrarse, al año siguiente, a la Sociedad Matemática de Francia, luego al Colegio de Patafísica , donde continuó su investigación y sus experiencias literarias. A pesar del éxito de sus publicaciones, encontró dificultades financieras que finalmente se resolverán cuando tome la dirección de la Enciclopedia de la Pléiade, a partir de 1954 .
La publicación en 1959 de Zazie en el metro verdaderamente dedica su carrera como escritor. En medio de un universo en turno, pone en escena a una joven que se marcha al descubrimiento de París. Ella se encuentra con personajes tan fantasiosos como el otro. Queneau hace malabarismos aquí con la jerga, las situaciones delirantes y los juegos de palabras para ofrecer una lectura más placentera y le hará ganar el precio del humor negro.
El fundador de Oulipo.
Para profundizar su investigación experimental sobre el lenguaje, Queneau fundó en compañía de François Lionnais, el grupo de Oulipo (1960). Cada una trata de combinar la lógica matemática con la creación literaria. Así nacerán cien mil millones de poemas . Este trabajo poético requiere la participación del lector, que debe combinar los versos de diferentes sonetos entre sí para crear un número infinito de poemas.
Un final de carrera rico en producción.
En 1965, Queneau publicó Blue Flowers , una novela burlesca y engañosa rica en juegos de palabras y referencias implícitas. También está trabajando en una trilogía poética: correr las calles, batir el campo, dividir las olas . Publicará su última novela, El vuelo de Ícaro , en 1968.
En 1972, se vio muy afectado por la muerte de su esposa , hasta el punto de interrumpir cualquier actividad durante algún tiempo. Su salud se está deteriorando, debe seguir una dieta estricta. Su último libro está dedicado a las matemáticas ( Morale élémentaire ).
Sale el 25 de octubre de 1976 . Considerado un gran mistificador de la literatura , Queneau pudo ofrecer obras ricas en humor y profundidad. Este erudito del siglo veinte ha dado nueva vida a su arte al combinar la aritmética con sus talentos creativos.
RAYMOND QUENEAU: FECHAS CLAVE
21 de febrero de 1903: Nacimiento de Raymond Queneau.
Raymond Queneau nace de Josephine Mignot y Auguste Queneau. Ambos son mercenarios en la ciudad de Le Havre. Es en esta misma ciudad que Queneau pasará su bachillerato.
1 de enero de 1925: Queneau militar.
Raymond Queneau deja París para hacer su servicio militar. Será incorporado entre los Zouaves, Argelia y Marruecos, en medio de la guerra del Rif.
28 de julio de 1928: Queneau se casa con Janine.
Raymond Queneau se casa con Janine Kahn, cuñada de su amigo André Breton. De esta unión nacerá un hijo, Jean-Marie, en 1934. Este último no tendrá ni hermana ni hermano. Queneau perderá a su esposa unos años antes de su propia muerte.
1 de enero de 1929: Queneau rompe con bretón.
Raymond Queneau rompe con los surrealistas y su amigo André Breton. En los últimos años, Raymond Queneau asistió regularmente al grupo parisino y participó en su trabajo. Según él, el movimiento seguía siendo demasiado artificial y no le permitía profundizar sus consideraciones literarias.
1 de enero de 1933: Publicación de "Chiendent"
Raymond Queneau publica su primera novela. Este último nació durante un viaje a Grecia que realizó el año anterior. La crítica es particularmente favorable para él. El trabajo también será recompensado con el premio Deux-Magots, creado especialmente para la ocasión.
1 de enero de 1938: Raymond Queneau se une a las ediciones de Gallimard
Raymond Queneau es reclutado como traductor y revisor de inglés en Éditions Gallimard. Será nombrado secretario general tres años después. A principios de la década de 1950, Gaston Gallimard le encomendó la dirección editorial de la "Encyclopédie de la Pléiade".
1 de enero de 1939: se moviliza el queneau.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Raymond Queneau se moviliza y debe abandonar París. Luego se va a Vendée. Podrá recuperar su libertad y su familia al año siguiente. Luego serán recibidos por el pintor Élie Lascaux.
1 de enero de 1946: Queneau en Saint-Germain-des-Prés
Raymond Queneau comienza a frecuentar, junto con su amigo Boris Vian, los cafés literarios de Saint-Germain-des-Prés. Es en medio de estos artistas que escribirá uno de los grandes éxitos de la cantante Juliette Greco, "Si te imaginas ..."
11 de febrero de 1950: Raymond Queneau ingresa en el colegio de patafísica.
Para continuar su investigación literaria y matemática, Raymond Queneau se unió a Pataphysics College. El fundador de Pataphysics, Alfred Jarry definió la disciplina como una "ciencia de soluciones imaginarias". El colegio, mientras tanto, fue creado en 1948 y es en su recinto que se instalará el Oulipo.
12 de marzo de 1951: Queneau, miembro electo de la Académie Goncourt.
Reconocido por los círculos literarios, Raymond Queneau se une a los miembros de la Académie Goncourt. Durante años participará en el jurado, para finalmente partir en 1970.
31 de octubre de 1959: Premio de humor negro otorgado a "Zazie en el metro".
La novela que dedicará la carrera literaria de Raymond Queneau es publicada y premiada con el premio al humor negro. El trabajo es un éxito instantáneo con el público en general y la crítica. Pone en escena a una joven del pueblo que, deseando tomar el metro parisino, se ve obligada a cruzar la ciudad a pie. Ella conoce a muchos personajes extravagantes. Esta novela aparece así como una búsqueda iniciática burlesca. Louis Malle llevará el personaje de Zazie al cine el año siguiente.
24 de noviembre de 1960: Primer encuentro de Oulipo.
A instancias de Raymond Queneau y Francis Le Lionnais, se funda el OPENTILITY BOOK. Incluye, además de estos dos personajes, una docena de escritores, matemáticos o pintores y pretende inventar nuevas formas poéticas o románticas. Estos miembros consideran las restricciones formales como un estimulante. El oulipo se dividirá en dos movimientos: el movimiento sintético para la creación de nuevas formas y la corriente analítica responsable de aplicarlas a las obras antiguas.
25 de octubre de 1976: Muerte de Raymond Queneau.
Raymond Queneau murió en París, la capital que tanto representó en sus obras. Tenía entonces 73 años. Tras su muerte, algunos textos serán publicados póstumamente.
— (1948): Saint Glinglin. París: Gallimard, 1982. Col. L’Imaginaire, 78.
— (1952): Le Dimanche de la vie. París: Gallimard, 1981. Col. Folio, 442.
— (1959): Zazie dans le métro. París: Gallimard, 1977. Col. Folio, 103.
— (1962a): Entretiens avec Georges Charbonnier. París: Gallimard. Col. NRF.
— (1962b): Les Œuvres complètes de Sally Mara. París: Gallimard, 1981. Col. L’Imaginaire, 48: Journal Intime, pp. 11-190; On est toujours trop bon avec les femmes, pp. 191-344.
— (1965a): Bâtons, chiffres et lettres. Édition revue et augmentée. París: Gallimard, 1980.
— (1973): Le voyage en Grèce. París Gallimard, 1987. Col. NRF. [reúne varios artículos aparecidos en diversas revistas entre 1930 y 1940).
— (1989): Œuvres complètes I. París: Gallimard. Col. La Pléiade, edición de Claude Debon.
— (1996): Journaux 1914-1965. París: Gallimard. Édition établie, présentée et anotée par A. I. Queneau. [incluye el Journal 1939-1940aparecido en 1986].
ParaRaymond Queneau(1903-1976), sin embargo, la experiencia del mundo exterior no es una mera estampación de lo visto por sus personajes. EnLos últimos días(novela más convencional que sus arriesgados experimentos estructurales en la órbita del OuLiPo), un grupo de personajes divaga y deambula por el París eterno del Barrio Latino, losbistrósy la Sorbona. Aquí, los personajes son observadores y observados, principales y secundarios a un tiempo, de tal manera que en ese tablero complejísimo de sus idas y venidas está la clave para entender un universo en apariencia cambiante pero que no deja de ser un bulevar que repite cada tarde los mismos paseos, conversaciones y rostros.
Queneau poetiza París a través del pespunte de los pasos perdidos de sus personajes, que mientras se deshacen en una ciudad que malbarata sus días van tejiendo a la vez la biografía de los otros como si sólo al ser observados tuviesen una entidad definida, una existencia digna de vivirse.
El arte de la contemplación del mundo alcanza su apogeo en Tierno bárbaro (1973), brillante ejercicio de estilo con el que el checo Bohumil Hrabal (1914-1997) honra, en una escritura trufada de lirismo y ensoñaciones de carácter surreal, la memoria del pintor y poeta Vladimir Boudník, amigo personal del autor. En una ciudad ocupada por el ejército soviético tras el fracaso de la Primavera praguense, mediante el empleo de una primera persona nunca omnisciente pero sí dueña de una conciencia interpretadora de lo real, Hrabal describe las andanzas con su amigo entre visitas a cervecerías, conversaciones sobre arte o anécdotas extravagantes y mundanas.
Raymond Queneau:
Un inventario preliminar de su colección en la colección de manuscritos del Centro de Investigación de Humanidades Harry Ransom
Buñuel trabajó con distintos escritores franceses a la hora de adaptar sus novelas, aunque ninguno de la talla de Raymond Queneau. De hecho, no trató de adaptar ninguna de sus obras (por otro lado, difícilmente adaptables, a pesar del notable trabajo de Louis Malles con Zazie en el metro). Con todo, la historia de esta colaboración es la historia de una frustración, pues no pudo fructificar en guion que ambos, seguramente, hubiesen deseado para Lamuerte en este jardín (1956), basada a su vez en una novela del belga José-André Lacour.
Queneau tuvo una intensa relación con el cine. Hizo su debut cinematográfico como guionista de cortometrajes. En 1949 firmó el de Saint-Germain-des-Prés, dirigido por Marcel Pagliero. En 1950, él mismo dirigió Le Lendemain, a petición de Henri Langlois, director de la Cinemateca Francesa. Asimismo, trabajó con Nicholas Ray en Amarga Victoria (1957), donde colaboró en el guion como dialoguista. En 1960, Louis Malle adaptó su famosa novela Zazie en el metro. Cinco años después, le tocó el turno a La alegría de la vida, adaptado por Jean Herman. También contribuyó con su genio artístico en algunas películas realizadas por grandes cineastas franceses: Alain Resnais, René Clément, Pierre Kast, Claude Chabrol y Jean-Pierre Mocky, entre otros.
No obstante, la dimensión adquirida por la adaptación de Malle ha eclipsado sus otras colaboraciones, por lo que la que la relación entre Buñuel y Queneau es un episodio enigmático de sus biografías. Y ello a pesar de que Queneau formó parte del grupo de los surrealistas en los inicios (era uno de esos “estupendos” surrealistas que Dalí le comentaba a Buñuel)[1], separándose del mismo (o, mejor dicho, de su cuñado André Breton, por razones estrictamente personales, según aquél) en 1929, cinco años después de su ingreso, aunque su participación en el grupo fue intensa y constante.[2]
La reciente publicación de un trabajo del especialista en Queneau, Dominique Charnay, arroja cierta luz a esta confusa relación. Hasta, ahora, lo que sabíamos sobre la opinión del escritor francés sobre Buñuel procedía de sus diarios.[3] Así, consideraba buena pero un poco aburrida Robinsón Crusoe, aunque veía en él un ejemplo de pre-marxismo (sic). La idea de aburrimiento preside también su colaboración en Lamuerte en este jardín.[4] Fue después de su exitosa colaboración con René Clément (por cierto, uno de los cineastas que más admiraba Buñuel), en Monsieur Ripois (1954) cuando Óscar Dancigers le contrata para adaptar la novela de Lacour, junto con Luis Alcoriza y el propio Buñuel. El trabajo se desarrolló en París durante el otoño de 1955 y en diciembre Queneau se reúne con Buñuel y Alcoriza en México para reescribir los diálogos que no gustan al director.
La estancia de Queneau en México duró un mes y poco más, primero trabajando en solitario, y luego con Gabriel Arout, dialoguista que le fue impuesto por la producción, y cuyas relaciones no fueron precisamente plácidas. A pesar de que parece ser que de los diálogos de Queneau no queda casi nada,[5] el escritor consideró excelente la puesta en escena y extraordinaria la plástica del film, indicando que el diálogo “parece mejorado”.[6]
De este viaje y estancia en México podemos destacar que fue una especie de pesadilla. Y ello a partir del diario de quince páginas que Queneau escribió en un cuaderno de bolsillo al que ha tenido acceso Charnay.[7] Las razones de este malestar son múltiples, pero no hay duda de que, independientemente de la calidad que cada uno pueda percibir en la película, La muerte en este jardín podría haber sido una colaboración de dos artistas mayores, cada uno en su ámbito, cosa que no ha ocurrido nunca en la filmografía de Buñuel. Me refiero al encuentro con un gran novelista (es decir, Dalí a parte). Seguramente el carácter egocéntrico y celoso de Buñuel fue uno de los principales impedimentos de esta colaboración, evitando así las conjeturas críticas sobre hasta qué punto la película podría haber sido buñueliana o queneauniana.
He aquí algunos extractos de lo que ese cuaderno de bolsillo contiene:[8]
“Lunes, 25 de octubre. Durante ocho días he estado trabajando con Buñuel. Antes: un mes con Alcoriza. Decir "trabajar con" es muy ambicioso. Es obvio que Buñuel encuentra mi contribución casi sin importancia. También es cierto que piensa lo mismo sobre Alcoriza. En cualquier caso, ha desechado todo lo que habíamos hecho. Se trata de coser (reconstruir). A decir verdad, es mucho más divertido trabajar con Buñuel que con Alcoriza: Buñuel es menos perezoso y asume sus responsabilidades, algo que, obviamente, Alcoriza no podía hacer. Buñuel está lleno de ideas, inventa continuamente, es mejor tener lo malo que nada. No le importan muchas cosas. Este es otro tipo de "cineasta" distinto de Clément. Está dispuesto a todo si puede incluir dos o tres cosas que le agraden.” Es curiosa falta de acritud hacia quien ha rechazado las aportaciones de un reconocido escritor como Queneau. Quizás se conformó con participar, aun a riesgo de que sus aportaciones fuesen mínimas, en un proyecto de un director al que admiraba, desde su etapa en el grupo surrealista. Pero al mismo tiempo sorprende que incida ese je-m’en-foutismebuñueliano, pues parece dar a entender que Buñuel tampoco le preocupase no poder dirigir un guion mayormente suyo. Esta afirmación puede ser válida para Gran Casino, pero no parece valer para La muerte en este jardín.
Más adelante, después de una reunión con uno de los coproductores, afirma: “No hablé mucho sobre Buñuel. Sin embargo, es uno de los tipos más notables que he encontrado. Su sadomasoquismo es profundamente humano, es decir, es bueno”. Sin duda, se trata de una muy atinada definición del calandino.
Sigamos: “Buñuel me ha prohibido formalmente el turismo. Tengo que trabajar. No se trata de divertirse. Eso es todo: hasta ahora todo lo que conozco de México es el aeropuerto y el hotel Genève. En cualquier caso, con un viaje como este, habría tardado ocho días en recuperarme. Es cierto que ni siquiera puedo dormir. Aunque lo hago, hace casi dos días que no duermo, bueno, aunque sea un poco (pero los sillones no son lo suficientemente grandes para mí, sigo prefiriendo sentarme) … Encontrarse a una altitud de 4000 metros comiendo salmón sobre Alabama es absurdo y sin valor.”
En cuanto al hotel, “una especie de castillo, muy adecuado para la comodidad”, está “estricta y únicamente frecuentado por los estadounidenses (turistas de 60 a 110 años).” Lo que no deja de tener consecuencias. Tanto es así que volverá a hablar de él en el diario: “El comedor es repugnante. No por americanofobia, al contrario. Así… enseñan a evitar el agua, las ensaladas, las verduras, etc. debido a las amebas. De hecho, dos veces tuve fiebre por haber comido un poco al azar. Madame Buñuel lava sus pollos con jabón.” Es decir, Queneau, a quien no le gustan los viajes largos en avión, se encuentra en las antípodas de su hogar, en “la ciudad más fea del mundo”, donde “no se trata de hacer turismo”, sino solo para trabajar en unos diálogos de encargo y en un hotel para estadounidenses retirados cuya cocina le repugna.
Pero, ¿qué hay de la redacción del guion? La verdad es que es difícil poder delimitar con precisión la participación de Queneau a través de este corto diario. Aun así, aparecen algunas indicaciones relevantes, al menos para conocer el grado de aprobación del francés con el resultado de la película. Y este fue, como se ha indicado, bastante elevado, sin que le influyera el nefasto contexto que le acompañó en sus días mexicanos. Volviendo al diario, hay que destacar que el 13 de enero de 1956 se produjo una lectura de la primera mitad del guion en casa de Alcoriza con la presencia de Dancigers y Buñuel. El productor expresó más su entusiasmo que el propio Buñuel y le propuso quedarse ocho días más en México para terminarlo y revisarlo de acuerdo con Buñuel. Es decir, la participación de Queneau estaba considerada como primordial.
Queneau aceptó porque prefería acabar el trabajo en México y no en París. Además, conoce a Octavio Paz días antes, quien le cambia (ligeramente) la imagen tan negativa que sobre el país azteca tenía. Con todo, el 15 de enero escribió: “Sigo aburriéndome y, sobre todo, trabajando.” Y comenta que el trabajo que han hecho Buñuel y Alcoriza es “excelente y todo lo que acontece en el bosque es original.” Finalmente, volvió a Francia dos días más tarde de lo previsto, con el trabajo terminado y supervisado por Buñuel.
Parece ser que Buñuel no quedó plenamente satisfecho con el guion: “Recuerdo sobre todo los dramáticos problemas de guion, que es lo peor de todo. No conseguía resolverlos. A menudo, me levantaba a las dos de la madrugada para escribir durante la noche escenas que, al amanecer, le daba a Gabriel Arout para que corrigiese mi francés. Debía rodarlas durante el día. Raymond Queneau vino a pasar quince días en México para intentar —en vano— ayudarme a resolver la situación. Recuerdo su humor, su delicadeza. Nunca decía: “Eso no me gusta, no es bueno”, sino que comenzaba siempre sus frases con un: “Me pregunto si...”[9]Buñuel reduce a más de la mitad la estancia de Queneau, lo que añade más confusión al asunto.
Otras fuentes de interés son las entrevistas con José de la Colina y Tomás Pérez Turrent. Sobre Queneau, Buñuel afirma: “Un hombre de talento. Se le ocurrían soluciones que sirven de ejemplo de lo que es un buen diálogo cinematográfico. De él era una elipsis muy inteligente que no pude utilizar por necesidades de la acción… Queneau era un escritor excepcional, con mucho sentido del lenguaje hablado… Como guionista no le atraían las escenas demasiado fuertes. A mí tampoco. Y creo que, aunque cumplía profesionalmente, no se sentía a gusto con la película”.[10]
En fin, la libreta de bolsillo del viaje a México de Queneau no arroja demasiada luz sobre cuál fue realmente su contribución a la película. Sabemos que se aburrió soberanamente, lo cual seguramente no favoreció su creatividad. Como también sabíamos que ambos artistas se admiraban mutuamente (es extraño oír decir a Buñuel que un escritor es excepcional, teniendo en cuenta que incluso Dostoievski cayó de su pedestal cuando le entrevistó Max Aub). Se abre, pues, una puerta a que sean los especialistas en Queneau quienes puedan ilustrarnos un poco más sobre qué trazos de estilo o narrativa queneauniana existe en el guion de La muerte en este jardín, pues si realmente las condiciones de trabajo fueron tan malas y frustrantes, ¿por qué la opinión positiva de Queneau sobre el resultado final? No es lo habitual ¿Politesse? Lo dudo, ya que en otras colaboraciones, Queneau no se anduvo con chiquitas, como cuando no quiso que su nombre apareciese en los créditos La cité de l’indicible peur (1964) de Jean-Pierre Mocky, con quien tenía una buena relación.[11] Sea como fuere, y a pesar de las malas condiciones de trabajo que encontró, o la contribución de Queneau fue mayor de lo que sabemos, o el escritor se conformó con poder inscribir su nombre junto a un cineasta al que admiraba. La cuestión es que estamos ante una de estas historias de frustración cinematográfica que, paradójicamente, no generó declaraciones encontradas, lo que muestra el respeto y admiración mutuos que ambos artistas se tenían.
[1] Evans, J., Viejo, B. (eds.) (2018). Luis Buñuel, correspondencia escogida. Madrid: Cátedra, p. 85.
[2] Virmaux, A., Virmaux, O. (1994). Les grandes figures du surréalisme. París: Bordas.
[3] Queneau, R. (1996). Journaux 1914-1966. París: Gallimard.
[4] Charnay, D. (2017). Queneau dand le jardín de Buñuel. « Je me suis bien emmerdé ». París: La Part Commune.
[5] Cherqui, M. C. (2016). Queneau et le cinema. París: Jean-Michel Place.
Sociedad Lunar es un proyecto dedicado a las formas poéticas y literarias que se engloban en el vasto conjunto conocido como “literatura expandida”. A partir del mismo, pretendemos repensar el concepto de texto literario y fomentar el estudio de poéticas no convencionales, tanto en nuevos medios como en medios tradicionales.
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El nombre de Sociedad Lunar está tomado de la Birmingham Lunar Society, constituida por científicos, intelectuales y filósofos que, hacia finales del siglo XVIII, se reunían en aquella ciudad inglesa a fin de intercambiar ideas que pudieran cambiar la sociedad de su tiempo. Reunidos a cenar en las noches de luna, a fin de tener iluminación suficiente como para poder regresar a salvo a casa, los miembros de esta sociedad se denominaban jocosamente a sí mismos “los lunáticos”.