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lunes, 12 de diciembre de 2016

La trilogía transilvana de Miklos Banfly : Los días contados, Las almas juzgadas y El reino dividido


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"La literatura, al igual que la nobleza, se lleva en la sangre"

Proverbio húngaro.
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La conjunción sin fisuras de todas las artes en las décadas finiseculares del XIX, creo un estadio centroeuropeo de elevadísimos niveles intelectuales en el siglo siguiente. Una competición en los exquisitos foros públicos de opinión y exhibición de poderes.
Apariencias y tragedias son los temas transversales en literatura, política, ensayo e historia del diecinueve transilvano con compromisos intelectuales que no huyen ni ocultan vidas, deseos, ideas, culturas, fanatismos o patriotismos.
En una amplia perspectiva inyectada en las páginas de las novelas, hay ideas y soluciones para desarrollar servicios a la comunidad, con gran pasión, matizando la decadencia y los errores políticos. Los libros fueron prohibidos por Rumania y Hungría durante cuarenta años.
Dos primos aristócratas transilvanos, Abady y Geyeriffly, diputado y radiógrafo de una sociedad de minorías con rencillas y desamores latentes, que no reparten los privilegios o las arriesgadas apuestas, por igual, entre sus diversificadas etnias. 
Resultado de imagen de Miklos Banfly Comienza en los años previos a la Gran Guerra, cuando el imperio empezó a quedarse ciego. Abady, se siente sólo ante la destrucción de su paraíso. Estas memorias políticas, llenas de estrategias progresistas, registran las tentativas que un visionario intenta para minimizar el impacto de la catástrofe.
Enamorado de Adrienne Miloth, casada con un trasnochado y agresivo noble, sueña su futuro con ella y con su hija.
Tratados, acuerdos y compromisos que se enquistan. Las variedades idiomáticas bloquearan derechos e independencias, subrayando cualquier atisbo igualitario de mercados y economías, basadas en las dimensiones territoriales. 
El panorama histórico entre 1904 y 1914 es la secuela del convulso XIX, encendido por los repartos de poder y territorio aristocrático, abocados a un cambio más cercano a nuestros modelos parlamentarios bicamerales, pero sin perder su voz de mando y su simbología. 
Resultado de imagen de Miklos BanffyBanfly es el notario de la deriva austrohúngara. Las tres novelas navegan entra la exaltación, el lujo, los ocios, los saqueos emocionales y materiales. El adulterio y la tierra se fertilizan para exhibirnos una estela de decadencias.
Quizá Hungria sea su primo Lazslo, que siempre se siente un personaje de segunda clase, lo que le convierte en autodestructivo, aunque aspira a ser otro privilegiado, buscando en las debilidades femeninas, algún merito para merecérselo.
Resultado de imagen de Miklos BanffyEl Abady artista y político, envolverá en estas novelas la codicia de la aristocracia, haciendo que los ambientes prebélicos se superpongan, a los años anteriores al estallido de la otra Gran Guerra.
 Pero el pasado se muere al hacerlo su madre. 
Es como una cierta biografía de la memoria, que utiliza los anacronismos para dar nombre a los lugares, a los personajes e incluso a algunos hechos históricos.
Resultado de imagen de Miklos BanffyY todo se queda despoblado, vacío. Iglesia y sociedad, sin color, sin poder, sin ceremonias, sin sumisiones, sin devotos, sin obligados o siervos van camino de una insalvable transformación de aquello que parece eterno, desde la forma de amar, la defensa del honor y las riquezas. 
La melancolía postimperial que equiparara las competencias deportivas clásicas o las cacerías con la toma de decisiones para la estabilidad política en los parlamentos, están sometidas a las fechas de celebración de las primeras y la tradición, para que fluyan las segundas sin interacciones. 
Sin chovinismos resultantes desde aquella parte que al autor le toco vivir, el cronista Banffy nos da razón y conveniencia de esta irreconciliación matrimonial de orgullos aristocráticos entre Austria y Hungría.
Resultado de imagen de Miklos Banffy Novelas muy limpias, con una claridad estética de lo tangible, y donde las relaciones entrecruzadas abarcan los político, lo público, lo privado de sus elites, circundados por la pujante economía de la burguesía, con otra deriva ideológica más progresista.



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Miklós Bánffy 


(1873-1950), conde de Losoncz, nació en Kolozsvár, Hungría (hoy Cluj-Napoca, Rumania) y pertenecía a una de las dinastías aristocráticas más importantes de Transilvania. Noble, político, diplomático y novelista, destacó también por su contribución a las artes como músico, pintor, dramaturgo y escenógrafo.
Resultado de imagen de Miklos Banffy Ocupó distintos cargos políticos, el más importante el de ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, cargo desde el que trató de rebajar los efectos del Tratado de Trianon (1920), por el que Hungría perdió dos terceras partes de su territorio; entre otras la región de Transilvania en la que Bánffy había nacido y que pasó a soberanía rumana. Pocos años más tarde Bánffy se retiró de la política y se instaló en sus propiedades transilvanas, desde donde inició una serie de actividades para el fomento de la lengua y cultura húngaras en territorio rumano. Su obra maestra, la Trilogía transilvana, compuesta por las novelas Los días contados (1934), Las almas juzgadas (1937) y El reino dividido (1940), constituye un impresionante fresco de la sociedad y la política húngara inmediatamente anterior a la primera guerra mundial. Es autor además de obras de teatro, cuentos y dos libros de memorias: Desde mi recuerdo (1932) y Veinticinco años (1945). Tras la segunda guerra mundial, Bánffy permanece en Rumanía hasta que en 1947 consigue salir del país y viajar a Hungría para reunirse con su familia. La prohibición de sus libros por los regímenes comunistas de Hungría y Rumanía impiden la difusión de su obra y sus libros desaparecen hasta que su reedición se permite por fin en la década de los ochenta. En los últimos años, tras la publicación de la versión inglesa de Los días contados, traducido por la hija del autor, se inicia por fin el reconocimiento mundial a una de las más grandes novelas de la literatura húngara del siglo XX. (Datos: Editorial Asteroide) 






La familia Bánffy ha sido una de las dinastías aristócratas más importantes de Transilvania desde el siglo XIII. De hecho, cuando Miklós Bánffy unos años antes de su muerte, en 1947, se ve obligado a dejar Transilvania que entonces ya pertenece a Rumanía, su antiguo secretario se despide de él con la siguiente frase: “Me despido de usted, señor conde, con la ocasión de que después de quinientos años los Bánffy abandonan las tierras transilvanas”. Sus antepasados sin excepción eran gobernadores, gente de la corte con títulos distinguidos, y el pequeño Bánffy nace en 1873 predestinado a recorrer una carrera política importante.

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En sus memorias Recuerdos de infancia, describe Bonchida, el castillo y el enorme parque con bosques y arroyos donde se crió y que más tarde se convertiría en casa del protagonista de su famosa trilogía. En la novela, Dénestornya –“la torre de Dénes”– recibe el nombre de su antepasado más distinguido, el gobernador Dénes Bánffy. 



No es la única coincidencia autobiográfica: el modelo de Péter Abády ha sido, sin duda, el abuelo Bánffy que dejó toda su fortuna a su hijo cuando éste se casó, y se dedicó a cuidar de sus rosas, se construyó un refugio y vivió en medio del bosque como un ermitaño. La enorme atracción de Bánffy por la naturaleza nace también en Bonchida. 


De niño estudia lengua, literatura e historia en las mejores escuelas de la época, en casa aprende mucho de agricultura, sobre el cuidado de la célebre yeguada de los Bánffy y sobre el cultivo de los frutales. Pero se interesa más que nada por el dibujo y el arte, y toma clases del pintor más influyente de la época, Bertalan Székely. 

El adolescente quiere elegir la carrera de arte, pero cumple el deseo de su padre y se matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad de Kolozsvár y más tarde continua sus estudios en la de Budapest. Según las memorias del secretario de la familia durante un año el joven Bánffy está bajo tutela debido a un asunto sucio de letras de cambio y de vida desenfrenada. Con su primo Mihály Károlyi que será el político húngaro más importante de las primeras décadas del siglo XX, leen juntos el Capital de Marx, aprenden las novedosas enseñanzas del socialismo y cooperativismo. Empieza a trabajar en las oficinas de la Autoridad Marítima de Fiume en 1899, y publica en 1902 su primer libro, un manual sobre las posibilidades de la política exterior. En 1900 es reportero económico en Berlín, y desde 1901 es diputado en el Parlamento con programa liberal. Entre 1906 y 1909 es gobernador del condado de Kolozs y de la ciudad Kolozsvár. Su carrera literaria comienza con la publicación de su primer drama Leyenda del Sol que despierta el interés de los críticos más prestigiosos de la época. Escribe bajo el pseudónimo Miklós Kisbán, que refleja su actitud de aristócrata humilde. (El apellido Bánffy, por su terminación en y es claramente noble, y significa “hijo de Bán”. El pseudónimo Kisbán suena de clase media y significa “el pequeño Bán”). 


Al estrenar el segundo drama –Gran Señor, Attila–, en el mundillo literario se descubre su identidad, cesan los elogios, y muchos lo acusan de ser un diletante. Un noble de los muchos que se dedican a la escritura para pasar el rato. Sin embargo, algunos de los autores emblemáticos de la época reconocen su talento, la fuerza vital y la nueva moralidad de sus obras.

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En 1910 se presenta en las elecciones con un 

programa independiente, más tarde es diputado del partido de István Tisza (igual que su protagonista Bálint Abády), y desde 1909 hasta 1918 es intendente general de los teatros estatales entre ellos la Ópera Nacional. En el Museo de Bellas Artes expone acuarelas, estrena sus dramas absurdas en el Teatro Nacional, diseña un pedestal para la estatua de Sissy, consigue el estreno y dibuja decoración para la famosa ópera de Béla Bartók El castillo de Barba Azul, es miembro del prestigioso círculo de autores la Compañía Kisfaludy, sigue con sus clases de arte, además escribe un cuaderno sobre el cooperativismo en Transilvania. En 1917 es el encargado de dirigir la coronación del príncipe Carlos IV (IV. Károly), el acto casi termina con escándalo, porque Bánffy introduce en la ceremonia lujosa las miserias del frente: una marcha de inválidos de la guerra; cojos, tuertos, mancos, figuras contrahechas irrumpen en el escenario para saludar al nuevo rey. 


Resultado de imagen de Miklos BanffyColabora estrechamente con Mihály Károlyi, el político líder de la Revolución de 1918. Desde este momento Bánffy se dedica a la política exterior donde ejerce su talento impar de negociar en asuntos incómodos, difíciles. Al acabar la I Guerra Mundial, unos meses se ve atrapado en Holanda, y como no tiene otro ingreso, vive de su arte, pinta retratos. Desde 1921, es ministro de asuntos exteriores, pero nunca deja de ser un gran aristócrata. Celebra grandes cenas en el extranjero por cuenta de su padre, en las que si se le antoja hace dibujos y caricaturas de los demás ministros y personajes famosos, entre ellos de Puccini. Bánffy nunca abandona sus caprichos, aunque toma en serio la política.En 1922 debido al Pacto de Trianon que termina la I Guerra Mundial, Transilvania deja 

de formar parte de Hungría y pasa a ser Rumania.





 En este momento Bánffy está en Hungría, por lo cual sigue teniendo la ciudadanía húngara. En 1925, decide volver a Bonchida, tal vez para conseguir que le devuelvan parte de sus tierras expropiadas en su ausencia, tal vez espera tener un papel importante en la vida política transilvana. En 1926, le conceden el derecho de repatriación con la condición de que no asuma cargo político alguno durante diez años, lo cual demuestra claramente los miedos de las autoridades rumanas. En esta década Bánffy se dedica a la literatura y a sus tierras. 
Es uno de los fundadores de la editorial transilvana más prestigiosa Erdélyi Szépmíves Céh, que más tarde publicará sus obras, y es miembro activo del círculo de autores Erdélyi Helikon. Marca las pautas, pero no ejerce mecenazgo, aunque con un criterio excelente intercede por varios talentos jóvenes. Gracias a su trabajo los autores transilvanos que hasta este momento llevan el estigma de ser unos aficionados, logran el reconocimiento del mundo literario de Budapest. Bánffy descubre que la única manera de sobrevivir el trauma de Trianon es fomentar la presencia de la cultura, tradición y ciencias húngaras en Transilvania, crear instituciones culturales, centros de arte. En 1938, funda la Comunidad Popular Húngara, la única representación de los intereses económicos, sociales y culturales de Transilvania. Por su actuación política, sufre muchos ataques por parte de las autoridades húngaras y rumanas que le tienen miedo debido su pasado político. En 1927, publica la primera novela Desde la mañana hasta la noche sobre la historia de dos hermanas. En los años 1930, escribe la trilogía Historia transilvana, que será muy bien acogida por la crítica húngara y transilvana. Después de la reanexión de Transilvania a Hungría, durante la II Guerra Mundial, es diputado de Transilvania en la Cámara Alta del Parlamento húngaro. En 1943, cumple una misión secreta en Bucarest y negocia con las fuerzas antihitlerianas. 

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Cuando estalla la guerra, antes de viajar a Budapest Bánffy sube al monte Feleki y se despide de Bonchida (igual que su protagonista Abády). Vuelve en 1946 para visitar las ruinas negras de su casa, y se retira en una habitación de servicio en su antiguo palacio de Kolozsvár: el único lugar que le concede el nuevo régimen democrático de Rumania. Malvive vendiendo algunos objetos personales que ha podido rescatar, pero en 1947 no puede más y solicita el permiso de traslado a Hungría, donde piensa vivir de la pensión de su mujer Aranka Várady que ha sido actriz del Teatro Nacional. 


Resultado de imagen de Miklos BanffyBánffy sabe que no podrá volver nunca más a Transilvania. Desesperado escribe una novelas sobre la lucha de los partisanos yugoslavos durante la II Guerra Mundial, pero muere abandonado y olvidado en 1950.




Historia transilvana
 describe la decadencia de la aristocracia transilvana y húngara, los errores de la clase política que conducen directamente al Pacto de Trianon y la pérdida de Transilvania. Aunque la novela abarca la década entre 1904-1914 el mismo ambiente reinaba en los años 1934-1940 cuando se publican los cinco tomos del a trilogía. Hasta los años 1970, Miklós Bánffy fue totalmente olvidado, y los primeros acercamientos a su obra sólo encontraron la falta de la “lucha de clases” o elogiaron su “actitud crítica frente a la clase aristócrata dominante”. En 1976, al principio del “comunismo gulas”, se cumplió su testamento y sus cenizas fueron trasladados al cementerio de Házsongrád en tierras de Bonchida. La primera reedición de sus obras tardó más. En 1982 fueron editadas en Transilvania, y en 2006 en Hungría. Miklós Bánffy no es un autor conocido en Hungría. Las partes históricas de la trilogía tratan una época desconocida por los húngaros, y son de difícil lectura. Su resurrección en parte se debe a una nostalgia por la “Gran Hungría”, por Transilvania y por todo lo que los húngaros perdieron, y por un nuevo nacionalismo emergente y muchas veces mal interpretado desde el cambio del régimen. La obra y la vida de Miklós Bánffy simboliza el drama de la historia húngara de la primera parte del siglo XX, cuyo último acto podría ser el destino del sexto tomo. Según las memorias de la última criada de Bánffy, existe el manuscrito del sexto tomo –la cuarta parte– de la novela, que ella misma vio en 1941, y que según el párroco de Bonchida había sido escondido durante la guerra. Si existió probablemente terminó como toda la biblioteca de Bánffy, en las hogueras a cuyas llamas se calentaba el ejército ruso.


De las memorias del conde Banffy

«Después de llegar a casa he de reconocer que me dormí profundamente, aunque de vez en cuando, cuando todavía medio dormido, me pareció oír más estruendo de los camiones pesados ​​que pasan bajo mis ventanas que en noches anteriores. Sin embargo, ya que la calle fuera era la ruta habitual para las entregas a las salas de mercado cercanas, y los coches de mercado siempre había sacudido ruidosamente pasado mucho antes del amanecer, no parecía ser diferente de cualquier otra noche del año.
Fue sólo más tarde que había oído lo que había sucedido esa mañana temprano. Cuando mi viejo ayuda de cámara me llamó anunció tres cosas: mi baño había sido preparado, la revolución había estallado, y el conde Mihály Károlyi era ahora ministro-presidente. »

"Con carbón se había pintado las pestañas y las cejas dándoles formas achinadas. Con el pelo negro, la tez marfileña y pálida que no se sonrojaba y esos salvajes labios carmesíes parecía su visión del Lejano Oriente, un hada misteriosa recién llegada desde su pagoda..." Más adelante nos dice el autor que la piel de Adrienne es "pulida como el mármol"



Castillo Banffy Bonţida



http://dincolodeharti.blogspot.com.es/2010/09/castelul-banffy-de-la-bontida.html



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Los días contados (fragmento)


" En el viejo simón iba sentado un joven, recostado cómodamente. Era Bálint Abády, un hombre delgado, de estatura mediana. Llevaba un guardapolvo de seda largo, abrochado hasta la barbilla. Se había quitado el sombrero, un sombrero de fieltro de ala ancha que se había puesto de moda tras la guerra de los bóers. Los rayos del sol le daban un brillo bermejo a su cabello ondulado, rubio oscuro.
A pesar del color de su pelo y de sus ojos claros, tenía los rasgos propios de un oriental. Tenía la frente fuerte, algo inclinada hacia atrás, los pómulos muy marcados y los ojos achinados.
No venía de las carreras sino de la estación de tren, e iba a Vársiklód, a casa de Jeno Laczók, donde habría una gran fiesta con baile después de la competición.
Había llegado desde Dénestornya a las tres. Había viajado en tren, aunque su madre le había ofrecido una carroza; el joven había notado por su tono de voz que, si bien se la había ofrecido con cariño, no le gustaba que viajara con sus amados caballos, tan queridos que habían sido criados en la vieja y famosa yeguada, como si fueran sus hijos. Abády sabía cuánto le preocupaba a su madre que sus animales pudieran agotarse, resfriarse o sufrir en desconocidos establos la maldad de otros caballos. Por eso, conociendo la verdadera voluntad de su madre, le dijo que prefería coger el tren vespertino, pues sería demasiado ir de un tirón desde Dénestornya hasta el prado de San Jorge —donde se celebraba la competición—, unos cincuenta kilómetros más allá de Marosvásárhely, y volver después a la ciudad para ir a casa de los Laczók —diez o quince kilómetros más— teniendo que desenganchar los caballos y darles pienso en alguna posada; por ello pensó que no merecía la pena, y que haría mejor cogiendo el tren de la tarde. Así llegaría temprano y coincidiría con los políticos, a los que quería conocer y consultar unas cuantas cosas.
—Bueno, hijo, si así lo prefieres —dijo la madre aliviada cuando rechazó su oferta—, pero ya sabes que te los ofrezco con gusto.
Ahora iba en un simón que se dirigía lentamente hacia Vársiklód entre tintineos. En realidad era agradable avanzar despacio por el camino real, largo y desierto, y ver cómo se levantaba el polvo y flotaba tras el carruaje como un velo, sentirlo volar indeciso sobre los prados ya segados donde las vacas rumiaban entre los rebrotes y miraban embobadas el traqueteo del coche. Era bonito avanzar silenciosamente, disfrutar de la sensación de que después de tantos años volvía a estar en casa, en Transilvania, y acercarse poco a poco al lugar donde se reunirían sus viejos conocidos. A pesar del color de su pelo y de sus ojos claros, tenía los rasgos propios de un oriental. Tenía la frente fuerte, algo inclinada hacia atrás, los pómulos muy marcados y los ojos achinados.
No venía de las carreras sino de la estación de tren, e iba a Vársiklód, a casa de Jeno Laczók, donde habría una gran fiesta con baile después de la competición.



Había llegado desde Dénestornya a las tres. Había viajado en tren, aunque su madre le había ofrecido una carroza; el joven había notado por su tono de voz que, si bien se la había ofrecido con cariño, no le gustaba que viajara con sus amados caballos, tan queridos que habían sido criados en la vieja y famosa yeguada, como si fueran sus hijos. Abády sabía cuánto le preocupaba a su madre que sus animales pudieran agotarse, resfriarse o sufrir en desconocidos establos la maldad de otros caballos. Por eso, conociendo la verdadera voluntad de su madre, le dijo que prefería coger el tren vespertino, pues sería demasiado ir de un tirón desde Dénestornya hasta el prado de San Jorge —donde se celebraba la competición—, unos cincuenta kilómetros más allá de Marosvásárhely, y volver después a la ciudad para ir a casa de los Laczók —diez o quince kilómetros más— teniendo que desenganchar los caballos y darles pienso en alguna posada; por ello pensó que no merecía la pena, y que haría mejor cogiendo el tren de la tarde. Así llegaría temprano y coincidiría con los políticos, a los que quería conocer y consultar unas cuantas cosas.
—Bueno, hijo, si así lo prefieres —dijo la madre aliviada cuando rechazó su oferta—, pero ya sabes que te los ofrezco con gusto.
Ahora iba en un simón que se dirigía lentamente hacia Vársiklód entre tintineos. En realidad era agradable avanzar despacio por el camino real, largo y desierto, y ver cómo se levantaba el polvo y flotaba tras el carruaje como un velo, sentirlo volar indeciso sobre los prados ya segados donde las vacas rumiaban entre los rebrotes y miraban embobadas el traqueteo del coche. Era bonito avanzar silenciosamente, disfrutar de la sensación de que después de tantos años volvía a estar en casa, en Transilvania, y acercarse poco a poco al lugar donde se reunirían sus viejos conocidos. "











 - Unamuno y la literatura húngara a raíz de una carta desconocida de Unamuno:

http://campus.usal.es/~revistas_trabajo/index.php/0210-749X/article/viewFile/1560/1624


- Otra gran trilogía sobre la vida y el odio en el imperio austro-hungaro:


 http://www.jmguelbenzu.com/index.php?s=criticas_detalle&id=53


- Conocerás algo más de la literatura húngara aquí:



http://elhablador.com/cuento16.htm

Los novios (Biblioteca del hombre común (Tela))

Literatura húngara online


www.lho.es/index.php?pagetype=hungarians&id=1183


'La Trilogía transilvana,' de Miklós Bánffy



Por Dennis Drabelle

https://www.washingtonpost.com/entertainment/books/the-transylvanian-trilogy-by-miklos-banffy/2013/12/10/c9aa2d1c-5d2d-11e3-bc56-c6ca94801fac_story.html?utm_term=.6c86ca870d84



https://europebetweeneastandwest.wordpress.com/tag/miklos-banffy-the-phoenix-land/

Bánffy 140

http://muvelodes.net/konyveshaz/banffy-miklos-140

Guía de Lectura sobre la Gran Guerra


http://www.ayto-arganda.es/portalArganda/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_14369_1.pdf

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