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Después de graduarse, trabajó como lexicógrafo para el suplemento Oxford English Dictionary durante tres años. En 1977, Barnes comenzó a trabajar como revisor y editor literario para el New Statesman y el New Review . De 1979 a 1986 trabajó como crítico de televisión, primero para el New Statesman y luego para The Observer .
Barnes vive en Londres.
OBRAS DE JULIAN BARNES
La única historia (fragmento)
"Cuando enfilé de nuevo Wigmore Street, vi delante de mí la John Bell & Croyden donde ella había comprado el diafragma. Caí en la cuenta de algo horrible. Que el anticonceptivo había fallado, que se había quedado embarazada y que ya estaba afrontando las consecuencias. La ley del aborto aún se estaba debatiendo en el Parlamento, pero todo el mundo sabía que había médicos —y no solo al fondo de la bocacalle— que practicaban «procedimientos» más o menos por encargo. Imaginé la conversación: Susan explicando que su joven amante la había dejado embarazada, que no mantenía relaciones sexuales con su marido desde hacía veinte años y que un hijo destruiría su matrimonio y pondría en peligro su propia salud mental. Esto bastaría para que cualquier médico accediese a practicar lo que eufemísticamente se denominaba, en los historiales clínicos, una DL: dilatación y legrado. Un pequeño raspado en la pared del útero, que a su vez despegaría el embrión adherido.
Yo rumiaba todo esto mientras almorzaba en un café italiano. No sabía qué pensar, o, mejor dicho, pensaba varias cosas incompatibles. La idea de ser padre siendo todavía un estudiante me parecía una locura aterradora. Pero también me parecía, algo, digamos, heroico. Subversivo pero honorable, fastidioso pero vigorizante: noble. No pensaba que sirviese para figurar en el Libro Guinness de los Récords —sin duda había chicos de doce años sumamente ocupados en dejar preñada a la mejor amiga de su abuela—, pero desde luego me convertiría en un ser excepcional. Y suscitaría una indignación de mil demonios en el Village.
Solo que ahora ya no iba a suceder. Porque Susan se estaba deshaciendo de nuestro hijo en aquel mismo momento, a la vuelta de la esquina. De pronto me invadió la cólera. El derecho a elegir de una mujer: sí, yo creía en eso, teórica y realmente. Aunque también creía en el derecho de un hombre a que le consultaran.
Volví al coche y aguardé. Alrededor de una hora más tarde ella dobló la esquina y se acercó cabizbaja, con las mejillas envueltas en el pañuelo. Apartó la cara al subir al coche. "
Metrolandia (fragmento)
"En realidad la cosa no era así. Ya había estado muchas veces en París antes de 1968, y no iba con ninguna de las ingenuas expectativas que Toni tanto se complacía en adjudicarme. Había agotado ya su faceta Paree antes de los veinte años: los libros de bolsillo de tapas verdes de la Olympia Press, las pérdidas de tiempo en las terrazas de los cafés de los bulevares, los empujones entre tangas de cuero y bolsas en una parodia de antro de Montparnasse. Cuando era estudiante había agotado la ciudad-como-parte-de-la-historia, husmeando celebridades en Père Lachaise para volver a casa exultante después de hacer un descubrimiento inesperado: las catacumbas de Denfer-Rocherau, donde la historia post-revolucionaria y la melancolía personal pueden combinarse armoniosamente mientras se divaga entre bóvedas y zarandeados esqueletos, clasificados por huesos y no por cuerpos: pulcras hileras de fémures y sólidos cubos de cráneos aparecían repentinamente bajo la luz temblequeante de la vela. Por aquella época ya había incluso dejado de despreciar a mis exhaustos compatriotas, apiñados en los cafés de los aledaños de la Gare du Nord, levantando los dedos para indicar el número de Pernods que querían.
Escogí París porque era un lugar familiar donde podía, si quería, vivir solo. Conocía la ciudad; hablaba el idioma. No me preocupaban ni la comida ni el clima. París era demasiado grande como para verme amenazado por la hospitalidad de una colonia de emigrados ingleses. Tendría pocos estorbos para concentrarme en mí mismo. "
Mirando al sol (fragmento)
"Entre los guías, llevar un megáfono a pilas era un signo de estatus. En Yangzhou uno se subió repentinamente al minibús y les dio la bienvenida a la ciudad mientras los miembros del grupo —ninguno de los cuales estaba a menos de tres metros de aquella voz abigarradamente amplificada— se encogían en sus asientos tratando de no reír. En una fábrica de jade, un guía debía traducir la charla introductoria de una oficiala con un megáfono que se negaba a funcionar. Sin embargo, en lugar de dejar el instrumento a un lado, el guía prefirió mantenerlo junto a sus labios y gritar a través de él. En la ronda de preguntas, alguien quiso saber cómo se distinguía el buen jade del malo. La respuesta llegó a gritos a través del imponente instrumento: «Hay que mirarlo y al mirarlo ver calidad».
Jean esperaba que los viajes aéreos a través de China fueran ambiguamente internacionales; pero hasta eso parecía tranquilamente orientalizado. Las azafatas tenían aspecto de colegialas y daba la impresión de que no sabían muy bien qué hacer; mientras aterrizaban en Beijing, advirtió que una de ellas se quedaba todo el tiempo en pie y reía conscientemente cuando el avión tocaba la pista. En las líneas aéreas chinas no servían alcohol. En vez de eso te daban barras de cacahuete crujiente, chocolate, paquetes de caramelos, tazas de té y un recuerdo. En un vuelo les dieron un llavero; en otro, un pequeño libro de direcciones cuyo tamaño sugería que el viajero medio de las líneas aéreas chinas era un misántropo.
En Chengdu se interesó por la vida de uno de los guías locales, un hombre alto y cortés de edad entre los veinte y los sesenta, más o menos. Le respondió con una mezcla de precisión y vaguedad. Volvía de pasar diez años en el campo. Había tenido problemas. Aprendió el inglés solo, utilizando discos y cintas. Cada mañana, antes de desayunar, lleva el abono de las letrinas al vertedero de su barrio. Tienen un hijo. A veces el niño se queda con abuelos. Su esposa es mecánica en garaje. Trabaja en distintos turnos que él, y es bueno porque a él gusta practicar inglés con sus discos y cintas. No bebe en el Banquete por si hay desgracia y no le invitan a unirse al Partido. Quiere de verdad que le inviten a unirse al Partido. Ha tenido problemas pero ahora ya no tiene problemas. Tienes un día libre a la semana, y cinco días más espaciados a lo largo del año, y dos semanas cuando te casas. En esas dos semanas se te permite viajar. Tal vez la gente se divorcia para casarse otra vez y tener más vacaciones. "
Nada que temer (fragmento)
"Mi hermano tenía una experiencia litúrgica ligeramente mayor que la mía. Como lobato de los exploradores, asistía a un par de servicios religiosos. «Creo recordar mi perplejidad, la de un antropólogo infantil en medio de los antropófagos.» Cuando le pregunto cómo perdió la fe, responde: «No la perdí nunca, porque nunca la tuve. Pero comprendí que todo era un timo el 7 de febrero de 1952, a las nueve de la mañana. El señor Ebbets, director de la escuela primaria de Derwentwater, anunció que el rey había muerto, que había ido con Dios a la gloria eterna y la felicidad del cielo y que en consecuencia todos llevaríamos un brazalete negro durante un mes. Me pareció que allí había gato encerrado, y cuánta razón tenía. No se me cayó la venda de los ojos, no hubo una sensación de pérdida, de que había una laguna en mi vida, etc, etc. Espero», añade, «que esta historia sea cierta. Es desde luego un recuerdo muy claro y duradero; pero ya sabes lo que es un recuerdo.»
Mi hermano tendría nueve años recién cumplidos en la época en que murió Jorge VI (yo tenía seis, pero no me acuerdo de las palabras de Ebbets ni de los brazaletes negros). Mi abandono definitivo del vestigio, o posibilidad, de la religión ocurrió en una edad más tardía. Siendo adolescente, encorvado sobre un libro o revista en el cuarto de baño, solía decirme a mí mismo que Dios no podía existir porque la idea de que pudiera estar observándome mientras me masturbaba era absurda; era más absurda aún la de que todos mis antepasados difuntos estuviesen colocados en fila y también mirando. Tenía además otros argumentos racionales, pero lo que acabó con Él fue aquella sensación poderosamente persuasiva; una sensación asimismo interesada, por supuesto. La idea de que el abuelo y la abuela observaran lo que me traía entre manos me habría causado una seria zozobra.
Al recordar esto, sin embargo, me pregunto por qué no pensé en más posibilidades. ¿Por qué presupuse que Dios, si estaba mirando, desaprobaba forzosamente que yo vertiese mi semen? ¿Por qué no se me ocurrió pensar que si el cielo no se desplomaba al presenciar mi ferviente e inagotable actividad, quizá fuera porque el cielo no la consideraba un pecado? Tampoco se me ocurrió imaginar que mis antepasados sonriesen al observar mis acciones. "
Naufragio (fragmento)
"Empezó con un presagio.
Habían doblado el cabo de Finisterre y navegaban hacia el sur recio viento en popa cuando un banco de marsopas rodeó la fragata. Quienes iban a bordo se amontonaron en la popa y el parapeto, maravillándose de la habilidad de los animales para dar la vuelta a un navío que ya iba alegremente a unos nueve o diez nudos. Mientras admiraban los juegos de las marsopas se oyó un grito. Un grumete se había caído por una de las portillas de popa del lado de babor. Dispararon un cañón de señales, echaron al agua una balsa salvavidas y pusieron el navío al pairo. Pero estas maniobras se realizaron con lentitud, y para cuando bajaron la barcaza de seis remos, todo fue en vano. No pudieron encontrar la balsa y menos aún al muchacho. Tenía sólo quince años, y los que le conocían sostenían que era un buen nadador; supusieron que probablemente había alcanzado la balsa. De ser así, sin duda pereció en ella, después de experimentar los más crueles sufrimientos.
La expedición a Senegal estaba formada por cuatro navíos: una fragata, una corbeta, un bergantín y un bricbarca. Había zapardo de la isla de Aix el 17 de junio de 1816 con trescientas sesenta y cinco personas a bordo. Ahora continuaba hacia el sur con un tripulante menos. Se aprovisionaron en Tenerife, cargando vinos exquisitos, naranjas, limones, higos y verduras de todas clases. "
Niveles de vida (fragmento)
"No intentó restablecer el contacto con Madame Sarah. Cuando ella fue a Londres él encontró un motivo para ausentarse de la ciudad. Al cabo de un tiempo llegó a ser capaz de leer serenamente las reseñas sobre el último triunfo de Sarah. En general, podía rememorar todo el asunto como un hombre racional, recordarlo como algo que había sucedido, que no era culpa de nadie, que no entrañaba crueldad sino sólo un malentendido. Pero no siempre reunía tanta calma ni aceptaba estas explicaciones. Y entonces se consideraba el animal más estúpido de todos. Se sentía como la boa constrictor que se había aficionado a comer almohadones de sofá hasta que Madame Sarah la mató de un tiro con su propia mano. Se sentía así, abatido de un disparo.
Pero se casaría, a la avanzada edad de treinta y siete años. Ella se llamaba Elizabeth HawkinsWhitshed y era hija de un baronet irlandés. Ahora bien, si buscaba o esperaba una pauta, le fue denegada de nuevo. Después de la boda, la novia contrajo tisis y trasladaron a un sanatorio suizo su luna de miel en el Norte de África. Once meses después, Elizabeth obsequió a Fred con un hijo, pero estuvo confinada en los Altos Alpes durante gran parte de su vida. El capitán Fred, ahora comandante y posteriormente coronel Fred, reanudó sus viajes y escaramuzas.
Y también su pasión por los globos. En 1882 despegó de la fábrica de gas de Dover rumbo a Francia. Al sobrevolar el Canal de la Mancha pensó inevitablemente en Madame Sarah. Estaba haciendo el viaje que siempre se había prometido hacer, pero ahora no viajaba hacia ella, como Sarah coquetamente le había propuesto. Aunque nunca había contado a nadie la relación que habían mantenido, algunos la sospechaban y, de vez en cuando –tras una partida de cartas en Pratt’s, seguida por una cena tardía de beicon, huevos y cerveza–, alguien le asestaba un codazo alusivo. Pero él nunca picaba el anzuelo. Ahora, suspendido en el cielo, en sus oídos sólo oía la voz de ella. Mon cher capitaine Fred. Todavía le dolía, al cabo de tantos años. Impetuosamente, encendió un puro. Fue un acto insensato, pero en aquel momento le tenía sin cuidado que explotara su vida entera. Su pensamiento se remontó a la rue Fortuny, a los ojos de Sarah, de un azul transparente, a su cabello como una zarza ardiente; a su gran lecho de bejuco. Luego recobró la cordura, arrojó algún lastre y ganó altura con la esperanza de pillar una brisa norte.
Cuando aterrizó cerca del Château de Montigny, los franceses se mostraron tan hospitalarios como siempre. Ni siquiera les importaron las pullas sobre la superioridad del sistema político británico. Se limitaron a alimentarle un poco más y le animaron a fumarse otro puro en las condiciones mucho más seguras que ofrecía el fuego del hogar. "
[ Arthur & George , así como libros y temas
[Entrevista realizada por Vanessa Guignery durante una conferencia de Flaubert's Parrot
[Entrevista sobre la publicación de In the
[Entrevista con Barnes sobre la publicación
[Entrevista sobre la devoción de por vida de
[Entrevista sobre la publicación estadounidense de Love, etc. ]
[Entrevista sobre la publicación estadounidense de Inglaterra,
[Entrevista en español sobre la publicación
Centro Harry Ransom
Julian Barnes nació en Leicester, Inglaterra, el 19 de enero de 1946. Se educó en la City of London School de 1957 a 1964 y en Magdalen College, Oxford, de donde se graduó en idiomas modernos (con honores) en 1968.
Después de graduarse, trabajó como lexicógrafo para el suplemento Oxford English Dictionary durante tres años. En 1977, Barnes comenzó a trabajar como revisor y editor literario para el New Statesman y el New Review . De 1979 a 1986 trabajó como crítico de televisión, primero para el New Statesman y luego para The Observer .
Barnes ha recibido varios premios y honores por su escritura, incluido el Premio Man Booker 2011 por The Sense of an Ending . Tres novelas adicionales fueron preseleccionadas para el Premio Man Booker ( Flaubert's Parrot 1984, England, England 1998 y Arthur & George 2005). Otros premios de Barnes incluyen el Premio Somerset Maugham ( Metroland1981), Premio Geoffrey Faber Memorial (FP 1985); Prix Médicis (FP 1986); Premio EM Forster (Academia Americana e Instituto de Artes y Letras, 1986); Premio Gutenberg (1987); Premio Grinzane Cavour (Italia, 1988); y el Prix Femina (Talking It Over 1992). Barnes fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 1988, Oficial de la Orden de las Artes y las Letras en 1995 y Comandante de la Orden de las Artes y las Letras en 2004. En 1993 fue galardonado con el Shakespeare Premio de la Fundación FVS y en 2004 ganó el Premio estatal austriaco de literatura europea. En 2011 fue galardonado con el Premio David Cohen de Literatura. Otorgado cada dos años, el premio rinde homenaje a toda una vida en literatura para un escritor en idioma inglés que es ciudadano del Reino Unido o de la República de Irlanda.Ceremonia de Blixen en Copenhague. En 2016, la Academia Americana de Artes y Letras eligió a Barnes como miembro honorario extranjero. También en 2016, Barnes fue seleccionado como el segundo destinatario del Premio Siegfried Lenz por sus destacadas contribuciones como narrador y ensayista europeo. El 25 de enero de 2017, el Presidente francés nombró a Julian Barnes para el rango de Oficial en la Orden Nacional de la Legión de Honor. La cita de la embajadora francesa en Londres, Sylvie Bermann, dice: "A través de este premio, Francia quiere reconocer su inmenso talento y su contribución para elevar el perfil de la cultura francesa en el extranjero, así como su amor por Francia".
Julian Barnes ha escrito numerosas novelas, cuentos y ensayos. También ha traducido un libro del autor francés Alphonse Daudet y una colección de dibujos animados alemanes de Volker Kriegel. Su escritura le ha valido un considerable respeto como autor que trata los temas de historia, realidad, verdad y amor.
OBRAS DE JULIAN BARNES
- Antes de conocernos (fragmento)
"Graham comenzó a jugar consigo mismo, basándose en un juego de la infancia. Tenía que encontrar en las repisas de Ann los libros que le habían regalado otras personas. Si no encontraba uno a la cuarta intentona había perdido. Si lo encontraba a la cuarta, podía coger otro; si lo encontraba a la segunda se ahorraba dos intentos y en el turno siguiente tendría seis posibilidades.
Haciendo sólo un poco de trampa consiguió que el juego durase veinte minutos, aunque para entonces el placer de la caza oscurecía cada vez más inoportunamente la rabia de la victoria. Cuando se sentó en el suelo y miró la pila de libros que representaban sus triunfos, sintió la cercanía de una lacerante tristeza. Encima de todos había un ejemplar de Un amor acabado. «No tengas mal recuerdo. Ha sido maravilloso. Con el tiempo tú también lo verás así. Ha sido casi demasiado bonito. M.» ¡Ah, Michael! Había tenido que escribir la típica puya. Ha sido casi demasiado bonito. En realidad quería decir: «Por qué no te portaste mal para que pudiera dejarte sin complejo de culpa», Michael, el guapo de aspecto deportivo que —así lo aseguró Ann— movía la cabeza y parpadeaba tímidamente de forma muy seductora. Así lo había descrito Ann. Graham le llamaba Mick el del tic.
Esto le entristeció. Le hizo sentirse vagamente agresivo y algo autocompasivo, pero principalmente le puso muy triste. Quizá ahora era el momento de intentar una de las soluciones de Jack. No había ido a casa de Jack en busca de una solución, realmente no. Pero era lo menos dañino que podía hacer. Bueno, parecía lo menos dañino. Y Ann no volvería a casa por lo menos en una hora y media. "Arthur & George
En Great Wyrley, un pequeño pueblo de la Inglaterra profunda, alguien deja mirlos muertos en los cubos de la leche, conejos desollados y sangrantes en el jardín de la vicaría, mutila y mata caballos y ganado, y escribe anónimos obscenos, impregnados a veces de una religiosidad delirante, en los que anuncia que tras la matanza de animales vendrá el sacrificio de veinte doncellas. Y los periódicos de todo el país descubren muy pronto un tema fascinante, las atrocidades de Great Wyrley.Hay que encontrar un culpable -ya en 1903 el ruido mediático incita a veloces investigaciones y a no menos rápidas condenas-, y George, un oscuro abogado, hijo del párroco del pueblo, es el principal sospechoso. ¿Quizá porque a pesar de la dignidad que otorga el ministerio del padre, él y su familia son los diferentes, los otros, los negros del pueblo? El padre de George es parsi, una minoría hindú muy diferenciada, convertido al anglicanismo y casado con una escocesa. George es condenado, pero la campaña que hacen sus padres y su jefe, el dueño del bufete de abogados en el que trabajaba el joven, proclamando su inocencia y la inconsistencia de las pruebas, llega a oídos de Arthur, quien emprende su propia investigación sobre el caso.Arthur es, en verdad, Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, el más célebre y elegante detective de todos los tiempos. Y es también el reverso del opaco, oscuro, solitario y solterón George Edalji, ese diferente al que le horroriza toda diferencia y sólo quiere ser absolutamente inglés, un fervoroso creyente en la Razón y en la Ley que le han condenado. Arthur Cenan Doyle ya es un escritor famoso, vital, deportista y defensor de causas perdidas, que ha estudiado medicina antes de dedicarse por entero a la literatura pero tiene una mente abierta a todo, incluso al espiritismo. Es, en definitiva, un moderno de su época, y un hombre feliz.El caso verdadero de George Edalji, que influyó para que en Inglaterra se creara el Tribunal de Apelaciones, y la no menos cierta intervención del creador de Sherlock Holmes han inspirado esta espléndida novela, sostenida por una exhaustiva investigación y por una imaginación vívida, en la que Barnes usa todos los recursos y se desliza con deslumbrante habilidad por los más diversos géneros literarios, la novela detectivesca, la histórica y el folletín, y nos ofrece una fascinante crónica del pasaje a la modernidad de la Inglaterra posvictoriana.-
Un despliegue de gran audacia técnica y elegante virtuosismo, al servicio de una amenísima trama en la que se alterna la ficción con hechos reales muy imaginativamente ordenados. Un libro que ha tenido un extraordinario éxito, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, y no sólo de crítica, sino también de ventas, lo cual resulta algo insólito teniendo en cuenta su carácter descaradamente literario.Esta novela no trata sólo del loro que aparecía en Un coeur simple, sino también de ferrocarriles y de osos; de Francia y de Inglaterra; de la vida y del arte; del sexo y de la muerte; de George Sand y de Louise Colet; de los (odiados) estudiosos de la obra de Flaubert y de las virtudes del lector «aficionado». Y todo ello de la pluma de un enigmático narrador, el doctor Braithwaite (un apasionado de Flaubert que llega a escribir su propio sottisier basado en el Dictionnaire des idées reçues), cuya vida y secretos nos son progresivamente desvelados.
El loro de Flaubert (fragmento)
"1. No volverán a escribirse novelas en las que un grupo de personas, aislado por las circunstancias, regrese a la "condición natural" del hombre, vuelvan a ser criaturas esenciales, pobres, desnudas, armadas de horcas. Lo máximo que se permite escribir es un relato muy breve, el último del género, el tapón de la botella. Yo mismo lo escribiré. Un grupo de viajeros naufraga, o sufre un accidente de aviación, en algún lugar, seguro que será una isla. Uno de ellos, un tipo fuerte, alto, antipático, tiene un arma de fuego. Obliga a todos los demás a vivir en unos pozos de arena cavados por ellos mismos. De vez en cuando saca a uno de sus prisioneros, le mata de un disparo, y se lo come. La carne sabe bien, y el hombre va engordando. Después de haber matado y haberse comido a su último prisionero, empieza a preocuparse porque no sabe que va a comer a partir de ese momento; pero por fortuna llega un hidroavión y le rescata. Luego cuenta al mundo que él fue el único superviviente del desastre inicial, y que ha sobrevivido comiendo bayas, hojas y raíces. El mundo se queda maravillado ante su magnífico estado de salud, y en los escaparates de las tiendas de comida para vegetarianos colocan carteles con una foto de él. Jamás se llega a averiguar lo que hizo en la isla. Ya ve lo fácil que es escribir, lo divertido que resulta. Por eso prohibiría este género.
2. No se escribirán más novelas sobre el incesto. No, ni siquiera las de muy mal gusto.
3. No habrá más novelas cuya acción se desarrolle en los mataderos. Admito que, de momento, éste es un género sin importancia; pero me he fijado en que recientemente está aumentando la utilización de los mataderos en los relatos breves. Hay que cortar de raíz esta tendencia.
4. Habrá que establecer una prohibición, durante veinte años, para toda novela que ocurra en Oxford o Cambridge, y una prohibición de diez años para toda la narrativa universitaria de los demás tipos. No se prohibirá la narrativa cuya acción se desarrolle en los institutos de formación profesional (pero no habrá subsidios que la fomenten). No se prohibirán las novelas cuya acción ocurra en escuelas primarias, pero se prohibirá durante diez años las de las escuelas secundarias. Prohibición parcial para las novelas de maduración (se permitirá una solamente por autor). Prohibición parcial para las novelas escritas en presente histórico (también en ese caso, se autorizará una por autor). Habrá una prohibición total para las novelas en las que el principal personaje sea un periodista o un presentador de televisión.
5. Se creará un sistema de contingentación para las novelas cuya acción se desarrolle en Sudamérica. Con esta medida se pretende poner freno a la epidemia de barroquismo de viajes todo-incluido y de ironía gruesa. Ah, la propincuidad de la vida barata y de los principios caros, de la religión y el bandidaje, del honor sorprendente y la crueldad fortuita. Ah, el pájaro daiquiri que incuba sus huevos bajo el ala; ah, el árbol fredona, cuyas raíces crecen en la punta de las ramas, y cuyas fibras le permiten al jorobado dejar telepáticamente embarazada a la altiva esposa del dueño de la hacienda; ah, el teatro de la ópera completamente invadido por la vegetación selvática. Permítame el lector que dé unos golpecitos a la mesa y que diga "¡El siguiente!" Para las novelas cuya acción se desarrolle en el Ártico o el Antártico se crearan unas becas de desarrollo.
6. a) Prohibición para las escenas en las que ocurre una relación carnal entre un ser humano y un animal. La mujer y la marsopa, por ejemplo, cuya tierna cópula simboliza una plena reparación de los tenues hilos de telaraña que antiguamente vinculaban entre sí, de forma maravillosamente pacífica, a todos los seres vivos. De eso nada. b) Nada de escenas en las que la relación carnal se desarrolle entre hombre y mujer (a la manera marsupial, podríamos decir) en la ducha. Lo digo por motivos en principio estéticos, pero también facultativos.
7. Prohibidas las novelas que traten de pequeñas, y hasta ahora olvidadas, guerras en los confines del Imperio Británico, a lo largo de cuyo detallado desarrollo nos enteramos de que, en primer lugar, el británico medio es un ser malvado; y, en segundo, que la guerra es un asunto verdaderamente horrible.
8. Prohibidas las novelas en las que el narrador, o cualquiera de los personajes, sea identificado simplemente por la letra inicial. ¡Todavía hay quien lo sigue haciendo!
9. No se permitirá que se escriban novelas que en realidad tratan de otras novelas. Se prohibirán las "versiones modernas", las reelaboraciones, las secuelas y precuelas. Quedarán prohibidos los finales imaginativos de las novelas que su autor dejó sin terminar a su muerte. En lugar de eso, se les proporcionará a todos los escritores un dechado en lanas de colores, para que lo cuelguen en la repisa de su chimenea. Y que dirá lo siguiente: Que cada cual teja su propia labor.
10. Habrá una prohibición de veinte años para el tema de Dios; mejor dicho, para toda utilización alegórica, metafórica, alusiva, entre bastidores, imprecisa y ambigua de Dios. El jardinero barbudo que se pasa el día cuidando el manzano; el sabio y el viejo lobo de mar que jamás se precipita a la hora de emitir juicios; el personaje al que se nos presenta solo a medias, pero que a la altura del capítulo cuarto ya nos empieza a dar escalofríos... Todos ellos tendrán que quedar encerrados en el armario. Sólo se permite la aparición de Dios en forma de una divinidad verificable que se enfada lo suyo ante las transgresiones humanas. "
"1. No volverán a escribirse novelas en las que un grupo de personas, aislado por las circunstancias, regrese a la "condición natural" del hombre, vuelvan a ser criaturas esenciales, pobres, desnudas, armadas de horcas. Lo máximo que se permite escribir es un relato muy breve, el último del género, el tapón de la botella. Yo mismo lo escribiré. Un grupo de viajeros naufraga, o sufre un accidente de aviación, en algún lugar, seguro que será una isla. Uno de ellos, un tipo fuerte, alto, antipático, tiene un arma de fuego. Obliga a todos los demás a vivir en unos pozos de arena cavados por ellos mismos. De vez en cuando saca a uno de sus prisioneros, le mata de un disparo, y se lo come. La carne sabe bien, y el hombre va engordando. Después de haber matado y haberse comido a su último prisionero, empieza a preocuparse porque no sabe que va a comer a partir de ese momento; pero por fortuna llega un hidroavión y le rescata. Luego cuenta al mundo que él fue el único superviviente del desastre inicial, y que ha sobrevivido comiendo bayas, hojas y raíces. El mundo se queda maravillado ante su magnífico estado de salud, y en los escaparates de las tiendas de comida para vegetarianos colocan carteles con una foto de él. Jamás se llega a averiguar lo que hizo en la isla. Ya ve lo fácil que es escribir, lo divertido que resulta. Por eso prohibiría este género.
2. No se escribirán más novelas sobre el incesto. No, ni siquiera las de muy mal gusto.
3. No habrá más novelas cuya acción se desarrolle en los mataderos. Admito que, de momento, éste es un género sin importancia; pero me he fijado en que recientemente está aumentando la utilización de los mataderos en los relatos breves. Hay que cortar de raíz esta tendencia.
4. Habrá que establecer una prohibición, durante veinte años, para toda novela que ocurra en Oxford o Cambridge, y una prohibición de diez años para toda la narrativa universitaria de los demás tipos. No se prohibirá la narrativa cuya acción se desarrolle en los institutos de formación profesional (pero no habrá subsidios que la fomenten). No se prohibirán las novelas cuya acción ocurra en escuelas primarias, pero se prohibirá durante diez años las de las escuelas secundarias. Prohibición parcial para las novelas de maduración (se permitirá una solamente por autor). Prohibición parcial para las novelas escritas en presente histórico (también en ese caso, se autorizará una por autor). Habrá una prohibición total para las novelas en las que el principal personaje sea un periodista o un presentador de televisión.
5. Se creará un sistema de contingentación para las novelas cuya acción se desarrolle en Sudamérica. Con esta medida se pretende poner freno a la epidemia de barroquismo de viajes todo-incluido y de ironía gruesa. Ah, la propincuidad de la vida barata y de los principios caros, de la religión y el bandidaje, del honor sorprendente y la crueldad fortuita. Ah, el pájaro daiquiri que incuba sus huevos bajo el ala; ah, el árbol fredona, cuyas raíces crecen en la punta de las ramas, y cuyas fibras le permiten al jorobado dejar telepáticamente embarazada a la altiva esposa del dueño de la hacienda; ah, el teatro de la ópera completamente invadido por la vegetación selvática. Permítame el lector que dé unos golpecitos a la mesa y que diga "¡El siguiente!" Para las novelas cuya acción se desarrolle en el Ártico o el Antártico se crearan unas becas de desarrollo.
6. a) Prohibición para las escenas en las que ocurre una relación carnal entre un ser humano y un animal. La mujer y la marsopa, por ejemplo, cuya tierna cópula simboliza una plena reparación de los tenues hilos de telaraña que antiguamente vinculaban entre sí, de forma maravillosamente pacífica, a todos los seres vivos. De eso nada. b) Nada de escenas en las que la relación carnal se desarrolle entre hombre y mujer (a la manera marsupial, podríamos decir) en la ducha. Lo digo por motivos en principio estéticos, pero también facultativos.
7. Prohibidas las novelas que traten de pequeñas, y hasta ahora olvidadas, guerras en los confines del Imperio Británico, a lo largo de cuyo detallado desarrollo nos enteramos de que, en primer lugar, el británico medio es un ser malvado; y, en segundo, que la guerra es un asunto verdaderamente horrible.
8. Prohibidas las novelas en las que el narrador, o cualquiera de los personajes, sea identificado simplemente por la letra inicial. ¡Todavía hay quien lo sigue haciendo!
9. No se permitirá que se escriban novelas que en realidad tratan de otras novelas. Se prohibirán las "versiones modernas", las reelaboraciones, las secuelas y precuelas. Quedarán prohibidos los finales imaginativos de las novelas que su autor dejó sin terminar a su muerte. En lugar de eso, se les proporcionará a todos los escritores un dechado en lanas de colores, para que lo cuelguen en la repisa de su chimenea. Y que dirá lo siguiente: Que cada cual teja su propia labor.
10. Habrá una prohibición de veinte años para el tema de Dios; mejor dicho, para toda utilización alegórica, metafórica, alusiva, entre bastidores, imprecisa y ambigua de Dios. El jardinero barbudo que se pasa el día cuidando el manzano; el sabio y el viejo lobo de mar que jamás se precipita a la hora de emitir juicios; el personaje al que se nos presenta solo a medias, pero que a la altura del capítulo cuarto ya nos empieza a dar escalofríos... Todos ellos tendrán que quedar encerrados en el armario. Sólo se permite la aparición de Dios en forma de una divinidad verificable que se enfada lo suyo ante las transgresiones humanas. "
Una historia del mundo en diez capítulos y medio
La historia del mundo que nos cuenta Julian Barnes comienza en el arca de Noé y termina en el Paraíso, y entretanto la cruzan navíos diversos: la balsa de la Medusa, que inspira la célebre pintura de Géricault; el Saint Louis, un barco de «condenados», que tras zarpar rumbo a La Habana con 937 judíos alemanes expulsados de cárceles y campos de concentración, recorrió medio mundo sin que ningún país aceptara su cargamento, por lo que tuvo que poner rumbo a Alemania; la frágil barca en la que se hace a la mar una australiana desesperada y quizá loca, convencida de que el mundo ha sido arrasado por la guerra atómica; y hasta la nave espacial de un astronauta que encuentra a Dios en los espacios —nunca mejor dicho que cada uno tiene el Dios que se merece— y acaba «redescubriendo» el arca de Noé en el monte Ararat, en uno de los irónicos equívocos con que Barnes obsequia a sus lectores.«Un libro quizá muy difícil de resumir, pero en absoluto difícil de leer. Serio e impertinente, fantástico y absolutamente realista, poético y satírico, enormemente inteligente y muy, muy divertido» (R. Irwing, The Listener).«Julian Barnes ha escrito un libro brillante, imaginativo, audaz, iconoclasta, original, y un verdadero placer para el lector. ¿Qué más podría pedir?» (Salman Rushdie).- Todos los novelistas saben que su arte procede de forma indirecta. Cuando se siente tentado por el didactismo, el escritor debiera imaginar a un impecable capitán de barco estudiando la tormenta que se avecina, yendo y viniendo de un instrumento a otro en una rueda catalina de cordones dorados, arrojando órdenes resueltas por el tubo acústico. Pero no hay nadie bajo las cubiertas; la sala de máquinas nunca llegó a instalarse y el timón se rompió hace siglos. Puede que el capitán haga una buena representación, que convenza no sólo a él mismo sino incluso a algunos pasajeros; pero que su mundo flotante llegue a buen puerto no depende de él mismo sino de los locos vientos y las malhumoradas mareas, de los icebergs y de los inesperados arrecifes.
El sentido de un final-
Tony Webster y su pandilla conocieron a Adrian en el instituto. Eran tres, como los mosqueteros, y luego cuatro, cuando se les unió Adrian. Hambrientos de sexo, de saber, de literatura, atravesaron juntos una desgarbada adolescencia con una permanente sequía de chicas, intercambiando poses, chistes y chismes, humor e ingenio. Quizá Adrian fuese un poco más serio que los demás, y desde luego el más inteligente, pero los cuatro se prometieron seguir siendo amigos para siempre. Y así fue en los primeros tiempos de universidad y las primeras novias, hasta que la vida de Adrian dio un vuelco trágico y todos, especialmente Tony, miraron hacia otro lado, se alejaron, hicieron lo posible por olvidar. Ahora Tony vive solo en un pacífico y próspero retiro, tras una vida opaca que poco tiene que ver con la que fantaseaba en su juventud. Está divorciado desde hace años, aunque mantiene una relación amistosa con su ex mujer, y tiene una hija ya casada.Y un día recibe una carta de un abogado: Sarah Ford, la madre de Veronica, su primera novia, le ha legado quinientas libras y un sobre con un manuscrito. Le entregan el dinero y una carta de Sarah, donde insinúa que es una compensación por el maltrato, la humillación que sufrió en su primera visita a la familia de Veronica. Pero el manuscrito nunca llega.Y Tony averigua que son los diarios de Adrian, que ahora están en manos de Veronica y no piensa entregárselos. Y estos diarios, que el narrador está ansioso por conseguir y el lector ansioso por leer, son el oscuro, enigmático corazón de una novela espléndida, premiada con el prestigioso Man Booker, y en la que, como afirmaba Tony en sus discusiones de estudiante, «la Historia son las mentiras de los vencedores, pero también las mentiras con que se engañan a sí mismos los vencidos». Y la memoria no es más que una construcción cambiante, versiones que adaptamos a aquello en lo que nos vamos convirtiendo.
- El sentido de un final (fragmento)
"Me llevo bien con Susie. Bastante bien, en todo caso. Pero la generación más joven ya no siente la necesidad, o ni siquiera la obligación, de mantener el contacto. Al menos, no el «contacto» en el sentido de «verse». Un e-mail bastará para papá; lástima que no haya aprendido a procesar textos. Sí, ya está jubilado, sigue dando vueltas a esos misteriosos «proyectos» suyos, dudo que alguna vez termine algo, pero por lo menos le mantienen el cerebro activo, es mejor que el golf, y sí, pensábamos ir a verle la semana pasada, hasta que surgió algo. Espero que no enferme de Alzheimer, en realidad es lo que más me preocupa, porque, bueno, es muy difícil que mamá se haga cargo, ¿verdad? No: exagero, estoy tergiversando. Estoy seguro de que Susie no piensa así. Viviendo solo tienes esos momentos de autocompasión y paranoia. Susie y yo nos llevamos muy bien.
Una amiga nuestra —todavía digo esto instintivamente, aunque Margaret y yo llevamos divorciados más tiempo del que estuvimos casados— tenía un hijo en una banda de punk rock. Le pregunté si había oído algunas de sus canciones. Ella mencionó una titulada Todos los días son domingo. Recuerdo que me reí aliviado de que el mismo viejo aburrimiento adolescente se transmita de una generación a otra. Y también de que utilicen las mismas ironías para huir del tedio. «Todos los días son domingo»: estas palabras me remontaron a mis años de estancamiento, y a aquella terrible espera de que la vida empezara. Pregunté a nuestra amiga qué otras canciones tenía el grupo. «No —dijo ella—, ésa es su canción, la única que tienen.» «¿Cómo sigue entonces?», pregunté. «¿Qué quieres decir?» «Pues ¿cuál es la frase siguiente?» «No lo entiendes, ¿eh? —dijo ella—. Ésa es la canción. Repiten la frase, una y otra vez, hasta que a la canción le da por acabarse.» Recuerdo que sonreí. «Todos los días son domingo»; no estaría mal como epitafio, ¿verdad?
Era uno de esos largos sobres blancos con mi nombre y mi dirección escritos debajo de una ventanilla de plástico transparente. No sé ustedes, pero yo nunca tengo prisa en abrirlos. En otro tiempo, esas cartas significaban otra etapa dolorosa de mi divorcio; quizá por eso recelo de ellos. Hoy día pueden contener un recibo de impuestos sobre las pocas acciones, lastimeramente poco rentables, que compré al jubilarme, o una nueva petición de esa obra benéfica a la que contribuyo con una orden de pago periódica. Así que me olvidé del sobre hasta horas más tarde, cuando estaba recogiendo todos los papeles de desecho en mi casa —hasta el último sobre— para reciclarlos. Resultó que contenía una carta de un bufete de abogados del que nunca había oído hablar, los letrados Coyle, Innes & Black. Una tal Eleanor Marriott me escribía «Relativo al patrimonio de doña Sarah Ford (difunta)». Tardé un rato en llegar hasta ahí.
Vivimos con suposiciones muy fáciles, ¿no? Por ejemplo, que la memoria es igual a sucesos más tiempo. Pero es algo mucho más extraño. ¿Quién dijo que la memoria es lo que creíamos que habíamos olvidado? Y debería ser obvio que el tiempo no actúa como un fijador, sino más bien como un disolvente. Pero no conviene —no es útil— creer esto; no nos ayuda a seguir adelante; por lo tanto, lo pasamos por alto. "- La mesa limón (fragmento)
"Las hablillas decían que Anders Bodén pasaba tanto tiempo con los forasteros que visitaban la ciudad porque así demoraba el regreso a casa; el rumor repetía que la primera vez que había pedido a Gertrud que se casara con él, ella se le había reído en las barbas, y que ella sólo empezó a ver las virtudes de su pretendiente después del desengaño amoroso que sufrió con el hijo de Markelius; los cotilleos conjeturaban que cuando el padre de Gertrud había ido a ver a Anders para pedirle que reanudase el cortejo de su hija, las negociaciones no habían sido fáciles. Antes, habían considerado impertinente que el director de la serrería abordase a una mujer tan talentosa y artística como Gertrud, quien, al fin y al cabo, había tocado dúos al piano con Sjögren. Pero el matrimonio había prosperado, hasta donde sabían los cotillas, a pesar de que era notorio que ella, alguna vez, le había llamado pelmazo en público. Tenían dos hijos, y el especialista que la ayudó a alumbrar al segundo había prevenido a la señora Bodén en contra de un nuevo embarazo.
Cuando el boticario Axel Lindwall y su mujer, Barbro, llegaron a la ciudad, Anders Bodén les subió al klockstapel y se brindó a llevarles andando hasta el Hökberg. Cuando volvió a casa, Gertrud le preguntó por qué no llevaba puesta la insignia del sindicato de turismo sueco.
-Porque no estoy afiliado.
-Deberían nombrarte miembro honorario -contestó ella.
Anders había aprendido a defenderse del sarcasmo de su mujer por medio de la pedantería, respondiendo a sus preguntas como si no tuvieran más sentido que el de las palabras que contenían. Esta táctica solía enfadarla aún más, pero para él era una protección necesaria.
-Parecen una pareja agradable —dijo, como si tal cosa.
-A ti te gusta todo el mundo.
-No, mi amor, creo que eso no es cierto. Anders quería decir, por ejemplo, que en aquel mismo momento ella no le gustaba.
-Distingues mejor a los leños que a los miembros de la especie humana.
-Los leños, mi amor, son muy distintos unos de otros. "
La única historia (fragmento)
"Cuando enfilé de nuevo Wigmore Street, vi delante de mí la John Bell & Croyden donde ella había comprado el diafragma. Caí en la cuenta de algo horrible. Que el anticonceptivo había fallado, que se había quedado embarazada y que ya estaba afrontando las consecuencias. La ley del aborto aún se estaba debatiendo en el Parlamento, pero todo el mundo sabía que había médicos —y no solo al fondo de la bocacalle— que practicaban «procedimientos» más o menos por encargo. Imaginé la conversación: Susan explicando que su joven amante la había dejado embarazada, que no mantenía relaciones sexuales con su marido desde hacía veinte años y que un hijo destruiría su matrimonio y pondría en peligro su propia salud mental. Esto bastaría para que cualquier médico accediese a practicar lo que eufemísticamente se denominaba, en los historiales clínicos, una DL: dilatación y legrado. Un pequeño raspado en la pared del útero, que a su vez despegaría el embrión adherido.
Yo rumiaba todo esto mientras almorzaba en un café italiano. No sabía qué pensar, o, mejor dicho, pensaba varias cosas incompatibles. La idea de ser padre siendo todavía un estudiante me parecía una locura aterradora. Pero también me parecía, algo, digamos, heroico. Subversivo pero honorable, fastidioso pero vigorizante: noble. No pensaba que sirviese para figurar en el Libro Guinness de los Récords —sin duda había chicos de doce años sumamente ocupados en dejar preñada a la mejor amiga de su abuela—, pero desde luego me convertiría en un ser excepcional. Y suscitaría una indignación de mil demonios en el Village.
Solo que ahora ya no iba a suceder. Porque Susan se estaba deshaciendo de nuestro hijo en aquel mismo momento, a la vuelta de la esquina. De pronto me invadió la cólera. El derecho a elegir de una mujer: sí, yo creía en eso, teórica y realmente. Aunque también creía en el derecho de un hombre a que le consultaran.
Volví al coche y aguardé. Alrededor de una hora más tarde ella dobló la esquina y se acercó cabizbaja, con las mejillas envueltas en el pañuelo. Apartó la cara al subir al coche. "
Metrolandia (fragmento)
"En realidad la cosa no era así. Ya había estado muchas veces en París antes de 1968, y no iba con ninguna de las ingenuas expectativas que Toni tanto se complacía en adjudicarme. Había agotado ya su faceta Paree antes de los veinte años: los libros de bolsillo de tapas verdes de la Olympia Press, las pérdidas de tiempo en las terrazas de los cafés de los bulevares, los empujones entre tangas de cuero y bolsas en una parodia de antro de Montparnasse. Cuando era estudiante había agotado la ciudad-como-parte-de-la-historia, husmeando celebridades en Père Lachaise para volver a casa exultante después de hacer un descubrimiento inesperado: las catacumbas de Denfer-Rocherau, donde la historia post-revolucionaria y la melancolía personal pueden combinarse armoniosamente mientras se divaga entre bóvedas y zarandeados esqueletos, clasificados por huesos y no por cuerpos: pulcras hileras de fémures y sólidos cubos de cráneos aparecían repentinamente bajo la luz temblequeante de la vela. Por aquella época ya había incluso dejado de despreciar a mis exhaustos compatriotas, apiñados en los cafés de los aledaños de la Gare du Nord, levantando los dedos para indicar el número de Pernods que querían.
Escogí París porque era un lugar familiar donde podía, si quería, vivir solo. Conocía la ciudad; hablaba el idioma. No me preocupaban ni la comida ni el clima. París era demasiado grande como para verme amenazado por la hospitalidad de una colonia de emigrados ingleses. Tendría pocos estorbos para concentrarme en mí mismo. "
Mirando al sol (fragmento)
"Entre los guías, llevar un megáfono a pilas era un signo de estatus. En Yangzhou uno se subió repentinamente al minibús y les dio la bienvenida a la ciudad mientras los miembros del grupo —ninguno de los cuales estaba a menos de tres metros de aquella voz abigarradamente amplificada— se encogían en sus asientos tratando de no reír. En una fábrica de jade, un guía debía traducir la charla introductoria de una oficiala con un megáfono que se negaba a funcionar. Sin embargo, en lugar de dejar el instrumento a un lado, el guía prefirió mantenerlo junto a sus labios y gritar a través de él. En la ronda de preguntas, alguien quiso saber cómo se distinguía el buen jade del malo. La respuesta llegó a gritos a través del imponente instrumento: «Hay que mirarlo y al mirarlo ver calidad».
Jean esperaba que los viajes aéreos a través de China fueran ambiguamente internacionales; pero hasta eso parecía tranquilamente orientalizado. Las azafatas tenían aspecto de colegialas y daba la impresión de que no sabían muy bien qué hacer; mientras aterrizaban en Beijing, advirtió que una de ellas se quedaba todo el tiempo en pie y reía conscientemente cuando el avión tocaba la pista. En las líneas aéreas chinas no servían alcohol. En vez de eso te daban barras de cacahuete crujiente, chocolate, paquetes de caramelos, tazas de té y un recuerdo. En un vuelo les dieron un llavero; en otro, un pequeño libro de direcciones cuyo tamaño sugería que el viajero medio de las líneas aéreas chinas era un misántropo.
En Chengdu se interesó por la vida de uno de los guías locales, un hombre alto y cortés de edad entre los veinte y los sesenta, más o menos. Le respondió con una mezcla de precisión y vaguedad. Volvía de pasar diez años en el campo. Había tenido problemas. Aprendió el inglés solo, utilizando discos y cintas. Cada mañana, antes de desayunar, lleva el abono de las letrinas al vertedero de su barrio. Tienen un hijo. A veces el niño se queda con abuelos. Su esposa es mecánica en garaje. Trabaja en distintos turnos que él, y es bueno porque a él gusta practicar inglés con sus discos y cintas. No bebe en el Banquete por si hay desgracia y no le invitan a unirse al Partido. Quiere de verdad que le inviten a unirse al Partido. Ha tenido problemas pero ahora ya no tiene problemas. Tienes un día libre a la semana, y cinco días más espaciados a lo largo del año, y dos semanas cuando te casas. En esas dos semanas se te permite viajar. Tal vez la gente se divorcia para casarse otra vez y tener más vacaciones. "
Nada que temer (fragmento)
"Mi hermano tenía una experiencia litúrgica ligeramente mayor que la mía. Como lobato de los exploradores, asistía a un par de servicios religiosos. «Creo recordar mi perplejidad, la de un antropólogo infantil en medio de los antropófagos.» Cuando le pregunto cómo perdió la fe, responde: «No la perdí nunca, porque nunca la tuve. Pero comprendí que todo era un timo el 7 de febrero de 1952, a las nueve de la mañana. El señor Ebbets, director de la escuela primaria de Derwentwater, anunció que el rey había muerto, que había ido con Dios a la gloria eterna y la felicidad del cielo y que en consecuencia todos llevaríamos un brazalete negro durante un mes. Me pareció que allí había gato encerrado, y cuánta razón tenía. No se me cayó la venda de los ojos, no hubo una sensación de pérdida, de que había una laguna en mi vida, etc, etc. Espero», añade, «que esta historia sea cierta. Es desde luego un recuerdo muy claro y duradero; pero ya sabes lo que es un recuerdo.»
Mi hermano tendría nueve años recién cumplidos en la época en que murió Jorge VI (yo tenía seis, pero no me acuerdo de las palabras de Ebbets ni de los brazaletes negros). Mi abandono definitivo del vestigio, o posibilidad, de la religión ocurrió en una edad más tardía. Siendo adolescente, encorvado sobre un libro o revista en el cuarto de baño, solía decirme a mí mismo que Dios no podía existir porque la idea de que pudiera estar observándome mientras me masturbaba era absurda; era más absurda aún la de que todos mis antepasados difuntos estuviesen colocados en fila y también mirando. Tenía además otros argumentos racionales, pero lo que acabó con Él fue aquella sensación poderosamente persuasiva; una sensación asimismo interesada, por supuesto. La idea de que el abuelo y la abuela observaran lo que me traía entre manos me habría causado una seria zozobra.
Al recordar esto, sin embargo, me pregunto por qué no pensé en más posibilidades. ¿Por qué presupuse que Dios, si estaba mirando, desaprobaba forzosamente que yo vertiese mi semen? ¿Por qué no se me ocurrió pensar que si el cielo no se desplomaba al presenciar mi ferviente e inagotable actividad, quizá fuera porque el cielo no la consideraba un pecado? Tampoco se me ocurrió imaginar que mis antepasados sonriesen al observar mis acciones. "
Naufragio (fragmento)
"Empezó con un presagio.
Habían doblado el cabo de Finisterre y navegaban hacia el sur recio viento en popa cuando un banco de marsopas rodeó la fragata. Quienes iban a bordo se amontonaron en la popa y el parapeto, maravillándose de la habilidad de los animales para dar la vuelta a un navío que ya iba alegremente a unos nueve o diez nudos. Mientras admiraban los juegos de las marsopas se oyó un grito. Un grumete se había caído por una de las portillas de popa del lado de babor. Dispararon un cañón de señales, echaron al agua una balsa salvavidas y pusieron el navío al pairo. Pero estas maniobras se realizaron con lentitud, y para cuando bajaron la barcaza de seis remos, todo fue en vano. No pudieron encontrar la balsa y menos aún al muchacho. Tenía sólo quince años, y los que le conocían sostenían que era un buen nadador; supusieron que probablemente había alcanzado la balsa. De ser así, sin duda pereció en ella, después de experimentar los más crueles sufrimientos.
La expedición a Senegal estaba formada por cuatro navíos: una fragata, una corbeta, un bergantín y un bricbarca. Había zapardo de la isla de Aix el 17 de junio de 1816 con trescientas sesenta y cinco personas a bordo. Ahora continuaba hacia el sur con un tripulante menos. Se aprovisionaron en Tenerife, cargando vinos exquisitos, naranjas, limones, higos y verduras de todas clases. "
Niveles de vida (fragmento)
"No intentó restablecer el contacto con Madame Sarah. Cuando ella fue a Londres él encontró un motivo para ausentarse de la ciudad. Al cabo de un tiempo llegó a ser capaz de leer serenamente las reseñas sobre el último triunfo de Sarah. En general, podía rememorar todo el asunto como un hombre racional, recordarlo como algo que había sucedido, que no era culpa de nadie, que no entrañaba crueldad sino sólo un malentendido. Pero no siempre reunía tanta calma ni aceptaba estas explicaciones. Y entonces se consideraba el animal más estúpido de todos. Se sentía como la boa constrictor que se había aficionado a comer almohadones de sofá hasta que Madame Sarah la mató de un tiro con su propia mano. Se sentía así, abatido de un disparo.
Pero se casaría, a la avanzada edad de treinta y siete años. Ella se llamaba Elizabeth HawkinsWhitshed y era hija de un baronet irlandés. Ahora bien, si buscaba o esperaba una pauta, le fue denegada de nuevo. Después de la boda, la novia contrajo tisis y trasladaron a un sanatorio suizo su luna de miel en el Norte de África. Once meses después, Elizabeth obsequió a Fred con un hijo, pero estuvo confinada en los Altos Alpes durante gran parte de su vida. El capitán Fred, ahora comandante y posteriormente coronel Fred, reanudó sus viajes y escaramuzas.
Y también su pasión por los globos. En 1882 despegó de la fábrica de gas de Dover rumbo a Francia. Al sobrevolar el Canal de la Mancha pensó inevitablemente en Madame Sarah. Estaba haciendo el viaje que siempre se había prometido hacer, pero ahora no viajaba hacia ella, como Sarah coquetamente le había propuesto. Aunque nunca había contado a nadie la relación que habían mantenido, algunos la sospechaban y, de vez en cuando –tras una partida de cartas en Pratt’s, seguida por una cena tardía de beicon, huevos y cerveza–, alguien le asestaba un codazo alusivo. Pero él nunca picaba el anzuelo. Ahora, suspendido en el cielo, en sus oídos sólo oía la voz de ella. Mon cher capitaine Fred. Todavía le dolía, al cabo de tantos años. Impetuosamente, encendió un puro. Fue un acto insensato, pero en aquel momento le tenía sin cuidado que explotara su vida entera. Su pensamiento se remontó a la rue Fortuny, a los ojos de Sarah, de un azul transparente, a su cabello como una zarza ardiente; a su gran lecho de bejuco. Luego recobró la cordura, arrojó algún lastre y ganó altura con la esperanza de pillar una brisa norte.
Cuando aterrizó cerca del Château de Montigny, los franceses se mostraron tan hospitalarios como siempre. Ni siquiera les importaron las pullas sobre la superioridad del sistema político británico. Se limitaron a alimentarle un poco más y le animaron a fumarse otro puro en las condiciones mucho más seguras que ofrecía el fuego del hogar. "
ENTREVISTAS
Mayo de 2018: Julian Barnes aparece en el podcast Men in Blazers para hablar sobre su nueva novela y deportes (grabada en abril de 2018).
3 de abril de 2018 - (Entrevista) - ' Julian Barnes Q&A: "Podría haber sido un sacerdote útil, tal vez en la Francia rural" ,' The New Statesman .
29/01/2018 - Rachel Cooke. " Julian Barnes: 'Flaubert podría haber escrito una gran novela sobre la América contemporánea' ". The Guardian . ["El escritor discute su última novela La única historia , las demandas de los lectores modernos y su afición por los libros inusuales"
24 de abril de 2017 - Julian Barnes sobre "El ruido del tiempo" y Shostakovich en Rusia [ video disponible ].
03/07/16 - "Julian Barnes habla sobre el ruido del tiempo ". A lo mejor de nuestro conocimiento , Wisconsin Public Radio.
06/05/2016 - Wachtel, Eleanor. " Julian Barnes sobre el amor, la pérdida y Dmitri Shostakovich ". Escritores y Compañía (CBC). [Entrevista de audio].
06/05/2016 - Zheng, Haiyao. [ Entrevista con Julian Barnes .] Shanghai Review of Books and The Paper [Primera entrevista de Julian Barnes para una publicación china.]
06/03/2016 - Adams, James. " En una nueva novela, Julian Barnes prueba el ruido del tiempo a través del arte y la biografía ". The Globe & Mail , 3 de junio de 2016. [Perfil / Entrevista].
26/05/2016 - Freeman, John. " Cómo edita el escritor: Julian Barnes ". Hub literario . [Entrevista].
Primavera 2014 - Más allá de las palabras - Damian Fowler, Escucha: La vida con música clásica
25/04/2013 - Julian Barnes: "Creo en el rencor" Soumya Bhattacharya, nuevo estadista
12/12/2011 - Una noche con Julian Barnes - Lauren Collins, The New Yorker
11/04/2011 - Julian Barnes sobre la elaboración de una historia - Carol Off, CBC.ca
Verano de 2008 - Nada que temer: una entrevista con Julian Barnes - Scarlett Baron, The Oxonian Review of Books (7.3)
04/04/2008 - La vista desde aquí Entrevista: Julian Barnes - Mike French, La vista desde aquí (Blog)
16/03/2008 - Julian Barnes: aún no muerto, solo muriendo. - Susannah Herbert, The Sunday Times
13/03/2008 - Julian Barnes: entrevista - John O'Connell, TimeOut
03/01/2008 - Julian Barnes: la vida como la conoce - Kate Summerscale, Telegraph
ENTREVISTAS DE AUDIO
16/09/2013 - Julian Barnes, Ali Smith, Sandra Smith y Adam Thirlwell sobre literatura traducida - Adam Thirlwell, The Royal Society of Literature
[Una conversación entre tres defensores de la literatura traducida - el escritor y francófilo Julian Barnes, el novelista Ali Smith y la traductora de Irène Némirovsky, Sandra Smith, mientras discuten los desafíos de la anglocentricidad, la relación entre los autores y sus traductores, y el papel de los traductores en la configuración de nuestra imaginación y herencia cultural.]
[Una conversación entre tres defensores de la literatura traducida - el escritor y francófilo Julian Barnes, el novelista Ali Smith y la traductora de Irène Némirovsky, Sandra Smith, mientras discuten los desafíos de la anglocentricidad, la relación entre los autores y sus traductores, y el papel de los traductores en la configuración de nuestra imaginación y herencia cultural.]
03/04/2013 - Julian Barnes - Mark Lawson, Front Row (BBC Radio 4) [ Niveles de vida ]
11/02/2012 - Barnes: 'Las novelas dicen la verdad sobre la vida' - Will Gompertz, BBC Arts [ A través de la ventana ]
10/08/2012 - Julian Barnes: El sentido de un final - Kurt Andersen, Studio 360
20/11/2011 - Entrevista de Julian Barnes - Eleanor Wachtel, Writers & Company
[Una entrevista de una hora de duración con Julian Barnes en la que el autor habla sobre la novela, Nothing to Be miedo de, su familia mientras crecía, y sus pensamientos sobre la muerte y la vida vivida. Una entrevista maravillosa y rica.]
[Una entrevista de una hora de duración con Julian Barnes en la que el autor habla sobre la novela, Nothing to Be miedo de, su familia mientras crecía, y sus pensamientos sobre la muerte y la vida vivida. Una entrevista maravillosa y rica.]
11/11/2011 - Conversación: Julian Barnes, ganador del Premio Man Booker 2011 - Jeffrey Brown, PBS Newshour Art Beat
11/11/2011 - Speak, Memory: 'Un final' que descubre el pasado - Linda Wertheimer, NPR Weekend Edition
11/04/2011 - Julian Barnes - Carol Off, tal como sucede
["Aprendí los pormenores de no ganar el Booker ... así que fue agradable ver al otro lado", Barnes le dice a Carol como presentadora Carol. Apagado durante una entrevista reciente.]
["Aprendí los pormenores de no ganar el Booker ... así que fue agradable ver al otro lado", Barnes le dice a Carol como presentadora Carol. Apagado durante una entrevista reciente.]
22/09/2006 - Entrevista con Julian Barnes - Gavin Esler, BBC News Hardtalk [ Arthur & George ]
2001 - Julian Barnes - Clive James, Hablando en la Biblioteca ( www.clivejames.com )
[Julian Barnes se hizo mundialmente famoso como el autor de Flaubert's Parrot, y ha consolidado su reputación como uno de los escritores más sutiles de su tiempo , tanto como novelista y ensayista. Aunque es un invitado estrella en la televisión francesa, rara vez se ve al autor bilingüe en pantallas pequeñas en Gran Bretaña, porque preferiría evitar la atmósfera de un estudio estándar. Hablando en la biblioteca, nos muestra lo que nos hemos estado perdiendo, en una conversación que fascinará a sus admiradores de todo el mundo].
[Julian Barnes se hizo mundialmente famoso como el autor de Flaubert's Parrot, y ha consolidado su reputación como uno de los escritores más sutiles de su tiempo , tanto como novelista y ensayista. Aunque es un invitado estrella en la televisión francesa, rara vez se ve al autor bilingüe en pantallas pequeñas en Gran Bretaña, porque preferiría evitar la atmósfera de un estudio estándar. Hablando en la biblioteca, nos muestra lo que nos hemos estado perdiendo, en una conversación que fascinará a sus admiradores de todo el mundo].
BIBLIOGRAFÍA
Libros : lista completa de libros escritos por Julian Barnes.
Historias cortas : una lista seleccionada de historias cortas escritas por Julian Barnes.
Ensayos : una lista seleccionada de ensayos escritos por Julian Barnes.
Entrevistas : conversaciones, incluidas entrevistas en audio y video con Julian Barnes.
Traducciones por idioma : una lista, por idioma, de libros traducidos por Julian Barnes.
Referencias
Libros sobre Julian Barnes - Una extensa lista de libros que discuten las obras de Julian Barnes, en parte o en su conjunto.
Reseñas y críticas académicas : una lista seleccionada de ensayos y críticas escritas sobre Julian Barnes.
Disertaciones y tesis : una lista seleccionada de disertaciones relacionadas con las obras de Julian Barnes.
HARRY RANSOM CENTER
ARCHIVO JULIAN BARNES
Julian Barnes: Papers, 1971-2000 - Ubicado en el Centro de Investigación de Humanidades Harry Ransom de la Universidad de Texas en Austin, el Archivo Julian Barnes abarca la carrera del autor desde su primera ficción publicada "A Self-Possessed Woman" (1975) hasta Love , etc. publicado en 2000. Los documentos adicionales llegarán al archivo a su debido tiempo.
04/04/2007 - Julian Barnes: La entrevista final - Vanessa Guignery y Ryan Roberts
Otoño 2007 - ¿Eres un viejo? - Margaret Crick, The Oldie Review of Books
23/09/2006 - El inescrutable señor Barnes -
Jasper Rees, Telegraph
10/07/2006 - Una entrevista a Julian Barnes: o documento completo - Xesús Fraga, Rinoceronte Editora
13/02/2006 - Julian y Arthur y George -
Georgie Lewis, Powells.com
Febrero de 2006 - Entrevista con Julian Barnes - Abebooks.co.uk
[ Arthur & George , así como libros y temas
relacionados con libros]
02/03/2006 - Un largo camino desde Holmes -
Rob Thomas, The Capital Times
31/01/2006 - Justicia elemental: Julian Barnes habla sobre Arthur y George - John
Freeman, New City Chicago
29/01/2006 - Sir Arthur investiga - Casey
Seiler, The Times Union
25/01/2006 - Preguntas y respuestas - Julian
Barnes - Bill Eichenberger, The Columbus
Dispatch
23/01/2006 - Realidad y Ficción - Fritz
Lanham, The Houston Chronicle
22/01/2006 - Reconstruyendo un caso - Regis Behe, Pittsburgh Tribune-Review
10/08/2005 - Una apuesta bastante buena - Pat
Donnelly, The Gazette
10/08/2005 - Booker Front-Runner - Aritha van
Herk, The Calgary Herald
10/06/2005 - Abajo en el pub con Julian -
Elizabeth Renzetti, Globe and Mail
01/09/2005 - Julian Barnes en conversación
- James McCloskey, The Brooklyn Rail
21/08/2005 - Julian Barnes: Arthur & George
- The New Zealand Herald
07/06/2005 - Es para la autoprotección - Stuart Jeffries, The Guardian
31/10/2004 - Grandes ideas - Programa 5 -
'Julian Barnes' - Ramona Koval, ABC Radio National
Julio de 2003 - Flaubert's Parrot - Harriet
Gilbert, BBC World Book Club
29/06/2003 - Hombre de letras fresco y limpio
- Nadine O'Regan, Sunday Business Post
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
2002 - Julian Barnes en Conversación (PDF) - Vanessa Guignery, Cercles 4 p.255-269
[Entrevista realizada por Vanessa Guignery durante una conferencia de Flaubert's Parrot
en Rouen, noviembre de 2001. Disponible en formato .pdf. Conversaciones con Julian Barnes .]
12/01/2002 - Entrevista: Julian Barnes - Puede que no me guste mucho, pero sigo viviendo aquí - Simon O'Hagan, Independiente el domingo p.10
[Barnes discute la instalación de un nuevo sistema satelital que recibe televisión
[Barnes discute la instalación de un nuevo sistema satelital que recibe televisión
francesa ]
10/06/2002 - Hay algo sobre Francia (P&R:
Julian Barnes) - San Francisco Chronicle p.2
06/03/2002 - Entrevistas: Julian Barnes - Peter Wild, Bookmunch.co.uk p.255-269
19/05/2002 - The Books Interview - The Observer p.17
[Entrevista sobre la publicación de In the
Land of Pain .]
18/01/2002 - Barnes y Francia: amor
requerido - Alex Webb, BBC Online: Arts
[Entrevista con Barnes sobre la publicación
de Something to Declare .]
16/01/2002 - Usted hace las preguntas: Julian Barnes
- Independiente
[Preguntas y respuestas de los lectores sobre la publicación de Something to Declare .]
[Preguntas y respuestas de los lectores sobre la publicación de Something to Declare .]
13/01/2002 - Vida
útil: Julian Barnes - Escocia el domingo
[Preguntas y respuestas con Barnes sobre la publicación de Something to Declare .]
[Preguntas y respuestas con Barnes sobre la publicación de Something to Declare .]
05/08/2001 - Mi equipo Leicester Ci
ty - Observer Sport Monthly p.61
[Entrevista sobre la devoción de por vida de
Barnes al equipo de Leicester City]
01/03/2001 - Barnes Burner: el autor británico Julian Barnes refleja la vida tal como la vivimos. - Scott Timberg, The New Times LA
[Versión más corta de la entrevista de Timberg sobre la publicación estadounidense
[Versión más corta de la entrevista de Timberg sobre la publicación estadounidense
de Love, etc. ]
28/01/2001 - Un consejo del sombrero para Kurosawa - Scott Timberg, Hartford Courant
[Entrevista sobre la publicación estadounidense de Love, etc. ]
Invierno 2000 - Julian Barnes, The Art of Fiction No. 165 - Shusha Guppy, The Paris Review (157) p.54-84 [ Conversaciones con Julian Barnes ]
11/11/2000 - Renunciar a las críticas es mucho más fácil que dejar el alcohol o el tabaco - Lidia Vianu, Fuentes 8
Primavera de 2000 - Historia en cuestión (s): una entrevista con Julian Barnes - Vanessa Guignery, The Paris Review p.59-72 [ Conversaciones con Julian Barnes ]
Hablemos de amor, etc.: una entrevista con Julian Barnes - Jerry Brotton, Amazon.co.uk
1999 - Entrevistas de Robert Birnbaum Julian Barnes - Robert Birnbaum, sitio web de Julian Barnes
[Entrevista sobre la publicación estadounidense de Inglaterra,
11/1999 - El Rincón del Escritor Julián Barnes - Antonio Lozano, Que Leer p.112-113
[Entrevista en español sobre la publicación
de Inglaterra, Inglaterra .]
26/05/1999 - Julian Barnes en su nueva nov
ela Inglaterra, Inglaterra - Bob Edwards, NPR Morning Edition
[Entrevista sobre la publicación de la edición estadounidense de Inglaterra, Inglaterra .]
13/05/1999 - Cómo ha cambiado la influencia británica en el mundo en los últimos 50 años y cómo ha cambiado Gran Bretaña en ese tiempo
- Melinda Penkava, NPR Talk of the Nation
[Entrevista con Julian Barnes y Andrew Sullivan sobre la publicación del Edición estadounidense de Inglaterra, Inglaterra .]
[Entrevista con Julian Barnes y Andrew Sullivan sobre la publicación del Edición estadounidense de Inglaterra, Inglaterra .]
04/12/1999 - Julian Barnes es simplemente un chico normal - Lesley Hazleton, The Seattle Times
[Entrevista sobre la publicación de la edición estadounidense de Inglaterra, Inglaterra ].
[Entrevista sobre la publicación de la edición estadounidense de Inglaterra, Inglaterra ].
07/1999 - 'Las novelas surgen de la vida, no de las teorías': una entrevista con Julian Barnes - Rudolf Freiburg
[ ¿Te consideras un autor posmoderno ?: Entrevistas con escritores ingleses contemporáneos editados por Rudolf Freiburg y Jan Schnitker, Münster: LIT p.39-66, Conversaciones con Julian Barnes ]
08/09/1998 - Inventing England - Penélope Dening, Irish Times p.12
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
30/08/1998 - Bibliofile: presentando a Julian Barnes - Sunday Times
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
30/08/1998 - Se volvió hacia Python. (Pero no el boceto del loro muerto de Flaubert ...): Entrevista con Julian Barnes - Revisión de observadores p.15
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
30/08/1998 - ¿Por qué no lo inventamos todo? - Steven Poole, Independiente p.10
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
29/08/1998 - Una visión de Inglaterra - John Lancaster, Daily Telegraph p.5
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
[Entrevista sobre la publicación de Inglaterra, Inglaterra .]
14/02/1998 - Sacudido y no revuelto - Caroline Baum, Sydney Morning Herald p.9
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel y la participación de Barnes en la Semana de Escritores de Adelaida en Australia]
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel y la participación de Barnes en la Semana de Escritores de Adelaida en Australia]
12/1997 - En la boca del león: una conversación con Julian Barnes - Michael March, The New Presence [La conversación parece centrarse en las influencias de Barnes y su libro El puercoespín . Conversaciones con Julian Barnes ]
13/05/1996 - Old Fartery and Literary Dish - Carl Swanson, Salon Magazine
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
13/01/1996 - Novel Escape - Christopher Hawtree, Times p.18-19, 21-22
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
01/07/1996 - The Grand Fromage Madures - Kate Kellaway, Comentario de un observador
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
27/10/1995 - Ventanas al francés - Librería p.26-27
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
[Entrevista sobre la publicación de Cross Channel .]
07/1994 - LA INTELIGENCIA DE LOS LECTORES: UNA ENTREVISTA CON JULIAN BARNES - Silvia Lemus, (Traducción de Julio Trujillo) Nexos (199) [Entrevista en
español.]
11/1993 - Julian Barnes: Un savoureux éclectisme - Claude Mourthé, Magazine littéraire (315) p.96-102 [Entrevista francesa sobre la publicación de Le porc-épic .]
1993 - Conversar Con el Presente: Entrevista Con Julian Barnes - Miguel Ángel Quemain, Quimera (124) p.24-30 [Entrevista en español sobre la publicación de El puercoespín .]
22/11/1992 - Camaleón novelista - Mira Stout, New York Times Review of Books
[Pieza interesante en la que Mira Stout viaja con Barnes a la casa de su infancia]
[Pieza interesante en la que Mira Stout viaja con Barnes a la casa de su infancia]
07/11/1989 - La historia del mundo y luego algunos en 10½ capítulos - Bruce Cook, Daily News LA
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
03/11/1989 - Julian Barnes - Amanda Smith, Publisher's Weekly (236.18) p.73-74
[Entrevista sobre la publicación de Una historia del mundo en 10½ capítulos .]
[Entrevista sobre la publicación de Una historia del mundo en 10½ capítulos .]
15/10/1989 - Endpapers: A Talk with Julian Barnes - Alexander Stuart, Los Angeles Times p.15
[Entrevista sobre la publicación de Una historia del mundo en 10½ capítulos .]
[Entrevista sobre la publicación de Una historia del mundo en 10½ capítulos .]
18/06/1989 - Del loro de Flaubert al gusano de la madera de Noah - Kate Saunders, Sunday Times p.G8-9
[Entrevista sobre la publicación de Una
[Entrevista sobre la publicación de Una
Otoño de 1987 - Julian Barnes - Patrick McGrath, Bomb (21) p.21-23
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
[ Conversaciones con Julian Barnes ]
18/05/1987 - Grandes preguntas de Julian Barnes: El novelista británico abordando lo desconocido - Elizabeth Kastor, Washington Post Book World B1, B9
[Entrevista sobre la publicación de Una historia del mundo en 10½ capítulos .]
[Entrevista sobre la publicación de Una historia del mundo en 10½ capítulos .]
16/04/1986 - Julian Barnes n'en a pas fini avec Flaubert - Jean-Pierre Salgas, La Quinzaine littéraire (463) p.13
[Entrevista francesa sobre la publicación de Le perroquet de Flaubert .]
[Entrevista francesa sobre la publicación de Le perroquet de Flaubert .]
02/1986 - Julian Barnes - Mick Sinclair, Zigzag (3.5) p.13
[Discute el papel de Barnes como crítico de televisión.]
[Discute el papel de Barnes como crítico de televisión.]
31/07/1981 - Escape fro
Julian Barnes: adición a sus documentos, 1960-2006 (masivo 1996-2006) - Esta adición a la adquisición original de Julian Barnes Papers contiene material relacionado con su actividad literaria desde 2002, así como escritos y correspondencia periodísticos más antiguos principalmente de la década de 1990 . El contenido incluye su novela 2006 Arthur & George, tres obras de ensayos recopilados y cuentos, artículos, reseñas de libros, otros escritos y material relacionado con la carrera. Este aumento se divide en dos series: I. Works, 1996-2006; y II. Correspondencia y otros documentos, 1960-2006.
Beca : los académicos estarán interesados en saber que el Centro Harry Ransom patrocina becas para realizar investigaciones en sus colecciones, incluido el Archivo Julian Barnes. Se han otorgado becas recientes a Ryan Roberts (2003-2004) y Vanessa Guignery (2005-2006; 2007-2008), a la izquierda con el manuscrito inédito de Barnes para A Literary History of Oxford).
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