La realidad sólo habla cuando se le interroga
Castells y De Ipola
Cuando se inició la investigación doctoral cuyo objeto de estudio gira en torno a los aspectos socioculturales, pedagógicos y disciplinares de la actividad docente al insertarse a su práctica el uso de las Tecnoloogías de Información y Comunicación (TIC), en específico en la educación a distancia y virtual, el método contemplado desde el inicio fue la etnografía, pero no la de principios del siglo XIX, sino la etnografía que se ha adaptado al estudio de las prácticas sociales que se han dado con la aparición de Internet. Esto porque sin duda hoy en día los seres humanos han adoptado otras formas de comunicación que han desbordado la presencialidad y lo geográfico, ante la emergencia de universos virtuales donde las relaciones humanas se han enriquecido y diversificado.
Tal es el caso de recursos como el correo electrónico, las páginas personales, la mensajería instantánea, los foros, las redes sociales, las wikis, los weblogs; así como experiencias comunicacionales a través de video llamadas o videoconferencias; la implementación de aulas virtuales o las plataformas educativas, las cuales favorecen la convergencia digital. La emergencia de experiencias mediacionales nunca antes vistas, permiten hoy la conformación de comunidades virtuales y de redes de colaboración exentas de presencialidad física. No obstante el tiempo transcurrido, ha sido hasta hace muy poco que la inquietud de investigadores sociales, de académicos, de la comunidad científica, se ha dispuesto a analizar, explicar o comprender qué sucede a partir del empleo de estos medios: cómo se relacionan las personas en este tipo de ambientes; qué códigos de conducta se han establecido; cuál es la construcción simbólica que caracteriza a esas relaciones; qué lenguajes y nuevas alfabetizaciones se han conformado en estos universos; entre otros intereses.
Entre los distintos campos de conocimiento, ha sido la educación una de las disciplinas más beneficiadas con la incorporación de las TIC a sus procesos de enseñanza-aprendizaje-evaluación, incluso en la forma en cómo el acto comunicativo y de interacción se da entre los sujetos involucrados en dichos procesos; de tal forma, el interés de este artículo es situar la forma en que el método etnográfico ha evolucionado para contribuir al análisis de un fenómeno que tiene dimensiones culturales, sociales, cognitivas emergentes, por lo tanto profundamente significativas para entender uno de los ángulos del mundo contemporáneo como de la emergencia de prácticas pedagógicas innovadoras.
El interés también reside en poder mostrar la preocupación de los metodólogos por nombrar el tipo de trabajo que realizan en los mundos virtuales para el estudio de las prácticas socioculturales que allí se observan: etnografía virtual, etnografía digital, ciberantropología, etnografía mediada, netnografía, antropología de los medios, etnografía del ciberespacio, etnografía de/en/a través de Internet. Incluso, en esta diversidad hay quienes han hecho intentos de autoetnografía. Lo que es un hecho, es que todas estas acepciones tienen un mismo objetivo, estudiar las relaciones sociales, cognitivas, afectivas que se dan en el ciberespacio, para lo cual han tomado como base los principios de la etnografía para trasladarlo al ciberespacio.Acercamientos a un objeto de investigación
Antes de adentrarse en la etnografía y más propiamente en los aportes de la etnografía virtual, se considera oportuno contextualizar el tipo de investigación doctoral que actualmente está en curso, para lo cual se define el objeto de estudio que conduce esta pesquisa. La inquietud original fue dada por el interés de analizar la transformación que observa la práctica docente a partir de la incorporación de las TIC a sus procesos, para lo cual se decidió estudiar los aspectos socioculturales, pedagógicos y disciplinares de la actividad docente al insertarse a su práctica el uso de las TIC, en específico en entornos a distancia y/o virtuales. Más en detalle, se ha indagado sobre el comportamiento y las representaciones que en torno a las TIC que tienen docentes que fungen como asesores y/o tutores en educación virtual y a distancia, así como su reformulación en cómo organizan y administran su tiempo para el acompañamiento de los estudiantes; cuáles son los cambios en lo afectivo y familiar que se observan en el mundo de un profesor que gestiona y media procesos de enseñanza y aprendizaje a través de las TIC; cuál ha sido el impacto en su vida académica y personal; así como el conjunto de competencias disciplinarias, didácticas y digitales desarrolladas. Para ello se establecieron tres supuestos preliminares, que acotan el estudio:
I. La innovación pedagógica demanda competencias para una gestión eficiente del proceso enseñanza-aprendizaje que repercute en la organización de los tiempos educativos, alterando sustancialmente las dinámicas formales del docente;
II. La planeación de estrategias de mediación para el diseño de ambientes de educación virtual o a distancia, demandan del docente competencias digitales y habilidades para la administración del tiempo;
III. Los docentes que participan, planean y diseñan en ambientes de aprendizaje abiertos, a distancia y/o virtuales deben desarrollar un perfil académico en donde la comunicación es un dispositivo para promover procesos de colaboración, autogestión y de autonomía intelectual entre sus estudiantes.
Estamos ciertos de que los docentes, en ambientes a distancia y/o virtuales de aprendizaje, desarrollan diferentes estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación a las acuñadas en la presencialidad, por lo cual ha sido relevante observar la dinámica en espacios dados en plataformas educativas,1 que sin duda, sólo pueden ser abordados a partir de la etnografía virtual.Los docentes desarrollan habilidades de comunicación multimedia y escrita para hacer llegar a sus alumnos información relacionada con el curso, las lecturas, los materiales didácticos, además de dar retroalimentación a sus actividades. Es decir, el docente desempeña una gestión y mediación académica a partir de un acompañamiento mediático-escrito, asertivo y automotivado. Éstos incorporan, en este seguimiento, el desarrollo de habilidades de colaboración, autogestión y autonomía intelectual en los estudiantes. Pero simultáneamente, los profesores adquieren habilidades para la administración del tiempo y la organización de sus espacios de trabajo en torno a las actividades que demanda la propia naturaleza de una asignatura en educación a distancia y virtual. La práctica cotidiana de un docente, en esta era digital nos permite reformular la manera en cómo se concibe un profesional para este tipo de práctica pedagógica: una suerte de docencia digital con ciertas peculiaridades.
Con el uso de otros medios para enseñar se estimulan distintos comportamientos y relaciones sociales; se desarrollan otro tipo de habilidades cognitivas; se modifican los usos y costumbres en relación con el tiempo y el ocio, incorporando la teledocencia como un elemento más a la práctica docente, no sólo con el uso de Internet sino con la variedad de dispositivos móviles que facilitan la labor.
En algunos casos se hace evidente un docente multitareas, en donde no sólo tendrá que ser experto en su disciplina de adscripción, sino en el uso y en la apropiación de las TIC y, en este caso, en específico, al involucrarse en la creación, el diseño y la gestión de entornos virtuales de aprendizaje. Estas múltiples actividades le permiten incorporar habilidades para el diseño instruccional y no son indiferentes a las nuevas formas de buscar información como tampoco a la innovación pedagógica que esto pueda representar; tal es el caso de la formación en metodologías activas de aprendizaje.
Estos primeros hallazgos nos permiten reafirmar la pertinencia del método etnográfico virtual, pues nos ha ayudado a indagar en las prácticas, en los hábitos, en los usos y en las apropiaciones de una serie de recursos y dispositivos tecnológicos que sin duda han transformado la experiencia humana, académica, profesional y familiar de los docentes.
Esta investigación de tesis doctoral estableció desde el inicio un enfoque mixto con énfasis en lo cualitativo, apoyada centralmente en el método etnográfico, con posibilidades de trasladarlo del mundo real al virtual para analizar un fenómeno emergente como el arriba descrito, pues al ser una metodología que registra las culturas y sus dinamismos desde dentro es el método para dar viabilidad al entendimiento del objeto de estudio en el que se tiene interés.
La recolección de datos se ha concentrado en la observación no participante de los escenarios provistos en educación a distancia y virtuales, que se representan por la puesta en marcha de programas educativos en plataformas educativas (LMS), en diversos modelos educativos (Educación a distancia, educación virtual, Blended Learning, Mobile Learning, E-Learning); entrevistas semiestructuradas a cinco docentes y cinco coordinadores académicos (seleccionados con criterios de inclusión y exclusión) que participan en los programas de educación a distancia y/o virtual de cinco Instituciones de Educación Superior representativas tanto en educación presencial como no presencial: Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana, Universidad Pedagógica Nacional, Instituto Politécnico Nacional y Universidad Veracruzana; y en lo cuantitativo, se emplea un cuestionario estructurado con opciones únicas y múltiples para estudiantes que experimentan esas prácticas docentes, con el objetivo de conocer el fenómeno desde otros puntos de vista.
En este sentido, es pertinente explicar que para iniciar la investigación y propiamente el trabajo etnográfico se predefinieron tres dimensiones: Prácticas socioculturales, Prácticas disciplinares y Prácticas pedagógicas; siendo las categorías de análisis: a) formación docente (docencia, trayectoria docente); b) las TIC (representaciones en torno a las TIC, relación con la oferta presencial, educativa a distancia y/o virtual); c) Competencias didácticas (estrategias de enseñanza-aprendizaje-evaluación); d) Competencias digitales (estrategias para el acompañamiento: tutoría-asesoría en línea); e) Habilidades para la administración del tiempo, autogestión y trabajo colaborativo. Así que para poder trabajar sobre estas dimensiones y categorías, se hizo relevante saber si los aportes sobre el método etnográfico nos permitían fundamentar estas decisiones metodológicas.
Apuntes sobre la etnografía tradicional y la virtualLos aportes de Guber (2006), aun cuando pudieran parecer lejanos a lo actual, nos permiten comprender que a mediados del siglo XIX para reconstruir la historia sociocultural de la humanidad, de sus pueblos y culturas se tomaban como expresiones actuales del pasado a los pueblos primitivos; sin embargo, también señala que no era imprescindible la recolección in situ de evidencia empírica que permitiera la explicación o compresión formal de los nativos desde sus propias materialidades y expresiones simbólicas, pues bastaba con clasificar los elementos disponibles según categorías preestablecidas teóricamente desde el espacio conceptual propio del investigador, un trabajo de gabinete, observando la naturaleza de un artefacto o de una práctica desde su propia condición de “extranjero”, sin la experiencia de un trabajo de campo organizado ex profeso. Explica Guber que sería hasta 1910 cuando comenzaron a establecerse las bases del trabajo de campo intensivo y moderno, propio de la disciplina moderna: “Se había institucionalizado la expedición y la presencia directa de los expertos en el terreno… con cierta duración” (2006:20), con fuentes primarias y que observara totalidades sociales.
Ese modelo fue seguido por Bronislaw Malinowski, Edward Evan Evans Pritchard, Raymond Firth, Daryll Forde, Max Gluckman. Así, lo social debía estudiarse a través de un contacto directo, no mediado ni relacionado con el mundo empírico. He aquí que correspondió a la academia británica reconocer como requisitos los nuevos lineamientos o criterios para la investigación etnográfica:
• Realización de trabajo de campo sistemático para establecer la función de prácticas y nociones de la vida social;
• Recolección de datos de primera mano mediante la presencia del investigador en el campo;
• Realización del trabajo de campo para reconocer la lógica interna de la sociedad como una totalidad autónoma e integrada (Guber, 2006:21).
De tal forma que el trabajo de campo debía considerar, según Guber (2006): el carácter científico de los estudios de campo; la presencia directa del investigador; el estudio de unidades sociales circunscritas; el relevamiento de todos los aspectos que conforman la vida social; por consiguiente, una descripción cabal de la cultura analizada debía dar cuenta de la coherencia interna del sistema sociocultural descrito, y cada hecho social y cultural tiene sentido en su contexto específico, no desgajado de él.A partir de lo dicho antes, cuando se entró al proceso de búsqueda de la etnografía como método para el estudio de ambientes virtuales, encontrándose que la etnografía en Internet ha sido reconocido con diversos términos: etnografía virtualizada; la autoetnografía; la etnografía de la cibercultura; la netnografía; la ciberantropología; la etnografía del ciberespacio; la ciberetnografía; la antropología de los medios; la etnografía mediada; la etnografía de/en/a través de los medios. Desde autores como Hine, Ardèvol y Vayreda, Beaulieu, Hakken, Guber, Mosquera; Torres, Ojeda y Monghet; Domínguez y Turpo, entre otros.
En estos términos se podría considerar a Hine (2004) como una de las pioneras en el estudio de la forma en que Internet se incorpora a la vida cotidiana en cualquiera de sus órdenes. También se encontraron datos que aporta Hakken en 1999, quien exponía sobre etnografía del ciberpespacio. En la actualidad, quienes nos dedicamos a la educación, estamos accediendo a los recursos web tanto para producir y colaborar, como para enriquecer la práctica de la enseñanza y promover aprendizajes en ambientes de innovación educativa, pero también como interesados en la investigación de tales experiencias pedagógicas, por lo que se considera pertinente un par de preguntas: ¿quién estudia estos encuentros virtuales?, ¿cómo se pueden abordar objetos de estudio en donde Internet sea una de las unidades de análisis?
Si el uso de Internet se ha debido a una inercia social, “las prácticas a través de las cuales la tecnología se emplea y se entiende en contextos cotidianos” (Hine, 2004:13), es necesario reconocer que el agente de cambio no es la tecnología en sí misma, sino los usos, las apropiaciones y la construcción de sentido alrededor de ella; por lo tanto, si los docentes como el propio sistema educativo han estado atentos del impacto como a la construcción de sentido alrededor de los usos de las TIC, así como la forma en que esas tecnologías han obligado al desarrollo de competencias y habilidades que no se habían pensado, vale considerar a la etnografía como una metodología para estudiar este tipo de fenómenos.Por ejemplo, “una etnografía de Internet puede observar con detalle las formas en que se experimenta el uso de una tecnología” (Hine, 2004:13); por lo tanto, el docente investigador podrá emplearla para internarse en lo que desea estudiar para observar relaciones, actividades y significaciones que se generan con la interactividad en los mundos virtuales, donde como “etnógrafo [podrá habitar] en una suerte de mundo intermedio, siendo simultáneamente un extraño y un nativo… [por lo que] ha de acercarse suficientemente a la cultura que estudia como para entender cómo funciona, sin dejar de mantener la distancia necesaria para dar cuenta de ella” (Hine, 2004:13).
Es oportuno señalar que el análisis que se ha hecho en Internet y sus usos, cita Hine (2004), se alimentan los aportes de Kitchin (1998), quien establece tres categorías: cambios en el rol del tiempo y del espacio; cambios en las comunicaciones y en el rol de los medios de comunicación social; y un cuestionamiento de los dualismos como real/virtual, verdad/ficción, auténtico/fabricado, tecnología/naturaleza, representación/realidad.
De esto se deriva que el uso de las TIC no constituye una amenaza para las relaciones sociales; al contrario, aumenta sus posibilidades de reestructuración en términos tempo-espaciales, por lo que el uso y la apropiación de una cultural digital contribuye a la definición de la modernidad que caracteriza al mundo actual y, por lo tanto, la pertinencia del estudio del uso que las personas confieren a la tecnología (Hine, 2004). La idea es que los investigadores, al menos los que quieran seguir haciendo estudios con el método etnográfico deberán hacerlo tanto en contextos online como offline.
La etnografía virtual en experiencias de investigación socialPor otro lado, con el objetivo de procurar información sobre algunos de estos métodos pero ya aplicado a procesos investigativos nos encontramos con la etnografía de la cibercultura, en la cual −según Martínez (2006)− la cultura, la ciencia y la tecnología se articulan redefiniendo la forma de ser y de estar de los seres humanos, debido a que los avances en las Tecnologías Informáticas Interactivas están transformando de forma visible las condiciones sociales a escala global en las que se producen cambios evidentes en los parámetros de la vida humana: tiempo, espacio y corporeidad. Igualmente se establecen nuevos mecanismos de prefiguración de prácticas y de hábitos comunicativos, mapas culturales, reelaboraciones simbólicas, nuevas formas de aprehensión de la realidad (Martínez, 2006). Dicho esto, se debe apuntar que estos cambios también se están dando en el ámbito educativo, por ejemplo en el rol docente cuando echa mano de recursos para comunicarse con sus pares y estudiantes para apoyar el proceso de enseñanza y aprendizaje e incluso, para ser parte de redes de colaboración.
Por ello se dice que para realizar un estudio apoyado en la etnografía virtual, no sólo se requiere observar el escenario virtual, también es recomendable usar varias técnicas que incluyan indagar en los escenarios “reales” o bien físicos. Por ejemplo, en el estudio de Martínez (2006) sobre el uso del chat, se recolectó información adicional con otras técnicas y métodos, para lo cual realizó: entrevistas a profundidad; construcción de historias de vida; reconstrucción de la memoria oral; biografías y estudios de caso; observación del hábitat y recogida de la experiencia a través de observación directa de la práctica del chateo.
Un segundo estudio con el método etnográfico es el que realizaron Torres et al. (2011), donde se diseñó un modelo de aplicación de etnografía virtual para estudiar las herramientas de la web social y explorar en específico el uso de los recursos web 2.0 Se usaron técnicas de observación participante sobre comunidades virtuales y en la blogosfera, notas de campo y esquemas; así lograron un modelo descriptivo de la web social basado en un PLE (Personal Environment Learning). Lograron describir, desde lo sociocultural algunas creencias, prácticas, tecnologías y roles que surgen con la web 2.0.
Un tercer estudio es el de Ardèvol et al. (2003), quienes observaron las interacciones de un entorno virtual a través de las conversaciones en sesiones de chat, con lo cual lograron identificar las prácticas en contextos electrónicos. Concluyeron que la etnografía virtual no es una mera adaptación de un “viejo” método a un nuevo “campo” de estudio, sino una oportunidad de transformar reflexivamente el propio método y replantear los supuestos teóricos y epistemológicos que sustentan la relación con lo técnico.
El cuarto estudio es el de Gillen (2009), a partir del cual se observaron las interacciones en un programa de alfabetización llamado Shome Park, una isla virtual desde la que los estudiantes establecen comunicación a través de foros, chat y wiki. Se logró demostrar que a partir de la incursión de las nuevas tecnologías se puede apoyar a la alfabetización. El registro de interacciones fue dado a partir de la selección y el registro de los diálogos en el chat, que fueron de acuerdo a la simplicidad de la narrativa. Entre el procedimiento de registro, a manera de resumen, se organizaron turnos de las intervenciones, se registró el tiempo de intervención y la información contenida, se identificó a los hablantes, se enumeraron las participaciones; en el caso de foro y wiki, se tomaron imágenes de pantalla para el análisis, donde fue necesario incorporar fechas de captura.Otro estudio lo aporta Kidd (2013), quien observó durante dieciocho meses, las prácticas sociales y habituales de profesores que se integraron a la modalidad de tiempo parcial en el Reino Unido, en este caso, fue el Blog, una herramienta etnográfica. Dio aportes prácticas metodológicas emergentes detrás de la etnografía virtual.
O bien el de Dyke (2013), que en su estudio sobre los discursos y las prácticas contemporáneas en torno a la anorexia nerviosa, cuestiona las diferencias metodológicas entre la etnografía empírica (“vida real”) y en línea o virtual, demuestra cómo los participantes en la investigación se movieron entre la presencia en línea y fuera de línea, e hizo intentos por desarrollar una metodología etnográfica móvil y conectiva que es igualmente acorde en lo real y lo virtual, sin separar o dar prioridad a unos sobre otros.
En otro ejercicio de reflexión, Paech (2009) explora las fortalezas y las debilidades del método etnográfico como clave para su aplicación en colectivos mediadas por ordenador, y pone de relieve los imperativos específicos que deben ser considerados por los investigadores. Expone cómo se puede adaptar la etnografía para el análisis de foros, wikis, chats; combinada con otras técnicas puede complementarse y crear una metodología de hibridación. En la etnografía tradicional, explica, en una entrevista cara a cara y en los escenarios de observación, los investigadores identifican las señales visuales, auditivas y cinéticas de los sujetos que pueden significar temas tabú, o demostrar un escala emocional útil para la interpretación del comportamiento (lo que impulsa a elevar la voz; lo que produce un silencio); sin embargo, en la conectividad remota con los sujetos, esto implica una significación (desenmascarar) diferente, de lo no dicho y lo no visto, contraria a los indicadores comunes dados en lo físico (presencial). Para Paech (2009:6), un retraso en “post” (respuesta) puede no necesariamente significar la inconformidad a una pregunta, de la misma manera como sucede con una pausa verbal.
Una ausencia temporal en una comunidad virtual puede sugerir un cambio en las relaciones sociales dadas en la comunidad, o podría simplemente reflejar un impedimento técnico en la conectividad, por cierto período.2Esto nos hace reflexionar sobre ¿cómo leer las sombras y silencios en las asociaciones virtuales con esta parcial visibilidad del sujeto y el contexto?
A partir de lo anterior entendemos que el sujeto debe ser estudiando, en definitiva dentro y fuera de la red. Al respecto, se han encontrado otros términos para identificar la etnografía virtual y quizá existan otros más, tal es el caso de la netnografía, que se define como un método de investigación en Internet. Turpo (2008) explica que comenzó la búsqueda de métodos de investigación que permitieran determinar en los variados entornos on-line y en la diversidad de las comunidades virtuales lo que acontece: qué, cómo, quién, cuándo, dónde.
La etnografía es la participación continuada del investigador en los escenarios virtuales donde se desarrollan las prácticas que son objeto de análisis de dinámicas, negociaciones, transacciones. También, aportando elementos al autor, dinámicas de comunicación e interacción en entornos educativos. La netnografía entonces:
Encarna la percepción más convincente para la indagación y la comprensión de las interacciones e interrelaciones sociales generadas en Internet, como respuesta a la intermediación tecnológica, a la pluralidad de paradigmas metodológicos, así como a la diversidad y complejidad de los matices etnográficos que se presentan en “las vivencias de la red” que es, en síntesis, su objeto de estudio. No obstante, su análisis dependerá de la finalidad y de la naturaleza que se le asigne (Ibídem, 2008:2).
Otra forma de entender la netnografía es como etnografía on-line o virtual, donde el autor cita a Simone Pereira de Sá (2001) con el texto Netnografías en las redes digitales, explica su práctica como “una metodología que asumida focal, experimental, detallista e interpretativamente se reconoce como fruto de una ‘negociación constructiva’ entre investigador e investigado durante relaciones concretas, intensivas y ‘carnales’ permeable a los sentimientos, emociones, afectos, sorpresas…” (Ibíd., 2008:3). Entonces, se puede entender a la etnografía como:
Un método nuevo de investigación de los espacios virtuales que se encuentra en proceso de expansión y formulación teórica y metodológica; que constituye una particularización de la aplicación de la etnografía en los estudios de las vivencias en Internet; que su orientación mayoritaria se decanta por el lado del estudio de los hábitos y preferencias de consumo de los productos y servicios que las comunidades virtuales demandan en sus relaciones de interacción; técnica investigativa, una posibilidad de estudiar lo que acontece en las comunidades virtuales; como método investigativo que podría tener, además del marketing, aplicación en procesos formativos u otros campos, donde se exploren necesidades e intereses de los cibernautas. (Ibíd., 2008:9).
Por último, Espinosa (2007) introduce el término de autoetnografía como una metodología novedosa en las Ciencias Sociales, como un acercamiento al contexto socio-histórico de apropiación de los artefactos tecnológicos, desde la mirada subjetivada de los propios actores que interactúan con las TIC. En la intersección de lo online con lo offline, explica, se encuentra una vía para la comprensión de lo “virtual” y lo “real” más allá de supuestas dicotomías irreconciliables. Se pone en común que el método etnográfico ha favorecido el estudio de temas como la identidad y la sociabilidad en línea, el establecimiento de categorías online, reglas de comportamiento, resolución de conflictos, sentimientos de pertenencia al grupo, entre otros. En la investigación doctoral que se discute, se ha platicado con los docentes sobre sus vivencias al transitar de la actividad presencial a la no presencial; es como si nos describieran, en una suerte de autoetnografía, cómo se ven y se sienten en esta dinámica, qué cambios han experimentado.Tras la revisión de este conjunto de apuesta y de experiencias metodológicas en el uso de la etnografía para el análisis de las ciberculturas, para nuestra investigación doctoral resultaba imprescindible la inmersión como investigadores en los entornos virtuales de aprendizaje, buscando observar de primera mano lo que sucede con la interacción y la comunicación entre sujetos dentro de un proceso de enseñanza y aprendizaje mediado por tecnología. Por tal motivo, se muestran en los siguientes apartados algunos aspectos que caracterizaron lo realizado en nuestra investigación doctoral en lo teórico metodológico y en su diseño.
La etnografía en Internet: el método para el análisis de la práctica educativa en entornos virtuales de aprendizaje
Las tecnologías de información y de comunicación en el campo educativo han generado la adquisición de saberes y competencias en los docentes, adicionales a las ya adquiridas en la presencialidad. Los docentes se han incorporado a la educación a distancia como tutores y asesores, lo cual ha impactado en el proceso de enseñanza y aprendizaje, al experimentarse cambios socioculturales, disciplinares y pedagógicos cuando insertan las TIC a su práctica; ahora no sólo basta tener conocimiento en la disciplina, sino formarse en otros saberes, para enriquecer sus procesos de comunicación, de interacción y de motivación con los estudiantes, en ambientes a distancia y virtuales de aprendizaje determinados.
Esta investigación doctoral reconoció que tanto las entrevistas a docentes offline como las observaciones a sus prácticas online, serían complementarias y enriquecedoras, al igual que las entrevistas a coordinadores académicos, que ven más en perspectiva lo que sucede con los docentes en estos contextos de lo presencial a lo no presencial. Incluso los cuestionarios aplicados a los estudiantes on line darían información sobre cómo viven estas prácticas docentes ante la virtualidad; sin dejar de mencionar la observación no participante de los ambientes y sistemas virtuales para el aprendizaje.
En este contexto, siguiendo a Torres, Ojeda y Monghet (2011), los fundamentos y las bases teóricas de la etnografía virtual favorecen el estudio de fenómenos emergentes que se están observando en la virtualidad; los estudios sobre Internet desde la antropología sociocultural encuentran parte de su objeto de estudio en las comunidades virtuales, las cuales tienen formas de comunicación, de interactividad y de estructuras de participación en constante dinámica. En las comunidades en Internet se generan relaciones entre personas con distintos intereses aun estando diseminados geográficamente: se da el intercambio de información e intereses en dichos espacios virtuales y diversas formas de participación. (González y Hernández, 2008). En este sentido, las dinámicas formales docentes se pueden observar a través de foros de discusión, mensajes, retroalimentación a tareas y, en detalle, qué representación se contemplan en torno a las TIC y cómo y para qué se usan.
Por otro lado, se asume que la incursión de las TIC en la vida cotidiana ha traído una nueva forma de establecer relaciones sociales en la virtualidad; se desarrollan relaciones interpersonales y se generan espacios para la producción cultural. Concepciones sobre corporeidad, espacio y tiempo no existen tal como se conciben clásicamente; en ese sentido, la etnografía adquiere nuevas dimensiones sobre cómo se puede abordar un estudio sobre las relaciones sociales mediadas por Internet (Mosquera, 2008). Es decir, ante la emergencia de un fenómeno denso en los procesos de socialidad que se configuran en Internet, se han propuesto nuevos conceptos o unidades de observación que contribuyan a nombrar y a registrar lo que ocurre en el mundo virtual. Con otras palabras, diríamos que ante la necesidad de estudiar los entramados de interactividad que se revelan en el mundo virtual (en el cual la convergencia digital favorece la comunicación a través de la conjunción de la imagen, el video, el audio y el texto, colocando en posibilidades de productora y de distribuidora de información a cualquier persona), es fundamental encontrar las formas de nombrar aquello que se quiere estudiar.
Es gracias a Internet y a sus múltiples aplicaciones lo que permite la generación de sistemas o ambientes de socialidad que repercuten en las formas de relación humana como con el mundo mismo; se hace obligada, por lo tanto, la emergencia de un paquete metodológico como la etnografía virtual para dimensionar el papel que tienen las tecnología como instrumentos y recursos, pero igual como mediadores en las prácticas ciberculturales que desempeñan sus usuarios (docentes y estudiantes).
Los beneficios de estas relaciones, según observaciones de Mosquera (2008), es que crean sentido de pertenencia; promueven el compañerismo; facilitan la interacción personal; adquieren nuevas percepciones de uno mismo y de los demás; fraguan un sentido de la identidad; adquieren una sensación de estar controlado; se experimenta libertad emocional; se escapa de la realidad no deseada; y suministran una fuerte relajación.En este sentido, vale la pena recuperar el testimonio de un docente entrevistado, quien al hablar de sus estrategias de acompañamiento en la virtualidad, deja entrever que éstas le permiten adquirir percepciones sobre sus estudiantes:
Docente C de la Universidad Pedagógica Nacional:
No, uno tiene evidencias, porque finalmente en la ruta que se traza se les van planteando productos de aprendizaje, y además la plataforma es muy transparente y me permite ver, ¡ah!..., sí, vio primero el texto, ¡ah!, no fue tal, o cómo les llamó la atención tal cosa. Entonces prefirieron o prefirió tal alumno mirar esto o lo vio varias veces y después se fue o nunca vio el ejemplo.
Es importante reconocer que hay una tipología en la etnografía de Internet, que define Mosquera (2008) en sus aportes teóricos:
• Ciberetnografía (Escobar, 1994);
• Etnografía del ciberespacio (Hakken, 1999);
• Etnografía virtual (Hine, 2000);
• Antropología de los medios (Ardèvol y Vayreda, 2002);
• Etnografía mediada (Beaulieu, 2004);
• Etnografía de/en/a través de Internet (Beaulieu, op. cit.).
Domínguez describe a la etnografía virtual de la siguiente manera:
No trabaja (sólo) con comunidades virtuales, no busca (sólo) grupos más o menos homogéneos (con características comunes) estén o no ubicados en contextos espaciales euclidianos, su campo de estudio no es (sólo) el ciberespacio, los temas que estudia no son (sólo) los temas de los que tratan las comunidades virtuales, su método de estudio no consiste (sólo) en analizar las comunicaciones en un espacio virtual (2007:542).
Como se muestra antes, es oportuno reconocer a un docente tanto en lo presencial (salón convencional) como en lo no presencial (ambientes de aprendizaje virtuales), porque ambos escenarios construyen su perfil y estilo docente, su propia concepción de qué es ser docente para gestionar procesos educativos donde las TIC sean un recurso en su mediación pedagógica.
Por lo tanto, las cualidades del investigador para la etnografía virtual deberán estar basadas en la socialización a través de la empatía; seguir los códigos de conducta establecidos; dominar el mundo simbólico, su lenguaje particular; definiendo la cibercultura de la comunidad de estudio; entender el ciberespacio como unidad tiempo-espacial; tejer una red de informantes y tener cuidado con la subjetividad y la intersubjetividad (Mosquera, 2008).
La etnografía virtual, como tal, se afianza como una metodología para estudiar los sistemas y los ambientes de interactividad que favorece Internet, porque permite explorar las interrelaciones entre las tecnologías y la vida cotidiana de las personas en cualquier escenario, aun cuando existen limitaciones producto de los cambios en las concepciones del tiempo y el espacio, en las comunicaciones y en el rol de los medios, para lo cual se debe apuntar que estos mismos cambios producen beneficios subyacentes a la adaptación de este método.Al respecto, se considera oportuno recuperar a Domínguez (2007), quien expone que en la etnografía los intereses del investigador versarán en describir los fenómenos y prácticas sociales:
Conocer el porqué del comportamiento de los protagonistas, cómo se integra la necesidad del performance en su esquema de valores culturales, qué clase de recompensa sociocultural espera conseguir (directa o indirectamente, consciente o inconscientemente), qué lógicas están detrás de los comportamientos, qué anclajes tienen en otras formas de hacer performance (46).
Es entonces que la etnografía aporta elementos para conocer los significados culturales que los docentes conforman con el uso y apropiación de las TIC, a partir de los cuales el investigador toma interés y recaba puntos de vista sociales y antropológicos sobre este hecho educativo, y accede a los esquemas de significados detrás de los comportamiento para comprender las prácticas docentes. Los docentes entrevistados en la citada investigación doctoral hablaron a partir de sus creencias y construcciones simbólicas,sobre la docencia:
Docente A de la Universidad Nacional Autónoma de México:Una práctica social, obviamente, fundamental, o sea lo que es muy triste ver actualmente es la desestimación, descalificación, devaluación del trabajo docente. El docente o la docencia para mí es una práctica social, encaminada a formar a los seres humanos desde que están en preescolar, y es una práctica que requiere una formación.
Docente C de la Universidad Pedagógica Nacional:
Se puede entender como una función que está encaminada a estructurar experiencias de aprendizaje, que lo hagan viable, que lo hagan posible y que permitan que el sujeto que aprende sea el que realiza una actividad, en donde esté involucrada, no solamente su aparato mental, su aparato cognitivo, sino también sus intereses personales, su vivencia y experiencia social, su vivencia y experiencia afectiva y comunitario, pero creo que es eso, como que se trata de estructurar las vivencias de aprendizajes, por supuesto en el marco de un programa educativo o de formación más amplio.
Docente D del Instituto Politécnico Nacional:
Pues fíjate que para mí es como […] una parte muy importante de formación con un gran compromiso hacia la sociedad. Yo creo que estar en la docencia es […] comprometerte. Digo, es compromiso ante la sociedad, yo digo que no puedes ser un docente nada más por pasar el tiempo, porque no encuentras otro medio de subsistencia o porque es la única opción de trabajo; no, creo que la docencia es más allá, es algo muy importante de formación para una población.
Docente E de la Universidad Veracruzana:
Para mí la docencia tiene que ver con la transmisión de información orientada a los alumnos con el objetivo de que la puedan comprender, transformar y aplicarla, eso es lo que yo considero.
Se debe considerar que estos docentes tienen una función mediada por la tecnología, y en específico con la interacción dada en el Internet a partir de las plataformas educativas; se refieren a esta concepción docente que puede darse tanto en la presencialidad como en la virtualidad, por lo que la etnografía virtual es adecuada para el estudio de las prácticas en la red puesto que
trata de argumentar y contextualizar los comportamientos sociales de acuerdo a esquemas culturales, describir los procesos de negociación, el diálogo, y la construcción de significados en un escenario dado (Domínguez, 2007:46).
Es importante que el investigador y el investigado compartan los mismos códigos culturales para que entre ambos se pudiera dar un diálogo significativo para la pesquisa. Así, la etnografía virtual podría entenderse como una etnografía estructurada en torno a casos concretos dentro y fuera de la red, vinculados entre sí por medio de complejas relaciones mediadas por artefactos tecnológicos, de los que Internet sólo sería uno más de ellos (Domínguez, 2007).Cabe señalar que quienes son sujetos de esta investigación doctoral en curso son docentes tanto en ambientes virtuales como en aulas convencionales, quienes se han dado a la tarea de integrar las TIC a la práctica; es decir, comparten los mismos códigos culturales de los sujetos de estudio.
Por tal motivo, también ha sido necesario integrar en las técnicas e instrumentos de recolección de datos: la entrevista semiestructurada (en el contexto offline), que consistió en una entrevista cara a cara con docentes y coordinadores académicos que viven la atención de estudiantes en la virtualidad a través de plataformas educativas; la observación no participante (en el contexto on line) de estos entornos virtuales representados por sistemas de gestión de contenido como Moodle y EMINUS (plataforma de la Universidad Veracruzana), escenarios que poseen medios de comunicación e interacción como foros, chats, wikis, mensajeros; y cuestionarios con respuestas únicas y múltiples aplicados a estudiantes quienes experimentan estos cambios en las prácticas docentes.
Es importante mencionar lo que Gillen (2009) señala cuando habla del sentido “artificial” o la naturaleza de nuestros entornos cotidianos como de nuestras formas de interactuar, pues aun cuando se reproducen en ambientes geográficos reales, éstos no dejan de ser imposturas; es decir, espacios y escenarios de interacción construidos a propósito de múltiples circunstancias, por ende nada “naturales”. Si esto no bastara, sostiene que los propios ambientes del pensamiento humano no son ambientes “naturales”, sino más bien artificiales hasta la médula, pues en mucho responden a circunstancia construidas socialmente. Es decir, los seres humanos crean sus facultades cognitivas mediante la creación de los ambientes en los que ejercen sus poderes.
Así, refiere la investigadora, quienes encontramos en el método etnográfico un camino a la observación de prácticas socioculturales que ocurren en el ciberespacio, debemos tomar en cuenta la aplicación interpretativa a través de distintos procesos de significación, métodos e interpretaciones reflexivas en torno a las prácticas de elaboración de significado de una comunidad virtual, edición y la lectura de escritos (textos multimodales), captura de imágenes para registrar eventos, selección de mensajes en los foros y los registros de chat (diálogo sincrónico), diálogos y mensajes instantáneos y notas de campo, todas como una serie de herramientas de análisis del discurso.3
Véase la siguiente imagen que registra una actividad en foro, en el que no existe la interactividad, ya que se registran sólo tres participaciones:
Otro de los conceptos introducidos para el estudio de las prácticas dentro de Internet como espacio sociocultural es la ciberantropología. La ciberantropología estudia las relaciones sociales que se dan en estos escenarios controlados por la virtualidad y, en ocasiones, fuera de la misma: “La red se convierte en amiga, en aliada, en un dispositivo dispuesto a transformar (normalmente mejorar, a veces empeorar) nuestras vidas” (Vázquez, 2010:54). No se puede evitar observar lo que sucede a nivel humano: las implicaciones de las personas en la red, que no deja de ser un artefacto cultural.
Atender y estudiar la forma en que ahora los grupos se constituyen en un nuevo escenario, es tema de agenda, por ejemplo, el léxico propio creado (Vázquez, 2010): la aldea, los nativos y los inmigrantes digitales. Agregaríamos, en este sentido, que en el ámbito educativo hemos comenzado a usar términos como: entornos virtuales de aprendizaje; recursos web 2.0; web semántica; competencias digitales; cultura digital, saberes digitales; alfabetización digital; profesor web 2.0; entre otros, lo que permite reconocer una suerte de identidad o sentido de comunidad colectiva que puede transformarse cotidianamente. Alrededor de ello, González y colegas sostienen que:
La relación sujeto-espacio se manifiesta a través de aspectos perceptivos, emocionales y socio-cognitivos, que reflejan lo que vivencian los individuos cuando están interactuando con los entornos virtuales. Y estos aspectos son especialmente relevantes, ya que en ocasiones, la forma en que se experiencian las tecnologías puede trascender los resultados de aprendizaje (González y Hernández, 2008:12).
En otro orden de ideas, Torres et al. (2011) afirman que los orígenes de las comunidades virtuales y la web 2.0 han generado investigación en el campo de la etnografía virtual, donde básicamente los usuarios comienzan a producir en la red, y más aún con el auge sobre el e-learning 2.0 y el conectivismo. Ahora, con la sociedad 2.0, también se abren temas de estudio; es esa conexión a través de Internet que une a casi todos los seres humanos y que permite conectar ideas, pensamiento y conocimientos… por lo que se dice que gracias a la web 2.0 prácticamente cualquier usuario puede subir contenidos a la red (Vázquez, 2010:56). A partir de ello, se puede reflexionar sobre el papel del docente, quien tiene que afrontar este hecho (el profesor 2.0, como lo llamarían algunos autores) al incorporar los recursos web para el enriquecimiento de su práctica docente, la actualización en su formación docente o bien el acceder a redes de colaboración y comunidades virtuales.En este contexto, la etnografía tiene las posibilidades de aplicar las técnicas y los métodos de investigación propios y adaptarlos a la ciberantropología, al existir un número exponencial de usuarios de la red con acceso infinito e ilimitado a los nuevos servicios; eso se tendrá y se está estudiando.
Como se ve, en el ámbito educativo resulta muy conveniente, desde el punto de vista fenomenológico, el uso de la etnografía virtual, porque lo que se estudia es cómo y bajo qué circunstancia se puede dar el aprendizaje, las interacciones sociales y el uso de los medios necesarios para lograr y favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje. La etnografía en la educación, explica Guillen (2009), analiza la vida cotidiana del aula buscando interpretar su cultura, cómo las personas toman significados.
Por su parte, González y Hernández (2008) explica que el complejo marco de interacciones sujeto-entorno virtual requiere de un profundo análisis, así como nuevas formas de entendimiento, diferentes de las llevadas a cabo en los espacios presenciales tradicionales, con el fin de aportar mejoras en los procesos educativos que se desarrollan a través de los entornos virtuales donde la educación no se ve restringida ni en tiempo ni en espacio, gracias a la aplicación racional y estratégica de la tecnología electrónica.
Apropiación de la etnografía virtual para una investigación doctoralComo en toda investigación, para la presente se han tomado decisiones metodológicas. En principio el interés ha sido analizar la transformación que se observa en la práctica docente a partir de la incorporación de las TIC a sus procesos y más en específico cuando éstos participan en propuestas educativas soportadas por una plataforma educativa. Como se ha expuesto, quisimos estudiar de inicio (y seguimos en el camino), aspectos socioculturales, pedagógicos y disciplinares, en donde quedaron implícitos los comportamiento, las nuevas formas de organizar sus tiempos para la atención de programas educativos no presenciales, sus saberes digitales, las implicaciones socioafectivos y las implicaciones familiares que redefinen un perfil docente que gestiona y media procesos de enseñanza y aprendizaje a través de las TIC. Como se ha expuesto, la etnografía virtual, es un método adecuado para investigar qué ha sucedido con los docentes cuando se incorpora a su práctica el uso de las TIC.
Debíamos acercarnos a los docentes para preguntarles sobre esos cambios: cuestionarlos sobre cómo han vivido el uso, la incorporación y la apropiación de las TIC a su práctica docente; cómo se desenvuelven ante el uso de plataformas educativas. No sólo valía la pena profundizar en el fenómeno al platicar con los docentes, sino también con los coordinadores académicos de los programas educativos a distancia y virtuales, así como la pesquisa con lo que opinaban los estudiantes, con el fin de lograr una visión más integral (otros dirían holística) del fenómeno, que viven desde diferentes frentes la experiencia singular sobre cómo se vive la incorporación de las TIC al proceso educativo.
A partir de los supuestos preliminares que se expusieron de inicio, se indagó sobre competencias para la gestión en el proceso enseñanza-aprendizaje para contextos presenciales frente a los virtuales; las nuevas dinámicas docentes ante el uso de las TIC; reconocer diferencias en la forma de planear las estrategias de mediación en los ambientes de educación a distancia y virtuales; determinar competencias digitales adquiridas; conocer la forma en cómo se administra el tiempo y cómo ha usado los medios de comunicación y plataformas educativas para la colaboración, la autogestión y la autonomía intelectual en sus estudiantes.
Lo anterior, como resulta fácil imaginar, son aspectos que tienen que ser narrados por los docentes, pero al mismo tiempo esas prácticas pedagógicas se tienen que hacer evidentes en las plataformas educativas en donde éstos intervienen. Estas plataformas educativas tiene herramientas de comunicación e interacción como los foros, los chats, los wikis y la mensajería instantánea; en algunos casos, también un aula virtual donde convergen los estudiantes. Como recordamos, la etnografía virtual busca adentrarse en la interactividad que se produce en este tipo de espacios virtuales, para estudiar cómo es que se dan las relaciones sociales, afectivas y cognitivas.Por ejemplo, un docente nos platica que sí ha notado cambios en sus estrategias de enseñanza:
Docente C de la Universidad Pedagógica Nacional:
Mira yo sí he vivido cambios, cambios importantes [...] en realidad sí, de bote pronto digamos (ríe) creo que lo más importante es que en la presencial yo tengo que pensar en una dinámica de trabajo que se concentra mucho en momentos de encuentro en el aula y en la interacción cara a cara con los estudiantes, que está cotada en el tiempo y el espacio, al aula y el horario, y esto implica que estoy trabajando con grupos muy grandes, muy numerosos, más o menos de 45 y 50 alumnos, y eso me obliga sí a llevar ejes muy estructurados y muy definidos de por dónde quiero o me interesa conducir el trabajo del grupo [...] En el sistema en línea [...] sí hay una secuencia de actividades ya prediseñadas por unidades, ese diseño también lo estoy haciendo yo, o sea ahí no hay diferencia, pero el punto es que esa secuencia está construida como en base a una hipótesis de: ¿Qué es lo que yo supongo que el alumno tiene que hacer para aprender?, y poder ir trabajando y hacer un tratamiento de los objetos de aprendizaje, de los contenidos que están ahí planteándose, y el estudiante, lo que yo no sé es como cuáles [...] si va a seguir la secuencia o si en un momento dado va a realizar la secuencia y se va a regresar y va a preferir realizar los materiales tal como tú se lo estás planteando o como ellos lo eligen y qué tanto va a tener que ir y volver, ir y volver, ir y volver o regresar al texto y volver a mirar el video o volver a escuchar la entrevista o volver a mirar las viñetas que les puse de un comic para que hagan un análisis, no sé, creo que ahí finalmente el estudiante es mucho más libre de poder establecer sus propios ritmos.
Así, se decide intervenir el problema con el método etnográfico virtual, considerando que atiende tanto lo que sucede en relaciones en contextos físicos como virtuales, así como las relaciones mediadas por tecnología. Nos interesó saber qué sucede cuando el profesor no está “conectado” al espacio virtual, qué ocurre con la organización de sus tiempos familiares cuando debe ingresar a la plataforma educativa para atender a sus estudiantes a distancia, cuáles son las necesidades de formación que detecta para promover espacios efectivos de enseñanza y aprendizaje donde el uso de las herramientas de comunicación e interacción pueden potenciar la apropiación de conocimiento.Cuando se decidió trabajar con etnografía virtual, mucho tuvo que ver la experiencia que teníamos como docentes tras casi diez años de participar en escenarios no convencionales (educación a distancia y virtual); lo que permitió partir de un conocimiento del fenómeno desde adentro, pero provistos de una sistematicidad, la perspectiva fue enriquecida para comprender mejor esos procesos. Creemos que esto ha contribuido a comprender a los sujetos de la investigación: a través de la empatía, con el seguimiento de sus códigos de conducta, con el dominio de un mundo simbólico, de un lenguaje particular, ubicados en el ciberespacio como unidad tiempo-espacial, para lo cual se ha logrado tejer una red de informantes, procurando cuidar los protocolos propios de un trabajo metodológico riguroso, pues se ha evitado ser subjetivo y/o intersubjetivo como ha señalado Mosquera (2008).
El tejido de esa red de informantes derivó en la incursión de campo a cinco Instituciones de Educación Superior: la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana, Universidad Pedagógica Nacional, Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Veracruzana, consideradas a través de una revisión referencial como las pioneras en ofertar modalidades de estudio alternativas a lo presencial, que comenzaron su andar por los años 70 y 80. Posteriormente, nos acercamos a las coordinaciones de los programas de estudio a distancia y virtuales en los cuales, a través de informantes claves, se ubicaron a docentes que cumplieron criterios de inclusión previamente establecidos y que estuvieran dispuestos a relatar su experiencia. Estos profesores debían comprobar por lo menos cinco años como docentes frente a grupo presencial y el mismo tiempo como asesor, tutor y o facilitador en programas educativos a distancia y/o virtuales para lograr así recabar experiencias más significativas.
Como hemos revisado, no sólo basta conocer el fenómeno en lo virtual sino en lo real o físico; es identificar cómo los docentes han incorporado a sus prácticas el uso de las TIC en escenarios presenciales e incluso a su dinámica familiar donde encuentran un espacio en casa para el teletrabajo o bien el trabajo virtual.En el caso de las entrevistas semiestructuradas que se hacen a docentes, éstas indagaron sobre aspectos de educación formal, práctica docente que se entienden como las estrategias de enseñanza, aprendizaje, y evaluación; la investigación y el estilo docente como la forma en que enfrenta el hecho educativo; trayectoria docente y cómo se ha relacionado con las TIC, cuáles son sus representaciones en torno a las TIC que se observan a través de su lenguaje, códigos, textos, imágenes, discursos; cuáles han sido sus experiencias al acercarse al uso de plataformas educativas, qué competencias didácticas han desarrollado diferentes a sus experiencias presenciales; cómo se constituye como un asesor, tutor y/o facilitador en entornos virtuales y a distancia de aprendizaje; cómo desarrolló competencias digitales o bien cómo incorpora un saber más en su rol, los saberes digitales; y el uso de recursos de comunicación y web para el fomento de la interactividad, comunicación y motivación con sus estudiantes; pero además desde este nuevo perfil docente, cómo se redefine como guía, acompañante, asesor de los procesos formativos en el estudiante, a quien construye como un sujeto con autogestión y autonomía intelectual.
En el caso de entrevistas semiestructuradas a coordinadores se corroboran algunos aspectos preguntados al docente, e incluso se obtienen datos adicionales sobre cómo este coordinador o coordinadora ve los cambios disciplinarios, pedagógicos y socioculturales en el docente; incluso qué características, habilidades, competencias debe tener un docente para incorporarse a escenarios no convencionales de aprendizaje: e-learning, blended-learning, personal learning environment (PLE), mobile-learning y learning managment systems (LMS).
Respecto a la observación, ésta se efectuó en los espacios virtuales de aprendizaje. En este estudio nos encontramos con dos plataformas educativas en uso: Moodle y EMINUS (desarrollado por la Universidad Veracruzana). La única diferencia entre ambas es que en esta última se dispone de un salón virtual. Los principales aspectos a observaron fueron: el perfil del docente; las estrategias de enseñanza; el aprendizaje y la evaluación empleadas; la cultura digital; las representaciones en torno a las TIC (discursos); el uso de la plataforma educativa; los recursos didácticos, tecnológicos y la web; la gestión académica y para el aprendizaje; así como la administración del tiempo.Para lograr lo anterior se diseñaron cédulas de observación en las cuales se describe lo que se está observando en la interacción en foros de discusión y retroalimentación a actividades, con base en las unidades de análisis: perfil de tutoría o asesoría; estrategias de enseñanza; de aprendizaje e investigación; cultura digital; experiencia y administración en y de la plataforma educativa; gestión académica; recursos didácticos y tecnológicos; gestión para el aprendizaje; a través de un registro con copiados de pantalla, transcripción de textos, y relatoría de lo observado; en algunos casos, el mismo docente ha proporcionado sus recursos didácticos que diseña en la web y comparte su modelo de acompañamiento con una guía oral.
Nos interesa interpretar a través de distintos procesos de significación y lograr la reflexión en torno a las prácticas elaboradas en comunidades virtuales que se forman a través de plataformas educativas como Mooodle y EMINUS, a partir de las cuales ha sido pertinente capturar y registrar eventos a través de los textos (discursos), imágenes, mensajes en los foros, diálogos y mensajería, en conjunto con notas de campo.
Como se ha explicado, siendo ésta una investigación mixta, como complemento se han aplicado cuestionarios a estudiantes, asignatura o taller que asesora, tutora y/o facilita el docente, se atienden más aspectos de usos de las TIC. Se indaga con preguntas de opciones múltiples y únicas, sobre procesos de comunicación con el asesor, tutor y/o facilitador, cómo es la interactividad, qué recursos web se usan, cómo se fomenta el trabajo colaborativo, la investigación, la autogesión, la autonomía intelectual; qué estrategias de asesoría, tutoría y facilitación emplea el docente, qué estrategias de aprendizaje, enseñanza y evaluación emplea, cómo se refiere discursivamente sobre las TIC y cómo se administra el tiempo.
Se espera que todo lo anterior permita obtener registros y testimonios sobre la actividad docente, información que logra la redacción de experiencias docente y/o relatos biográficos por obedecer a estudios relacionados con fenómenos o procesos mediados por las TIC, temas emergentes para el análisis etnográfico virtual.Reconocemos que hoy en día los seres humanos han adoptado otras formas de comunicación que han desbordado la presencialidad y lo geográfico, sobre todo en esenarios educativos en los que las relaciones docente-estudiante se han enriquecido y diversificado. Encontramos otras formas en que se relacionan las personas, nuevos códigos de conducta y lenguaje tanto escrito, oral como simbólico; por lo tanto, esperamos que nuestra investigación haya contribuido a comprender y a explicar algunos aspectos que distinguen estas nuevas prácticas pedagógicas, así como aquello que es necesario fortalecer para vivir un real cambio de un paradigma educativo mediado por las TIC.
Estamos, finalmente, indagando en las prácticas, hábitos; usos y apropiaciones de una serie de recursos y dispositivos tecnológicos que han reescrito las experiencias docentes desde lo sociocultural, disciplinar y pedagógico e incluso, familiar; la etnografía virtual registra las culturas y sus dinamismos desde dentro y fuera, es viable para relatar las nuevas prácticas docentes en la pureza de lo fenomenológico-interpretativo.
ConclusionesComo se ha revisado a lo largo de este texo, la etnografía llamada desde diferentes enfoques puede aportar su metodología y técnica al estudio de fenómenos sociales, culturales, educativos, comerciales suscitados en Internet, pero más aún, fuera de ese entorno virtual. No sólo bastará observar conductas en un foro, en una comunidad virtual, en un chat, sino que con otras técnicas como entrevistas semiestructurada, observación participante, entre otros se complementará la construcción del conocimiento.
Se ha expuesto cómo el método etnográfico, a raíz de la incorporación de estos nuevos medios, ha sido nombrado de diversas formas: etnografía virtual, etnografía digital, ciberantropología, etnografía mediada, netnografía, antropología de los medios, etnografía etnografía del ciberespacio, etnografía de/en/a través de Internet, pero lo que es un hecho, es que todas estas acepciones tienen un mismo objetivo: estudiar las relaciones sociales, cognitivas, afectivas que se dan en el ciberespacio y, sobre todo, cómo trascienden al campo educativo.
La investigación educativa ha demostrado cómo evolucionan las tecnologías dependiendo de los usos, las prácticas y las representaciones que de ellas hacen y tienen los sujetos. El uso y el desarrollo de una tecnología no quedan determinados por las características técnicas que las definen, sino por la forma en que las personas se apropian de ellas, individual y colectivamente. (González y Hernández, 2008)
En el ámbito educativo se ve un beneficio enorme; simplemente el hecho de poder observar conductas, relaciones sociales, apropiación diferenciada de las tecnologías de información y de comunicación desde el método etnográfico nos advierte resultados sobre cómo sucede ahora el proceso de enseñanza-aprendizaje desde lo fenomenológico e interpretativo. De allí que se considere a esta investigación en curso, como una oportunidad para contribuir a la comprensión de un fenómeno que ha impacto en el quehacer docente, en términos disciplinarios como profesionales; si bien estamos entrando al campo a través de la etnografía virtual, lo cierto es que es posible reconocer un cambio de paradigma en las prácticas pedagógicas de los docentes que aún no termina por consolidarse, pues sigue habiendo pendientes en el desarrollo de competencias y habilidades generadoras de una nueva práctica educativa mediada por las TIC, especialmente en la educación a distancia o virtual.
Hasta el momento, hemos encontrado −y cabe aclarar que aún no se termina el estudio−, que:a) Los docentes se han formado por iniciativa propia en el uso de las TIC;
b) Al mismo tiempo que reconocen que las TIC facilitan la prácticadocente; y
c) Saben que es necesario formarse en el uso de las TIC para apoyar su labor.
Igualmente, el uso de las TIC crea una nueva dinámica de trabajo docente, al extenderse la revisión de actividades en plataformas educativas en otros escenarios como el hogar.
Los profesores y coordinadores académicos han reconocido que no se puede ser experto en las TIC porque deben seguir aprendiendo; ubican al elemento comunicación como un factor clave para acompañar al alumno en la educación no presencial; y reconocen que las estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación son diferentes en educación no presencial al reducirse la presencia docente, pues ésta no dirige la dinámica, sino que el estudiante establece sus ritmos de aprendizaje y se apuesta al aprendizaje centrado en el alumno. Profesores y coordinadores coinciden, sin embargo, en que existe más relación con los estudiantes en escenarios a distancia que en la presencialidad: la relación es más estrecha e incluso la describen como “más genuina”.
Es un hecho que la jornada laboral se amplía cuando el docente se incorpora a programas educativos a distancia y virtuales, lo cual habilita su gestión del tiempo y otras habilidades para el acompañamiento. El uso de las TIC ha favorecido la formación docente, pero es evidente que su uso y apropiación es diferenciado, dependiendo de la formación disciplinar de cada docente, su iniciativa y la posibilidad de acceso que la misma institución educativa donde se inserta el docente, le ofrece. Aunque es importante considerar que el uso de las TIC no son exclusivas de una modalidad educativa.
Coincidimos, finalmente, en que el complejo marco de interacciones sujeto-entorno virtual requiere un profundo análisis, así como nuevas formas de entendimiento; que existen diferencias en las prácticas llevadas a cabo en los espacios presenciales tradicionales, que aportan mejoras en los procesos educativos, y éstas se desarrollan a través de los entornos virtuales donde la educación no se ve restringida ni en tiempo ni en espacio, gracias a la aplicación racional y estratégica de la tecnología electrónica (González y Hernández, 2008).