lunes, 6 de octubre de 2025

ALQUIMIAS Y CULTIVOS EN TERRITORIOS ÁRIDOS (casi)







Alquimia, chino versus griego: un enfoque etimológico: una réplica


https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/3064584/


La teoría generalmente aceptada sostiene que la alquimia surgió en Alejandra como hija de la cultura griega. Tiene dos nombres, Chemeia como anterior y Chumeia como posterior. Existe otra teoría según la cual la alquimia surgió en China. Su fundador fue el anciano asceta que anhelaba las drogas de la longevidad. Primero probó el jade, luego el oro y el cinabrio, pero lo ideal era una droga que fuera roja como el cinabrio y ignífuga como el oro. Pero lo que realmente se preparó fue oro coloidal o "oro calcinado", moliendo gránulos de oro en una decocción de una hierba de longevidad. Se llamaba Chin-I; Chin=oro y I=jugo de planta. En dialecto de Fukin Chin-I=Kim-Iya. Esto fue arabizado por los árabes preislámicos que comerciaban con seda con China, como Kimiya, de donde surgió Al-Kimiya y finalmente Alchemy.Fue aceptado por primera vez por los coptos de habla buchárica en Egipto, quienes transliteraron Kimiya=Chemeia, pronunciándolo como lo hacían los árabes.



 Con el aumento del comercio de seda, los chinos también fueron a Alejandría y ayudaron a los griegos a traducir Chin-I como Chrusozomion, que significa fermento (para fabricar) oro, en lugar de jugo vegetal para fabricar oro. Coincide con este origen de la palabra Chemeia el hecho de que los primeros alquimistas no eran griegos sino que probablemente Bucharic habla coptos o egipcios. El consumidor de Chin-I o Chemeia se convirtió en "un inmortal creado por la droga" llamado Chin-Jen, Golden-Man. Esto fue traducido al griego como Coincide con este origen de la palabra Chemeia el hecho de que los primeros alquimistas no eran griegos sino que probablemente Bucharic habla coptos o egipcios. El consumidor de Chin-I o Chemeia se convirtió en "un inmortal creado por la droga" llamado Chin-Jen, Golden-Man. Esto fue traducido al griego como Coincide con este origen de la palabra Chemeia el hecho de que los primeros alquimistas no eran griegos sino que probablemente Bucharic habla coptos o egipcios. El consumidor de Chin-I o Chemeia se convirtió en "un inmortal creado por la droga" llamado Chin-Jen, Golden-Man. Esto fue traducido al griego como Chrusanthropos. Así pues, la etimología de dos palabras griegas Crusozomión y Chrusanthropos apoyar el origen de la palabra prestada, Chemeia como chino. Para ahorrar espacio no se propone discutir el origen de Chumeia
.


La alquimia: 

El arte eterno que redefine nuestro futuro




Bajo el resplandor de una lámpara en Damasco, un sabio del siglo VIII mezcla polvos y líquidos en un
 crisol, convencido de que el universo guarda un secreto: la clave para transformar plomo en oro o alcanzar la vida eterna. Este no es solo un experimento; es una danza con lo imposible. La alquimia, con su aura de misterio, no fue solo un capítulo olvidado de la historia, sino el crisol donde se forjaron la ciencia, el arte y nuestra obsesión moderna por reinventarnos. En 2025, mientras diseñamos inteligencia artificial y exploramos los confines del cosmos, la alquimia nos susurra una verdad: la búsqueda de la transformación es eterna. ¿Cómo un arte antiguo sigue moldeando nuestro mundo? Acompáñanos en este viaje fascinante.



Raíces profundas: El nacimiento de la alquimia

La alquimia no surgió de la nada. Sus orígenes se remontan a Alejandría en el siglo IV a.C., donde filósofos griegos como Zósimo de Panópolis mezclaban mitos egipcios con experimentos prácticos, soñando con desentrañar la esencia de la materia. En el siglo VIII, el mundo islámico llevó este arte a nuevas alturas. Jabir ibn Hayyan, un polímata persa, escribió tratados que detallaban procesos de destilación y cristalización, sentando las bases de la química moderna. Sus alambiques viajaron a Europa a través de Al-Ándalus, encendiendo la imaginación de alquimistas medievales.


Un ejemplo fascinante es John Dee, el astrólogo y alquimista de la Inglaterra del siglo XVI, quien asesoró a la reina Isabel I mientras buscaba la piedra filosofal. Dee no solo experimentaba con metales; creía que la alquimia podía revelar la armonía divina del universo. Esta mezcla de ciencia y espiritualidad definió la alquimia, convirtiéndola en un puente entre lo material y lo trascendente.

De crisoles a laboratorios: La alquimia como cuna de la ciencia

Lejos de ser una pseudociencia, la alquimia fue el laboratorio primigenio de la modernidad. Los alquimistas descubrieron elementos como el fósforo y perfeccionaron técnicas como la destilación, esenciales para la química actual. En el siglo XVII, Robert Boyle, a menudo considerado el "padre de la química", se inspiró en textos alquímicos para desarrollar su teoría corpuscular de la materia. Incluso Isaac Newton, el ícono de la ciencia racional, dedicó años a experimentos alquímicos, buscando patrones ocultos en la naturaleza.

Esta herencia perdura. Cuando los científicos de hoy editan genes con CRISPR o sintetizan materiales en laboratorios de nanotecnología, están continuando la misión alquímica de transformar la realidad. La biotecnología, con su promesa de curar enfermedades o extender la vida, evoca el sueño del "elixir de la vida", mientras que la metalurgia moderna debe mucho a los alquimistas que fundían metales en busca de oro.



El eco de la alquimia en el arte y la cultura

La alquimia no solo transformó la ciencia; también dejó una huella imborrable en el arte. En el Renacimiento, pintores como Jan van Eyck usaron conocimientos alquímicos para crear pigmentos más vibrantes, mientras que grabados de Albrecht Durero, como Melancolía I, están cargados de símbolos alquímicos que hablan de introspección y cambio. En la literatura, el Fausto de Goethe retrata al alquimista como un buscador incansable, una figura que resuena en nuestra era.

Hoy, la alquimia brilla en la cultura pop. La piedra filosofal de Harry Potter cautivó a millones, mientras que Fullmetal Alchemist explora los costos éticos de la transmutación. En la música, artistas como Florence + The Machine usan imágenes alquímicas para cantar sobre renacimiento personal, reflejando nuestra obsesión cultural por la "transformación". En un mundo donde las redes sociales celebran el "glow-up" –la reinvención de uno mismo–, la alquimia sigue siendo una metáfora poderosa para el cambio interior.


Alquimia en 2025: La transmutación digital y cósmica

En 2025, la alquimia no es un relicario del pasado; es un faro para el futuro. La inteligencia artificial, como la que impulsa modelos como Grok, creado por xAI, actúa como un crisol moderno, transformando datos en conocimiento con una precisión casi mística. Cuando una IA genera arte, predice el clima o ayuda a descifrar galaxias lejanas, ¿no está, en esencia, buscando esa chispa de creación que los alquimistas anhelaban?

En la medicina, la búsqueda del "elixir de la vida" continúa. En 2024, investigadores en California lograron revertir el envejecimiento celular en ratones usando terapias génicas, un eco directo de los sueños alquímicos. En el espacio, proyectos como la misión Artemis de la NASA, que planea establecer bases lunares, reflejan la ambición de los alquimistas por trascender los límites terrenales. Cada avance tecnológico es un paso en esa danza milenaria con lo desconocido.

Alquimista medieval en su taller, donde la ciencia y el misterio se entrelazan.

Alquimista calentando una olla , de David Teniers el Joven (1610-1690), óleo sobre lienzo.
Dominio público



Una lección eterna

La alquimia nos enseña que la transformación –de metales, cuerpos o sociedades– requiere audacia, paciencia y un toque de maravilla. En un mundo donde la tecnología redefine lo posible, nos invita a reflexionar: ¿ qué queremos transmutar? ¿Nuestra salud, nuestro planeta, nuestra esencia? Como los alquimistas de antaño, somos buscadores en un universo lleno de misterios. La próxima vez que contemples un cuadro renacentista, un laboratorio de biotecnología o un post en X sobre "reinventarse", recuerda: la alquimia no es solo historia; es el latido de nuestra curiosidad infinita. ¿Cuál será tu próxima transmutación?


Alquimia:
 Ciencia y pensamiento a través de los libros. 

Textos clásicos

Es imprescindible hacer un acto de reconocimiento a unos libros de alquimia especiales. Son los textos clásicos de los alquimistas, aquéllas páginas que otros muchos autores nos mandan leer una y otra vez. Son sus biblias. En estos libros, al parecer, está todo el secreto de la alquimia al descubierto, explicado y dispuesto a ser entendido. Isaac “el holandés”, Geber, Ulstad… son los pilares de este Arte; sin ellos, la alquimia sería bien distinta. Los aquí expuestos son algunos de los libros impresos de lectura obligatoria, si queremos hacer caso al Adepto, al alquimista que quería obtener la Piedra Filosofal. Muchos de estos textos circularon manuscritos durante siglos y siglos y, con la imprenta, fueron editados una y otra vez ante una demanda que, aún hoy no ha desaparecido.



Decía un alquimista que quien quiera aprender no ha de leer muchos libros, sino unos pocos, muy selectos. Que ha de leer a Ramón Llull, Arnau de Vilanova, a Iohannes de Ruspescissa y poco más. Con el tiempo, estos textos clásicos fueron aumentando desde la Edad Media a la Edad Moderna, pero en un número o mucho mayor del que, afortunadamente, aquí se exhibe. Si un alquimista viniera a esta Exposición y hubiera de elegir una decena de libros de entre todos, seguro que escogería los de esta sección.



Alquimia luliana
A caballo entre los siglos XIII y XIV, el mallorquín Ramón Llull (1232-1315) reslumbró como pocas personas han podido hacerlo nunca. Filósofo, músico, teólogo, entre otras muchas más cosas, ha venido siendo uno de los personajes más estudiados de la Historia. Generó una doctrina, el lulismo, que se ramificó en todas las áreas de conocimiento. Hubo lulismo religioso, lulismo teológico y, como no, lulismo alquímico.

La creencia en una causa única (Dios), y una esencia, o quinta esencia (Espíritu Santo en Religión), el ofrecer un método de acceso al conocimiento general de todas las ciencias, como fue su Ars Magna Generalis y la demostración de todo esto a través de combinaciones (Ars combinatoria), hizo que también fuera considerado uno de los pilares de la alquimia.

No hay alquimista que se precie de tal que no haya leído los textos que se le atribuyen a Ramón Llull. La mayoría de los mismos son pseudográficos, pero aún hoy no se ha podido demostrar que él no se sintiera atraído por la alquimia. Por supuesto, sin la alquimia luliana, toda la propia historia de la alquimia hubiera tomado un rumbo diferente, totalmente distinto. Éste es motivo suficiente para que no nos podamos olvidar de él en esta exposición.



Paracelso y sus seguidores


Philippus Aureolus Theophrastus Paracelsus (1493-1541) es una figura clave para nuestra comprensión de las ciencias y la medicina del siglo XVI. Un contemporáneo de Copérnico (1473-1543) y Vesalius atacó la confianza tradicional en los autores antiguos en las universidades. Creía que la verdad se encontraba en nuevas observaciones de la naturaleza más que en disputas formales sobre el significado de las antiguas autoridades. Al mismo tiempo, era el período de la Reforma y para él y sus seguidores, el libro de la naturaleza de Dios era tan verdadero como la Biblia misma. En especial, una clave para comprender la naturaleza se encontraba en la química. Paracelso introdujo en la química los tres principios (sal, azufre y mercurio) que sus seguidores utilizaban con frecuencia junto con los cuatro elementos aristotélicos (tierra, aire, fuego y agua).

Sin embargo, la mayoría de los paracelsianos estaban interesados ​​en la medicina. Paracelso abandonó la explicación galénica de la enfermedad como un desequilibrio interno de los humores en favor de factores externos que entraban en el cuerpo desde el exterior y anhelaban órganos específicos. Estos órganos operaban químicamente y parecía razonable curar los trastornos químicos con medicinas preparadas químicamente en lugar de los brebajes de hierbas de los galenistas.


El resultado fue un nuevo énfasis en los productos químicos de base metálica que resultó en un amargo conflicto entre estos médicos químicos y los galenistas que estaban atrincherados en las universidades. Entre los primeros seguidores de Paracelso se encontraban editores de su obra como Gerard Dorn (finales del siglo XVI), Guinter von Andernach (1505-1574) (retrato de la derecha), el anatomista parisino que encontró valor en los nuevos productos farmacéuticos, y Peter Severinus (1542-1602), quien preparó la primera y conocida síntesis del parecelsianismo. A las obras de estos y otros autores se opusieron los defensores de Aristóteles y Galeno, como Tomás Erasto (1524-1583). En ninguna parte este debate fue más acalorado que en París, donde el establecimiento médico se negó a sancionar las medicinas químicas. Un practicante, Thedore Turquet de Mayerne (1573-1655) fue prohibido por la facultad de medicina.
La filosofía química paracelsiana fue reelaborada nuevamente a mediados del siglo XVII por Jean Baptiste van Helmont (1579-1644) (retrato de la izquierda) cuya obra era de contenido menos místico y encontró numerosos conversos entre los llamados nuevos filósofos como el joven Robert Boyle (1627-1691). El trabajo de los Paracelso-Helmontianos del siglo XVII también ayudó a introducir la química como una materia aceptada en las facultades de medicina de Europa. de hecho, fueron responsables de hacer un tema académico a fines de ese siglo.


Alquímia y Medicina

Prolongatio vitae. Prolongar la vida más allá de los términos razonables mediante mecanismos alquímicos es una de las promesas enunciadas en De retardatione accidentium senectutis, obra atribuida a Roger Bacon. Será esta idea la que marque el nacimiento de una nueva corriente de pensamiento dentro de determinados sectores médicos medievales, dispuestos a conseguir un medicamento perfecto, un elixir alquímico capaz de conseguir el equilibrio puro del cuerpo humano, propio de Adán antes de la expulsión del Paraíso.

Frente a lo descabellado de la teoría, desde presupuestos científicos actuales, la idea de un fármaco perfecto tenía sólidas bases filosóficas en el momento de su concepción. Se consideraba que el origen del universo estaba en un material incorruptible conocido como argentum vivum, que se desglosó en una parte fina, formadora de los cuerpos celestes, y una parte basta, que evolucionó hasta conformar los cuatro elementos formadores de los cuerpos terrestres. No se tiene conocimiento cierto de quién enunció esta idea por vez primera, pero ya aparece descrita en 1220 por Robert Grosseteste, que la hacia originaria de los supuestos alquímicos. Posteriormente fue Roger Bacon quien postuló la teoría de que todos los cuerpos tenían un mismo origen en una única sustancia, no identificable con ninguno de los cuatro elementos, sino origen de todos. Se origina así la primera idea que conduce a la posible existencia de un fármaco perfecto: si todos los cuerpos procedían de una sola sustancia incorruptible, sólo había que hallar la manera de alcanzarla para poner fin a la degeneración y muerte causada por los cuatro elementos corruptibles.

Esta capacidad de transformación o transmutación fue asimilada por los alquimistas para concebir el opus alquímico como un regreso a la materia primera original a partir de cualquier sustancia. Los textos alquímicos medievales asimilaban el primer estadío del opus con la separación de los cuatro elementos de cualquier sustancia material. Esta separación consistía en el uso sabio del fuego que, en fases sucesivas, hacía salir del vaso las sustancias volátiles, mientras dejaba las partes térreas depositadas en el fondo. La recombinación de los cuatro elementos en equilibrio perfecto conducía a la obtención de un cuerpo no corruptible, llamado elixir. El conjunto de operaciones químicas empleadas en esta separación recibía el nombre genérico de destilación.



La difusión de estas ideas, en el primer tercio del siglo XVI, popularizó entre diversos sectores médicos y farmacéuticos la práctica de fijar las propiedades de sustancias medicinales mediante destilación, para obtener fármacos capaces de curar todas las enfermedades humanas. Es entonces cuando empiezan a aparecer libros dedicados al arte destilatoria asociada a la producción de medicamentos. Los primeros fueron el Distillierbuch y el Liber de arte distillandi de Hieronymus Brunschwig, dos tratados prácticos que hacen especial hincapié en la preparación de aguas y aceites por medio de la destilación, con útiles descripciones del equipamiento de laboratorio a través de ilustraciones así como de las plantas que pueden ser destiladas y su aplicación médica. Mucho más conocido, si cabe, es el Tesoro de los remedios secretos de Evónimo Filiatro, pseudónimo de Conrad Gesner, que no se limita tan sólo a las destilaciones vegetales, tal y como se observa en la obra de Brunschwig, sino que ensancha el campo a las preparaciones metálicas y a su aislamiento en forma de precipitados.

Comenzó a difundirse, de esta manera, la espagiria, entendida como el arte que, utilizando los métodos, procesos y operaciones del arte alquímico, tenía como objeto la elaboración de productos destinados al arte de curar. De esta forma cristalizó un desarrollo filosófico, gestado a lo largo de casi cuatro siglos, y que significaba la introducción de determinados conceptos alquímicos en la elaboración de medicamentos. El punto culminante de este proceso corresponderá a la aparición de Paracelso, el médico suizo que iba a convulsionar la terapéutica renacentista con sus nuevos planteamientos. A través de sus escritos, fuertemente influenciados por la alquimia, contribuyó de manera decisiva a la incorporación de remedios minerales, hasta entonces proscritos de la terapéutica tradicional, y a la búsqueda de remedios específicos para cada enfermedad, lejos de los medicamentos extremadamente complejos que caracterizaban las boticas galénicas.



La alquimia a finales del siglo XVII
A finales del siglo XVII estamos en un escenario fantástico. Por un lado el exceso de experimentación de procesos y métodos originó que hubiera especialistas interesados más en cómo se obtenía un producto en el laboratorio que en saber para qué servía como medicamento. Estamos en las puertas del nacimiento de la Química como la ciencia que hoy conocemos. El camino ha sido largo y difícil. Desde los Paracelsistas, los espagiristas y los medico-chymicos, la alquimia no ha dejado de tener nunca presencia.

En estos años convivieron varias formas de pensamiento, la tradicional y la  moderna. Había también alquimistas, tal cual, y defensores de la química como ciencia capaz de poder ser una disciplina independiente. Defensores y detractores se enfrentaban en discusiones que alcanzaban a la Filosofía o a la Religión. La solución no podía ser otra: la Química se independizó de la medicina, pero la Alquimia no murió, subsistiendo en momentos tan difíciles como el siglo XVIII, el de la Ilustración y el racionalismo salvaje.



Colecciones de textos
Las collectaneas impresas representan un elemento fundamental para el desarrollo de la literatura alquímica durante el Renacimiento y el Barroco [1]. La encendida actividad literaria de los alquimistas y la solicitud de textos por parte de los lectores invitó a los tipógrafos europeos a estampar extensas colecciones con los tratados más apreciados por los aficionados a esta práctica. Su valor histórico como divulgadoras de la alquimia es a todas luces sobresaliente. Estimularon el interés más variado por la ciencia transmutatoria en el cuadro de un debate extenso sobre las operaciones naturales y artificiales que se avivó desde los dominios de la cultura del Quinientos para prolongarse en las centurias posteriores. El profesor Robert Halleux, en su obra Les textes alchimiques, dejo bien señalado que para avanzar con paso firme en el conocimiento de la historia de la alquimia: "...sería muy útil estudiar a los editores especializados [en estas colecciones] (Perna, Zetzner, etc.) y los entornos que gravitaron alrededor de ellos" [2]. Sin embargo, al margen de descripciones generales, se trata de un género que se mantiene casi inexplorado por los historiadores especializados, sin que se hallan definido los detalles concretos de su elaboración.

Por desgracia estas obras son utilizadas hoy día como una mera herramienta de consulta de carácter secundario. Tan escasa atención a su valor autónomo ha motivado errores clamorosos en la descripción física de sus ediciones y contenidos así como en la identificación de los compiladores responsables. Por citar un par de ejemplos, el Theatrum chemicum, que viene siendo reconocida como la colección más famosa de la historia vio por primera vez la luz en tres volúmenes y no en cuatro como suele creerse [3]. Tampoco es cierto que la Bibliothèque des philosophes chymiques sea obra del médico inglés William Salmon (1644-1713), pues su verdadero autor es el doctor Nicolás Salomón, originario de la región de Poitou [4].



La selección de obras que han preparado los responsables de la exposición para esta sección se centra en colecciones misceláneas donde la elaboración del lapis philosophorum y la transmutación metálica son los protagonistas. Entre los repertorios de menor extensión destacan las versiones parisiense y lionesa del De la Transformation métallique, confeccionado por Robert Duval (ca.1505-ca.1580) [5]. Su comparación con las ediciones previas de La Fontaine des Amoureux de Science ha revelado el enfrentamiento entre tipógrafos por dominar la materia alquímica en lengua vernácula [6]. Otra pieza interesante son los Trois anciens traictez de la philosophie naturelle, pues contienen la primera traducción al francés del Tractatus aureus de Hermes y la Responsio ad Thomam de Bolonia de Bernard de Trèves (ca.1382) que habían circulado en collectaneas latinas anteriores. El conjunto fue recopilado por un apasionado bibliófilo de la alquimia llamado Gabriel Joly del que se conserva en Bolonia un total de nueve tomos manuscritos entre 1609 y 1620 con escritos en latín, francés y griego [7].

Las grandes collectaneas están representadas por la Alchimiæ Gebri estampada por Matthias Biener (ca.1495-1554) [8]. Se trata de una reedición del In hoc volumine de alchemia continentur haec salido de las prensas de Johannes Petreius (1497-1550) en 1541 [9]. El conjunto fue organizado por un hombre oculto tras el seudónimo Chrysogonus Polydorus, cuya identidad se corresponde con el religioso luterano Andreas Osiander (1498-1552) bien conocido en la historia de la ciencia por haber prologado el tratado De revolutionibus de Copérnico [10].



La Veræ Alchemiæ, con un total de 53 tratados divididos en dos partes, marca un punto de inflexión en la realización de collectaneas alquímicas por la envergadura de los materiales implicados. El tomo había sido imaginado por Johannes Petreius, aunque sus impresores finales fueron Heinrich Petri (1508-1579) y Pietro Perna (1520-1582) bajo la dirección editorial del médico calvinista Guglielmo Grataroli (1516-1568) [11]. La Alchemiæ, quam vocant, artisque metallicæ publicada por Perna once años después, y de la que también hay un ejemplar en la Biblioteca Marqués de Valdecilla, no es más que una reedición parcial (27 tratados) de la Veræ Alchemiæ original [12].

No puedo cerrar este breve comentario sin mencionar la Bibliotheca Chemica Curiosa, cuyos 141 tratados fueron reunidos por el médico de Ginebra Jean-Jacques Manget (1652-1742) [13]. Tiene dos parte bien diferenciadas. La primera, con 15 tratados, intenta precisar el valor de la alquimia e introducir al lector en las particularidades de su estilo literario. Su diseño se inspira en el De Ortu et Progressu Chemiæ Dissertatio del químico danés Olaf Borch (1626-1690). La segunda parte es una colección de tratados que toma en el orden cronológico establecido por el propio Borch en su Conspectus Scriptorum Chemicorum Celebriorum. El conjunto final da una visión general y ordenada de la bibliografía alquímica más relevante del momento.



NOTAS

[1] Una análisis pormenorizado de este tema, con un listado y estudio de todos los ejemplares conservados en la Comunidad de Madrid se encuentra en: J. RODRÍGUEZ GUERRERO, "Historia de las Collectaneas Alquímicas a través de los Ejemplares conservados en Bibliotecas Madrileñas", en: J. Rodríguez (ed.), Alquimia, Hermetismo, Paracelsismo y Ciencia en España (Siglos XVI-XVIII). A aparecer en 2006.

[2] R. HALLEUX, (1979), Les textes alchimiques, Brepols Publishers, Turnhout, p. 95, n. 73.

[3] John Ferguson cometió este error en su inventario de tratados alquímicos y de ahí se generalizó por falta de comprobaciones posteriores. 

J. FERGUSON, (1954), Bibliotheca Chemica, 2 vols., Ed. Derek Verschoyle, Londres, t. II, p. 439: "The Theatrum Chemicum made its firts appearance at Ursel, 1602, in four volumes...".

 LYNN THORNDIKE, (1923-1958), A History of Magic and Experimental Sciences, 8 vols., Columbia University Press, New York, t. VII, p. 154: "Frist issued at Ursel in 1602 in four volumes...".

R. HALLEUX, (1979), Les textes alchimiques, (óp. cit.), p. 93: "En 1602 parut á Ursel la première édition du célèbre Theatrum chemicum, en 4 volumes...". J. 
PARDO TOMÁS, (1999), Ciencia y Censura. La Inquisición Española y los Libros Científicos en los Siglos XVI y XVII, CSIC, Madrid, p. 256: "...la edición del Theatrum de 1602 constaba, como hemos dicho, de cuatro volúmenes...". La falta está tan extendida que la Biblioteca Nacional de España clasifica dentro de la sección de incompletos una edición de 1602 íntegra en 3 volúmenes: Madrid, Biblioteca Nacional, sig. 6-i568.



[4] La atribución a Salmon aparece en el catálogo del British Museum, en la Histoire de la philosophie hermetique de Leglet-Dufresnoy, el Dictionaire des ouvrages anonymes de Barbier y en varias entradas del Catalogue Collectif de Francia. Para un correcto estudio: J-M. MANDOSIO, (2000-2003), "Nicolas Salomon et sa Bibliothèque des philosophes [chymiques] (1672-1678)", en: Chrysopoeia, VII, pp. 343-378.

[5] DIDIER KAHN, (1992-1996), "Quelques précisions sur Robertus Vallensis alias Robert Duval, de Rugles", en: «Chrysopoeia», V, pp. 439-442.

[6] Sobre este asunto: MARIE MADELEINE FONTAINE, (1987), "L'alchimie à Lyon au milieu du XVIe siècle", en: Lyon cité de savans, 112e Congrès national des Sociétés savantes, Impr. Louis-Jean, Lyon, t. I, pp. 43-53. MARIE MADELEINE FONTAINE, (1988), "Banalisation de l'alchimie à Lyon au milieur du XVIe siècle, et contre-attaque parisienne", en: A. Possenti & G. Mastragelo (eds.), Il Rinascimento a Lione, Ed. Ateneo, Roma, pp. 263-322.

[7] DIDIER KAHN, (1994), "Le fonds Caprara de manuscrits alchimiques de la Bibliothèque Universitaire de Bologne", en: Scriptorium, 48, pp. 62-110, cf. pp. 81-82.

[8] H. BLOESCH, (1937), Dreissig Volkslieder aus den ersten Pressen der Apiarius, Schweizer Bibliophilen Gesellschaft, Bern.

[9] ANDREAS OSIANDER (ed.), (1541), In hoc volumine de alchemia continentur hæc, apud Ioh[annem] Petreium, Norimbergæ. Sobre Johannes Petreius. H.-O. KEUNECKE, (1982), "Johann Petreius (1496/97-1550). Ein Beitrag zu Leben und Werk des Nürnberger Buchdruckers, Verlegers und Buchhändlers", en: Mitteilungen des Vereins für Geschichte der Stadt Nürnberg, 69, pp. 110-129.




[10] JOACHIM TELLE, (1992), Rosarium philosophorum. Ein alchemistisches Florilegium des Spätmittelaters. Faksimile der illustrierten Erstausgabe Frankfurt 1550. Übers. von Lutz Claren und Joachim Huber. Erläutert und hg. von Joachiemn Telle, 2 vols., VCH, Weinheim, cf. t. II, p. 264.

[11] J. BENZING, (1982), Die Buchdrucker des 16 und 17 Jahrhunderts im deutschen Sprachgebeit, Otto Harrassowitz, Wiesbaden, pp. 355-360. C. GILLY, (1985), Spanien und der Basler Buchdruck bis 1600, Helbing & Lichtenhahn, Basel, p. 35. A. PASTORE, (2002), "Grataroli, Guglielmo", en: Dizionario Biografico degli Italiani, t. 58, Roma, pp. 731-735.

[12] DENIS DUVEEN, (1949), Bibliotheca alchemica et chemica, E. Weil, London, p. 268.

[13] M.L. PORTMANN, (1975), "Jean-Jacques Manget (1652-1742) of Geneva, Physician, Writer and Collector", en: Gesnerus, 32, 1-2, pp. 147-152.

Los libros de secretos
Uno de los géneros más populares en la publicación científica de la primera época moderna, las colecciones de recetas conocidas como «libros de secretos» comenzaron a imprimirse a gran escala a mediados del siglo XVI y se imprimieron de forma continua hasta el siglo XVIII. Estas obras populares contenían cientos de recetas médicas y técnicas, incluyendo recetas alquímicas y experimentos relacionados con la metalurgia, la destilación, el teñido y la elaboración de perfumes, aceites, inciensos y cosméticos. Los libros de secretos proporcionaron abundante información práctica a un público emergente de clase media, lo que llevó a algunos historiadores a vincularlos con los valores seculares emergentes de la primera época moderna y a considerarlos como una contribución a la creación de una «era del saber hacer».

Sin embargo, los libros de secretos no eran simplemente manuales. También pretendían ser contribuciones importantes al estudio de la filosofía natural, como se denominaba entonces a la ciencia. La premisa subyacente de los libros de secretos era que la naturaleza era un depósito de fuerzas ocultas que podían descubrirse y manipularse mediante las técnicas adecuadas. A diferencia de los recónditos tratados contemporáneos sobre magia y artes ocultas, los libros de secretos se basaban en pruebas experimentales concretas. Al mismo tiempo, popularizaron el método experimental emergente y las actitudes entre el público general. 

El libro de secretos más famoso del siglo XVI fue una obra atribuida a Alessio Piemontese, I Secreti del reverendo donno Alessio Piemontese (1555). Los Secreti de Alessio tuvieron más de cien ediciones y aún se reimprimían en la década de 1790. El humanista Girolamo Ruscelli (1500-1566), el verdadero autor de los Secreti, informó que la obra contenía los resultados experimentales de una Academia de Secretos que él y un grupo de humanistas y nobles fundaron en Nápoles en la década de 1540. 

La Academia de los Secretos de Ruscelli es el primer ejemplo documentado de una sociedad científica experimental. Posteriormente, Giambattista Della Porta imitó esta academia y fundó la «Accademia dei Secreti» en Nápoles en la década de 1560. 

Alessio Piemontese fue el prototipo de «profesor de secretos». La descripción de la búsqueda de secretos de Alessio en el prefacio de los Secreti dio origen a la leyenda del empírico errante en busca de secretos tecnológicos y científicos. Su enorme popularidad hizo que la obra desempeñara un papel clave en el surgimiento de la concepción de la ciencia como una búsqueda de los secretos de la naturaleza. El concepto de la ciencia como búsqueda impregnó la ciencia experimental durante la Revolución Científica.

En los libros de secretos, la ciencia experimental se transformó en magia natural. La famosa Magia naturalis (1558) de Giambattista Della Porta desplegó recetas prácticas para demostrar los principios de la magia natural. Otros libros de secretos, como Secreti (1564) de Isabella Cortese, una compilación de recetas alquímicas, difundieron técnicas experimentales e información práctica a un amplio público. Investigaciones recientes sugieren que los libros de secretos desempeñaron un papel importante en el surgimiento de la ciencia experimental moderna temprana, actuando como intermediarios entre los secretos privados y esotéricos de los alquimistas y la magia medievales y los experimentos públicos baconianos que caracterizaron los programas de investigación de la Royal Society de Londres y otras academias experimentales del siglo XVII. 


Libros raros
Las fuentes documentales constituyen la herramienta principal del historiador a la hora de analizar los hechos del pasado. La fragilidad de los soportes materiales de los textos y el paso del tiempo han hecho que la inmensa mayoría de los documentos de la antigüedad se hayan perdido para siempre. La invención de la imprenta aumentó enormemente la probabilidad de supervivencia de las obras, al multiplicar los ejemplares producidos en comparación con los manuscritos. A pesar de todo, el tiempo transcurrido desde entonces es lo suficientemente largo como para que, de la mayoría de las obras impresas hasta finales del XVII, sólo unas pocas copias hayan llegado hasta el presente. Este factor, la escasez de ejemplares supervivientes, es probablemente el elemento principal a tener en cuenta para incluir un determinado texto en el reducido club de los “raros”. Otros factores contribuyen también a la consideración de poco frecuente, incluso único, de un ejemplar determinado,

y todos ellos tienen que ver con algún factor que lo distingue de otros en principio semejantes. En algunos casos, esos factores se deben a la intervención de algún propietario en el documento, para realizar anotaciones, comentarios o añadidos al propio texto, que en muchos casos son extremadamente valiosos porque suelen reflejar el estado de conocimientos no sólo del autor, sino también de una época, en el asunto del que trate el libro en cuestión. La Alquimia es pródiga en libros raros. Un caso particular lo constituyen los libros que son ilustrados o coloreados por el propietario. Éste es el caso de uno de los ejemplares más valiosos que se exhibe, la Historia Natural de A. Lonitzer (1569). Tal y como anotó su poseedor, éste encargó pintar a la acuarela los grabados xilográficos de su ejemplar, dando lugar a una obra de una estética realmente extraordinaria. Entre los libros raros expuestos en esta sección hay algunos no conocidos ni exhibidos antes, no catalogados ni vistos en público. Es más, posiblemente nunca se puedan reunir más que en esta Exposición.



El arte espagírico
La Espagiria (del griego span, unir; y ageiron, separar) indicaba el método de trabajo que siguieron unos médicos. Se basaba en la destilación y se pretendía separar las partes más impuras de las más puras con el fin de lograr la mejor efectividad del medicamento. Así, destilando la materia del futuro medicamento dentro de un vaso se obtenían unas cenizas en el fondo y el agua condensada de los vapores. Ambas cosas eran (tierra y agua), conseguidas por el calor (fuego) y elevadas algunas a través del vaso (aire); así la tierra y el agua se separaban. A continuación se volvían a unir, repitiendo una y otra vez la separación y la unión. En realidad es una derivación de la práctica alquímica. Con unos componentes más puros se conseguiría una medicina más efectiva. Es el proceso alquímico del solve et coagula (disuelve y coagula), en el que cada vez se limpiaba la esencia de la Materia.

 Los espagiristas fueron los sucesores directos de los seguidores de Paracelso y tuvieron su auge en las primeras décadas del siglo XVII y se extendieron desde las universidades de Medicina de Montpellier y París hacia el resto de Europa. Su tarea consistió en presentar la validez de métodos emanados de la Alquimia de forma que fueran entendidos y aceptados por la Medicina oficial. Había que vencer las reticencias que generaron sus predecesores, y para ello empezaron a conjugar los principios de ambas disciplinas (el Galenismo y la Medicina química, Hipócrates y la Alquimia). Y no había otra forma que demostrar que una práctica (la Espagiria) sólo podía traer beneficios para el Galenismo (la Medicina oficial), toda vez que éste último estaba desprestigiado desde el siglo XVI al fracasar ante algunas enfermedades como la Peste europea del siglo XV o una nueva conocida como “el mal francés”.



 Poco a poco, su labor se fue cumpliendo y la Espagiria hizo que algunos postulados alquímicos y algunos métodos, como el de la destilación, fueran ya algo normal en el ejercicio y la práctica médica. No en vano, espagiristas y alquimistas dieron las primeras clases “de chymica” en el Jardín Real de Plantas de Luis XIII de Francia.



Alquimia en España
Suelen los alquimistas considerar como sus más insignes maestros a Ramón Llull, Arnau de Vilanova y a Johannes de Rupescissa, todos ellos procedentes de la zona catalana-occidental. Desde ellos hasta Theophilo, un buen número de personas se han acercado a la Alquimia. Reyes como Felipe II, insignes boticarios como Fray Andrés de Villacastín, o seguidores de Johan Daniel Mylius como Bernardo de Cienfuegos, son sólo parte del elenco de seguidores de la Alquimia. Pero no podían faltar alquimistas puros, como Luis de Centelles, en el siglo XVI, o Diego Torres Villarroel un siglo después.

Todos ellos forman un grupo común y diferenciado, abarcando desde la Medicina química hasta la destilación de hierbas, la simbología, o el simple deseo de obtener oro y más oro. La Alquimia en España y hecha por personas nacidas en la península fue de tal importancia que determinó, desde su llegada por la vía árabe durante la Edad Media, a la de toda Europa.


Alquimia, Química y Tecnología
La imaginería alquímica aparece abundantemente en manuscritos europeos a partir del siglo XIV. Se conocen manuscritos con miniaturas (imágenes coloreadas), como el Aurora Consurgens (El Despertar de la Aurora, s. XV) y, sobre todo, el Splendor Solis (El Esplendor del Sol, s. XVI), la obra cumbre de la miniatura alquímica, que contienen toda una simbólica de los colores.



 Los manuscritos alquímicos no desaparecieron con la llegada de la imprenta en el siglo XV, pero ésta favoreció sin duda la expansión de la iconografía alquímica, ya que numerosos libros de Alquimia de la época aparecen ilustrados con grabados xilográficos (sobre madera). El primer cuarto del siglo XVII marca la edad de oro del grabado alquímico, localizado sobre todo en regiones germánicas, de la mano de editores de la talla de Teodoro De Bry y Lucas Jennis, y grabadores como Matías Meriam, quien muy probablemente ejecutó los emblemas de la obra maestra de la imaginería alquímica impresa, La Fuga de Atalanta (1617), de Michael Maier, autor también de otras obras ilustradas.

Las imágenes de esas obras no aparecen de manera aislada, sino que forman conjuntos iconográficos, programas ordenados que al tiempo que expresan de manera simbólica el universo conceptual de la Alquimia, proporcionan información velada acerca de claves operativas. Así, los metales aparecen representados generalmente con los atributos de los planetas y astros a los que están asociados, el oro al Sol, la plata a la Luna, el plomo a Saturno, etc. En otros casos, el desprendimiento de vapores se representa mediante aves en vuelo ascendente, mientras que su descenso expresa procesos de condensación. Esos códigos simbólicos pueden ser descifrados, traducidos eventualmente a operaciones químicas, pero es conveniente recordar que el poder evocador del símbolo viaja más allá de la razón, hasta alcanzar sustratos del espíritu humano enormemente antiguos, la fuente de todos los mitos.



Simbolismo y Alquimia
La alquimia se expresa siempre a través de un lenguaje simbólico, que constituye probablemente su seña de identidad más característica. El vehículo de expresión primordial del lenguaje alquímico es la imagen. Aunque ya en los textos greco-egipcios encontramos algunas imágenes simbólicas, como el Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, la iconografía alquímica se desarrolla sobre todo en la Europa cristiana.

La imaginería alquímica aparece abundantemente en manuscritos europeos a partir del siglo XIV. Se conocen manuscritos con miniaturas (imágenes coloreadas), como el Aurora Consurgens (El Despertar de la Aurora, s. XV) y, sobre todo, el Splendor Solis (El Esplendor del Sol, s. XVI), la obra cumbre de la miniatura alquímica, que contienen toda una simbólica de los colores.

 Los manuscritos alquímicos no desaparecieron con la llegada de la imprenta en el siglo XV, pero ésta favoreció sin duda la expansión de la iconografía alquímica, ya que numerosos libros de Alquimia de la época aparecen ilustrados con grabados xilográficos (sobre madera). El primer cuarto del siglo XVII marca la edad de oro del grabado alquímico, localizado sobre todo en regiones germánicas, de la mano de editores de la talla de Teodoro De Bry y Lucas Jennis, y grabadores como Matías Meriam, quien muy probablemente ejecutó los emblemas de la obra maestra de la imaginería alquímica impresa, La Fuga de Atalanta (1617), de Michael Maier, autor también de otras obras ilustradas.



Las imágenes de esas obras no aparecen de manera aislada, sino que forman conjuntos iconográficos, programas ordenados que al tiempo que expresan de manera simbólica el universo conceptual de la Alquimia, proporcionan información velada acerca de claves operativas. Así, los metales aparecen representados generalmente con los atributos de los planetas y astros a los que están asociados, el oro al Sol, la plata a la Luna, el plomo a Saturno, etc. En otros casos, el desprendimiento de vapores se representa mediante aves en vuelo ascendente, mientras que su descenso expresa procesos de condensación. Esos códigos simbólicos pueden ser descifrados, traducidos eventualmente a operaciones químicas, pero es conveniente recordar que el poder evocador del símbolo viaja más allá de la razón, hasta alcanzar sustratos del espíritu humano enormemente antiguos, la fuente de todos los mitos.





Alquimia: una búsqueda milenaria de la perfección material y humana
Joaquín Pérez Pariente










Sabios que  fueron también alquimistas






Alquimia
Enciclopedia de una ciencia hermética.



Entre las muchas disciplinas que han quedado sepultadas por la Historia, la alquimia es una de las más fascinantes e interesantes, debido precisamente a lo complejo e indefinible de esta ciencia secreta. La bibliografía sobre el tema es inmensa —y crece cada año— y el lector interesado se siente abrumado por ella. Herder ha reeditado Alquimia, Enciclopedia de una ciencia hermética («Alchemie, Lexikon einer hermetischen Wissenschaft»), un volumen que puede colmar el interés de la mayoría de los interesados al multiforme fenómeno alquímico y que puede ser una primera aproximación, rigurosa y amplia, a la Ars Magna.
Como digo, las aproximaciones la estudio del fenómeno alquímico son múltiples e incluso contradictorias. Ha sido estudiada como parte de la historia de las religiones, de la mística, del ocultismo, de la psicología profunda, de la filosofía, del arte, del simbolismo y de la historia de la química. Esta Enciclopedia de una ciencia hermética tiene la particularidad de que ha sido elaborada por dos químicos de formación, con lo se dedican una parte importante de las entradas a términos químicos y el estado de su conocimiento durante la Edad Media y el Renacimiento. La obra ha sido elaborada por trece especialistas en la materia dirigidos por Claus Priesner y Karin Figala, autores de la mayoría de las entradas.
Como toda obra de consulta de carácter enciclopédico, los contenidos que integran Alquimia, Enciclopedia de una ciencia hermética no son artículos de interpretación o valoración, son más bien una exposición detallada de los conocimientos imprescindibles y exactos sobre cada personaje, tema o concepto. De las más de 200 entradas de la obra, la mayoría corresponden a biografías de alquimistas o personajes relacionados con la alquimia, a conceptos alquímicos (más de setenta entradas) y térmicos químicos (sobre la cincuentena).


Del ‘aire filosófico’ a los ‘aires químicos’
José Antonio Chamizo1 
Facultad de Química-Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM.



El aire es uno de los cuatro elementos que surgieron con la filosofía griega. El ‘aire filosófico’ se transformó con el paso de los años y particularmente a partir de la Primera Revolución Química en una diversidad de ‘aires químicos’, que con el desarrollo de prácticas químicas experimentales y con la inclusión de diversos instrumentos pudieron ser identificados en cantidades extraordinariamente pequeñas. La pureza de las sustancias químicas forma parte de una trayectoria técnica, que a finales del siglo XX llevó al surgimiento de la química atmosférica, cuyos principales protagonistas fueron J. Lovelock, S. Rowland y M. Molina.
¿Donde se originaron los Cultivos?




CULTIVOS EN TERRITORIOS ÁRIDOS




Alquimia en la agricultura árida:

La "alquimia" en este contexto se refiere a la búsqueda de soluciones innovadoras para transformar las condiciones adversas del desierto en un entorno propicio para la agricultura. 

Algunas de las aplicaciones de esta "alquimia agrícola" incluyen:

Desalinización:
La tecnología de desalinización, aunque costosa, puede proporcionar agua dulce para el riego en zonas costeras donde el agua salada es abundante. 
Biotecnología:
La biotecnología busca identificar y modificar genes de plantas para aumentar su resistencia a la sequía, la salinidad y otras condiciones adversas. 
Agricultura vertical:
En algunos casos, se están desarrollando granjas verticales que utilizan técnicas hidropónicas y aeropónicas para cultivar alimentos en ambientes controlados, reduciendo la necesidad de grandes extensiones de tierra y agua. 
Uso de aguas residuales tratadas:
El tratamiento y reutilización de aguas residuales para el riego agrícola puede ser una solución sostenible en zonas con escasez de agua dulce. 
Sistemas agroforestales:
La combinación de árboles, arbustos y cultivos agrícolas puede crear sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles en zonas áridas. 
La Alquimia de las Plantas Medicinales
















Gauquelin, Michel
Los Relojes Cósmicos [1970]. 

La obra de Michel Gauquelin, Los Relojes Cósmicos, publicada en 1970, es un estudio científico que desafía las pretensiones de la astrología tradicional mientras explora una posible conexión entre los ritmos cósmicos y el comportamiento humano. Gauquelin, un psicólogo y estadístico francés, se embarcó en una investigación masiva para probar o refutar las afirmaciones astrológicas. Su metodología fue innovadora y rigurosa, ya que no se basó en el horóscopo o los signos zodiacales, sino en un análisis estadístico a gran escala de las posiciones planetarias en el momento del nacimiento de miles de individuos, con el objetivo de encontrar correlaciones con sus profesiones y personalidades.
El hallazgo más famoso de Gauquelin es el llamado "efecto Marte". Tras analizar los datos de más de 25,000 profesionales, descubrió una correlación estadísticamente significativa entre los deportistas de alto nivel y la posición del planeta Marte en el momento de su nacimiento. Específicamente, encontró que los atletas tenían una mayor probabilidad de nacer cuando Marte estaba en una de las dos áreas que siguen al ascenso y a la culminación del planeta sobre el horizonte. Gauquelin amplió su investigación a otros planetas y a diferentes profesiones, encontrando correlaciones similares, aunque más débiles, con la Luna y Júpiter en el caso de los escritores y los políticos, respectivamente.
El libro de Gauquelin no defiende la astrología. Por el contrario, critica la falta de rigor de las prácticas astrológicas y la imposibilidad de demostrar sus afirmaciones de manera científica. Sin embargo, su trabajo abrió una nueva área de investigación, la cosmobiología, que busca un vínculo causal entre los ciclos astronómicos y la vida terrestre. Gauquelin sugirió que los ritmos cósmicos podrían influir en el sistema nervioso o en los ritmos biológicos de los recién nacidos, pero nunca pudo ofrecer una explicación científica para el mecanismo detrás de los efectos que observó.
Los Relojes Cósmicos es una obra de gran importancia por su enfoque metodológico. A pesar de que los hallazgos de Gauquelin han sido objeto de un intenso debate y no han sido aceptados por la comunidad científica dominante, su trabajo sigue siendo un ejemplo de cómo una pregunta aparentemente esotérica puede ser abordada con rigor científico. El libro invita a una reflexión sobre los límites de la ciencia, la naturaleza de la causalidad y la posible influencia de los fenómenos celestes en el mundo terrestre. Es un texto que, aunque controversial, ha dejado una huella duradera en el estudio de las correlaciones entre el cosmos y la vida.


EXPERIMENTOS DE HIBRIDACIÓN EN PLANTAS

por GREGORIO MENDEL (Leído en las reuniones del 8 de febrero y del 8 de marzo de 1865) 

https://www.unioviedo.es/esr/rgiraldez/Textos/mendel1866.pdf

Comienza un experimento fascinante sobre agricultura espacial

La misión APEX-12 analizará cómo se pueden controlar los relojes biológicos y el envejecimiento celular de las plantas, una tecnología que también podría beneficiar a los humanos.

IMG 0076

Daniel Pellicer Roig


La exploración espacial es una fuente de inspiración que lleva a crear fantásticos avances científicos, desde tecnologías innovadoras hasta descubrimientos revolucionarios sobre nuestro universo. Los telescopios espaciales, por ejemplo, nos han permitido acercar la vista a regiones del universo a miles de millones de años luz. También nos han permitido descubrir mundos que orbitan otras estrellas y encontrar auténticos monstruos espaciales que en los mapas antiguos estarían indicados con la frase «There might be dragons»

Ahora bien, una cosa es observar y otra muy distinta llegar a esas regiones del espacio y poder tocarlas con nuestras manos. Para ello todavía quedan varios siglos de innovación, pero en la actualidad se están cimentando algunas de las tecnologías claves que nos permitirán explorar el espacio. Entre ellas, que se encuentran en la base de la supervivencia son aquellas que permitan garantizar la alimentación.

Por ello, la misión APEX-12 (Advanced Plant EXperiment-12) va a tratar de comprender cómo afecta la microgravedad y la radiación a una parte vital de las plantas: los telómeros, los relojes biológicos de las células.

La importancia de los telómeros
Los telómeros son unas estructuras que se encuentran en los extremos los cromosomas. Al igual que la tapa de un bolígrafo protege su punta para que no se ensucie ni reciba un golpe, los telómeros protegen los extremos del ADN de la degradación. En cada división celular, el ADN se duplica para, de cada célula, formar dos, pero debido a que la biología no es perfecta, el telómero no se replica completamente, sino que en cada división pierde un pequeño trozo en su extremo. Por ello, según pasa el tiempo, los telómeros se van acortando y, poco a poco, van perdiendo su efecto protector.



Los telómeros (verdes) protegen los extremos de nuestros cromosomas (azules), pero pierden esta capacidad protectora a medida que envejecemos.

Este es el motivo por el cual los telómeros se emplean como marcadores de relojes biológicos del envejecimiento celular. Cuanto más vieja es una célula, más cortos son sus telómeros y más probable es que se produzca alguna mutación durante la división celular. En el espacio, debido a la exposición a la radiación y a las condiciones hostiles, el acortamiento de los telómeros es más rápido que en la tierra, lo que se puede traducir en una serie de problemas. En las plantas, se pueden manifestar como crecimientos anómalos, pérdidas en el rendimiento del cultivo e incluso a la muerte de la planta, lo que durante una misión espacial sería un enorme quebradero de cabeza.

Por ello, la investigadora Dorothy Shippen tiene una idea en mente: Reactivar en las plantas una enzima llamada telomerasa, capaz de alargar los telómeros hasta su longitud original. De este modo, evitarían los problemas relacionados con el envejecimiento en las plantas, y además, abrirán la puerta a experimentos con células animales, ya que la pérdida de los telómeros también afecta a los humanos. En la actualidad, existen otros proyectos, como Telo-Seq, del instituto Salk, en el que tratan de encontrar la relación entre ciertas enfermedades cardíacas y cánceres para abrir las puertas a tratamientos que permitan rejuvenecer los tejidos.

A la conquista del espacio
Como comentaba Mark Watney, el hipotético astronauta del libro «The Martian» de Andy Weir, que fue interpretado por Matt Damon en la película homónima: «Dicen que cuando consigues crecer plantas un lugar, este puede considerarse colonizado». Y esa es la idea que tienen varios grupos de investigación en los próximos años, tanto en La Luna, como en Marte.


Uno de los mayores expertos en agricultura espacial de la NASA, Gary Stutte, está convencido de que las plantas son necesarias para que la humanidad de el siguiente paso en su empeño de romper las barreras terrenales. Como recogían unas declaraciones suyas en un congreso de agricultura en Panamá, las plantas son vitales a la hora de colonizar otros planetas, ya que producen oxígeno, nos libran del dióxido de carbono y crean agua y alimento que se puede aprovechar. En otras palabras, nos libran de tener que depender de la Tierra.

Pero el experimento APEX-12 no se limita a cultivar plantas en el espacio, sino que sus beneficios van mucho más allá. Al desvelar los secretos de la actividad de la telomerasa y la dinámica de los telómeros en las plantas, el fin último de los investigadores es allanar el camino para otros avances científicos que tengan aplicaciones terrenales. Por ello, esta investigación subraya la importancia de la exploración espacial para impulsar la innovación y mejorar nuestra comprensión de la biología en entornos extremos.

 Centro de Recursos Fitogenéticos (CRF) 

del INIA-CSIC




INCREASEColecciones inteligentes de recursos genéticos de leguminosas alimentarias para los sistemas agroalimentarios europeos





Un experimento de ciencia ciudadana impulsa cultivos ‘caseros’ de judías para conservar la diversidad agrícola

El CSIC participa en el proyecto europeo INCREASE, que distribuirá semillas de mil variedades tradicionales para promover su conservación y su consumo en el continente




Por qué es importante incluir las prácticas ancestrales de manejo de los recursos naturales en las agendas agro-ambientales contemporáneas? Las prácticas ancestrales se refieren a los conocimientos y prácticas desarrolladas por las comunidades locales a través del tiempo para comprender y manejar sus propios ambientes locales. Se trata de un conocimiento práctico y no codificadas, creado por la observación directa a través de generaciones como una forma de incrementar la resiliencia de su entorno natural y de sus comunidades. Debido a la situación actual en los Andes tropicales, es necesario basarse tanto en los conocimientos tradicionales como en las tecnologías modernas para el diseño de soluciones social y ambientalmente adecuadas. El reto, sin embargo, está en la manera de complementar ambos tipos de conocimientos y prácticas sin sustituir uno con otro, basándose en sus respectivas ventajas. La percepción de la población local sobre la variabilidad del clima es necesaria para comunicar los pronósticos climáticos técnicos, ya que sigue un lenguaje específico, creencias, valores y procesos. Percibir la base de tales conocimientos facilita la adopción de innovaciones técnicas e institucionales en comunidades locales. 



Agricultura Ancestral y Tradicional 

https://es.scribd.com/document/581339373/agricultura-ancestral-y-tradicional



Tras las huellas alimentarias de nuestros ancestros "Sembrando el pasado y cultivando el presente en armonía con la Madre Tierra" 


Los pueblos  indígenas  han  enfrentado problemas alimentarios  en los últimos años. La rápida  destrucción  de  los recursos  naturales, la carencia  de  incentivos  para  los productores, la globalización y los tratados de libre comercio han creado, en el pensamiento indígena, un desarraigo a la tierra. Además, ha sido difícil establecer una adecuada interrelación entre las prácticas agrícolas tradicionales  y la  asesoría  técnica,  para  encauzar  la  economía  de  la  comunidad con  nuevas alternativas que fortalezcan los conocimientos  que dejaron nuestros abuelos en cuanto al cultivo y consumo  de productos  agrícolas, en armonía con la naturaleza. Esta realidad, presente  también  en Boruca, ha traído como consecuencia,  problemas económicos, sociales y culturales, aunados  a una amenaza cuyos indicios ya se atisban: la pérdida de soberanía alimentaria.







 SABERES Y PRÁCTICAS ANCESTRALES EN AGRICULTURA ORGÁNICA

 Los saberes ancestrales, son el conjunto de conocimientos, practicas, mitos y valores, que han sido transmitidos de generación en generación, dentro de un sistema de educación endógena y cuyo papel dentro de la sociedad ha sido el de colaborar al desarrollo de los pueblos, a través de la enseñanza de las experiencias de sus antecesores en diferentes campos, como son los saberes ancestrales agrícolas (rituales de siembra, lluvia, abonado de los suelos, cosecha), los saberes culturales asociados al manejo de eventos cíclicos o bióticos (vestimentas y tejidos originarios), y los pecuarios (saberes ancestrales de lechería, técnicas de pastoreo, normas reproductivas y ritos de señalamiento y curaciones de animales mayores y menores, UNESCO, 2005. Los saberes ancestrales fueron y son demeritados por la revolución verde, el modernismo y posmodernismo. 



https://fundesyram.info/wp-content/uploads/2019/12/2016-MAYO-.pdf


Micro-tecnologías para la agricultura urbana

https://ruaf.org/assets/2020/01/RAU10.pdf

 La agricultura en la ciudad tiene muchos rostros. Es un fenómeno dinámico que comprende diferentes sistemas de cultivo, cada uno con necesidades específicas. En esta edición de la Revista AU se aborda el tema de las micro-tecnologías para la agricultura urbana.  Se da a conocer una amplia variedad de técnicas y se discute por qué y cómo fueron desarrolladas dichas tecnologías, los factores críticos para su éxito, y qué mejoras en las políticas son necesarias para su mayor desarrollo.

El arte, la naturaleza

 y la alquimia


Texto de  23/01/23



“Los ruidos se quedan, se reabsorben en la memoria, en el silencio.
El silencio es mineral.

Joan Fontcuberta

El sonido del viento cuando susurra al pasar por las hojas de los árboles se conoce como psithirisma en griego. La luz del sol que se filtra entre el follaje de los árboles y dibuja finas formas sobre el suelo o sobre el pasto se nombra komorebi en japonés. El olor de la primera lluvia después de un largo periodo de sequía es llamado petricor. Tremelucir en gallego es el brillo del sol en el agua que traza un camino de luz. Luz que tiembla.

La contemplación de los objetos naturales y sus fenómenos ha sido una de las fuentes más hondas de sensaciones enigmáticas a lo largo de la historia de la humanidad. Su representación en el lenguaje es una de las posibles respuestas frente a las incógnitas de su belleza y significado. Los sentidos son los pernios que nos permiten entrar y habitar la materialidad, su interpretación y combinación con el mundo interior los vuelve formas estéticas. De la apreciación estética del mundo las primeras culturas dedujeron que existe un hilo secreto de la naturaleza y que ha estado desde el principio del tiempo tejiendo nuestra sensibilidad con el entorno. Dicho de otra manera: La naturaleza acostumbra a ocultarse de sí misma. Esa aproximación al mundo dio inicio a lo que entendemos como la filosofía mística y también al pensamiento mágico. El mundo está codificado y la verdad no siempre participa de la realidad.

Los místicos antiguos pensaban que para tener acceso a lo verdadero se necesita un conjunto de claves que están escondidas en un lenguaje que aguarda a una distancia insalvable de lo humano. El imperio de lo visible es la puerta de entrada al reino de lo invisible. Esos y otros son los fundamentos de lo que es conocido como el ocultismo y el hermetismo. Concéntrate en lo visible, que ello te mostrará lo invisible, escribió Karen Christence Blixen-Finecke.




“Las olas del mar, una estrella fugaz en el cielo, la sombra de un sauce, escuchar un gato ronronear, el sonido de la lluvia,  el croar de los sapos en la madrugada y las flores de las orquídeas son algunas de las experiencias que me dieron la sensación cuando era niño de que el mundo es un lugar poético”

Las olas del mar, una estrella fugaz en el cielo, la sombra de un sauce, escuchar un gato ronronear, el sonido de la lluvia,  el croar de los sapos en la madrugada y las flores de las orquídeas son algunas de las experiencias que me dieron la sensación cuando era niño de que el mundo es un lugar poético, es decir, repleto de significados ocultos. Creo que es una sensación común en todas las culturas. Aquello que está oculto se preserva. La naturaleza es entonces doble para el pensamiento mágico.  Desde la antigüedad se creyó en la existencia de otro mundo, y que el mundo físico es su puerta de entrada. Ese otro mundo es una dimensión de la realidad que no es la material y entonces está relacionada con los sueños y funciona por medio de las imágenes. Los mundos del sueño y de la vigilia. Dos realidades que habitamos a lo largo de nuestra experiencia de vida.

El pensamiento evolucionista condenó a los sueños a ser entendidos como una falsedad. Soñar es sobre todo una forma de pensar. El sueño es un agua profunda en la que la conciencia se sumerge. El soñante ahonda en el agua para extraer piedras brillantes y lisas de significado.  Ese es también el principio de la psicología moderna. Juan Arnau escribió que la realidad está en donde está la conciencia. Eso implicaría que cuando la conciencia sueña ahí está la realidad.

El nacimiento de la cultura es el nacimiento del mito. Y el mito es el sueño y la naturaleza unidos por el lenguaje. Las palabras, que proceden del aullido, el gemido y el grito, son el territorio que comparten lo material y lo inmaterial. Se convierten en un presagio, como un saber no completo.  El mundo como objeto se incendió con el fuego negro del sueño. Esa luz negra nos permitió ver al mundo de la naturaleza en su dimensión abierta.  Las primeras formas de la cultura conservadas en las cuevas de Altamira y de Lascaux corresponden a un periodo de transición entre el paleolítico y el neolítico y fueron mal interpretadas como magia simpática. Esta forma de la magia es una creencia metafísica que se edifica en las ideas de que lo similar produce lo similar, los efectos se parecen a las causas y aquellas cosas que han estado en contacto siguen ejerciendo influencia mutua una vez separadas.



Un sol negro con rostro desciende detrás del horizonte de un paisaje pantanoso; representa el estado de putrefacción en la alquimia. Acuarela. 

El etnólogo Henri Breuil describió las pinturas rupestres de Lascaux en 1940 y propuso que las escenas de arte parietal en las que se representaba un animal eran una forma de este tipo de magia destinada a facilitar la caza y captura real del animal.  El arqueólogo David Lewis-Williams negó esta hipótesis, proponiendo en cambio que las pinturas fueron realizadas por chamanes, los cuales se retiraban a las cavernas para experimentar trances rituales. Estos chamanes representaban no su mundo, sino el mundo al que sólo podían entrar en sueños. Un mundo dibujado en aquellos murales y que se animaba por las noches con el fuego. Los animales pintados se movían con el juego de la luz y la sombra de sus antorchas. Ese relato en movimiento es la fuente primordial del arte. Ahí, en la cueva, es donde nace el mito. Entre el fuego y la imagen o entre el fuego y el relato como pensaba Agamben. En ese enlace mágico entre un mundo y otro se tejió el misterio, que es una necesidad de vinculación.

“Un mundo dibujado en aquellos murales y que se animaba por las noches con el fuego. Los animales pintados se movían con el juego de la luz y la sombra de sus antorchas.  Ese relato en movimiento es la fuente primordial del arte. Ahí, en la cueva, es donde nace el mito.”


Las primeras formas del conocimiento y del arte primaban las imágenes y por lo tanto la imaginación. La imaginación es un código enterrado y encerrado en la profundidad de la memoria.  Esa sensación de extrañamiento de la naturaleza, la lejanía de la conciencia con el mundo y la incapacidad de entender la belleza y sólo poder atravesarla, además del terror al vacío, dieron origen a la visión mística y religiosa. La separación de la identidad y la naturaleza dejó en desamparo a las primeras personas, solas frente al horror de lo natural, que también es belleza. La tragedia clásica es una respuesta cultural al grito provocado por ese miedo atávico.

La organización narrativa del mundo fue creciendo y expandiéndose muy lentamente a través de los siglos desde las cuevas hasta la edad antigua. Del pensamiento simbólico, surgió por mero caudal de crecimiento, el pensamiento religioso como lo conocemos. Lo dual del objeto mundo quedó más que asentado; lo profano y lo sagrado.  Religión etimológicamente significa volver a unir, es decir: reunir. El ser humano reuniéndose con el misterio de la naturaleza. Los individuos conociendo a los dioses, que fueron personificaciones de las imágenes de la naturaleza y el instinto. Necesitamos sentir la experiencia de la creación del mundo para darle forma a nuestros destinos. 




Del relato de creación se desprendieron otros relatos que fueron construyendo el imaginario occidental. Uno de los más interesantes es el que piensa que los dioses todavía no han creado el mundo; sólo están imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso. Hay cosas que no tienen sentido, pero sí tienen significado.  De esas cosas se alimenta el arte, el misticismo y la religión. La alquimia, que forma parte de la larga historia de la imaginación, se fundamenta también en ese relato. 



Pavo real en un frasco alquímico coronado; representa el estado del proceso alquímico en que la sustancia estalla en muchos colores. Acuarela. .

El mundo de la naturaleza es confuso y por lo tanto oculta su verdad. La alquimia era una forma de investigación de la naturaleza.  Se practicó en Mesopotamia, Persia, la Antigua Grecia, el Imperio Islámico, el Imperio Romano y en Europa hasta el siglo XVIII y se conformó por una serie de sistemas filosóficos que comprenden al menos dos mil quinientos años de conocimiento. El primer alquimista al que algunos estudiosos reconocen que tiene una personalidad histórica se llamaba Zósimo, según lo que escribe Juan Garal. Apenas se sabe que vivió y trabajó en la ciudad de Panópolis, hoy nombrada Ajmîm, en el Alto Egipto, durante la época del emperador romano Diocleciano a comienzos del siglo IV d.C. Zósimo sería, a decir de los especialistas, el responsable de la apropiación para el arte alquímico de un símbolo muy antiguo, el ouroboros, serpiente que muerde su propia cola. En los antiguos códices griegos, junto a la enigmática figura del ouroboros se puede leer este aforismo: Uno es el Todo, por él es el Todo y hacia él vuelve el Todo, y si no contuviera el Todo, Todo sería nada. Uno es la serpiente, la que posee el enrojecimiento tras dos tratamientos.

“La alquimia era una forma de investigación de la naturaleza.  Se practicó en Mesopotamia, Persia, la Antigua Grecia, el Imperio Islámico, el Imperio Romano y en Europa hasta el siglo XVIII y se conformó por una serie de sistemas filosóficos que comprenden al menos dos mil quinientos años de conocimiento.”

Se cree en la cultura popular que la finalidad del proceso alquímico era la crisopea, la fabricación del oro por medios químicos en los atanores, a partir de dos operaciones de laboratorio que producen la iosis, o rubefacción de la materia de la Obra alquímica. Los estudiosos de este fenómeno en la actualidad saben que dicho proceso de búsqueda de la piedra filosofal es imposible de manera literal, sino que es también una metáfora del proceso imaginal, un proceso que es el entendimiento simbólico del mundo interior, la psique, y sus distintas relaciones con la naturaleza. La piedra filosofal fue siempre una alegoría de la búsqueda interior de lo que resplandece, de la identidad pura, como el metal áureo y el descarte de lo impuro dentro de la conciencia representado por los metales impuros, como el cobre. Al encontrar la piedra filosofal por medio de la transmutación química de los elementos naturales aquella transformación también ocurriría al mismo tiempo en el interior del alquimista por la ley de las correspondencias.  Esta ley es uno de los adagios del texto conocido como la Tabla Esmeralda, un texto atribuido al personaje helenístico conocido como Hermes Trismegisto y traducida varias veces al latín en los siglos XII y XIII. 



Hermes es el misterioso autor de los textos que son los cimientos del sistema filosófico que conocemos como hermetismo.  La ley pregona lo siguiente: Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para consumar el milagro de la Unidad.

Proclo en su estudio sobre el Timeo de Platón pensó algo muy similar: “El hombre es un pequeño mundo, ya que, como el universo mismo, posee tanto mente como razón, tanto un cuerpo divino como un cuerpo mortal. Está dividido en concordancia con el universo”.  Paracelso pensaba que por cada estrella que hay en el cielo hay una estrella en cada individuo. Como es arriba es abajo y como es adentro es afuera, lo que pasa afuera es un reflejo de lo que sucede en el interior. Si la materia transmuta, la conciencia también por medio del mismo proceso.  La naturaleza y la conciencia no están separadas, son un todo. El universo es uno, porque ha sido compuesto de una sola sustancia, indiferenciada en su origen. Esto es el divino y gran misterio, el objeto de la búsqueda, porque esto es el Todo. Dos naturalezas, una sola sustancia; porque una atrae a la otra y una domina a la otra, escribió Zósimo de Panópolis. El dualismo es la idea de dos mundos, de dos realidades: un mundo con sus limitantes y otro mundo de los fundamentos, de los símbolos. El panteísmo es una de sus contrapartes, no hay cesura entre dos mundos, hay un todo y ese todo es dios. Deus sive natura es el adagio más conocido del filósofo del siglo XVII Baruch Spinoza y de alguna manera sintetiza el panteísmo.  El monismo de Spinoza consiste en que la naturaleza está constituida por una misma sustancia primaria o básica, siendo la realidad lo mismo que la sustancia, esa única sustancia es para él, Dios. Estas dos teorías filosóficas tienen un punto de encuentro, ese puente es la alquimia.



Un alquimista en su horno, encorvado sobre el fuelle. Grabado a color por W. Baillie, 1792, luego de D. Teniers el joven. .

Lo sagrado también se encuentra en la materia y en su transformación. Dios es la naturaleza para los alquimistas y para Spinoza. La Gran Obra de la alquimia, según lo descrito por Jung y por Patrick Harpur, no era una forma primitiva de la química sino más bien una ciencia del alma, una psicología. Entendiendo al alma como una forma de la conciencia que es independiente del concepto del yo.  Jung describió que al estudiar la alquimia había tropezado con la réplica histórica de la psicología del inconsciente. La transformación de sustancias y metales en los crisoles de los laboratorios, como ya lo dije, es un reflejo del conocimiento adquirido por el alquimista. La alquimia en términos psicológicos hace alma. Harpur piensa que es más importante que el calor de un fuego literal el fuego secreto de la imaginación que fusiona todos los elementos de la psique en la imposible piedra filosofal. Los textos alquímicos son, desde la perspectiva artística, dramas psicológicos que se desarrollan en un mundo liminal que permite que ocurran adentro y afuera, como en la creación artística.

La Gran Obra de la alquimia, según lo descrito por Jung y por Patrick Harpur, no era una forma primitiva de la química sino más bien una ciencia del alma, una psicología. 

El simbolismo de los procesos alquímicos está en dos claves: la mineral y la vegetal. En el campo de lo mineral, es decir, en el campo de la química, un líquido se calienta, se evapora, se eleva, se enfría y se condensa para volver una vez más a su estado original. Este proceso creó un modelo metafórico o poético en el que los alquimistas vieron en el líquido calentado lo material, en la evaporación y en el gas resultante, al alma intangible que se eleva como en la muerte y luego regresa purificada a la materia. Jung lo interpretó desde la psicología como el fuego de la imaginación, ese fuego que no quema, que separa lo consciente de lo inconsciente, que se eleva para después condensarse en el ego y así revelar los contenidos del inconsciente hacia la conciencia. Llevar las imágenes del alma a la luz del espíritu por medio del cuerpo. La separación a través de la purificación o destilación y el regreso a la unidad. Vuélvase a entender alma como la mente no tutelada, el yo en su estado salvaje, o como dirían los alquimistas: puro. Esto no significaba que el alma fuera una sola sustancia separada, sino una metáfora de que todas las cosas son imágenes de la naturaleza y están conectadas entre sí.




Un sol rojo con rostro se eleva sobre una ciudad; se ven árboles maltrechos en primer plano; representa o la culminación del trabajo alquímico o la estrella de la esperanza que inspira al alquimista a través de sus tribulaciones. Acuarela. 

Plotino pensaba que el desplazamiento del alma es circular, vuelve a su origen. El alma sería el hilo entre la naturaleza y el individuo, el oro filosófico. De ahí se desprende la otra clave de la alquimia, la clave vegetal, que fue conocida como la Espagiria. Ese concepto se le fue atribuido al filósofo, astrólogo y médico suizo Paracelso, nacido en 1493. Paracelso se benefició de las enseñanzas del famoso abad Tritemo en la abadía de Spanheim. El nombre se desprende de la palabra Spagyria que viene del griego spaô, extraer y ageirô reunir. El proceso de la Espagiria consistía en la extracción de las tinturas de algunas plantas con la finalidad de potenciar sus propiedades medicinales, añadiendo también las cenizas de la planta calcinada a la solución. El resultado de este proceso era conocido como esencia. El filósofo suizo pensaba que el fundamento de la alquimia no era encontrar el oro filosofal sino la producción de medicamentos. La Filosofía Sutil o Philosophia Sagax es un texto en donde Paracelso profundiza en cómo ha de entenderse que el hombre está compuesto de un cuerpo mortal y de un cuerpo inmortal. Si el cuerpo inmortal enferma, el cuerpo mortal también. Ese es el principio de lo somático o la somatización. Se curaba el alma para curar el cuerpo y también el cuerpo para curar el alma. La enfermedad del alma era resultado de la incomunicación entre el mundo interior y el mundo externo. 


Este padecimiento del mundo interior era casi siempre el extravío del sentido de dirección y de significado para un individuo o para una sociedad. Una pérdida de contacto entre la naturaleza y la conciencia. No podemos habitar un mundo sin significado. La palabra alquimia está vinculada a la imaginación y la imaginación es cantar la realidad. Al final la alquimia también es una representación del proceso artístico y es importante recordar que el arte surgió de una necesidad religiosa. Es la extracción del oro filosófico que en palabras menos herméticas son las imágenes que se conectan con nuestra identidad no domesticada, son las imágenes que nos recuerdan que somos parte de la naturaleza; las imágenes sensuales y pánicas. La filosofía mística sabía que en la imagen hay verdad. La palabra no alcanzaba para los místicos, ni para los alquimistas. El terrible miedo de vivir en un mundo meramente literal, de vivir en la sensación de exilio con la naturaleza dio paso a la mezcla de elementos de la conciencia con elementos de la naturaleza.



Desde el sueño de las plantas hasta la ensoñación de los niños, que proyecta lo que no es para terminar siéndolo, toda la experiencia vital se encuentra fecundada por la imaginación, ya sea mítica, filosófica o científica, establece el pacto entre el espíritu y la naturaleza. Sin ella no existirían los mundos simbólicos que han inspirado a los artistas y a los hombres de ciencia, escribió Juan Arnau. Cuando la naturaleza canta, la razón queda en silencio. Tanto la personalidad como la naturaleza son misteriosas. El pensamiento mítico, el pensamiento religioso y el pensamiento poético son formas del conocimiento introvertido que también es un conocimiento verdadero. Así como las verdades son las ficciones de lo racional, las ficciones son las verdades de lo imaginal, escribió James Hillman. Seguimos siendo esas mismas personas que buscan refugio de la oscuridad del mundo entre las pinturas de los muros de piedra de las cavernas, contemplando el fuego. In girum imus nocte et consumimur igni:  Giramos en círculo en la noche y somos consumidos por el fuego.  Pero por el fuego que no quema, sino transforma. 

EP.

 https://estepais.com/cultura/arte-naturaleza-alquimia/


Vivir en la Tierra
Peter Godfrey-Smith

La vida, la consciencia y la formación del mundo natural
Si la historia de la Tierra se redujera a un año, nuestra especie surgiría en los últimos treinta minutos. 
Pero la vida ha existido durante 3.700 millones de años, la mayor parte de la historia de nuestro planeta y más de una cuarta parte de la edad del universo. 
¿Qué hicieron esos organismos durante todo este tiempo?

Impulsado por esta cuestión, el filósofo y submarinista Peter Godfrey-Smith se pregunta en su nuevo libro cómo la vida fue moldeada y moldeó la Tierra, y nos invita a un fascinante recorrido por su historia. 

Visitaremos a gorilas ruandeses y pájaros australianos, bucearemos arrecifes de coral y guaridas de pulpos, consideraremos el impacto del lenguaje y la escritura para el planeta, y sopesaremos las responsabilidades que conllevan nuestros poderes únicos, en relación con la agricultura industrial, la conservación del hábitat, el cambio climático y el uso de animales en experimentos.

Desde los mares hasta los bosques, desde la primera aparición de la materia animada hasta su futura extinción, el autor nos ofrece una asombrosa visión del curso de la vida en la Tierra y de cómo podríamos afrontar los retos de nuestro tiempo. 

Los humanos pertenecemos a un sistema infinitamente complejo y nuestra mente es producto de ese sistema, pero también somos una fuerza capaz de modificar el mundo en el que vivimos. 
Somo criaturas de la Tierra, tenemos el futuro de la Tierra en nuestras manos.

Bibliotheca Antiqua
El Museo de la Biblioteca Antigua de Aboca es una preciosa colección de libros antiguos sobre un tema específico: las plantas medicinales.


La colección contiene 2.500 libros, publicados desde los primeros años de impresión hasta las primeras décadas del siglo XX, y documenta el desarrollo del conocimiento humano sobre el uso curativo de las plantas.
La categoría más importante de libros es la de los catálogos de hierbas, que alguna vez fueron indispensables para identificar especies de plantas y describir sus virtudes.
A lo largo de los años, estos catálogos de hierbas se convirtieron en obras de arte, gracias a las preciosas ilustraciones que son prueba de la evolución de las técnicas de impresión, con magníficos colores, precisión fitográfica y la evidencia de detalles científicos.
Las imágenes que contienen muestran cómo la ósmosis entre las obras del artista y del científico convierte la idea de lo bello, extraordinario y completo en imágenes concretas, propias de una obra de arte dentro de un instrumento cuyos usos eran mayoritariamente médicos: el arte al servicio de la salud.
La Bibliotheca también contiene numerosos textos sobre farmacología, química y medicina, además de pequeños volúmenes sobre "secretos antiguos", guardianes del conocimiento popular. Hay una sección dedicada a grabados antiguos, una valiosa fuente de imágenes para las publicaciones del Museo, y otra sobre recetas escritas a mano por médicos y boticarios.
El último y ambicioso proyecto del Museo es el de recopilar catálogos de hierbas y flores que describen plantas medicinales de otros continentes, con el fin de obtener una rica documentación que se utilizará para la comparación botánica, histórica y científica.
La Bibliotheca Antiqua, ubicada en el tercer piso del Palazzo Bourbon del Monte, puede ser consultada por los estudiosos, solo con reserva previa.







Entrada destacada

La literatura total: Mi canon en Babel

"Tengo una historia en mente que espero escribir antes de morirme. No tendrá casi nada de dureza en la superficie. Pero la actitud d...