lunes, 23 de mayo de 2022

Mujeres poetas españolas de la generación del 27, ya no son invisibles (2)


Con un traje de luna. Diálogo de voces femeninas de la primera mitad del siglo XX



Edición de Pepa Merlo · Fundación José Manuel Lara

 http://www.edaddeplata.org/edaddeplata/Actividades/actos/visualizador.jsp?tipo=2&orden=0&acto=7319

‘Con un traje de luna’ la más completa antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27


Pepa Merlo actualiza y ofrece en su libro ‘Con un traje de luna’ la más completa antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27
  • La colección Vandalia ya publicó en 2010 ‘Peces en la tierra’, que recogía los poemarios publicados solo hasta 1936
  • La lista de poetas se amplía con nuevos nombres como los de Mercedes Pinto, Ángela Figuera Aymerich y Maruja Falena, entre otras

‘Con un traje de luna’ nace de la necesidad de ampliar la antología ‘Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27’ que la Fundación José Manuel Lara publicó en el año 2010 en esta misma colección de poesía Vandalia. El criterio seguido en aquella antología abarcaba poemarios publicados hasta 1936, año en el que la guerra incivil española acababa con todo, incluido con los movimientos estéticos de ese periodo.

Esto hizo que muchas poetas que participaron intensamente de la vida cultural de los años 20 y 30, con mayor o menor contacto con el grupo del 27, no estuviesen dentro de la selección que se llevó a cabo entonces, pues sus primeros poemarios habían visto la luz después de la contienda.

Esta nueva antología realizada una vez más por Pepa Merlo, amplía la lista de poetas e introduce a otras que por las fechas de publicación quedaron fuera de aquel índice. Además, recoge una selección añadida de poemas pertenecientes a libros posteriores a 1936 de las poetas que ya formaban parte de la relación de ‘Peces en la tierra’.

En el prólogo de ‘Con un traje de luna. Diálogo de voces femeninas de la primera mitad del siglo XX’se pretende recordar cómo se ha conformado el constructo femenino para entender mejor la situación de la mujer en la época moderna (y quizás también contemporánea), porque somos lo que la historia en todas sus vertientes, cultural, política, social, religiosa, etcétera, ha hecho que seamos. Más allá de las características estéticas que definieron al Grupo del 27 y los diferentes elementos poéticos que influyeron en las poetas y los poetas de la primera treintena del siglo pasado y que fueron sobradamente explicados en la Introducción de ‘Peces en la tierra’, la autora de esta antología, Pepa Merlo, ha pretendido ahora esclarecer el momento en el que se sitúa la mujer en esos años treinta, de dónde viene, o conocer la ilusión que supuso un periodo de esperanza en su desarrollo social y cultural y cómo se volvió, después de la contienda, a situar a la mujer en el mismo punto de involución del que venía. Una historia tan determinante que sin duda hace que la visión del mundo que trasladan a sus versos –o que plasman en sus cuadros las pintoras– sea distinta, de modo directo o indirecto y más o menos evidente.

Encontramos puntos comunes en sus vidas, los nombres de unas y otras van cruzándose de una a otra biografía, coinciden, colaboran, se ayudan en un rico debate permanente que implica a políticas, pedagogas, escenógrafas, pintoras que diseñarían las cubiertas de los libros de las poetas, portadas de revistas, ilustraciones de poemas; mujeres que contarán unas con otras para antologías, o simplemente en la vida, compartiendo, organizando juntas proyectos culturales, consolándose mutuamente, apoyándose entre ellas, generando una red explícita o implícita, un diálogo de voces femeninas.



La lista de poetas se amplía en este nuevo trabajo con seis nuevos nombres –Mercedes Pinto, Ángela Figuera Aymerich, Maruja Falena, Ana María Martínez Sagi, Dolores Arana y Alfonsa de la Torre– a la vez que se suprimen dos de los que aparecen en ‘Peces en la tierra’, Josefina Bolinaga y Esther López Valencia, pues poco más podía aportarse a la selección allí recogida. En el apéndice aparecen otros diez –Ana Inés Bonnin, María Alfaro, Chona Madera, Ester de Andreis, Concha Zardoya, Susana March, Trina Mercader, Luz Pozo, Mercedes Chamorro y María Beneyto– escogidos entre los muchos que podrían acompañarlos, que darían para otro volumen. Es ingente la lista de poetas, inacabada aún la tarea de presentarlas ante la historia de la poesía.


Entrevista

‘Con un traje de luna’ es un nuevo proyecto de Pepa Merlo, quien nos comenta cómo surgió la idea de este libro: “Después del impacto que supuso la antología ‘Peces en la tierra’, se imponía una edición en la que los versos de aquellas poetas que la integraban fuesen más allá de 1936. El criterio que fundamentó ‘Peces en la tierra’ era incluir poemarios publicados hasta 1936, para visibilizar a las poetas que estaban publicando en el mismo momento en el que lo hacían los componentes reconocidos de la llamada Generación del 27, compartiendo con ellos revistas, editoriales, etc. Una vez reivindicadas se hacía necesario, por un lado, ampliar el cómputo de poemarios, para de este modo, mostrar la evolución poética que experimentaron y, por otro lado, ampliar la lista de nombres. Muchas se quedaron fuera de la antología por haber publicado sus poemarios con posterioridad al 36; a otras, por ejemplo, las descarté en su momento por haber pasado el periodo de los años 30 fuera de España.

  • ¿Qué novedad aporta con respecto al anterior, además del listado de las autoras que ha recogido en la antología? Por cierto, ¿de dónde surge el título?
  • Aparte de introducir poemas pertenecientes a libros posteriores al 36 y de la inclusión de otros nombres más o menos conocidos que no aparecían en ‘Peces en la tierra’, quizás la novedad mayor sea incorporar a la lista de conocidas el nombre de María Ferrer Llonch y Maruja Falena. Respecto al título, es un verso de Concha Méndez. Me pareció muy apropiado teniendo en cuenta el vínculo íntimo entre la luna y lo femenino, pero, sobre todo, la idea metafórica de la figura de la mujer a la sombra de lo masculino, brillando con luz ajena, como la luz de la luna, una luz que no le pertenece, reflejo del sol, y a partir de esta idea, todos los tópicos que a lo largo de la historia se han creado en relación a la luna y lo femenino.

  • ¿Nos podría definir con una frase a cada una de las autoras que aparecen en este libro? y ¿qué las une? ¿hay sensación de grupo, de generación?
  • Es muy difícil, por no decir imposible, resumir con una única frase a ninguna de ellas, porque todas son mujeres polifacéticas, con vidas absolutamente novelescas y voces muy dispares. Muchas de ellas cambian radicalmente biografía y voz poética, con lo que habría que componer múltiples frases dependiendo de dónde nos situáramos en su vida o en su obra. Sí, es cierto que hay un hilo de unión entre ellas muy fuerte, aún sin conocerse. No se trata de que haya “sensación de grupo”, son grupo, y las une la historia, el momento tan peculiar de cambio que supuso la primera treintena del siglo XX. Son la generación de la República. Si los poetas constituyen la Edad de Plata de la Literatura, ellas son la Edad de Oro, como bien señala Mariluz Bort, pues se trata del primer grupo al que podemos referirnos como tal. Es muy interesante, al leer sus biografías, ver cómo van colándose unas en las vidas de las otras, cómo están presentes y van saltando de unas páginas a otras páginas. Como ellos, son múltiples sus nombres y variadas las voces.
  • Alguna de estas mujeres, ¿llegó a destacar en su época?
  • Son muchas las que destacaron. El hecho de que se cuente con sus versos para las publicaciones de prestigio del momento, que se las incluya en antologías, que sean partícipes en las lecturas de poemas, etc, es ya destacar. El problema no es que destacaran en su época, el problema es que, aun habiendo destacado, se las eliminara de los anales de la historia.



  • En este libro, ¿qué pesa más: su propósito reivindicativo del papel de la mujer en la literatura de este periodo o el estudio de sus obras?
  • Siempre he dicho que nos mostraron un abanico a medio abrir. Que era necesario abrirlo completamente para que la historia fuese lo más justa posible. Para así poder tener una visión justa de la poesía, para poder elegir a un poeta o a una poeta, pero no puede tenerse una visión total de la historia mientras que quede oculta una parte importante. Contar sus vidas es fundamental, pues a diferencia de los poetas, ellas, en una sociedad en la que la mujer no cuenta, deben justificar su presencia en esa sociedad, lo que agrega a sus historias extrañas realidades, algunas prefieren perder su condición de mujer para poder visibilizar su obra, por ejemplo, y firmar con nombre masculino o delegar en la pareja la autoría de sus composiciones. Y, se haga o no estudio crítico de su poesía, es imprescindible la publicación de los poemas, pues hablan por sí solos.
  • Mucho nos tememos que esta falta de difusión y consideración hacia estas mujeres y su obra no se produce solo en este periodo de nuestra historia de la literatura. ¿Es lo habitual? ¿Ha detectado cambios en las nuevas generaciones?
  • Afortunadamente, la historia ha cambiado. Visibilizar los nombres de todas las mujeres, poetas, narradoras, políticas, pintoras, filósofas, médicos, abogadas, etc, a las que no se las consideró, ni siquiera para poder olvidarlas, ha sido determinante y es de justicia que no quede ni un solo nombre sin mencionar.  Hoy, aunque falta aún mucho camino por recorrer, las obras de las poetas se reconocen igual que la de sus coetáneos, no hay más que comprobar cómo los últimos Premios Nacionales, por ejemplo, los ostentan nombres femeninos. Las editoriales apuestan por lo femenino, y parece, que al menos en la literatura, ese techo de cristal se está resquebrajando con más facilidad que en otras áreas sociales.


La autora

Pepa Merlo (Granada, 1969) es doctora en Filología Española e imparte clases de literatura y creación literaria en las Universidades de Granada e Internacional de Valencia. Premio Extraordinario de doctorado y autora de valiosos trabajos de investigación, ha publicado el libro de relatos Todos los cuentos, el cuento (2008) y una recopilación de testimonios sobre ocho mujeres víctimas de la represión franquista, El haza de las viudas (2009). Ha editado Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27 (2010), Diván del Tamarit (2018) de Federico García Lorca, y dos novelas de Elisabeth Mulder: Una sombra entre los dos (2018) y El retablo de Salomé Amat. Junto a los músicos Rafa Mora, Moncho Otero y Juan Antonio Loro, representa desde 2011 los espectáculos poético-musicales “Donde me pidas, iré. Versos de otro tiempo”, sobre las poetas de la primera treintena del siglo XX, y “Escribo como escribo. Deshaciendo lo injusto”, sobre Gloria Fuertes.




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 María Luisa Muñoz de Buendía

(Huelva, 1898- Madrid, 1975) fue la primera colaboradora habitual que tuvo la prensa de Huelva a lo largo de su historia. Su incursión en el periodismo se produjo como escritora, siendo La Provincia (1874–1937) su cabecera de referencia. El diario no sólo era el periódico más leído de Huelva, sino que era propiedad de su padre, el impresor José Muñoz Pérez.

María Luisa fue la responsable de que en el diario la Provincia se publicara por primera vez en España un texto en español de la obra del escritor portugués Fernando Pessoa, aunque los textos los firmara su marido, Rogelio Buendía, en vez de con su propio nombre.

Muñoz de Vargas nace el 15 de abril de 1898 en una de las familias más distinguidas de Huelva. Conocida como ‘Luchy’, estudió en Inglaterra, donde adquirió una destacada formación académica que le permitió dedicarse a la literatura. En su vida personal, María Luisa se casó en 1922, con el escritor Rogelio Buendía Manzano -médico de la Compañía Minera de Riotinto-, del que tomaría el apellido al hacerse llamar Mª Luisa Muñoz de Buendía, siguiendo así la costumbre anglosajona. Su marido, Rogelio Buendía, también compaginó su actividad profesional con la literatura y el periodismo, pues colaboró e impulsó diversos periódicos y revistas onubenses.

María Luisa logró escribir para otros diarios tan destacados en la época como Cervantes Pictorial Review, dos revistas de enorme relevancia en las que publicó sus cuentos e impromptus, compaginando su participación en estos títulos de tirada nacional e internacional con colaboraciones en las revistas culturales más destacadas de Huelva, como la principal publicación literaria onubense de la primera mitad del siglo XX: Papel de Aleluyas ‘Revista de literatura y arte”. Entre sus colaboradores estuvieron Rafael Alberti, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Guillén, Francisco Ayala o Ramón Gómez de la Serna.




“Félix de Bulnes’, es el seudónimo habitual de María Luisa y más tarde, utilizó el seudónimo de ‘Lucky’, bajo el que firmó su relato De la Dulce Inglaterra y el poema Cristal pintado.

Otros escritos suyos aparecerían en La Isla (Cádiz, 1932-1940), la primera gaceta gaditana dedicada a la poesía, en cuyas páginas apareció ‘Primavera’ y ‘Poemas andaluces. Mañana. Serradillas. Cigüeñas. Noche’ en 1934 y 1936, respectivamente.

Su primer libro fue Bosque sin salida, prologado en 1934 por el Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez, al que le unió una enorme amistad. La trayectoria de María Luisa fue relevante. Está considerada una de las representantes de la generación de escritores españoles de 1935-1940.

Muñoz de Vargas tuvo una gran trayectoria como escritora y como traductora. Entre otras obras, la autora publicó cuatro novelas, una colección de cuentos infantiles, varios libros de poemas e, incluso, una obra de teatro.

 

Fuente: Libro Vida y obra de María Luisa Muñoz de Vargas, de Esther Colchero Cervantes, periodista, investigadora y docente.




T
RAS LOS PASOS DE CONCHA ESPINA. 

ESCRITORAS Y PERIODISTAS EN LA SOMBRA: 

EL CASO DE FÉLIX DE BULNES

https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/33207/Pages%20from%20LIBRO%20ACTAS%20I%20CONGRESO%20COMUNICACI%D3N%20Y%20G%C9NERO-8.pdf?sequence=1




Cristina de Arteaga



Cristina de la Cruz. Zarauz (Guipúzcoa), 6.IX.1902 – Sevilla, 13.VII.1984. Jerónima (OSH), venerable y poeta.

Era la cuarta de los nueve hijos de Joaquín de Arteaga y Echagüe, marqués de Santillana entonces, y después duque del Infantado, y de Isabel Falguera y Moreno, condesa de Santiago. Desde niña tuvo una esmerada formación intelectual. En la Universidad Complutense de Madrid cursó la carrera de Ciencias Históricas, consiguiendo premios extraordinarios en la licenciatura (1920) y en el doctorado (1922). En estos años de estudio tuvo una vida social e intelectual muy activa: militó en la Confederación Católica de Estudiantes dando mítines y conferencias con gran éxito; fue presidenta de la Acción Católica Femenina, publicó (1924) el libro de poesías Sembrad, así como artículos en periódicos y revistas.

Integrante de la Generación del 27, según sus propias palabras, “los éxitos académicos, literarios y mundanos no me llenaban y seguí una vocación que por encima de todas me fascinaba desde niña. Quería ser monja en un gran claustro en el que pudiera cultivarse la vida intelectual con la espiritual [...]”.

Ingresó en la abadía de Santa Cecilia de Solesmes (Francia) el 16 de julio de 1927, de la que tuvo que salir por una grave enfermedad. Unos siete años se dedicó a la investigación histórica. Luego entró en el monasterio de la Concepción Jerónima de Madrid, donde hizo su primera profesión el 18 de mayo de 1936. Meses después estalla la Guerra Civil y tiene que abandonar el monasterio. En 1937 logra pasar a la otra zona y tiene la oportunidad de visitar el monasterio de Santa Paula, donde es bien acogida. Pero en febrero de 1938 tuvo que salir para someterse a una operación, cuya convalecencia fue lenta, y la pasó con su familia en Lazcano (Guipúzcoa). Vuelve a Santa Paula, donde hace su última profesión (9 de mayo de 1943) y al año siguiente es elegida priora.

Su paso por dicho monasterio supondrá también un enriquecimiento de las colecciones de arte que integran su actual museo.



Respaldada por el nuncio apostólico en España, emprende la tarea de hacer elevar la vida monástica femenina y se entrega incansablemente a impulsarla, culminando en la Federación Jerónima de Santa Paula.

En 1958 fue elegida presidenta de dicha federación y con gran ilusión visitó los monasterios de monjas jerónimas y restauró en ellos el espíritu que se vivía en los primitivos monasterios de Belén fundados por san Jerónimo y santa Paula. En su edad madura fue nombrada miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid (1944) y de la de Buenas Letras de Sevilla (1967), y numeraria de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla (1973). El 13 de julio de 1984 fallece en el monasterio de Santa Paula, y fue enterrada en el coro. Está iniciada su causa de canonización, cuyo proceso diocesano se clausuró el 15 de septiembre de 2009.

 

Obras de ~: 

Sembrad, pról. de A. Maura, Madrid, Saturnino Calleja, 1925 (ed. Madrid, Gráficas Salesianas, 1982); 

“Prólogo” en J. de Palafox y Mendoza, Diario del viaje a Alemania, Madrid, Blass, 1935; 

La Casa del Infantado, cabeza de los Mendoza, Madrid, Imprenta C. Bermejo, vol. I, 1940, vol. II, 1944; Borja de Arteaga y Falguera, marqués de Estepa, Grande de España (1919-1937), Madrid, Cándido Bermejo, 1941; 

“Sobre adoración al Santísimo Sacramento en las comunidades de vida contemplativa”, en La Vida Sobrenatural (LVS), 27 (1947), págs. 37-44; “Servid al Señor en el temor”, en LVS, 28 (1948), págs. 263-272;

 “Servid al Señor en la alegría”, en LVS, págs. 418-428; 

Sembrarse [...] (Vida y muerte de don Cipriano Martínez Gil, mártir de su sacerdocio, 1904-1936), Sevilla, 1948 y 1955; 

La vida plural y dinámica del marqués de Santillana, duque del Infantado, Sevilla, Editorial Católica, 1949; 

Como azucena entre espinas, Sevilla, Editorial El Cerro, 1950; 

Mes de las Flores en honor de la Divina Pastora, Sevilla, 1957;

 “Huertos cerrados de la Sevilla histórica y su sentido en el mundo de hoy”, en Archivo Hispalense, 48-49 (1968), págs. 1-19; 

“La condesa de Castellar doña Beatriz Ramírez de Mendoza fundadora de las Jerónimas del Corpus Christi, vulgo ‘Carboneras’ de Madrid”, en Studia Hieronymiana (Madrid), I (1973), págs. 531-616; 

La Orden de San Jerónimo mecenas de todas las artes y su triple proyección en Sevilla, (Discurso de recepción en la Real Academia de Bellas Artes), Sevilla, 1974; 

“Santa Paula romana y las fundadoras de su Monasterio sevillano”, en Boletín de Bellas Artes (BBA) (Sevilla), III (1975), págs. 83-101; 

Beatriz Galindo “La Latina”, Madrid, Espasa Calpe, 1975; 

“La formación inicial”, en Vida monástica femenina, Madrid, Secretariado Com. Mixta de Obispos y Superiores mayores, 1975, págs. 93-118; 

Madre Dolores Márquez fundadora de las Filipenses Hijas de María Dolorosa, Sevilla, Gráficas del Sur, 1979;


 “El museo conventual de Santa Paula de Sevilla”, en BBA, VII (1979), págs. 103-117; “La ‘lectio divina’”, en Yermo, 18 (1980), págs. 93-114; 

“Recordando la juventud de un gran artista”, en Yermo, X (1982), págs. 63-68;

 “El pintor de la Sevilla oculta”, en Yermo, XIII (1985), págs. 233-239;

 El Carmelo de San José de Guadalajara y sus tres azucenas, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1985; 

Una mitra sobre dos mundos. La de don Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla de los Ángeles y de Osma, Sevilla, Gráficas Salesianas, 1985; 

Escritos de la Madre Cristina de la Cruz de Arteaga, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1991; 

J. Hogg, “Cristina de Arteaga and Dom Edmund Gurdon” (una serie de 22 cartas de sor Cristina), en Analecta Carthusiana, 62 (1993), págs. 300-348.


Bibl.: J. A. de Sobrino, S.J., Tres que dijeron sí. P. San Vítores, P. Rubio, Hno. Garate, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1985, págs. 141-143; 

F. García Gutiérrez, S.I., “La espiritualidad de Sor Cristina de la Cruz”, y J. Hernández Díaz, “Semblanza académica de Sor Cristina de la Cruz de Arteaga y Falguera”, en BBA, XIII (1985), págs. 257-271 y 273-282, respect.;

 A. Casans y de Arteaga, Cristina de Arteaga: tras las huellas de San Jerónimo, pról. de M. González Martin, Madrid, 1986; J. M. Granero, S.I., La Madre Cristina de la Cruz.


 Ensayo de biografía espiritual, Madrid, Jerónimas del Monasterio de Santa Paula, 1989; 

E. Miró, “Poetisas del 27”, en Ínsula, n.º 557 (1993), págs. 3-5 (ejemplar dedicado a las mujeres del 27); 

C. Palomo Iglesias, O.P., Cristina de la Cruz de Arteaga y Falguera, Madrid, Edibesa, 2001; A. Olalla Real, “Mujeres como sombras en la Generación del 27”, en M.ª I. Sancho Rodríguez, L. Ruiz Solves y F. Gutiérrez García (coords.), Estudios sobre lengua, literatura y mujer, Jaén, Universidad, 2006, págs. 181-200;


 P. Nieva de la Paz, “Voz autobiográfica e identidad profesional: las escritoras españolas de la Generación del 27”, en Hispania (American Association of Teachers of Spanish and Portuguese), vol. 89, n.º 1 (2006), págs. 20-26; J. Neira, “El canon y las mujeres del 27”, en Cuadernos del Lazarillo: Revista literaria y cultural, n.º 32 (2007), págs. 62-68; A. Casans y de Arteaga, Tras las huellas de San Jerónimo. Vida de la Madre Cristina de Arteaga, Astorga, Akrón, 2008.



 https://datos.bne.es/persona/XX1086574.html



La Casa del Infantado,

breve biografía de algunos de sus miembros:

Cristina de Arteaga y Falguera. Una vida espiritual e intelectual plena, por María Jesús Casado Robledo.

https://web.archive.org/web/20121030084355/http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/depaz/mendoza/carteaga.htm


 

Lucía Sánchez Saornil


Luciano de San SaorLa Compañera X.  Madrid, 13.XII.1895 – Valencia, 2.VI.1970. Telefonista, poeta, pintora, periodista y sindicalista anarquista.

https://leer.es/proyectos/las-sinsombrero/vida-y-obra/lucia-sanchez-saornil/

Menuda y aguda, se mostraba persona reservada. Quienes la conocieron proporcionan escasos datos sobre ella o los mixtifican [Cansinos-Assens: 1985]. La aportación de Mary Nash [1975, 1979], R. M. Martín Casamitjana [1996], más S. Berenguer [2004] y, sobre todo, A. Fontanillas [2014] o la presente biografía completan su perfil. Se discrepa sobre su condición de género [N. Jurado: 2017], pues se habla o bien de lesbianismo [1986], o bien de unión hermanada, desde la familia.

Nacida en un hogar obrero en la calle Labrador, del distrito de Arganzuela de Madrid, en 1908 quedó huérfana de madre, Gabriela Saornil Serrano (1871 – 1908), al tiempo que murió su hermano José, por lo que fue la mujer mayor del hogar familiar, en el que vivían su hermana pequeña, Concha, de salud delicada, y su padre, Eugenio Sánchez Rodríguez (1866 – ?), empleado en la centralita de teléfonos del duque de Alba. La familia provenía del pueblo vallisoletano de Pozal de Gallinas.

Desde temprano sintió un “ardor literario insaciable”, que la impulsaba a rebuscar libros por San Bernardo. Asistió, al menos hasta los 18 años, a la escuela del Centro Hijos de Madrid, que incluía enseñanzas artísticas, a las que se aficionó, y que pudo completar en clases particulares de la Escuela de Bellas Artes de Pintura de San Fernando (pero no en la Real Academia de Bellas Artes, según se afirma).

Cuatro vientos


Mi balcón:
rosa del cristal frente al ocaso.

En el río del horizonte
naufraga Cuatro Vientos,
nido de águilas de acero,
de alas inmóviles
y vientres sonoros.

Tarde de Domingo,
cuando se ahoga el sol en el río fantástico.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
rondel de gaviotas,
sobre un mar lejano.
En la costa ilusoria
hay un faro:
la torre radiotelegráfica.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
que se elevan, se persiguen y se abaten,
sobre las lejanas olas imaginarias.
Tornan a alzarse
triunfales, como cóndores altivos,
trepidan los vientres locos
en una embriaguez de energía,
canto bárbaro de las fuerzas domeñadas.

Un pájaro soberbio
rasga el cristal del poniente
en un vuelo al sol.
—162→
Y de pronto
aletea... gira y cae.
Temblamos,
como si la tierra se hubiera removido
en una sacudida sísmica.

Un pájaro yace inerte y roto:
sobre la tierra,
cara al sol,
el corazón del pájaro muerto
de una estrella caída y opaca.

El río del horizonte,
que se había teñido de sangre,
se desbordó por los cielos.



En 1913 envió a La Correspondencia de España el artículo “Hablan las muchachas”; en el que, con prosa elegante y tono leído, se ocupaba de la educación de la mujer y denunciaba la discriminación que sufrían las niñas frente a los grupos de niños exploradores que salían al campo. Incidió sobre ello en La Libertad (1924), al defender la creación de asociaciones en las que las “mujeres aprendan lo que deben ser”, artículo en el que muestra confianza hacia el cambio en la mujeres del pueblo, prefiguración de su obra posterior, aunque todavía confía en las intelectuales, a pesar de que tengan una carga mayor de prejuicios y primen los logros sufragistas a los culturales.

En 1914 inició con el poema “Nieve” sus colaboraciones en Avante de Ciudad Rodrigo, extendidas hasta julio de 1915; un total de 18 poesías -ya varios sonetos- y un relato. En 1916 envió textos breves a Los Noveles, de Barcelona, así el cuento El príncipe azul, nada sentimentalista, en el que la doncella no alcanzaba su sueño. Igual sentido destilaban “Las canciones ingenuas” (El Progreso, 18 de mayo de 1918, Lugo), donde ya manifiesta su escepticismo hacia el hombre moderno y hacia el género masculino.

A finales de 1916, con el patrocinio de Linera y Cansinos-Assens, fue la preultraísta Los Quijotes la que la recibió. En 1917-1918, acogió sus sonetos y prosa poética la revista Cádiz-San Fernando. Reflejaba un hacer literario enraizado en el modernismo posrubeniano, tal vez autodidacta, adquirido lejos de las tertulias en las que se formaban la mayoría de literatas de la época, algo vetado a ella por su condición proletaria y su carácter reservado. Fue la mujer poeta más integrada en el ultraísmo o creacionismo. Sus versos aparecieron en Grecia, Cervantes, Cosmópolis, Plural, Horizontes, Gran Guiñol, Vida Moderna (con su nombre), Ultra (con su nombre), Tableros (con su nombre), Reflector (con su nombre) o en la borgiana Martín Fierro, a cuya hermana, Norah, dedicó un poema. Sus publicaciones se extendieron también a Vértices (1923) y Plural (1925), año en que Tobogán anunció su libro Estuario (que no vio la luz); asimismo, en Andalucía Comercial (1924) de Córdoba. Por entonces, ya se hallaba incluida en Literaturas europeas de vanguardia (1925) y se mantiene hoy en otras antologías.

Es fácil que estrenara el seudónimo Luciano de San Saor, a un tiempo, en Los Quijotes y en Fígaro 2016, lo que continuó en la primera y en parte notable de su producción ultraísta. Le servía para crear un yo poético que le permitiera osadía en lo sensual y espíritu crítico hacia la situación de opresión femenina. A veces firmó con nombre y seudónimo (Grecia, Cosmópolis), y lo mantuvo hasta las prosas de La Gaceta Literaria (1931).




En 1916 ingresó de operadora en teléfonos de Madrid -Compañía Telefónica desde 1924-. En 1927 lo era de primera (con 7 pesetas), y ese mismo año fue trasladada a Valencia; allí conoció a los pintores Genaro Lahuerta y Pedro Sánchez, y al escritor Juan Lacomba; con ellos estableció lazos de amistad, que se convertirían ‒para ambas partes‒ en vitales durante las épocas convulsas de su vida. Vuelta a Madrid, se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y participó en numerosos conflictos sindicales, por lo que fue despedida y detenida. En 1936 consiguió el reingreso; figuró en plantilla hasta el 31 de mayo de 1939, en que fue suspendida a causa de la depuración.

Durante la República, convertida en oradora y periodista, abandonó la poesía y adoptó la prosa como símbolo de unión con la dura condición obrera y como vehículo no-burgués de comunicación. Pronto su contribución periodística llegó a ser de las más significadas en la prensa libertaria: El Libertario, de Madrid, Tiempos Nuevos Solidaridad Obrera, de Barcelona. Fue parte activa en la creación del diario CNT, en 1932, y su secretaria de redacción en 1933.

No más que ayer...


Arriba Abajo


Creíste renacer y estabas yerta,

bien yerta sí, bien fría, fatalmente,

nada podrás hallar que te caliente;

estás definitivamente muerta.

Ayer, no más, creías estar cierta

que campanas de gloria de repente

cantaban para ti, y alegremente,

para oír la señal, fuiste a la puerta.

No más que ayer... pero hoy has escuchado

un doblar de campana acompasado

que te avisa que ya no estás despierta.

Y en vano junto a ti la vida grita,

porque era de verdad que estabas muerta,

y un muerto de verdad no resucita.



Con todo, fue en la lucha por la enseñanza de la mujer en donde unió su intuición y capacidad organizativa. Su concepción anarquista -primero la persona, después la mujer y, por último, la trabajadora- la llevó a denunciar las condiciones que padecían las mujeres, impelidas a liberarse de la triple esclavitud: la ignorancia, la explotación laboral y la de hembra (en el matrimonio o en la prostitución). En 1933 coincidió con Mercedes Comaposada, con quien convino en la necesidad de iniciar experiencias propias. Poco más tarde, a ellas se unió la doctora Amparo Poch y Gascón, creando la Agrupación Mujeres Libres, que se fusionó en septiembre de 1936 con la Agrupación Cultural Femenina, creada a fines de 1934 en Barcelona por mujeres de CNT. Mujeres Libres, consiguió la adhesión de unas 20.000 mujeres de la zona republicana, las cuales formaron en 1937 la Asociación Nacional, de cuyo Comité Nacional fue presidenta Sánchez Saornil. En mayo de 1936 apareció la revista Mujeres Libres, con trece números hasta el otoño de 1938. Lucía, además de redactora, asumió la administración y desplegó una voluminosa correspondencia para promocionarla y difundirla.

Con la guerra, en julio de 1936, participó en el asalto al Cuartel de la Montaña, se trasladó a los frentes para sus crónicas ‒multiplicadas en Juventud Libre, Más Allá, Fragua Social, Nosotros, etc.‒ y contribuyó a las colectividades. En poesía, retomó el verso romance, alguno de cuyos poemas recitó en Radio Madrid, declamados después de boca en boca, como ¡Madrid, Madrid, mi Madrid! Se trasladó a Valencia hacia junio-julio de 1937, donde fue redactora jefe de Umbral, y en cuyas oficinas conoció a América Barroso, Mery, 13 años más joven, antes actriz, la que sería su compañera inseparable de por vida. A finales de ese mismo año se trasladaron a Barcelona.

Sánchez Saornil, perteneció al Consejo Nacional de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA) desde junio de 1937, por lo que viajó bastante a Francia en busca de mercancías para las guarderías, los combatientes y otras labores asistenciales.

 

Caída Cataluña, en febrero de 1939 estuvo en Le Perthus y Perpignan, y después en París, con SIA, bajo vigilancia. En enero de 1940, asentada en Orleans, y, ante la invasión nazi, en Montauban, siente dudas y una “angustia permanente” ante el descalabro sufrido y al contemplar que “se nos ha sembrado a voleo por toda Francia”, de modo humillante. Ante el peligro de ser detenida y consciente de la situación de su padre y su hermana, cruzó la frontera, con Mery, hacia fines de 1942. El movimiento libertario en el exilio quedó conmocionado por su marcha -tal era su carisma- y la echó de menos en adelante.

Después de pasar por Madrid, se trasladó con Mary a Valencia en 1944. En la Capital del Turia se alojaron en casa de Elena Samada, sobrina de Mery. Legalizó su situación en 1954, como pintora abaniquera, y trabajó en unos laboratorios farmacéuticos y en la representación de géneros de punto; antes había subsistido realizado pinturas sobre seda y elaborado redecillas para el pelo.




No dejó de escribir poesía, aunque no publicó. Desde la amistad con Pedro de Valencia, realizó tertulias en casa, donde leía. La excepción al anonimato es el poema “Quiero en mi ley cumplirme”, publicado en la burgalesa Estrofa (número 22, octubre de 1955, pág. 8). Dejó 23 poemas escritos a última hora, en los que, en sonetos de tono unamuniano, desplegó sus vivencias ante la cercanía de la muerte.

Un cáncer le invadió con rapidez los pulmones e hizo de su postrer mes de vida un tiempo doloroso, muerta ya su hermana en abril. Su tumba exhibe su verso “¿Es verdad que la esperanza ha muerto?”, después de haber puesto en el juego de la existencia “una fe jubilosa y encendida”.

Obras de ~: “El príncipe azul. Cuentos de otoño”, en F. Madrid, Una aventura del juglar, Barcelona, Los Noveles, 1916, págs. 37-40; Estuario, Madrid, Ediciones Tobogán, 1925; Horas de revolución, Barcelona, Publicaciones de Mujeres Libres, 1937 (Barcelona, Sindicato Único del Ramo de la Alimentación, 1937; Mallorca, Calumnia Edicions, 2019); Romancero de Mujeres Libres, Barcelona, Publicaciones de Mujeres Libres, julio de 1938; et al., Cómo organizar una Agrupación de Mujeres Libres, Barcelona, Publicaciones de Mujeres Libres, 1936-1937; Veintitrés poemasc. 1970 (inéd.); Poesía (ed. e introd. de R. M. Martín Casamitjana), Valencia, Pre-Textos-IVAM, 1996; “Antología de textos”, en A. Fontanillas Borrás y P. Martínez Muñoz, Lucía Sánchez Saornil. Poeta, periodista y fundadora de Mujeres Libres, Madrid, LaMalatesta, 2014, págs. 71-239; La cuestión femenina en nuestros medios, T. Lemos Silva (ed.), Providencia (Santiago de Chile), Eleuteria Editor; Sao Paulo, Biblioteca Terra Livre, 2016.

 

Fuentes y bibl.: Archivo personal de Elena Samada Barroso y Helena Calvillo Samada; Archivo de Telefónica, Expediente laboral; Centro Documental de la Memoria Histórica y ISGH Ámsterdam, Correspondencia; Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (http://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do)

J. Santos Pérez, “Una nueva poetisa”, en Avante, 199 (Ciudad Rodrigo, 31 de enero de 1914), págs. 3-4; G. de Torre, “Álbum de retratos”, en Grecia, 48 (1 de septiembre de 1920), pág. 15; G. de Torre, Literaturas europeas de vanguardia, Madrid, Rafael Caro Raggio, 1925; A. D., “Luciano de San Saor”, en El Pueblo (29 de julio de 1928), pág. 1; R. González Pacheco, “Leído y visto”, en Nosotros (Valencia, 14 de abril de 1937); J. del Arco, “20 años después o la segunda parte de los mosqueteros del ultraísmo”, en Estafeta Literaria, 2 (1944);


 G. Gullón, Poesía de la vanguardia española, Madrid, Taurus, 1961; G. Videla, El ultraísmo. Estudios sobre movimientos poéticos de vanguardia en España, Madrid, Gredos-Cóndor, [1963]; S. Salaün, Romancero libertario, París, Ruedo Ibérico, 1971; L. Iturbe, La mujer en la lucha social y en la guerra civil española, México, Editores Mexicanos Unidos, 1974; M. Nash, “Dos intelectuales anarquistas frente al problema de la mujer: Federica Montseny y Lucía Sánchez Saornil”, en Convivium, 44-45 (1975), págs. 71-99; M. Nash, Mujeres Libres 1936-1939, Barcelona, Tusquets, 1979; R. Cansinos Assens, La novela de un literato, Madrid, Alianza Editorial, 1982; 


F. Fuentes Florido (comp.), Poesías y poética del ultraísmo: (antología), Barcelona, Mitre, 1988; F. Madrid Santos, La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el final de la guerra civil, Barcelona, Universidad Central, 1991 

(en http://www.cedall.org/Documentacio/Castella/cedall203410101.htm); R. M.ª Martín Casamitjana, “Lucía Sánchez Saornil. De la vanguardia al olvido”, en Duoda, 3 (1992), págs. 45-66; X. Bello, “Poesía, de Lucía Sánchez Saornil”, en Clarín, 5 (1996), págs. 70-71; J. M. Bonet, Diccionario de las vanguardias en España (1907-1936), Madrid, Alianza, 1995, pág. 558; Mujeres Libres, luchadoras libertarias, Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 1999;



 M. A. Ackelsberg, Mujeres Libres, el anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres, Barcelona, Virus, 1999; A. A. Anderson, “Lucía Sánchez Saornil, poeta ultraísta”, en Salina. Revista de Lletres, 15 (2001), págs. 195-202; A. Rodrigo, Una mujer libre. Amparo Poch y Gascón, médica y anarquista, Barcelona, Flor del Viento Ediciones, 2002; A. Mª Alvajar L. Jean, “Dos Mujeres. Lucía Sanchez Saornil y América Barroso”, en Soltando lastre. Memorias, La Coruña, Ed. de Castro, 2002; S. Berenguer, Entre el sol y la tormenta, Valencia, L’Eixam Edicions, 2004; L. Sanfeliu Gimeno, Lucía Sánchez Saornil. Una vida y una obra alternativas a la sociedad de su tiempo, Valencia, Universitat, 2007; M. Rago y M.ª C. Pivato Biajoli, Mujeres Libres de España. Documentos de la revolución española, Rio de Janeiro, Achiame, 2008; N. Capdevila Argüelles, “Lucía Sánchez Saornil. Acracia poética y política”, en Autoras inciertas. Voces olvidadas de nuestro feminismo, Madrid, Horas y Horas, 2008; P. Merlo, Peces en la tierra, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2010; Y. Hermida, Luchaban por un mundo nuevo. Lucía Sánchez Saornil y Sara Berenguer Laosa, Barcelona, Descontrol, 2015; M. Aznar Soler y J. R. López García (eds.), Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, vol. 4, Sevilla, Renacimiento, 2016, págs. 329-330; I. C. Soriano Jiménez y F. Madrid Santos, Bibliografía del anarquismo en España 1868-1939, 8.ª ed., Burgos, Universidad de Burgos, 2016 (en http://hdl.handle.net/10259/3993); G. Miguel, M. Rostichelli y T. Lemos Silva, Lucía Sánchez Saornil, Brasil, 2016; N. Jurado, Lucharon contra la hidra del patriarcado. Mujeres libres, Iruña, Eusko Lurra Fudazioa, 2017; E. Vega, Lucía Sánchez Saornil…, Ser Histórico, 2017 (en https://serhistorico.net/); M. Íñiguez, Enciclopedia del anarquismo ibérico, Vitoria, Asociación Isaac Puente, 2018, págs. 2468-2469; T. Balló, Las sinsombrero, Madrid, Espasa, 2018, págs. 95-124; I. C. Soriano, “Lucía Sánchez Saornil y la tierra de Burgos”, en Culdbura, 13 (2019), págs. 61-63 (en https://view.publitas.com/culdbura/culdbura-13-gy4m6ky7w97p/page/1).

L. Berger, De toda la vida (documental), 1986.

Ignacio C. Soriano Jiménez



Persona - Sánchez Saornil, Lucía (1895-1970)





Elisabeth Mulder



Barcelona, 9.II.1904 – 28.XI.1987. Escritora.


http://escritoras.com/escritoras/Elisabeth-Mulder



Nació en el seno de una familia de la alta burguesía.

Su padre, Enrique Mulder García, holandés de madre española emparentado con la aristocracia de los Países Bajos, era médico y pintor aficionado, relacionado con el círculo modernista Els Quatre Gats. Su madre, Zoraida Pierluisi Grau, puertorriqueña de orígenes catalanes e italianos, era descendiente del compositor renacentista Giovanni Pierluigi da Palestrina. La familia vivió una temporada en Puerto Rico, pero la pequeña Elisabeth no se adaptó al clima y tuvieron que regresar a Barcelona, donde recibió una educación esmerada en la que destacó el aprendizaje de idiomas, lo que le permitió ejercer labores de traductora durante la década de 1930 y primeros años de la de 1940, llegando a traducir a Pushkin directamente del ruso.

Tras ganar unos juegos florales a los quince años, inició su labor crítica y creadora en periódicos y revistas barceloneses como El Noticiero Universal, ocupándose de novela victoriana o Sabor y Aroma, donde a veces utilizaba el seudónimo de Esfinge. En 1921 contrajo matrimonio con Ezequiel Dauner Foix, abogado dedicado a la política, y en 1923 nació su único hijo, Enrique. A finales de la década de 1920 en ocasiones firmó sus colaboraciones periodísticas como Elena Mitre, aunque para sus libros utilizó el nombre de Elisabeth Mulder de Dauner. En 1930 enviudó y se volcó en su carrera literaria.

Entre 1927 y 1933 había publicado cinco libros de poesía. Evolucionó desde una influencia simbolista —había traducido a Baudelaire— hasta una aspiración al equilibrio por influencia de Eugenio d’Ors, y esta evolución se refleja ya desde los títulos de los libros.

No regresó al género hasta 1949 con Poemas mediterráneos, un volumen homenaje, pues una vez que comenzó su carrera narrativa, se dedicó a ella casi exclusivamente, y esa faceta es la que le ha dado mayor fama.



En la década de 1930 y hasta la Guerra Civil publicó relatos en Lecturas Brisas. Su debut como novelista se produjo con Una sombra entre los dos (1934), novela en la que la reivindicación de la identidad, tema fundamental en sus obras, coincide con una reivindicación feminista, y que fue saludada por la crítica como heredera de Casa de muñecas de Ibsen. Su siguiente novela, La historia de Java (1935), relato lírico que cuenta la historia desde el punto de vista de la indómita gata Java, mereció grandes elogios críticos.

Pasó la Guerra Civil refugiada en su casa de la Bonanova, n.º 53, aquejada de una grave nefritis, bajo protección del Consulado de Países Bajos, que le ofreció la nacionalidad holandesa, oferta que ella rechazó.

Todas estas circunstancias explican el tono desolador de Preludio a la muerte, escrita durante la guerra y publicada en 1941, en la que un diario refleja la destrucción de la protagonista. La década de 1940 fue la más prolífica en su producción. Crepúsculo de una ninfa (1942) es una novela rural de fuertes influencias simbolistas; El hombre que acabó en las islas (1944) es una novela cosmopolita que combina escenarios, desde el norte de Europa hasta las islas del Caribe, que la autora conocía bien por su estancia infantil en Puerto Rico; Más (1945) plantea un conflicto entre el arte vocacional y el práctico; Las hogueras de otoño (1945) sigue la línea de la alta comedia benaventina porque había sido concebida como obra teatral; Alba Grey (1947) es quizá su novela más famosa; en ella se traza un retrato de la protagonista que le da título, en la que se fusionan la nobleza europea y el mundo de las finanzas norteamericanas. En la década de 1950 publicó El vendedor de vidas (1953), novela iniciática, que, a pesar de su neorrealismo, conjuga elementos fantásticos. Flora (l953), Día Negro (1953) y Eran cuatro (1954) son tres novelas breves en las que experimenta con el concepto de punto de vista, experimentación que culminó con su última novela: Luna de las máscaras (1958), en la que retoma el mundo del artista reconstruyendo la historia en forma de puzle narrativo. Además, tiene dos colecciones de relatos: Una china en la casa y otras historias (1941) y Este mundo (1945), y dos libros infantiles, Los cuentos del viejo reloj (1941), y Las noches del gato verde (1963), reeditado por la editorial Siruela en 2003.




Durante las décadas de 1940 y 1950, siguió publicando relatos en DestinoSolidaridad Nacional y en la revista Ínsula, en la que también se ocupó de la sección “Letras inglesas”. A mediados de la década de 1960 abandonó la producción de ficción y colaboró como articulista en La Vanguardia y en Índice Literario de Caracas, entre otras publicaciones. También realizó una extensa labor como conferenciante en España e Hispanoamérica. A pesar de los severos problemas de vista que la aquejaron en sus últimos años, dejó una novela inédita en la que había trabajado durante muchos años, Retablo de Salomé Amat, y una colección de relatos, Al otro lado de la calle, semi-inédita, ya que algunos de ellos habían aparecido en prensa a partir de la década de 1950 y en la revista Barcarola en la de 1980, y también escribió algunos poemas. En 1999 apareció en la revista El Extramundi, de modo póstumo, su relato inédito “Flamingo o la playa del silencio”, en el que de nuevo regresa a su infancia puertorriqueña.

Aunque prefería la vida retirada, llegó a ser vocal del Instituto de Estudios Norteamericanos y del Ateneo Barcelonés y vicepresidenta de la Academia del Faro de San Cristóbal, fundada como homenaje a la figura de Eugenio d’Ors. También frecuentó la tertulia literaria barcelonesa de El Trascacho, en la que dio sus primeros pasos Ana María Matute, entre otros autores.

De talante liberal y dialogante, gozó de un círculo de amistades de ideologías diversas, y en muchos casos opuestas: Luis Santa Marina, Eugenio d’Ors, la condesa de Campo Alange, el padre Blanco García, Rosario de Velasco, Federico Marés, Jacinto Benavente, Ana María Martínez Sagi, María Luz Morales, Gerardo Diego o Consuelo Berges.

Sus novelas son psicológicas y refinadas y la crítica de su época la asoció con modelos generalmente extranjeros citando de modo recurrente a Somerset Maughan. Precisando más en el estudio de su obra, aparece a primera vista como una realista tradicional y, sin embargo, su narrativa es rica en matices, pues comprende rasgos modernistas y decadentistas, rasgos “modernos”, entendiendo como tales los que la emparentan con la novela deshumanizada; y, a partir de la década de 1950, incorpora rasgos neorrealistas.

Elisabeth Mulder cultivó también el teatro. Estrenó Romanza de medianoche (1936), escrita en colaboración con María Luz Morales, y la adaptación de su propia novela Crepúsculo de una ninfa con el título Casa Fontana (1948), además de algunas obras breves inéditas. Una adaptación de su novela Preludio a la muerte fue llevada al cine con el título de Verónica, dirigida por Enrique Gómez en 1950.

 


Obras de ~: Embrujamiento, Barcelona, Cervantes, 1927; La canción cristalina, Barcelona, Cervantes, 1928; Sinfonía en rojo, Barcelona, Cervantes, 1929; La hora emocionada, Barcelona, Cervantes, 1931; Paisajes y meditaciones , Barcelona, Atenas, 1933; Una sombra entre los dos, Barcelona, Edita, 1934; La historia de Java, Barcelona, Juventud, 1935 (ed. de C. Berges, Albacete, Ayuntamiento, 1987); con M. L. Morales, Romanza de media noche (estrenada en 1936, ms. mecanografiado en el Institut del Teatre de Barcelona); Preludio a la muerte, Madrid, Editorial Pueyo, 1941; Los cuentos del viejo reloj, Barcelona, Juventud, 1941; Crepúsculo de una ninfa, Barcelona, Surco, 1942; El hombre que acabó en las islas, Barcelona, Editorial Apolo, 1944; Más, Barcelona, Selecciones Científicas y Literarias, 1945; Las hogueras de Otoño, Barcelona, Editorial Juventud, 1945; Este mundo, Barcelona, Artigas, 1945; Alba Grey, Barcelona, José Janés, 1947 (ed. de F. C. Sainz de Robles, Madrid, Aguilar, 1950; ed. de J. de Entrambasaguas, Barcelona, Planeta, 1969; ed. de M. M. Mañas Martínez, Madrid, Castalia-Instituto de la mujer, 1992 (col. Biblioteca de escritoras); Casa Fontana (estrenada en 1948, no publicada); Poemas mediterráneos, Edición Homenaje , 1949; Día negro, Madrid, Rollán, 1953; El vendedor de vidas, Barcelona, Juventud, 1953; Eran cuatro, Madrid, Tecnos, 1954; Flora, Madrid, 1954; Luna de las máscaras, Barcelona, 1954; Las noches del gato verde, Salamanca, Anaya, 1963; “E. Mulder”, en VV. AA., El autor enjuicia su obra, Madrid, Editora Nacional, 1966, págs. 191-198; Retablo de Salomé Amat (ms. mecanografiado, s. f., inéd.); Al otro lado de la calle (ms. mecanografiado, s. f., inéd.).

 


Bibl.: F. C. Sainz de Robles, “Nota preliminar”, en E. Mulder, Alba Greyop. cit., 1950; E. de Nora, La novela contemporáneavol. II (1927-1936), Madrid, Gredos, 1968, págs. 402-407; J. de Entrambasaguas, “Prólogo”, en E. Mulder, Alba Crey, en Las mejores novelas contempo ráneas, t. XI (1945-1949), Barcelona, Planeta, 1969; C. L Galerstein, Woman writers of Spain. An annotated bio bibliographical guide, New York, Greenwood Press, 1986, págs. 226-228 C. Berges, “Prólogo”, en E. Mulder, La his toria de Javaop. cit., 1987; págs. 7-18; J. W. Pérez, Contemporary Women writers of Spain, Boston, Twayne Publishers, 1988, págs. 52-55; M. M. Mañas, “Prólogo”, en E. Muler, Alba Greyop. cit.1992; R. Lentini, “La poesía de Elisabeth Mulder (nota y selección)”, en Hora de poesía (Barcelona), n.os 81-82 (mayo-agosto de 1992), págs. 81-92; J. A. Hormigón (dir.), Autoras en la historia del teatro español (1500-1994). Vol. II. Siglo XX (1900-1975), Madrid, Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena, 1997, págs. 910-912; J. M. de Prada, “Elisabeth Mulder, alba y crepuscular”, en Clarín Revista de Nueva Literatura, año III, n.º 17 (septiembre-octubre de 1998), págs. 47-56; M. M. Mañas, “Elisabeth Mulder o la suavidad de la irónica espectadora”, en El Extramundi y Los Papeles de Iria Flavia, n.º XIX (otoño de 1999), págs. 134-143 (ed. del cuento inéd. “Flamingo, playa de silencio”); “Elisabeth Mulder. Reivindicación de una narradora singular”, en M. Villalba Álvarez (coord.), Mujeres novelistas en el panorama literario del siglo XX, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, págs. 123-135; F. Pedraza y M. Rodríguez, Manual de literatura Española, XIII Postguerra, Narradores, Navarra, Editorial Cenlit, 2001, págs. 301-303; M. M. Mañas, La obra narrativa de Elisabeth Mulder, Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense, 2003 (CD).

 

María del Mar Mañas Martínez



OBRA


  1. EmbrujamientoBarcelonaCervantes1927Poesía.
  2. La canción cristalinaBarcelonaCervantes1928Poesía.
  3. Sinfonía en rojoBarcelonaCervantes1929Poesía.
  4. La hora emocionadaBarcelonaCervantes1931Poesía.
  5. Paisajes y meditacionesBarcelonaAtenas1933Poesía.
  6. Una sombra entre los dosBarcelonaEdiciones Edita1934Novela.
  7. La historia de JavaBarcelonaJuventud S.A.1935Novela.
  8. Romanza de media noche1936Teatro.
  9. Preludio a la muerteMadridPueyo1941Novela.nota
  10. Una china en la casa y otras historiasBarcelonaSurco1941Cuentos.
  11. Los cuentos del viejo relojBarcelonaJuventud S.A.1941Cuento.
  12. Crepúsculo de una ninfaBarcelonaSurco1942Novela.
  13. El hombre que acabó en las islasBarcelonaApolo1944Novela.
  14. MásBarcelonaSelecciones literarias1944Novela.
  15. Las hogueras de otoñoBarcelonaJuventud S.A.1945Novela.
  16. Este mundoBarcelonaArtigas1945Cuentos.
  17. Alba GreyBarcelonaJosé Janés1947Novela.
  18. Casa Fontana1948Teatro.

  19. Poemas mediterráneos1949Poesía.
  20. Día negroMadridRollan1953
  21. El vendedor de vidasBarcelonaJuventud S.A.1953Novela.
  22. FloraMadridTecnos1953Novela.nota
  23. Eran cuatroMadridCid1954Novela.
  24. Luna de las máscarasBarcelonaAHR1958Novela.
  25. Las noches del gato verdeMadridAnaya1963Cuento.
  26. ConferenciaDiscurso/ConferenciaEn: El autor enjuicia su obraMadridNacional1966Discurso/Conferencia.
  27. Sentados en un banco de piedra1984Cuento.
  28. Sol y el niño1985Cuento.


Ernestina de Champourcin


Nació en Vitoria el 10 de julio 1905 en el seno de de una familia católica y tradicionalista, de remoto origen francés y uruguayo. Desde niña recibió una educación muy esmerada con institutrices, francesas e inglesas. Desde niña hablaba y escribía con suma perfección el francés, el inglés y el castellano. Su familia se trasladó cuando ella era muy joven a Madrid, en cuyo Colegio del Sagrado Corazón estudió desde los diez años. Preparada por profesores particulares, se examinó como alumna libre de bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros. Aunque quería estudiar en la Universidad, no pudo hacerlo por la oposición del padre. Dedicó su vida a la poesía, publicó en 1926 En silencio y posteriormente Ahora, La voz en el viento y Cántico inútil (1936). En estos libros evoluciona desde un Modernismo inicial a la sombra de Juan Ramón Jiménez a una poesía más personal donde domina el tema del amor envuelto en una rica sensualidad. Gerardo Diego la seleccionó para su Antología de 1934. Compartió con los intelectuales de la República actividades como el Liceo Femenino, del que fue secretaria y donde conoció en 1930 a Juan José Domenchina, secretario personal de Manuel Azaña, con el que se casó en 1936. Allí conoció también a Juan Ramón Jiménez y su mujer Zenobia Camprubí, a Concha Méndez, María de Maeztu, María Baeza, Pilar Zubiaurre, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Juan de la Encina y Rafael Alberti.
Durante la Guerra Civil, Juan Ramón Jiménez y Zenobia, preocupados por los niños huérfanos o abandonados, fundaron una especie de comité denominado "Protección de Menores". Ernestina se sumó a este trabajo. Marchó con su marido al exilio en Toulouse, París y México, donde sobrevivió trabajando junto a él como traductores del Fondo de Cultura Económica. México fue una de sus etapas más fecundas y felices, allí colaboró en la revista Rueca y publicó Presencia a oscuras (1952), Cárcel de los sentidos (1960) y El nombre que me diste (1960). Su marido murió en 1959. En los últimos años se acercó a la religiosidad de su infancia y se aproximó al Opus Dei. En 1972 regresó a España ys e instaló en Madrid donde murió el 27 de marzo 1999.

Ernestina de Champourcin representa una de las cimas poéticas de la denominada poesía pura; sin lugar a dudas, la más importante entre el grupo femenino de la generación del 27.





Carta al vacío

Es escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.

BIBLIOGRAFÍA


En silencio (1926)
Ahora (1928)
La voz en el tiempo (1931)
Cántico inútil (1936)
Poemas del ser y del estar (1972)
Huyeron todas las islas (1988)
Del vacío y sus dones (1993)
Epistolario (1927-1995) (2007)
Poesía esencial (2008)


PREMIOS

Premio Euzkadi de Literatura (1989)

ENLACES

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1576

http://amediavoz.com/champourcin.htm

 

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/09/cultura/1173463524.html

 

http://www.ucm.es/info/especulo/numero8/champour.htm

 

http://www.euskonews.com/0038zbk/gaia3804es.html

 

http://www.ucm.es/info/especulo/numero9/e_champ2.html

 

http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/273486/ernestina/champourcin/una/escritora/inclasificable.html

 

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2523050

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Soledad


"Todos van, todos saben...
sólo yo no sé nada.

Sólo yo me he quedado
abstraída y lejana,

soñando realidades,
recogiendo distancias.

Cada pájaro sabe
qué sombra da su rama,

cada huella conoce
el pie que la señala.

No hay sendero sin pasos
ni jazmines sin tapia...

¡Sólo yo me he quedado
en la brisa enredada!

Sólo yo me he perdido
en un vuelo sin alas

por poblar soledades
que en el cielo lloraban.

Sólo yo no alcancé
lo que todos alcanzan

por mecer un lucero
a quien nadie besaba. "



******

Y estás: en el vacío

y en la ausencia presente,

en la que es y vive

sin dejar de ser única

oquedad invisible

con raíces eternas.

No hay mundo que la llene

pero sí algo vivo

que la besa y la calma.


Traduciendo desde el exilio (1): Ernestina de Champourcín



Por Josefina Cornejo

 


https://cvc.cervantes.es/trujaman/anteriores/marzo_11/07032011.htm








María Teresa Roca de Togores




Mujeres escritoras de la preguerra: estudio bio-bibliográfico de Cristina de Arteaga, María Teresa Roca de Togores, Josefina Romo Arregui y Dolores Catarineu






































































Bibl.: C. L. de Cuenca, “En confianza”, en ~, Poesías, op. cit., págs. 3-9; L. Araujo-Costa, “Una poetisa aristocrática”, en La Época, 26 de enero de 1924, pág. 1; C. de Ávila, “Visitas de mujer. María Teresa Roca de Togores”, en MRMM, n. º 3 (9 de septiembre de 1925), págs. 3-4; [Redacción], “Acción Católica de la Mujer. Próxima asamblea general”, en La Nación, 27 de abril de 1926, pág. 6; ‘María’, “Movimiento social. Asamblea femenina”, en La Lectura Dominical, 15 de mayo de 1926, págs. 236-237; [Redacción], “Un acto hispanoamericano en el teatro de Bellas Artes”, en La Nación, 5 de marzo de 1927, pág. 12; [Redacción], “VII Centenario Franciscano”, en La Nación, 31 de mayo de 1927, pág. 8; [Redacción], “VII Centenario Franciscano Iberoamericano”, en La Época, 31 de mayo de 1927, pág. 4; Tercera Asamblea de la Acción Católica de la Mujer: Crónica, Madrid, [s. n.], 1927, págs. 25-27; M. Pérez Ferrero, “María Teresa Roca de Togores y sus versos”, en El Heraldo de Madrid, 4 de mayo de 1935, pág. 8; C., “Romances del sur, de María Teresa Roca de Togores”, en ABC de Sevilla, 23 de mayo de 1935, pág. 9; [Redacción], “Junta general en la Sección Femenina Tradicionalista de Madrid”, en El Siglo Futuro, 11 de marzo de 1936, pág. 12; C. González-Ruano (ed.), Antología de poetas españoles contemporáneos en lengua castellana, Barcelona, Gustavo Gili, 1946, pág. 576; M. Fernández Almagro, “Poesía femenina española viviente, por Carmen Conde”, en ABC, 23 de enero de 1955, pág. 41; J. de Contreras y López de Ayala, “Prólogo”, en ~, Antología intemporal, op. cit., pág. 6; “Nombramientos”, Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CLXXXVI, n. º 1, (enero-abril de 1989), pág. 135; P. Merlo (ed.), “María Teresa Roca de Togores”, en Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2010, pág. 307; I. Plaza Agudo, Imágenes femeninas en la poesía de las escritoras españolas de preguerra (1900-1936), tesis doctoral, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2011; J. C. Gómez González, Mujeres escritoras de la Preguerra: Estudio bio-bibliográfico de Cristina de Arteaga, María Teresa Roca de Togores, Josefina Romo Arregui y Dolores Catarineu, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 2019.



Juana Coronada Gómez González




Marina Romero


Nació en Madrid el 5 de febrero de 1908 y falleció en la misma ciudad el 15 de agosto de 2001. Era hija de una familia burguesa y progresista, como lo demuestra que fuese su padrino el doctor Luis Simarro Lacabra, considerado el introductor de la Sicología en España.

El 2 de octubre de 1918 ingresó en el Instituto-Escuela de la Junta para Ampliación de Estudios para cursar el Bachillerato, después de haber realizado sus estudios primarios en la Residencia de Niñas, que también dependía de la JAE. A causa de “su retraso” escolar, sus profesores la mantuvieron tres cursos en el primer grado, por lo que no concluyó sus estudios de Bachillerato, en la Sección de Ciencias, hasta el 18 de junio de 1926.

En su primera juventud no encontró fácil acomodo para continuar sus estudios; se preparó para presentarse a las oposiciones al Ministerio de Fomento y, parece ser, que inició estudios de Medicina y de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, pero sin graduarse en ninguna de las dos Facultades. Lo que sabemos con certeza es que obtuvo el título de maestra en la Escuela Normal de Magisterio de Guadalajara, en la que se matriculó en 1929, estudiando en la capital alcarreña.


Concluidos con éxito sus estudios de Magisterio en Guadalajara, en 1932 ganó una beca en el Wellesley College de Boston para proseguir sus estudios, para lo que solicitó a la JAE una ayuda para sufragar los gastos de su viaje a Estados Unidos; como le fue denegada tuvo que renunciar a su estancia en Norteamérica. Dos años después, ocupando ya una plaza de profesora en la Sección Preparatoria del Instituto-Escuela, ganó de nuevo una beca para ampliar estudios en Estados Unidos, en esta ocasión en el Smith College de Northampton (Massachusetts), y volvió a solicitar una ayuda para costearse el viaje, concepto por el que le fueron entregadas 1.500 pesetas con cargo a los fondos del Patronato de Estudiantes de la JAE.

Al año siguiente, le fue concedida una nueva beca en el Mills College de Oakland (California), aunque no pudo contar con la ayuda suplementaria que de nuevo pidió a la JAE, y allí obtuvo el grado de Master of Arts. A causa de la Guerra Civil española y de su fatal desenlace, Marina Romero Serrano no regresó a la Península y permaneció en Estados Unidos ejerciendo desde 1938 como profesora de Lengua y Literatura española en la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey). En tierras norteamericanas desarrolló con éxito la carrera docentel que había comenzado en la provincia alcarreña, y fue directora de la Casa Española en el Douglas College, que también formaba parte de la Universidad del Estado de Nueva Jersey.

Aunque en 1940, y tras el preceptivo expediente de depuración fue castigada con la pérdida de todos sus derechos para ejercer la docencia en España, a finales de la década de los años cincuenta volvió a pasar temporadas en su tierra natal, hasta su regreso definitivo en 1970. En 1957 recibió un premio del Instituto Nacional del Libro español por su obra Paisaje y literatura de España, una antología de literatura de la generación del 98 ilustrada con sus propias fotografías y prologada por Julián Marías. Durante esos años publicó, en ambas orillas del Atlántico, varios libros de poemas, entre los que destacan Nostalgia del mañana (1943) y Honda raíz (1989), aunque a su regreso a España se dedicó sobre todo a la poesía y al teatro para niños (Churrupete va a la luna en busca de la fortuna). En 1982 se estrenó una Cantata Divertimento, con música del compositor Antón García Abril, inspirada en su libro de poemas Alegrías.

La Universidad Complutense le concedió en 1992 su Medalla de Honor y fue presidenta de honor de la Liga Española Pro-Derechos Humanos. Feminista de primera hora, fue amiga de otras mujeres adelantadas a su tiempo como las pintoras Maruja Mallo y Delhy Tejero.

JUAN PABLO CALERO DELSO

Marina Romero: 90 años de amor a la poesía

Samuel Alcalde



A todos los que al mirar
véis algo,
os saludo.
A todos los que al nacer
lleváis yerba buena en la boca
os saludo.
Y a los que os dejásteis
la hiel
en la tórtola,
la carne
en la garra del buitre,
el musgo
en el hueco del árbol,
y la moneda
en el bolsillo ajeno
os saludo.

Bienvenidos
a este valle de lágrimas.

Y cuidad que la sal
no os amargue
alguna noche,
y para siempre,
los labios
********************
¡Cómo mengua mi propia arquitectura
saber que no te tengo contenido,
y sentir el querer disminuido,
disminuyendo mi inicial postura!

Yo quisiera vivirme en piedra dura
gigante de mi mal, en el olvido,
aunque llorara con dolor crecido
en oculto raudal, mi desventura,

que vale más querer y haber perdido
y poder reclamar como alimento
el parco grano del tronchado trigo,

que pasar la vida sin amigo
levantando murallas contra el viento
en un alarde de valor fingido.



Josefina Romo Arregui
Madrid, 1909 – 3.XII.1979. Escritora, poetisa, profesora de Lengua y Literatura y periodista.

Se educó y estudió en Madrid. Vivió en la calle Arrieta, 14. Se licenció y doctoró con Premio Extraordinario en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, con su tesis Núñez de Arce. Desde 1947 fue profesora de Lengua y Literatura españolas y de Literatura hispanoamericana en la Universidad de Madrid y encargada del curso de Literatura Universal.

Fue miembro del Centro de Estudios sobre Lope de Vega, colaboradora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Secretaria de Cuadernos de Literatura Contemporánea hasta la desaparición de éstos, en donde publicó reseñas, ensayos y estudios bibliográficos como los titulados “Concha Espina: bibliografía” (1942, págs. 19-22), “Salvador Rueda, bibliografía” (1943, págs. 84-88), “José María Pemán, bibliografía” (1943, págs. 189-190), “Carlos Arniches, bibliografía” (1943, págs. 299-307), “Ricardo León, bibliografía” (1943, págs. 397-399), entre otros.



En 1958 viajó a Estados Unidos pensionada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en donde realizó estudios sobre la Literatura de dicho país y explicó Literatura Española en la Universidad del Estado de Carolina del Norte (1953-1954). Fue catedrática en la City University (Nueva York) y en la Universidad de Connecticut y miembro de la Hispanic Society de Nueva York y presidenta de Honor del Ateneo Puertorriqueño de Nueva York.

Cultivó tanto la prosa como la poesía. Como poetisa escribió versos desde muy joven y a los dieciséis años el libro de poemas La peregrinación inmóvil (1932). Fundó y dirigió la revista de poesía Alma que dirigió el poeta Ángel de Argumosa. Otros libros de poemas suyos son Cántico de María Sola, 1946-1948 (1950), Isla sin tierra: poema (1955), Elegías desde la orilla del triunfo (1964), Poemas de América (1968) y Autoantología (1968).


Otros estudios relevantes de la autora fueron “De la siringa de Teócrito al fauno de Mallarmé” (Cuadernos de Literatura Contemporánea, 1942, n.º 1), Influencias y plagios: dos poetas franceses ante un idilio de Teócrito (Separata de Mediterráneo, t. II, n.os 7-8), Cuentistas españoles de hoy (1944), Vida, poesía y estilo de D. Gaspar Núñez de Arce (1946), Ismos y seísmos de la poesía francesa contemporánea, Poetas románticos desconocidos: Concepción de Estevarena, 1854-1876 (1979), etc.

Perteneció a la Academia de Doctores.

 

Obras de ~: “Concha Espina: bibliografía”, en Cuadernos de Literatura Contemporánea, 1942, págs. 19-22; “De la siringa de Teócrito al fauno de Mallarmé”, en Cuadernos de Literatura Contemporánea, n.º 1 (1942); “Salvador Rueda, bibliografía”, en Cuadernos de Literatura Contemporánea, 1943, págs. 84-88; “José María Pemán, bibliografía”, en Cuadernos de Literatura Contemporánea, 1943, págs. 189-190; “Carlos Arniches, bibliografía”, en Cuadernos de Literatura Contemporánea, 1943, págs. 299-307, “Ricardo León, bibliografía”, en Cuadernos de Literatura Contemporánea, 1943, págs. 397-399; Cuentistas españoles de hoy, selecc. y pról. de Josefina Romo, Madrid, Febo, 1944; Vida, poesía y estilo de D. Gaspar Núñez de Arce, Madrid, Imp. S. Aguirre, 1946; Cántico de María sola, 1946- 1948, Madrid, Carlos-Jaime y J. Romo Arregui, 1950; “Espectro de Verlaine”, en I. Calvo de Aguilar, Antología biográfica de escritoras españolas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1954, págs. 691-695; La isla sin tierra: poema, New York, Greenwich Village, 1955; Elegías desde la orilla del triunfo, Nueva York, Ateneo Puertorriqueño de Nueva York, 1964; Autoantología, Nueva York, Academia de la Lengua Española, 1968; Poetas románticos desconocidos: Concepción de Estevarena, 1854-1876, Madrid, Librería Internacional de Romo, 1979.

 


Bibl.: Figuras de hoy. Enciclopedia biográfica nacional ilustrada de las personalidades de actualidad, t. I, Madrid, Ciencia y Cultura, 1950, págs. 503-504 (Madrid, 1956); I. Calvo de Aguilar, Antología biográfica de escritoras españolas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1954, págs. 689-690; F. C. Sáinz de Robles, Ensayo de un diccionario de la literatura. Escritores españoles e hispanoamericanos, Madrid, Aguilar, 1973, pág. 1057; Quién es quién en las Letras españolas, Madrid, Instituto Nacional del Libro Español, 1973 (2.ª ed.), pág. 448; M. Bru Romo, “Josefina Romo ha vuelto a España”, en ABC, 28 de octubre de 1978, pág. 81; F. C. Sáinz de Robles, Quién es quién en las Letras españolas, Madrid, Instituto Nacional del Libro Español, 1979 (3.ª ed.), pág. 387; M. Bru Romo, “Esquela”, en ABC, 4 de diciembre de 1979, pág. 93; Índice biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, 3.ª ed. corr. y ampl. Manchen, K. G. Saur, 2000, II 793, 69-78; III 394, 92-93; I. Díez, Cuentistas madrileñas, Madrid, Ediciones La Librería, 2006, págs. 162 y 204-205.



 Todo es nuestro sabiendo abrasarlo en la hoguera

vivificante, extraña, de la imaginación;

todo es ruta, no hay tregua, ni languidez, ni espera

si marcháis en su inmóvil peregrinación. 


***********


Quiero ser pequeñita

como un silfo o un hada,

vivir bajo una seta

de pintas coloradas,

tener sueños de niño

e infantil ilusión,

y cual menuda fresa,

sabrosa y encarnada

que ofrece su dulzura,

tener el corazón. 



Romancillo de invierno

 Es invierno, el viejo invierno
que extendió por las montañas
su calofrío de anciano
y su suave barba blanca.
Afuera aúllan los lobos
y el viento baila su danza.
Afuera cruje la nieve
en fantásticas pisadas.
Adentro mirando al fuego
con pupila dilatada,
sueño. Sueño que este invierno
no hiele también mi alma
y que ella sea una choza
como ésta en que estoy, cerrada
a los fríos y los lobos
del dolor y las nostalgias.
El viento impulsa a la nieve
a una loca zarabanda,
de nuevo suenan medrosas
las fantásticas pisadas.
Yo sigo inmóvil soñando
junto al hogar arropada...
Chisporroteos de lumbre
bajo la vieja campana,
chisporroteos de amor
en un rincón de mi alma.




Dolores Catarnieu


Aravaca (Madrid), 30.XII.1914 – Madrid, 28.VI.2006. Poeta.

Dolores Catarineu Saldaña, la menor de los tres hijos del empresario José Catarineu Ibarra y de María Amparo Saldaña del Corral, estuvo ligada desde su nacimiento a Aravaca, un pueblo cercano a Madrid. Allí, a comienzos del siglo XX, los Catarineu –familia de origen castellano y provenzal– poseían una importante fábrica de jabones, lejías y aceites, además de una segunda residencia, en la que nació la futura poeta. La pequeña Lolita –como era llamada en familia– pasó su infancia entre Aravaca y el domicilio familiar de la madrileña calle de Valverde, junto a la Gran Vía. La niña se educó en un colegio religioso próximo a su casa para asistir, más tarde, a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid como alumna oyente durante los cursos previos a la Guerra Civil.

El año 1936 marca el inicio de la carrera literaria de Catarineu, cuando la imprenta de Silverio Aguirre imprimió su primer poemario, Amor, sueño, vida. Esta obra cuenta con un prólogo en prosa de su mentor, Juan Ramón Jiménez. El poeta onubense, al que Dolores presentó sus versos juveniles, fue quien la animó a publicarlos en revistas y quien se ocupó, además, de la edición de su primer libro. Así, gracias a Juan Ramón, Catarineu publicó en febrero y mayo de 1936 un adelanto de su poemario más dos poemas inéditos en la revista universitaria Floresta de Prosa y Verso. Unos meses antes, en el otoño de 1935, la joven tomó parte en “Los crepúsculos”, unas celebraciones literarias auspiciadas por Mariano Rodríguez de Rivas y Huberto Pérez de la Ossa, miembros de la sociedad cultural Los Jóvenes y el Arte, de ideología conservadora. El fin de dichas reuniones era la reivindicación del romanticismo español, pero también un homenaje al vate francés Charles Baudelaire, durante las que se visitaban diversos jardines madrileños entre lecturas poéticas de miembros de la sociedad como Agustín de Foxá, Alfredo Marquerie, Margarita de Pedroso o Luis Escobar. Allí, Catarineu declamó poemas como “Principio del crepúsculo doliente” o “…Y suave claridad de la luna tardía”.




Tras la Guerra Civil, Dolores Catarineu participó activamente en la vida intelectual de la España de posguerra. Por ejemplo, con la publicación de poesías y artículos en las revistas YLa Estafeta Literaria, Acanto y Mediterráneo. Publicó su segundo y último libro de poemas, Siempre, en 1943. Al año siguiente sacó a la luz en Barcelona un cuadernillo de ocho páginas con poemas bajo el título Nuevos paisajes. Más tarde, en 1948, tomó parte en el ciclo de lecturas poéticas “Alforjas para la poesía”, que se celebraba en el Teatro Lara de Madrid, junto a las poetas Josefina de la Torre y María Luz Martínez de Valderrama.

Respecto a la crítica del momento, César González-Ruano incluyó tanto el nombre como la obra de Catarineu en su Antología de poetas españoles contemporáneos en lengua castellana (1946). Igualmente, el reputado estudioso de la época, Federico Carlos Sainz de Robles, incluye una reseña sobre la autora en su Ensayo de un diccionario de la literatura (1949).

Los dos libros de poemas de Dolores Catarineu destacan por la fuerte impronta juanramoniana que se percibe en sus páginas. Para el crítico Juan Manuel Bonet, la influencia de Juan Ramón es patente en su primer poemario, Amor, sueño, vida “[…] tanto en su tipografía –salió de las prensas de Silverio Aguirre–, como en el tipo de versos –esenciales, impresionistas, cristalinos, con muchas exclamaciones e interrogaciones– que contienen”. Y Siempre es un libro “también juanramoniano”, según Bonet, pese a las distintas circunstancias históricas en las que es publicado –con su maestro Juan Ramón en el exilio–, y a la inclusión en él de unos versos elegíacos a José Antonio Primo de Rivera.

La ideología de Catarineu fue claramente conservadora desde los inicios de su carrera, como demuestra su participación en las actividades organizadas por Los Jóvenes y el Arte, asociación en la que estaban integrados otros poetas y escritores que tanto en la preguerra como en la posguerra fueron simpatizantes o miembros destacados de Falange Española. Ella misma demuestra abiertamente su admiración por la figura del fundador de Falange en dos poemas publicados tras la guerra, y colaboró en los años cuarenta en las revistas de la Sección Femenina Fotos e Y.

A comienzos de los años cincuenta Dolores Catarineu participó en actos públicos, como recitales de poesía y coloquios sobre paisajismo. En 1952 publicó tres poemas en la revista Poesía Española, que dirigía su amigo el periodista José García Nieto; ya había publicado otros cuatro poemas en una revista dirigida también por García Nieto, Acanto, en 1947. Una de sus amigas, la periodista Sofía Morales, la entrevistó en 1958 para Blanco y Negro, haciendo hincapié en la pasión de la poeta por las flores –en particular, por las rosas de su casa de Aravaca, tan presentes en sus textos–, e incluyó en el reportaje un poema inédito de Catarineu acompañado por una semblanza de sus recuerdos juveniles de Juan Ramón Jiménez. Asimismo, con motivo de la otorgación al poeta de Moguer del premio Nobel de Literatura en 1956, Catarineu escribió un poema de circunstancias titulado “El faro”, que dedicó a su maestro, el cual apareció en las páginas de Poesía Española.





Dolores Catarineu, casada a finales de los años cuarenta con el pintor alemán Hans Bloch (1909-1996), pasó junto a su marido una larga temporada en Nueva York; también residieron en Guinea Ecuatorial, colonia española en la que el matrimonio adquirió y explotó durante años una plantación. De vuelta en España, a finales de los años setenta, y sin dejar de escribir, Catarineu decidió no publicar los nuevos poemas que iba creando, por lo que su figura literaria permanecerá olvidada para muchos. Mientras tanto, se ocupó de apoyar la carrera pictórica de Bloch, quien relanzó en sus años de madurez su trabajo artístico con importantes exposiciones.

Tras enviudar, Dolores Catarineu pasó sus últimos años de vida en su domicilio del barrio madrileño de Chamberí. Falleció en Madrid el 28 de junio de 2006 y sus restos fueron sepultados en el cementerio de su Aravaca natal.

 

Obras de ~: “Principio del crepúsculo doliente” e “…Y suave claridad de la luna tardía”, en [M. Rodríguez de Rivas] [ed.], Los crepúsculos, Madrid, Concha Méndez y Manuel Altolaguirre, [1936]; “Quisiste ver siempre”, en Floresta de Prosa y Verso (FPV), n.º 2 (febrero de 1936); “Cuándo me querrás”, en FPV, n.º 5 (mayo de 1936); “Cómo tengo el recuerdo”, en FPV, nº 5 (mayo de 1936); Amor, sueño, vida, Madrid, Silverio Aguirre, 1936; “José Antonio”, en Y, n.º 22 (1 de noviembre de 1939), pág. 18; Siempre, Madrid, Hispánica, 1943; Nuevos paisajes, Barcelona, Entregas de Poesía, 1944;

 “Cinco poetas opinan”, en La Estafeta Literaria: Revista de Libros, Artes y Espectáculos (LEL), n.º 6 (31 de mayo de 1944), pág. 7; “Nuestras escritoras opinan. Sus autores y obras predilectas”, en Fotos (10 de junio de 1944), pág. 13; “La poesía siente la fuerza de un nuevo vivir”, en LEL, n.º 13 (25 de septiembre de 1944), pág. 22; “Mar con lluvia”, “Sombra del ensueño” y “Sol en el jardín”, en Mediterráneo: Guion de Literatura (MGL), 2, 7-8 (1944), pág. 161, 162 y 163, respect.; “Primavera”, en LEL, n.º 25 (25 de abril de 1945), pág. 18; “La semilla”, en LEL, n.º 25 (25 de abril de 1945), pág. 18; “Soledad”, en LEL, n.º 27 (25 de mayo de 1945), pág. 18; “Retorno al silencio” y “Permanencia del pensamiento en el paisaje”, en LEL, n.º 27 (25 de mayo de 1945), pág. 18; “Balcón cerrado”, “Morir”, “Retorno al recuerdo” y “Presentido”, en Acanto: Antología Literaria (AAL), n.º 11 (noviembre de 1947), [págs. 5, 5, 6 y 6, respect.]; “Almas sin sosiego”, “El mar es de ceniza” y “Sueño”, en Poesía Española (PE), n.º 4 (mayo de 1952), pág. 2; “El faro”, en PE, n.º 60 (diciembre de 1956), pág. 3; “¿Novela o poesía? Una encuesta sobre las aptitudes literarias de la mujer. Nueve opiniones de nueve poetisas”, en LEL, n. º 89 (30 de marzo de 1957), pág. 2; “Cuatro rosas”, en Blanco y Negro (ByN), 14 de junio de 1958, págs. 101-102; “Color y forma”, 2003 [en línea], disponible en https://www.xn--begoasummers-dhb.com/.

 

Bibl.: [Redacción], “Homenaje a la Srta. Dolores Catarineu”, en ABC, 17 de junio de 1936, pág. 36; VV. AA., “Un té a Dolores Catarineu”, en El Sol, 17 de junio de 1936, pág. 2; E. Azcoaga, “Siempre, de Dolores Catarineu”, en Escorial: Revista de Cultura y Letras, 14, 41 (marzo de 1944), págs. 152-157; [Redacción], “El último número de La Estafeta Literaria”, en ABC, 11 de junio de 1944, pág. 32; L. Martín, “Dolores Catarineu: Siempre”, en MGL, 2, 7-8 (1944), págs. 269-270; M., “Rincón de las mujeres”, en La Vanguardia, 8 de noviembre de 1945, pág. 4; C.



 González-Ruano (ed.), Antología de poetas españoles contemporáneos en lengua castellana, Barcelona, Gustavo Gili, 1946, págs. 785-786; M., “Informaciones y noticias teatrales y cinematográficas”, en ABC, 20 de abril de 1948, pág. 19; [Redacción], “Convocatorias”, en ABC, 5 de enero de 1950, pág. 22; [Redacción], “Libros y revistas”, en ABC, 14 de mayo de 1952, pág. 43; [Redacción], “Coloquio sobre ‘El paisaje urbano y los jardines”, en ABC, 8 de mayo de 1953, pág. 26; M. Rodríguez de Rivas, “Juan Ramón y el Museo Romántico”, en ABC, 26 de octubre de 1956, pág. 38; S. Morales, “Las flores de Dolores Catarineu”, en ByN, 14 de junio de 1958, págs. 101-102; 


F. C. Sainz de Robles, “Catarineu, Dolores”, en Ensayo de un diccionario de la literatura, vol. II, Madrid, Aguilar, [1973], pág. 251; L. Jiménez Faro (ed.), Poetisas españolas. Antología general. Tomo II: de 1901 a 1939, Madrid, Torremozas, 1996, págs. 217-218; E. Andrés Ruiz, “Recuerdos y olvidos pintados”, en El Cultural, 18 de mayo de 2002, pág. 28; J. M. Bonet, “Necrológica. Dolores Catarineu, la última juanramoniana”, en ABC, 30 de junio de 2006, pág. 52; P. Merlo, “Dolores Catarineu”, en Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2010, págs. 317-318; I. Plaza Agudo, Imágenes femeninas en la poesía de las escritoras españolas de Preguerra (1900- 1936), tesis doctoral, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2011; J. C. Gómez González, Mujeres escritoras de la Preguerra: Estudio bio-bibliográfico de Cristina de Arteaga, María Teresa Roca de Togores, Josefina Romo Arregui y Dolores Catarineu, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 2019.

 

Juana Coronada Gómez González

Mujeres escritoras de la preguerra: estudio bio-bibliográfico de Cristina de Arteaga, María Teresa Roca de Togores, Josefina Romo Arregui y Dolores Catarineu


https://eprints.ucm.es/id/eprint/59278/1/T41744.pdf

Poema del día: "¡Cómo quise tu boca,...", de Dolores Catarineu (España, 1916-2006)

¡Cómo quise tu boca,
granada abierta,
que en las noches
de estío de amor
me llena!

¡Cómo lloran las sombras
de las veredas,
qué cauces más amargos
dejan!

En fragmentos la luna
se mete en las ventanas
entreabiertas,
y manos de fulgores
las cierran.

En las praderas bailan blancas estrellas.
¡Cómo quiero tu boca
cuando te alejas!

Dolores Catarineu, incluido en Antología de poetas españolas. De la generación del 27 al siglo XV  (Alba Editorial, Barcelona, 2018).


Tender un puente firme

Tender un puente firme
en esta noche clara,
desde mi pensamiento
a tu dormido ensueño.

Tener la certidumbre
de que esperas, sin duda,
y sentir palpitar
como un pájaro herido,
tu corazón en lucha
que reclama el silencio.

Estar en el deseo
como bruma azulada
que acaricia tus párpados
con desvelo de nido.

Ordenar las estrellas
que velarán tu sueño;
y sentirte latir
en la onda sonora
que trae tu sentimiento.


En la Antología de poetisas españolas

AMOR

¡Cómo quise tu boca,
granada abierta,
que en las noches
de estío de amor
me llena!

¿Cómo lloran las sombras
de las veredas,
qué cauces más amargos
dejan!

En fragmentos la luna
se mete en las ventanas
entreabiertas,
y manos de fulgores
las cierran.

En las praderas bailan
blancas estrellas.
¡Cómo quiero tu boca
cuando te alejas!


Incluido en su poemario Amor, sueño, vida de 1936.


Josefina Bolinaga



 (Valmaseda (Vizcaya), 1880-¿Madrid?, c. 1965), como miembro reconocida pero todavía por recuperar de la generación del 27,[1]​ se dedicó a la literatura, especialmente a la infantil. Tuvo una larga trayectoria profesional y fue capaz de elaborar un amplio número de cuentos para niños, que alcanzaron un extenso reconocimiento entre las décadas de los años 30 y 60 del siglo XX.


El primer beso

   -Madre, yo una cosa
decírsela debo,
que me quita el jambre,
que me quita el sueño.
¡Una cosa grande!
¡Madre, es un secreto!
¡Venga usté a l´alcoba!
¡Venga p´allá drento!
que no l´oiga padre,
que no l´oiga agüelo.

Pues verá usté, madre...,
casi no m´atrevo
a decirla todo,
y es que endemás miedo
de que usté me riña
mucho yo le tengo.

¡No se ponga seria!
¡No m´arrugue el ceño!
Mire pa otro lao...
Que me da usté miedo...
Ahora lo digo,
ahora alcomienzo.

Ayer para el campo
se vino el Usebio,
s´acercó pa mí,
y dijo, contento...
Lo de siempre, madre:
¡Que si yo le quiero!
Le dije... que sí,
que ley yo le tengo;
s´acercó él altonces
más p´hacia mi cuerpo,
juntó la su cara
casi con mi pelo...
¡No se ponga seria!
¡No m´arrugue el ceño!
Q´altonces no sigo
este mi secreto.
   ¡Mire pa otro lao!
pus iba diciendo
Q´ajuntándose a mí
el mocico Usebio...
¡Y altonces! ¡Altonces!
¡Ay, madre! ¡Qué miedo!
Me dio en la cara
así como un beso.

¡No me riña, madre!
Q´ha sío el primero.
¡No me riña, madre!
Que más ya no vuelvo
a dejar besarme
del mocico Usebio.

- No te riño, hijica;
no me tengas miedo.
¡Cuánto que me gusta!
¡Cuánto que m´alegro
Q´a mi m´hayas dicho
eso del Usebio!
¡Pa estar con mil ojos!
¡Pa velar por ti
y pa estar yo siendo
la tu sombra siempre


que siga a tu cuerpo!

¡Cuánto que me gusta!
¡Cuánto que m´alegro
q´a mí m´hayas dicho
ese atrevimiento...!
Ya estoy mu tranquila:
No vendrá otro beso,
que tendrá tu madre
mil ojos para ello.

Porque tú no sabes
y has de tú saberlo,
q´es mucho dañino
ese primer beso.


Esther López Valencia

Había nacido en 1887 en la localidad de Rioseco (Valladolid) aunque llevaba media vida en Madrid. Al estallar la Guerra Civil tenía 49 años, estaba soltera y la descripción física que hicieron de ella sus más allegados decía que tenía una constitución gruesa, el pelo corto y al menos dos dientes de oro. En aquellos convulsos años treinta había trabajado como escritora a sueldo del semanario «La Lectura Dominical», un órgano del Apostolado de Prensa . Por medio de la Hemeroteca Nacional hemos visto que entre 1926 y 1936 publicó un sinfín de poesías y relatos cortos, algunos de ellos con tintes eclesiásticos. Sin embargo, no alcanzó la fama por estos relatos sino por su obra «Escorial», un libro de poemas publicado en 1922 por la editorial «Crítica» que estuvo prologado por su progenitor al que le unía una relación muy especial.

Libro de Esther López de 1922

Lo cierto es que aquel libro causó una gran sorpresa entre los críticos literarios de la época. El periódico La Atalaya elogió a la poetisa a la que calificaron como «formal revelación de una poetisa de primer orden llamada a reverdecer los laureles de nuestras grandes figuras literarias femeninas«. A día de hoy se pueden encontrar ejemplares de su obra por medio de Internet y también a través de alguna tienda de libros de segunda mano.

Antes decíamos que a Esther le unía un vínculo muy especial con su padre, Álvaro López Núñez, periodista de renombre que también ocupaba cargos de responsabilidad en la Real Academia de Ciencias Políticas y Morales y del Instituto Nacional de Previsión. Además de todo esto, fue un hombre solidario por encima de cualquier cosa: fue pionero en España de la educación para sordos y un gran defensor de la asistencia social y los seguros sociales para los obreros. A su madre, Carolina Valencia, también le unía una relación muy especial, principalmente porque también se dedicó al mundo de la poesía. De hecho, los que la conocieron decían que era una autora muy prolífica y de calidad que había conseguido que la mismísima Emilia Pardo Bazán prologara uno de sus libros.


«Góticas princesas de suaves perfiles / 
de mantos fastuosos, de gestos monjiles, / 
en campos sembrados de lisis de oro / 
pasean su tedio con regio decoro».
 

Asesinato de una poetisa en el cementerio de la Almudena







Margarita Ferreras



Alcañices (Zamora), 26.II.1900 – ?, post. 1964. Poeta.

Margarita Ferreras vino al mundo a las cinco y media de la mañana del día 26 de febrero de 1900 en la localidad zamorana de Alcañices. Pocos son los datos que se han preservado de los primeros años de vida de la poeta alcañizana, excepto los contenidos tanto en su acta de nacimiento como en su partida de bautismo. Su padre, Francisco Ferreras Toro, fue interventor de hacienda en la provincia de Palencia y procedía del mismo municipio. Su madre, Abelisa Lorenzo García, nació en el pueblo oscense de Canfranc. Tras la muerte del padre, la poeta y su madre se trasladan a Madrid, ciudad donde al parecer residían los únicos miembros que quedaban de la familia paterna. Su tío, José Ferreras Toro (Alcañices, 1839), fue un importante periodista, abogado y político militante en el Partido Constitucional en el cual llegó a ostentar, entre otros, los cargos de senador por Ourense (1891), por Santa Clara en Cuba (1893) hasta llegar a obtener, finalmente, el cargo vitalicio.

En 1918 apareció la primera referencia sobre la poeta en la dedicatoria que el escritor Álvaro Retana le brinda en su novela Ninfas y sátiros. Escenas pintorescas de Madrid de noche, en recuerdo a una muchacha llamada Margarita. Retana, además de plasmar el momento en el que se conocieron en su estudio a través del primo del novelista y de certificar que la madre de ésta la acompañaba al encuentro, relata cómo Margarita buscaba ascender socialmente a través del teatro. En ese sentido, en torno al año 1928, pretendió asumir el papel protagonista en la obra Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín de Federico García Lorca, aunque el papel fue asignado, finalmente, a la actriz Magda Donato. Por aquellos años fue comentada la amistad que la autora mantuvo con el infante don Fernando de Baviera, por la cual circularon rumores que ella misma, en ocasiones, se encargaba de propagar. Uno de ellos se encuentra en las memorias de Francisco Ayala, donde recuerda su visita a casa de la autora por petición de Benjamín Jarnés para aconsejarla en asuntos legales respecto al infante don Fernando.




Margarita Ferreras comenzó a ser una presencia constante en el ámbito cultural de la España de los años 30. Asistió como alumna a la Residencia de Señoritas de Madrid y a las reuniones del Lyceum Club Femenino. La poeta fue socia también del Ateneo de Madrid, eje cultural y punto de encuentro de los intelectuales más importantes de aquellos años. Su nombre también fue recurrente en los periódicos por su participación en diversos eventos, como en el banquete ofrecido a Azorín por los jóvenes escritores con motivo de la publicación de su obra Angelita. En 1932 publicó su poemario Pez en la tierra en la imprenta de Concha Méndez y Manuel Altolaguirre, con unas composiciones cuya originalidad recae en algunas de sus imágenes y en el erotismo que impregna sus composiciones. A partir de este momento, se pierde el rastro de la poeta y hay que recurrir a su correspondencia con Miguel de Unamuno —incluida por F. Garcerá en su estudio de 2016—. En las misivas desarrolla una narración escalofriante de su encierro transitorio en un sanatorio contra su voluntad debido a sus problemas nerviosos y donde le fue diagnosticada una psicosis exógena. Tras este hecho, vuelve a perderse la pista de la autora para reaparecer en el padrón de Madrid de 1940, pese a que Manuel Altolaguirre afirmó haberla encontrado en plena Guerra Civil en las calles de Valencia profundamente trastornada y que, posteriormente, había partido al exilio. El último dato encontrado de Margarita Ferreras aparece en una nota marginal en su acta de nacimiento, fechada en 1964, según la cual la autora había obtenido auxilio por enfermedad de la Junta Provincial de Beneficencia de Zamora. A partir de este momento, se pierde el rastro de la poeta hasta la actualidad.





Obras de ~:

 Pez en la tierra, pról. de B. Jarnés, Madrid, Impresores Concha Méndez y Manuel Altolaguirre, 1932 (reed. ed., introd. y notas de F. Garcerá, Madrid, Ediciones Torremozas, 2016)



Bibl.: 

M. Altolaguirre, Obras Completas, vol. I, ed. de J. Valender. Madrid, Istmo, 1986; R. Quance, “Hago versos, señores…”, en I. M. Zavala (coord.), Breve historia feminista de la literatura española (en lengua castellana), tomo V. La literatura escrita por mujer (Del s. XIX a la actualidad), Barcelona, Anthropos Editorial/Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, 1998; M. Castillo Martín. Las convidadas de papel. Mujer, memoria y literatura en la España de los años veinte, Premio de Investigación María Isidra de Guzmán 2000, Madrid, Excmo. Ayto. de Alcalá de Henares, 2001; S. Mangini, Las modernas de Madrid. Las grandes intelectuales españolas de la Vanguardia, Barcelona, Ediciones Península, 2001; M. Altolaguirre, Epistolario (1925-1959), ed. de J. Valender, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2005; 

M. A. Chaparro Domínguez, “La imagen poética en la obra de Margarita Ferreras según Gaston Bachelard”, en Revista de Literatura, vol. LXXVI, n. 151, (2014), págs. 249-266; F. Garcerá, “’Grité en el cuerpo de las fieras’: tras las huellas de Margarita Ferreras”, en M. Ferreras, Pez en la tierra, ed., introd. y notas de F. Garcerá, Madrid, Ediciones Torremozas, 2016.


Fran Garcerá




POR LA VERDE, VERDE OLIVA

Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
llegaron los ojos negros
que te embrujaron de amor.
por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
La sombra color cuchillo
que da el arco de una puerta
cobijaba a una mujer
en largas horas de espera.
El cielo es azul añil
de pincelada violenta,
mientras la cal en el patio
de blancura reverbera.
La calle arriba y abajo
la blanca Muerte pasea
con la guadaña en el hombro
y en la boca una azucena.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
se acercan los ojos negros
con un hechizo de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
Llega y abraza con furia
a la mujer deseada
y le da en el corazón
el hielo de las entrañas.
Los martillazos del pecho
la van poniendo amarilla,
las piernas se le desmayan
y le amarga la saliva.
Enroscándose ella misma
el cuerpo de la culebra,
dice con voz de martirio
y al mismo tiempo de entrega.
Yo he visto unos ojos negros
en una cara morena,
si no han de ser para mí
que se los coma la tierra.
por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
ya se van los ojos negros
arrastrando un corazón.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.


Incluido en el poemario Pez en la tierra de 1932.


La imagen poética en la obra de Margarita Ferreras según Gaston Bachelard



Soy una fruta de oro
ácida y dulce,
fría y ardiente.
Revoloteas
como una mariposa
con un alfiler grande
atravesado el cuerpo.
¡En el arranque de la nuca
La aguja fría del deseo!

Margarita Ferreras. Mujer moderna, maldita y olvidada

 http://gentedelasafor.es/art/7826/margarita-ferreras-mujer-moderna-maldita-yolvidada







Carmen Conde

Nace el 15 de agosto. En 1914, se traslada con su familia a Melilla y vuelve a Cartagena en 1920. Comienza a trabajar en la Sociedad Española de Construcción Naval Bazán. De estos años, son sus primeras publicaciones en la prensa local.

Estudia Magisterio. En 1927 conoce al poeta Antonio Oliver Belmás, que la asesora en esta etapa. Publica en las minoritarias revistas de Juan Ramón Jiménez, y su primera obra, Brocal, en 1929.

Se casan el 5 de diciembre de 1931 y, juntos, fundan la primera Universidad Popular de Cartagena.

En 1934 publica Júbilos, prologado por Gabriela Mistral.

Al estallar la Guerra Civil, Oliver se une al ejército republicano. Ella ha de renunciar a la pensión que había obtenido para estudiar las instituciones de cultura popular en Francia y Bélgica. Sigue cursos en la Facultad de Letras de Valencia y aprueba oposiciones a Bibliotecas.

Cuando acaba la Guerra, Oliver vive recluido en Murcia; Carmen se instala en El Escorial en casa de unos amigos. Los años 40 son literariamente muy productivos. Utiliza seudónimos, como Magdalena Noguera, Florentina del Mar y otros. Trabaja para la Editorial Alhambra, colabora en la Sección Bibliográfica del CSIC y en la Sección de Publicaciones de la Universidad de Madrid.



En 1953, recibe el Premio Elisenda de Montcada por Las oscuras raíces. Un año después, el Premio Nacional Simón Bolívar de Siena por Vivientes de los siglos. En 1956, el matrimonio gestiona la cesión al Ministerio de Educación Nacional del archivo de Rubén Darío. En 1961, ambos reciben el Premio Doncel de Teatro Juvenil, por el libro A la estrella por la cometa.

En 1967, a Carmen Conde, se le concede el Premio Nacional de Poesía por Obra poética.

Elegida Académica de la Real Academia Española en 1978, en la que ingresa un año después, se convierte en la primera mujer que logra este honor. Es nombrada Hija Predilecta de la provincia de Murcia, Hija Predilecta de la ciudad de Cartagena e Hija Adoptiva de La Unión.

En 1979, recibe el Premio Benito Pérez Galdós de Periodismo, el Premio Adelaida Ristori del Centro Culturale Italiano y el Título de Almirante del Estado de Nebraska. Se la nombra Académica Correspondiente de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico.

En 1980, consigue el Premio Ateneo de Sevilla por Soy la madre; la entrega de llaves de la ciudad de Miami, varias adopciones por entidades culturales de Miami y New York. En 1987, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

Vive sus últimos años en una residencia de Majadahonda. En 1994 formaliza la donación de su legado cultural a su ciudad natal, Cartagena. Muere el 8 de enero de 1996 en Madrid.


Escritora (Cartagena 1907 – Madrid 1996)

https://leer.es/proyectos/las-sinsombrero/vida-y-obra/carmen-conde/

Mientras los hombres mueren (fragmento)

"No sé si he nacido ahora, o si es que acabo de morirme. Porque siento un dolor tan enorme en los vacíos de mi alma, que si Dios me los llenara de Sí, ¡cuánta fertilidad de amor pondría en este duelo! Me caigo de angustia, y no comprendo para qué me alzaron los horizontes como a sol, si la antorcha de que me vi llevadora no venía de ninguno peor, ni a otro mejor se la he de dar yo.
¿Cómo entender el trajín de mi sangre, Señor? Todo nace con un fin y una aspiración que cumple. Yo vine con verbo, y por él quise que atravesaran ríos y selvas, ¡y ya sabes Tú con qué apremiante amor un día quise la voz de un hijo!; pero mi voz clama entre mis brazos, inútil voz de soledad más sola que el vencido, sin que otro se la ciña al cuello vistiéndoselo de fuerza.
No abras, Dios, mi fosa en las nubes. Ábrela aquí, entre los que ni escuchan ni aman lo celeste, lo tuyo uno y desdichado, loco de frenesíes por tus criaturas que no se me dan como el pan y el agua; como yo las quiero: sustancia mía para nutrirte a Ti en este pobre rincón de mi cuerpo. "


Carmen Conde - A media voz

http://amediavoz.com/conde.htm


Creció espesa la yerba (fragmento)

"En el sueño todo es más fluido, menos concreto; sobrevienen episodios no vividos y afloran vivencias depuradas, aéreas. En un espejo inmenso, tal un lago desierto, Laura busca su rostro sin encontrárselo. Ello le produce angustia y desasosiego. Se sabe ella y no consigue enfrentarse con sus ojos ni con su boca ni con su frente... Alguien grita desde lejos un nombre que tampoco logra descifrar y, sin embargo, conoce ese nombre, sabe que es suyo aunque no lo perciba con claridad.
En determinado punto todo su pasado se vuelca a ese espejo en el que no halló su imagen. Sobresaltada, y hasta consciente como si estuviera despierta, reconoce la no corta trayectoria de su existencia... En el fondo del bosque fluctúa una joven indecisa cuyos brazos se tienden hacia... ¿quién?... Tampoco la evidencia, tampoco la precisión. Laura vive y la que duerme está soñando.
Le gustaría arrancarse del trémulo vaivén del sueño oscuro que agujerea imágenes que son ella aunque ella no se consiga ver, comprobar que es. Una reversión incomprensible la hace ella y la hace otra a la cual se afana en reconocer, en reincorporarse... Gime, alarga las manos para agarrarse al brocal del pozo en que se sabe inmersa.
[...]
La carretera fluye y refluye quietamente, como si no se la pisara. Madrid, a dos horas de buen correr. Se pasan volando y la ciudad abre sus anchos brazos reconciliantes. Más se tarda en atravesar la ciudad que en hacer el último tramo del viaje. La calle, próxima a la ciudad universitaria. El garaje, las maletas con su inútil contenido. Todo sobró. Apenas se vistió la dueña como no fuera de lo somero para la playa. Y no leyó tanta grata lectura escogida para aquella estancia.

La espera lo que tanto tardó en conocer: la soledad. Laura vive sola y no lo rechaza. A todo hay que aprender. A estar solo es lo menos fácil, pero se aprende también. Mira su mundo doméstico y no puede remediar pensar que María habría estado bien aquí. Fuera, insidiosos recuerdos sin contenido. ¡Fuera, lo que no cabe en la soledad! "



Amante

Es igual que reír dentro de una campana:
sin el aire, ni oírte, ni saber a qué hueles.
Con gesto vas gastando la noche de tu cuerpo
y yo te transparento: soy tú para la vida.

No se acaban tus ojos; son los otros los ciegos.
No te juntan a mí, nadie sabe que es tuya
esta mortal ausencia que se duerme en mi boca,
cuando clama la voz en desiertos de llanto.

Brotan tiernos laureles en las frentes ajenas,
y el amor se consuela prodigando su alma.
Todo es luz y desmayo donde nacen los hijos,
y la tierra es de flor y en la flor hay un cielo.

Solamente tú y yo (una mujer al fondo
de ese cristal sin brillo que es campana caliente),
vamos considerando que la vida..., la vida
puede ser el amor, cuando el amor embriaga;
es sin duda sufrir, cuando se está dichosa;
es, segura, la luz, porque tenemos ojos.

Pero ¿reír, cantar, estremecernos libres
de desear y ser mucho más que la vida...?
No. Ya lo sé. Todo es algo que supe
y por ello, por ti, permanezco en el Mundo.


El Arcángel (fragmento)

"Llegó a mi noche y la removió con sus alas espesas. Entonces quedó partida en dos: una suya y otra desvelada. Estos ojos por los que nunca cruzaron mejores pájaros, se abrieron para coger su figura; pero él no estaba fuera de la vigilia; así que los cerré –viéndole- en un resplandor que olía a hierba soleada.
(...)
Nada me anunció; fue conmigo al hallazgo lúcido de las cosas. Y en la primera oscuridad madura, hermanos ya nuestros cabellos, me reveló su figura; el cuerpo perfecto de tácita forma. Por ello amo la noche, cima donde se me da su gracia. Ni desnudez ni ropaje. El llega a las cuevas de mi corazón alargando las galerías redondas de mis ojos. Yo le penetro como espada suya a cambio de la claridad con que él me traspasa. "

 



ENLACES

http://amediavoz.com/conde.htm

http://www.elpais.com/articulo/narrativa/Carmen/Conde/primera/mujer/elpepuculbab/20070811elpbabnar_13/Tes

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1600

http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/carmenconde/

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/90894818899685971381580/p0000001.htm#I_3_

http://www.escritorasyescrituras.com/cv/conde.doc

http://www.baquiana.com/Numero_XLVII_XLVIII/Opini%C3%B3n_II.htm

http://www.editorialmuleyrubio.com/html/cordel3/carmenconde.htm

http://www.um.es/campusdigital/Cultural/Carmen%20Conde.htm© Escritores.org. Contenido protegido. Más información: https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/19593-copias



Primer amor


"¡Qué sorpresa tu cuerpo, qué inefable vehemencia!
Ser todo esto tuyo, poder gozar de todo
sin haberlo soñado, sin que nunca
un ligero esperar prometiera la dicha.
Esta dicha de fuego que vacía tu testa,
que te empuja de espaldas,
te derriba a un abismo
que no tiene medida ni fondo.
¡Abismo y solo abismo
de ti hasta la muerte!
¡Tus brazos!
Son tus brazos los mismos de otros días,
y tiemblan y se cierran en torno de su cuerpo.
Tu pecho, el que suspira, ajeno, estremecido
de cosas que tú ignoras,
de mundos que lo mueven...
¡Oh pecho de tu cuerpo, tan firme y tan sensible
que un vaho lo pone turbio
y un beso lo traspasa!
¡Si nunca nadie dijo que así se amaba tanto!
¿Podías tú esperar que ardieran tus cabellos,
que toda cuanta eres cayeras como lumbre
en un grito sin cifra,
desde una cordillera gritada por la aurora?

¿Ceniza tú algún día? ¿Ceniza esta locura
que estrenas con la vida recién brotada al mundo?
¡Tú no te acabas nunca, tú no te apagas nunca!
Aquí tenéis la lumbre, la que lo coge todo
para quemar el cielo subiéndole la tierra."





Mercedes Pinto


San Cristóbal de la Laguna (Tenerife), 12.X.1883 – Ciudad de México (México), 21.X.1976. Escritora, poeta, dramaturga, oradora y periodista.

Mercedes Pinto nació en San Cristóbal de la Laguna en el seno de una familia reconocida social e intelectualmente en su ciudad, puesto que su padre, Francisco José María de los Remedios Pinto de la Rosa, era un reconocido prosista tinerfeño y catedrático del antiguo Instituto de Provincial de Segunda Enseñanza de Canarias. El poeta Antonio Zerolo, muy laureado en aquellos años, recitó uno de los poemas de la joven escritora dedicado a su padre tras su fallecimiento en el Ateneo de La Laguna, lo que le valió el título a la autora de “La Poetisa Canaria” y la fama en su lugar natal. Mercedes Pinto contrajo matrimonio con Juan de Foronda y Cubilla. Tras el enlace, este comenzó a manifestar los síntomas de una paranoia celotípica por los que Mercedes Pinto sufrió diversos maltratos físicos y emocionales, por los que tuvo que internar a su esposo en 1919 en un sanatorio de Ciempozuelos, del que obtuvo el alta con ayuda de su familia y en oposición de la recomendación de los médicos y de Mercedes Pinto. Comenzó, de este modo, el largo itinerario de la autora junto a sus tres hijos y la ciudad de su primer exilio: Madrid. Allí conoció a Rubén Rojo, el joven abogado que le ayudó en su proceso de separación y que se convirtió en su compañero sentimental. La autora comenzó en la capital una nueva época tanto en su vertiente íntima como pública, pues su lucha personal se fundió con su visibilidad pública y en la que cosechó la amistad de importantes intelectuales como Carmen de Burgos y Ortega y Gasset. En 1922 nació su primer hijo fruto de su relación con Rubén Rojo y, al año siguiente, recitó sus versos el 7 de mayo de 1923 en el Ateneo de Madrid, que vieron la luz en su primer libro, Brisas del Teide (1924), con una poesía cuya forma todavía guarda reminiscencias modernistas pero que ya permite intuir las nuevas imágenes que las vanguardias europeas estaban instaurando en nuestro país.


El día 25 de noviembre de 1923, en la Universidad Central de Madrid y bajo la Presidencia del príncipe D. Luis Fernando de Baviera, la poeta leyó su conferencia titulada “El divorcio como medida higiénica”, un logro histórico en plena dictadura de Primo de Rivera. Este acto le valió su exilio a Uruguay, país en el que se integró en el círculo de la intelectualidad más notable de aquellos momentos, especialmente, con Juana de Ibarbourou. La gran labor cultural que realizó Mercedes Pinto en Montevideo alcanzó su cúspide con la creación de La Casa del Estudiante, que promovió una renovación en la vida intelectual y social de la capital uruguaya. También publicó la mayor parte de sus obras en esos años de residencia en Uruguay: un libro infantil de cuentos cuya edición se agotó rápidamente; un texto recopilatorio titulado La emoción de Montevideo ante el raid del comandante Franco, recogida por Mercedes Pinto (1926); y la más famosa de todas sus obras, la novela Él (1926). La Compañía Concha Olona representó en el Teatro Novedades de Barcelona su drama Silencio (1929); “Las Poetisas”, (1930), una conferencia dictada sobre las poetas uruguayas Ofelia Machado, Sarah Bollo, Luisa Luisi y María Eugenia Vaz Ferreira; estrenó su obra Un señor…cualquiera en el Teatro Solís de Montevideo, que se editó más tarde en la Imprenta Uruguaya de Montevideo; y el poemario Cantos de muchos puertos (1931). En último término, la autora fundó la Compañía de Arte Moderno Mercedes Pinto y da comienzo una gira por varios países de Sudamérica.

En Paraguay se convirtió en la primera mujer en ocupar la tribuna de la Universidad de Asunción. En Argentina, su ciclo de conferencias en la Universidad de Tucumán, debido al entusiasmo estudiantil, obligó al Rector a permitir que la escritora ofreciera de nuevo sus palabras, pero esta vez al público en general. A su llegada a Chile, donde residió desde 1932 hasta 1935, Arturo Alessandri, presidente del país en aquel momento, nombró a Mercedes Pinto delegada oficial del Departamento de Extensión Cultural y le conminó a impartir sus conferencias por el país. Asimismo, la autora logró estrenar una nueva obra de teatro (El alma grande del pequeño Juan), reeditar Él y publicar su novela Ella (1934). Además, ella y su marido compartieron su amistad con Pablo Neruda. En 1935 llegó a Cuba donde residió hasta 1943. Cuando comenzó su exilio, la autora siempre tuvo en mente su vuelta definitiva a España, pero la Guerra Civil, que se desató en el país en 1936, convirtió a Cuba en un destino más largo de lo esperado. A su llegada a La Habana, el gobierno de la isla le ofreció un puesto como educadora de conferencista y otro en la radio gubernamental y en la Cadena Azul. En relación a esto último, fue muy significativa la campaña que Mercedes Pinto realizó para que Cuba permitiera el desembarco de 930 judíos a bordo del barco San Luis. Por este hecho, no solo recibió Mercedes Pinto múltiples homenajes, sino que tras los años la sociedad judía le dedicó con su nombre un bosque de más de 2000 árboles en Israel.



En 1943, tras la muerte de su marido, Rubén Rojo, Mercedes Pinto abandonó la isla y se marchó con tres de sus hijos ―Rubén y Gustavo Rojo y Pituka de Foronda― a México. Su vuelta a Tenerife se produjo en 1953, invitada por el Círculo de Bellas Artes para impartir una serie de conferencias y, en 1969, publicó en Madrid su último poemario, Más alto que el águila. No obstante, en México logró un puesto como redactora en el diario Excelsior, entre otros, en el cual siguió trabajando hasta el momento de su fallecimiento en 1976, a los noventa y tres años de edad.

 

Obras de ~: El divorcio como medida higiénica, Madrid, Imprenta Joaquín Martínez, 1923; Brisas del Teide, Madrid, Pueyo, 1924; Él, Montevideo, La Casa del Estudiante, 1926; La emoción de Montevideo ante el raid del comandante Franco recogido por Mercedes, Montevideo, Talleres Gráficos de José Florensa, 1926; Un señor cualquiera, Montevideo, Imprenta Uruguaya, 1930; Las Poetisas, Montevideo, Comisión Nacional del Centenario, 1930; Cantos de muchos puertos, Montevideo, edición de la autora, 1931 (reed. Madrid, Ediciones Torremozas, 2017); Ella, Santiago de Chile, Nascimento, 1934; «Cuatro poetisas uruguayas», Revista Cubana, n. 10-11-12, 1935, pp. 46-81; Más alto que el águila, Madrid, Cabal, 1969; Ventanas de colores (México 1973-1976), edición e introducción de Alicia Llanera, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria-Instituto Canario de la Mujer, Colección Mercedes Pinto, Las Palmas de Gran Canaria, 2001.




 

Bibl.: A. Llanera, Yo soy la novela. Vida y obra de Mercedes Pinto, Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 2003; R. Martínez. Crónica del exilio de Mercedes Pinto en Uruguay. Tomo I (1924-1925), introd. y notas de A. Cagnasso, Montevideo, Ediciones Bergamín, 2007; J. J. Armas Marcelo, Mercedes Pinto, una sombra familiar, Canarias: Tauro Ediciones, 2009; Mª Teresa García-Abad García, “Buñuel/Pinto o el arte de reb(v)elarse entre dos imágenes”, Letras Peninsulares, Vol. 22, n. 1, (2009), págs. 253-267; T. González Pérez, Mercedes Pinto. Una mujer precursora, una mujer transnacional, Las Palmas de Gran Canaria, Anroart Ediciones, 2009; F. Heitz, “De Ella Él: caras y máscaras en la ‘novela’ de Mercedes Pinto (1926) y en la película de Luis Buñuel”, en ARBOR. Revista de Ciencia, Pensamiento y Cultura, Vol. 187, n. 748, (2011), págs. 371-381; F. Garcerá, “’¡Puntos cardinales de nuestros caminos!’: Mercedes Pinto en la geografía de su exilio (1883-1976)”, en Mercedes Pinto, Cantos de muchos puertos, Madrid, Ediciones Torremozas, 2017.

 

Fran Garcerá



Él (fragmento)


"Corre, tren, corre sobre mi pena; oscurece mi dolor con tu humo negro como la cabellera del demonio, aleja de mi alma el drama entero de mi existencia rota, de mi presente de lucha, de mi porvenir incierto… Corre, tren, y con el ruido espantoso de tus cadenas y de tus brazos ciclópeos de hierro, evita que se forjen los pensamientos en mi cerebro, y patea, desgarra, pulveriza los recuerdos de trágica odisea que me enloquecen, y que a mi alma primitiva, sencilla, ingenua, torturan con las pesadillas reconstructoras de lo pasado… (Heridas, sangre, gritos, insomnios dolorosos, un soñar de calentura que aplasta mi sana complexión bajo su peso…).
En lontananza se va quedando el manicomio con sus torrecitas altas, y sus pabellones iguales pintados de blanco y rojo —huesos y sangre me semejan—.
Y yo sola, enlutada, con un luto triste porque es el que en la vida se lleva por uno mismo, miro a las lejanas torrecitas bajo cuyas techumbres se queda Él y me parece sentir aún las estridentes risas y las voces incoloras que he dejado. Y miro el porvenir y veo las piedras de mi hogar rodando clamorosas río abajo, río abajo. "

Mercedes Pinto (1883-1976). Pedagogía con voz propia en el itinerario Iberoamericano


http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-719X2019000100247















Ángela Figuera Aymerich


 

 

 


"...Yacíamos unidos, sin lujuria, absortos
en el hondo tableteo de nuestros corazones..."


http://amediavoz.com/figuera.htm



Bilbao (Vizcaya), 30.X.1902 – Madrid, 2.IV.1984. Poeta.

El padre, Jesús Ángel Figuera Figuera, natural de La Habana, era catedrático de la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao y había casado con Amelia Aymerich en 1901. El matrimonio tuvo nueve hijos, de los que la poeta era la mayor. Familia acomodada, tuvieron una vida apacible. Ángela estudió en el Sacré Coeur, un colegio de monjas francesas. El padre, aficionado a la pintura, a la música y a la ópera, desde muy pronto se hizo acompañar por su hija a esas y otras actividades culturales, hasta que murió, en 1926. En un poema de 1953, lo recuerda “Mi padre era ingeniero y amaba los paisajes. / Quería capturarlos en rectángulos breves / y llevarlos consigo. / Cuando íbamos al campo o al mar, en vacaciones, / meticulosamente, sabiamente pintaba”. 

Ángela fue una de las primeras mujeres en conseguir el bachillerato en Bilbao. Posteriormente, estudió Filosofía y Letras, primero en Valladolid y luego en Madrid, a donde se trasladó a vivir la familia en 1930. Obtuvo cátedra de Enseñanza Media en 1933 y se casó al año siguiente con su primo, Julio Figuera. Depurada tras la guerra civil, que pasó entre Madrid y Alicante, consiguió trabajar en la Biblioteca Nacional a partir de 1952. Siempre manifestó su carácter de escritora vasca y mantuvo estrecha amistad con poetas también vascos como Gabriel Celaya, Blas de Otero o Gabriel Aresti.







Ángela Figuera Aymerich es, con Carmen Conde, la más importante poeta de la segunda mitad del siglo XX. En su primer libro, Mujer de barro (1948), se trata el tema del hijo, como lo hicieran tantos poetas de la postguerra, así como el de la mujer. En el segundo, Soria pura (1949), que le editó su amigo el también poeta Leopoldo de Luis en la colección Mensajes, entra en el tema del paisaje. En Vencida por el ángel (1950) aparece una poesía existencial que se centra ya en el feminismo y en el sentido social cuando publica El grito inútil (1952); en este libro se encuentran el poema antibelicista “Rebelión” y su famoso “Mujeres del mercado”, uno de los mayores ejemplos de la poesía social española de postguerra, donde el verso alejandrino permite suavizar la dureza temática: “Son de sal y salmuera. Viejas ya desde siempre. / Armadura oxidada con relleno de escombros”. Los días duros, que publica en 1953 (incluyendo Vencida por el ángel y Víspera de la vida, un libro inédito), insiste en la escritura de compromiso (“No. Ya no puedo estar, como solía, / oculta en matorral de madreselvas”). 

En 1958 publica en México Belleza Cruel, con un prólogo de León Felipe en el que el poeta del exilio se desdice generosamente de cuando escribió que, al salir de España, se había llevado la canción: “Dámaso, Otero, Celaya, Hierro, Crémer, Nora, de Luis, Ángela Figuera Aymerich… los que os quedasteis en la casa paterna, en la vieja heredad acorralada… Vuestros son el salmo y la canción”. Al fin y al cabo, Ángela Figuera había incluido en Víspera de la vida un poema titulado “Postguerra” que pudiera haber servido de respuesta a León Felipe: “Alegraos, hermanos, porque vivos seguimos. / Verticales, calientes sobre tierra segura / persistente al estruendo y a la dura piqueta”. Su último libro publicado, Toco la tierra. Letanías (1962) resume su sentido de la existencia. Entre los numerosos poemas solamente incorporados a sus Obras completas, merece destacarse el que dedicara a Carmen Conde, “Exhortación impertinente a mis hermanas poetisas” que es una llamada a la responsabilidad de la nueva poesía femenina: “Levantaos, hermanas. Desnudaos la túnica. / Dad al viento el cabello. Requemaos la carne / con el fuego y la escarcha de los días violentos / y las noches hostiles aguzadas de enigmas. / No os quedéis en el margen…”. 

Su poesía, claramente realista, ha mantenido un tono personal, gracias a la ternura que supera todo prosaísmo. La crítica ha destacado su mirada tierna sobre la realidad, pese a la crudeza de muchos de los poemas. Hay siempre un sentimiento maternal que le llevó a escribir también poesía para niños como Cuentos tontos para niños listos (1979) o el póstumo Canciones para todo el año (1984).


Obras de ~: J. Figuera y R. Quance (eds.), Obras completas, Madrid, Hiperión, 1986.

Bibl.: R. Bosch, “La poesía de Ángela Figuera y el tema de la maternidad”, en Ínsula 186, Madrid, 1962; J. G. Manrique de Lara, “Prosaísmo árido y ardiente humanidad en la poesía de Ángela Figuera”, en Poetas sociales españoles, Madrid, EPESA, 1974; L. de Luis, “Ángela Figuera”, en La poesía aprendida, Valencia, Bello, 1975; VV.AA., “Recordando a Ángela Figuera”, en Zurgai, [núm. monográf.], Bilbao, diciembre de 1987; J. R. Zabala Aguirre, Ángela Figuera, una poesía en la encrucijada, San Sebastián, Universidad de Deusto, 1994; A. M. Fagundo, “Ángel Figuera: lo recio femenino”, en A. López de Martínez (ed.), Discurso femenino actual, Puerto Rico, Universidad de Puerto Rico, 1995; J. Evans, Moving Reflections: Gender, Faith and Esthetics in the Work of Ángela Figuera Aymerich, Londres, Tamesis Books, 1996; M. Bengoa, La poeta Ángela Figuera (1902-1984), Bilbao, BBK (Temas Vizcaínos), 2002; P. González de Langarica y J. R. Zabala, Ángela Figuera Aymerich. Poesía entre la sombra y el barro, Bilbao, Muelle de Uribitarte, 2012.

Jorge Urrutia



Contra el olvido: vida y obra de Ángela Figuera

https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/memoria-olvido-vida-obra-angela-figuera/20211025184133192154.html

 


DURAR

Yo pasaré y apenas habré sido,
-frágil destino de mi pobre arcilla-.

Hijo, cuando yo no exista,
tú serás mi carne, viva.
Verso, cuando yo no hable,
tú, mi palabra inextinta.

EL GRITO INÚTIL

¿Qué vale una mujer? ¿Para qué sirve
una mujer viviendo en puro grito?
¿Qué puede una mujer en la riada
donde naufragan tantos superhombres
y van desmoronándose las frentes
alzadas como diques orgullosos
cuando las aguas discurrían lentas?

¿Qué puedo yo con estos pies de arcilla
rodando las provincias del pecado,
trepando por las dunas, resbalándome
por todos los problemas sin remedio?

¿Qué puedo yo, menesterosa, incrédula,
con sólo esta canción, esta porfía
limando y escociéndome la boca?

¿Qué puedo yo perdida en el silencio
de Dios, desconectada de los hombres,
preñada ya tan sólo de mi muerte,
en una espera lánguida y difícil,
edificando, terca, mis poemas
con argamasa de salitre y llanto?

Volvedme a aquel descuido, a aquel sosiego
en que era dable andar por los caminos
pastoreando ensueños como ovejas.
Volvedme al ruiseñor de aquel boscaje,
al vuelo de aquel cisne por el lago
bajo la planta azul de aquella luna.

Volvedme a la andadura mesurada
al trópico dulcísimo y sedante
de un verso con timón y cortesía
donde cantar cómo los bucles de oro
son cómplices del pájaro y la rosa,
porque eso, al fin, a nada compromete
y siempre suena bien y hace bonito.

Pero es vano, amigos, nos cortaron
la retirada hacia seguras bases.
Están rotos los puentes,
los caminos confusos,
los túneles cegados. No sabemos
de cierto si avanzamos o si huimos
dejando por detrás tierra quemada.

Y yo pregunto, vadeando a solas
un río de aguas turbias y crueles,
¿qué puede una mujer, para qué sirve
una mujer gritando entre los muertos?


MUJER DE BARRO

Mujer de barro soy, mujer de barro:
pero el amor me floreció el regazo.

Mujer
¡Cuán vanamente, cuán ligeramente
me llamaron poetas, flor; perfume!

Flor; no: florezco. Exhalo sin mudarme.
Me entregan la simiente: doy el fruto.
El agua corre en mí: no soy el agua.
Árboles de la orilla, dulcemente
los acojo y reflejo: no soy árbol.
Ave que vuela, no: seguro nido.

Cauce propicio, cálido camino
para el fluir eterno de la especie.

NO QUIERO

No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.
No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.

No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.

No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.

No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.

No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.

No quiero amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.

No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO…


 


Maruja Falena

Pseudónimo de María Ferrer, es una autora zaragozana, de la que apenas se sabe nada, y que para Juan Domínguez Lasierra formaría parte del 27 zaragozano, ese que no sale en los libros ni en ningún sitio. De ella apenas se sabe nada, que estudió en Zaragoza, que  colaboró en revistas literarias de Cádiz, Albacete y de Zaragoza y que participó activamente en la vida cultural zaragozana dentro del círculo de Tomás Seral, con el que mantuvo una estrecha relación cultural. En 1936 publicó en Albacete su libro de poemas Rumbo, difícil de encontrar  hoy. Tras la Guerra Civil se exilió y no se volvió a saber de ella.



MARUJA FALENA [19.564] - POETAS SIGLO XXI

https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2016/11/maruja-falena-19564.html



TARDE INFANTIL

Para Raimundo Gaspar Torrent

Sentado, ahora, en mis rodillas,
descansa el hombrecito;
y, entre el atardecer, dulces me miran
sus ojos limpios.

No se aleja de mí, no ansía
jugar, charla conmigo;
y busca entrar en mí, con pasión íntima
su alma de niño.

*

Apaga las luces, que vengo
con un tatuaje de estrellas en el alma.
No me conoces, no.
Apaga las luces,
que quiero arrancar con mi boca
tus ojos.
Así, entonces, hombre
entrarás en mí.
La sombra persigue a la sombra
en esta casa deshabitada.
El espejo, cómplice de mi desnudez,
calla.
El reloj sonámbulo
que midió nuestras horas
es una araña de doce patas, muerta.
Nada.
¿Quién sabe si esta casa es un barco
donde los muertos son grumetes?






.

Soypobrefalenaconelalarota,
queinestableyfeble,porelaireflota.
Cañasinazúcar,colmenasinmiel;
soydejugoamargo,deexprimidahiel.
Zarzalespinosoquenotieneflores,
nidodelquehuyerongreguescoscantores.
Soyárbolsinsavia,quenocríafruta;
invernadatriste,quetodoloenluta.
Campanasinvoz,arpasincordaje,surtidorsinlinfa,
marsinoleaje.Amustiadarosaqueperdiófragancia,
candelaapagadadefúnebreestancia.¡Soyloquenosoy!
porquesoyincierta,
soyarcillavivaconelalmamuerta.

RevistaNoreste(1932)



Ana María Martínez Sagi

España | 1907-2000 Martínez
  Feminista, sindicalista, poetisa, periodista y deportista española nacida en Barcelona. Nació en una familia culta y acaudalada, poseían fábricas textiles y eran los dueños de los jardines de Pedralbes, en la que la figura más famosa era su tío, el barítono Emilio Sagi Barba. De joven, destacó como deportista en distintas especialidades, natación, baloncesto y, sobre todo, tenis y atletismo. Idéntica pasión sintió por la lectura de textos literarios, sobre todo de poesía femenina, como la de las hispanoamericanas Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou o Delmira Agustini. En 1929, publicó su primer libro de poemas, 30 composiciones agavilladas bajo el título Camino, obra que se tildó de mística y elegíaca y que tuvo una resonancia en su momento sólo comparable, en clara paradoja, a su posterior y absoluto olvido. Este libro recibió elogios sin cuento por parte de Luis Astrana Marín, Rafael Cansinos-Assens, Alberto Insúa e incluso por Antonio Machado.

 En 1932, apareció Inquietud, donde se percibe una clara transición hacia una nueva poesía. Por esos años, comenzó a trabajar en el periódico La Rambla, al tiempo que trabó amistad con algunos grupos teatrales, entre ellos el formado por Federico García Lorca y Margarita Xirgu cuando representaron Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las Flores en Barcelona, en 1935. En otro orden de cosas, en ese mismo año pasó a formar parte de la directiva del Fútbol Club Barcelona. En la Guerra Civil, hizo las veces de reportera para el Daily Mail y El tiempo, acompañando a la Columna Durruti en el frente de Aragón. Sin haber acabado la guerra, marchó al exilio en Toulouse y, más tarde, en París, donde fue testigo de la entrada del ejército alemán, contra el que luchó junto a la Resistencia, concretamente, ayudó a escapar a decenas de judíos. 


Acabada la contienda, vivió por un tiempo en París, donde trabajó como editora y pudo darse a una de sus grandes aficiones, la pintura, que le reportó beneficios suficientes para adquirir una finca en Montauroux. En 1950, se casó con un ingeniero que moriría ocho años después en un fatal accidente, la explosión de una mina que intentaba desactivar; con él, tuvo a su única hija, fallecida de meningitis en 1958. Desesperada, parte para Estados Unidos, donde trabaja como profesora de español y francés en la Universidad de Illinois. En 1969, regresa a España y publica la antología poética titulada Laberinto de presencias, que incluye cerca de doscientos poemas fechados entre 1932 y 1968. Instalada en Moià, pasó allí los treinta años que transcurrieron hasta su fallecimiento.  © Ángel Gómez Moreno


El deseo


"Noche
de insomnio negro.

Sobre un talud de cardos
crispada me recuesto.
En cada pliegue blando
recóndito del lecho:
una espina de miel
un cuchillo de fuego.

Incrustrado
a mi cuerpo
tentáculo feroz
y agresivo: el deseo.

Gritos broncos derriban
murallas de silencio.
Sofocante me absorbe,
la boca que no tengo.
Mordaza de mi mutismo.
Pantera de mi desierto.
Hoguera de mi penumbra.
Abismo de mi tormento.
En un rojo
revuelo
de combates
sin freno
abierta
desmembrada
me consumo y me pierdo.
En la noche demente
resucitada muero:
con la boca quemada
con los flancos ardiendo.

Lívida madrugada
cortará el aire denso.

Y el rostro que persigo
morirá en el espejo. "






Por el río suena


"Venía tu cuerpo moreno
En el agua rosada del río.
Un viento, de pena callada,
Retorcía los grises olivos.
Venía tu cuerpo moreno,
Inmóvil y frío.
El agua, cantando, pasaba
Por tus dedos rígidos.
¡Venías tan pálido,
soldado, en el río!
La boca cerrada, las manos heladas,
La piel como el lirio;
Y una herida roja, en la frente blanca,
Y una luz de aurora, en los ojos limpios…
¡Qué muerte la tuya, soldado del pueblo,
bravo miliciano, corazón amigo;
qué muerte más dulce, cien brazos de agua
ceñidos en torno de tu rostro lívido!
No venías muerto sobre el agua clara;
Sobre el agua clara, venías dormido:
Un clavel granate, en la sien nevada,
Y en los ojos quietos, dos luceros vivos.
¡Qué pálido y frío,
venía tu cuerpo moreno
sobre el agua rosada del río! "



https://www.meryvarona.es/ana-maria-martinez-sagi/


Dolores Arana


Nació en Zumaia el 24 de julio de 1910, hija de Victoriano Arana y Remedios Ilarduya. Su padre era administrador de la aduana de dicha localidad. A causa del nuevo destino de Victoriano Arana, administrador de aduana de Irún, la familia regresó a la casa familiar de San Sebastián, donde María Dolores creció junto a sus ocho hermanos. Agobiada por el ambiente familiar, pronto entró en contacto con los círculos intelectuales. Todavía en San Sebastián, junto con otras amigas pintoras como Menchu Gal o Mari Paz Angoso, se integró en la sociedad GU, una sociedad gastronómica y cultural, ubicada en Angel 13, refugio de artistas e intelectuales, encabezada por José Manuel Aizpurua, el arquitecto que diseñó el edificio del Club Náutico de Donostia, preeminente miembro de Falange. Jesús Olasagasti, Juan Cabanas y otros frecuentaban esa sociedad, varios de los cuales compartían ideas con Aizpurua aunque también asistían otros artistas como Mauricio Flores Kaperotxipi y habían sido invitados además de Jose Antonio Primo de Rivera, Federico García Lorca, Max Aub o Picasso.

Dolores siguió en un principio los pasos de su padre y se presentó a las oposiciones para el cuerpo auxiliar de aduanas, pero también fue a Madrid a estudiar Filosofía y Letras. En 1935 publicó su primer libro de poesía, Canciones en azul (Zaragoza: Cierzo), y colaboró en distintas publicaciones de la época, como la zaragozana Noreste o la barcelonesa Hoja literaria. A pesar de trabajar como auxiliar de aduanas durante un tiempo, Arana quería presentarse a las oposiciones como profesora de literatura, pero el estallido de la guerra impidió que iniciara la carrera que la acercaría más a su vocación literaria. Arana inició su trayectoria literaria durante la II República. Con la guerra afloró su conciencia más política y consiguió aunar ambas inquietudes trabajando como secretaria de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura. Durante la guerra trabajó también para el gobierno republicano y prestó sus servicios en Caspe, donde conoció a quien sería su pareja, José Ruiz Borau —cuya identidad cambiaría más tarde en Francia adoptando el apellido Arana, José Ramón Arana—, líder de la UGT, entonces consejero de Obras Públicas y después de Hacienda en el gobierno autónomo de Aragón. Su compromiso con el gobierno de la República la obligó a marchar al exilio, junto a su compañero José Ramón Arana, en enero de 1939.

Después de una estancia en Francia, concretamente en Bayona, durante la cual su compañero estuvo recluido en el campo de Gurs y donde nacería su primer hijo, Juan Ramón, marcharon a América desde el puerto de Marsella, gracias a la ayuda de la norteamericana Margaret Palmer. Primero tuvieron que pasar algunos meses en Martinica, en la República Dominicana y en Cuba antes de recalar finalmente en México, en 1942. En Martinica precisamente nacería su segundo hijo, Federico.



Los primeros años en la ciudad de México fueron extraordinariamente difíciles. Para sobrevivir María Dolores Arana tuvo que emplearse como fabricante de colonia, como vendedora de golosinas, como comerciante de muñecas o como profesora particular de piano. Trabajó también como maestra en algunas escuelas, entre ellas el Colegio Madrid, fundado por exiliados españoles. No obstante, al mismo tiempo, continuaba su labor literaria en revistas del exilio como Aragón o Las Españas, con reseñas de libros y otros artículos de índole cultural, firmados con el seudónimo Medea.



Tampoco abandonaba su actividad poética, y así en 1953 publicó en el exilio su segundo libro de poemas, Árbol de sueños, con prólogo de Concha Méndez. Se trata de una poesía muy intimista, de un pesimismo marcado por las duras circunstancias del exilio, la cual surge como arma para la introspección. La soledad, la nostalgia y cierta tristeza son los rasgos predominantes del poemario, contrapuestos a destellos de optimismo y de vitalidad que explican finalmente la perseverancia en la poesía y en la vida. Por otra parte, su rigor y gran capacidad intelectual le posibilitaron colaboraciones en diversas publicaciones mexicanas.

En 1960 Arana y su compañero José Ramón se separan. Este episodio se sumará al dolor que le causaba el exilio. Su único refugio fueron entonces los libros y sus dos hijos. Su vida tuvo un gran paralelismo con la de su amiga, la también poeta, Concha Méndez. Al llegar a Cuba los Arana habían conocido a Concha Méndez y a Manuel Altolaguirre, amistad que se afianzaría posteriormente en México al reencontrarse ambas familias. Arana compartió inquietudes y experiencias con Méndez, lo cual les llevó a una admiración mutua que se puede observar en los prólogos a los poemarios que ambas poetas publicaron en México. A esta amistad se le añadió el poeta Luis Cernuda quien, desde su llegada a México, vivió en casa de Concha Méndez, a la cual fue muy asidua la propia Arana. Concha de Albornoz se sumó también a este círculo de amistad.

Las dificultades económicas remitieron un poco cuando hacia 1960 entró a trabajar en un taller de redacción de la Facultad de Economía de la UNAM y, sobre todo, cuando algo más tarde la contrataron como correctora de estilo en la Secretaría de la Presidencia de la República. Allí escribía discursos, llevaba a cabo investigaciones culturales para la presidencia, y traducía y corregía artículos.

En 1966 publicó Arrio y su querella, un breve libro de historia de la filosofía cristiana, en una colección de cuadernos de lectura popular editados por la Secretaría de Educación Pública. En la misma colección publicó más tarde otro título sobre la figura de Recaredo. Por otra parte, desde su estancia en La Martinica se había interesado por el vudú y la magia negra; fruto de este interés publicó en 1987 un libro sobre ello que tituló Zombies. El misterio de los muertos vivientes (México: Posada).

Nunca dejó de estar conectada intelectualmente con el País Vasco y España. Trabó amistad con distintos poetas y escritores del interior, con quienes mantenía correspondencia, y, a partir de la muerte del dictador, hizo algunos viajes en los que priorizaba sus estancias en la casa familiar de San Sebastián. A partir de 1961, y por mediación de su amigo Luis Cernuda, colaboró en la revista Papeles de Son Armadans, dirigida por Camilo José Cela, con quien entabló una larga amistad. Tal como le señaló el propio Cela, Arana asumió el papel de cónsul de Papeles… en México, por lo que ésta le mandaba periódicamente reseñas de libros de autores mexicanos.

Arana no volvió a España hasta después de la muerte de Franco. En el verano de 1976 realizó su primer viaje al acompañar a su hijo mayor al Festival de Cine de San Sebastián. En los 80 hizo algún viaje más y gran parte de su estancia la pasaba en la casa familiar donde había crecido. Pasados algunos años se trasladó a vivir con su hijo Juan Ramón a Hermosillo, al norte de México, donde falleció el 5 de abril de 1999.



María Dolores Arana. El exilio literario republicano español de 1939 desde una perspectiva feminista

Trallero Cordero, Mar 



(Zumaya, 24-7-1910-Hermosillo (México), 5-4-1999). De origen vasco, fue una de las primeras mujeres que ganó oposiciones al Cuerpo Auxiliar de Aduanas, al que también perteneció su padre. Realizó estudios de magisterio y piano y estuvo en relación con el Ateneo Guipuzcoano y el Grupo de Arte Gu. Parece que tuvo contactos con Madrid, Barcelona y Zaragoza, de los que apenas hay noticias. Sin embargo, fue en la capital de Aragón donde cimentó su vocación literaria. Así, publicó varios textos en la revista Noreste y en 1935 editó el poemario Canciones en azul, número 2 de los Cuadernos de Poesía de la Editorial Cierzo, con un retrato de Federico Comps y ornamentación de Gaspar Gracián, que saludó el propio Tomás Seral  y Casas en la revista citada. Serrano Asenjo en Estrategias vanguardistas dedica un extenso y útil comentario a este libro. Durante el siglo XX es el único autor español que se refiera a ella, aparte de la breve nota de Juan Manuel Bonet en su diccionario de vanguardias en la que nos informa de sus colaboraciones juveniles en la barcelonesa Hoja literaria.

  La primera de sus tres colaboraciones en Noreste corresponde al número 7, publicado en el verano de 1934 y es un curioso y muy breve poema trisílabo, que tituló “Resaca”:

Amor;

te sentí

nacer

en mí.

¡Qué dolor!

No supe

de ti

qué hacer;

dormí.

  Volvió a publicar en los números 9 y 10, este último dedicado monográficamente a mujeres, poemas de su Canciones en azul, un libro en que el afán de integración con la naturaleza junto a la hostilidad y el rechazo hacia el mundo incómodo de la realidad es el tema que adquiere mayor protagonismo.

Durante la guerra civil María Dolores fue secretaria de José Ruiz Borau, entonces en el Consejo de Aragón, y entabló una relación sentimental con el futuro novelista que dejaría a su familia y se exiliaría con ella en Francia, adonde había acudido enviado por el S.I.M. (Servicio de Información Militar) y, desde octubre de 1941, en Méjico. Como es sabido, Ruiz Borau, con el que tuvo dos hijos, adoptaría su apellido y, a partir de entonces, firmaría todos sus libros como José Ramón Arana .

(V. https://javierbarreiro.wordpress.com/2012/04/14/jose-ramon-arana/


 Tras unos años de convivencia, el matrimonio se separó pero María Dolores Arana siguió con su actividad intelectual. Durante su exilio mejicano publicaría al menos tres libros más, Árbol de sueños (1953) –poesía-, Arrio y su querella (1966), acerca de las primeras herejías cristianas y Zombies, el misterio de los muertos vivientes (1987),  en el que aborda con rigor el fenómeno del vudú haitiano.

Árbol de sueños, con un prólogo en verso de Concha Méndez y muy breve (23 poemas) es un libro de insatisfacción y soledad, que parece encubrir un conflicto, probablemente de carácter amoroso. De tono medio y a menudo tópico, falta la chispa de originalidad que dé fuerza a su poesía.

     Sobre tus sueños va

      mi corazón sediento

     y proclamando voy

  Tu muda ausencia

   mi soledad

        la soledad del hombre

el sentirme callada

sorda

ciega

trascendida de angustia

y de ceniza.


María Dolores Arana ejerció la crítica de arte y fue amiga de Altolaguirre, Concha Méndez, Emilio Prados y Cernuda, con el que tuvo una relación muy directa y sobre el que publicó numerosos artículos y llegó a alojar en su casa. Hay entrambos un importante epistolario que ya ha sido publicado. Entre 1961 y 1976  Papeles de Son Armadans, la revista de Camilo José Cela, a quien también le unió la amistad, publicó diecisiete colaboraciones debidas a su pluma. En diarios y revistas mejicanas como Novedades, El Heraldo, El Nacional, Excelsior, Las Españas, Ruedo Ibérico, Nivel, Literatura, El rehilete, El Gallo Ilustrado, Kena, Mujeres, Revista Mexicana de Literatura… se recogen asimismo muchos de sus artículos. 

(Publicado en «Cinco escritoras aragonesas del siglo XX», Criaturas Saturnianas nº 3, segundo semestre 2005, pp. 91-105), más insertos,  Obras y Bibliografía extraídas de mi Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos (1885-2010), Zaragoza, DPZ, 2010, pp. 103-104, con algunas correcciones y adiciones).

El retrato de Arana fue dibujado por su amigo «el aprendiz de escultor José Oliay» en el campo de concentración de Gurs (15-VI-1940).


MARÍA DOLORES ARANA, POETA, MADRE Y SUPÉRSTITE

Publicado: diciembre 6, 2020 en ArtículosLiteratura

https://javierbarreiro.wordpress.com/2020/12/06/maria-dolores-arana-poeta-madre-y-superstite/

MARÍA DOLORES ARANA [19.428] - POETAS SIGLO XXI

https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2016/10/maria-dolores-arana-19428.html



Alfonsa de la Torre

Cuéllar (Segovia), 4.IV.1915 – 19.IV.1993. Poeta, ensayista, traductora e investigadora.

De ilustre ascendencia familiar —que se remonta a D. Pedro González Dávila (s. XIV)—, las etapas que se pueden apreciar en su vida personal y literaria son muy diversas; todas ellas inmersas en desafíos existenciales que suponen todo un reto para los analistas literarios.

Completó sus estudios superiores en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Segovia (1928) y la licenciatura y posterior doctorado con Premio Extraordinario en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid (1944), con su tesis Carolina Coronado poetisa Romántica. Entre 1943 y 1945 ejerció como profesora ayudante de Lengua y Literatura española en la Universidad de Madrid. Estuvo becada durante varios años por las Fundaciones Juan March y Calouste Gulbentkian para realizar un trabajo de investigación relacionado con la pintora Josefa de Ayala que continuó hasta los últimos días de su vida. Los estudios no llegaron a publicarse y, por el momento, se consideran desaparecidos. Fue miembro del Centro de Estudios sobre Lope de Vega y colaboradora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Estuvo directamente ligada a la cultura de la ciudad de Segovia, como miembro de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce desde el año 1969.

Las dificultades que tuvo que superar como mujer, la sobreprotección familiar, las constantes enfermedades físicas y psíquicas que padecía, los desengaños en certámenes literarios y, finalmente, su retirada de los círculos literarios y el aislamiento en su finca para intentar sobrellevar la enfermedad y gestionar un patrimonio familiar en progresivo declive tras el fallecimiento de su padre, contrastan con la singularidad de la obra literaria que pudo publicar, calificada como erudita, transgresora, de marcada espiritualidad y genialidad, en defensa de los valores de importantes figuras femeninas de la historia. Francisco J. Martín Abril llegó a compararla con Santa Teresa de Jesús y Gerardo Diego la definió como “la mujer que ha escrito el mejor libro en España”, refiriéndose al poemario Oratorio de San Bernardino, su obra cumbre. La reciente publicación Alfonsa de la Torre, una flecha lanzada hacia lo alto en busca de una respuesta revela que, a pesar de ser merecedora de tal honor como la primera mujer que lo alcanzara, la poeta no obtuvo el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de poesía del año 1950 por extrañas circunstancias, desveladas en su recuperada correspondencia epistolar con Josefina Romo.

Alfonsa de la Torre cultivó la prosa (teatro, novela y cuento) y, sobre todo, la poesía, desde muy temprana edad, pese a la ceguera que padeció siendo niña. Una de sus primeras aportaciones literarias aparece en El Adelantado de Segovia: “Yo he soñado con Segovia” (1934). Con la publicación de su primer libro de poemas, Égloga, en el que incluye un ansiado homenaje a Cuéllar, su villa natal, la poeta empezó a ser reconocida en los círculos literarios madrileños. Recibió grandes elogios por parte de escritores tan prestigiosos como Gerardo Diego, Fco. Javier Martín Abril, Carmen Conde, M. Fernández Almagro y Concha Espina, entre otros. Las apariciones y comentarios sobre la poeta comenzaron a sucederse en prensa, revistas literarias y antologías.

Mantuvo gran amistad con escritoras y poetas de su época, entre las que se encontraban Josefina Romo —su asesora literaria y amiga—, Francisca Saénz de Tejada, Carmen Conde y Diana Ramírez de Arellano. Asimismo, acogió en su casa, durante más de 40 años, a Juana García Noreña tras la controvertida resolución del Premio Adonáis del año 1951.




Los fatídicos e insospechados acontecimientos que tuvieron lugar tras su fallecimiento provocaron el expolio, la destrucción, la venta incontrolada y la desaparición de un importante patrimonio histórico y literario. Obras de arte de incalculable valor y la fabulosa biblioteca que poseía —en la que se encontraban importantes publicaciones, una gran colección de libros de poesía femenina e innumerables creaciones literarias, trabajos de investigación y gran cantidad de correspondencia con ilustres escritores— desaparecieron de muy diferentes formas, lo que dificulta en gran medida la recuperación de su legado literario.

Permanecen desaparecidos e inéditos poemas de infancia, adolescencia y varias composiciones que realizó en la última etapa de su vida, ya que no fueron publicados: Adolescente en el laberinto (c. 1962) y Memento Andrómeda. También se dan por desaparecidos los ensayos sobre Carolina Coronado, Josefa de AyalaGenealogía familiar y Supervivencias mágico místicas en la provincia de Segovia. En teatro permanecen desaparecidas las obras La desenterrada (c. 1946), leída en el Colegio Mayor de Santa Teresa de Madrid y posteriormente censurada, y Las collarisas. En novela son varias las creaciones que realizó, no publicó y que aún no se han recuperado: Jardín maternalCirculo amargoEl precio de la vacaLycantropos y Cuando la Virgen loca enciende la lámpara. En cuento, aún permanece inédito el titulado La Noche Buena de las hormigas.

Alfonsa de la Torre es considerada la poeta segoviana más importante del siglo XX. Hoy en día es objeto de recuperación en diversos frentes y su vida y obra siguen despertando la curiosidad y el interés de analistas e investigadores.

“... en la poesía como en la belleza no puede haber modas, cuando es, es porque sí, sin explicaciones y cuando no, ninguna moda por muy moda que sea la puede dar vida”, A. de la T. (1947).

 

Obras de ~: Égloga (poesía), pról. de J. Romo, Madrid, Edit. Hispánica, 1943; Maya. Retablo barroco en loor de la Virgen María (poesía), Valencia, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Literaria, 1944; Carolina Coronado poetisa romántica (tesis doctoral), J. de Entrambasaguas (dir.), Madrid, Universidad de Madrid, 1944 (inéd.); Cierva acosada (teatro), Cuéllar, 1946 (inéd.); Oda a la Reina del Irán (poesía)Madrid, Tall. Gama, 1948; Oratorio de San Bernardino (poesía), Madrid, Imp. Silverio Aguirre, 1950 (introd. de E. Medel, Madrid, Ediciones Torremozas, 2016); El habla de Cuéllar (ensayo), Madrid, Boletín de la Real Academia de la Lengua Española, 1951; Epitalamio a Fabiola (poesía), Madrid, Estades, 1960; con M. Romano Colangeli, Irrumpieron los ángeles, Estudio estilístico, 1965; Plazuela de las Obediencias (poesía), Madrid, Imp. Aguirre, 1969; Homenaje a Cuéllar (poesía), tomo XXV, Segovia, Estudios Segovianos -Instituto Diego de Colmenares, 1973; Celdas para aparcar azucenas azules (cuento), Madrid, Premio Hucha de Plata de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, 1973 (ed. y est. prel. de M. Payeras, Ayuntamiento de Cuéllar, 2010 [en línea] disponible en http://www.cervantesvirtual.com/obra/celdas-para-aparcar-azucenasazules/)La Noche Buena de las hormigas (cuento), s.l., c. 1974 (inéd.); Obra Poética, pról. de M. Payeras, Madrid, Ayuntamiento de Cuéllar-Eila Editores, 2011.

 

Fuentes y bibl.: Epistolario con Josefina Romo Arregui, 1933-1976.


D. Ridruejo, “Apunte de silueta”, en El Norte de Castilla, 30 de mayo de 1934; G. Bleiberg, El Camino. El cantar de la noche. Elegía a Cuéllar, Madrid, 1935; M. Fernández Almagro, “Égloga”, en ABC, 23 de mayo de 1943, pág. 22; F. J. Martín Abril, “La Poesía de Alfonsa de la Torre”, en Diario Regional, 1943; J. de Entrambasaguas, “Musa de todos los tiempos”, en Escorial, 3 (1943), págs. 292-304; M. Gabriela Corcuera, “Poesía Universal”, en El Español (Madrid), 1943; J. Romo Arregui, “Prólogo”, en Églogaop. cit., págs. 9-23; J. R. Masoliver, “Rincón de mujeres”, en La Vanguardia Española, 1943; R. Laffon, “Una voz de mujer”, en ABC, 1943; C. de Castro, “Alfonsa de la Torre o la Égloga”, en La Estafeta Literaria, 3 (1944), pág. 7; “Una conversación con Alfonsa de la Torre”, en Diario Regional (Valladolid), 1944; A. Moreno, Poesía española actual (antología), Madrid, Editora Nacional, 1946, págs. 596-600; “Alfonsa de la Torre”, en Diario Regional (Valladolid), 1948; “Libros predilectos”, en Diario Regional (Valladolid), 1949; “Poesía Joven”, en La Vanguardia Española, 1949; Alma, Pliegos Literarios, 1949; “Poesía eres tú”, en Diario Regional (Valladolid), 1950; G. Diego, “Alfonsa de la Torre”, en ABC, 26 de abril de 1951; 


M. Fernández Almagro, “Dama de Soledad, por Juana García Noreña”, en ABC, 5 de enero de 1951; “Ecos de la vida literaria: Oración por la paz”, en La Vanguardia Española (Barcelona), 1951; C. Espina, “Escritoras de España”, en Diario de Barcelona, 1951, pág. 3; C. Soldevila, “La vida literaria. ¿Por qué no habla usted de tal libro?”, en Diario de Barcelona, 1951; R. Manzano, “Solidaridad”, en Revista Literaria, 1951; C. Conde, Poesía femenina española viviente, Madrid, Arquero, 1954, págs. 353-359; “Coplas de la partida por Alfonsa de la Torre”, en Manantial, 4 (1958); “Día tras día. Alfonsa de la Torre”, en Diario Regional (Valladolid), 1958; M. J. Imaz, “Alfonsa de la Torre. Biografía breve”, en Revista de la Institución Teresiana (1961), pág. 3; D. Ramírez de Arellano, Poesía Contemporánea en Lengua Española, Madrid, J. Murillo, 1961, págs. 53-84; M. Romano Colangeli, Voci femminili della lirica spagnola del 1900, Bologna, Patron, 1964; C. Murciano, “Ejemplo de estudio estilístico”, en La Vanguardia Española, 1967; VV.AA., Enciclopedia biográfica de la mujer, Barcelona, Garriaga, 1967; J. Cruset, “Alfonsa de la Torre en sus iluminadas soledades sin tiempo”, en Valores de mi tiempo. Notas de literatura española actual, Barcelona, Taber, 1970, págs. 259-265; C. Conde, Poesía femenina española viviente, Madrid, CSIC, 1970; G. Díaz-Plaja, “Crónica semanal de las letras. Plazuela de las Obediencias de Alfonsa de la Torre”, en ABC, 23 de junio de 1972; VV.AA., La vuelta y 19 cuentos más. VIII concurso de cuentos Hucha de Oro, Madrid, Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), 1974, págs. 121-138; “Pequeña crónica. Telepatía menor”, en La Vanguardia Española, 1974; M. García Viñó, Novela del Premio Heliodoro de Novela. Máscara y rostro de los premios literarios, Madrid, Editorial Manuscritos, 1980; M. S. Martín Postigo, “Cuéllar, el Palacio de Pedro I y Alfonsa de la Torre”, en El Norte de Castilla, 1984; V. Serráo (ed.), Josefa de Obidos e o tempo barroco, Lisboa, Instituto Português do Património Cultural, 1991; M. Villalpando, Alfonsa de la Torre Rojas, t. XXXVI, Segovia, Centro de Estudios Segovianos - Instituto Diego de Colmenares, 1995, págs. 349-358; 



A. Montero, Un método de aproximación y percepción de la obra de arte (tesis doctoral), Madrid, Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, 1998; VV. AA, El Palacio de Pedro El Cruel, Segovia, Cámara Oficial de Comercio e Industria de Segovia - Caja Segovia Obra Social y Cultural, 2008; M. Payeras Grau, “Figuras femeninas en la obra de Alfonsa de la Torre”, en Signa, 17 (2008), págs. 249-272; J. González de la Torre, Vida de Alfonsa de la Torre, Madrid, AMMU - Eila Editores, 2009; M. Payeras Grau, “Dos aproximaciones a Alfonsa de la Torre”, en Celdas para aparcar azucenas azulesop. cit., págs. 7-21; B. Velasco Bayón, Historia de Cuéllar, Cuéllar (Segovia), Ayuntamiento de Cuéllar, 2013; VV.AA., Mujeres en vanguardia, Madrid, Residencia de Estudiantes - Acción Cultural Española (AC/E), 2015; J. L. Molina, Alfonsa de la Torre (1915-1993) en la poesía de la primera postguerra, Madrid, Vitrubio, 2015; G. Bleiberg, Cuando un poeta ausente regresa, Madrid, Vitrubio, 2015 (col. Baños del Carmen, número 516); J. L. Molina, Y ahora se me ocurre escribir sobre Germán Bleiberg, Murcia, Diego Marín Librero Editor SL, 2016; M.ª C. Gómez Sacristán, Alfonsa de la Torre. Una flecha lanzada hacia lo alto en busca de una respuesta, Cuéllar (Segovia), 2017; M. Payeras Grau, “Escritoras en dialogo (Alfonsa de la Torre, Carolina Coronado y Luisa Sigea)”, en Revista de escritoras ibéricas, 5 (2017), págs. 93-122; M. Payeras Grau, “Claves para la lectura de Oratorio de San Bernardino de Alfonsa de la Torre, en Signa, 27 (2018), págs. 857-882.

 

M.ª del Carmen Gómez Sacristán



Miradme, soy de barro,

mi base es media esfera

dos alas me sostienen

erguidas en el aire:

las puntas de mi velo. (p. 238)





El silencio (la ausencia del amor)

«Del milagro nace la llama viva
como llanto de niña dolorosa
que ha perdido muñecas y plegaria.
(…)
Dime cual es la senda de tus ojos
porque yo he de demostrártela bordada
de huellas amorosas en el aire.
¿Qué redonda asunción la de tu aliento! »

En Obra poética, Ayuntamiento de Cuéllar, 2011, p. 378


[ENGRANDECÍ CON LÁGRIMAS
Engrandecí con lágrimas tu cauce,
tu fuego alimenté con rojas llamas,
y no me queda un pájaro en las ramas,
ni al borde de mi río un triste sauce.
Se lo llevó el dolor de avara fauce
desde que no me buscas ni me llamas,
estoy en duelo porque no me amas
y no encuentro en la vida qué me encauce.
Como resto de nave, a la deriva
me pierdo en los mares del invierno,
sin saber si estoy muerta o estoy viva.
Y puede ser que llamen a este infierno
vida, cuando el vivir ya sólo estriba
en un morir profundo, lento, eterno.]


POEMAS DE ALFONSA DE LA TORRE

https://faustomarcelo.blogspot.com/2017/12/poemas-de-alfonsa-de-la-torre.html

ALFONSA DE LA TORRE: SETENTA AÑOS DE ÉGLOGA


https://lacalletranquila.blogspot.com/2013/04/alfonsa-de-la-torre-setenta-anos-de.html


"La poesía de Alfonsa de la Torre en sus paradojas existenciales" en Alfonsa de la Torre. Obra poética (Edición al cuidado de María Payeras). Eila Editores/Ayuntamiento de Cuéllar. Madrid, 2011


Figuras femeninas en la obra de Alfonsa de la Torre


Ana Inés Bonnin

Poeta puertorriqueña nacida en Ponce en 1902, hija de padre español y madre puertorriqueña de ascendencia escocesa.
Desde muy pequeña fue llevada a Mallorca y posteriormente a Barcelona, donde cultivó intensamente la música y la pintura, pudiendo decirse que llegó a la poesía escalando esos peldaños para constituirse en una feliz cantadora del milagro de la vida
y del amor. Cultivó también el teatro y el ensayo, habiendo sido destacada varias veces por el Instituto de Artes Teatrales de Puerto Rico.




Entre sus obras merecen destacarse: «Fuga» en 1948, «Poema de las tres voces» en 1949, «Luz de blanco» en 1952,
«La calle», inédito y «Compañeros de ruta».
Obtuvo los premios «Juan Alcover» en 1963 y el «Ciudad de Palma» editado por el Ayuntamiento de Mallorca.         ©


Hombres descalzos

Grávida luz, me hiere tu silencio;
quéjate, grita, rómpeme la sangre
con un feroz escalofrío.
Será la muerte, sí, pero no importa.
¡Morir hasta que el mundo resucite!
Morir hasta que sean en el mundo
los hombres recorriéndolo descalzos:
¡la humanidad por fin enriquecida!

Hombres descalzos;
por su planta desnuda, justos, buenos.
Hombres que al ir andando en carne viva.
sintieran el dolor de cada hombre
latir en cada piedra que rozaran;
sintieran cada gota de rocío
temblar a cada sed, a cada lágrima,
morir a cada muerte, y gota a gota,
encadenando así nuevos rocíos.

Hombres descalzos;
por su planta desnuda,
sobre la tierra lentos y seguros,
como una enredadera sorprendente,
como si Dios sus águilas postrase,
y fueran en el mundo las palomas.



POEMAS


"Ana Inés Bonnin en su ruta", Ana Inés Bonnin: La esperanza del amanecer, María Payeras (ed.), Lleonard Muntaner, Palma, 2009



«SI YO NO PIDO TANTO»

¡Si yo no pido tanto!
Amor es lo que pido.
Briznas de amor para esta sed del mundo,
tan grande y tan sumisa.
Un diminuto amor, pero constante,
que dé su mano al que su mano tienda,
que limpie las miradas y los ojos
llene de dulcedumbre.
Algo de amor en esos corazones
que no aman a los niños,
que son capaces de cegar a un pájaro,
de aplastar las hormigas.
Algo de amor; apenas un murmullo
de amor en cada pecho de criatura
hacia todos los seres,
hacia todas las cosas.
¡Si yo no pido tanto!
Briznas de amor para esta sed del mundo.


NO ME DEJES, AMOR, EN LA AÑORANZA

No me dejes, amor, en la añoranza.
Dame, por fin, seguro y alto vuelo.
Desarráigame, fíjame. Recelo
que aquí no lograré paz ni bonanza.

Mi sed inextinguible se abalanza
y busca un ancho río, paralelo
de un mísero y exhausto riachuelo.
¡Amor! Sacia mi sed; dame pujanza

para volcarte en molde sin orillas.
¿Por qué, por qué te ciñes y encastillas
cuando posees fuerza de coloso?

Quisiera derramar esta ternura,
que rebasa mi pecho, en la mesura
de un pecho inmensamente generoso.












Chona Madera


Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1901. Comenzó escribiendo como periodista, aunque no sería hasta la década de 1940 cuando empezó a componer poesía y a publicar obras.23​ Pasó a ser conocida por el pseudónimo que empezó a emplear, «Chona» Madera.3​ En 1944 publicó su primer libro de poemas, El volcado silencio, que se reeditaría en Madrid tres años más tarde.4

A lo largo de su carrera colaboró tanto con diarios del archipiélago —El Eco de CanariasLa Tarde o El Día— como con revistas literarias —Mujeres en la islaMensaje o Gánigo—.5​ A finales de la década de 1960 se trasladó a Málaga, ciudad donde residirá hasta 1979. En 1967 recibió el premio de poesía «Tomás Morales» por su obra Los contados instantes.5​ Falleció en Las Palmas de Gran Canaria en 1980.

MI SUEÑO
Mi sueño –que ya no es sueño
porque no es un sueño de nadie-
pronunció un profundo “no”
y se me quedó en la calle.
Mis ilusiones se fueron
a desandar los caminos
que emprendieron jubilosas,
sin contar con el destino.
Bellas ilusiones; sueños;
¿Dónde estáis?
Soledades han quedado
convertidos;
y yo, en medio de ellas
como el muerto
entre los cirios.

VENCIDAS MIS REBELDÍAS
Vencidas mis rebeldías
heme toda mansedumbre.
De tanta renunciación
llevo el corazón sin lumbre.
¡Ay, la espera
de las horas no llegadas!
¡Ay, los días
y su yunque, y la verdad
que truncó mi fantasía!
Llorando voy por mis sueños,
que solo sueños tenía…

ESTAS MANOS
Estas manos que nunca
taparon a un hijo,
ni lavaron nunca
sus carnes rosadas,
se duelen de haber nacido
para nada.
Mi madre en mí queda
como obra truncada.
¡Qué pena por ella!
Yo hubiera querido
prolongar su savia;
pero a veces digo, para mi consuelo
¡nadie por mi culpa llorará su duelo!
EL SILENCIO
El silencio
es el inmenso palacio
por el que ando despacio.
El silencio
(que no tiene barreras)
nunca me dice: Espera.
El silencio,
que no es primavera,
ni es verano,
ni otoño,
ni es invierno siquiera,
que no es nada –para tantos-
constituye mi encanto.
El silencio
no me tiene por rara.
Es mi mejor amigo,
mi palabra más clara.
El principio de una escritura. La huella del silencio en la lírica metafísica de Chona Madera


Ester de Andreis


Española de adopción, llegó de Italia con sus padres cuando tenía siete años. Según ella misma afirma en una entrevista firmada por Àlex Susanna para La Vanguardia (9 de diciembre de 1982), estudió también en Inglaterra.2

Casada con el industrial catalán Enric Mir Deolofeu, se hizo especialmente conocida entre los poetas de la Barcelona de la posguerra debido a las tertulias literarias que organizaba semanalmente en su casa, un torreón noucentista de la calle de Gandouxer número 55, cerca de la vía Augusta. Estos encuentros siguieron celebrándose durante cincuenta años, incluso aún después de derribado el torreón, en la nueva residencia de la poetisa, muy cercana al mismo, y por ellos pasaron asiduamente varias generaciones de personalidades literarias y de otras ramas, de la talla de Jordi RubioJoan TeixidorDionisio RidruejoCarles SoldevilaEugenio NadalJuan Ramón MasoliverJoan VinyoliGuillem Díaz-PlajaSagarra RiquerJordi MaragallMarià Manent, los jesuitas Bertran y BatlloriArderiuVancellsDámaso AlonsoUngaretti, el Conde de KeyserlingVicente Aleixandre, etc.3​ En palabras de Dionisio Ridruejo, fue "punto de reunión para escritores catalanes, forasteros y transeúntes (en aquella casa, por ejemplo, conocí yo a Vicente Aleixandre)".






Concha Zardoya

Concha Zardoya, Concha de Salamanca. Valparaíso (Chile), 14.XI.1914 – Majadahonda (Madrid), 22.IV.2004. Poeta y crítica literaria.

Española nacida en Chile, llega a los diecisiete años a España porque sus padres habían sentido “la llamada” de la nueva República. Durante los cursos 1934-1935 y 1935-1936 estudió en la Universidad de Madrid y en sus versos plasmó su fascinación ante los ilustres profesores. La Guerra Civil fue un hecho decisivo en la dirección que tomaron su vida y su obra: la tragedia la convirtió en poeta y la marcó para siempre humana e intelectualmente. Los tristes años de la contienda los pasó en Valencia en intensa actividad. Trabajó en Cultura Popular y como encargada de la Emisión radiofónica llevó a Miguel Hernández para que leyera unos poemas.

En 1939 regresó a Madrid. Aunque su primer acercamiento al mundo artístico fue como pintora y su primera publicación un guión cinematográfico sobre Goya (1941), entre 1943 y 1949 ejerció como entusiasta profesora y, con el seudónimo de Concha de Salamanca —por la admiración a Unamuno y a esa ciudad—, escribió cuentos, historias de aventuras y leyendas para aquellos primeros alumnos de enseñanza primaria. En 1946, un año antes de terminar su licenciatura en Filosofía y Letras, publicó su primer libro poético. Y para los alumnos universitarios tradujo libros de poesía (de Walt Whitman y Charles Morgan). Aquellas experiencias de la guerra y la posguerra están recogidas en los primeros poemas publicados en Hora de España y en muchos libros posteriores (Pájaros del Nuevo Mundo; Dominio del llanto, Corral de vivos y muertos).



De esta primera época, data su amistad con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Miguel Hernández. A lo largo de los años, perduró su relación con Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Jorge Guillén y con sus compañeros de generación, Gabriel Celaya, José Hierro, Leopoldo de Luis. Junto a Carmela Iglesias, Carmen Conde, Amanda Junquera y Josefina Escolano forman durante la guerra “el grupo de las cinco”, cuya amistad siempre mantuvo. Su vinculación con el mundo de la poesía se refleja en muchos de sus poemas y a ello dedicó el libro Los ríos caudales (Apología del 27). Sus silenciados sentimientos amorosos, de los que solo tenemos una escondida alusión en sus versos a José María Quiroga Pla, quedaron plasmados en un libro, todavía inédito.

Su vida siguió el compás de los acontecimientos históricos y su obra se convirtió en una autobiografía íntima poética. De 1948 a 1977 vivió su destierro en los Estados Unidos, impartiendo clases en diversas universidades americanas (Illinois, Tulane, California, Yale, Indiana y Boston). La poeta reconoció que, a pesar de estar rodeada de amigos, su alma guarda la ausencia de amor y de hijos, y su cuerpo es como una casa vacía. Alejada geográficamente, sus poemas ponen de manifiesto la dependencia espiritual de España y aquellas vivencias están recogidas en libros como El desterrado ensueño, La casa deshabitada El corazón y la sombra.

En 1977 retornó a Madrid. Se dedicó a escribir poesía, amar, contemplar, leer y distinguir “las voces de los ecos”, enarbolando su lema: estoicismo, creación y solidaridad humana. A través de su comportamiento y de su poesía, se manifiesta como una intelectual comprometida. Dijo: “El poeta no puede ser cómplice de injusticias ni de crueldades. Ni debe ser oportunista, si no quiere corromperse como hombre y, en consecuencia, como poeta [...]. Ha de ser el reloj despertador de conciencias, honradamente sonando en la hora justa”. Y añade en El poeta y la política (1986) “del grado de honradez de los intelectuales de un país dependen la salud y el progreso cultural y moral de sus habitantes”. Y aquella fuerza humana y la capacidad de lucha no sólo se manifestaron en sus años juveniles o del exilio, también en España acoge en su casa a Carmen Iglesias, a quien en los últimos años cuidó hasta caer exhausta.

Desde su regreso de los Estados Unidos, vivió apartada, con sencillez y humildad, de los círculos literarios, y eligió una vida en la sombra, aunque siempre recibió con entusiasmo los muchos premios otorgados —el Boscán (1955), el Fémina (1975), el Café Marfil (1980), el Ópera Óptima (1983), el de Poesía Prometeo (1988) y el Francisco de Quevedo (2000)—, y homenajes, como el de Majadahonda que dio su nombre a la biblioteca municipal (1997) o el de la Asociación Prometeo de Poesía.




En su edad última, mostró el deseo de alcanzar el don de la serenidad, conservando el alma sensible, cualidad que más le ha perjudicado, porque le ha hecho sufrir, y de la cual se sintió siempre más satisfecha porque conformó su ser. Al cumplir los setenta años empezó a ordenar sus cosas, “el final de su vida y de su obra” y como despedida escribió una trilogía —Senecta, Última Thule Final germinación— con la que pretendía decir adiós a la poesía. Después de hablar de la muerte y de la nada, ya no podía tratar otros temas, sería volver atrás en la línea progresiva de creación, que había ido siempre paralela a su desarrollo vital y había sido testimonio de su ritmo intelectual.

Con una excepción, pues como ella se consideraba en deuda con la poesía infantil, escribió Ronda del arco iris. Descansa en la tumba familiar del cementerio de la Almudena de Madrid.

 

Obras de ~: Pájaros del Nuevo Mundo, Madrid, Adonais, 1946; Dominio del llanto, Madrid, Adonais, 1947; La hermosura sencilla, New York-Madrid, Hispanic Institute in the United States, 1953; Los signos, Alicante, Colección Ifach, 1954; El desterrado ensueño, New York-Madrid, Hispanic Institute in the United States, 1955; Miguel Hernández (1910-1942). Vida y obra, New York, Hispanic Institute United States, 1955; Mirar al cielo es tu condena (Homenaje a Miguel Ángel), Madrid, Ínsula, 1957; La casa deshabitada, Madrid, Ínsula, 1959; Debajo de la luz, Barcelona, Instituto de Estudios Hispánicos, 1959; Elegías, Caracas, Lírica Hispánica, 1959; Poesía española contemporánea. Estudios temáticos y estilísticos, Madrid, Guadarrama, 1961; Corral de vivos y muertos, Buenos Aires, Losada, 1965; Donde el tiempo resbala (Romancero de Bélgica), Montevideo, Cuadernos de Herrera y Reissig, 1966; Verdad, Belleza y Expresión (Letras anglo-americanas) [crítica literaria], Buenos Aires, Edhasa, 1967; Hondo Sur, Madrid, El Bardo, 1968; Los engaños de Tremont, Madrid, Alfaguara, 1971; Las hiedras del tiempo, Madrid, Biblioteca Nueva, 1972; Poesía española del siglo xx: Estudios temáticos y estilísticos, Madrid, Gredos, 1974, 4 vols.; El corazón y la sombra, Madrid, Ínsula, 1977; Diotima y sus edades, Barcelona, Ámbito literario, 1981; Los ríos caudales (Apología del 27), Madrid, Corcel, 1982; Leopoldo de Luis [crítica literaria], Madrid, Ministerio de Cultura, 1982; Manhattan y otras latitudes, El Ferrol, Colección Esquío, 1983; Retorno a Magerit, Madrid, Comunidad de Madrid, 1983; Poemas a Joan Miró, Madrid, Los libros de Fausto, 1984; No llega a ser ceniza lo que arde, Madrid, Corcel, 1985;



 Ritos, cifras y evasiones, Madrid, Editorial Ayuso, 1985; Forma de esperanza, Granada, Diputación Provincial, 1985; Los perplejos hallazgos, Madrid, Orígenes, 1986; Altamor, Madrid, Editorial Ayuso, 1986; Gradiva y un extraño héroe, Madrid, Torremozas, 1987; La estación del silencio:Elegías, Madrid, Endymion, 1989; Patrimonio de ciegos, Madrid, Devenir, 1992; Un dios que nos domina, Madrid, Endymion, 1992; El don de la simiente, Madrid, Torremozas,1993; Marginalia, Madrid, Endymion, 1994; Antes que las palabras, Madrid, Devenir, 1996; Ciudadanos del Reino, Madrid, Endymion,1996; Senecta, Madrid, Endymion, 1999, Última Thule, Madrid, Endymion, 2000; Final germinación, Madrid, Endymion, 2001; Sintonimias del adiós, Madrid, Devenir, 2002; Alrededores míos, Madrid, Torremozas, 2003; Ronda del arco iris (Poemas para niños), Valladolid, Fundación Jorge Guillén, 2004.

 

Bibl.: C. Murciano, “Elegías de Concha Zardoya”, en Poesía española, 1961, pág. 19; I. Paraíso, “Muerte y salvación en la poesía de Concha Zardoya”, en Letras de Deusto, vol. 3 (1973), págs. 187-200; B. Ciplijauskaité, “Dos casas habitadas por la ausencia” y M. Durán, “Concha Zardoya y su dolorido sentir”, en Sin Nombre, n.º 3 (1978), págs. 32-40 y págs. 52-59, respect.; A. M. Fagundo, “La guerra civil española en la poesía de Concha Zardoya”, en Ínsula, n.º 392-393 (1979), págs. 13-15; M. de G. Ifach, “Panegírico poético” en Nueva Estafeta, n.º 50 (1983), págs. 43-47; M. Rodríguez Pequeño, La poesía de Concha Zardoya (Estudio temático y estilístico), Valladolid, Universidad, 1987; “Poeticidad imaginaria —sintáctica y semántica— en la poesía de Concha Zardoya”, en Revista de Investigación. Filología, n.º 2 (1990), págs. 141- 166; “Realismo, experiencia y subjetivismo en la obra poética de Concha Zardoya”, en Alaluz. Revista de Poesía, Narración y Ensayo, 1990, págs. 1-16; A. Domínguez, “Concha Zardoya. Creación literaria y enseñanza, en Escritoras del exilio, n.º 20 (1999), págs. 21-32; J. Senís, “Ronda del arco iris: Esplendor infantil en la senectud poética de Concha Zardoya”, en Leer-XLeer, 2004, págs. 2-3; VV. AA., Concha Zardoya. Miniantología, Madrid, Asociación Prometeo de Poesía, 2004.

 

Mercedes Rodríguez Pequeño





ES MI ÚNICA PATRIA LA PALABRA

Es mi única patria la palabra.
Esta palabra viva que derramo
azul y roja, gris, o negra y blanca,
ayer y hoy, mañana, tantos años.

Es mi única patria la palabra.
Es el único pan que como a diario.
¡Corteza dura masco, miga blanda,
dorado candeal que besa el labio!

La vierto por los ojos, por la cara.
Del hondo corazón le nace el llanto.
Las sílabas rezuman toda el alma,
el poso de silencios acuñados.

Y, flor, sustento, luz, piedad, el agua,
vivo, respiro, bebo, pronunciando
quedos versos y prosa castellana,
«buenos días» al aire tan callado.

Corral de vivos y muertos, 1965.



LA POESÍA DE CONCHA ZARDOYA: UNA
APROXIMACIÓN EN EL CENTENARIO DE SU
NACIMIENTO
CARLOS SANZ MARCO
UCV / Didáctica de la lengua y la literatura / Doctor-Senior
ELENA SANZ ESTEVE
EOI/ Elda (Alicante)




ENTONCES SOLAMENTE

Sólo cuando el silencio os exija
que habléis íntimamente,
con todos, con vosotros mismos dentro,
escribid lo que os dicta.

Urgentes, las palabras, una a una,
brotarán en la frase
como flores o música dilecta
que callar no es posible.

Un diálogo será o confesiones,
entonces solamente,
que colmarán espíritus de dicha
o de dolor sin nombre.

El placer renovado de sabernos
humanas criaturas
capaces de verter el rubio aceite
del habla necesaria.

Forma de esperanza, 1985.


Zardoya, Concha - Fundación Cultural Miguel Hernández


http://www.miguelhernandezvirtual.es/new/index.php?option=com_content&view=article&id=1304:zardoya-concha&catid=104:coetaneos&Itemid=119


Susana March



Barcelona, 28.I.1915 – 5.XII.1990. Escritora.

Susana March nació en la barcelonesa Plaza Real en 1915. Sus padres fueron Esteban March Gispert, administrador de fincas, y Genoveva Alcalá Domeque, maestra ocupada en el cuidado del hogar familiar. Su infancia estuvo marcada por las tragedias familiares y sus problemas de salud: tres de sus hermanos murieron muy pequeños y ella enfermó de nefritis a los nueve años. Como consecuencia de la enfermedad, recibió clases en su domicilio y apenas fue a la escuela.

Su formación fue variada. Estudió idiomas, pintura, comercio, música, dibujo y literatura, si bien en esta última descubriría su auténtica vocación. Imprimió sus primeros poemas con catorce años en publicaciones catalanas como La noticia La dona catalana. En 1940 se casó con Ricardo Fernández de la Reguera, a quien había conocido cinco años antes en las oficinas de La noticia.

Con manifiestos ecos modernistas, en 1938 publicó su primer poemario titulado Rutas. Su segundo poemario, volumen conformado por evocadores poemas de vivencias pasadas, es el titulado Poemas de la Plaza Real aunque se publicó en 1987 y obtuvo el Premio de Poesía Anjaro. En la década de 1940, bajo el seudónimo de Amanda Roma, publicó un ingente número de novelas rosas para la colombiana revista Cromos. Su producción lírica continuó con La pasión desvelada (1946), breve libro compuesto por doce poemas amorosos. Ardiente voz (1948) supuso el reconocimiento público de su voz lírica y su consagración como poetisa en el panorama poético español de la época. Más tarde, con el extenso poema narrativo Polvo en la tierra ganó un accésit en el Premio de Poesía Boscán en 1949. Cultivó el género narrativo en volúmenes como Narraciones para la juventud (1945), colección recopilatoria bajo el seudónimo de Alauda de varios cuentos infantiles, y en novelas como Canto rodado (1942), Una alondra en la casa (1943), Nido de vencejos (1944), Nina (1949), finalista del Premio de Novela Ciudad de Barcelona, y Algo muere cada día (1955). Retomó la creación lírica con El viento (1951) y La tristeza (1953), premiado con un accésit del Premio Adonáis. Ambos poemarios tienen en común la indagación en torno a la fugacidad de la vida y el inexorable paso del tiempo a partir de los nostálgicos recuerdos y las vivencias personales. Reflexiones autobiográficas y experiencias íntimas son los ejes centrales de su último poemario Esta mujer que soy (1959). Posteriormente, recopiló parte de su obra en distintas antologías, de entre las que sobresale Los poemas del hijo (1970), selección de sus poemas escritos sobre el tema del hijo.




En 1963, junto a su marido, recibió, por encargo de la editorial Planeta, el proyecto de redacción de unos Episodios nacionales contemporáneos, continuadores de los galdosianos Episodios Nacionales. Esta egregia obra de doce tomos, recopilatoria de la vida nacional española del primer tercio del siglo XX, ocupó desde dicha fecha hasta 1973 la escritura de Susana March, lo que provocó el abandono de la lírica y tan sólo publicó algunos poemas de forma esporádica en revistas, y su dedicación exclusiva a la composición de este monumental fresco literario novelado del panorama histórico español desde la Guerra de Cuba hasta la Segunda República.

 

Obras de ~: Rutas, Barcelona, Librería Aviñó, 1938; El tesoro escondido, Barcelona, Federación de Cajas de Ahorros Catalano-Balear: NAGSA, 1940; Canto rodado, Barcelona, Ametller, 1942; Una alondra en la casa, Barcelona, Hymsa, 1943; Cumbre solitaria, Barcelona, Betis [194?]; Nido de vencejos, Barcelona, Selecciones Literarias y Científicas, 1944; La otra Isabel, Barcelona, Betis [194?]; Sol de la tarde, Barcelona, Ameller [194?]; La pasión desvelada, Barcelona, Entregas de poesía, 1946; Narraciones para la juventud, Barcelona, Chritala [¿1946?]; Ardiente voz, Madrid, Cuadernos de Manzanares, 1948; Nina, Barcelona, Círculo de lectores, 1949; El viento, Santander, La Isla de los Ratones, 1951 (2.ª ed. Madrid, Torremozas, 1995); La tristeza, Madrid, Rialp, 1953; Algo muere cada día, Barcelona, Planeta, 1955; Esta mujer que soy, Madrid, Rialp, 1959; Poemas: antología (1938-1959), Santander, La Isla de los Ratones, 1966; Los poemas del hijo, Santander, Gonzalo Badia, 1970; Cosas que pasan, Barcelona, Planeta, 1983; Poemas de la Plaza Real, Sevilla, Angaro, 1987; con R. Fernández de la Reguera, Episodios Nacionales Contemporáneos, Barcelona, Planeta, 1964-1973.

 

Bibl.: M. Romano Colangeli, Voci femminili della lirica spagnola del `900, Bologna, Ricardo Patron, 1964; S. Cavallo, “The Quiescent Muse of Susana March”, en Monographic Reviex, VI (1990), págs. 81-92; “‘Aquí estoy’: Autonominación y autorretrato en la poesía de Susana March”, en A Ricardo Gullón: Sus discípulos, Erie, Publicaciones de la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos, 1995, págs. 51-60.

 

Blas Sánchez Dueñas



"...Me quisiera morir prieta a tu cuerpo,
ceñida por tu brazo duro y joven...."



Vista de Polvo en la tierra: la poesía temprana de Susana March




A un hombre

Salvar este gran abismo del sexo
y luego, todo será sencillo.
Yo podré decirte que soy feliz
o desdichada,
que amo todavía
irrealizables cosas.
Tú me dirás tus secretos de hombre,
tu orfandad ante la vida,
tu miserable grandeza.
Seremos dos hermanos,
dos amigos, dos almas
que alientan por una misma causa.
Hace tiempo que dejé la coquetería
olvidada en el rincón oscuro
y polvoriento
de mi primera, balbuciente feminidad.
¡Ahora sólo quiero que me des la mano
con la fraternal melancolía
de todos los seres que padecen el mismo destino!
No afiles, porque soy mujer,
tu desdén o tu galantería,
no me des la limosna
de tu caballerosidad insalvable y amarga.



Susana March en la poesía femenina de posguerra

https://1library.co/article/susana-march-en-la-poes%C3%ADa-femenina-de-posguerra.y968rlly








Desdén

Después de todo, tú no me haces falta.

Al fin, ¿quién eres tú? Nervios y sangre,
carne que ha de podrirse en el sepulcro;
un puñado de polvo solamente.

Si he de morir después de haberte amado
¿la muerte me será más llevadera?
¿Qué haré en la tumba con tus dulces besos
temblándome en la boca descarnada?

¿Podré seguir soñando? ¿Habrás de darme
nueva vida quizá? ¡Eres tan poco!
Nada importa que alientes si algún día
has de dejar de ser. Hoy eres fuerte.

Mañana jugará un niño en el campo
con tus huesos antiguos, destruidos.
¿Para qué un alma que no tienes,
que no tendrás jamás? ¡No me haces falta!

Voy recogiendo pálidas estrellas,
hierba estelar con que formar mi tumba.
Allá, en las sombras, tú estarás inmóvil.
¡Mas yo me agitaré en las margaritas!



La meta


"He cambiado todas mis rosas por un lugar cerca del fuego
por el sosiego de mi alma la negra seda de mi pelo
he vendido mis esperanzas por un puñado de recuerdos
mi corazón por un reloj que sólo cuenta el tiempo muerto
mi última moneda de oro se la di de limosna al viento
ahora ya no me queda nada, desnuda estoy como el desierto
un oasis de mansedumbre está brotándome en el pecho."





Trina Mercader

(24 de marzo de 1919, Alicante – 18 de abril de 1984, Granada), conocida en el mundo de la poesía y de las revistas literarias como Trina Mercader fue una poeta española y fundadora y directora de la revista literaria Al-Motamid​.

Llegada la posguerra, que trajo consigo necesidades y penurias, situación difícil para todos, pero especialmente para una joven dinámica, culta y con la natural ambición de llegar a ser una periodista “libre”, dejó su tierra natal y se marchó a Larache (Marruecos) en 1940, junto a su madre.
 Trina se enamoró de la ciudad que por entonces, estaba en plena efervescencia; le atrajo y sorprendió el sistema de convivencia intercultural que allí se vivía, su luz, sus jardines y el mar Atlántico. Inmediatamente, comprendió que era aquí donde quería vivir. Consiguió un puesto de trabajo en la Junta Municipal. Su cultura y simpatía, pronto le hacieron merecedora del aprecio de todos.
     Su vida discurrió de forma apacible y esto le permitió continuar su formación, que desde el comienzo fue autodidacta. Mucho tuvieron que ver las relaciones con intelectuales de la zona del Protectorado Español,.
    Trina padecía una enfermedad en la piel, y ella era consciente de la gravedad que vivía, esto hizo que se involucrara, cada vez más, en su trabajo, tratando de enmascarar sus miedos. Fue una mujer que necesitó estar siempre en activo. Por tanto, se marchó a Tetuán y escribió su primer poemario con el seudónimo de Tímida, Pequeños poemas (1944).
    Impulsó la salida de la revista Al-Motamid. Versos y prosa (1947-1956), de la que fue directora, junto con la colección de poesía “Itimad”, donde publicó su segundo poemario Tiempo a salvo (1956).
     Ya en 1956,  Trina decidió trasladarse a Granada. Allí continuó escribiendo poesía aunque cada vez más sus colaboraciones tendieron a desaparecer y sólo el interés de unos pocos amigos que  la animaron a publicar; muestra de ello es el último poemario publicado, Sonetos ascéticos (1971).
    Murió en 1984. Decidió que todo lo que ella poseía lo legaba a la “familia” granadina que la cuidó con tanto cariño, durante tantos años.


LA OBRA DE TRINA MERCADER

http://62.204.194.45/fez/eserv/bibliuned:signa-2008-17-1113/Documento.pdf

  Desde lejos,
me están avisando a gritos:
que no vaya, que no venga,
que no me mueva del sitio.

     Que es aquí
donde nacerán los lirios.

     Aquí,
conmigo.

     Y me miro.
Y este sembrado que soy
apenas está movido.
Apenas asoma el aire
la promesa de los trigos.

     Y quiero andar. Y de nuevo
las voces que el aire trae
me están gritando lo mismo:

     que no vaya, que no venga,
que no me mueva del mundo
que estoy sosteniendo en vilo.

.::
 
     Mayo de los amantes,
madurador de labios, nuevo fruto,
cómo rebosa el agua de mis ojos en sombra
por donde las estrellas calan en lo profundo.

     Mi voz está volcando
su cesto de manzanas en júbilo.

     Tacto de la caricia,
mira cómo renace la yerba en mis dedos.

     Y este ritmo en desorden que el corazón ordena,
pone en fuga las aves del desnudo en que bebes
agua ciega del beso : verbo mudo.

     Mayo de los amantes,
enamoradamente te descubro.

.::





     Sobresaltada la lengua,
¿quién va a decidir el hallazgo?

     Una vocación de síes
está inundando el espacio.

     Carne de fe, sangre nueva
contra todos los escarnios,
afirma otra vez en pie
la alegría de sus tallos.

     Un brote que nadie quiso,
que nadie esperaba, canto.

     Vocación afirmativa
–carne y sangre del hallazgo–
no hay muerte para morir
lo que está resucitando.

     Que nadie diga que no,
que está el alma a flor de piel
naciendo de su milagro.

---
Tomado de POESÍA femenina española (1939-1950) ANTOLOGÍA de Carmen Conde. Libro Clásico Bruguera, Barcelona, España, 1967


Luz Pozo


Nombre literario de Dolores Elvira Pozo Garza, es autora de una importante obra bilingüe en español y gallego, que se extiende entre 1949, año en que publicó su primer libro, Ánfora, y 2013, en que apareció su poemario Sol de medianoche. La escritora nació en Ribadeo, Lugo, en 1922, donde vivió durante su infancia, alternando su estancia entre esta localidad y la de Vivero. Dos mujeres tuvieron importancia decisiva en su formación: su tía paterna, que la inició en el conocimiento del gallego y de su tradición literaria oral, y su madre, una mujer con una formación muy superior a la común de la época, que alimentó en ella el amor a la poesía y otras artes, en particular la música y el dibujo. Ella fue quien la animó a cursar estudios de piano y solfeo.

En el ámbito de la literatura gallega, la autora pertenecería a la que Méndez Ferrín denomina “Promoción enlace”, que fue la responsable de la renovación y actualización de la poesía gallega, condenada al ostracismo por el régimen franquista (1990: 213).

Al estallar la guerra civil, el padre de Luz Pozo fue detenido por pertenecer a Izquierda Republicana, lo que decidió el traslado de la familia a Lugo, donde el padre estaba encarcelado. La huella de la guerra en el ánimo de la escritora fue muy profunda, marcada por la prisión del padre y por el fallecimiento de su único hermano, Gonzalo, que murió en el frente de Jaca en el año 1939. A él iba dedicado su poema “El soldadito”: “Me dueles silencioso, sin orillas,/ con tu garza de amor sangrando a penas,/ más alto que otros muertos, más profundos,/ como borrado o sin nacer doliendo” (Conde, 1954: 303).

En 1938, al ser liberado el padre, la familia se trasladaría a vivir a Marruecos, a excepción del hijo, que luchaba en el frente, regresando a Vivero al final de la guerra. En 1944 Luz Pozo contrajo matrimonio con Francisco Vázquez, propietario de la academia donde ella estudiaba el bachillerato. Más tarde culminaría estudios de Magisterio y, posteriormente, de Filología Románica. En 1946 comenzó una relación epistolar con el poeta Eduardo Moreiras, a quien conoció en 1948 y con quien vivió una intensa relación amorosa que sólo en 1980 pudo formalizarse. Esa relación clandestina de más de treinta años, dejaría una profunda huella en la obra de ambos autores (Confer. Blanco, 2004: 16).

Dedicada profesionalmente a la enseñanza como catedrática de Lengua y Literatura Españolas, profesión que ejerció hasta 1987, consolidó una importante trayectoria como ensayista, campo en el que cuenta en su haber con trabajos sobre Luis Pimentel (Pozo, 1990), Álvaro Cunqueiro (Pozo, 1994a), Luis Seoane (Pozo, 1994b), Rosalía de Castro (Pozo, 1996a y 1996b), etc.




Fue también fundadora de la revista Nordés. Poesía y crítica. La revista, de carácter bilingüe, conoció dos etapas. En su primera etapa (1975-1976) Luz Pozo fue codirectora de la misma junto con Tomás Barros e Isidro Conde Botas. En la segunda, iniciada en 1980, le correspondió en solitario dirigir la publicación. Fue también promotora de la revista Clave Orión, continuadora de la anterior (Confer González Fernández, 2000: 202).


 «O Gaiteiro»:

«Este home trae herba nos pés

e un regato de violís nas maus.

Polas súas coxas

ruben hedras de música.

Non petedes nas portas de noite

nin botedes a rolo as pombiñas,

que este home

trae tódolos paxaros na súa gaíta.

Xa non se deitan nenos polos prados.

O gaiteiro fai fitas de millo

e na súa boca hai vento de oriolos.

A mesma chuvia, vertical citola,

non baixa desde Deus, rube da gaita.»

           


Su obra poética, en la que ha venido alternando el español y el gallego, se inició en 1949 con Ánfora, y cuenta con una extensa producción que, desde 1976, se decanta mayoritariamente hacia el gallego, hasta su última entrega -Sol de medianoche, 2013-, donde recupera el castellano como lengua de expresión literaria. Su obra poética se reunió en 2004 bajo el título Memoria solar.

La voz poética de Luz Pozo es una voz fronteriza, en tanto que se produce indistintamente en dos lenguas, lo que tiende a dividir la recepción crítica en dos sectores, siendo, por ahora, predominante, el sector que se ocupa de su poesía en gallego, que la ha consagrado como escritora de culto (Confer. Blanco, 2002; López y Pociña, 2014; Sanjurjo 1998).

La autora ha sido considerada, con Pura Vázquez, como “una de las primeras voces de mujer que se afirman en la poesía gallega desde la gigantesca y epifánica de Rosalía de Castro” (Cuadrado: en línea). Significativamente, el discurso de ingreso de Pozo Garza en la Real Academia Galega estuvo dedicado a Rosalía, la gran matriarca de las letras gallegas, que inaugura una importante tradición de literatura de autoría femenina en esta lengua. Paralelamente, en cambio, su presencia en el contexto de la literatura castellana ha sido más desatendida hasta ahora por la crítica.

            Su obra poética en castellano está formada por sus libros Ánfora (1949), El vagabundo: poemas (1952), Cita en el viento (1962) y Sol de medianoche (2013). En edición bilingüe gallego-castellano se publicaron también sus libros Últimas palabras. Verbas derradeiras (1976) y Medea en Corinto (2003).

Ánfora, el primer poemario de la autora, es un libro de exaltación hedonista de la vida y del amor, saturado de vitalismo y sensualidad, que resultó muy sorprendente en el momento de su publicación, en plena posguerra civil, cuando el país estaba gobernado por un régimen dictatorial cuya ideología promovía un modelo tradicional de mujer asexuada y recluida en el ámbito doméstico. Esta primera obra se apoya constantemente en la mitología clásica para crear versos de intenso hedonismo en los que se adivina al trasluz la representación de la historia de amor extraconyugal vivida por la autora.

            El libro fue saludado en las páginas de ABC por Gerardo Diego de forma muy elogiosa, diciendo: “No sé si será la primera vez -creo que sí- que conocemos, que sentimos el mito de Dánae a través de la sensibilidad, de la experiencia femenina. Es Dánae misma quien nos lo cuenta, no Ovidio ni Tiziano” (1950: 3).


Lo que Gerardo Diego supo apreciar en esa voz fue el estallido de sensualidad femenina que la mujer proclama gozosa, afirmándose como integrante de un orden natural ajeno a las imposiciones morales. Como velado canto al eros extraconyugal –un tema tabú en el contexto sociohistórico de la posguerra española, donde el único modelo de matrimonio admitido era el matrimonio canónico, monógamo e indisoluble-, Luz Pozo representa en este poemario los encuentros sexuales de un sujeto poético femenino con su amante, recreando un ambiente de clasicismo pagano.

La mujer se describe a sí misma caminando en solitario en un espacio abierto, lo que se contrapone a la figura de Dánae que, según la leyenda mitológica, fue recluida por su padre Acrisio en un recinto cerrado, con el expreso propósito de que no pudiera conocer varón ni engendrar hijos. La Dánae de Luz Pozo es, en este sentido, un personaje construido por contraposición al personaje mitológico, representando a una mujer liberada de su clausura y sexualmente realizada.

El mito de Dánae, que sitúa el sentido del poemario en la esfera semántica del amor furtivo, no sólo aparece en los poemas donde expresamente se menciona al personaje, sino que está evocado en multitud de ocasiones a través de elementos asociados, como la lluvia o el color dorado –recuérdese que, según la leyenda clásica Dánae recibió en su encierro la visita de Zeus en forma de lluvia de oro-, diseminados a lo largo del poemario: “polvo azul de los pájaros de oro”, “ingenuo adolescente de oro”, “nos cobija un llovido intervalo desnudo” (“La llamada de Dánae”), “Lloverán rosas sobre mis cabellos” (“Bacante”), “No siento mis dedos como dulces gotas de la lluvia lenta”, “No obstante estoy cuajada de luz de oro”, “Y el aire desdobló su arpa de oro y luz” (“Lento viaje”), etc. Otros referentes mitológicos subrayan el deseo femenino de liberación y su voluntad de empoderarse mediante el dominio de la palabra y la creación literaria.

El vagabundo, su segunda obra, que ensalza la sensualidad de la naturaleza, parecería, en principio, alejado -al menos en su primera mitad-, del intimismo anterior en la poesía de Luz Pozo. La figura del vagabundo, que es el elemento sobre el cual se ordena el poemario, exterioriza la idealización de la vida sin ataduras, la exaltación de la naturaleza y la disposición al disfrute dionisiaco. No es, en modo alguno, excepcional, la identificación con figuras marginales por parte de las poetas que se dieron a conocer por los mismos años que Luz Pozo. Reprimidas sus voces, ellas también se mostraron solidarias con los silenciados y olvidados por el sistema social. La identidad poética, por otra parte, se representa en la imagen de ese vagabundo que desafía las normas y recibe, con una sensibilidad especial, los dones de la naturaleza: “Tan solo el vagabundo se sitúa/ la frente pura desde la corteza/ para que choquen pájaros celestes/contra la rama viva de su carne” (Pozo, 2004: 108).

Pocas veces, en este conjunto, toma voz la mujer para representarse a sí misma. Un deseo de fusión cósmica, no obstaculizado por la realidad cotidiana, se hace realidad en el sueño en una noche de "árbol y espíritu": “Yo estoy en mí, desde la noche en rama./ Fluyo de mí, igual que un río en tránsito,/ incontenible, viva, renaciéndome,/ poblando otras provincias con mi sangre./ Y no sé en dónde acabo, a donde llego,/ cómo puedo encontrarme, con qué luces./ Y es tan fácil colgarse de los astros,/ medir desde un columpio lo infinito,/ asomarse en el borde de los mares,/ preguntando preguntas como lunas antiguas!” (Pozo, 2004: 120). La mujer siente su espíritu derramarse y extenderse en todas direcciones, como una expansión de íntima alegría, en el seno de una naturaleza misteriosa, habitada por lo sobrenatural, hasta el punto de que cabría la posibilidad de asociar esta imagen “animada” de la naturaleza a la obra de Álvaro Cunqueiro, uno de los escritores de su generación más admirado por la autora gallega.

Contagiada por la vitalidad del entorno natural, la mujer se representa a sí misma alegre y llena de energía. La experiencia del amor genera en ella una positiva emoción de armonía con la vida en la que se reconoce y afirma a pesar de sus sombras: “A veces reconozco mi exacta geografía/ en la entrañable línea de sus brotes de barro./ Toda, gozosamente, telúrica y primera, reaparezco, creciéndome, en su zona más fértil” (Pozo, 2004: 124).



El ciclo inicial de su poética en castellano se cierra para la autora en 1962 con Cita en el viento, una obra que se constituye en representación del viaje existencial como una deriva impulsada por fuerzas ajenas a la voluntad personal. La naturaleza (especialmente el paisaje marítimo) adquiere un papel simbólico en orden a representar las circunstancias de la experiencia vital: el destino, el amor, la ausencia, etc.

En esta obra toma fuerza el carácter dialógico de la poética de Pozo. La forma impersonal de El vagabundo se traslada ahora a una segunda persona a la que la voz poética se dirige. El destinatario de sus palabras es un marinero que simboliza al ser humano en el curso de su experiencia. La temática marítima es coherente con la geografía gallega, que se corresponde con la realidad biográfica de la autora, una “marinera en tierra” que poetiza, mediante una épica asociada al medio acuático, una reflexión existencial sobre la diversidad de los destinos humanos y el azote de los vientos simbólicos sobre las vidas individuales. En una órbita rosaliana no falta la representación de la especificidad sociocultural gallega, aunque su idealización pierda el carácter reivindicativo de su antecesora: “El horizonte de la noche es el contacto con el cielo./ Morir de mar es la pericia de estremecerse contra el viento./Morir de mar es la blandura de un entrañable barlovento./Es la bonanza de un destino puesto de bruces sobre el tiempo” (Pozo, 2004: 232)

Según Victoria Sanjurjo, Últimas palabras clausura en la poética de esta autora una etapa marcada por el “impulso vitalista y dionisíaco”, a la vez que se interna en una obra de “máxima concentración expresiva” que camina “hacia una concepción de la poesía como conocimiento y camino hacia una comprensión más profunda del ser y del universo” (1995: 246).

Su libro más reciente, Sol de medianoche (2013), consiste en un “diálogo esperanzado” con la nieta desaparecida, a la que estuvo especialmente unida. El carácter dialógico del libro proyecta la preservación del pensamiento y el carácter de la nieta en la memoria de la escritora, que lo fija en la escritura. Asimismo, plantea en un lenguaje directo que condensa la representación de la pérdida en una simbología concentrada en sensaciones térmicas (frío, nieve) y lumínicas (noche, tiniebla). La muerte aparece también sellando con su secreto el misterio de la existencia, dejando un vacío que solo puede ser restañado por la memoria de la escritora, que rescata fragmentariamente las conversaciones con la nieta. El diálogo da lugar a una poesía meditativa, que busca comprender la realidad con los ojos de la joven desaparecida pero que también, en alguna medida, da lugar a la autoexégesis de la anciana. La contraposición revela dos imágenes contrapuestas –o complementarias- del mundo y canaliza la necesidad catártica que fundamenta la escritura.

           


Referencias bibliográficas

Blanco, Carmen (2002). Luz Pozo Garza: a ave do norte. Orense: Linteo.

_____ (2004). “Introducción”, Memoria solar, Luz Pozo. Orense: Linteo.

Conde, Carmen (1954). Poesía femenina española viviente. Madrid: Arquero.

Cuadrado, Perfecto (2001). “Poesía gallega actual”. Actas del Primer Congreso Internacion al CELEHIS de Literatura. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata (Argentina), 7 diciembre 2001 http://www.mdp.edu.ar/humanidades/letras/celehis/congreso/2001/actas/E/cuadrado.htm (Visto el 11 de mayo de 2017)

Diego, Gerardo (1950). Reseña de Ánfora. ABC 25.11, p. 3.

http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1950/11/26/003.html

González Fernández, Helena (2000). “Las poetas y las poéticas desde la posguerra hasta hoy”. Breve historia feminista de la literatura española (en lengua catalana, gallega y vasca). Coord. Iris Zavala. Barcelona: Anthropos, 196- 218

López, Aurora y Andrés Pociña (2014). Á procura da poesía. Vida e obra de Luz Pozo Garza. Santiago de Compostela: Alvarellos.

Martínez Redondo, Luis (1953). Poesía femenina. Madrid: Ensayos.

Méndez Ferrín, Xosé Luis (1990). De Pondal a Novoneyra. Vigo: Xerais.

Pozo Garza, Luz (1949). Ánfora. Vigo: la autora.

_____ (1952). El vagabundo: poemas. Ribadeo: la autora.

_____ (1962). Cita en el viento. Vivero: la autora.

_____ (1976). Últimas palabras. Verbas derradeiras. Ilustraciones Seoane, Ferrer. La Coruña: Moret.

_____ (1990). A bordo de barco sin luces: ou o mundo poético de Luís Pimentel. Barcelona: Sotelo Blanco.

_____ (1994a). Álvaro Cunqueiro e "Herba aquí o acolá". Vigo: Galaxia.

_____ (1994b). Galicia ferida: (a visión de Luis Seoane). A Coruña: Ediciós do Castro.

_____ (1996a). Diálogos con Rosalía: discurso da académica electa Ilma. Sra. Dona Luz Pozo Garza, lido no acto da sua recepción pública o día 29 de novembro do 1996 e resposta do Ilmo. Sr. D. Xesús Alonso Montero. La Coruña: Real Academia Galega.

_____ (1996b). Vida secreta de Rosalía. A Coruña: Espiral Maior.

_____ (2003) Medea en Corinto, Linteo. Edición bilingüe galego-castelán.

_____ (2004) Memoria solar (obra poética íntegra). Orense: Linteo.

_____ (2013). Sol de medianoche. Orense: Eurisaces.

Sanjurjo, Mª Victoria (1995). “Tres poetas gallegas de posguerra: Pura Vázquez, Luz Pozo”, Actas XII Asociación Internacional de Hispanistas, Aengus M. Ward, Jules Whicker, Derek W. Flitter, Trevor J. Dadson y Patricia Odber de Baubeta. Birmingham: University of Birmingham. También disponible en cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/12/aih_12_5_036.pdf (visto el 8 de mayo de 2017).

_____ (1998). Entre la llum i l'ombra: l'obra poètica de Luz Pozo Garza. Barcelona: Parsifal.



Que eu non son daquelas que cantan as flores e as pombas das que se resignan ante o desamor. E rezan e consumen bágoas sobre da almofada. ¡Non! ¡Eu son Medea!




Mercedes Chamorro
(Toledo, 1924- fecha desconocida)En la actualidad es muy poca la información que se conserva de Mercedes Chamorro. Gracias a una nota biográfica mecanografiada y firmada por la autora, conservada en un archivo particular, conocemos que la poeta nació en Toledo el 19 de octubre de 1924.Debido a la ocupación de su padre como médico militar, Chamorro recorrió en sus traslados varias ciudades de España, como Burgos y Zaragoza, donde se encontraba residiendo en los años cuarenta. Colaboró con sus poemas en diversas revistas, como Garcilaso de Madrid, Mensaje de Tenerife, Espadaña de León, Proel y La Isla de los Ratones de Santander, Posío de Orense, Pilar de Zaragoza y la alicantina Verbo. En los años cincuenta colaboró en la dirección de la Revista Ágora. Cuadernos de Poesía








María Beneyto

Valencia, 14.V.1925 – 15.III.2011. 

Poeta y novelista.

Poco después de nacer, su familia se trasladó a Madrid y allí pasó su infancia. Al empezar la Guerra Civil, volvieron a Valencia, donde vivieron una posguerra muy dura. Transcurridos unos años, una herencia alivió la situación familiar, y este cambio permitió a María Beneyto dedicarse plenamente a la escritura, como siempre había deseado. En la década de 1950 conoció a un grupo de poetas entre los que estaba Alejandro Gaos, Pla i Beltran y Ricardo Orozco, director este último de una publicación El sobre literario, que acogió alguna colaboración poética de la escritora. Durante aquel tiempo conoció también a Carles Salvador, Francesc Almela i Vives y a Xavier Casp, este último la animó a escribir en catalán y le publicó en la editorial Torre su primera colección poética en esta lengua: Altra veu (1952). En la misma colección apareció en 1956 Ratlles a l’aire, que recibió el premio Ciutat de Barcelona del mismo año. Mientras, había continuado escribiendo y publicando poesía en castellano, con un éxito notable. A partir de 1958, su actividad literaria se decantó mayoritariamente por la prosa narrativa, si bien aún sacará un poemario, Vidre ferit de sang (1977), galardonado con el premio Ausiàs March de 1976. En catalán publicó, con el estímulo de Manuel Sanchis Guarner, una colección de cuentos, La gent que viu al món (1966), y la novela La dona forta (1967), tal vez la más interesante de las que se publicaron en Valencia en la década de 1960, y los personajes y el ambiente de la cual constituyen un retrato de la sociedad valenciana de aquellos años a través de la problemática de la mujer bajo el franquismo.

Más recientemente publicó los libros de poesía Després de soterrada la tendresa (1993) y Elegies de pedra trencadissa (1997). En 1992 recibió el Premio de las Letras de la Comunidad Valenciana y en 2003 el Premio de la Crítica en catalán. Falleció en su ciudad natal a los ochenta y cinco años.

 


Obras de ~: Canción olvidada, Valencia, 1947; Altra veu, Valencia, Torre, 1952; Eva en el tiempo, El sobre literario, 1952; Criatura múltiple, Valencia, Alfons el Magnànim, 1954; Ratlles a l’aire, Valencia, Torre, 1956; Antología general, 1956; Poemas de la ciudad, Barcelona, J. Horta editor, 1956; La promesa, Alcoi, Institut Alcoià de Cultura, 1958; El río que viene crecido, 1960; Poesía (1947-1964), Barcelona, Plaza y Janés, 1965; La gent que viu al món, Valencia, L’Estel, 1966; La dona forta, Valencia, Senent, 1967; Antigua patria, Valencia, Prometeo, 1969; El agua que rodea la isla, Caracas, Árbol de fuego, 1974; Biografía breve del silencio, Alcoi, La Victoria, 1975; Vidre ferit de sang, Gandía, Ayuntamiento, 1977; Les quatre estacions, Valencia, Tàndem, 1993; Archipiélago (poesía inédita 1975-1993), 1993; Antologia poètica, Valencia, Generalitat Valenciana, 1993; Després de soterrada la tendresa, Alzira, Bromera, 1993; Nocturnidad y alevosía, Valencia, Editorial Pre-Textos, 1993; Hojas para algún día de noviembre, Valencia, Ayuntamiento, 1993; Para desconocer la primavera, Madrid, Ediciones Torremozas S.L., 1994; Días para soñar que hemos vivido, 1996; Poesia (1952-1993), Valencia, IVEI Alfons el Magnànim, 1997; Elegies de pedra trencadissa, Alzira, Bromera, 1997; De la inconforme resignación y otras historias, Madrid, Huerga y Fierro Editores S.L., 1999; Quasi un poc de res, Valencia, Diputació, 2001; Bressoleig a l’insomni de la ira, Alzira, Bromera, 2005; Eva en el laberinto: antología poética, Valencia, Institució Alfons el Magnànim, 2006; La intenció, Alzira, Fundació Bromera per al Foment de la Lectura, 2007; Poesía completa (1947-2007), ed. de R. M.ª Rodríguez Magda, Valencia, Delegación de Cultura, Servicio de Publicaciones, 2008

.


 

Bibl.: M. Aub, La gallina ciega, México, J. Mortiz, 1971; J. M. Caballero Bonald, “Maria Beneyto: vida anterior”, Ínsula, 205 (diciembre de 1963); J. Ballester, “Introducción” en La dona forta, Valencia, 3i4, 1991; “Maria Beneyto i el bilingüisme literari”, Revista de Catalunya, 68 (1992), págs. 97-107; J. Ballester, La poesia catalana de posguerra al País Valencià, Valencia, 3i4, 1995; VV. AA., “Dossier Maria Beneyto”, L’Aiguadolç, 22 (1996); L. Alpera, “Introducció a la poesia de Maria Beneyto”, en “Pròleg”, M. Beneyto, Poesia (1952-1993), op. cit.L. A. de Villena, “La poetisa bilingüe”, en El Mundo, 16 de marzo de 2011, pág. 22.

 

Josep Ballester Roca





Sirena –en catalán-
"Ara vinc a la mar, junt al misteri.
Ara que ja és la platja nua i tendra
meua només, sense terrestres passos.
(La mar reconeixent-me com a filla...)

Dient mar a la mar, jo li dic mare
sense llavis ni veu, i estenc els braços
a l’aire fronterer en el silenci
del món que ja no és meu, clos al deliri.

Dona de carn ací, dona de terra.
Ai ciutats de corall i flors marines,
món de l’aigua perdut sens reencontre,
companyes fluvials, no retrobades!

Ací estic. Escolteu-me. Ja sóc sola.
Vinc una altra vegada plena d’ecos
a dir-vos la paraula... Ja sóc sola.
Ja no obrirà mai més porta l’exili?

Si poguésseu saber-ho! Al pleniluni
tot és mar dins de mi, tot marinada,
tremolant en les venes on sou vida.
Mar cridant i cantant, plorant, creixent-me.

I a la líquida porta està el silenci.
Murs vivents per a mi d’aigua tancada.
Ja no puc tornar més. ¿On sou, amigues?
¿On és la flor dels vostres cants nascuda?

Sóc criatura d’aigua en l’enyorança
i a penes tinc de mar els ulls i els somnis.
Germanes mudes ja sota les ones,
¿sóc sola ací, sola en la mar per sempre...? "



María Beneyto - A media voz


Amigo íntimo

Y, con todo, ya veis, no tengo miedo.
Lo tuve, sí, lo tuve cuando era
la luna un círculo de luz helada,
el agua una llamada irresistible,
los árboles un grito monstruoso
de la tierra, y mis manos un extraño
temblor. Hoy no. Estoy libre, estoy atenta
a mis propias pisadas, que no evitan
tropezar con los huesos esparcidos
de la desolación que me rodea.
Estoy casi contenta de irme lejos,
acarreo abundancias abusivas,
enseres inservibles, semilleros
que tienen que brotar por el camino…
El miedo era un hermano muy pequeño
que había que cuidar de que pudiera
caerse y añadirse hasta volverse
un pánico feroz, era una leve
suavísima ternura, tan querida,
que había que cubrir hasta asfixiarla
para que no creciese más. (Su muerte
se duerme aquí en la mía de algún modo).
No tengo miedo, y por lograr ahora
la paz, me voy sin él. (Dadle una tierra
benigna a su cadáver, casi el mío).
Ya veis, por no tener, ya ni siquiera
tengo a mi amor de siempre, al pobre miedo
que tan fiel compañía dio a mi vida.

Poemas de Maria Beneyto


https://www.isliada.org/poetas/maria-beneyto/


Carmen Castellote


Nació en Bilbao en 1932. En plena Guerra civil española, en 1937, tras el bombardeo de Guernica y a la espera del asalto final por parte de las tropas franquistas a la ciudad de Bilbao, sus padres la embarcaron en una de las campañas de evacuación de niños organizada por la Segunda República Española, en su caso con destino a la Unión Soviética, a Leningrado, donde aquellos niños fueron alojados en lo que se denominó “Casas de los niños”. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1941 fue evacuada de nuevo a Siberia.2

Estudió Historia en Moscú. Tras contraer matrimonio con un socialista polaco en 1956, trasladó su residencia a Polonia.2​ Finalmente, en 1958 viajó a México para reencontrarse con su padre, que se había exiliado allí, una vez terminada la Guerra civil, estableciendo allí su residencia definitiva. Ha trabajado durante más de veinte años dirigiendo el departamento de geografía e historia de la editorial Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana (UTEHA).2

Castellote publicó su primer libro de poesía a los cuarenta años.3​ Su obra trata de la infancia, la guerra, los trenes, el amor ―de sus propias experiencias vitales―.2​ También el exilio, asumido como condición de vida


La guerra y yo


Caminos, kilómetros de tiempo,
nada puede apartarme de la guerra,
de sus muertos escondidos en mi infancia.

Y la vida nada sabe de este hoyo,
abierto aquí, en mi corazón.
Beben tierra los ríos como antes,
las estrellas se persiguen en el mar,
el monte se hace altar para la nieve
y el sol deja que la sombra juegue contra el árbol.

Todavía los niños juegan a la guerra
y la flor es asombro y soledad.

Es tarde y quiero dormir,
pero la noche está llena de muertos.

Iza el miedo sus alas nocturnas.

¿Acaso es la guerra?
Quiero ser manos, muchas manos,
para matar la obscuridad.

Un rocío de luz entra en mi mañana.

Los árboles se embriagan de aurora,
los hombres cruzan el pasto húmedo de la noche,
madrugan los caminos, bosteza la calle.

Una mujer quiere barrer el nuevo día
con su vieja escoba,
y en la orilla de un colegio dos niños luchan
mientras los otros ríen.

Ya nadie habla de la guerra.

¿Qué hago con los muertos?


Volver en verso. Carmen Castellote


http://loquesomos.org/volver-en-verso-carmen-castellote/


Para Carlos Olalla

Todos nos ejercemos en lo que somos:
lo mismo el animal que el humano.
El tigre emprende una carrera relámpago
en pos de un bocado de carne,
el alimento suyo de cada día.
La mariposa, vestida de gala,
surca el horizonte con unos remos avezados,
lame el perro el rostro de su bienhechor
con verbos de factura doméstica
y es el pájaro el que construye su intimidad;
cada cual expresa su ser sin yerros.
Yo, como ellos, hago lo que me toca:
engarzo versos sin aplausos ni estridencia,
casi en secreto.
A lo lejos, más arriba, una estrella
abre sus faros primeros.
Inicia la gestación de la noche,
el canto húmedo del grillo,
la marea verde de las luciérnagas.
Desde un ángulo del mundo
alguien arroja mi nombre,
yo sigo en lo mío: construyendo
poemas, palomas mensajeras, que envío
a alguien que no conozco, pero sé que está conmigo.
Me ejerzo por ese inefable impulso del alma,
que obliga, oprime, amenaza, condena y libera;
por ese imperativo categórico.”

Carmen Castellote.

La guerra y yo, Carmen Castellote

https://valpoesia.cl/2021/10/14/6565/







"Textos y paratextos en las poetas recogidas en la revista Verbo (1946-1963)"




20 MUJERES Y 30 POEMAS
#lassinsombrero poetas y los #VersosSinsombrero de la Generación del 27 
ANTOLOGÍA
 Selección de Ricardo de la Torre Rodríguez Departamento de Lingua Castelá e Literatura.
IES de Sanxenxo Sanxenxo, febrero de 2017

ANEXO
Mujeres de pluma: escritoras y censoras durante el franquismo

Gabriela de Lima Grecco


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