Movimiento Pánico
Il La palabra PÁNICO y su acepción de miedo cerval o terror, deriva de aquello relativo al dios griego Pan. Este ser mitológico era hijo de Hermes y de una de las hijas del rey Dríope, el primero en ocupar la península helénica. De esta unión nació un niño que fue repudiado y abandonado por su madre en el bosque, por su terrorífico aspecto, mitad humano y mitad caprino. Le cubría una espesa mata de pelo y sus extremidades inferiores eran robustas patas con pezuñas hendidas, y de su frente partían dos cuernos para completar ese aire bestial. En el bosque, creció solo como un animal, y como estaba resentido con el mundo, Pan se dedicaba a asustar a todos los seres vivos que pasaran por sus bosques, causando gran terror. Su padre Hermes se apiadó de él y lo llevó al Olimpo donde los dioses percibieron el talento que poseía para la música, a pesar de su fealdad. Regresó al mundo de los humanos convertido en el diosecillo de rebaños y pastores. Movimiento Pánico https://canetmart.blogspot.com/2010/06/el-movimiento-panico-el-movimiento.html https://canetmart.blogspot.com/2010/06/el-movimiento-panico-parte-ii-este- EL PANICO: MANIFIESTO PARA EL TERCER MILENIO FERNANDO ARRABAL Textos relacionados con el movimiento Pánico creado por él, Topor y Jodorowsky en 1963 en París. Se incluyen diversos documentos además de los manifiestos, entrevistas, abundante material gráfico y diversos dibujos de los pintores "pánicos". El volumen se complementa con el Manifiesto para el tercer milenio, el novedoso manifiesto pánico firmado por Fernando Arrabal en el año 2005. Prólogo de Jean Marc-Debendetti Traducción de los textos en francés y bibliografía de Fernando Arrabal: Fernando Torres Monreal Se incluyen textos de Arrabal, Topor, Jodorowsky y de otros escritores y artistas adscritos al movimiento pánico que se publican por vez primera en España. De querer poner una fecha de nacimiento casi segura al «movimiento» pánico, podemos partir del año 1963, en el que Arrabal hace un viaje alrededor del mundo y en el que desarrolla la idea del Hombre pánico. Las publicaciones, las representaciones alternan a continuación con los escándalos que suscitan, y no acaban. En 1965, aparecen a un tiempo el Teatro pánico de Arrabal, Panic, de Topor y Teatro pánico, de Jodorowsky. Al mismo tiempo, añade Dominique Sevrain, Olivier O. Olivier, Abel Ogier, Szafran y Zeimert, junto con el doctor Ruellan (novelista y cineasta) realizan obras pánicas capitales. Jean-Marc Debenedetti Sueño con un teatro en el que humor y poesía, pánico y amor se fundan en una misma cosa. El rito teatral se cambiaría entonces en una «opera mundi», como los fantasmas de Don Quijote, las pesadillas de Alicia, el delirio de K… o los sueños humanoides que frecuentarían las noches de una IBM. ¿El pánico, pues, para cambiar el mundo y transformar la vida, un manifiesto para el tercer milenio? Pero para alcanzar esta meta, el espectáculo debe estar gobernado por una idea teatral rigurosa, o, tratándose de una obra de teatro, la composición será perfecta. Receta de enamorados desenamorados: Separe a dos enamorados. Ponga en una olla un trozo de mantequilla del tamaño de un bebé. Cuando la mantequilla esté caliente, mate a los enamorados deshechos en lágrimas, vacíelos, y, después, póngalos a cocer juntos. Cuando hayan adquirido una bonita palidez, retírelos. Haga un caldo con harina y mantequilla, sal, pimienta, un ramito de muguete (si es temporada), tomillo y laurel. Vuelva a echar a los enamorados en la olla, con una docena de cebollitas tiernas y, quince minutos antes de servir, añada unos cuantos champiñones. Se pueden agregar unos golpes y unas cuantas heridas. Movimiento Pánico (Parte I) El movimiento pánico, así como otros movimientos de ruptura, no sólo aporta valiosos elementos que se han rescatado en la creación artística posterior, sino que, por esta misma razón, su lenguaje peculiar y experimental, son herramientas que nos ayudan a entender las formas de expresión artística que corresponden a nuestro tiempo. ANTECEDENTES Surrealismo Como antecedente a los movimientos de ruptura, tenemos el surrealismo, corriente fundada por André Bretón, traída a México a través de Genaro Estrada con su obra La revolución supra-realista. Hasta 1938 con la llegada de Bretón a México, este estilo recibirá el nombre que le corresponde. La literatura en torno al surrealismo no se limitaba al círculo de los intelectuales sino que varias revistas de divulgación general se ocupaban también de ello; pero aún así no se despertó el interés que se esperaba, la película “Un perro Andaluz”, de Buñuel y Dalí -por ejemplo-no causó demasiada curiosidad en su momento. El surrealismo comienza por ser un movimiento literario, pero fue invadiendo los campos de la creación plástica, por eso aparecerá en lo sucesivo ligada a la pintura.[1] Este estilo nace en Europa, y llega a México aunque la postura oficial y de la gente en general era antagónica; aún así hubo muchos exponentes de surrealismo pictórico en México, como: Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez Lozano, Antonio Ruiz, Manuel Álvarez Bravo, Frida Kahlo (considerada por Bretón como la primera surrealista mexicana), Diego Rivera, Agustín Lazo, Xavier Villaurrutia, Leonora Carrington. Y Remedios Varo, con cuya muerte se marca el fin de la influencia surrealista en México, no sin antes haber estimulado la tendencia hacia la fantasía y la imaginación propias. [2] Muralismo Ahora bien, la postura oficial era adversa para el surrealismo, porque lo que se buscaba era una forma de expresión propia. Algunos años antes, en 1921, José Vasconcelos, es nombrado Secretario de Educación Pública por Álvaro Obregón, a través de este nuevo cargo, se propone extender la cultura a todos los sectores de la población. Y como parte de este proyecto, “Vasconcelos había organizado una serie de Escuelas de Pintura al Aire Libre abiertas a todo el público”[3], dando cabida a jóvenes artistas entre los que se cuentan Rufino Tamayo, Leopoldo Méndez, Miguel Covarrubias y Carlos Castellanos, entre otros. Ésta etapa está marcada por el desarrollo de un arte nacionalista, que rescata la raíz prehispánica y el arte popular. En este mismo año, 1921, se promueve el proyecto de decoraciones murales patrocinado por Vasconcelos como Ministro de Educación. Así nace el muralismo mexicano, que durante los años veinte, expresará el proyecto nacional que surge con la Revolución. Este movimiento -cuyos principales representantes serán David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco-, no es un fenómeno artístico únicamente, sino también social y político; se caracteriza principalmente por la importancia monumental que le dieron al indigenismo entendido de diferentes maneras. La Generación de la Ruptura Hacia la década de los cincuenta, el muralismo mexicano -de temática nacionalista, izquierdista y revolucionaria-, se había convertido ya en la corriente hegemónica en México, pero hubo un grupo de artistas que comenzaron a reaccionar contra lo que percibían como los gastados valores de la Escuela Mexicana de Pintura. Así nace el movimiento de ruptura, al que se unieron un gran número de artistas nacionales y extranjeros, que incorporaban valores más cosmopolitas, abstractos y apolíticos en su trabajo, buscando entre otras cosas expandir su temática y su estilo más allá de los límites impuestos por el muralismo y sus ramificaciones. Estos artistas coincidieron y se unieron en varias exposiciones en las que el arte no figurativo era privilegiado, los unía además el rechazo por los nacionalismos que para esa época ya se habían convertido en panfletarios. Pintores reconocidos en la actualidad perfilaron en este movimiento, entre ellos: Rufino Tamayo, Manuel Felguérez, Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Pedro Coronel, Günther Gerzo, Arnold Belkin, Carlos Mérida, Roger von Gunten, Vlady, Cordelia Ureta, Gabriel Ramirez, Remedios Varo, Mathias Goeritz, Francisco Zúñiga, Alberto Gironella, Pedro Coronel, Vicente Rojo, Juan Soriano, y Francisco Toledo. [1] Cruz Puebla, Dulce María, Surrealismo en México. Revista de Revistas, Publicaciones Exelsior, 1996. No 4443, p. 28. [2] Cruz Puebla. Op. Cit, p. 29. [3] Morales, Leonor. “Artes Plásticas en México de 1920 a 1950”. Colección Historia del Arte Mexicano, Tomo 14, Editorial Muralla, Madrid, 1986, p. 4. MOVIMIENTO PÁNICO Este será el antecedente directo del Movimiento Pánico o Grupo Pánico, fundado en París en 1962, por cineasta y dramaturgo Fernando Arrabal, el célebre director de teatro Alejandro Jodorowsky -de origen chileno-, y por Roland Topor -pintor y actor francés-. Las primeras experiencias pre-pánicas parten de las obras del primer teatro de Arrabal entre 1953 y 1961, así como del teatro vanguardista que Jodorowsky lleva a los escenarios de la Ciudad de México entre 1958 y 1959. El nombre de este movimiento se inspira en Pan, semidiós de los pastores y rebaños en la mitología griega; identificado con un fauno en la mitología romana. Pan era el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina desenfrenada, representa la naturaleza salvaje. Se dice que perseguía ninfas en los bosques buscando sus favores, en este sentido tiene ciertas actitudes dionisiacas. Se cuenta que Pan acostumbraba tomar siestas durante el día, y que cuando alguien lo llegaba a despertar era sumamente iracundo y su actitud provocaba un miedo enloquecedor, de aquí el surgimiento de la palabra “pánico”. Las principales influencias que recibe el movimiento pánico son: el teatro de la crueldad de Antonin Artaud, el surrealismo, las vanguardias artísticas, la filosofía de Wittgenstein, las matemáticas Mandelbrot (que se refiere a conjuntos fractales), la patafísica (movimiento cultural francés de la segunda mitad del siglo XIX, vinculado al surrealismo), el ajedrez y el arte de Marcel Duchamp y el cine de Man Ray (impulsor del surrealismo y el dadaísmo en la Unión Americana). En otras palabras, el mundo pánico se nutre de toda la línea irracional y científica de expresión artística. Este movimiento forma parte de la serie de corrientes subterráneas que surgen en los años sesenta y setenta, caracterizadas por un malestar cultural que les hacía cuestionarse los límites represivos y productivistas que formaban parte de la identidad burguesa, en cambio promovían: - La disidencia sexual - La curiosidad psicotrópica - La experimentación espiritual - Y el escepticismo ante la modernización El arte que resulta de este movimiento rompe con las convenciones sociales, según Cuauhtémoc Medina “No se trataba de un desplazamiento en pos de una meta concreta, sino de una epidemia de una variedad de obsesiones, deseos y utopías instantáneas”[4], y para algunos, el arte fue el medio para expresar esta heterodoxia. La inquietud por romper con lo establecido se manifiesta en muchos países, y en México con particular intensidad; ya no se trataba de copiar una moda proveniente de un país desarrollado sin una reflexión de por medio, la contracultura mexicana adquirió matices propios. Estos movimientos asumieron que, desde los tiempos de la generación beat[5], México se convirtió en un receptáculo de las fantasías de escape de Norteamérica, México era entendido como “el otro” de Norteamérica; pensaron en los pueblos indígenas como una utopía de varias de sus búsquedas contraculturales”[6]; y se caracterizaban por la disidencia religiosa. Todos estos factores forman un caldo de cultivo que, según Medina, “nos plantea ante una serie de trayectorias artísticas que sugieren la aparición de una especie de nuevo barroco: una profusión de formas simbólicas, decididamente antirracionales, adictas a la sobrecarga de los sentidos, inclinadas a formular visiones apocalípticas de la modernidad y el capitalismo, que definía su producción por medio de un código que combinaba terror, sensacionalismo y sexualidad[7]”. Jodorowsky plantea la oposición entre la cultura establecida y el ataque del pánico, en términos circenses: están por una parte los augustos, que representan la cultura establecida; y por otra parte los payasos, que obedecen a una conducta pánica; ambos frente a un público indiferente. Sin embargo, los precursores del movimiento pánico no se conformaban con tener una audiencia indiferente, como el payaso y el augusto en el circo, sino que pretendían enfrentar al público, borrar la distancia entre ellos y la obra; consideraban que la condición imitativa del teatro y la abstracción del arte moderno neutralizaban al público, por eso buscaban siempre romper esos esquemas. Jodorowsky había participado en círculos poéticos y teatrales en Chile, su país de origen; viaja después a París para trabajar como colaborador del Marcel Marceau. Llega a México en 1960 para convertirse en el mayor director de teatro de vanguardia, introduce el repertorio del teatro del absurdo de Ionesco y Beckett, y se nutre del concepto de Artaud de un “teatro de la crueldad” (sorprender e impresionar a los espectadores, mediante situaciones impactantes e inesperadas. Con esto se pretende dejar una huella en el espectador, que la obra lo marque). Con Jodorowsky el auditorio se enfrenta a obras insólitas, “donde privan la confrontación, la violación sistemática de las funciones y espacios del escenario, y la búsqueda de tres ingredientes: euforia, humor y terror”. La respuesta del espectador podía ser desde fascinación hasta censura, de hecho, Jodorowsky es censurado por obras como: La sonata de los espectros (1961) escrita por Strindberg, Fando y Lis (1961) de Fernando Arrabal, y sobre todo por La ópera del orden -escrita por el mismo Jodorowsky-. Debido precisamente a esa censura, se marcha a París junto con Fernando Arrabal y el dibujante Roland Topor, y allá lanzan el “movimiento pánico” en 1962, como una alternativa vanguardista que pretendía remplazar al surrealismo. Dado que los montajes más radicales de Jodorowsky eran censurados, y para oponerse al carácter figurativo y abstracto del teatro tradicional, durante 1961 y 1962, decide montar “efímeros”. Estas obras no eran puestas en escena por temporada, como tradicionalmente se hace, sino que se presentaban una sola vez; no contaban con un guión detallado, sino que los participantes improvisaban a partir de una idea. Estas puestas se llevaron a cabo con el apoyo del círculo de artistas de la Ruptura como: Miguel Felguérez, Lilia Carrillo, Vicente Rojo y Alberto Gironella; quienes ayudaban con la creación de escenografías experimentales. Con los efímeros se pretendía eliminar la separación entre la obra y la realidad, eran más bien “fiestas-espectáculo”, el objetivo era superar la figuración y la abstracción, para lo cual integraba algunos elementos llamados no teatrales, en éstas puestas según Jodorowsky “Todo es teatral y nada lo es”. Medina pone el ejemplo del Efímero de San Carlos, presentado en abril de 1964. La escenografía era un relieve hecho con tortillas y pan, y la obra muestra a un personaje (Monstruo-monstruo) descuartizando una paloma viva; después otro grupo de actores gritan “Vote por el PRI, lo que importa es el programa”; luego Jodorowsky lee un fragmento de Shakespeare y arroja comics a los estudiantes de arte y grita que esa es la verdadera poesía del siglo XX; al mismo tiempo Manuel Felguérez clava a una muchacha en un panel blanco y empieza a pintarla, esa obra será titulada paradójicamente “Humanismo”. Estas obras eran creadas para perecer, por lo que concientemente no se guarda documentación alguna sobre éstas puestas, que eran hechas para provocar una transformación personal y un efecto liberador en una sociedad mayormente mojigata. Eran una vía terapéutica según Jodorowsky, porque ahí se llevaban a cabo actos que no se podían realizar en el teatro ordinario o en la cotidianidad; además los actores proponían libremente los actos que querían ejecutar en escena, por lo tanto “La destructividad de estos “delirios” era, por consiguiente, liberada”. Los efímeros pánicos buscaban derrotar el intelecto a través del shock, lograr una transformación, conducir al sujeto a la vivencia y sacarlo del esquema de su personalidad. Mientras que el objeto augusto fortifica la conciencia y limita la existencia; el pánico quiere hacer útil lo inútil (la conciencia) y transformarlo en existencia. El movimiento pánico no se limitó al teatro, también hubo varias obras cinematográficas, como el Topo, Fando y Lis, La Montaña Sagrada, Santa Sangre, de Jodorowsky, entre otras. También hubo obras pictóricas y escultóricas de otros artistas notables como Alan Glass y Pedro Frideberg. Pero todas las obras se tratan de romper esquemas y de hacer participar al espectador. COMENTARIO Más allá de que nos guste o no, este movimiento es importante porque nos ayuda a comprender el arte de nuestro tiempo. A lo largo de la historia del arte, se ha visto una inquietud recurrente por imitar los cánones clásicos, vemos por ejemplo la expresión artística del renacimiento o el estilo neoclásico como muestra de ello. Será durante el romanticismo, ya en el siglo XIX, que la preocupación por reflejar las pasiones y las emociones, hace que estos modelos clásicos pierdan vigencia. Sin embargo hasta hoy, mucho de lo que se ha creado bajo el paradigma artístico del periodo clásico, sigue siendo considerado como una muestra de lo que el arte es en general. Por esta causa, la expresión contemporánea, para muchos, no tiene ningún valor. De ahí la importancia de estudiar el movimiento pánico, que se deriva del surrealismo y la ruptura de los cincuenta, pues este movimiento nos permite entender, que a partir de aquellas décadas se empieza a gestar el arte que se produce hoy. El movimiento pánico no busca representar algo específico y predeterminado, no busca transmitir una idea o una imagen, en otras palabras, no se ciñe a un canon. Lo que pretende más bien es expresar la creatividad misma, lo que busca es despertar emociones, hacer que el espectador se involucre en el hecho artístico. En el movimiento pánico, no hay nada que entender, sin embargo hay mucho que sentir y experimentar, tal como sucede con el arte contemporáneo. El movimiento pánico, nos permite darnos cuenta que los valores estéticos grecorromanos, renacentistas (o de cualquier otro periodo artístico), aunque siguen siendo una importante referencia histórica, han dejado de representar lo que la sociedad es hoy. Muchos creen que el arte contemporáneo no tiene valor porque en muchos de los casos carece de significado, pero el estudio del movimiento pánico nos enseña que el significado es precisamente esa carencia. Las culturas prehispánicas, sabían perfectamente cómo llevar a cabo las obras artísticas, pues esas obras representaban un modo de vida y una cultura perfectamente delineada. Del mismo modo, la carencia de sentido y de objetivos de la sociedad actual, se refleja en la expresión artística contemporánea; el hecho artístico es el reflejo de lo que un pueblo es, lo que resta pensar es -entonces-, qué es lo que no nos gusta o porqué no nos gusta aquello que somos y que reflejamos. Por otra parte, también es digno de mención el hecho de que, el surgimiento de este movimiento, sin marcos y sin lineamientos, ha favorecido directa o indirectamente, que el artista sea cada vez más libre, más innovador, más creativo. Gracias a eso, hoy el hecho artístico no se limita a un lienzo, a un trozo de roca o a un molde, sino que ha traspasado fronteras insospechadas; es así que la frase “En el arte ya se ha visto todo”, sea menos válida que nunca. [4] Debroise, Oliver. “La era de la discrepancia”, Ed. UNAM, México 2006, Pag 90. [5] Se refiere a un grupo de escritores norteamericanos de los años 50, que se caracterizaban por el rechazo a los valores norteamericanos, el uso de drogas, la libertad sexual y la inclinación a la filosofía oriental. Después van a influir en la contracultura hippie. [6] Debroise. Op. Cit, p. 90. [7] Debroise. Op. Cit, p. 90. La obra pánica de Fernando Arrabal y Roland Topor MOVIMIENTO PÁNICOEl sátiro Pan representa en la mitología griega no sólo al Dios de los pastores y los rebaños, también es el Dios de la fertilidad y la sexualidad masculina. Esa parte instintiva y animal del hombre quedaba representada por una figura, medio cabrito y medio humano. Según una de sus genealogías sería hijo del Dios Hermes (Mercurio en la mitología romana), quien simulando ser un carnero hizo una visitilla divina (los Dioses griegos sí que sabían montárselo) a Penélope en ausencia de su esposo Odiseo. La palabra Pan siginificaría "hijo de todos" como referencia a las numerosas infidelidades de Penélope. Pan suele ser representado con una flauta, con la que deleitaba a las reses, y persiguiendo ninfas, muestra de su sexualidad desmedida. Inspirados por la figura del sátiro hipersexuado, el dramaturgo español Fernando Arrabal, el cineasta chileno Fernando Jorodowsky y el ilustrador francés Roland Topor, fundaron en 1962 el Movimiento Pánico, bajo la consigna de reírse de la filosofía francesa imperante en el momento y unos principios que los unían al Surrealismo. Bajo tres principios básicos: terror, humor y simultaneidad, los artistas afirmaban la prevalencia de la locura como única vía de supervivencia en una sociedad en plena crisis de valores. La crítica de la razón y la exaltación de la ambigüedad son otras características propias de los integrantes del movimiento. El grupo hizo varias representaciones teatrales que se pueden enmarcar dentro del teatro del absurdo antes de ser disuelto en 1973 por Jorodowsky. Probablemente el menos conocido de los miembros del movimiento sea el dibujante francés Roland Topor, pese a ser en muchos aspectos el que mejor supo representar el carácter irrespetuoso y humorístico del movimiento, llenando su extensa obra de un humor negro y elementos surrealistas tanto sus ilustraciones como en sus colaboraciones en distintas artes, más destacablemente el cine, aunque también el teatro, donde firmó obras originales y provocadoras como Vinci Tenía Razón. También destacó escribiendo novelas, El Quimérico Inquilino fue llevada al cine por Roman Polansky. La labor de ilustrador de Topor pronto se trasladó al mundo de la animación, colaborando con René Laloux en una de las obras más interesantes e inquietantes que ha dado el cine de animación, El Mundo Salvaje (La Planète sauvage, 1973). El largometraje de ciencia ficción marcó un antes y un después en el cine animado europeo. Su colaboración en el cine no se limitó a la animación, ya que participó como actor en varias películas, siendo destacable su papel en la versión que en 1979 hizo Werner Herzog del clásico Nosferatu. En 1988, en colaboración con el director Enrique Xhonneux, Topor adapta la vida del Marqués de Sade en una de las mayores marcianadas que ha dado el cine, Marquis, una película en la que todos los actores iban cubiertos con máscaras de animales, y donde el pene de Sade era un personaje más de la obra. Topor murió en 1997. La labor de ilustrador de Topor pronto se trasladó al mundo de la animación, colaborando con René Laloux en una de las obras más interesantes e inquietantes que ha dado el cine de animación, El Mundo Salvaje (La Planète sauvage, 1973). El largometraje de ciencia ficción marcó un antes y un después en el cine animado europeo. Su colaboración en el cine no se limitó a la animación, ya que participó como actor en varias películas, siendo destacable su papel en la versión que en 1979 hizo Werner Herzog del clásico Nosferatu. En 1988, en colaboración con el director Enrique Xhonneux, Topor adapta la vida del Marqués de Sade en una de las mayores marcianadas que ha dado el cine, Marquis, una película en la que todos los actores iban cubiertos con máscaras de animales, y donde el pene de Sade era un personaje más de la obra. Topor murió en 1997. Fernando Arrabal ha pasado por ser un borracho lunático tras su paso por un programa en 1989 donde comenzó a defender sus teorías en favor del mileniarismo, en uno de los episodios más vergonzantes de la historia catódica (que adjuntamos para deleite del personal). Lo cierto es que las excentricidades del hombre han ensombrecido al autor. Sobre todo conocido por su obra como dramaturgo, que ha sido premiada internacionalmente, y que conserva un espíritu transgresor y provocador, Arrabal ha sabido moverse en distintos terrenos, llegando a firmar siete películas de estilo surrealista, muchas de ellas adaptaciones de su obra literaria, algunas de ellas auténticas obras bizarras llenas de elementos disonantes como su ópera prima, Viva la Muerte.
En 1970 Jorodowsky realiza la que será su obra más popular, el western de culto El Topo, donde mezclaba elementos que se repetirán en su filmografía, como referencias a lo espiritual, objetos y personajes simbólicos, un lenguaje provocador y un metraje lamentablemente excesivo que va en contra de a narración. Pese a esto, El Topo se convierte en una obra de culto, una película rompedora que dio a Jorodowsky fama internacional, hasta el punto de interesar a John Lennon, quien promocionó la película y produjo, junto al representante de the Beatles Allan Klein, su siguiente incursión cinematográfica, la revolucionaria e inclasificable La Montaña Sagrada. La idea original es que la película la protagonizase George Harrison, pero finalmente éste se negó por las exigencias de Jorodowsky, quien quería que el beatle enseñara el ano. Aún sin Harrison, La Montaña Sagrada (1973) sigue siendo una joya del cine llena de simbología propia del tarot y elementos transferenciales que contiene algunas de las imágenes más impactantes que han podido ver estos ojos. A medio camino entre el cine documental que representa un viaje de ácido de un grupo de burgueses con aspiraciones a hippies y una primera parte, más interesante, donde Jorodowsky hace una lectura visual impactante de las dictaduras latinoamericanas de los 70. La película, por no variar, fue un escándalo. La distribución de ambas películas embarcó a Jorodowsky y a Klein en una batalla legal que no acabó hasta el 2004, cuando por fin se pudo llegar a un acuerdo. El siguiente proyecto del director nunca llegaría a realizarse, se trataba de la adaptación de la novela de ciencia ficción Dune, de Frank Herbert. Para ello contó con un equipo impresionante entre los que se contaban Orson Welles, Salvador Dalí, Pink Floyd y H.R.Giger. Especialmente interesante fue el aporte del ilustrador de comics francés Moebius, quien realizó numerosos bocetos que, al no realizarse la película, acabarían convirtiéndose en el mítico comic El Incal, guionizado por el propio Jorodowsky. Muchos de los elementos de la película, que finalmente no se realizó por retirarse la productora del proyecto, acabarían siendo el germen de Alien y Star Wars. El mundo del comic ha recibido numerosas obras de ciencia ficción escritas por Jorodowsky tras El Incal, colaborando con artistas de la talla de Juan Giménez, Janjetov o el citado Moebius. En dichos comics vuelve a utilizar la simbología y los elementos del tarot. Su pasión por éste le ha llevado a escribir varios ensayos sobre el mismo, llegando incluso a realizar sesiones como tarotista y ser considerado que él define como psicomago. Así que el transgresor director se ha convertido en un abuelete reciclado a gurú new wave. Atrás quedó lo de cambiar el mundo. Puede que Pan le arrastre un día de sus canas y le enseñe de nuevo el camino, pastando, con su flauta y tras las ninfas... Publicado por ALFONSO BUENO Hoy empieza todo 2 Barriupedia: Roland Topor y el movimiento Pánico16/05/201923:49 Con motivo de la publicación del libro El par de senos más bellos del mundo, repasamos la carrera de Roland Topor, polifacético artista francés y tercer pilar del movimiento Pánico junto a Jodorowsky y Arrabal. " AZAR Y CREACIÓN. A PROPÓSITO DEL GRUPO PÁNICO " José Vicente Martín Martínez https://www.academia.edu/28221045/_AZAR_Y_CREACI%C3%93N_A_PROP%C3%93SITO_DEL_GRUPO_P%C3%81NICO_ JUAN ROMERO: EL COLOR DEL "PÁNICO" POR Rocío PLAZA ÜRELLANA https://institucional.us.es/revistas/arte/09/25%20plaza%20orellana.pdf TERROR, HUMOR Y EUFORIA: LAS ANDANZAS Y EL LEGADO DEL GRUPO PÁNICO (1960-1973) (I) A principios de los años 60 en París, no muy antes del mayo del 68, el mundo del teatro y de la cultura en Francia se vieron sacudidos por las ocurrencias de un pequeño colectivo de artistas y escritores que guiado por un ideario peculiar que anticipando la contracultura pretendía poner patas arriba el mundo del arte empezando por las artes escénicas. Era el Grupo o Movimiento Pánico, que partiendo de la herencia del surrealismo y del dadaísmo y con un total rechazo a la cultura y la concepción del mundo burguesa pretendía convertir al teatro en un arte que afectase la percepción del espectador mediante el impacto y la provocación. Durante buena parte de los años 60 del siglo XX fue el gran escándalo del arte europeo además de ser una de las primeras manifestaciones del arte contracultural, creando a su modo el happening, la improvisación escénica y el feísmo estético. Aunque inicialmente circunscrito al mundo del teatro- donde obtuvo el mayor impacto- también se expandió a la ilustración y el cine. Tres personalidades excéntricas e irrepetibles que por entonces se encontraban dando sus primeros pasos artísticos fueron las madres del invento: el español Fernando Arrabal, el chileno Alejandro Jodorowsky y el francés Roland Topor crearon el Grupo Pánico siguiendo a rajatabla un revolucionario ideario que ellos mismos confeccionaron. Aunque este triunvirato a principios de los 70 ya se había disuelto por proyectos individuales, disensiones y cambios de enfoque ellos mismos trataron de seguir el ideario Pánico durante toda su carrera e incluso hoy en día sus dos supervivientes (Arrabal y Jodorowsky) no dudan en revitalizar el Pánico y su legado en libros, conferencias o ensayos. Inspirador de ciertas formas del teatro alternativo, renovador del surrealismo y precursor del impacto visual en el cine, la fotografía o las artes plásticas, el Movimiento Pánico hoy en día se postula como una tendencia más influyente de lo que a primera vista pudiera parecer. Alejandro, Fernando y Roland; los días antes del Pánico
Aunque no fue hasta 1962 cuando el Grupo Pánico nacería oficialmente, años antes ya se dieron sus primeros pasos estéticos e ideológicos. Y no fue en Francia, ni tan siquiera en Europa; fue en el continente americano de la mano de Alejandro Jodorowsky, desde 1958 un chileno residente en México con gran parte de su formación artística anterior forjada en París. Nacido en Iquique (Chile) en 1929 de familia judía de raíces ucranianas, sefardíes, lituanas, alemanas y polacas, el hoy polifacético escritor, artista, escenógrafo, actor, director de cine y de teatro, guionista de cine y cómic y “psicomago” Alejandro Jodorowsky se inició en su adolescencia en el mundo de la poesía en su Chile natal de la mano de Nicanor Parra y Enrique Lihn y en poco tiempo entró en el mundo del teatro en el campo del mimo. Tras abandonar sus estudios de Filosofía y Psicología en 1948 escribió sus primeras piezas teatrales para marionetas y comienza a cultivar el teatro de la improvisación surrealista, claro precedente del Pánico. En 1953 viaja a París para estudiar pantomima y al año siguiente se enrola en la troupe de Marcel Marceau. Tras cinco años de estancia en Francia, donde flirtea con la filosofía y debuta en el cine con un cortometraje, Jodorowsky viaja a México donde se interesa por la psicoterapia de la mano de Erich Fromm y se consolida como director y autor teatral de vanguardia hasta 1962 dirigiendo el Teatro de Vanguardia en México DF; allí sigue cultivando la improvisación teatral (antecedente del happening) en breves piezas que bautiza como “efímeros” y que se representan solo una vez con guión improvisado a partir de una idea, y pone en práctica el Teatro de la Crueldad de Antonin Artaud (1896-1948) en representaciones donde la obra se confronta al público y se violan los espacios escénicos. Admirador del surrealismo de los años 20 y 30- que inspira su producción teatral hasta la fecha- Jodorowsky viaja a de nuevo a París en 1960 y conoce a una de sus principales figuras aún viva, André Breton (1896-1966) con el que frecuenta el café La Promenade de Venus. Allí es donde conoce personalmente a Fernando Arrabal- del que ya había dirigido montajes de obras teatrales suyas en México- y a Roland Topor, con quienes comparte su pasión por corrientes artísticas transgresoras de la primera mitad del siglo XX (y que por entonces estaban de capa caída en el mundo intelectual y artístico) como el surrealismo, el dadaísmo o el Teatro de la Crueldad de Artaud además de corrientes filosóficas que en su día resultaron novedosas y/o extravagantes como la patafísica, la Semántica General de Alfred Koszybsk, las teorías matemáticas sobre fractales de Mandlerbrot o las teorías sobre el lenguaje y la verdad de Wittgenstein.
Fernando Arrabal (Melilla, 1932) era al igual que Jodorowsky, un extranjero en París, ciudad a la que había fijado como residencia en 1955. El escritor, dramaturgo y cineasta español fue un niño superdotado, hijo de un condenado por republicano en la Guerra Civil española que desapareció en 1942 al huir de prisión en Burgos. A partir de 1950 con 18 años y mientras trabajaba en la Papelera Española y terminaba el bachillerato en Valencia escribe sus primeras obras teatrales. En 1952 se traslada a Madrid para estudiar Derecho frecuentando el Ateneo. Picnic (1952) y Los hombres del triciclo (1953) son sus primeras obras teatrales estrenadas, en donde se aprecia una notable influencia del dadaísmo y del recién nacido teatro del absurdo, así como una denuncia al belicismo y a la inutilidad de los convencionalismos sociales, elementos que influirán decisivamente en el Movimiento Pánico. Su primer viaje a París fue en 1954 en autostop y un año después regresa para estudiar allí pero cae enfermo de tuberculosis lo que le llevaría a la decisión de establecerse definitivamente en la ciudad luz donde frecuentó los círculos sus admirado Breton y Tristan Tzara convirtiéndose en una figura relevante en el mismo pese a su juventud. Por esos años escribe obras de teatro como Fando y Lis (1955) o Guernica (1959). Roland Topor (París 1938-1997), el más joven de los tres y el único francés de nacimiento no tenía apenas en 1962 con 24 años una trayectoria artística relevante aunque a partir del nacimiento del Pánico lanzaría su carrera como dibujante, pintor, actor, escritor y guionista cinematográfico. De origen judío polaco y tan excéntrico como los otros dos, Topor al igual que Arrabal y Jodorowsky era un profundo admirador del surrealismo en su vertiente pictórica- que estaba ya demostrando con sus alucinantes ilustraciones satíricas en la mítica revista de humor Hara-Kiri - y una conciencia sociopolítica lindante con un izquierdismo ácrata. Jodorowsky y Arrabal, cuya obra previa de cada uno ya conocían mutuamente, eran dos almas gemelas que por fin pudieron encontrarse personalmente poniendo en común sus idénticas pretensiones para unas nuevas artes escénicas (Jodorowsky, como hemos visto antes, dio a conocer algunas obras de Arrabal en Sudamérica que resultaron enormemente escandalosas) Los tres eran hombres de teatro (inicialmente, Topor menos) hastiados con el teatro tradicional y su uniformidad en cuanto a la relación escenario-público que contemplaban que si bien las premisas del surrealismo y dadaísmo podían ser teóricamente una vía de superación de las restricciones del arte dramático tradicional, el surrealismo en la segunda mitad del siglo XX se había “aburguesado” y no podía cumplir dicha función, por lo que era necesario reinventarlo y superarlo. Pese a que la influencia del cine de Luis Buñuel, la fotografía y el cine de Man Ray, la obra polifacética de Marcel Duchamp y el Teatro de la Crueldad de Antonin Artaud –esto último Jodorowsky ya había puesto en práctica en su teatro en México a finales de los 50 y principios de los 60- será enorme, los tres verán la necesidad de superar a dichos maestros aunque sin abandonar sus enseñanzas. El Café de la Paix será el escenario donde tendrán lugar las primeras “reuniones pánicas” que establecerán el ideario del Grupo Pánico. El ideario Pánico: en busca de una transformación humana
Jodorowsky había visto censuradas muchas de las obras por él dirigidas en México en especial sus efímeros, una experiencia con el teatro del absurdo antecedente del Pánico y contemplaba a Francia como un lugar en donde podía gozar de una mayor libertad creativa. Transmitió a Arrabal y Topor la necesidad de que el nuevo tipo de teatro estuviese más basado en el absurdo y la improvisación que en el surrealismo decadente (el viejo Breton le parecía ahora un muermo). El trío tenía sus propias ideas filosóficas ya formadas y esto les lleva a postular conjuntamente una concepción vital contracultural que será la base aplicable a nuevas ideas sobre el teatro. Nace entonces el Movimiento Pánico con un ideario más filosófico que artístico que recoge varias concepciones filosóficas sobre la existencia y la condición humana. Se podría resumir el ideario Pánico de la siguiente manera: - Existe una confrontación entre la cultura establecida y el nuevo “ataque pánico” para ayudar a despertar a una masa inerte de gente y estos que “tomen parte” en lugar de ser meros espectadores de algo. - El teatro por su naturaleza imitativa debe suprimir la pasividad y neutralización del público utilizando la abstracción del arte moderno, consiguiendo así superar la actual condición de espectadores (esto extensible a la condición humana) - Se postula una locura controlada como supervivencia ante una sociedad con crisis de valores. - El mundo ha de estar formado por una mezcla de contrarios: amor-odio, tragedia-comedia, mal gusto-refinamiento, sagrado-profano, individual-colectivo. - Se da importancia al ritual ceremonial, la visión onírica, cruel y satírica de la vida y la repetición cíclica de las cosas. - El Movimiento Pánico produce una actividad esporádica y efímera, sin forma ni permanencia y sin las restricciones de los códigos de conducta y de la racionalidad. La única forma reconocible del Pánico es su anárquico y cambiante modus operandi. - En definitiva, se busca como fin último trascender la sociedad Aristotélica para llevar a la humanidad hacia una nueva perspectiva. El nombre de Pánico proviene del semidios de la mitología griega Pan, deidad de los rebaños y el pastoreo de apariencia monstruosa (un hombre grueso con patas y cuerpo de cabra y rostro deforme) que además simboliza la fertilidad y la sexualidad masculina mediante un descomunal falo. Pan seducía y violaba a las ninfas y cuando era importunado por alguien su enorme ira y su monstruosa apariencia provocaban un miedo que paralizaba al otro, el pánico La conducta del dios se describe como amoral, hipersexual y salvaje sin control alguno, una mezcla de locura, vitalidad y maldad terrorífica que coincidía con el ideario de del arte de los tres autores. La locura de los efímeros: el ataque pánico en el teatro El recién nacido Grupo Pánico comienza a preparar sus primeras representaciones. El modelo a seguir es el primer teatro de Jodorowsky, los efímeros, rebautizados ahora efímeros pánicos, prácticamente con las mismas características que aquellos: obras sin guión, improvisadas por los actores-directores a partir de una idea y que diesen una total impresión de urgencia: en definitiva, una de las primeras manifestaciones del happening. Lo que debía aparecer en escena debía ser surreal y caótico, impactante, repleto de fuerzas destructivas que según los autores llevasen a la paz y la belleza. El horror, el humor y la simultaneidad debían guiar el teatro pánico, prácticamente la suma de diferentes emociones humanas muchas veces contrapuestas que apabullasen e impresionasen al espectador, aunque de una manera que los autores pretendían que fuese armoniosa. El colorido y el ruido siempre estuvieron presentes en el teatro pánico. Los efímeros pánicos estuvieron representándose en diversos puntos de París entre 1962 y 1965, preferentemente pequeños teatros, universidades, plazas, cafés y locales improvisados y durante 1964-1965, Jodorowski, que residía a caballo entre Francia y México, los llevó al país azteca donde se dieron las raíces reales del teatro pánico . Los tres fundadores actuaban en los efímeros- a veces los tres juntos, otras veces de manera separada- junto con otros jóvenes actores y actrices que se unieron al movimiento. Un efímero pánico típico solía comenzar con representaciones de acciones cotidianas como rituales que al poco tiempo iban evolucionando hasta comportamientos violentos, sexuales, provocadores o festivos, exaltados y exagerados. En el escenario abundaban objetos cotidianos (periódicos, botes de pintura, muebles, electrodomésticos) que en realidad escondían una simbología iconoclasta y desmitificadora de la cultura occidental. Las acciones eran fortuitas, abruptas y las partes habladas eran muchas veces sermones improvisados. Se rompían multitud de objetos e imágenes y había sitio para el desnudo y el contacto sexual. Lo que se veía en el escenario (que no volvía a repetirse en otras representaciones pánicas) era según el grupo Pánico “errores y accidentes irrepetibles” que los actores cometían, acciones propuestas por ellos en ese momento que en “condiciones normales no podrían permitirse” (ni tampoco en el teatro convencional) Según sus creadores los efímeros pánicos estaban “guiados por reglas tomadas de un estado predeterminado de euforia” o lo que sería lo mismo de “pánico”, entendido esto como una mezcla de sentimientos y sensaciones humanas en su estado más álgido, tanto en los intérpretes como en el público. Este “pánico” y la fuerza destructora que lo produce sería la vía para alcanzar la nueva perspectiva propugnada por el Grupo Pánico, es decir el fin último del Movimiento Pánico. Como Alejandro Jodorowsky aseguraba “El pánico siempre aparece como el anuncio de un nacimiento espiritual”; en otras palabras el pánico era una fuerza liberada y transformadora guiada por los sentimientos de humor, terror y euforia. Nunca se filmó ningún happening pánico y lógicamente tampoco existen guiones de estos, aunque si perviven célebres crónicas en prensa escrita, testimonios de espectadores que presenciaron algunos montajes y varias fotografías tomadas en ellos que muestran todo el carácter delirante del teatro pánico. Varios happenings célebres han perdurado en la memoria colectiva, nos vamos a referir a dos. El llamado “Efímero de San Carlos” se representó en México DF en la Universidad Autónoma de México en abril de 1964; en un escenario hecho de tortillas y pan, un personaje llamado “Monstruo-monstruo” descuartiza una paloma viva y poco después un grupo de actores irrumpe en escena dando gritos a favor del PRI; mas tarde Jodorowski (actor principal en casi todos los montajes) lee un fragmento de Shakespeare y arroja cómics al público universitario proclamando que esa es la verdadera poesía del siglo XX. El efímero concluía con una joven que era “clavada” en un lienzo blanco para después ser pintada conformando una obra bautizada como “Humanismo”. Con todo, el efímero pánico más famoso es el llamado “Melodrama Sacramental” un happening de cuatro horas (la más larga pieza teatral pánica) que se representó en mayo de 1965 en el Festival de Libertad de Expresión de París. Jodorowsky aparecía en escena vestido de motero de cuero rebanando el cuello a dos ocas mientras dos jóvenes en topless con el cuerpo untado en miel cortaban el traje del intérprete para después pegarle con cintas dos serpientes en el pecho. A lo largo de la representación aparecía una cruz de madera con un pollo crucificado -que servía para simbolizar el pene de un rabino a punto de ser castrado- y una vagina gigante que “daba a luz” tortugas vivas y otros objetos que caían al público para finalmente “alumbrar” al propio Jodorowsky. El Pánico contra todo y otras manifestaciones pánicas en el arte |
Roland Topor |