martes, 13 de agosto de 2019

Don Juan Goytisolo o los pájaros trastornados (1)



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Goytisolo, Juan


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Resultado de imagen de JUAN GOYTISOLO PAJAROJuan Goytisolo Gay. (Barcelona, 5 de enero de 1931 - Marrakech, Marruecos, 4 de junio de 2017). Novelista español.
Estudia Derecho y en 1956 se instala en París, donde comienza a trabajar como asesor literario de la editorial Gallimard. Entre 1969 y 1975 imparte clases de literatura en universidades de California, Boston y Nueva York, actividad que continúa a lo largo de su vida.


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Es autor de una extensa y variada obra narrativa y ensayística, prohibida en España por la censura franquista desde 1963. Cultiva géneros como el reportaje, la literatura de viajes o las memorias. Además de su labor estrictamente literaria, Goytisolo es un intelectual influyente, colaborador habitual en prensa y crítico implacable del mundo contemporáneo.
Sus primeras novelas, inscritas en las tendencias del realismo social de los cincuenta, son Juegos de manos (1954) y Duelo en el paraíso (1955). Tanto en estas primeras obras como en la trilogía formada por El circo (1947), Fiestas (1958) y La resaca (1958), destaca su pensamiento antiburgués, actitud que defendió en el textoProblemas de la novela (1959) y en Campos de Níjar (1960).

Su segunda etapa se abre con Señas de identidad (1966), donde abandona el realismo de su periodo anterior e incluye nuevas técnicas de la novela moderna. Continúa con la Reivindicación del conde don Julián (1970), novela sobre el exilio, y Juan sin tierra (1975), que concluye con una página en árabe con objeto de poner de manifiesto la ruptura del autor con determinados aspectos de la cultura y la historia de su país. Su interés por el Magreb y la civilización árabe aparece también en los ensayos El problema del Sahara (1979), Crónicas sarracinas (1981) y Estambul otomano(1989), así como en la novela Makbara (1979). El humor y la ironía aparecen en la novela Paisaje después de la batalla (1982) y en la autobiografía Coto vedado (1985), donde ofrece testimonio de sus relaciones con los escritores de la escuela de Barcelona.
Otras obras suyas son Las virtudes del pájaro solitario (1988), La cuarentena (1991) y Las semanas del jardín (1998). Sus artículos periodísticos fueron recogidos en Disidencias (1977) y en Contracorrientes (1986). Ha recibido distintos reconocimientos internacionales, entre los que destacan el Premio de Ensayo y Poesía Octavio Paz (2002) y el Premio Juan Rulfo (2004).
En su honor, la biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger pasó a llevar su nombre en 2007. Fue galardonado con el Premio Cervantes 2014. Depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado que permanecerá guardado hasta el 5 de enero de 2031.

Serie ALQUIBLA de rtve.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/alquibla/

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 2015. Reportaje de la serie Imprescindibles, de TVE, en el que se repasa la carrera del escritor.
Juan Goytisolo en la Biblioteca de Tánger
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Una entrevista con Juan Goytisolo
Realizada en París, el 4 de octubre de 1998
por Wolfram Eilenberger, Haukur Ástvaldsson y Francisco Herrera.


Carlos Fuentes y Luce López Baralt lo definen como uno de los escritores más importantes de España. Sin embargo, usted se considera como un apátrida. ¿Puede explicarnos cómo se conjugan ambos extremos?



Yo creo que las dos cosas son ciertas. Por un lado, pertenezco totalmente a la cultura española. Por otro lado, por el hecho de vivir fuera, he sustituido la noción de tierra por la noción de cultura. No obstante, si me preguntan si me considero parte de la sociedad española digo que no. No comparto los valores de esta sociedad, me siento extraño a ella. Por otra parte, la mayoría de los escritores que admiro siempre actuaron a redopelo de la sociedad. Como decía de una manera muy expresiva Luis Cernuda, eran "españoles sin ganas". O sea, que las dos cosas son ciertas.
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¿Existe una relación entre el exilio continuo y decidido y el centro nómada de su creación literaria?
Es posible. Hay escritores en los que el exilio acaba con su escritura. Escritores que podemos llamar costumbristas, que reflejan la sociedad en la que viven. Al quedar aislados de esta sociedad, su poder de creación literaria disminuye. También hay otros escritores que, por el contrario, convertirse en apátridas les enriquece. Yo siempre he dicho que la posibilidad de ver la propia cultura a la luz de otras culturas es muy importante, porque la escala de valores cambia completamente. Los que viven en España y sólo conocen la tradición española -suponiendo que la conozcan bien- aceptan los juicios, las ideas, las opiniones casi como por herencia; nunca las ponen en tela de juicio. En cambio, si uno vive fuera, puede establecer comparaciones y ver que cosas muy estimadas dentro de España, son en realidad fruto de imitaciones de otras culturas, mientras que hay obras que son absolutamente originales y no se les da importancia, aunque no se les encuentre el equivalente en ninguna otra lengua. En Europa no hay ninguna obra mudéjar como El Libro de Buen Amor, no hay ninguna obra con una carga tan explosiva como La Celestina. Tenemos que esperar a Shakespeare para encontrar algo de una fuerza tan extraordinaria. O no hay una Lozana andaluza, no hay un San Juan de la Cruz. Es decir, para mí, esta visión exterior es muy importante. Me parece bastante significativo como resultado de la discontinuidad cultural de España el que la mayor parte de estos autores no hayan ejercido influencia. La Celestina, aunque de grado menor, tuvo una descendencia a lo largo del siglo XVI. La Lozana andaluza es una obra que quedó enterrada en vida y aunque se redescubrió en el siglo XIX, nadie se atrevió a reeditarla, porque la consideraban obscena.
Cervantes fecundó la totalidad de la novela europea -la novela inglesa, francesa, en Rusia la influencia es clarísima, hasta en Portugal, pasando por Sterne, tenemos a Machado de Asís, que hizo una novela absolutamente moderna en el siglo XIX-. España, hasta el siglo XX, fue el país que más tardó en impregnar la novela. Esto fue, yo creo, gracias a la doble lectura por un lado de Américo Castro, a partir de El pensamiento de Cervantes, que es la primera obra que la descarga de todas las interpretaciones castizas -del tipo "es la Biblia de la nación española" como decían Unamuno o Maeztu-. Todos atribuían al Quijote una serie de cargas nacionalistas o místicas sin leer verdaderamente la obra. Luego yo diría que la lectura descondicionada de Borges demuestra la creatividad y la modernidad de la invención cervantina. Creo que a partir de esto ha surgido un grupo de escritores que, directa o indirectamente estamos influidos por Cervantes. Pienso en el caso claro de Carlos Fuentes, también en Tres tristes tigres de Cabrera Infante. La evolución de Julián Ríos no sería posible sin un conocimiento de Cervantes. Tenemos también el caso de San Juan de la Cruz. Hasta José Ángel Valente no ha habido ningún poeta español en el que haya influido. La manifestación de estos huecos, estos espacios en la cultura española, debería hacer que nos interrogáramos sobre qué ha pasado en nuestra cultura. Pero muy poca gente lleva a cabo este análisis.
Resultado de imagen de Juan GoytisoloEntonces, se puede decir que la distancia del exilio constituye la condición de la posibilidad de su obra narrativa.
En mi caso concreto, sí. Si yo me hubiera quedado en Barcelona, hubiese tenido los límites que tiene la mayor parte de los escritores de mi generación, que sólo parten de una experiencia local, de una limitación. Esta posibilidad del exiliado de ver una cultura a la vez con intimidad y con distancia me parece fundamental.
Carlos Fuentes definió hace tiempo, en un acto protocolario ante el rey Juan Carlos, que su patria era la lengua española. ¿Podemos decir que la suya sería la literatura de nuestro país?
Yo diría entonces que mi nacionalidad es cervantina. Si miro hacia atrás en mi vida veo que he pasado la mayor parte de mi tiempo hablando otros idiomas. Así el castellano ha sido el objeto de mi trabajo. Normalmente cuando estoy en Marraquech hablo árabe, cuando estoy en París hablo francés, cuando estaba en los Estados Unidos hablaba inglés. El español no lo practico tanto. Por ejemplo, a veces, cuando estoy en Marraquech paso bastante tiempo sin hablar castellano. Esto lo vio muy bien Vicente Llorens en uno de sus ensayos, cuando dijo que para el exiliado, al perder la tierra y la sociedad en la que vive, la lengua adquiere para él un valor importantísimo. Esto explica que algunos escritores se hayan convertido en grandes escritores en el exilio. Este es el caso claro de Cernuda. Él era un poeta más de su grupo y en el exilio se convirtió en el gran poeta de su generación.
Resultado de imagen de JUAN GOYTISOLO PAJARO¿Cree usted que hay una línea de escritores españoles exiliados?
Este fenómeno empieza con el reinado de los Reyes Católicos. Ya tenemos el ejemplo en los hermanos Valdés o en Vives. O en la gente que intentó salir y no pudo como Cervantes, al que le denegaron el permiso para emigrar a América. Por fortuna, ya que si se hubiera ido a las Américas, tal vez no habría escrito el Quijote. O en el propio Mateo Alemán, quien después de publicar el Guzmán de Alfarache, estaba en una situación insoportable. Márquez Villanueva descubrió los documentos en los que se explica cómo Mateo Alemán pudo ir a México, entregando a un funcionario corrupto la totalidad de sus bienes, incluidos los derechos de autor del Guzmán de Alfarache. Se fue con lo que llevaba puesto. Tendría una motivación muy urgente para huir de esta manera.
¿Dentro del grupo de exiliados podríamos incluir al anónimo autor del "Kamasutra español" editado por López Baralt?
Bueno, él fue un morisco expulsado. Lo que resulta significativo es que este manuscrito estuviese durante un siglo sin ser publicado. Hay que tener en cuenta la presión que ejerció la gente del medio académico, aquellos que pensaban que no convenía publicar esto y menos por parte de una señora. Es realmente notable el hecho de que se escriba en lengua castellana a principios del siglo XVII un tratado erótico. Es una muestra de que España no pertenece en su totalidad a la cultura occidental, como se pretende.
¿Para usted la estabilidad y la homogeneidad cultural destruyen la creatividad del autor?
Desconfío totalmente de las identidades fijas, de los nacionalismos de calidad y de las sociedades homogéneas, porque toda esta homogeneidad o identidad icónica es siempre el producto de la violencia hacia los individuos. Esto sólo puede existir dentro de sociedades totalitarias. Cuando nace la idea de España, para Américo Castro a partir del siglo XI, o cuando nace la literatura castellana, siempre están en el horizonte de lo cotidiano las tres comunidades: judíos, cristianos y musulmanes. Esta mirada crítica de unos hacia otros fue un fermento de cultura. El arte mudéjar es el mejor ejemplo de ello. Todo el mundo reconoce que el arte mudéjar es único. Pero sería absurdo que este mudejarismo se manifestara sólo en la arquitectura, se tenía que manifestar obviamente en la literatura: el Conde Lucanor, el Cantar del Mío Cid -desde Galmés de Fuentes queda muy claro que las fuentes no eran visigodas, como soñaba Menéndez Pidal, sino que eran fuentes árabes-, y el Libro de Buen Amor -el cual, como descubrió Américo Castro, es un libro mudéjar-.
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El hecho fue que no había una sociedad homogénea, sino una variedad de culturas que a veces se llevaban bien y otras peor. Los reinos del norte de España adquirieron toda su cultura gracias a los mozárabes que no querían vivir en Al-Ándalus. Había una continua comunicación y lo vemos claramente en el ejemplo de Alfonso X el Sabio. El libro de Márquez Villanueva, El concepto cultural alfonsí es realmente extraordinario porque muestra un proyecto que se anticipa totalmente al Renacimiento. Él tenía muy claro que el latín era una lengua muerta -era la lengua de la Iglesia, pero no servía fuera del territorio puramente religioso- y que la ciencia venía a través de los árabes y de la cultura árabe. Los traductores, casi todos judíos, que vertían sus traducciones del árabe al castellano, fueron, de hecho, los que salvaron la cultura europea. Hay una influencia muy clara, como demostró Asín Palacios al descubrir el hecho -que le ganó la furia de la toda la clase intelectual italiana- de que el Libro de la Escala del Profeta era el que había inspirado La divina comedia de Dante. Así esta influencia no sólo se reducía a España. En la Sorbona, por ejemplo, se introdujo la idea de Avicena, según la cual los bienaventurados no podían tener una visión directa de la divinidad. Para combatir esta idea la Iglesia encargó a Santo Tomás de Aquino la réplica y, para ello, éste tomó los argumentos de Averroes. Es decir, cristianizaron una polémica que ya anteriormente había sido árabe. Todo esto se olvida a partir del Renacimiento.
Para mí el siglo XV es un tiempo de una riqueza extraordinaria en España. Ya aparece un precedente de Góngora en Juan de Mena. Todas las grandes creaciones del Siglo de Oro se pueden encontrar en germen en el siglo XV. En esta época, durante el reinado de Enrique IV de Castilla las ideas averroístas y el racionalismo habían pasado a ser completamente aceptadas en gran parte por los cristianos nuevos, recién convertidos, que habían perdido la religión judaica pero tampoco se habían hecho por ello católicos. Por ejemplo, existe ese famoso memorial escrito al rey en el que se le advierte que está rodeado de gentes que dicen "nascemos e morimos como bestias". Aquí está el germen de todo el mundo de La Celestina. El hecho es que Fernando de Rojas, cuya familia fue penitenciada por la Inquisición cuando era niño, vivía en este ambiente y gracias a esto pudo escribir La Celestina. Doy todos estos ejemplos para mostrar que la heterogeneidad es creadora de riqueza y siempre es más justa la visión del que está en la periferia de lo social que la del que está en el centro. Esto explica el que la gran mayoría de los creadores del Siglo de Oro fueran de origen cristiano nuevo, siempre situados en la periferia, y podían analizar la sociedad tal y como eran, mientras que los otros sentían una inmanencia española y no necesitaban dudar. No olvidemos que la literatura, por lo menos a partir de Cervantes, es el territorio de la duda. Esto se aplicaría a la posición marginal de Fray Luis de León a la de autores de una espiritualidad completamente nueva como Santa Teresa y San Juan de la Cruz o Juan de Ávila. Éste último es ahora santo de la Iglesia, pero en su tiempo dijo textualmente "los penitenciados por la Inquisición, mártires son".
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¿Podría volver a ser España el puente natural entre Europa y el mundo musulmán, como ya lo fue en la Edad Media?
Debería ser el puente entre Europa, Iberoamérica y el mundo musulmán, por su situación geográfica, por su cultura. Desdichadamente no es así. Hay un rechazo muy grande no sólo dentro de la sociedad sino incluso dentro de los poderes culturales con respecto a la tradición árabe, con la excepción de un Al-Ándalus, como decía don Emilio García Gómez, "mitificado", "muerto". Claudio Sánchez Albornoz decía que la cultura de Al-Ándalus fue destruida por "las nubes de langosta africana", al hacer referencia a los almohades y almorávides, olvidando que, por ejemplo, habían edificado la Giralda de Sevilla o los palacios del reino nazarí de Granada. O sea, que eran unas langostas muy bien educadas. No olvidemos también que en esta época vivió Averroes. Hay una resistencia enorme a esta tradición.
Si me quedaba alguna ilusión era con respecto a Iberoamérica. Con motivo de ese lamentable Quinto Centenario yo propuse a la universidad organizar un cursillo sobre Blanco White, en especial sobre los artículos que había escrito en favor de la independencia de los países de Iberoamérica. Fue el único intelectual que, primero en El Español y después en El Mensajero de Londres, escribió una serie de artículos extraordinarios sobre el tema. En cualquier otro país, supongamos en Francia, estarían encantados de hablar de un escritor, de cara a los países colonizados, que demostrara la existencia de intelectuales que estuvieran a favor de la independencia, que tuvieran esta lucidez y esta honestidad. En España sigue siendo un traidor. Menéndez Pelayo dice de él que llevó su vileza hasta ensalzar la victoria de Bolívar y, por otra parte, dice que España es la madre espiritual de los hijos del cóndor. Se ve a la hora de la verdad que, en el momento de la guerra, al único intelectual español que tomó partido públicamente por la independencia, lo siguen marginando. Son las constantes de la historia española.
¿Usted tiene la impresión de que España no se ha dado cuenta todavía de su papel en cuanto a la formación de la identidad europea?
Yo entiendo el complejo de inferioridad que hubo en España a partir del siglo XVIII. Cuando empiezan la Ilustración y la Enciclopedia en Francia, para los escasos intelectuales españoles de aquel momento bastaba con cruzar los Pirineos para darse cuenta de que se trataba de otra cosa enteramente distinta. De ahí viene la frasecita de "L'Afrique commence aux Pirinées". Era un logro que estos intelectuales quisieran europeizarse, negando todo lo que en su pasado no era europeo. En el siglo XIX se encontraron con la paradoja de que eran los viajeros franceses y, en especial, ingleses como Borrow y Ford los que descubrían la maravilla de la Alhambra. Borrow cuenta con mucha gracia que él estaba deslumbrado por la Alhambra y la gente de Granada le hablaba de "esas cosillas de los moros que hay arriba". Era como un rechazo. España integrada en la actualidad, política, económica y culturalmente en la Unión Europea, debería perder ya todos los complejos de inferioridad y darse cuenta de que lo que puede aportar al acerbo europeo común es precisamente el mudejarismo, porque no existe en ningún otro lado. No hay el equivalente en ningún país europeo. Sería el momento de aceptar que esta diferencia que tenemos es la mayor aportación de España a la cultura europea. Esto está admitido en la arquitectura, pero no en el plano de las ideas ni en el de la literatura.
¿Es posible todavía en el siglo XX sentirse mudéjar?
Puede haber individualidades. En el terreno de la arquitectura, para mí Gaudí lo es. Gaudí, que es el arquitecto más genial del siglo XX, no existiría sin el mudejarismo y sin las ilustraciones que hizo para los viajes de Alí Bey, ni las imágenes de las mezquitas de Sudán o de Malí que él tenía en su cátedra. Basta ir por ejemplo a Malí y estás viendo a Gaudí por todos lados.
Yo creo que una parte, no la totalidad de mi obra, pero sí algunos libros lo son. La cuarentena es un ejemplo claro, pues aunque escrito en castellano existe en él un juego entre Dante e Ibn Arabi que se puede calificar de mudéjar. Las virtudes del pájaro solitario también.
Resultado de imagen de Juan Goytisolo¿Este mudejarismo es el que le lleva al concepto de la ciudad como confluencia de culturas, de lenguas y de pensamientos?

Además de la literatura, y en el terrero personal la música, lo que siempre me ha interesado más es el urbanismo, la concepción de la cives, y he escrito bastantes textos sobre el espacio de la ciudad islámica. Cuando estuve hace dos años en Buenos Aires fui invitado a la vez por las facultades de Literatura y de Arquitectura y descubrí que algunos de los filmes de Alquibla los proyectaban allí. Da la casualidad de que un gran número de los arquitectos de aquella ciudad son árabes, nacidos ya en Argentina pero de origen sírio-libanés. Tenía tantos estudiantes en las conferencias que daba sobre urbanismo como en las que daba sobre literatura. Por esa razón me ha interesado siempre este barrio parisino, el Sentier, por el lado multiétnico. Mi experiencia en Nueva York, donde pasas en una manzana de casas de Little Italy al barrio chino, ha sido también determinante. Siempre me han interesado las ciudades donde se forman estos encuentros o ciudades muy vitales como Estambul.
Yo creo que el contacto con gente de otras culturas es necesario. En el ensayo que escribí sobre París como capital del siglo XXI me planteaba las dos alternativas: será una ciudad heterogénea desde el punto de vista cultural o se convertirá en un museo. Son las dos alternativas. Esta tendencia a la "museización" no existe ahora, por ejemplo, en Berlín, donde estuve pasando una temporada hace cinco años y donde se podía ver cómo los marginales estaban dejando Kreuzberg empujados por la especulación inmobiliaria y se pasaban a Berlín Este, donde llegaron los primeros centenares de judíos de origen alemán, que venían de los Estados Unidos, y que tuvieron la buena idea de volver y reconstituir su mundo dentro del nuevo Berlín. Era fascinante. Me impresionó mucho ver que se estaban gestando nuevas formas de vida y, por lo tanto, de cultura. Este Berlín me pareció que tenía el mismo dinamismo que encuentras en Nueva York.
Ya dije hace veinte años en una conferencia que los escritores más interesantes en lengua inglesa serían de las Antillas, de Pakistán, de India, los franceses serían del Magreb y de África y los alemanes serían turcos. Hubo una especie de risas celebrando mi ocurrencia, pero en Inglaterra ya está ocurriendo, en Alemania tenemos esta novela absolutamente maravillosa escrita por una mujer, Ozdamar, esta escritora turca que llegó a los dieciocho años en un tren de prostitutas a Alemania, y a los cuarenta y ocho años escribe una novela.
Yo he vivido siempre en el Sentier en París. Después del golpe militar en Turquía, este barrio se llenó de repente de turcos y al salir de casa veía carteles en turco, que yo no entendía, y me empecé a sentir como un poco extraño aquí. Hablé con un poeta comunista exiliado y le pregunté dónde podía aprender el turco y él me dirigió a un asociación política de emigrados. Era gente muy simpática que me preparaban cada tarde las lecciones. Así aprendí a hablar el turco. No digo que todo el mundo tenga que ponerse aquí a aprenderlo, pero por lo menos ya que han traído restaurantes turcos, pueden aprender la comida turca. Por desdicha no han traído "alhamas" o "hammames" turcos, que son una maravilla, y que serían una educación de su civilización. Siempre se puede aprender algo con la llegada de una cultura ajena. Mi actitud ha sido siempre la de sumar y no la de restar. Tener dos lengua y dos culturas es mejor que tener una. Tener tres mejor que tener dos. Tener cuatro mejor que tener tres. Por eso cuando veo que quieren imponer el monolingüismo en Cataluña o en el País Vasco no lo entiendo. Los catalanes que son bilingües tienen una suerte mayor al tener dos culturas en vez de una. ¿Para qué mutilar una? ¿para qué restar? Hay que sumar.




¿No cree que en este proceso de descentralización de la literatura europea también la cultura hispánica fue una avanzadilla, ya que el "boom" de la literatura hispanoamericana ha sido anterior al surgimiento de la literatura india o turca? España no tomó el boom hispanoamericano como algo que viene del inferior, sino del igual. Para nosotros Carlos Fuentes, Borges o Paz son grandes escritores de nuestra lengua, mientras que para un inglés o un francés todavía es difícil reconocer que un autor de África o de Asia es un gran escritor en su lengua.
No han tenido aún grandes figuras como las de Iberoamérica. Fueron también unos años excepcionales, los años sesenta y setenta. Lo que se escribió en esa época en Iberoamérica sólo puede compararse a lo que se escribió en el Siglo de Oro.
¿No piensa que esto es un orgullo para nosotros?
Claro que sí.
En Francia y en Gran Bretaña ha habido un interés científico muy importante por estudiar y aprender de sus colonias, formando el orientalismo, pero nosotros hemos tenido un resultado mucho más interesante.
También Portugal tiene el mismo resultado, en lo que respecta a Brasil. Guimaraes Rosa es una maravilla por ejemplo.
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A nosotros nos sorprende siempre la leyenda negra de España (y a veces de Portugal también) según la cual hemos sido los grandes invasores y destructores de las Indias. Sin embargo los ingleses y franceses han pretendido dar una imagen más amable de su proceso colonizador.
La diferencia es que los españoles necesitaban la población indígena para trabajar y que la población era mucho mayor y no pasó lo que ocurrió en Canadá y en Estados Unidos, donde se acabó con el mundo mesoamericano. Los españoles y los portuguesas, por distintas razones históricas, lograron crear esta mezcla.
¿Hacia qué modelo de convivencia cree usted que se dirige Europa?
Hay que ver las cosas clarísimas, no sólo desde la perspectiva de lo que puede llamarse el planeta de los ricos. Hace bastantes años escribí que Europa debía elegir entre ser una fortaleza o un ejido. No podemos, en nombre del neoliberalismo y del pensamiento único, permitir la libre circulación de capitales y de mercancías y vetar la de las personas. Hay que tener en cuenta la diferencia del nivel de vida entre el continente europeo y todo su entorno africano y asiático. Además está la influencia de la televisión. Ahora tienen metida en cada casa la visión exagerada, mitificada y embellecida de la realidad europea. Esto significa que esta gente quiera a toda costa llegar a Europa. Por un lado, hay trabajos que los europeos no quieren hacer. Por otro, no hay un aumento de la natalidad, es una población que envejece. La naturaleza tiene horror al vacío. Lo que está vacío se llena. Es decir, la llegada de gente de otros mundo seguirá y aumentará. Europa tiene que plantearse el problema de aceptar la convivencia, dentro de unas reglas naturalmente. El anfitrión tiene que poner las reglas del estado de los ciudadanos. Una vez aceptadas estas reglas -por ejemplo, la prohibición de costumbres como la de la ablación, que se practica en el valle del Nilo-, pueden preservar su cultura, mientras no sea agresiva. Ha de ser una forma de diversidad dentro de la ciudadanía. Estoy en contra de todas las identidades exclusivas y agresivas que niegan a los demás. Un país que tenga una variedad de culturas, dentro del marco de ciudadanía, me parece idóneo.
El concepto de ciudadano está dirigido al individuo, pero en Europa tenemos también el problema de las minorías que se definen con respecto al grupo. ¿No le parece a usted que hay una contradicción entre la política que va dirigida a los individuos y ese sentimiento de grupo?
Yo creo que son dos cosas distintas. Toda minoría tiene derecho a existir, siempre que no lo haga de una forma opresiva para los individuos que la componen. Las minorías me parecen absolutamente respetables y deben ser defendidas, pero no a costa de que opriman a los individuos que la componen. Esto ha de quedar muy claro.
Nos gustaría que nos hablara un poco sobre el papel que juega la risa como hilo conductor en su obra.
Siempre se podrán citar autores en los que la risa o la ironía no desempeña ningún papel -pienso en el caso de Dostoievski-, pero creo que en la tradición cervantina el humor y la parodia desempeñan un papel importante. Hay mucha parodia en Juan sin tierra, también en Makbara y, sobre todo, en Paisajes después de la batalla. Esta última es una obra en la que todas las teorías posibles se contradicen y se deshacen. La diferencia entre una obra literaria y un libro de pensamiento es que el segundo siempre se puede contradecir, pero tú no puedes contradecir Paisajes... porque en él están todas las ideas y al mismo tiempo la negación de estas ideas. Es la duda total. Es enseñar al lector a dudar. En La saga de los Marx, en el capítulo de la televisión, se plantea la duda del estatuto del autor, si está hablando con Marx o con el personajes de su novela o con el del folletín de la televisión. Es decir, meter al lector en un terreno que siempre es dudoso. Al mismo tiempo incluyo las teorías acerca de Marx, como las de un tercermundista, la de un neoliberal, la de una feminista, etc. Cada una de estas teorías tienen razón pero al oponerlas todo queda relativizado. Esta una demostración más de mi lealtad a Cervantes y la ambigüedad que produce su lectura del mundo.
Nosotros, como lectores, vemos en su actitud ante la risa tres etapas bastante claras: la primera desde Señas de identidad hasta Makbara, en la que la risa es más una forma de lucha; la segunda, después de Makbara, en la que el humor es menos negro y un poco más amable; y la tercera, a partir de La saga de los Marx, el humor se convierte en un tema nuclear y reviste un carácter más optimista y fresco.
Desde luego el humor es mucho más agresivo en Juan sin Tierra y en Makbara. A partir de Paisajes... es un humor más universal. No hay agresividad porque es la duda y la ironía de quien duda de todo. En mis últimos libros hay un proceso de desautorización al meter dentro de la estructura toda la ironía y la parodia. Por ejemplo, no se sabe quién ha escrito El sitio de los sitios, cada nuevo texto deshace lo que dice el anterior, el que se cree autor descubre que es un personaje. Toda esta ambigüedad la llevo ya a su fin en Las semanas del jardín, donde no hay autor pero sí veintiocho personas y cada uno cuenta desde su punto de vista. El lector se ve obligado a no ver el primer nivel, sino ir observando que cada afirmación es relativa y que es contradicha por la siguiente.
Da la impresión de que hasta Makbara toda su obra fue como una apisonadora y a partir de aquí empieza a crecer, a desarrollarse. Es como si necesitase limpiar el terreno para empezar a construir su obra novelesca.
Efectivamente, era una forma de preparar el terreno. Fue una construcción a partir de una destrucción.

Para nosotros La reivindicación del conde don Julián es el punto álgido del proceso de destrucción, mientras que La cuarentena sería el de la construcción y liberación, los dos polos opuestos pero necesarios de su obra.



Las virtudes del pájaro solitario y La cuarentena están dentro de esta tradición que podríamos llamar mudéjar y donde hay algo de humor, pero no mucho. Es más bien dolor, en los dos casos. Para mí van muy ligadas ambas obras. Son como piezas de un rompecabezas. Una es San Juan de la Cruz y la mística sufí y la otra es Ibn Arabí.



© Wolfram Eilenberger, Haukur Ástvaldsson y Francisco Herrera 1999
Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
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Narrativa
1954.- Juegos de manos
1955.- Duelo en el paraíso
1957.- El circo
1958.- Fiestas
1958.- La resaca
1960.- Para vivir aquí
1961.- La isla
1962.- La Chanca
1962.- Fin de Fiesta. Tentativas de interpretación de una historia amorosa
1966.- Señas de identidad
1970.- Reivindicación del conde don Julián
1975.- Juan sin Tierra
1980.- Makbara
1985.- Paisajes después de la batalla
1988.- Las virtudes del pájaro solitario
1991.- La cuarentena
1993.- La saga de los Marx
1995.- El sitio de los sitios
1997.- Las semanas del jardín
2000.- Carajicomedia
2001.- Don Julián
2003.- Telón de boca
2004.- Los hombres cigüeña
2004.- Tríptico del mal: Señas de identidad; Don Julián; Juan sin tierra
2005.- Novelas (1966-1982)
2006.- Profecía, asedios y apocalipsis
2007.- Novelas (1988-2003)
2008.- El exiliado de aquí y allá: la vida póstuma del Monstruo del Sentier
2012.- Trilogía de Álvaro Mendiola
2015.- El erial y sus islas

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Ensayo
1959.- Problemas de la novela
1967.- Furgón de cola
1978.- Libertad, libertad, libertad
1978.- Disidencias
1979.- España y los españoles
1979.- El problema del Sáhara
1982.- Crónicas sarracinas
1985.- Contracorrientes
1995.- El bosque de las letras
1995.- El arbol de la literatura
1997.- De la Ceca a la Meca. Aproximaciones al mundo islámico
1999.- Cogitus interruptus
2000.- El peaje de la vida
2003.- Tradición y disidencia
2004.- El Lucernario: la pasión crítica de Manuel Azaña
2005.- Los ensayos: El furgón de cola; Crónicas sarracinas; Contracorrientes
Resultado de imagen de Juan Goytisolo2007.- Contra las sagradas formas
2007.- Ensayos escogidos
2009.- Ensayos sobre José Ángel Valente
2009.- Genet en el Raval
2013.- Belleza sin ley


Otros
1954.- Campos de Níjar
1962.- Pueblo en marcha. Tierras de Manzanillo. Instantáneas de un viaje a Cuba (viajes, reportaje)
1972.- Obra inglesa de Blanco White (edición)
1985.- Coto vedado (memorias)
1986.- En los reinos de taifa (memorias)
1988.- Alquibla (guión televisivo para TVE)
1989.- Estambul otomano (viajes)
1990.- Aproximaciones a Gaudí en Capadocia (viajes)
1992.- Lectura y relectura
1993.- Cuaderno de Sarajevo (viajes, reportaje)
1994.- Argelia en el vendaval (viajes)
1996.- Paisajes de guerra con Chechenia al fondo (viajes)
1997.- Lectura del espacio en Xemaá-El-Fná
1997.- El universo imaginario
1999.- Fuerte como un turco
1999.- Diálogo sobre la desmemoria, los tabúes y el olvido
2000.- Les cervantiades
2001.- Paisajes de guerra: Sarajevo, Argelia, Palestina, Chechenia
2001.- Pájaro que ensucia su propio nido (artículos)
2002.- Memorias (memorias)
2003.- España y sus Ejidos
2003.- Xemaá el-Fná: el espacio de las palabras (catálogo)
2005.- Ella=Hiya=Elle
2005.- Las mil y una noches. Sicilia, Morente, Goytisolo (catálogo)
2010.- Marruecos a vuelo de pájaro
2010.- Blanco White: el Español y la independencia de hispanoamérica: con una selección de textos de José María Blanco White (biografías)
2012.- Ardores, cenizas, desmemoria (poesía)
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JUAN GOYTISOLO: De vuelta a «Campos de Níjar»


«Tanto en Andalucía como en Cuba, al principio de la Revolución, buscaba siempre el lenguaje adecuado. Había un trabajo de búsqueda que se completaba con la experiencia del viaje. Siempre la mirada de alguien que llega a un lugar que no conoce concede una visión distinta y siempre he querido mezclar la frescura de la visión con el conocimiento del lugar…»
Juan Goytisolo en el documental El regreso, de Nonio Parejo, 2009.

POR FERNANDO CLEMOT
Casi cincuenta años después de la publicación de Campos de Níjar (Seix Barral, 1960) y de que Juan Goytisolo visitara por primera vez Almería el escritor volvía a visitar aquellas comarcas. Hay un plano cenital de un monovolumen oscuro circulando por una autopista rodeada de desiertos; atraviesan barrancos de nombres tan desolados (barranco de los Feos, Venta del Pobre, Salto del Lobo) como la aridez del paisaje circundante. Es el reportaje de Parejo un viaje tan austero como todo lo que les rodea, nada que ver con la charlotada ostentosa en Rolls-Royce de Cela por La Alcarria. Frente a un mismo paisaje pero otra realidad (por fortuna diferente) el escritor reflexiona sobre lo que le llevó a retratar lo que era en aquellos momentos algunas de las comarcas más pobres y atrasadas de España.
Fueron dos viajes, bastante breves y casi consecutivos, los que dieron lugar a dos libros (Campos de Níjar y La Chanca). El primero en el año 1956, en coche, en compañía de su compañera Monique Lange y posteriormente, en la primavera de 1957, acompañado de Vicente Aranda como fotógrafo, ya con la idea de concretar un proyecto narrativo a medio camino entre el diario de viajes y la novela breve. En Campos de Níjar aquel doble viaje quedará unificado en uno: una síntesis de una duración de unos pocos días, que el relato no lo deja claro ya que habla en algunas ocasiones de setenta y dos horas y en otras de treinta y seis.

El viaje a pie

 En ese tiempo, en esos días, el narrador recorre sin darse apenas tregua buena parte del oriente almeriense: en la primera jornada Almería (con visitas a los barrios míseros de La Chanca y El Alquián), Rodalquilar y Níjar, donde hace noche. Al día siguiente se dirige a Cabo de Gata y también hace noche en sus cercanías. Por la mañana marcha hacia San José, La Isleta (aunque no menciona su nombre), Las Negras, Carboneras y regresa a Almería, donde se supone que también hace noche, y al día siguiente toma la carretera con dirección a Murcia de donde venía en un principio. Todo el recorrido lo hace a pie, en autobús aunque también lo recoge de tanto en tanto algún vehículo que lo lleva de un pueblo a otro y le permite concretar la travesía en tan poco tiempo.
No era nuevo este tipo de narración a pie, tan cercana, en que el paisaje ostenta un peso casi protagónico. Casi contemporáneo a Campos de Níjar, y centrado en un par de capítulos en esas comarcas de Almería, se había publicado Al sur de Granada (1957), de Gerald Brenan, aunque sin duda el parentesco más inmediato que le podemos encontrar a este tipo de narración de viajes novelada sería con los libros de viajes de Camilo José Cela[1], tan importantes en las primeras dos décadas de la producción del autor gallego. En el formato y presentación de las escenas se emparenta con Cela pero en la forma de observar el paisaje y describirlo con plenitud posiblemente encontramos una conexión más cercana con la obra de Josep Pla, con sus viajes a pie y en autobús de finales de los años cuarenta[2]. La prosa rica y descriptiva de Goytsolo se amalgama mejor con la del escritor ampurdanés. Utilizan diapasones parecidos. Se diría que Pla y Goytisolo utilizan un pincel mientras que Cela usa un martillo.
Una de las máximas de Pla era que el viaje, para ser provechoso, se ha de realizar con total lentitud y cercanía. Sólo podemos entender la realidad trasladándonos de un lugar a otro a pie, o en autobús si la distancia lo hace estrictamente necesario. Sólo así nos podemos relacionar con el paisaje, hablar con las gentes del lugar, zambullirnos hasta penetrar en aquello que queremos retratar. Este joven Goytisolo llevará esta máxima a la práctica y en su breve itinerario por las comarcas del oriente almeriense hablará con campesinos y hombres de bar, con jornaleros y terratenientes, subirá a soñolientos autobuses, recorrerá carreteras asfaltadas y caminos llenos de polvo y chumberas.
En la forma y el estilo lo podemos emparentar con los grandes viajeros peninsulares de los años cuarenta y cincuenta, Cela y Pla, pero en el fondo tenemos que buscar otros referentes ajenos a estos escritores.

La mirada

 «Recuerdo muy bien la impresión de violencia y pobreza que me produjo Almería viniendo por la N-340, la primera vez que la visité, hace ya algunos años».  Campos de Níjar, pág 9.
Así como en la construcción, el lenguaje y la forma Campos de Níjar se podría encuadrar dentro del libro de viajes, en ese deseo de revisitar la España rural por parte de los escritores de posguerra, no sólo cercano a Pla o Cela sino también mostrado como fondo por las primeras novelas de Delibes y Sánchez Ferlosio, no será así en el fondo de la obra mucho más cercano a los postulados del realismo social y del neorrealismo italiano que daba en esos años sus últimos coletazos[3].
Ahonda mucho más el escritor barcelonés que todos ellos. Su mirada no esconde una crítica corrosiva al
Juan Goytisolo in Instituto Cervantes Berlin
régimen, al estado de pobreza en que se ve sumido el país fruto de un dictador que gobernaba el país como quien gobierna un cortijo. Es un ataque frontal, no sólo con imágenes. Goytisolo no sólo enfoca el paisaje sino que desvía la mirada hacia los hombres, los niños, la marginalidad de algunos entornos (especialmente en el barrio de la Chanca, que visitará en una segunda obra, publicado por Seix Barral en 1962). Así retrata este entorno marginal en Campos de Níjar: «Descubrí una parva de niños en cueros, parecían lombrices oscuras, recién salidas de la tierra…» y así lo amartilla en el mencionado reportaje de Nonio Parejo, en 2009: «La primera vez que llegué a la Chanca no me atreví a entrar. Me di cuenta de que había una frontera allí y decidí leer informarme sobre lo que había en la Chanca y al año siguiente volví…».
Una y otra vez la sobriedad del paisaje, su dureza, halla el contrapunto en el retrato de los que lo habitan. Juega siempre en un equilibrio en el que el escritor genera imágenes que golpean en perpetua tensión.
Esta cercanía por el paisaje y por sus gentes como forma de crítica social venía de lejos y ya en la generación del 98 escritores como Unamuno y Machado entienden que la descripción del paisaje (especialmente la estepa castellana) y su aspereza es una forma de hacer ver el vacío moral y material que reina en España. Quizá se aborda aquí únicamente desde el espacio, este vacío que también aporta la Meseta y sus comarcas deshabitadas, desde un punto de vista espiritual y tendremos que esperar a la posguerra para encontrar un crítica social más áspera y directa y más relacionada con la obra de Goytisolo.

El fondo social. La denuncia

«El camión abandona la carretera alquitranada de Níjar y se interna por la de Rodalquilar. Aprieta el calor y Sanlúcar cabecea sobre el volante…».
«Los Escullos es un poblado mísero, asolado por los vendavales, cuyas casas crecen sin orden ni concierto, lo mismo que hongos. No hay calles, ni siquiera veredas que merezcan tal nombre. El coche encalla en un regajo y nos apeamos frente a la escuela».
«San José es un pueblo triste, azotado por el viento, con la mitad de las casas en alberca y la otra mitad con las paredes cuarteadas».
(Campos de Níjar)
En los años cuarenta el tremendismo ya hizo una incursión en los campos españoles, en el hambre y en las condiciones infrahumanas en que vivía buena parte de la población rural. Se retrata con violencia, encadenando situaciones exasperantemente extremas y personajes marginales pero parece este movimiento[4] más un continuación del trauma de la cercanísima guerra que ningún tipo de crítica a la situación política del momento. No parece que autores como Cela o Fernández Flórez, o como antes el mencionado Pla, quisieran abordar ningún tipo de implicación política o social. El tremendismo estaría más cerca de un naturalismo exacerbado que a la crítica política o social del sistema.
Sería ya en los años cincuenta, y espoleado por literaturas y movimientos culturales cercanos (realismo social y neorrealismo italiano) que la nueva generación de narradores y poetas españoles entiendan que la literatura sí puede ser un medio para cambiar la realidad española. El modelo italiano pasa por Carlo Levi (Cristo se paró en Eboli, 1945) y el patronazgo de intelectuales como Pier Paolo Pasolini (Muchachos de la calle, 1955; Una vida violenta, 1959) y editores como Einaudi o Feltrinelli con un fuerte componente ideológico. El intelectual ya no sólo se fija en el campo sino también en los grandes nidos de miseria que crecen alrededor de las grandes ciudades. También en el cine la aparición del neorrealismo causa un gran impacto en autores como Ignacio Aldecoa, Sánchez Ferlosio, García Hortelano, Ana María Matute o Jesús Fernández Santos. El culto por el modelo estilístico que viene de Estados Unidos (especialmente Faulkner) se combina con el fondo del cine y la literatura social que viene de Italia.
Dentro de ese cauce la narrativa de Goytisolo avanza un poco más, no sólo aborda la máscara del retrato naturalista de la realidad sino que en Campos de Níjar la crítica a una dictadura que engangrena ya la sociedad es directa en varios episodios. Como en su estancia en Rodalquilar, donde se están explotando unas minas de oro y donde observa con desdén y repugnancia restos de la propaganda fascista. En una pared hay una pintada que muestra el eslogan Franco, Franco, Franco y el escritor no esconde su aversión ante ella:
Como permanezco silencioso el Sanlúcar se apresura a informarme que su Excelencia el Jefe del Estado visitó la mina de oro de Rodalquilar durante su triunfal recorrido por la provincia.
—¿La mina de oro?
—Ya la verá usté si nos deja pasá. Es la única que hay en España (p.21)
Páginas más tarde, en casa de un terrateniente local, la escena se repite ante una tarjeta que muestra la filiación de la persona que le acoge.
«En la pared hay una cartulina amarillenta con las banderas española, italiana, alemana y el retrato en colores de Salazar, Hitler, Mussolini y Franco…» (p. 102)
En el intento de aperturismo de la dictadura en los años cincuenta y principios de los sesenta este tipo derecordatorios no eran bien acogidos. 











Posiblemente por este tipo de referencias tan directas se declaró persona non grata al autor tras la publicación de la obra.
Goytisolo en Campos de Níjar y La Chanca (y posteriormente en buena parte de su obra) no se conforma con describir con maestría una realidad crítica sino que denuncia el sistema con radicalidad. Señala de forma directa de dónde viene el mal.
En la última década volvió a recorrer Goytisolo no sólo las comarcas del oriente sino también las zonas más occidentales de Almería, como El Ejido o Roquetas con sus enormes “mares de plástico” y la marginalidad de los extracomunitarios que malviven en sus arrabales y campos. Allí fijó su atención de nuevo y su denuncia. También su audacia al exponer lo que muchos piensan y nadie se atreve a decir por miedo a que suene antipatriótico.
«Lo que ocurre en El Ejido es la esclavitud de los subsaharianos y magrebíes que están allí en unas condiciones exactamente iguales a como vivían los esclavos en las plantaciones de azúcar en el siglo XIX. No hay mejor definición. Y por haberlo dicho me declararon persona non grata. Ya me ha ocurrido dos veces en mi vida: cuando escribí Campos de Níjar me declararon persona non grata, luego el gobierno socialista –con muy poca ilusión por mi parte- me declaró Hijo Adoptivo de Níjar y, al cabo de unos años me volvieron a declarar persona non grata. Debo decir que cuando me dan una medalla o un honor dudo de mí mismo y cuando me declaran persona non grata sé que tengo razón».
(Entrevista en la revista Actualidad, marzo 2004, nº 7).
Pese a la importancia de la carga crítica del texto sería importante no quedarse sólo con eso. Campos de Níjar es un libro excelente no sólo cuando retrata aceradamente la miseria, el dolor o la tristeza de esas comarcas. Es también un magnífico libro de viajes, con imágenes de una contundencia y originalidad difíciles de igualar. No sólo hay espanto, también hay ternura en su mirada, recreaciones, imaginería de la palabra. Goytisolo se enamorará de la parquedad de un paisaje que parece encantado y que buscará luego en su discurrir vital: pueblos blancos sobre lonas áridas, la dureza de la vegetación, playas con dunas fósiles que mueren en el mar, un escenario repleto de fortalezas desmochadas y terrosas que se confunden con la arena.
Juan Goytisolo falleció en Marrakech en junio de 2017. En un tiempo de verdades matizadas echaremos de menos su voz hermosa, candente y exacta.
___________________________________________________________________
[1] Viaje a La Alcarria (1948), Del Miño al Bidasoa (1952), Vagabundo por Castilla (1955)
[2] Guía de la Costa Brava (1941), Las ciudades del mar (1942), Viaje en autobús (1942)
[3] La crítica siempre ha fijado 1961 como el año de cierre del Neorrealismo cinematográfico aunque quedarían sus secuelas en los años siguientes.
[4] Destacamos del movimiento La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, Los hijos de Máximo Judas (1949) de Luis Landínez y Lola, espejo oscuro (1951) de Fernández Flórez.
Resultado de imagen de JUAN GOYTISOLO PAJARO

Juan Goytisolo: Elogio de la transgresión

5 JUNIO, 2017
Mary Carmen Sánchez Ambriz
Frecuentar la narrativa de Juan Goytisolo es adentrarse en las dimensiones de un poliedro, una figura de varios rostros. Estamos frente a un autor al que le agrada establecer juegos narrativos, intercalar historias en una misma, revelar, sorprender y ocultar señas de identidad cuando lo considera eficaz. No le interesa describir un historial lineal sino grabar imágenes a destiempo. Realiza experimentos en donde cada fragmento embona con otro, como si el autor fuera una especie de antiguo relojero que con suma delicadeza hace que las piezas de la maquinaria funcionen.
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Ha demostrado que lo suyo es disponer del lenguaje, de una voz que encuentra y que se sustenta bajo una mirada clínica. En cierto modo, el escritor nos guía por un sendero de subidas y bajadas, de múltiples voces, deseos y fantasmas. Lo suyo es ir en contra de lo establecido y va en busca de lectores a quienes también les cautiva contagiarse de la transgresión. Expone una literatura que parece estar en constante evolución, en ese flujo y reflujo del pensamiento. Construye frases vitales que transpiran y plantean dudas más que respuestas. Apela a la conciencia y desmesura de la forma. Desconoce límites y rigores estilísticos.
Juan Goytisolo despliega un rostro de juglar y de goliardo medieval. Pocos autores logran lo que él ha hecho: sus libros son como cuerpos celestes que brillan con luz propia, a una velocidad casi imperceptible al ser humano. Cuenta uno y varios asuntos a la vez, probablemente para que el lector que decida adentrarse en su mundo tenga presente una frase de Galileo Galilei acerca del comportamiento de la Tierra: Eppur si move. Como a muchas otras proposiciones de nuestro tiempo, a su obra hay que leerla siempre estando más allá, adelantándose a una red de prejuicios que se han incrustado en la conciencia. Se requiere paladear el discurso, escrutar tejidos ondulantes en busca de significados inmóviles.
Durante una visita de Goytisolo a la Ciudad de México, en mayo de 2004, el narrador habló de la forma en que asume su compromiso con la escritura. “El dramaturgo Jean Genet me decía que la dificultad de un texto es una cortesía del autor con el lector. Para mí el compromiso del escritor está en devolver a la comunidad lingüística a la que pertenece una lengua distinta a la recibida. Si no has cambiado nada, podrías haber no existido y la literatura española habría seguido igual”.
Por lo visto, Goytisolo asimiló de Genet que el oficio de escritor es como cualquier otro. El novelista, más árabe que español, reconoce la visión que Jean-Paul Sartre tenía de un escritor: “Devolverle a la sociedad lo que ya ha perdido”.
Parar conocer mejor a Goytisolo, se ha vuelto necesario recurrir a un escritor que lo acompaña en varios vicios, cualidades y manías, Julián Ríos. En La vida sexual de las palabras, Ríos inserta un apartado vital, humorístico y socarrón que se titula “El apocalipsis según Juan Goytisolo”. La apuesta de Ríos resulta atinada y original: tres diferentes lectores (A, B y C) dan su punto de vista sobre el corpus novelístico de Goytisolo. En menos de diez páginas se elabora uno de los más acertados acercamientos al autor meteco. El narrador logra una conversación dinámica, antisolemne, lúdica y no menos lúcida al evitar la carrocería de un ensayo académico. Los aspectos que se abordan son vigorosas fotografías del paisaje enmarcadas por los conflictos existenciales del novelista.
Señas de identidad
La prosa de Goytisolo explora en los recovecos de la memoria y al hacerlo se mira a sí misma. Sus libros están regidos por una estratagema de espejos: al escribir se describe y al mirar a los demás resulta inevitable que seleccione la mejor butaca para reírse de sus propios defectos. Antes que alguien lo haga, prefiere exorcizar demonios: nadie mejor que Juan Goytisolo para ejercer la crítica, incluso la propia; el escritor conserva afiladas sus uñas al elaborar una diatriba, en caso de ser necesario, contra sí mismo. Si estuviera en sus manos hubiera borrado de su trayectoria libros como Juegos de manos (1954), El circo (1957), La resaca (1958), Duelo en el paraíso (1959), Campos de Nijar (1959), La isla (1961), La Chanca(1962), Fin de fiesta (1962) y Señas de identidad (1966).
En reiteradas ocasiones expresó que su obra comienza con Reivindicación del conde Don Julián (1970). Ejerció su derecho de esbozar una cartografía literaria, probablemente similar a la de la extinta Unión Soviética, en donde surgen nuevas zonas limítrofes y predominan cambios radicales. Habría que recordar que Goytisolo se negó a que se reeditaran sus primeras obras y que en 2003 su geografía de la novela contó con un territorio distinto: Goytisolo interrumpió en el escenario de la literatura española contemporánea para anunciar la publicación de su novela Telón de boca, misma que acuña su despedida de la ficción.
En el siglo XX, el panorama literario español experimentó una transformación gradual desde la época de la posguerra hasta nuestros días. Los años de la dictadura estimularon el desarrollo de técnicas experimentales de la novela, lo cual concuerda con la idea de que, de basarse estas obras en la fuerza de una temática que critica el sistema represivo de aquel momento, habrían sido prohibidas. Desde el punto de vista de Goytisolo, el error de la producción literaria que se gestó durante la dictadura de Franco fue que los propios autores ejercían la autocensura. Y que, en la mayoría de los casos, cuando se intentaba criticar al sistema, se hacía de forma tan velada que muchas veces no se conseguía su propósito.
Sin embargo, como era de esperarse, con la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975, se pasó al periodo conocido como la Transición, y esto dio como consecuencia una mayor libertad de temas en la narrativa y una relajación de la experimentación técnica, tendencia que aumentó hasta la  época contemporánea. El argumento de la historia que se narra cobró importancia, sin que por ello se dejara de lado la búsqueda de nuevos estilos. Tanto lo que cuenta como la forma hallan en Goytisolo a un escritor que intenta equilibrar ambas partes esenciales, aunque él opta por darle prioridad a la forma.
La guerra civil española puede ser vista como una piedra que es arrojada en las aguas apacibles de un estanque; las ondas que se forjan alrededor del impacto son las novelas del Tremendismo y el Neorrealismo que dieron lugar a las obras de la Generación del Medio Siglo, estirpe a la que pertenece Juan Goytisolo. Para el novelista, las heridas y cicatrices que dejan las dictaduras son difíciles de borrar: “El proceso de curación es largo y aleatorio: en mi caso, aclara el hecho en verdad elocuente porque diez años después de la muerte de Francisco Franco, me sentía todavía más a gusto en París, Marraquech, Nueva York o Estambul, que en las ciudades, lugares y escenarios en donde para bien y para mal se desenvolvieron los miedos de mi niñez y juventud”.
Orgullosamente meteco
A Goytisolo le fascina descubrir ciudades, sentirse extranjero en cualquier parte. En su ficción aparecen varias metrópolis que, en cierto modo, son significativas para el autor. Por ejemplo, Señas de identidad ocurre en Barcelona; Reivindicación del conde don Julián en Tánger; Makbara es Marraquech; Paisajes después de la batalla tiene lugar en París; y El sitio de los sitios es Sarajevo.
Esa condición de eterno extranjero queda acentuada y definida en la novela Paisajes después de la batalla, en donde Goytisolo imprime el término metecoque lo acompañará por el resto de sus días. En la antigua Grecia se usaba esa palabra para referirse a un extranjero residente que gozaba de un estatuto particular. El escritor exhibe con orgullo su condición de meteco en distintas urbes de Europa y África.
Aunque es un autor catalán, se considera más cercano a la literatura de linaje musulmán. Uno de sus orgullos es haber aprendido árabe de forma autodidacta. Juan Goytisolo es (después del Arcipreste de Hita) el primer escritor español que aprendió a hablar árabe dialectal en el norte de Marruecos. En 1956, por su enfrentamiento con la censura del franquismo, el novelista tuvo que emigrar de su natal Barcelona. Desde entonces su vida (y en consecuencia su narrativa) quedó signada por el exilio. Su condición de meteco no conoce límites: está tan alejado de España que cuando vuelve a Barcelona, en lugar de sentirse en casa, experimenta una sensación de extrañeza. Es un eterno nómada.
Julián Ríos (narrador gallego) comparte con Juan Goytisolo la idea de lo meteco y mantiene una distancia con España. Mientras que el autor de Larva descubre que se siente más cómodo y cercano a la cultura parisina, el barcelonés se identifica inmerso en un ambiente musulmán. Goytisolo parece llevar a la práctica una frase de La Celestina: “A más moros, más ganancia”. En Álbum de Babel, Ríos elabora una especie de diccionario (ficcionario) mínimo para entender la apuesta narrativa (y la vida) de Goytisolo. Llama la atención cuando toca el turno de la palabra España, se describe lo siguiente: “Lugar de la mancha original de cuyo nombre no quiere acordarse”.
Bajo sombra de uno mismo
La academia mira con recelo que en el análisis literario se relacione o confunda al sujeto de la narración con la voz de quien escribe, ¿pero hasta qué punto puede marcarse esa diferencia cuando el autor mismo lanza guiños suficientes para no dejar de lado tal cruce de fronteras? En Goytisolo, ¿es esa convivencia un juego más de la ficción? ¿O surge de la necesidad de abrir el discurso, de partir de la fantasía juiciosa para llegar a la última puerta?
Paisajes después de la batalla y Telón de boca pueden ser vistos como dos momentos en una misma biografía. ¿El mismo Goytisolo o alguien afín a él? El fantasma no es sólo un espectro de otro mundo sino también, en términos de imagen, la sombra de uno mismo. Hay obras que construyen realidades paralelas a la vida del autor, y que en la confusión se arriesgan cuando no se trata ya de participar en un juego literario sino de definir un destino.Imagen relacionada
Por eso en Telón de boca el protagonista recuerda su anterior vida social en París, como si se asomara a Paisajes después de la batalla, cuando los invitados a cenar eran escasos y casi siempre los mismos: “Los dos trabajaban a horas distintas y cuando ella iba al cine con alguna de sus amigas, él salía a pasear por el barrio o tomaba el metro, en dirección a sus zonas de callejeo, por Barbés o la Gare du Nord”. Una ciudad y otra, París y Marraquech; una misma pareja y un destino compartido. La soledad, también, irremediable.
Nerval busca en Aurelia la clave para mantener la vida “real” e idealiza el sueño como un filo de salvación; su discurso conserva la dureza del que se prepara para morir, puesto que “la misión del escritor es analizar lo que siente en las circunstancias graves de su vida.” Si es posible, en Telón de boca, Goytisolo da un paso más: se observa en esa situación del desparejado, del que ha perdido a su acompañante y no ve razones suficientes para mantenerse en el mundo ante la brusca irrupción de su vida afectiva, pero sus reflexiones a la vez que graves son irónicas o sarcásticas.
Sumergido en el río de Eros, el personaje de Paisajes después de la batalla ama el linaje de las niñas que parecen haber escapado de la narrativa de Lewis Carroll, queda seducido por la belleza y el candor de las párvulas. La imagen de la portada de Paisajes… muestra a la pequeña Alicia Liddell captada por Lewis Carroll. Goytisolo seleccionó esa fotografía y le pidió al editor que en las solapas interiores de la novela se incluyera un mapa de París, con el propósito de enseñarle al lector en donde se encuentra ubicado el barrio pluricultural que lo acogió durante algún tiempo: Senter. Nada es gratuito en las obras de Goytisolo, siempre hay un por qué o una obsesión, como en éste y otros casos.Resultado de imagen de Juan Goytisolo BIBLIOGRAFÍA CRITICA
Goytisolo le rinde un homenaje a Carroll, Nabokov y Balthus; este último artista logró plasmar la sensualidad de juveniles y candorosos cuerpos. Los seres que viven en la literatura de Juan Goytisolo adoran a esas niñas, les obsesiona el contacto con esa piel virginal. Sin embargo, esas niñas deseadas ya no son ingenuas sino exigentes; es decir, ordenan y acceden a cumplir los caprichos de sus pretendientes siempre y cuando se haga lo que ellas dicen. Estas escenas podrían tener dos lecturas: la posibilidad de que el varón que las desea imagine diálogos que anhela escuchar de labios de ellas (una mera fantasía sexual), y la otra es que en realidad, lo extraordinario de esas crías es que traen bajo la piel alma de hetairas.
Otra característica de los Paisajes…de Goytisolo es la manera en que el autor aborda las historias. Cuanto más próxima a la crónica conserva su escritura, más interesante y atractiva se torna ésta. Su prosa respira, se acelera y enfatiza en el tono necesario para crear un coro de voces, nosotros, obsesiones, reminiscencias, atavismos.
El telón de la narrativa
Al escritor catalán le interesa experimentar con la fragmentación de la imagen, con ese ritmo vertiginoso. Telón de boca, que es el fin del viaje, remite a una lucha contra dos padecimientos: el desencanto por la vida y la culpa de no haber dispuesto de más tiempo para dedicarlo a su relación de pareja. En medio de una depresión que aparentemente carece de cura, el viudo obtiene en la escritura una salida temporal a un oscuro conflicto.
Imagen relacionadaNo es la primera ocasión que la vida del autor está reflejada en su ficción, ya lo ha efectuado varias veces. Para sus lectores no resultan ser inusuales estos guiños. Habría que citar al género literario de la narrativa japonesa que la crítica aplica a Kenzaburo Oé, el shishosepsu, en donde a partir de un hecho real o un recuerdo vivido, se establece la ficción. Éste es el recurso en la narrativa de Oé y, según parece, el que Goytisolo también ha adoptado. Se ejercita un doble movimiento: mirara la vida propia como si fuera ficción y, viceversa; y de asumir un yo a la vez personal y esquivo.
En Telón de boca la muerte de la esposa del narrador provoca que se piense en otra pérdida: el fallecimiento de la madre, ocurrido en plena guerra civil. Uno de los achaques que ronda en la literatura de la nueva centuria es la imposibilidad de crear personajes sólidos. Pocos son los héroes y villanos que están vigentes en la memoria colectiva, unos cuantos pasarán quizá a la posteridad. Entre los aciertos de Goytisolo está contribuir a que se alejen esos males. Su credo deriva de la desolación, erige un espacio en donde el ser humano es presa del abatimiento. La novela es el llanto (o tango) de un viudo y una invitación a escudriñar dentro del baúl de los recuerdos (de amor, cinematográfico, literarios y musicales) que todavía persisten. Figuran tres personajes en la historia: una mujer que murió no hace mucho, el que fue su marido y el doble de éste, un demiurgo que reprende y cuestiona el pasado y presente del esposo desamparado.
Hay una frase de Juan García Ponce vertida en De anima que define con fidelidad lo hecho por Goytisolo en Telón de boca: “¿Qué otra cosa puede ser la literatura sino el hallazgo del pretexto adecuado que nos permite regresar siempre al lugar en el que queremos habitar?”. El lugar donde el personaje desea alojarse es la evocación. En su memoria se dan cita imágenes que lo atormentan, lo subyugan y le hacen cada vez más difícil desprenderse de los recuerdos (un lastre).
En apariencia no sirvieron de nada sus reparos ante la muerte; su manía por coleccionar espejos, ceniceros y pisapapeles era una forma de aferrarse a la vida. Cuando su compañera fallece, algo agoniza también en él: “Su pasado había sido abolido, él ya no era él sino una página en blanco”. El duplicado o alter ego del protagonista reflexiona: “Lo peor que te podía ocurrir ha ocurrido ya. Vives sin ella, lejos de ella y apenas si la ves empequeñecida por la distancia […] No te aferres a lo que pronto dejarás. Cuanto mejor sea tu desarrimo, más fácil te será tu tránsito”.Resultado de imagen de Juan Goytisolo BIBLIOGRAFÍA CRITICA
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La batalla que se libra en las novelas de Juan Goytisolo es una lucha entre culturas que reclaman su autonomía y, al mismo tiempo, necesitan del diálogo con los otros. Sus paisajes son plurales pero únicos, abiertos pero también urgidos de marcar fronteras en ellos para que lo auténtico no se pierda y la diversidad no se disipe. Esto fulgura con los entrecruzamientos narrativos, en ese complejo sistema de ecos que vibra en sus novelas: el yo que es otro. Lo meteco interior, se diría; un “nosotros” personal.
Resultado de imagen de Juan Goytisolo BIBLIOGRAFÍA CRITICACon un novelista como Goytisolo no puede afirmarse categóricamente que se le conoce, implicaría correr el riesgo de caer en un desatino. Hay que recordar que el poliedro se mueve, posee luz propia y, al parecer, es etéreo como el polvo de estrellas. De su narrativa provienen atisbos y habría que esperar a darse por bien servido, pues cualquier determinismo en un clouse up a Goytisolo sería incurrir en extravagancias, ajenas a la vida y obra del escritor.

Edward Said, Juan Goytisolo y la comprobación de los datos

Bibliografía
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– Landes, David. The wealth and poverty of nations. Nueva York: Norton, 1999.
– Oliver Martí, Antonio (ed). Edward W. Said. Crítica a la alteridad interesada. Valencia: Unesco, 2006.
– Revel, Jean-François. El conocimiento inútil. Madrid: Espasa-Calpe, 2007 (4ª ed).
– Said, Edward W. Orientalismo. Madrid: Debate, 2002. (Con prólogos de Edward Said y de Juan Goytisolo).
– El Sharkawy, Fawzi Shafik. La visión del mundo árabe en la narrativa de Juan Goytisolo. Universidad de Murcia: 2004.
– Tono Martínez, José (ed.). El orientalismo al revés. Homenaje a Edward W. Said. Madrid: Catarata, 2007.
– Varisco, Daniel Martin. Reading Orientalism. Said and the unsaid. Seattle: University of Washington Press, 2007.
– Walia, Shelley.Edward Said y la historiografía. Barcelona: Gedisa, 2004.
– Warraq, Ibn. Defending the West. A Critique os Edwards Said’s 'Orientalism'. Amherst: Prometheus Books, 2007.

Relecturas de Juan Goytisolo: los paisajes con Benedicte Vauthier, los viajes con Jorge Carrión y sus poemas inéditos rescatados por Jenaro Talens

juan_goytisoloPor su enjundiosa calidad y número de traducciones, ediciones y estudios, para el resto del mundo solo existen tres escritores españoles: el novelista Juan Goytisolo, el dramaturgo Fernando Arrabal y el poeta Leopoldo María Panero. Y con respecto al primero, tres nuevos libros así lo acreditan: “Paisajes después de la batalla” de Juan Goytisolo, en la versión de Benedicte Vauthier, catedrática del Instituto de Literatura y Lengua española de la Universidad de Berna (Suiza); “Viaje contra Espacio” de Jorge Carrión, profesor en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y “Ardores, cenizas, desmemoria”, el libro que recoge 9 poemas inéditos en edición de Jenaro Talens, catedrático de Literaturas Hispánicas, Literatura Comparada y Estudios europeos en la Universidad de Ginebra, donde continúa como catedrático emérito en el Institute for Global Studies al tiempo que se ha reincorporado a su cátedra de Comunicación audiovisual en la Universitat de València.
Benedicte Vauthier
Benedicte Vauthier y Juan Goytisolo
“Paisajes después de la batalla” es el célebre libro de Juan Goytisolo que ve de nuevo la luz en una edición de la Universidad de Salamanca que tiene una particularidad especial. Al texto de este clásico del autor se le han añadido unos preliminares y un estudio de crítica genética de Benedicte Vauthier, profesora del Instituto de Literatura y Lengua española de la Universidad de Berna y una de las mejores especialistas del mundo en Juan Goytisolo, seguramente la más acreditada en cuanto al estudio de esta obra.
Benedicte Vauthier fue entrevistada por Federico Utrera en Radio Exterior de España y allí explicó los pormenores de esta novela de Juan Goytisolo y sus principales cualidades. La relevancia de “Paisajes después de la batalla” en la trayectoria literaria del autor, el lugar que puede ocupar este libro en toda su bibliografía y sus singularidades, así como su original “estudio de crítica genética” son en cierta medida sorprendentes. Benedicte Vauthieraplica un término de biología molecular al estudio microscópico de una obra literaria con su particular método, que aprendió antes y desarrolló en esta obra.
El libro posee una edición maravillosa, más propia incluso de un libro de arte que de un ensayo literario, y esa innovación de introducir criterios artísticos en los siempre áridos ensayos técnicos y académicos también merece festejarse. De hecho, el libro posee fotografías, textos y mapas desplegables, facsímiles de manuscritos y un sinfín de detalles estéticos que la hacen singular. No sería de extrañar que la Universidad de Salamanca la proponga para algún premio no solo por su contenido crítico sino artístico e innovador, pues la edición del libro ha sido muy compleja, laboriosa y plagada de dificultades. Benedicte Vauthier, que es  directora del Instituto de Literatura y Lengua española de la Universidad de Berna (Suiza), detalló además el cometido de esta institución y en que proyectos trabaja ahora.
Jorge Carrión
Jorge Carrión. © Lisbeth Salas
“Viaje contra Espacio” es otro libro cuyo autor es Jorge Carrión (Universidad Pompeu Fabra). En forma de ensayo, aborda la mutación que ha sufrido el viaje literario en contraposición y conflicto con el turismo de masas, tomando como ejemplo las obras de dos escritores: el español Juan Goytisolo y el alemán Max Sebald. Según la tesis que defiende Jorge Carrión en el libro, la literatura de viajes, tal y como la entendíamos hasta hoy, ha sufrido una evolución: el viaje muere periódicamente y sin embargo todos los escritores siguen viajando, pero es cierto que existe una sensación de agotamiento que nos lleva a buscar cada vez más nuevos horizontes. Y el turismo de masas reduce el margen del viaje, por la invasión del espacio y la dimensión cada vez más turística de la realidad. En este precioso ensayo, el autor pinta un retrato robot del viajero posmoderno, que comienza con Paul Bowles en su viaje a Tánger y a Marruecos y sigue con Walter Benjamin en Ibiza o Federico García Lorca a Nueva York o Iberoamérica.
La tipología del viajero literario es diferentes: los hay becados (García Márquez o Cravan), diplomáticos (Rubén Darío, Neruda, Durrell, Alí Bey o León el Africano), periodistas (Dos Passos, Orwell, Hemingway), ocasionales (Gautier, Guillén, Valle Inclán) o escritores con encargo como Chateaubriand, Dickens, Naipaul… El libro expone el caso de Juan Goytisolo y sus viajes: “Campos de Níjar”, “La Chanca”, “España y sus Ejidos”, por citar solo sus recorridos por España. E impugna la diferencia entre turista y viajero que acuñara Paul Bowles.
En una conversación mantenida en Radio Exterior de España, Carrión y Utrera abordan los viajes literarios del escritor francés Michel Houellebecq, que también viaja para ponerse descaradamente al lado del turista y no del escritor intelectual, profundo y analítico del viaje… El otro escritor analizado es Max Sebald, literato alemán. ¿Por qué lo ha eligió a él entre los numerosos escritores viajeros y no a Gunter Grass, y por qué lo compara con Juan Goytisolo? ¿Es el Goytisolo alemán o éste es el Sebald español? Sobre todo ello se explaya en las ondas el autor de “Viaje contra Espacio”.
Jenaro Talens
Jenaro Talens
Por último, “Ardores, cenizas, desmemoria” es el último libro del escritor Juan Goytisolo. Y es algo especial porque es su primer libro de poemas. Pocos conocían que Juan Goytisolo escribiera poesía, pero ha sido un grato descubrimiento encontrarse con el primer poemario de este novelista, que ya tuvo como antecedente a su hermano, una leyenda de la poesía como era José Agustín Goytisolo. En su faceta poética, su co-editor ha sido el también poeta y profesor, Jenaro Talens.
Juan Goytisolo cuenta en el prólogo de este poemario como salieron a la luz estos nueve poemas, que recuerdan, en su número, a los 99 poemas de su amigo José Ángel Valente o a los 20 poemas de amor y la canción desesperada de Pablo Neruda, por seguir con los números que a veces dan título a los libros de poemas. En este caso el título no es numérico, sino que se ha inscrito como “Ardores, Cenizas, desmemoria” y Jenaro Talens le cuenta a Federico Utrera en una entrevista como afloraron sus versos y como llegaron hasta sus manos.
El libro, que es una edición breve, casi una “suite”, pero muy exquisita, tiene además otra peculiaridad: contiene varias versiones en distintas lenguas, además de la española, con unos traductores muy cualificados. No era de extrañar que en un escritor tan poético aflorase algún día su propio poemario y Jenaro Talens desvela, desde este punto de vista, qué libros de Juan Goytisolo son los que más le gustan de él y por qué.
Logotipo del Centro Documental Carmen Balcells.

Juan Goytisolo

Barcelona, España , 1931 - Marrakech, Marruecos , 2017
Juan Goytisolo fue un escritor español cuya obra narrativa, ensayística y autobiográfica ha sido una de las más trascendentes de la literatura en español para el ámbito internacional. Fue hermano de los también escritores José Agustín Goytisolo y Luis Goytisolo.
Publicó su primera novela Juegos de manos en 1954, fecha en la que abandonó sus estudios universitarios de Derecho. En 1985 recibió el primer gran premio al conjunto de sus obras: el Premio Europalia de la Comunidad Europea. Desde entonces fue galardonado y reconocido hasta alcanzar en 2014 el reconocimiento más importante para las letras españolas: el Premio Cervantes. 
Su obra, de gran convicción política, recurre a los temas de la guerra, el franquismo y el mundo árabe. 

Novela
El exiliado de aquí y allá, 2008
Telón de boca, 2003
Carajicomedia (de fray Bugeo Montesino y otros pájaros de vario plumaje y pluma), 2000
Las semanas del jardín, 1997
El sitio de los sitios, 1995
La saga de los Marx, 1993
La cuarentena, 1991
Las virtudes del pájaro solitario, 1988
Paisajes después de la batalla, 1982
Makbara, 1979
Juan sin Tierra, 1975
Don Julián, 1970
Señas de identidad, 1966
Fin de fiesta, 1962
La resaca, 1961
Campos de Níjar, 1960
Fiestas, 1958
Duelo en el paraíso, 1955
Juegos de manos, 1954

Relatos
Para vivir aquí, 1959

No ficción
Belleza sin ley, 2013
Ensayos sobre José Ángel Valente, 2009
Genet en El Raval, 2009
Contra las sagradas formas, 2007
El lucernario. La pasión crítica de Manuel Azaña, 2004
Tradición y disidencia, 2003
España y sus Ejidos, 2003
Pájaro que ensucia su propio nido, 2001
El peaje de la vida, 2001
Landscapes of war. From Sarajevo to Chechnya, 2000
El universo imaginario, 1999
Paisajes de guerra con Chechenia al fondo, 1996
Ella, 1996
Ni guerra ni paz, 1995
El bosque de las letras, 1995
Argelia en el vendaval, 1994
Cuaderno de Sarajevo, 1993
Aproximaciones a Gaudí en Capadocia, 1990
Estambul otomano, 1989
Contracorrientes, 1985
Crónicas sarracinas, 1981
Libertad, libertad, libertad, 1979
Disidencias, 1977
Blanco White, el español, y la independencia de Hispanoamérica, 1973
España y los españoles, 1969
El furgón de cola, 1967
Pueblo en marcha, 1963
La chanca, 1962

Biografía / Memorias
Autobiografía, 2017
En los reinos de taifa, 1986
Coto vedado, 1985

Antología / Selección
El erial y sus islas, 2015
Trilogía de Álvaro Mendiola, 2012
Ensayos escogidos, 2007
Profecía, Asedios y Apocalipsis, 2005
Los ensayos, 2005
Obras completas, 2005
Tríptico del mal, 2004
De la Ceca a la Meca, 1997

PREMIOS
  • 1985 - Premio Europalia de la Comunidad Europea por el conjunto de sus obras
  • 1993 - Premio Nelly-Sachs de la ciudad de Dortmund por su dedicación al diálogo entre culturas
  • 1994 - Premio Mediterráneo por Cuaderno de Sarajevo
  • 1995 - Premio Rachid Mimumi a la Tolerancia y la Libertad
  • 1997 - Gran Premio Proartes de Narrativa Iberoamericana
  • 2002 - Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo
  • 2004 - Premio de Literatura Latinoamericana Juan Rulfo
  • 2008 - Premio Nacional de las Letras Españolas por su trayectoria literaria
  • 2009 - Premio de las Artes y las Culturas de la Fundación Tres Culturas de Sevilla como reconocimiento a su obra literaria
  • 2010 - Premio Don Quijote de la Mancha por su trayectoria
  • 2011 - Premio Mahmoud Darwish
  • 2012 - Premio Planeta Casa América por su relación con Marrakech
  • 2012 - Premio Cultura, Planeta y Océanos Sostenible de la Fundación Baile de Civilizaciones (Albacete) por la lucha por el entendimiento entre las civilizaciones y su preocupación constante por el deterioro que sufre el medio ambiente en el mundo
  • 2012 - Premio Formentor de las Letras
  • 2014 - Premio Cervantes

Fuente del listado bibliográfico: 
Agencia literaria Carmen Balcells: 
Bibliografía del autor: 


de Aguinaga, L. V. (2003). Rumor de la ciudad al hundirse: lectura de Paisajes después de la batalla de Juan Goytisolo. Universidad de Guadalajara.
de Aguinaga, L.V. (2005). La migración interior: abecedario de Juan Goytisolo. CONACULTA /Fondo editorial Tierra Adentro. 
de Aguinaga, L. V. (2006). Otro cantar: invitación a la crítica literaria. Ediciones Arlequín.
de Aguinaga, L. V. (2014). Juan Goytisolo: identidad y saber poético. Universidad de Guadalajara.
de Aguinaga, L. V. (2009). La intimidad y la distancia: sobre la reconciliación de Juan Goytisolo con Barcelona en El sitio de los sitios, Carajicomedia y El lucernario. Foro Hispanico: revista hispanica de Flandes y Holanda, (33), 69-87.
de Aguinaga, L. V. (2015). Juan Goytisolo, Ardores, cenizas, desmemoria, traducciones de Clara Curell, Rikardo Arregi Diaz de Heredia y Carina Rodrigues, Madrid: Salto de Página, col. Poesía, 2012, 68 pp. Sociocriticism30, 549-652.
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