Mostrando entradas con la etiqueta faulkner. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta faulkner. Mostrar todas las entradas

sábado, 24 de marzo de 2018

Faulkner, o el calor envasado en los relatos




Resultado de imagen de luz de agosto faulkner


William Faulkner

(William Falkner; New Albany, EE UU, 1897-Oxford, id., 1962) Escritor estadounidense. Pertenecía a una familia tradicional y sudista, marcada por los recuerdos de la guerra de Secesión, sobre todo por la figura de su bisabuelo, el coronel William Clark Falkner, personaje romántico y autor de una novela de éxito efímero. En Oxford, la escasa atención que prestaba Faulkner a sus estudios y al puesto que le consiguió su familia en Correos anduvo paralela a su avidez lectora, bajo la guía de un amigo de la familia, el abogado Phil Stone.
A pesar de que su vida transcurrió en su mayor parte en el Sur, que le serviría de




21 años

1918

inspiración literaria casi inagotable, viajó bastante: conocía perfectamente ciudades como Los Ángeles, Nueva Orleans, Nueva York o Toronto y vivió casi cinco años en París, donde cabe destacar que no frecuentó los círculos literarios de la llamada Generación Perdida.
Perseguía muy conscientemente el éxito literario, que no alcanzó, sin embargo, hasta la publicación de El ruido y la furia (1929), novela de marcado tono experimental, en que la anécdota es narrada por cuatro voces distintas, entre ellas la de un retrasado mental, siguiendo la técnica del «torrente de conciencia», es decir, la presentación directa de los pensamientos que aparecen en la mente antes de su estructuración racional.
El experimentalismo de Faulkner siguió apareciendo en sus siguientes novelas: en ¡Absalón, Absalón! (1936), la estructura temporal del relato se convierte en laberíntica, al seguir el hilo de la conversación o del recuerdo, en lugar de la linealidad de la narración tradicional, mientras que Las palmeras salvajes (1939) es una novela única formada por dos novelas, con los capítulos intercalados, de modo que se establece entre ellas un juego de ecos e ironías nunca cerrado por sus lectores ni por los críticos.
El mito presenta al autor como un escritor compulsivo, que trabajaba de noche y en largas sesiones, mito que cultivó él mismo y que encuentra su mejor reflejo en su personalísimo estilo, construido a partir de frases extensas y atropelladas, de gran barroquismo y potencia expresiva, que fue criticado en ocasiones por su carácter excesivo, pero a cuya fascinación es difícil sustraerse y que se impuso finalmente a los críticos.
A pesar de haber conseguido el reconocimiento en vida, e incluso relativamente joven, Faulkner vivió muchos años sumido en un alcoholismo destructivo. La publicación, en 1950, de sus Narraciones completas, unida al Premio Nobel que recibió ese mismo año, le dio el espaldarazo definitivo que necesitaba para ser aceptado, en su propio país, como el gran escritor que era.

Su existencia cambió a partir de este momento: recibió numerosos honores, escribió guiones de cine para productoras cinematográficas de Hollywood (trabajo que aceptaba principalmente por motivos económicos, dado su elevado ritmo de gasto) y se convirtió, en suma, en un hombre público, e incluso fue nombrado embajador itinerante por el presidente Eisenhower. Los últimos años de su vida, que transcurrieron entre conferencias, colaboraciones con el director de cine Howard Hawks, viajes, relaciones sentimentales efímeras y curas de desintoxicación, dan la impresión de una angustia creciente y nunca resuelta.
«No se escapa al Sur, uno no se cura de su pasado»,




34 años



1931

dice uno de los personajes de El ruido y la furia, y, en efecto, el escenario de la mayoría de sus novelas, es el imaginario condado sureño de Yoknapatawpha, cuyas connotaciones y poder simbólico le confieren un aura casi bíblica. En este sentido, la obra de Faulkner debe ser contemplada como un todo, en la medida en que toda ella se halla marcada por esta voluntad de recrear la vida del sur de Estados Unidos, por más que tal localismo no impide que sus personajes y sus obsesiones, tan circunscritos a un tiempo y un lugar concretos, adquieran una proyección universal.




28 años
1925

















































El ruido y la furia (fragmento)

" Quentin, que amaba no el cuerpo de su hermana, sino algún concepto de honor familiar y (él lo sabía bien), temporalmente suspendido en la frágil y diminuta membrana de su virginidad, semejante al equilibrio de una miniatura en la inmensidad de la esfera terrestre sobre el hocico de una foca amaestrada. Quien amaba, no la idea del incesto que no cometería, sino algún presbiteriano concepto de su eterno castigo: él y no Dios, podría arrojarse a sí mismo y a su hermana al infierno, donde eternamente podría protegerla y cuidarla para siempre jamás, invulnerable ante las llamas inmortales. Él que sobre todas las cosas amaba la muerte, y que quizá sólo amaba a la muerte, amó y vivió con deliberada y pervertida curiosidad, tal y como ama un enamorado que deliberadamente se reprime ante el prodigioso cuerpo complaciente, dispuesto y tierno de su amada, hasta que no puede soportarlo y entonces se lanza, se arroja, renunciando a todo, ahogándose. (...) Era el reloj del abuelo y cuando papá me lo dio dijo, Quetin, te doy el mausoleo de todas las esperanzas y deseos; será extremadamente fácil que lo uses para mejorar la reductio absurdum de toda la experiencia humana que no puede adaptarse mejor a tus necesidades individuales de lo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo doy no para que recuerdes el tiempo, sino para que puedas olvidarlo de cuando en cuando por un rato y no malgastes todos tus esfuerzos tratando de conquistarlo. Porque ninguna batalla se gana jamás, dijo. Ni siquiera son libradas. El campo de batalla sólo revela al hombre su propia locura y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos y tontos. "
52 años
1949


  
57 años
1954












60 años
19







Resultado de imagen de FAULKNER CALOR
Imagen relacionada




En Luz de agosto, los personajes de Faulkner están alterados: Joe Christmas se acuesta con la solterona Joanna Burden sin sentir por ella amor -ni siquiera deseo- y acaba degollándola de un navajazo; y el beodo Burch prende fuego a la casa.



Mientras agonizo (fragmento)

" Recordaba que mi padre solía decir que la razón para vivir era prepararse para estar muerto durante mucho tiempo. Y cuanto tenía que verlos día tras día, cada cual con sus pensamientos egoístas y secretos, cada cual con su sangre distinta a la de los demás y a la mía, y pensaba que al parecer era mi único modo de prepararme para estar muerta, odiaba a mi padre por haberme engendrado. Solía estar deseando que cometieran alguna falta, para así poder zurrarles. Cuando la vara caía, podía sentirla en mi propia carne; cuando les levantaba cardenales y verdugones, era mi sangre la que corría, y a cada golpe de vara pensaba: ¡Ahora vais a saber quién soy! Ahora soy alguien en vuestras vidas secretas y egoístas, soy quien ha marcado para siempre vuestra sangre con la
mía. "


Arte y LetrasLiteratura

Hay muchos Faulkner

Publicado por 

William Faulkner, 1955. Fotografía: Corbis.
Una fábula (fragmento)



" Es la función de todo comandante aquella de hacerse odiar por sus soldados, para que cuando acometan una orden en batalla la ejecuten con todo ese odio que reservan para tí, el odio extremo que les lleva a matar... pero nunca pude imaginar que se pudiera llegar a odiar tanto, tanto odio, que se negaran a obedecer las ordenes de un superior; no se puede odiar tanto, no es posible. "

Hace algunas semanas, en una biografía algo cascada, leí que William Faulkner trabajó durante tres meses en la fábrica de armas Winchester, en New Haven (Connecticut). Me quedé de piedra, desconcertado ante la clase de trabajos que tienen que acometer a veces los autores para llegar a escribir algún día. Hasta ese punto aman la literatura. Por otra parte, me sentí fascinado, pues en un momento de nuestra infancia, cuando la televisión emitía wésterns a todas horas, los niños queríamos tener un Winchester y un caballo. Solo años después, quizá queríamos escribir como Faulkner. Me pareció que aquel empleo en la fábrica de rifles explicaba muchas cosas, aunque no sabía cuáles. Tal vez que Faulkner sería un gran escritor, antes o después. Un escritor, después de todo, no puede ser solo un escritor. En ese caso no tardaría en dejar de serlo. Hasta alcanzar esa condición, a menudo peregrina por otros empleos, incluso otras vocaciones. Hay muchos Faulkner en uno.
En el Taller de Escritura de Iowa, en la época en que Kurt Vonnegut impartía clases, una vez al año el autor de Matadero cinco daba una conferencia a los estudiantes en la que «me gustaba hablarles de los trabajos que podían hacer los escritores en caso de que se murieran de hambre». Los alumnos aborrecían aquella charla, que sin embargo resultaba sugestiva, ya que aprendían que para ser escritor a menudo había que ser cosas muy diferentes antes de llegar a serlo, o incluso mientras eran ya escritores. Faulkner era el mejor ejemplo. En Winchester Arms Company lo contrataron como oficinista entre abril y junio de 1918. Tenía veintiún años y aún era pronto para convertirse en un gran novelista. Entre tanto, cualquier empleo era bueno.
Solo unos días después de dejar la fábrica se alistó en la Royal Air Force como piloto cadete, partiendo hacia Canadá para recibir su instrucción, como si un novelista tuviese también que saber volar. El armisticio llegó antes de que concluyese el entrenamiento. Según algunas versiones, tuvo tiempo de sufrir un accidente aéreo. Años mas tarde, cuando el profesor Henry Nash Smith trató de conocer su experiencia con los aviones en una entrevista para el Dallas Morning News, Faulkner contestó: «Yo solo los estrello». En cierto modo, también eso conducía a la literatura, que no debía conformarse con sobrevolar la realidad, sino entrar en contacto con ella.
En esa época, después de dejar la Royal Air Force y matricularse en la Universidad de Mississippi, con gran hastío, empezaron a armarse sus primeros poemas, que no se publicarían hasta 1924. Faulkner paga en ellos la influencia de Shakespeare, Swinburne, Wilde, Yeats, Wilde, Dowson o Verlaine. En contacto con la actividad universitaria, trabajó en la edición de The Mississippian y el anuario Ole Miss, en los que colaboraba con poemas, artículos y dibujos. Antes de escribir las grandes novelas que modificarían el rumbo de la literatura, y puesto que en esas fechas vivía con sus padres, se sacó algo de dinero trabajando de pintor.
Phil Stone afirmaba que podía «hacer casi de todo con las manos», destacando como «carpintero y pintor de brocha gorda». Su hermano John cuenta que pintó la torre del edificio de la Facultad de Derecho. En realidad, se pasó todo el verano de 1920 pintando, y con los cien dólares que ganó, «partí a Nueva York, con sesenta de esos pavos invertidos en el billete de tren». Una vez allí, su amigo Stark Young le encontró un empleo —otro— en la librería Doubleday, dirigida por Elizabeth Prall, que años después sería su benefactora. Lentamente se acercaba a los libros como destino. Pasados algunos meses, sin embargo, «fui despedido porque era algo descuidado con los cambios», reconocía el propio Faulkner, aunque Prall aseguraba que era un buen vendedor de libros, si bien algo tosco. «“No lea esa basura, lea esto”, les decía a los clientes que tomaban libros malos». Es cierto que «no mantenía su contabilidad en orden», admitía Prall.
De vuelta al sur siguió escribiendo poesía, y sus primeros relatos. No obstante, todavía aceptó un puesto temporal, que luego se convertiría en permanente, como encargado de correos en la Universidad de Mississippi. Estaba loco por la literatura, así que debía de seguir sacrificándose por esa pasión. Era diciembre de 1921 y mantuvo el empleo hasta 1924, cuando compatibilizó con el puesto de guía de los Scouts. En octubre de ese año se vio obligado a renunciar ante las quejas por su incompetencia. Años después, Phil Stone le escribió a un amigo y se mostró franco: «Fue el peor encargado de correo jamás visto». Después de esta etapa, en la que Faulkner ya había escrito algunos de sus relatos, como «Love», «Adolescence» o «Moonlight», se fue a vivir durante algunos meses a Nueva Orleans, donde entró en contacto con Sherwood Anderson, gracias a quien dirigió la atención hacia la novela. La peregrinación había acabado. Encerrado en un apartamento en el número 624 de Orleans Alley, William Faulkner empezó a escribir La paga de los soldados.

"Largo y cálido verano", Martín Ritt dirige a Paul Newman y Joanne Woorward para llevar al cine la narrativa de William Faulkner, en los 50 del siglo pasado.

























Miss Zilphia Gant (fragmento)

" Solía haber entre uno y diez carros delante de la cabaña y en un cerco de listones rajados las mulas pateaban el suelo y rumiaban, casi siempre con partes de los arneses aún puestas: por todo el lugar soplaba un aire huidizo y siniestro de decrepitud. Allí Gant se encontraba con otras caravanas similares a la suya, o a veces con otras mucho más dudosas, de tipos rudos, sin afeitar y vestidos con monos. Allí todos comían comida ordinaria, bebían el virulento y pálido whisky de maíz y dormían sobre el suelo de tablas, delante del fuego con su ropa mugrienta y las botas puestas. El lugar era atendido por una mujer más bien joven de ojos fríos e inusualmente malhablada. En la parte trasera había un hombre ya mayor; tenía los ojos maliciosos y rojizos de un cerdo, la barba y el pelo espesos que ocultaban el rostro débil, pero al que conferían una suerte de ferocidad. Normalmente se lo veía embotado por la bebida, en un estado de embrutecimiento apático, aunque de vez en cuando se le escuchaba discutir a gritos con la mujer en la parte trasera de la cabaña o detrás de una puerta; la voz de la mujer era fría y llana; la voz del hombre oscilaba entre los atronadores graves y el chillido atiplado y belicoso de un niño. "




Resultado de imagen de FAULKNER CALORResultado de imagen de FAULKNER CALOREl hombre nunca fue más alto que metro y medio, seis pulgadas de alto, pero en el ámbito de la literatura estadounidense, William Faulkner es un gigante. Más que un escritor renombrado de Mississippi, el novelista y cuentista ganador del Premio Nobel es aclamado en todo el mundo como uno de los escritores más importantes del siglo XX, uno que transformó su "sello postal" de suelo nativo en un escenario apócrifo en el que exploró, articuló y desafió "las viejas verdades y verdades del corazón". Durante lo que generalmente se considera su período de mayor logro artístico, desde The Sound and the Fury en 1929 hasta Go Down, Mosesen 1942, Faulkner logró en poco más de una década más artísticamente que la mayoría de los escritores durante toda una vida de escritura. Es una de las hazañas más notables de la literatura estadounidense, cómo un joven que nunca se graduó de la escuela secundaria, nunca recibió un título universitario, viviendo en un pequeño pueblo en el estado más pobre de la nación, todo el tiempo equilibrando una creciente familia de dependientes y ruina financiera inminente, podrían durante la Gran Depresión escribir una serie de novelas en el mismo pequeño condado del sur, novelas que incluyen As I Lay Dying , Light en agosto y, sobre todo, ¡ Absalom, Absalom! - que un día sería reconocido como una de las mejores novelas jamás escritas por un estadounidense.


Resultado de imagen de FAULKNER CALOR
Otra biografía de 
William Faulkner

   (EEUU, 1897-1962)
Faulkner
Resultado de imagen de FAULKNER CALOR  





Uno de los novelistas estadounidenses más importantes de este siglo, famoso por sus cerca de veinte novelas en las que retrata el conflicto trágico entre el viejo y el nuevo sur de su país. El mayor de cuatro hermanos de una familia tradicional sureña, nació en New Albany (Mississippi) el 25 de septiembre de 1897 y creció en las cercanías de Oxford. En 1915 abandonó el colegio, que detestaba, para trabajar en el banco de su abuelo. En la I Guerra Mundial ingresó en las fuerzas aéreas de Canadá sin llegar nunca a entrar en acción. 


A su regreso ingresó como veterano en la Universidad de Mississippi, que pronto abandonó para dedicarse a escribir viviendo de trabajos ocasionales. En 1924 publicó por su cuenta El fauno de mármol, un libro de poemas poco originales. Al año siguiente viajó a Nueva Orleans donde trabajó como periodista y conoció al escritor de cuentos estadounidense Sherwood Anderson, que le ayudó a encontrar un editor para su primera novela, La paga de los soldados (1926), y le convenció para que escribiera acerca de la gente y los lugares que conocía mejor. Esta novela narra la historia de un soldado joven que vuelve a casa después de la I Guerra Mundial, inválido física y mentalmente, y cómo su enfermedad y muerte posterior afectan a su familia y amigos. 

Después de un breve viaje por Europa volvió a casa y comenzó a escribir su serie de novelas barrocas e inquietantes, ambientadas en el condado ficticio de Yoknapatawpha (inspirado en el condado de Lafayette, Mississippi), habitándolo con sus propios antepasados, indios, negros, oscuros ermitaños provincianos y groseros blancos pobres. 

En la primera de estas novelas, Sartoris (1929), caracterizó al coronel Sartoris como su propio bisabuelo, William Cuthbert Falkner, soldado, político, constructor ferroviario y escritor (Faulkner repuso la u que habían quitado de su apellido). El año 1929 fue crucial para Faulkner. A Sartoris siguió El ruido y la furia, novela que confirmó su madurez como escritor. Se casó con el amor de su infancia, Estelle Oldham, decidiendo establecer su casa y fijar su residencia literaria en el pequeño pueblo de Oxford. Aunque sus libros recibieron buenas críticas, sólo se vendió bien Santuario (1931). 

A pesar del sensacionalismo y brutalidad de la novela —trata de una horrible violación— su trasunto es la corrupción y la fuerza demoledora de la desilusión. Gracias al éxito del libro encontró trabajo, bastante más lucrativo, como guionista de Hollywood, lo que por un tiempo le liberó de escribir las novelas que su poderosa imaginación le dictaba.




Faulkner exige mucho a sus lectores. Para crear una atmósfera determinada, sus frases complejas y enrevesadas se alargan durante más de una página y, jugando con el tiempo de la narración, ensambla relatos, experimenta con múltiples narradores e interrumpe el discurso narrativo con divagantes monólogos interiores. En 1946, el crítico Malcolm Cowley, preocupado porque Faulkner era poco conocido y apreciado, publicó The portable Faulkner, libro que reúne extractos de sus novelas en una secuencia cronológica, dando a la saga de Yoknapatawpha una nueva claridad y poniendo así el genio del escritor al alcance de una nueva generación de lectores. Esta novela casi experimental creó escuela y las letras hispanas siguieron trabajando el género, como puede descubrirse en la obra del argentinochileno Manuel Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o Carlos Fuentes. 


El hecho de que tras la Guerra Civil española cayera la censura sobre Faulkner, hizo que su obra —que había empezado a traducirse en 1930— tardara en publicarse de nuevo, pero aun así, muchos escritores tanto en el exilio como en España reflejan su influencia como Luis Martín Santos y, por supuesto, Juan Benet. Las obras de Faulkner, que habían permanecido durante un largo tiempo lejos de las imprentas, comenzaron a reeditarse y empezó a considerársele no ya como una curiosidad regional sino como un gigante literario cuya mejor escritura iba mucho más allá de las tribulaciones y conflictos de su tierra natal. 

Sus logros fueron reconocidos internacionalmente en 1949 al concedérsele el Premio Nobel de Literatura. Continuó escribiendo, tanto novelas como cuentos, hasta su muerte en Oxford, el 6 de julio de 1962. Entre sus obras principales se encuentran Mientras agonizo (1930), Luz de agosto (1932), ¡Absalom, Absalom! (1936), Los invictos(1938), El villorrio (1940), Desciende Moisés (1942), Intruso en el polvo (1948), Una fábula (1954, Premio Pulitzer de 1955), La ciudad (1957), La mansión(1959) y Los rateros (1962), también ganadora de un Premio Pulitzer. 


 © M.E.Cotton Gin Adams County Mississippi [Desmotadora de algodón], William Aiken Walker [1839-1921]

William Faulkner, escribía cómodo, en verano.
William Faulkner
Escritor estadounidense 
1897-1962
Mapa del condado de Yoknapatawpha

"El pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado ".
-Gavin Stevens
Acto I, Escena III, Requiem para una monja
Utilice el menú desplegable de Faulkner QuickLink para ir de inmediato a la información sobre un trabajo específico. O navega por las categorías a continuación.
La biblioteca
Comentarios, sinopsis de la trama y enlaces a información adicional sobre los trabajos escritos de Faulkner
Novelas ->Cuentos cortos ->Poesía
->Ensayos y discursos->Letras->Todas las escrituras
Propietario único y propietario
La vida de William Faulkner
*Biografía*Cronología*Preguntas más frecuentes
*Biografías publicadas*Árbol de familia*Faulkner Inicio
La ciudad
Información sobre su ciudad adoptiva, Oxford, Mississippi
->Mapa de los sitios de Oxford Faulkner->Mapa del condado de Lafayette->Sitio web de Oxford City
La Casa MovingPicture
Faulkner en el escenario y la pantalla
 Los guiones de Faulkner Adaptaciones cinematográficas
La sala de juegos
El lado más ligero de Faulkner
*Faulkner Faux*Trivialidades*CitasCuestionarios
La casa de transporte
Enlaces a otros sitios relacionados con Faulkner
*Académico*Etapa y pantalla*Libros y Colecciones
*Cultura pop*Historia y hogar
Recursos adicionales
Un compendio de información académica
->Cronología->Glosario->Recursos adicionales
->Bibliografías->Biografías->Gráficos genealógicos

Otros sitios web y recursos seleccionados de Faulkner

 La página de escritores de Mississippi: William Faulkner (Departamento de Inglés de la Universidad de Mississippi)
 La Fundación William Faulkner (Universidad de Rennes, Rennes, Francia)
 El Centro de Estudios Faulkner (Southeast Missouri State University)
Incluye exhibiciones en línea de la Colección Brodsky Faulkner y el Boletín Teaching Faulkner.
 The William Faulkner Society
Incluye información de membresía, anuncios y convocatorias de trabajos
 La Sociedad William Faulkner de Japón
Incluye información de membresía, anuncios y convocatorias, información de la convención y el Faulkner Journal of Japan en línea
 The Faulkner Journal (La Universidad de Florida Central)
Incluye información de suscripción y envío, tablas de contenido actuales y posteriores, noticias y anuncios
 El Faulkner Email Discussion Group está abierto para estudiantes, académicos y lectores en general de Faulkner. Para suscribirse, envíe el mensaje "subscribe faulkner" a md@listserv.olemiss.edu .
 Conferencia Faulkner y Yoknapatawpha (Office of Outreach and Continuing Education, Universidad de Mississippi)
Información sobre la Conferencia Faulkner y Yoknapatawpha de cada año.
 Las Colecciones William Faulkner ( Colecciones Especiales en la Biblioteca de la Universidad de Virginia)
 The William Faulkner Collection / Rowan Oak Papers (Colecciones especiales en la Biblioteca de la Universidad de Mississippi). Incluye una breve historia de la Colección Ole Miss Faulkner y un inventario de los llamados "Papeles Rowan Oak", descubiertos en un armario de escobas debajo de una escalera en la casa de Faulkner en Oxford.
(Consulte " The Carriage House " para obtener más sitios web relacionados con Faulkner).

... Y algunos enlaces diversos

Lluvia ligera en agosto: 
Previsión del tiempo
 para el condado de Yoknapatawpha
A medida que mueren: investigaciones
continuas sobre asesinatos en línea realizadas por la "División de Aplicación de la Ley del Condado de Yoknapatawpha".
The Wild Yarns: The Urban Legends Reference Pages, llamado así por una familia en la ficción de Faulkner, www.snopes.com .




Mosquitos (fragmento)


" Siguió caminando por el polvo a lo largo de un interminable camino fulgurante; entre pinos que semejaban estallidos fijos en la tarde, una tarde de insoportable luminosidad. Sus sombras informes, fundidas, les precedían. Dos pasos más y él las pisaría, como a las sombras de los pinos; pero aquéllas seguían delante de él entre los fundidos baches, guardando las distancias, sin esfuerzo alguno, en el escabroso polvo. Este era tan fino como la pólvora; sólo aparecía en él una ocasional huella de cascos, un desvanecido espectro de un paso olvidado. Por encima, el implacable cielo metálico daba sobre su cuello doblado y sobre su espalda, su mejilla restregándose monótonamente contra su cuello. Finas lenguas de fuego le mordían continuamente. David seguía impasible. El polvoriento camino vibraba dentro de sus ojos, pasaba bajo sus pies y quedaba atrás como una infinita cinta. Descubrió que tenía la boca abierta y seca, y sus encías como el papel de los cigarrillos. Cerró la boca, tratando de humedecer las encías. 





Resultado de imagen de FAULKNER CALOR


Árboles sin copa iban delante de él o se quedaban atrás; la maleza junto al camino se aproximaba y se tornaba monstruosa, hoja por hoja. Las lagartijas siseaban antes de desaparecer.




El fuego invisible le quemaba, pero él no lo sentía porque ni en sus hombros ni en sus brazos quedaba otra sensación que la del peso de ella sobre la espalda y el cielo de bronce sobre su cuello y la húmeda mejilla de ella restregándose continuamente contra su nuca. Descubrió que tenía otra vez la boca abierta, y la cerró. 


—Ya es bastante —dijo ella, despertando de pronto—. Bájame. —Sus sombras fundidas se mezclaban a intervalos con las de los altos árboles sin copa, pero detrás de la sombra de los árboles su sombra volvía a aparecer dos pasos delante de él y el camino seguía fulgurante, abrasador y más blanco que la sal—. Bájame, David. 
—No —dijo entre dientes, seco, áspero, por encima del remoto latir de su corazón—, no estoy cansado. 
Su corazón seguía un extraño ritmo. Cada latido parecía estar en algún lugar de su cabeza, detrás de sus ojos; cada latido era una marca roja que oscurecía temporalmente su visión. Cuando esa marea terminaba, otra ola opaca lo cegaba por momentos. Todo remoto, como una formación de soldados con uniforme rojo que cruzaban ante donde él estaba agazapado, en un cuarto, tratando de cerrar la puerta. Era un sonido pesado, opaco, como el de las máquinas de un barco de vapor. Descubrió que estaba pensando en el agua, en una azul monotonía de mares. Era un rumor rojo, justo detrás de sus ojos. 


Resultado de imagen de FAULKNER LIBROS




El camino seguía viniendo sobre él, infinita cinta donde nada había ocurrido. El mar hace un ruido sibilante en los oídos: sss..., sss.

 Sin embargo, no contra sus ojos; no contra la parte posterior de los ojos. La sombra saltó de una mancha de sombras mayores, arrojadas por árboles que carecían de copas. Dos pasos más. No, tres pasos... Ya va cayendo la tarde, ya va siendo más tarde que antes. Tres pasos, entonces. Muy bien. El hombre camina sobre sus patas traseras; un hombre puede dar tres pasos, un hombre puede dar tres pasos, pero en la jaula de los monos hay agua en un jarro. Tres pasos. Muy bien. Uno. Dos. Tres. Se fue. Se fue. Se fue. Es un sonido rojo. No detrás de los ojos. Mar. ¿Ves? Mar. ¿Ves? Como en una caverna, como el sonido lóbrego de una caverna, como el sonido del mar a través de la caverna. Mar. ¿Ves? Mar. ¿Ves? Pero no cuando pasa frente a la puerta. 

Oía otro ruido en sus oídos. Un sonido débil y molesto, y el peso sobre su espalda se iba desplazando, y lo empujaba hacia abajo, hacia el blanqueado polvo por el que caminaba. Dio tres pasos. Un hombre puede dar tres pasos. Y se tambaleó, tratando de buscar una nueva posición. Otra vez tenía la boca abierta, y al intentar cerrarla hizo un ruido seco. Uno. Dos. Tres. Uno. Dos. Tres. "








Resultado de imagen de FAULKNER CALOR









Como Faulkner


Lay Drinking

Una mirada a la compleja relación del autor galardonado con el licor y la escritura.





condición
Faulkner llegó a personificar el género del gótico meridional de las letras americanas, adoptando ese estilo oscuro, melancólico, de vez en cuando perturbador, siempre complejo, que evoca viejos árboles de roble y musgo español. Sus novelas e historias se consumían con los ideales, las reputaciones y el legado de las familias que se derrumbaban como las casas de plantaciones decrépitas en las que vivían. A través de ellos, llegó a representar al viejo caballero de la aristocracia sureña posterior a la Guerra Civil.










"No existe el mal whisky", razonó una vez Faulkner. "Algunos whiskies simplemente son mejores que otros. Pero un hombre no debería engañar con alcohol hasta que tenga cincuenta; entonces él es un maldito tonto si no lo hace ".
De hecho, el hombre amaba su whisky. Demasiado. Se convirtió en una musa y un constante compañero de escritura. En 1937, explicó su método a su traductor francés Maurice Edgar Coindreau: "Ya ves, suelo escribir de noche. Siempre mantengo mi whisky a mi alcance; muchas ideas que no puedo recordar en la mañana me vienen a la cabeza ".
Conversaciones con Shelby Foote, que "cualquiera que se calce los zapatos el domingo por la mañana sabría dónde estaba". Efectivamente, cuando se le preguntó dónde se podía encontrar el contrabandista de la ciudad, el hombre respondió: "Bueno, me estaba preparando para ir yo mismo. Si pudieras llevarme, te mostraré el camino. "Y antes de mucho tiempo, Bill y Shelby se tomaron una pinta de Old Taylor y algunos Cokes para los cazadores.
Cookbook , podría curar cualquier cosa, desde "un mal derrame de un caballo a un mal resfriado, desde una pierna fracturada hasta un corazón roto".
"Pappy solo decidió cuándo se necesitaba un Hot Toddy, y se lo administró a su paciente con





la mejor manera de cama de un médico rural. Lo preparó en la cocina de la siguiente manera: toma un vaso de vidrio pesado. Llena aproximadamente medio lleno con el bourbon de Heaven Hill (el Jack Daniel's estaba reservado para las dolencias de Pappy). Agregue una cucharada de azúcar. Exprime 1/2 limón y vierte en el vaso. Revuelva hasta que el azúcar se disuelva. Llene el vaso con agua hirviendo. Sirva con agarraderas para proteger las manos del paciente del cristal caliente. Pappy siempre hizo una pequeña ceremonia al servir su Hot Toddy, llevándolo arriba en una bandeja de plata y advirtiendo a su paciente que lo tomara rápidamente, antes de que se enfriara. Nunca falló ".
Mientras levantas tu copa este fin de semana para brindar por el cumpleaños de Faulkner, piensa en una frase de su primera novela, Soldier's Pay : "¿Qué puede igualar el amor de una madre? Excepto una buena bebida de whisky "



El villorrio (fragmento)


" Nada más llegar vieron en el prado un carro, con el tiro aún -o ya- enganchado a los tirantes, y luego a Eustace Grimm, que apareció por una esquina de la casa y se quedó allí parado, mirándoles. Henry le ordenó que saliera del lugar. Grimm se subió al carro, y al punto los nuevos propietarios se pusieron a cavar, aunque había aún cierta claridad. Cavaron durante un rato, y al cabo se dieron cuenta de que Grimm no se había marchado todavía. Estaba en el camino, sentado en su carro, mirándoles por encima de la cerca. Henry se precipitó hacia él blandiendo la pala. Grimm, entonces, se alejó.
Vernon y Suratt también habían dejado de cavar. Vernon contempló la espalda de Grimm, que se alejaba por el camino en el lento y ruidoso carro.
—¿No es pariente de Snopes? -dijo Vernon-. ¿Pariente político o algo así?
—¿Qué? -dijo Suratt. Seguían mirando el carro, que se perdía en la oscuridad-. No lo sabía.
—Vamos -dijo Vernon-. Henry nos está sacando ventaja.
Se pusieron de nuevo a cavar.
Pronto oscureció por completo, pero podían seguir oyéndose.
Cavaron infatigablemente durante dos noches, dos breves noches de verano ininterrumpidas por intervalos diurnos de sueño irregular, sobre el suelo desnudo de la casa, donde, a mediodía, las salpicaduras desiguales de luz llegaban incluso hasta la planta baja. A la mortecina luz del amanecer del tercer día, Suratt dejó de cavar e irguió la espalda. Henry, a cierta distancia, se agachaba y se levantaba dentro de su hoyo con la regularidad de un autómata. Estaba hundido hasta la cintura; era como si él mismo, esclavo por nacimiento de aquella tierra, se estuviera enterrando en ella, como si hubiera sido cortado por el talle y su torso muerto, sin saber que lo estaba, se agachara y levantara acompasadamente. Habían cavado ya a conciencia toda la superficie del jardín. De pie sobre la tierra fresca, Suratt miró a Henry; al poco cayó en la cuenta de que a su vez Vernon le miraba a él con ademán sereno. Suratt dejó con cuidado la pala en el suelo y se dirigió hacia Vernon. Se quedaron allí, mirándose, mientras el alba proyectaba su macilenta luz sobre sus caras demacradas. Su voz, cuando empezaron a hablar, era tranquila.
—¿Has mirado ya detenidamente esas monedas? -dijo Suratt.
Vernon no contestó inmediatamente.
Miraron a Henry, que se alzaba y desaparecía tras su pico.
—Creo que no me atrevo -dijo Vernon.
Dejó con cuidado la pala en el suelo; luego ambos se volvieron y fueron hacia la casa. La casa aún estaba oscura; encendieron el farol, sacaron los saquitos de su escondite en la chimenea y dejaron el farol en el suelo. "


El sacerdote (fragmento)

" Dejó la calle Canal; dejó los parpadeantes anuncios eléctricos que habrían de llenar y vaciar el crepúsculo, inexistentes a sus ojos y por lo tanto sin luz, lo mismo que los árboles son verdes únicamente cuando son mirados. Las luces llamearon y soñaron en la calle húmeda, los ágiles cuerpos de las chicas dieron forma a su apresuramiento hacia la comida y la diversión y el amor; todo quedaba a su espalda ahora; delante de él, a lo lejos, la aguja de una iglesia se alzaba como una plegaria articulada y detenida contra la noche. Y sus pisadas dijeron: "¡Mañana! ¡Mañana!".
Ave María, deam gratiam... torre de marfil, rosa del Líbano. "

EL BLOG DE CEE

«Incendiar establos»

 Cuentos reunidos

William Faulkner

[1897-1962]

Premio Nobel de Literatura de 1949





- Cuentos reunidos, William Faulkner: Esta colección de cuentos es la mejor oportunidad de aproximación al universo Faulkner. Perlas de especial rareza que evocan desde el mítico territorio de Yoknapatawpha hasta la ciudad de Nueva York
  • 1. El campo: Incendiar establos, Un tejado para la casa del Señor, Los altos, La cacería del osos, Dos soldados, No ha de perecer.

  • 2. El pueblo:Una rosa para Emily, La melena, Centauro de latón, Sequía en septiembre, El tirón de la muerte, Elly, El tío Willy, Un mulo en la parcela, Y eso bien ha de estar, ese sol del atardecer.

  • 3. La tierra inexplorada: Hojas rojas, Justicia, Un noviazgo, ¡He ahí...!, 

  • 4. La tierra baldía: Ad Astras, Victoria, Falla, Viraje, Todos los pilotos muertos.

  • 5. La tierra intermedia: Whash, Honor, Dr. Martino, La caza del zorro, Estanción de Pensilvania, Artista en casa, El broche, Mi abuela Millard, el general Bedford Forrest y la batalla del arroyo de Curricán, Tierra del oro, Hubo una reina, Victoria en el monte.

  • 6. Allén: Allén, Música negra, La pierna, Mistral, Divorcio en Nápoles, Carcasona, 
  • Notas, Sobre el autor, Créditos. 
https://books.google.com.ar/books?id=cMFkv8cgxRUC&pg=PT2&hl=es&source=gbs_toc_r&cad=3#v=onepage&q&f=false


- Todos los cuentos en inglés, Collected Stories, William Faulkner: 
https://archive.org/stream/collectedstories030393mbp#page/n3/mode/2up 


- El cuento en inglés: «Barn Burning», Wiliiam Faulkner:
http://jerrywbrown.com/wp-content/uploads/2014/02/Barn-Burning-by-William-Faulkner-1.pdf


- William Faulkner Glosary:
http://www.mcsr.olemiss.edu/~egjbp/faulkner/glossarya.html

- William Faulkner Draws Maps of Yoknapatawpha County, the Fictional Home of his Great Novels: 
http://www.openculture.com/2015/10/william-faulkner-draws-mythological-maps-of-yoknapatawpha.html


- University of Mississippi [Department of English], The Mississippi Writers Page: Literary talents, William Faulkner: 
http://mwp.olemiss.edu//dir/faulkner_william/


 - Más información sobre Faulkner: William Faulkner on the Web. The University of Mississippi:
http://www.mcsr.olemiss.edu/~egjbp/faulkner/faulkner.html


- Biografía de William Faulkner, Joseph Leo Blotner: esta es la más apreciada de las biografías sobre Faulkner, escrita por Joseph Blotner. ¿Por qué es el biógrafo principal de Faulkner?

Blotner fue profesor en la Universidad de Virginia y allí se hizo amigo cercano de William Faulkner. En Virginia vivía la única hija biológica de Faulkner y la universidad había aprovechado esa circunstancia para invitar al escritor a dar una serie de charlas durante un semestre. Blotner, que asistía a esas reuniones como supervisor y como encargado de grabar en cinta magnetofónica las intervenciones, frecuentó durante esos años la casa de los Faulkner y el escritor le confiaría sus proyectos presentes y futuros. Tal es así, que fueBlotner fue uno de los que cargó el ataúd en los funerales de Faulkner. Faulkner disfrutaría tanto sus intercambios con universitarios que aceptaría volver los años siguientes desde su hogar en Oxford, Mississippi, a 1.232km de distancia, por un pago simbólico.

Fue determinante para la realización de esta biografía, la buena relación de Blotner con la familia Faulkner, así como su amplio conocimiento de la obra del escritor.

 Contra lo que podría suponerse, la biografía no es un retrato idealizado de Faulkner. El biógrafo trata todos los asuntos difíciles y escabrosos que atormentaron sus días: la convivencia durante décadas con el alcoholismo —decisivo en provocarle la muerte— y que revela que no sólo Fitzgerald se ganaba el premio de suicida mayor por causa del alcohol en la Generación Perdida a la que ambos pertenecían; los adulterios a vista y paciencia de la esposa —que los aceptaba como una fatalidad de su matrimonio mal avenido—, las opiniones negativas o contradictorias de otros escritores —Sherwood Anderson, Fitzgerald, Tennessee Williams y, sobre todos, Hemingway—, sus interminables discusiones sobre dinero para mantener a sus dos entenados, su hija, su esposa, su madre, la esposa y la hija de su hermano fallecido y los varios miembros de la servidumbre en su residencia de casi 12 hectáreas enRowan Oak. Propiedad que su hija la vendería a la Universidad de Mississippi diez años después de muertoFaulkner. 

Como en las biografías de Balzac, la falta o la búsqueda de dinero es la necesidad más invocada en el libro y resulta inquietante comprobar que, a diferencia de sus novelas, todos los cuentos que escribió los hizo por ganarse unos dólares —dependiendo de la revista que los aceptaba, podían redituarle desde  37 a 2 mil dólares.

Aquí podrán conocer acerca de la recepción de los libros de Faulkner en vida, las relaciones de Faulknercon sus padres, hermanos, hijos, admiradores y detractores. Sus defectos mayores son contados, es necesario explicarlos para que el lector que los ignora, no se deje llevar por ellos.Pueden saltar esta parte y dedicarse a su vida en relación con su obra.

Blotner intenta transmitir lo que fue para Faulkner escribir cada capítulo de sus novelas, cada verso, cada página de cuento; es más recomendable leer los comentarios críticos de la prensa y de fuentes académicas.

Si bien William Faulkner, eterno ermitaño y celoso de su vida privada, se hubiera negado de plano a aceptar la existencia de una biografía como esta, no podemos sino agradecer su existencia. [Dice Augusto Wong Campos en su blog].


Aquí pueden leer parte de ella:
https://books.google.com.ar/books/about/Faulkner.html?id=efc_r6Zw-08C&redir_esc=y 


Imágenes de:
Imaginando la vida de los aviadores que inspiraron a William Faulkner
Taylor Brown al mirar al pasado (que ni siquiera ha pasado)
Por Taylor Brown
Abril 21, 2022
En una de las librerías más fondas del país—Libros cuadrados de Oxford, Mississippi: una pequeña caja de sombras cuelga en la pared del aterrizaje de la escalera, casi perdido en medio de los mareos de otros recuerdos literarios. En el interior hay una pequeña fotografía con la edad de William Faulkner, no el ganador de cabello gris del Premio Nobel, sino un hombre apenas fuera de su adolescencia, vestido con el uniforme de un aviador del Cuerpo Royal Flying. Su gorra voladora se coloca de manera alegre sobre su cabeza, su bastón metido contra su costado, un cigarrillo atascado en la esquina de su boca. Corta una figura ráquera junto a un trío de artefactos: una corbata regimiento a rayas, un parche de RFC alado y el boceto de un biplano de la Primera Guerra Mundial.


Descubrí la foto por primera vez en la conferencia de Oxford 2016 para el libro. Estuve de gira para mi primera novela, Tierra de otoño, cual Escribí sobre el Hub Lit, Y yo estaba en un estado extraño. Había pasado la noche anterior en un motel en algún lugar del Delta del Mississippi, enfermo de intoxicación alimentaria, y la dulce gente de Square Books me habían convencido durante el evento del libro del día siguiente con una taza de escocés y miel.

Al día siguiente, tenía una especie de resplandor posterior a la cabeza. Lo pasé explorando Oxford, incluida una inmersión más profunda en los libros cuadrados en sí, y fue entonces cuando encontré el shadowbox en la pared. A veces, las experiencias que nos sacan de nosotros mismos, del maldad, el hambre, incluso la angustia, pueden ayudarnos a ver las cosas más claramente. Sentí un parentesco extraño con el joven en esa fotografía en la pared..

Desde la edad más joven que puedo recordar, era lo que llaman un "vientre de gofres", un niño que viaja en bicicleta al aeropuerto local y se paró contra la cerca, los dedos en el alquiler de la cadena, y observaba a los aviones despegar y aterrizar. Hazlo el tiempo suficiente, y la cerca podría imprimir en tu piel, cómo los "beligratos" obtienen su nombre.

En la universidad, gravité hacia Faulkner. Ningún otro escritor que haya conocido podría ejercer tal trueno bíblico desde la punta de su pluma, llamando a las historias familiares y sagas generacionales con tal poder. Los rayos parecían parpadear en sus libros, conduciendo directamente al sangriento legado del sur. Parecía levantar raros raros góticos del mapa de su ficticio condado de Yoknapatawpha, un "sello postal" impreso en sus libros, visto como de una cabina de una cabina.

Creo en el poder de los antepasados, de aquellos que han venido ante nosotros. Si existen de alguna manera metafísica, o solo en nuestras propias mentes, esto no me importa.
Además, descubrí que el trabajo temprano de Faulkner estaba lleno de "aviones" y aquellos que vivían entre ellos: aviadores, granuladores, paracaidistas. Aprendí que Faulkner también había sido una vientre de gofres, al menos metafóricamente, ya que creció durante los primeros días de vuelo, una época de pistas de aterrizaje de hierba y desembarques de corral. Pero fue chamuscado con el sueño de alas desde una edad temprana. Sentí un parentesco secreto, como si él y yo compartimos un sueño o deleite esotérico.

Aquí estaba ese sueño nuevamente, brillando de una pared en la ciudad natal de Faulkner. El fuego estaba encendido. Tenía que saber más. Recogí Joseph Blotner Faulkner: una biografía—Un tomo de tres volúmenes que se sintió como abrir un viejo tronco en el ático de Rowan Oak, donde podría buscar pistas sobre esta parte de la vida del hombre. En ese libro y las memorias de sus hermanos, pilotos, todos, comencé a descubrir historias como artefactos de un mundo perdido.

Aprendí que un "globo" se había estrellado en la casa familiar cuando Faulkner era un niño, justo encima del gallinero. Más tarde, construyó una máquina voladora con los beanpoles de su madre y envolviendo papel y se lanzó a un acantilado detrás de la casa. Aprendí que había dejado a Oxford como un adolescente con el corazón roto durante la Gran Guerra y se fue a Canadá para convertirse en un piloto de la Fuerza Aérea Real, afectando a un acento británico, agregando un "U" al apellido de la familia Falkner y forjando una recomendación de un vicario inglés, un hombre al que llamó "Reverendo Sr. Edward Twimberly-Thorndyke" (no es necesario).

Aunque seguiría siendo dudoso si recibió sus alas en Cadet Wing, volvería a casa a Oxford con el uniforme azul en polvo de un aviador de RFC, afectando una cojera de un accidente y diciéndole a la gente que tenía una placa de metal en la cabeza—la única medalla que me dieron, amigo.

Parecía una inocencia en su sueño de volar, en sus cuentos de bucle de bucles y aterrizajes de choque, escenarios que se dirigieron directamente a su trabajo. Sus pecados parecían los de adorno, amplificación, su imaginación demasiado grande para la realidad bien fundamentada. Debido a la superficie, aprendería, su aspiración explosiva para volar puede haber sido gemelada con el deseo de escapar de las dificultades del suelo: angustia y dolor, problemas financieros y críticos: los bordes oscuros y agudos de la vida como artista, garabateando en una habitación oscura en una casa fría, tratando de escribir su camino en algún tipo de calor o seguridad. Oh, aquí había realidades que sabía muy bien.

En el capítulo 36 de la biografía de Blotner, supe que había ido a Nueva Orleans en 1934 para la apertura del aeropuerto de Shushan. Esta obra maestra de Art Deco fue promocionada como el nuevo "Hub Air of the Americas", y las ceremonias de apertura tuvieron lugar durante Mardi Gras, incluidas las carreras aéreas, la tormenta de graneros, el ala y mucho más. Un párrafo me mostró desde la página:

Cuando apareció en la madrugada del domingo por la madrugada de los Bradfords, [Faulkner] parecía voraz y se quedó. Después de consumir un gran desayuno, lanzó lo que le pareció a Mary Rose una historia de pesadilla desarticulada de aceptar un viaje de dos motociclistas, un hombre y una mujer. Eran aviadores en el encuentro, y él se había unido a ellos para beber, volar y cargar.

¿Quiénes eran estos aviadores cuyas historias se cruzaban con Faulkner's?

Aquí estaba la puerta abierta, la cabina que espera, la historia pidiendo ser contada. Esos dos aeronáuticos me llegaron rápidamente, nacidos completamente en la página. Estaba Della el atrevido, una joven, huérfana, cuyas tías la empujaban a casarse con el primer pretendiente de solventes a raíz del accidente del mercado de valores de 1929. Y estaba Zeno, un as de la Segunda Guerra Mundial que se había convertido en un tormentero de granero en los años posteriores a la Gran Guerra, realizando acrobacias que desafían la muerte para los centavos de los gordas y los cortacéspedes en todo el sur rural, un hombre cuyo padre había sido un "globo itinerante".”

Aunque el amor de Della y Zeno ardía brillante, vieron sus perspectivas que se atenúan a su alrededor. Ya habían desafiado la muerte durante demasiado tiempo, viviendo en el ala. Hora alta para dirigirse al oeste, volar para California y Hollywood, donde los cineastas como Howard Hawks y Howard Hughes estaban haciendo las grandes epopeyas aéreas—Patrulla del amanecer y Ángeles del infierno, entre otros, y se necesitaban pilotos y artistas. Pero, ¿podría su enfermo Curtiss Jenny Biplane sobrevivir a un vuelo tan a campo traviesa? ¿Podrían ellos??


Al escribir la historia, a menudo sentía como si estuviera atado en la cabina de una máquina voladora, viendo el mundo como lo harían, viendo a los aeronáuticos luchar hacia el oeste mientras Faulkner ascendía lentamente de su propia eclosión de la angustia temprana y la desaprobación, tomando vuelos, las historias que se acercaban hacia una reunión casual en esa ciudad de New Oleans Fated New Orleanss.

Pasé semanas en la ciudad tropical, me quedé en la "casa trasera" de un amigo en la novena sala y montando mi bicicleta por todo el lugar, explorando las viejas guaridas de Faulkner. Pirate Alley, Faulkner House, los diversos inmersiones y cafeterías que frecuentó. Escribí con fiebre.

De alguna manera, sentí que la escritura me mantenía vivo. Mi primera novela había sido publicada: ¡mi sueño! Pero me dolía por dentro. Había pasado toda mi vida adulta trabajando para convertirme en un novelista publicado, más de una década de escritura disciplinada, rechazo y sacrificio, viviendo una existencia casi monástica a veces, y después de lograr este sueño, me sentí profundamente solo..

Sabía que Faulkner se había enamorado de una joven artista llamada Helen Baird en Nueva Orleans, llegando a escribirle un libro de sonetos, solo para ser aplastado cuando rechazó su propuesta de matrimonio. Sabía que había caminado estas mismas calles y callejones con su corazón roto en el pecho, y a veces caminamos juntos. No me da vergüenza admitir que en los próximos meses, cuando me enfrentan a ciertos desafíos de corazón o carrera que sabía que lo entendería, envié una citación para obtener ayuda. Recé a Faulkner.

Creo en el poder de los antepasados, de aquellos que han venido ante nosotros. Ya sea que existan de alguna manera metafísica, o solo en nuestras propias mentes, esto no me importa. Los mantenemos vivos y hacen lo mismo por nosotros. Como dijo Faulkner: "El pasado no está muerto. Ni siquiera ha pasado.

A mí, Chalecos Se convirtió en un libro no solo sobre lo que es hacer las cosas de grandes historias, realizar hazañas de coraje y amor que desafían la muerte, como lo hacen Della y Zeno, sino lo que es escribir tales historias, atrezándose a poner el corazón en el corazón en alto para que todos lo vean. Oh, volar al mundo de la historia y la imaginación, volando entre grandes catedrales de nubes, y luego regresar al suelo, una angustia cada vez. Una aparente caída de gracia. Pero nos levantamos, ¿no? Nos cepillamos, dejamos que nuestras heridas sanen, y luego miramos nuevamente al cielo.


Taylor Brown Chalecos está disponible ahora a través de St. Martin's Press. 




Taylor Brown creció en la costa de Georgia. Ha vivido en Buenos Aires, San Francisco y las montañas del oeste de Carolina del Norte. Su ficción ha aparecido en más de veinte publicaciones, incluidas The Baltimore Review, North Carolina Literary Review, Storysouth y Southwest Review. Recibió el Premio Montana en Ficción y fue finalista tanto en el concurso de ficción de Machigonne como en el Premio de Ficción Doris Betts. Un Eagle Scout, vive en Wilmington, Carolina del Norte.

“Un amor conflictivo e imperfecto.” Jesmyn Ward sobre William Faulkner Mientras agonizo
“Me di cuenta de que era pariente al contar esta historia complicada y compleja que es Mississippi.”

Por Barrio Jesmyn

10 de marzo de 2025

Leí Faulkner por primera vez en la escuela secundaria, cuando uno de mis compañeros de clase informó que era su escritor favorito. Cada uno de nosotros tenía que hacer lo mismo; Había pasado aproximadamente un año leyendo el trabajo de Gabriel García Márquez, así que hice mi informe El amor en tiempos de cólera y Cien años de soledad. Sentí curiosidad por este escritor serio y reverenciado que escribió desde nuestro estado natal de Mississippi, así que lo retomé El sonido y la furia Un día, lo abrí en una página al azar y leí, probando el libro como se prueba una sopa caliente: primero por la temperatura, y no necesariamente por el sabor.
“¿Esto le queda bien?” Me pregunté. “¿Puedo hundirme en este mundo?”

Me pregunté esto porque sabía que cada libro exige una cierta cntidad de flexibilidad y voluntad del lector para seguir a los personajes en el mundo del libro, para asimilar las palabras a medida que avanzan hacia la historia

“Sí,” pensé, “puedo.”

Sabía que Mississippi otorgaba regalos en la cosecha, pero también estaba condenado como un viejo dios por las inundaciones, la lluvia y el viento.
Leí algunas líneas más, pero aunque el ritmo de las palabras me adormeció, la prosa me rechazó. Regresé al principio del párrafo, tratando de orientarme mientras saboreaba el sabor de la historia revelándose, pero no pude. Faulkner, al parecer, requería mucho trabajo. No estaba listo para analizar cada párrafo, cada oración, cada línea, para caminar con estos personajes en su Mississippi. Esto continuó con intentos posteriores. Había una especie de muro invisible entre la obra de Faulkner y yo. Después de luchar a través de la zarza de su prosa hasta sus personajes y su lugar, no reconocí su Mississippi, ni a la gente ni al lugar que los creó.


Cuando tenía poco más de veinte años, vivía en la ciudad de Nueva York y trabajaba en la publicación de libros, lo intenté de nuevo. Bajo la guía de un amigo que leía mejor, estaba intentando leer clásicos que me había perdido en la escuela secundaria y la universidad, todo en un esfuerzo por comprometerme a aprender a ser un mejor escritor. Entendí vagamente que uno tenía que aprender a leer como escritor, a evaluar cómo trabaja un autor, cómo construye la historia y luego imitar eso en su propio trabajo en una especie de aprendizaje.

En esta lectura posterior de El sonido y la furia, mi comprensión floreció. Podría seguir los distintos puntos de vista. La prosa ya no parecía luchar contra mí con tanta fuerza y podía comprender la acción básica en la página. Me sentí un poco más cerca de los personajes y sus tribulaciones. Sentí simpatía por Caddy, Quentin y Benjy, todos ellos frustrados en sus esfuerzos por interactuar y entenderse entre sí. Pero la representación de los sirvientes de la familia, que son negros, me expulsó nuevamente de la narrativa y reprendió una respuesta emocional al texto. Busqué ecos de los negros de Mississippi que conocía en la familia de Dilsey, en su habla, sus gestos o su sensibilidad emocional, pero no los encontré. Reconocí la maestría en el ritmo de los párrafos de Faulkner, su interpretación de los Compson’, sus ricas vidas emocionales internas, su uso del lenguaje figurativo, pero no me encantó el libro.En ese momento de mi vida, la lectura todavía no lograba resonar.

Después de unos años de leer a Dante y Morrison, Hemingway y Barnes, escribí un cuento pasable y me matriculé en el programa MFA de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. Mientras estuve allí, decidí tomar un curso de Imitaciones con Nicholas Delbanco, en el que leímos a grandes escritores como Virginia Woolf, Malcolm Lowry y Ford Madox Ford, evaluamos sus estilos de prosa y luego intentamos escribir piezas cortas de ficción que imitaran sus métodos de prosa. Faulkner estaba en el programa de estudios Mientras agonizo. Yo tenía entonces veintitantos años. Dudaba que pudiera escribir algo que imitara con éxito a Faulkner, porque sabía lo técnicamente complicado y brillante que era: lo recordaba mucho de El sonido y la furia. Aún así, lo intentaría. Y entonces compré una versión de bolsillo de Mientras agonizo y comenzó a leer.

Cuando Darl —el brillante, perceptivo y loco Darl— describe el destartalado algodonero, cuando dice: “Cuadrado, con un techo roto colocado en un solo paso, se inclina en un estado de ruina vacío y brillante a la luz del sol, una sola ventana ancha en dos paredes opuestas,” era como si estuviera caminando con él por ese campo, y se detuvo y me detuvo con su brazo, y me pidió que mirara. El momento se sintió íntimo. Por invitación de Darl, no sólo vi sino que reconocí lo que vi. Reconocí ese Mississippi, reconocí la belleza de ese lugar, que Darl representa una y otra vez. Al describir la tormenta que se acerca, dice: “El sol, a una hora sobre el horizonte, está preparado como un huevo ensangrentado sobre una cresta de truenos; la luz se ha vuelto cobre: en el ojo portentosa, en la nariz sulfurosa, con olor a relámpago.” Esto también me resultaba familiar.Había crecido en el extremo inferior del estado, en un paisaje desgarrado por ríos y densamente arbolado, donde mis padres se habían ganado la vida durante décadas, plantando y cosechando, perdiéndolo todo cada treinta años aproximadamente cuando monstruosos huracanes nos arrasaban. Sabía que Mississippi otorgaba regalos en la cosecha, pero también estaba condenado como un viejo dios por las inundaciones, la lluvia y el viento.
Reconocí la fuerte presión de la pobreza, la marcha implacable de años pasados en el borde de una zanja profunda, a segundos de caer y ser arrastrados hacia el mar por la escorrentía. Genera un estrés constante, en el que uno siempre es consciente en su propio cuerpo de dinero, o mejor dicho, de la falta de él: camina con una tensión perenne. La pobreza da frutos en las encías enfermas de papá, desprovistas de dientes que no puede permitirse mantener en la boca. Da frutos en Addie, desgastada por años de enfermedades y dolencias no tratadas, la inflamación y la desnutrición proliferan hasta que ya no puede levantarse de la cama. Sentí la desesperación de Dewey Dell mientras se obsesiona con el dinero que lleva, el bebé secreto que no quiere tener y que la condena a una vida de pobreza más profunda. Ella guarda el dinero que La fe le dio para un aborto con cuidado y fiereza, sólo se lo entregó a su terrible padre después de una pelea polémica. He sido testigo de cómo la escasez de dinero da frutos en mi propia vida y en la de mis seres queridos: cómo florece en la gota, la diabetes, el glaucoma, la presión arterial alta, el colesterol alto o la mortalidad infantil. Cómo nos apresura a la enfermedad, a la tumba.

Quizás tantos grandes escritores nacen de este estado porque este lugar nos ha dotado del temperamento particular que exige que seamos testigos tanto del dolor escandaloso como de la belleza escandalosa.
Puede que Darl estuviera completamente loco, pero su presencia en la página me habló como un aspirante a artista hecho en Mississippi. La gente a menudo me pregunta por qué tantos escritores grandes y elogiados salen de Mississippi, y nunca tengo una respuesta satisfactoria para ellos. Lo máximo que normalmente puedo lograr es encogerme de hombros y sonreír, pero volviendo a Darl y Mientras agonizo produce una respuesta medio formada e inarticulada. Tal vez muchos grandes escritores nacen de este estado porque este lugar nos ha dotado del temperamento particular que exige que seamos testigos tanto del dolor escandaloso como de la belleza escandalosa de Mississippi. Tal vez todos compartimos el mismo horror y asombro por cómo ambos están tan estrechamente entrelazados aquí, cómo parecen crecer a partir de la misma raíz como un roble zarigüeya y un roble español, uno de corteza negra y propenso a pudrirse y romperse, el otro emplumado en pequeños helechos verdes y un mosaico de musgo.

En esta lectura posterior de Mientras agonizo. Reconocí la necesidad de estar quieto, de estar consciente y de representar arte del mundo que me rodea como lo hace Darl. Darl es un artista. Darl es un vidente. Darl es un profeta. Pero ¿no somos todos videntes aquí, mientras lloramos y arrebatamos arte del mundo que nos rodea, mientras gritamos nuestras historias hacia el cielo, invitando a los oyentes a empatizar, a abrazar la cautela, a dar testimonio de lo bello y lo terrible a la vez?

Por supuesto, mi lectura de la obra de Faulkner no fue del todo fluida. Cuando uno de los personajes describió la pierna infectada de gangrena de otro como si se pareciera a “el pie de un negro”, me expulsó de la narrativa. Me recordaron que los Bundren habrían interactuado con personas que se parecían a mí y se sentían superiores a nosotros, incluso mientras arrastraban el cadáver podrido de su pobre matriarca por todo un condado. Que aunque su experiencia del mundo era tan rica y compleja y no estaba limitada por su falta de educación o por lo articulados que eran en el diálogo, todavía estaban cegados por el mito de su tiempo, el mito de la supremacía blanca. Me recordaron que este mito no les habría permitido sentir ninguna empatía por personas como yo,y que fue precisamente esta carencia la que debe haber perseguido a Faulkner en sus intentos de dejar a las personas de ascendencia africana enteras en la página.

Y, sin embargo, creo que Mientras agonizo, en muchos aspectos, fue uno de los libros fundamentales en mi vida como escritor. Me enseñó a apreciar el ritmo, la fluidez y el desafío en prosa. Me enseñó que los personajes no necesitaban estar limitados por el punto de vista o por el lugar: la experiencia de una persona podía ser tan profunda, tan inescrutable, tan llena de misterio, como un cielo nocturno brillante y repleto de estrellas. Me enseñó que el punto de vista del presente en primera persona podía ser tan inmersivo, poderoso y profundo como su primo más popular, la tercera persona. Llevé todas estas lecciones conmigo junto con un nuevo amor por Faulkner, un amor conflictivo e imperfecto—, pero un amor, sin embargo, porque me di cuenta de que era pariente al contar esta historia complicada y compleja que es Mississippi.

William Faulkner era realmente malo siendo cartero
Menos mal que tenía otros talentos
Por Templo de Emily
25 de septiembre de 2018

En 1921, William Faulkner, de 24 años, había abandonado la Universidad de Mississippi (por segunda vez) y vivía en Greenwich Village, trabajando en una librería—, pero se estaba inquietando. Finalmente, su mentor, Phil Stone, un abogado de Oxford, dispuso que lo nombraran director de correos en la escuela que había abandonado recientemente. Le pagaron un salario de 1.700 dólares en 1922 y 1.800 dólares en los años siguientes, pero no está claro cómo consiguió ese aumento, porque según todos los indicios era excepcionalmente terrible en su trabajo. “Obligé a Bill a aceptar el trabajo por su propia declinación y negativa”, dijo Stone más tarde, según la biografía de David Minter. “Fue nombrado el director de correos más maldito que el mundo haya visto jamás.”



Faulkner abría y cerraba la oficina cuando le apetecía, leía revistas de otras personas, tiraba todo el correo que consideraba sin importancia, jugaba a las cartas con sus amigos o escribía en la parte de atrás mientras los clientes esperaban afuera. Un cómic en la publicación estudiantil Señorita En 1922 se mostró una fotografía de Faulkner y la oficina de correos, llamándola “Club de Postgrado. Horas: De 11:30 a 12:30 todos los miércoles. Lema: Nunca entregues el correo a tiempo. Objetivo: Desarrollar directores de correos entre cincuenta estudiantes cada año.”

Eudora Welty, la otro El mayor escritor de Mississippi del siglo XX, describió su mandato de esta manera:

Imaginemos que aquí y ahora todos estamos en la antigua oficina de correos de la universidad y vivimos en los años ’20’. Hemos subido a la ventanilla de sellos para comprar un sello de 2 céntimos, pero no vemos a nadie allí. Golpeamos y luego golpeamos, y luego golpeamos de nuevo y no hay ningún sonido ahí atrás. Entonces gritamos su nombre y por fin aquí está. Guillermo Faulkner. Lo interrumpimos.... Cuando debería haber estado colocando el correo y vendiendo sellos en la ventana de adelante, estaba fuera de la vista en la parte de atrás escribiendo poemas líricos.

De alguna manera logró conservar su puesto durante tres años, a pesar de prestarle la menor atención posible. Pero en septiembre de 1924, fue revisado por un inspector de correos de Corinth, Mississippi, y La reseña no fue buena:


“Se han presentado los siguientes cargos contra usted como director de correos en la Universidad de Mississippi”, escribe el inspector.

1. Que usted descuida sus deberes, ya que es un lector habitual de libros y revistas, y parece reacio a dejar de leer el tiempo suficiente para esperar a los clientes; que tiene un libro impreso en este momento, la mayor parte del cual fue escrito mientras estaba de servicio en la oficina de correos; que algunos de los clientes no confiarán en usted para reenviar su correo, debido a su descuido pasado y estos clientes hacen que sus vecinos les reenvíen lo mismo mientras están de vacaciones; que usted no ha reenviado ni manejado adecuadamente el correo de varios clientes de la oficina . . . que ha cerrado la caja de John Savage y otros después de que ellos habían pagado el alquiler de su caja y usted los había recibido; que devolvió el paquete COD No. W22705, de John Ward, Mens Shoes, Nueva York, dirigido a H. E. Ray Jr.,después de haberle dado un pedido en persona y haber dejado diez centavos en dinero para reenviárselo en 924 Filmore Street, Corinth, Mississippi, y usted le notificó el envío y él le envió el envío desde Corinth según su pedido, sin embargo, el paquete fue devuelto a los remitentes marcados “no reclamados”

El inspector continúa acusando a Faulkner de varias fallas, incluyendo no entregar cartas, maltratar correo de todo tipo, permitir “personas no autorizadas” ingresar a la oficina, y escribe que ha escuchado informes de cómo Faulkner es “indiferente a los intereses de los clientes, insocial, rara vez habla [haciendo] hablar con los clientes de la oficina a menos que sea absolutamente necesario; que no prestes la debida atención a la oficina, abriéndola y cerrándola a tu conveniencia; que te puedan encontrar jugando al golf durante el horario de oficina,” y “que hayas tirado el correo . . . en el cubo de basura junto a la entrada lateral, cerca de la puerta trasera . . . que esto se ha vuelto algo tan común que algunos clientes han ido a este bote de basura a buscar sus revistas, en caso de que no estuvieran en sus cajas cuando las buscaban.”

Para finalizar, el inspector informa a Faulkner: “Por favor, avíseme por escrito, dentro de los cinco días a partir de esta fecha, indicando si los cargos son ciertos, en parte o en su totalidad, y muestre la causa, si la hubiera, por la cual no debería ser destituido. No recibir una respuesta en este tiempo prescrito se considerará como prueba de que no tiene defensa que ofrecer y se tomarán las medidas correspondientes.”

En respuesta (aunque claramente no en cinco días), Faulkner envió esta carta:


Mientras viva bajo el sistema capitalista, espero que mi vida esté influenciada por las demandas de la gente adinerada. Pero me condenarán si me propongo estar a las órdenes de todo sinvergüenza itinerante que tenga dos centavos para invertir en un sello postal.

Ésta, señor, es mi renuncia.

Claramente no estaba destinado a ser así. Pero en 1987, el Servicio Postal de los Estados Unidos emitió un sello postal conmemorativo de 22 centavos con la imagen del escritor, diseñada por Bradbury Thompson y basada en un retrato de Murray L. Goldsborough. “Es como si el Servicio Postal de los Estados Unidos lo hubiera perdonado por el correo que había perdido en el barril de basura a la luz de sus probados desiertos en otros campos” Welty dicho en ese momento. Muy caritativo de su parte.




Entrada destacada

La literatura total: Mi canon en Babel

"Tengo una historia en mente que espero escribir antes de morirme. No tendrá casi nada de dureza en la superficie. Pero la actitud d...